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Narcisismo, narcisismo patológico y narcisismo maligno

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manzana

Recientemente hemos hablado mucho del narcisismo durante algunas sesiones clínicas, pero tengo la impresión de que se trata de un concepto mal comprendido. La mayor parte de las personas que conozco -y estoy refiriéndome a los profesionales que no tienen formación analítica- piensan que el narcisismo es un rasgo o conjunto de rasgos de la personalidad, una entidad nosográfica perteneciente al cluster B, tal como el TLP (trastorno limite de la personalidad) el trastorno antisocial o el histriónico. El término ha sufrido tal proceso de vulgarización que las personas suelen hacerlo equivaler a la vanidad, la autoimportancia o la arrogancia.

 

Pero el narcisismo no es sólo un rasgo descriptivo, un mito griego o el apellido de un cierto TP que se refiere a la “imagen que uno tiene de sí mismo” sino sobre todo el subproducto de una escisión original que nos viene de serie a los humanos cuando hacemos una primera operación psicológica: aquella que divide al mundo en fuera-dentro, yo y el otro, malo y bueno. Una especie de semilla que dará desarrollos muy diversos según y como cada individuo lo transite en su devenir genético-dinámico.

En este sentido el narcisismo es una estructura, una matriz.

TPs

Otto Kernberg es un psiquiatra y psicoanalista de origen austríaco pero formado en Chile que pertenece a un grupo de psicoanalistas (Gomberoff, Kohut) de tercera generación: aquellos que ensayaron y adaptaron la psicoterapia psicoanalítica a los trastornos más graves de la personalidad o incluso a las psicosis. Se trata de un grupo de autores que debieron reconceptualizar las ideas tradicionales del psicoanálisis sobre transferencia, contratransferencia y de técnica a fin de superar aquel viejo antagonismo freudiano que dividía las neurosis en narcisistas -inanalizables- y las neurosis corrientes que eran de hecho analizables porque podía establecerse y analizarse una neurosis de transferencia.

De sus ideas no voy a hablar aqui sino para servirme de ellas para iluminar el termino “narcisismo”, pero el lector interesado puede consultar este breve articulo o bien recurrir al libro de Kernberg sobre los trastornos más graves de la personalidad que recomiendo un poco más arriba.

Lo que Kernberg propone es una nueva clasificación de los trastornos mentales aportando la idea de que los manuales diagnósticos son en realidad conjuntos de descripciones atéoricas. Y sin una teoria que sustente las descripciones corremos el riesgo de no saber qué estamos conceptualizando a través de los manuales diagnosticos (DSMs). Propone una mezcla de conceptos estructurales (genetico-dinámicos) junto a las definiciones descriptivas.

En realidad, sin una teoria que sustente nuestra busqueda, estamos más que perdidos, porque no podemos atrapar las sutiles diferencias que se esconden tras los conceptos. Un ejemplo de esta sutilidad es el propio concepto de “Narcisismo” sobre el que volveré más abajo. No necesitamos clasificaciones operativas sino una innovación que transforme una psicopatología burda en una mucho más sutil y que nos permita atrapar diferencias entre conceptos que aparentemente señalan hacia lo mismo.

Kernberg, que acuñó el termino “ estructura borderline de la personalidad” ha trabajado mucho en los aspectos de estos desarrollos naricistas de la personalidad, asi ciertos trastornos proceden de ese núcleo que llamamos narcisismo y que podemos entender mejor si observampos la manzana de Magritte que preside este post: una manzana que ocupa casi todo el marco del cuadro, todo el espacio mental sería ocupado por el Yo que es en esta metáfora la manzana.

kernbergComo podemos observar en este grafico Kernberg propone una clasificación genético-dinámica de la personalidad y que procede de su diferenciación entre temperamento y carácter, los introvertidos estarian en la parte izquierda del gráfico y tendrian preferencia por ciertos desarrollos, mientras que los extrovertidos estarían en la parte de la derecha siendo el trastorno antisocial el desarrollo más grave de la personalidad, lo que nosotros entendemos como psicópatas.

