Nuestros mensajes culturales predominantes sobre el estado de ánimo, están empeorando la epidemia de depresión. (Rottemberg)
Depresión y expectativas de felicidad.-
Decía Séneca que todos aspiramos a ser felices pero que resulta muy dificil definir en qué consiste la felicidad y el modo de alcanzarla. En realidad la “felicidad” es una abstracción e individualmente sólo podemos formularla como algo concreto: aspirar a ciertos estados mentales felicitarios de caracter inaprensible y que son modificados continuamente por la experiencia del deseo.
Por lo general evaluamos la felicidad como un bien consumible al que tenemos derecho y -en una constante evaluación de costes/beneficios- la perseguimos siguiendo el rastro de los consensos sociales: siempre gana lo imaginario sobre lo simbólico, una utopía porque cualquier cosa que persigamos imaginariamente siempre será mejor que la realidad fáctica de las cosas. La gente aspira a la felicidad sin caer en la cuenta de que “la calidad de vida” es siempre preferible por ser algo concreto a la busqueda de la felicidad que es siempre abstracta y de alguna manera es construida socialmente a través de expectativas irrazonables.
Las personas concretas suelen sacrificar su calidad de vida persiguiendo esa zanahoria que es la felicidad y que en ultima instancia es un mito tal y como nos cuenta el Profesor Bueno a través de sus teselas y en este video:
El mayor hallazgo con respecto a la felicidad es pues el desengaño de que la felicidad no puede llegar a obtenerse. La mayor felicidad es saber aburrirse, apasionarse con el aburrimiento, tolerar el aburrimiento y sublimarlo creativamente.
Depresión y sueño.-
Nuestra especie es una especie homeoterma y circadiana. Significa que somos capaces de autoregular nuestra temperatura corporal y que dependemos tanto del oxigeno, como de la luz. Nuestra especie vive y está cableada para “escalar” por la mañana y “desescalar” por la noche. Actividad y reposo se sincronizan con la luz del dia y la oscuridad de la noche.
Esto fue asi, mientras no hubo luz artificial. ¿Pero qué sucede ahora?
La primera cuestión es que las condiciones de iluminación modernas están desincronízadas con la evolución de nuestros estados de ánimo y es suficiente para engañar al cerebro y a nuestro reloj biológico y retrasar el sueño. Lo que tiene consecuencias importantes en nuestra economia psiquica: dormimos 1,5 horas menos ahora que en 1900.
No es de extrañar pues que ese retraso de fase junto con la imposición de horarios laborales genere una legión de insomnes y ciudadanos agotados entre el personal de nuestro tiempo. Dormimos poco y mal en el sentido de que no estamos sincronizados con la luz y nos llevamos preocupaciones a la cama, si a eso añadimos que nuestros trabajos son en entornos de escasa iluminación natural y que prácticamente no hacemos ninguna actividad al aire libre ya tenemos otra consecuencia: bajos niveles de vitamina D que precisa de la radiación ultravioleta para sintetizarse y que es probable que tengan relación con nuestra tendencia tanto a la depresión como a la obesidad.
La cosa, sin embargo no mejora en los fines de semana puesto que nuestro organismo no puede adaptarse al ocio que muchas veces nos imponemos para “cargar pilas”. Si a eso unimos la nocturnidad en que se desarrollan nuestras actividades de “liberación del estrés” llegaremos a la conclusión de que los fines de semana no hacen sino complicarnos la vida con nuevos desajustes de fase que se saldarán con un lunes de agotamiento y fatiga.
Divertirse es agotador.
Ya no sabemos descansar tal y como conté en este post relacionado con aquello que antes se llamaba “convalecer”, un remedio barato e hipocrático que nadie cumple.
Depresión y gestión de la responsabilidad individual.-
No cabe ninguna duda de que vivimos en un entorno que favorece el individualismo, lo que es lo mismo que decir que los relés de inhibición de conductas -a nivel intrapsiquico- más importantes son la empatía y la culpa. Entiendo la responsabilidad individual como un derivado laico de la culpa. Dicho de otra manera existe una correlación entre “ser responsable” y la tendencia a la depresión. Ningún psicopata se deprime.
Hoy ya no es la culpa religiosa la que nos machaca por dentro sino la sensación de “no dar la talla”. de no esforzarnos lo suficiente, Una sensación de incompetencia recorre nuestra vida lo que requiere nuevos esfuerzos de negación.
Y de una gestión inteligente de la responsabilidad.
Depresión y realismo.-
Bibliografía.-
Sloman, L. & Price, JS (1987) Desescalar (subrutina rendimiento) y depresión humana: mecanismos próximos, contextuales y Etología. Sociobiología, 8, 99 (S) -109 (S).
Watt DF, Panksepp J. Depression: An Evolutionarily Conserved Mechanism to Terminate Separation Distress? A Review of Aminergic, Peptidergic, and Neural Network Perspectives. Neuropsychoanalysis 2009; 11:7-51.
Price JS, Sloman L, Gardner R, Gilbert P, Rohde P (1994). The social competition hypothesis of depression. Br J Psychiatry; 164: 309–15.