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Ascensores sociales

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Dibujo de Ana Fabregat @lafabre

Entendemos como ascensor social a una forma de movilidad vertical, o sea el cambio de una clase social a otra, se trata de un factor clave y muy saludable para cualquier sociedad pues cada uno de nosotros alberga el deseo de prosperar en el sentido de «estatus». Si funciona adecuadamente aumenta la igualdad de oportunidades, reduce la pobreza y potencia la cohesión social. Si funciona mal se producen verdaderas luchas y guerras entre los que pretenden acceder a un elevado estatus y los que ya lo ostentan, lo que ha venido en llamarse competencia intra-élites. De hecho existe una verdadera rivalidad por acceder a estos ascensores, que como verá el lector han disminuido su capacidad en los últimos tiempos.

Clásicamente se han considerado ascensores sociales los siguientes:

El matrimonio.-

El matrimonio ha sido uno de los ascensores sociales más distinguidos y recomendados por nuestras madres y abuelas. Casarse con un hombre de buena posición era un seguro de vida en la época en que las mujeres eran educadas para ser amas de casa y no existía el divorcio. Más abajo veremos cómo se ha modificado este ascensor.

También existen hombres que han visto modificado su estatus por el matrimonio (de hecho algunos entraron en la aristocracia por matrimonio) pero era algo menos frecuente, de hecho a los hombres de entonces nos educaban para sostener una familia. Hombres y mujeres de antaño teníamos una misión muy clara que cumplir. Un buen partido, era una forma de ascender socialmente y conseguir una buena esposa era paralelo deseo para los hombres, una mujer que se ocupe de la casa y de los hijos y que no sea una ¨cabra loca¨ era el deseo de no pocas de nuestras madres de cuando entonces.

A medida que las mujeres han entrado a formar parte del trabajo que otrora desempañaban los hombres y que las universidades se hayan llenado de mujeres, las mujeres aumentaron su independencia y el matrimonio poco a poco dejó de ser un ascensor social. La igualdad en el trabajo terminó por arruinar aquellas parejas de medico-enfermera o director-secretaria. Ahora ese tipo de enlaces ya no se ven en la practica, lo más frecuente es que sea así, medico con medica y director con directora de algún entorno empresarial.

Naturalmente ese cambio ha propiciado enormes mutaciones sociales. Un médico casado con una médica es un matrimonio que ostenta tanto o más estatus que un medico solo casado con un ama de casa. De manera que podríamos decir que una pareja de médicos casados pertenecen a esa élite que llaman demagógicamente «los ricos».

Como puede verse en el dibujo que preside este post, la plataforma donde se ubican «los ricos» es mucho más estrecha que la que ocupan las clases medias y los de abajo, llamémosles pobres. Pero como puede observar el lector el territorio que ocupan las clases medias aparece casi desértico y la población parece concentrarse en esas escaleras (ascensores) de los que pretenden ascender de posición social, mientras que los pobres a duras penas logran escalar al lugar donde las clases medias de antaño estaban ubicadas. Pero lo más importante es:

Que la pobreza aumenta cuando adelgaza la clase media, la clase tampón.

El asunto es que la competencia en esas escaleras es feroz y como el matrimonio ya no ayuda a ascender, el sexo ha venido a sustituirle en las sociedades donde las costumbres sexuales están liberalizadas. Una forma de tomar un buen ascensor social es —sin necesidad de casarse—elegir bien con quién nos vamos a la cama, algo que no se aprende en un día y que justifica el ensayo y el error, un numero indeterminado de veces. No cabe duda de que el sexo es un buen ascensor social para las más atractivas, del mismo modo que el dinero o el poder es un buen aliciente para ellos. A todo eso se le llama hipergamia, un termino que doy por sabido y sobre el que no voy a contarles nada que no sepan. La hipergamia tiene también consecuencias muy importantes que ya señalé en este post.

Pero con todo, la consecuencia más importante que tiene la hipergamia es que hay muchos hombres que se quedan célibes, es decir desquiciados por falta de sexo.

Como puede verse en este gráfico, las sociedades con regulaciones sexuales fuertes garantizan «una pareja para cada oveja», mientras que las relaciones desreguladas acaban dejando una población desasistida y deprivada con las consecuencias de rencor que se pueden imaginar. Algo que perjudica tanto a hombres como a mujeres.

De manera que la desaparición del ascensor matrimonial ha dejado las cosas de este modo. Los conflictos nacen pues en la selección de pareja. Nuestros médicos hombre y mujer de los que hablaba antes, son un matrimonio isosexual (igualitario) no solo en ingresos sino en derechos y obligaciones. parece un gran hito social, pero se plantea un problema adicional: la distribución de tareas y la logística: ¿cómo hicieron para encontrarse, elegirse y comprometerse? ¿Cuanto tiempo tardaron en tener su primer hijo? ¿Viven juntos o en distintas ciudades? ¿Quién se ocupa del hogar? ¿Cuantas empleadas necesitan para su día a día?

Asi y todo parece que esta pareja pertenece ya a la plataforma de los ricos, pero no hay que echar las campanas al vuelo. Un articulo que leí recientemente asegura que los mayores ingresos parejiles no se encuentran entre los matrimonios o parejas de distinto sexo sino en los hombres del mismo sexo.

Las parejas de gays tienen más ingresos que las parejas heterosexuales y más que las parejas de lesbianas con independencia de si están casados o forman una pareja estable. La clave parece estar en que no tienen hijos y probablemente que las élites han abdicado de la crianza y se centran en sí mismos.

