Pinel liberó a los enfermos mentales de sus cadenas pero llenó las cárceles de locos y el Sena de cadáveres. @pacotraver
La psiquiatría es una disciplina joven y más joven aun es la palabra “psiquiatra” heredera de un quehacer mucho más antiguo que se llamó, “alienista”. Los alienistas son aquellos doctores especialistas en la alienación.
Como casi todos los conceptos en los que hoy creemos a pies juntillas, la psiquiatría nació en la Ilustración, en aquel siglo XVIII francés donde se fraguó la modernidad tal y como la entendemos hoy.
En aquel tiempo la batalla de las ideas estaba presidida por una ciencia emergente y la teología. Qué es de Dios y qué es del hombre era el quehacer de los hombres de ciencia y de sus vigilantes Torquemadas siempre dispuestos a exorcizar lo nuevo, a todo aquello que pudiera ser disonante con las creencias religiosas y con el dogma. Los científicos que acabaron sus días en la hoguera acusados de herejes es demasiado larga para enumerarlos aquí, baste que el lector recuerde la “apostasía” de Galileo, obligado a renunciar a lo que había visto con sus propios ojos o a Descartes que se vio casi obligado a separar las cosas del alma y las del intelecto profundizando así en la dichosa dualidad. Ambos salvaron la vida.
Pero la revolución francesa trajo consigo nuevas ideas y nuevos desafíos para la sociedad entera. El naturalismo de Condillac impregnó la ciencia y con él la idea de que la locura no respondía a causas misteriosas o pecados de una estirpe que había que purgar en este mundo sino que obedecía a causas naturales.
Naturalmente si yo hubiera vivido en el siglo XVIII me hubiera apuntado a esta idea: la locura tiene causas naturales como la ascitis o el infarto de miocardio. Hay que notar que el naturalismo de Condillac nació por oposición a la idea teologal de que la locura tenia causas sobrenaturales. De modo que la idea de Condillac fue en aquel momento necesaria y revolucionaria. Efectivamente la locura, la alienación mental responde a causas naturales y no a designios de Dios. Pero en este post me propongo deconstruir está idea de naturalismo y ponerla en su sitio.
En mi opinión una de las causas del escaso potencial terapéutico del que disponemos los psiquiatras de hoy es habernos fiado demasiado -todo- al naturalismo.
Es por eso que en Paris, en una de aquellas instituciones llamadas “manicomios” no tardaría en emerger una idea nueva: la locura tiene causas naturales del mismo modo que las enfermedades físicas.En realidad el término de enfermedad mental es bastante reciente y cabe atribuírselo a Jules Séglas, un alienista francés que vivió desde 1856-1939 y que junto a Chaslin fue la ultima generación de médicos que ocuparían puestos de alienistas de Hospitales, en adelante ya no habría mas alienistas sino psiquiatras o neurólogos al haber podido introducir en el cuerpo médico y social la idea de que las enfermedades mentales no eran alienaciones tal y como se las venia considerando históricamente sino enfermedades similares a las médicas. ahí empezó a hablarse de enfermedad mental y los alienistas convertidos en psiquiatras.
La idea de que la enfermedad mental era una enfermedad como otra cualquiera se reforzó mucho cuando Bayle descubrió a través de necropsias que la causa de la megalomanía sifilítica era la espiroqueta. Un hallazgo excepcional, una hallazgo con hueso en palabras de Julio Sanjuan. Pero seria el primero y el último. Así y todo es muy interesante conocer algo más sobre la neurosífilis y qué hemos aprendido de aquella epidemia.
Desde entonces no ha habido en psiquiatría ningún hallazgo con hueso que nos aporte algún tipo de conocimiento sobre la causa o causas de las enfermedades mentales. Es verdad que ha habido avances pero más enfocados a la asistencia que a las causas de las enfermedades. Ha habido avances muy positivos que han cambiado la vida de los enfermos mentales, como por ejemplo el litio, los antipsicóticos y los antidepresivos, todos ellos descubiertos por casualidad y no siguiendo ningún protocolo de investigación. Sin embargo hoy nuestra especialidad se encuentra en una encrucijada:
- No aparecen nuevos psicofármacos realmente innovadores y la teoría de las monoaminas está cada vez más desacreditada.
- La investigación genética parece adentrarse en un galimatías, a cada hallazgo de corresponde la apertura de un panorama más complejo. Y los investigadores han llegado a una decepcionante conclusión: los genes candidatos para las grandes psicosis como la esquizofrenia parecen haberse estancado.
- El publico en general es cada vez más critico con la psiquiatría y con las leyes que tratan de proteger a los pacientes mentales a través del internamiento forzado con o sin tutela judicial. Parece haberse abierto una brecha en esta decepción, un bucle melancólico: la negación de la enfermedad mental como una realidad biológica compleja, atribuyendo toda la causalidad a la exclusión social o a los mismos tratamientos psiquiátricos o constructos diagnósticos tal y como sucede con el TDH. Según esta manera de pensar la enfermedad mental no existe sino tan sólo intereses industriales. Aquí hay un post donde relacioné el TDH con la vida y la educación actuales junto con las creencias en que se basan
- La psiquiatría y los psiquiatras siguen estando estigmatizados, tanto o más que los propios enfermos mentales. Sólo así puede entenderse que la depresión no logre alcanzar las mismas inversiones que se destinan al cáncer aun reconociendo su prevalencia y la oscura predicción de que los trastornos depresivos serán en el futuro tan frecuentes tal que 1 de cada 4 personas los padecerán a lo largo de la vida. (350 millones de personas están hoy afectadas en todo el mundo)
- La psiquiatria es una disciplina débil epistemológicamente hablando y lo es precisamente por haber abrazado el paradigma biomédico sin condiciones. La idea jasperiana de que no puede haber psiquiatría sin filosofía o literatura (narrativa) ha sido borrada del mapa del conocimiento y sustituida por la idea de que no puede haber psiquiatría sin serotonina o neuroimagen.
- Una idea que no sólo ha penetrado en la psiquiatría sino que por desgracia ha fascinado tanto a los psicólogos como a los psiquiatras. Hoy cuando hablas con un psicólogo científico tienes la impresión de que estás hablando con un médico de baja calidad de resolución (pues no pueden prescribir fármacos). Ignorando la epistemología de su disciplina: el conocimiento de uno mismo, ese es el paradigma de la psicologia, un paradigma que se perdió en la deriva de las ideas post ilustración.
En conclusión: la debilidad epistemológica de la Psiquiatría se debe a varios factores: 1) la idea de que las enfermedades mentales son enfermedades como las demás. 2) la no-resolución del problema mente-cerebro 3) la equivalencia reduccionista que iguala las enfermedades mentales a enfermedades del cerebro 4) El estigma que sobrevuela sobre lo mental y la locura 5) la escasa inversión en investigación sobre las enfermedades mentales 6) La escasa investigación, experimentación y evidencia sobre terapias no físicas.
En el próximo post me propongo profundizar un poco más sobre qué entiendo por investigación en esta materia que llamamos Salud mental, un término ambigüo que por si mismo parece querer ocultar el objeto de su investigación: la locura