Los lectores que hayan seguido esta serie que termina hoy, ya habrán entendido de que existe un prometedora investigación psicosocial respecto a las razones por las que la salud mental de nuestros adolescentes se encuentra en primera linea de interés por parte de los investigadores, sobre todo desde la pandemia hasta hoy.
Una de las cuestiones que mas preocupan es el incesante aumento de las depresiones en este grupo de muchachas de 13-19 años y sobre las que en los anteriores post he dado algunas pinceladas sobre los mecanismos que están operando en ellas. En este último me propongo hacer un resumen sobre esta cuestión que deriva del libro de Jonathan Haidt y Greg Lukianov junto a algunos artículos relacionados de estos mismos autores. Para ello voy a seguir un hilo publicado en twitter por Daniel Molina (@rayovirtual) que me parece un extracto lo suficientemente lucido y bien construido como para recordarlo.
Estoy leyendo un artículo de Jonathan Haidt que demuestra que el aumento masivo y explosivo de la depresión de los jóvenes de clase media progres (en EEUU, Europa y Australia) se debe a la política woke de cuidados del mundo, prohibiendo palabras y hablar de los temas que puedan angustiarles. Hay una frase interesante que resume el largo y documentado artículo de Haidt: «No es que la realidad terrible en que vivimos sea la causa de la depresión masiva de la generación Z, sino que es la depresión masiva de esta generación la que hace ver como terrible a la realidad».
«Procesar mentalmente como negativos los eventos ambiguos es justamente uno de los signos más claros de la depresión».
Agrega Haidt que «tener una visión maniqueísta y catastrofista a la vez -‘estamos viviendo en la lucha entre el bien y el mal, y cada vez estamos peor’- es una forma no solo de deprimirse sino un signo de que ya estás deprimido»
Las más perjudicadas con la creciente depresión adolescente son las mujeres de familia progre, pero todos los grupos adolescentes actuales son más depresivos que sus antepasados. Mucho más. La causa parece ser la desaparición del juego infantil en conjunto a partir de los 90.
Desde los 90 desapareció el juego sin supervisión de adultos (o se juega una cantidad de tiempo casi insignificante en comparación con el promedio histórico anterior) y se optó por la vida digital para los niños: en especial, videojuegos y ahora Instagram.
Lo más importante de la pérdida del juego fue el hecho de que los niños anteriores a 1990 salían sin supervisión de los adultos a enfrentar el mundo junto a sus amiguitos (juegos de pelota para los varones, reuniones de chicas sin sus madres). Ese juego de exploración los preparaba para ganar confianza al enfrentar el mundo.
Las frases más repetidas por los jóvenes de la Generación Z que comienzan la vida universitaria son: . Siento que no tengo mucho de lo que estar orgulloso. . A veces creo que no soy bueno en absoluto. . Siento que no puedo hacer nada bien. . Siento que mi vida no es muy útil.
Todos los que repiten esas frases responden negativamente cuando se los interroga sobre si durante su infancia pudieron jugar con otros niños durante varias horas cada día sin supervisión de los adultos. No están y no se sienten capacitados para enfrentar los problemas.
Lo interesante, dice Haidt, es que los datos anteriores a 2010 (existen desde 1970) no muestran depresión juvenil masiva, ni siquiera entre las mujeres progres (que siempre fueron las más propensas). El tema estalla a partir de 2012. Coincide con la aparición de la selfie.
En 2012 se produjo un hecho tecnológico que cambió la relación de los niños y adolescentes con el mundo: se introdujeron masivamente los celulares inteligentes llenos de apps (en especial, con las redes sociales Instagram, Facebook y Twitter) en el consumo masivo de los niños. Todos los datos que maneja el artículo de Haidt dice que otro elemento significativo (que podría explicar por qué las mujeres muy jóvenes de izquierda se deprimen muchísimo) es la militancia. Hasta 2012 casi no había militancia masiva entre los adolescentes.
A partir de 2012 (gobierno de Obama en EEUU, manifestaciones por el ambientalismo, masividad de las marchas contra el calentamiento global y por las luchas feministas) las mujeres muy jóvenes se volcaron al activismo de izquierda. Y se deprimieron. Comenzaron a ver al mundo como catastrófico.
