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El efecto cenicienta

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cenicienta

Margo Wilson y Martin Daly son una pareja de investigadores canadienses que siempre aparecen juntos como Lennon y Mc Cartney y de los cuales ya he hablado en este blog, sobre todo de sus trabajos -en clave evolucionista- sobre los celos. Los autores, que han llevado a cabo grandes y laboriosos trabajos de investigación en cohortes muy extensas de población escribieron un libro que recientemente ha sido publicado en español por la editorial Critica. El libro que se titula “La verdad sobre Cenicienta” y se subtitula “Una aproximación darwiniana al amor parental” (1998-2000), recoge gran parte de sus investigaciones sobre violencia familiar, que es el area de su especialidad y sobre todo contiene un párrafo en su cubierta que es de alguna manera el resultado final de su investigación:

“El factor de riesgo mas grave descubierto hasta hoy en el maltrato de niños es la convivencia con un padastro ouna madastra”.

De manera que este post podria terminar aqui si no fuera porque esta historia de madastras y padastros precisa de alguna explicación.

Cenicientas.-

La Cenicienta que ha llegado hasta nosotros es en realidad un cuento de Charles Perrault que en realidad es una narración universal que se ha versionado en todas las culturas desde China, hasta Medio oriente, Escandinavia, Italia y Japón, lo que señala en la dirección de que Cenicienta está contando un universal. Concretamente habla de la rivalidad fraterna y del nepotismo amoroso de las madastras, de la ausencia del padre, de la explotación infantil y de la redención a través de amor, del amor de un principe que es al fin el que libera a Cenicienta de su yugo doméstico.

[Algo asi sucede también en Los Miserables con la pequeña Cosette que es adoptada por Thenardier y explotada hasta el paroxismo hasta que Valjean la rescata de su suerte. Vale la pena volver a  Los Miserables para recordar esta escena].

Del cuento de la Cenicienta no voy a hablar por considerarlo lo suficientemente conocido por todos salvo para remarcar dos cuestiones: el padre de Cenicienta queda viudo con una hija a su cuidado y su nueva esposa tiene dos hijas propias. Ambos no tienen hijos en común. Esta cuestión no es baladí porque permite predecir incluso la probabilidad de divorcio.

Una simulación.-

Supongamos que
1)Juan es un hombre divorciado que tiene 2 hijos del primer matrimonio con Marta. Juan se casó con Maria, su matrimonio actual y no tiene hijos.
2) Marta la primer mujer de Juan se ha vuelto a casar con Manuel y tienen una hija de ambos.
¿Qué matrimonio tiene mayor riesgo de divorcio?

Gary Becker fue un economista de la escuela de Chicago que llegó al Nobel como Dylan y que escribió un libro donde analizaba los emparejamientos y los incentivos costes-beneficios de los padres y madres con sus hijos genéticos y con los adoptivos. En concreto estudió el coste/beneficio de criar hijos propios y los de familias reconstituidas investigando la edad de la madre, y otras variables económicas desde una perspectiva a medio camino entre la economia y la psicologia evolucionista. Diseñó un algortimo que le permitia predecir qué parejas tenian mas probabilidades de divorciarse y segun su análisis la variable critica es tener un hijo en comun, de modo que en el ejemplo anterior la pareja con más riesgo de divorcio seria la de Juan con Maria. Pero hay otra variable critica y es si Maria está en edad fertil o es climáterica. Si es una mujer joven, Juan lo tiene dificil.

Naturalmente esta simulación está llevada a cabo en entornos de actualidad donde las familias reconstituidas los son por divorcio y parece predecirse de los resultados de la investigación de Becker que las segundas o siguientes parejas son más funcionales si tienen hijos propios. En el caso de Cenicienta no sabemos la edad de la madre y podemos intuir que el divorcio no estaba contemplado entre las posibilidades de estos actores. Ser viudo o divorciado además introduce otra variable: la expectativa de vida, no es lo mismo vivir 50 que 80 años, pues los vínculos que se establecen entre padres e hijos sucesivos no tienen la misma calidad. ¿Qué podria significar “hasta que la muerte nos separe” si vamos a vivir 130 años? ¿Alguien podria soportar a su pareja si viviéramos tanto tiempo con buena salud?

Lo cierto es que estos términos de madastras o padastros se emplean para hombres y mujeres jóvenes, Daly y Wilson afirman que la edad de la madre (de la madastra) es una variable critica en el sentido de que la edad y sobre todo el climaterio puede favorecer actitudes maternales más profundas y comprometidas. La madastra (o el padastro) malos suelen ser jovenes, es decir fértiles.

Lógicamente porque la mujer ha de hacer balance entre los recursos que reparte entre su prole, no solo la que ya tiene o es sobrevenida por la adopción, sino sobre todo por los que aun han de venir. Ser madrastra es algo sobrevenido, algo con lo que no se contaba que introduce una variable de incertidumbre en la maternidad (en realidad pseudomaternidad) y que interfiere en los planes de reparto de recursos que toda mujer hace consciente o inconscientemente.

Cualquiera de mis lectores que haya tenido la experiencia de vivir con una madrastra o un padrastro sabe intuitivamente que la atención, compromiso y cariño recibido no son los mismos comparándolos con los hijos genéticos de la madrastra o padrastro. Dicho de otra manera en las familias reconstituidas existe siempre una discriminación en cuanto al reparto de amor y dedicación a los hijos, no sólo en lo que respecta a la crianza mientras son niños sino también al apoyo y inversiones cuando ya están en la universidad. Los niños que escapan de sus hogares o los abandonan prematuramente son frecuentemente niños con una madrastra o un padrastro. Es cierto que tener una madrastra o un padrastro es mala cosa.