En el mismo articulo se demuestra algo que todos sabemos: que las solteras y los solteros son los que se llevan la peor parte del pastel y mucho más las solteras con hijos a su cargo..

La instrucción.-

Los que pertenecemos a clases medias y tuvimos la suerte de tener padres de clase media sabemos que la ambición de aquellos padres era que sus hijos estudiaran, algo que ellos en su tiempo no pudieron llevar a cabo por las circunstancias de la postguerra. Una carrera universitaria y que pudieran huir de negocios familiares ruinosos, del campo o del taller mecánico. La inversión en los hijos es un valor de clase media, no de clases altas ni bajas, los pobres lo que quieren es aparentar que tienen gustos de ricos y a los ricos no les importan nada las políticas sexuales. El progreso basado en la profesión fue un invento de la burguesía, de los tenderos de antaño que vinieron a tomar el lugar de los aristócratas.

Es por eso que a los niños de cuando entonces nos hacían estudiar, más que eso nos obligaban a hacerlo hasta que la naturaleza se empeñaba en demostrar que no todos sirven para estudios complejos como era el Bachiller de antes. La idea era ir a la universidad, sacrficarse económicamente y que después de 5 años el chaval pudiera encontrar un empleo correspondiente a su formación, las chicas quedaban excluidas de esa formación y si servían para el estudio acababan de maestras. Hubo una época en que esto fue posible en nuestro país, al terminar la carrera cualquier medico lograba encontrar empleo, cualquier ingeniero o cualquier abogado.

Pero los planes de los que gobiernan el mundo no eran los mismos: pretendían que todo el mundo estudiara aunque los estudios —como sucede hoy— no les sirvieran para nada. La estrategia de igualarnos a todos por abajo se instituyó en Bolonia, donde se firmaron las paces con los mediocres. las mismas oportunidades para todos, las políticas inclusivas consistían en una especie de aprobado general y en igualar en estatus todas las carreras, no importa si la licenciatura es de trabajo social o de arquitectura. Todas (excepto Medicina) son de 4 años y después nos espera un master que como es natural hay que pagar del propio bolsillo. Un negocio redondo para las universidades que crecieron como setas por todo el territorio nacional para dar abasto a toda o casi toda la población. ¿Pero qué pasa después?

Lo que sucede es que los empleos no han evolucionado del mismo modo romántico que los estudios universitarios, los empresarios buscan conductores, carniceros, empaquetadores, pizzeros, camareros h no buscan psicólogos ni podólogos. Ni por supuesto individuos con altas capacidades a no ser que se trate de empleos excepcionales.

Esta grieta entre el mundo real de la empresa y las tecnologías universitarias ha dado lugar a una enorme bolsa de frustración entre los jóvenes y a una densa atmósfera de incapacidad entre aquello que se estudió y el empleo precario que solo algunos pueden llegar a conseguir, usualmente fuera de su ciudad y quizá en el extranjero. Lo que nos lleva de cabeza a mirar con lupa el próximo ascensor social, quizá el ultimo que nos queda.

La política.-

No cabe duda de que la política siempre fue un ascensor social, solo que estaba muy restringido a ciertas personas que ocupaban puestos políícos de relevancia, se trataba de empleos escasos. El cacique de un pueblo, quizá alcalde tenia dos hijos y a los dos les pudo colocar después de darles estudios, pero otros caciques no lo consiguieron.

Hoy, sin embargo la política es el ultimo ascensor social que queda y la colocación para cientos de estudiantes de Ciencias políticas, Derecho o cualquier otra licenciatura exótica.

La política favorece a ciertos individuos y desfavorece a otros. Los extravertidos, los desvergnzados, los narcisistas, los advenedizos y las mujeres de bandera, las guapas, las simpáticas y agradables tienen aquí su oportunidad también los muy Ideologizados y los demagogos con buena labia. No es fácil para un introvertido sin habilidades sociales meterse en política, pues en estas organizaciones hay que dar muestras de lealtades invisibles, de fervor al líder, de obediencia y a veces de favores sexuales todo ello muy opuesto a la vida interior o a talentos específicos. Los del primer tipo de personas,triunfan en la política con independencia de su formación y cuando acceden a puestos importantes en la organización del estado no siempre (casi nunca) dan la talla. es por eso que en España parece no funcionar nada y todo parece ser un ferrocarril averiado.

¿Dónde están pues los mejores?

Los mejores se han ido de España, el capital humano sigue las sendas del otro capital y más que se irán y lo harán porque en nuestro país, no hay respeto por el talento y tampoco hay oportunidades para el emparejamiento. Son muchos los que van al extranjero a establecerse allí con familias que han formado con distintas parejas de distintos lugares con menos adoctrinamiento feminista. Tenemos salarios bajos, organizaciones obsoletas y un país invertebrado donde todos parecen concentrarse en las grandes ciudades del litoral. Si quieres estar bien pagado hay que irse a Madrid, Barcelona o Bilbao. El resto es bastante mediocre en cuanto oportunidades e ingresos.

Pero esa pequeña minoría que nos queda como vecinos tiene tan pocos hijos que sospechamos que no podrán continuar con la tarea de reproducir a escala colectiva esa continuidad necesaria para que en España no se pueda vivir y trabajar si no es como funcionario de cualquier cosa inútil.

España es una trituradora de talento.

Y no hay que olvidar que los ascensores no solo suben sino que además bajan.

Hay más ascensores pero son sutiles y de ellos hablaré en el próximo post.


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