Las mujeres conservadoras y los varones (tanto los progres como los conservadores) se deprimieron menos porque participan menos de la vida digital en redes y porque militan mucho menos en causas que creen que estamos ante el apocalipsis. Según los estudiosos en el combate contra la depresión pareciera que la Generación Z justamente adoptó exactamente lo contrario a lo que se recomienda para no caer en la depresión. Su forma de pensar es sistemáticamente depresiva. ¿Dónde aprendieron a pensar así?
Un artículo reciente ha encontrado que los adolescentes progresistas tienen más depresión que los conservadores, sobre todo las chicas. Esta diferencia ha aumentado más desde 2012. Cuanto más nivel educativo en la familia, más depresión. Pero esta diferencia no ocurre sólo en adolescentes sino en todas las franjas de edad entre conservadores y progresistas y es así desde que hay registros. Y no ocurre sólo en USA sino en otros países también. Los progresistas sólo fueron más felices que los conservadores en 5 de los 92 países estudiados en una revisión de los años 1981-2014 y nunca ocurrió en los EEUU. Es más probable que los conservadores sean religiosos, patriotas y estén casados y estas tres cosas se correlacionan con felicidad o bienestar. Pero aún descontando la religiosidad parece que los conservadores son más felices. Una explicación podría ser que:
«Los progresistas tendrían en general mayor empatía y preocupación moral que los conservadores y se sienten afectados por lo que ocurre no sólo en su comunidad sino por problemas de otros países, los que puedan ocurrir en el futuro, etc. y esto aumentaría ansiedad/depresión».
Y además:
“Sin embargo, la brecha ideológica en salud mental es algo que se manifiesta únicamente entre los blancos». No parece que los negros estén demasiado preocupados por aparecer como progres.
Los conservadores son más felices que los progresistas (traduciré liberal en sentido USA por progresista) Es más probable que los progresistas sufran depresión, ansiedad, neuroticismo y sean diagnosticados con trastornos mentales (el doble). ¿Por qué?
Todos los estudios coinciden que la aparición de Tumblir en 2014 (convocando fanáticos de todas partes por temas -como Harry Potter u otras comunidades, que terminaron glorificando la crueldad con los excluidos-) fue el punto de inicio de la forma de pensar de la Generación Z.
Phelps-Roper (cita Haidt) entrevistó a varios expertos que señalaron a Tumblr como la principal placa de Petri en la que evolucionaron y se mezclaron ideas nacientes de identidad, fragilidad, lenguaje, daño y victimización (todo lo que hoy es parte de la cultura joven).
Muchos jóvenes habían abrazado, alrededor de 2013, tres grandes falsedades: . Llegaron a creer que eran frágiles y que se verían perjudicados por libros, oradores y palabras, que aprendieron que eran formas de violencia (Gran FalsaVerdad #1). . Llegaron a creer que sus emociones, especialmente sus ansiedades, eran guías confiables de la realidad (Gran FalsaVerdad #2). . Llegaron a creer que la sociedad estaba compuesta por víctimas y opresores: gente buena y gente mala (Gran FalsaVerdad #3).
Haidt dice que aun está en investigación todo esto, pero le propone a las universidades y colegios dejar ya de inducir depresión en los alumnos usando la inversa exacta de la Terapia de Pensamiento Crítico que se usa para salir de la Depresión. Toda la parafernalia woke universitaria construye depresión, es justamente lo contrario de lo que hay que hacer para no deprimirse.
Dicho de otro modo, la enseñanza al menos en secundaria y la universidad crea y mantiene las patologías: es pues yatrogénica.
Pide que el Congreso eleve la edad para ingresar datos sin el consentimiento paterno en internet en EEUU a 16 o 18 años. Mientras más tiempo pasen los jóvenes fuera de internet y más relaciones interpersonales tengan más probable es que se depriman menos y que aprendan a estar mejor en el mundo.
El daño mayor que las redes sociales causan a los jóvenes parece ocurrir durante la pubertad (que es justamente la época en la que más usan las redes sociales y menos frecuentan el mundo de los átomos).
Para el que quiere ver el artículo original de Haidt (es largo, en inglés) acá pongo el link:
Why the Mental Health of Liberal Girls Sank First and Fastest