Los hallazgos de Daly y Wilson no estaban interesados en saber si los hijastros se sentían o no subjetivamente queridos por sus padrastros o madrastras. Lo que buscaban en realidad era saber si los malos tratos graves y el infanticidio en realidad eran más frecuentes entre este tipo de familiares o en los emparentados genéticamente ( o si era irrelevante). Para ello tuvieron que escarbar en multitud de registros incompletos, primero en USA donde llevaron a cabo la primera parte de su investigación, después de en Canada donde prosiguieron con la misma. Estos registros estaban relacionados con casos judiciales conocidos, es decir por aquellos casos de malos tratos oficiales, de los que se tenia noticia y no incluían los malos tratos leves ni tampoco los traumas de Cenicienta, es decir el sentimiento de discriminación con respecto a sus hermanastras.

Lo que encontraron excedía a la hipótesis original, no voy a dar cifras porque en cada registro encontraron unos datos que tratados estadísticamente y después de descartar variables ortogonales como la pobreza (que por si misma podría explicar los malos tratos) no dejaban lugar a dudas: los malos tratos graves, el síndrome del niño golpeado y el infanticidio eran unas 40 veces más frecuentes entre aquellos niños que tenían padrastros o madrastras que entre los que vivían con sus progenitores genéticos. También los abusos sexuales son más frecuentes entre padrastros e hijastras. Entre sus datos no se encontraban por desgracia los autores de estos crímenes o abusos, no sabemos si son las madrastras o los padrastros los que más atacan a los niños que no son suyos. Sin embargo en un articulo de hoy mismo aparece una estadística donde el autor plantea que la mayor parte de las agresiones proceden de la madre siendo sus víctimas mayormente varones.

El infanticidio en la naturaleza.-

El infanticidio es una conducta muy distribuida y frecuente y bien estudiada por los zoólogos que han hecho estudios de campo con algunos mamíferos, el caso más conocido y publicado es el caso de los leones. (Bertram 1975), aunque también se han llevado a cabo con aves, primates, murciélagos y otros.

Los leones son interesantes precisamente por su organización social, como es bien sabido son las leonas las que construyen los grupos de apego entre ellas y sus camadas, los machos vagabundean y retozan al sol esperando una oportunidad, es decir tener un amplio harén de hembras que le robarán a algún vejestorio, el resto del tiempo tienen un comportamiento errático y oportunista. Cuando derrotan al macho alfa se quedan con todo el harén de hembras y entonces es cuando liquidan a todos los cachorros que pueden de sus dominios. La razón por la que asesinan a los cachorros es porque hasta el destete de los mismos las hembras no entraran en celo otra vez y por tanto tener un harén de hembras de poca cosa le sirve al león vencedor si no puede trasmitir sus genes a la generación posterior. En realidad esta conducta está relacionada con el tiempo que una leona necesita para volver a entrar en celo y no tanto a la maldad del león.

No en todas las especies sucede lo mismo, pues se ha encontrado que en algunas aves es bastante frecuente que los pequeños que han perdido un progenitor encuentren una madre o un padre de reemplazo, sobre todo en ciertas especies donde las nidadas no dependen tanto del destete sino de los recursos disponibles estacionalmente. Cada especie tiene pues sus adaptaciones ancestrales. Y podemos afirmar que el león infanticida es el resultado de la selección natural para esa especie determinada. Un león mutante que no asesinara a todos los cachorros no lograría reproducirse o al menos lo haría con menos frecuencia, así que sus genes se extinguirían.

Naturalmente en los humanos el infanticidio no es una adaptación sino un subproducto y no lo es porque la eliminación de un hijo no proporciona por si misma ninguna ventaja reproductiva, por tanto no hay en nuestra especie -profundamente social-, y donde los intercambios entre la pareja pueden poner las cosas en una situación de equidad y de mutualidad. Es por esa razón que la mayor parte de padrastros y madrastras son funcionales y no atacan a sus hijastros.

Las ideas de Daly y Wilson son políticamente incorrectas y han sido criticadas por ciertos investigadores que aducen que sus hallazgos pueden estigmatizar a padrastros y madrastras y que Cenicienta no es más que un mito. A los que así piensan los autores han dedicado un capitulo en su libro para defender sus observaciones y de paso darnos algunas pistas sobre la salud mental de padrastros y madrastras en los que no se suele pensar cuando hablamos de traumas infantiles. Es verdad que los clínicos vemos mas casos de jóvenes víctimas que perpetradores de malos tratos, pero también es cierto que las terapias con estos padres deberían ir en la dirección de ayudarles a aceptar sus sentimientos que no son otros sino -que como todo el mundo- aman más a sus propios hijos que a los adoptivos.

Y que cuando les atacan es precisamente por el resentimiento de haber sido colocados en una posición pseudoparental que no pidieron y si la pidieron pudieron verse inducidos a ello, a veces por la fuerza de las circunstancias y otras veces por su incapacidad para sentir empatía o interés por unos hijos que en definitiva no son suyos.

Bibliografía.-

Infanticide among animals: A review, classification, and examination of the implications for the reproductive strategies of females  Sarah Bluffer Hrdy.

Bertram B.C.R, 1975: Social factors influencing reproduction in wild lions. Journal of Zoology



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