Pero no todos los narcisismos son iguales: existen al menos tres categorías, el narcisismo normal, el patológico y el maligno y como puede verse en el gráfico, con distintos destinos. El narcisismo es la matriz desde donde parten desarrollos tanto de rasgo como de estado. El narcisismo puede derivar en hipomanias, anorexia mental, y psicosis en general, a la vez que comprende una amplia gama de personalidades del cluster B.

Caracteristicas comunes de los trastornos narcisistas.-

Existen tres variables que comparten todos los trastornos del taxón o espectro borderline o limitrofe, son éstas (observese que las definiciones no son descriptivas sino estructurales):

1.- Existencia de un Yo grandioso.

2.- Utilización de mecanismos de defensa de bajo nivel.

3.- Mantenimiento del juicio de la realidad

Un Yo grandioso.-

La manzana ocupa todo el cuadro planteando un problema de espacio, el espacio que deberia quedar libre para “lo otro”. En términos descriptivos todos conocemos personas que presentan esta hipertrofia del Yo, esa especie de “hidrocefalia psicológica” de la que habla Kernberg. Una persona asi tiene necesidad de ser el único, de ser el centro de atención, no tiene ninguna gratificación por sus logros escolares o personales y pueden presentar sintomas de apatía que pueden identificarse como depresivos o evidencias de una autoestima a “prueba de bomba” a pesar de carecer de logros personales.

Estos niños no tienen la capacidad de sublimación que tiene el niño normal; un chico con narcisismo normal que saca la mejor nota en el colegio, está contento y feliz con esto y eso lo estimula a hacer más; en cambio, muchos de estos niños tienen un coeficiente de inteligencia bastante alto, pueden ser el primero de la clase, pero ellos, si son los primeros de la clase, es porque eso les permite ser el centro de atención, ellos no están interesados por aprender, comprender, y realizarse, sino que eso es una excusa para llamar la atención de los otros.

Otros a los que eligen en función de su sumisión, eligen a otros niños a los que puedan explotar o manipular para sus fines. Eligen a quien admire sus hazañas. Suele decirse que estos niños carecen de empatía pero en realidad el “otro” simplemente no existe, pues el otro no es sólo la percepción que tenemos de él sino -y sobre todo- representación interna. Es eso lo que estos niños no tienen: una representación del otro.

Mecanismo de defensa de bajo nivel.-

Los mecanismos de defensa no pertenecen todos al mismo nivel según una jerarquía de costo-eficacia. Defenderse de los contenidos mentales no sale gratis, y algunos de ellos son más eficaces que otros a la hora de eludir las consecuencias temidas con las que nuestro Yo inconsciente trajina a diario. Así la formación reactiva, la sublimación e incluso la represión son mecanismos de cierto nivel mientras que la escisión, la negación y la identificación proyectiva son mecanismos de muy bajo nivel y crean irrealidades y sobre todo problemas en las interacciones con “lo otro”. Veremos la escisión y la identificación proyectiva.

La escisión.-

¿Qué esconde esa manzana gigantesca que preside el post?

Lo que tapa y obtura esa manzana es lo que no se ve. En las personas normales la escisión opera sobre lo bueno-malo, es decir sobre el objeto de la primera dependencia: la madre. Hay una madre buena y una madre mala (que no está, que no atiende, que no habla, que no entiende el llanto el dolor del bebé), esa madre mala es sepultada en el inconsciente, mientras que la buena es objeto de identificación, pues nos identificamos con aquello que amamos. Lo interesante de estos niños es que la escisión no tiene lugar en el sentido de bueno-malo, sino en el sentido de Yo grandioso-Yo vulnerable. Lo que es sepultado en el inconsciente es la propia vulnerabilidad del niño.

La identificación proyectiva.-

La identificación proyectiva consiste en inyectar o inocular en el otro algo rechazado por uno mismo. Lo que hacen este tipo de personas es inyectar en los demás sus ansiedades, rabia, temores, miedos, culpa, confusión o malestar. Cuando uno trata con alguna de estas personas – a las que usualmente describimos como tóxicas- siempre queda uno prendido de sus manipulaciones y a cargo de sus malestares. Las personas normales tienden a sentirse culpables, deprimidos, o frustrados sin caer en la cuenta de que han sido victimas de una contaminación proyectiva.

