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El no-inconsciente (I)

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En este post me propongo hacer un experimento mental o filosófico, mejor sobre filosofía de la mente. Empezaré por plantearos esta pregunta.

En el siguiente trataré de alumbrar algunos fenómenos relacionados con esta pregunta.

La anatomía es el destino (S. Freud)

¿Qué crees que sucedería si te quedaras sin inconsciente? Algo asi como si un cirujano pudiera extirparte esa parte de nuestra mente.

Me refiero al inconsciente freudiano no al neurológico. No me refiero a ese lugar donde habitan nuestros patrones de acción fijos -que son inconscientes- y fundamentalmente motores y que habitan en nuestros ganglios basales. Esos que ponemos en marcha cuando pretendemos iniciar un movimiento o cuando respiramos a fondo o cuando sentimos el gusanillo del hambre o nos disponemos a dormir. No me refiero a esos servomecanismos sino a esos otros que ponemos en marcha para aparentar ser mejores de lo que somos, para simular, o guardar a buen recaudo nuestras pulsiones mas inconfesables o dicho de otra manera: eso que guardamos en el inconsciente y lo hacemos porque entendemos que es inmoral o bien porque hemos interiorizado sus consecuencias y por tanto no queremos saber nada de ello.

Lo importante es comprender que para que exista inconsciente ha de haber prohibición, tabúes o una instancia -que Freud llamó Superyó- pero que podemos nombrar de cualquier otra manera. Lo importante es comprender que se trata de una instancia moral, una instancia coercitiva y a veces punitiva.

La primera idea que nos viene a la cabeza es probablemente la idea de bienestar, así podríamos liquidar la culpa. la vergüenza, los controles sexuales, nuestros sentimientos de incompetencia o estupidez serian abolidos. Todo en nosotros seria deseo y al no tener resortes para enmudecerlo, podríamos gozar sintiendo que somos únicos, omnipotentes. No habría sentimientos de deuda, ni gratitud, no nos sentíríamos culpables si traicionamos a alguien y hasta el asesinato podría contener algún tipo de idea que lo justificara. Todo estaría legitimado, quedaría es cierto la ley, la policía y los jueces, pero todo aquello que no cayera dentro del campo del delito seria posible. Lo que quedaría abolida es la moral colectiva y con ella la ética individual.

El inconsciente verdaderamente existente.-

Lo importante en este momento es comprender que para que exista un inconsciente ha de haber represión, es decir un mecanismo que impida que las pulsiones inconscientes se manifiesten en la conciencia y que se trate de un mecanismo robusto, lo suficiente para que no emerjan a destiempo contenidos que inunden la conciencia y la hagan inmanejable. No es la represión el único mecanismo llamado de defensa sino otras herramientas con similares tareas. Lo importante es comprender que estos mecanismos se llaman de defensa porque su función es sobre todo mantener la autoestima y desprenderse de las consecuencias de llamémosles «malos comportamientos» y ocultarnos a nosotros mismos las razones de nuestra manera de ser.

Algo que nos hace pensar en qué si no necesitáramos defendernos de nada podríamos incluso prescindir de sus servicios. ¿Para qué mantener un aparataje tan complejo de defensa si yo soy el que quiero ser, si con solo enunciar mi deseo se cumplirán mis sueños, para qué defenderse si no hay amenazas? Si no hay nada malo en mis deseos, si no hay nada que censurar. ¿Qué sucedería si lográramos prescindir de toda esa vida psiquica que no hace más que complicarnos la vida e incluso nos empuja hacia la patologia mental?

¿Seriamos felices?

Veamos las consecuencia de vivir sin inconsciente.

En realidad vivir sin inconsciente es posible y no se trata solo de un supuesto teórico. Hay mucha gente que vive sin inconsciente o bien con agujeros mas que notables en él, puesto que el inconsciente es un recurso cultural que se añadió a nuestra evolución natural a propósito de mejorar la cooperación entre individuos y que poco a poco fue abriéndose paso a través de la internalización de ciertos mandatos (prescripciones y proscripciones) que tenían como objetivo la cohesión de los grupos. Dicho de otra manera: la evolución seleccionó positivamente a aquellos individuos que eran capaces de internalizar prohibiciones (a veces sensatas y otras francamente supersticiosas) si bien en tiempo ancestral nadie sabia discriminar las unas de las otras. Se inauguró el tabú. Algunos tabúes han perdido vigencia en nuestra cultura (pero no en otras, como el tabú de la virginidad) y otros como el tabú del incesto se mantienen en forma junto al parricidio o el canibalismo. El homicidio (El no matarás) también ha tenido mucho éxito y forma parte de la extensión de la socialización de los humanos más allá del núcleo familiar.

Ahora bien el inconsciente no es una adaptación sino un subproducto de otras muchas adaptaciones derivadas de esas prohibiciones y es por eso que aunque es una linea roja, el inconsciente es fácil de traspasar, no para los psicoanalistas que han de vérselas con la resistencia de los pacientes al cambio, sino para liquidar sus fronteras. Es fácil inducir ingenierías sociales -creencias compartidas por la población- para abrir boquetes en su estructura que en cualquier caso no es de hormigón sino lingúistico. El inconsciente es una barrera de palabras. Papel de fumar si no hay resistencia por parte del sujeto.