Una contaminación que al mismo tiempo protege el Yo grandioso de estas personas, que digámoslo claramente sirve para distraer y amortiguar el enorme malestar que solo a través de esa manzana enorme que tapa todo el cuadro son capaces de contener.

Veamos por ejemplo como trajinan con la envidia.

La envidia normal está bastante relacionada con la admiración. Es la otra cara de la moneda por asi decir. Si yo envidio los éxitos académicos de un compañero en realidad estoy admirando sus cualidades para alcanzarlos, le llamamos envidia sana. Uno desearia para sí los exitos de ese otro si bien sabe que en su persona estos éxitos son inalcanzables, a partir de ahi puede hacer varias operaciones, usualmente la devaluación del mérito del otro o bien la admiración franca, eso hacemos casi todos.

Pero este tipo de personas no sienten envidia por los éxitos concretos de nadie -pues no están interesados en nada- sino que sienten envidia de que los demás tengan objetivos, se aficionen o se enamoren de algo y persigan un camino personal. Su apatía raya en la depresión pero en realidad no es una depresión sino una incapacidad para desear nada (de lo otro) que no tenga relación con el mantenimiento de su Yo grandioso.

Mantenimiento del juicio de la realidad.-

Aunque los psicópatas graves a veces pueden cometer delitos absurdos, extremadamente crueles o gratuitos que para la opinión publica son sinónimo de locura, en realidad existe una linea roja que los psicópatas no cruzan jamás, ese paso de la psicopatia a la psicosis o a la depresión espontaneamente seria en realidadun signo de buen pronóstico. Es por eso que algunos autores han propuesto la psicotización como método de tratamiento para algunos psicópatas graves. Algo que nos permite elucubrar sobre las relaciones que guardan entre sí ambas entidades: ¿son los psicopatas psicóticos sin desencadenar?

En este sentido afirma Paulina Kernberg:

La mayoría de estas personas no cambian en el hospital, incluso en hospitales buenos donde están de seis meses a un año, y hay actualmente un ensayo bastante provocador, y con esto termino, del Doctor Berlín de colocar a adolescentes criminales (delincuentes criminales, algunos que han matado a dos o tres personas) en un ambiente en que todo lo que le va a pasar al paciente es totalmente imprevisible. Es decir, cuando el paciente se está portando bien, se le manda a la celda de aislamiento; cuando el paciente está aterrorizando a sus compañeros en el almuerzo y les está quitando el postre, por ejemplo, le dicen: -”vete a la cafetería a tomar una Coca-cola y pastel”. Es decir todo lo que pasa es totalmente imprevisible, es un poco como el ambiente de la fiesta de té de “Alicia en el país de las maravillas”. Todo es loco para el chico porque no puede predecir lo que está pasando. Entonces, lo que se ha visto es que el pre-adolescente ó adolescente entre 12 y 17 años) empieza a angustiarse y empieza a depender del terapeuta.

Se les asigna una sola persona con la cual ellos pueden conversar y acaban diciendo: “Mire, esto es una casa de locos; aquí me castigan, yo no sé cuándo me va a pasar qué, yo no sé cuándo voy a almorzar, no sé cuándo voy a dormir; esto es loco, loco”- Se transforma entonces este psicópata al cabo de 2 ó 3 semanas en un caso sintomático de angustia y/o depresión, en algunos casos de psicosis.

Bueno, la angustia y la depresión la podemos tratar, la psicosis la podemos tratar. Entonces es posible cambiar. Cambiaríamos algo que no se puede tratar, conductas antisociales severas, en síndromes que se pueden tratar. Esto se está realizando actualmente en Nuevo México, en un servicio exclusivamente para jóvenes criminales de este tipo.

Bibliografía.-

La patologia narcisista explicada por Paulina Kernberg (conferencia)

 



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