La otra razón para que el inconsciente se muestre tan permeable es su ausencia de contradicción: en el inconsciente no rige «el NO», todo es SÏ, es decir omnipotencia narcisista. Es decir contiene incentivos directos que la prohibición no sustenta por sí misma.

¿Qué sucede pues si nos quedamos sin inconsciente?

Durante el siglo XX en las sociedades occidentales hemos sufrido muchas de estas operaciones de ingeniería social destinadas en teoría a mejorar nuestra vida, nuestra autonomia y nuestra libertad. No es extraño que estas ingenierias se hayan producido en las sociedades liberales al tiempo que mejoraban nuestro sistema de vida tal y como hizo la revolución industrial en el siglo XVIII. Lo importante es comprender porqué estas ingenierias se han llevado a cabo en las sociedades liberales y han tenido tan poco éxito en las sociedades tradicionales. De sus efectos indeseados ya hablé en sucesivos post como éste.

Desde la emergencia de la generación i-gen hemos asistido a un cambio de paradigma, a una nueva vuelta de tuerca. Es obvio que las patologías mentales que vemos en los adolescentes tienen que ver con esta cuestión. Me propongo enunciar ahora como operan estos mecanismos. ¿Qué sucede si desaparece el inconsciente, es decir la prohibición-prescripción?

Cuando mi nieto Mateo tenia 2 años, un día en el jardin miraba un hormiguero y exclamó: «Todos».

Ese «todos» es una exclamación propia de un niño de esa edad donde aun no se ha formalizado la aritmética convencional (no sabe contar pero si comparar) pero sí opera ya la matemática logarítmica, que opera con cantidades variables -adverbios diríamos- «Todos, muchos, pocos, uno». Una matemática aproximativa que es la que usan distintos animales para saber cuantos individuos componen sus nidadas (usualmente saben contar hasta cuatro). Un logaritmo es un numero siempre inferior al que representa, es decir se trata de la versión opuesta a la potenciación. En este post cuento porque «el falo es el logaritmo del pene», algo así como que el órgano (pene) no es lo mismo que el falo (símbolo de plenitud y al mismo tiempo, lo que falta). Ausencia de contradicción.

Y esta capacidad de simbolización tiene mucho que ver con el proceso de hominización. Algunos autores sostienen que ese misterio que llamamos autodomesticación humana tiene que ver con la aparición del lenguaje y los símbolos.

De manera que un símbolo es la representación de algo en su ausencia. Nadie puede meterle el dedo a un símbolo pues no es la «cosa en sí» sino algo arbitrario que la representa y la podemos recordar en ausencia de la cosa.

El problema que tienen los símbolos es que son convencionales, insuficientes o equívocos. Las palabras son polisémicas, es decir pueden remitir a varios significados, piense por ejemplo en la palabra «vela», puede ser un cirio, el trapo de una embarcación o el tiempo de un verbo (el verbo velar). de manera que la palabra «vela» como otras muchas se presta a equívocos. Darle un significado u otro está relacionado con el contexto, depende de qué estemos hablando.

Dicho de otra manera: la simbolización depende de la existencia del inconsciente, es decir de la Escisión original . Sin inconsciente no podríamos simbolizar y todo aquello que podríamos nombrar existiría. Tendría existencia propia, todas las abstracciones y todas los personajes que pudiéramos imaginar existirían y serian para nosotros amenazantes, por eso los niños tienen miedo a monstruos que no existen o a la oscuridad que oculta cualquier amenaza.

Viviríamos en un mundo peligroso, lleno de temores y de amenazas. La huella del oso sería el mismo oso y escaparíamos ante su visión.

Socializarse consiste – a través de la maduración cerebral- en discriminar los peligros verdaderos (cruzar una calle) de los peligros imaginarios (duendes, dragones, brujas, etc) Pero la sobresocialización tiene otros riesgos, de los que hablaré en mi próximo post.

¿Tienen pene las niñas?.-

Las niñas no tienen pene pero pueden tener Falo. En realidad el falo puede estar en cualquier sitio, en un hombre, en una mujer, en un niño, en el dinero, en el poder, en la Belleza o en cualquier amuleto mágico. El falo es omnipresente y para un niño el falo siempre está fuera de él. Para un niño varón suele buscarse en aquellos niños mayores a los que admira y quiere parecerse, para una niña el falo suele estar cerca del pene, en los niños varones a los que imitará en sus juegos, pero puede estar en una amiga, en su padre o un hermano, a veces (mas raramente en la madre). No importa quién tiene o no tiene pene, el falo puede estar en cualquier sitio. Y lo que se busca es precisamente el falo, un significante ambiguo pues representa tanto lo que falta como lo lleno, la plenitud. La pulsión sexual se organiza a través de ese significante, para los hombres adultos la mujer es el falo, para la mujer adulta su hijo es el falo.

¿Es fácil de comprender o no?

Nota liminar.-

El logaritmo es la función opuesta a la potenciación, de manera que el logaritmo de un numero es siempre un numero inferior a él. Hay un efecto parsimonia en una secuencia logarítmica. Es decir crece más lentamente que en la potenciación tal y como podemos ver en las frecuencias de las notas musicales.

Por eso los niños aprenden antes a comparar que a contar.

Y es por eso que los niños saben que niños y niñas son distintos.

Y lo saben por la diferencia genital.


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