Tal y como conté en el post anterior, la histeria es una estructura pulsional que está emparentada con el narcisismo. Tambien comenté que la neurosis no es una enfermedad y que toda neurosis es por definición histérica, al menos de inicio. Luego la histeria no es una enfermedad sino un desrrollo, un comienzo, un despliegue pulsional junto a sus mecanismos de defensa inconscientes. En este post me propongo hablar de esa linea roja donde comienza a aparecer la patología, se trata de lo que Israel ha llamado “la histeria desbordada”.
El narcisismo puede considerarse como el sistema inmune de la mente: ama lo propio y es indiferente a lo ajeno, asi debe trabajar cualquier sistema inmune. se trata de reconocer lo que es Yo y diferenciarlo del no-Yo. El otro es siempre no-Yo.
Y lo que nos vincula con ese otro que es no-Yo se llama amor.
Una viñeta clinica.-
Julia era una muchacha de 23 años, hija de una familia conservadora y adinerada que acude a su médico de familia a raíz de un accidente de tráfico banal, en el no hubo lesiones, ni traumatismo alguno pero que al cabo de unos dias provoca en Julia unos síntomas que interfieren con su vida normal: mareos, vertigos, cefaleas y una sensación de “vision borrosa”, también se queja de una sensación de bolo en la garganta y dificultad para tragar, junto con un cierto cambio en su carácter, una tendencia al enfado o irritabilidad. Julia duerme mal y se queja de que -en cualquier caso- el sueño no es reparador. “Se despierta más cansada de lo que se acostó”.
Después de unos exámenes de rutina el medico no encuentra razón fisica alguna para su malestar y recomienda a la familia -por la cercanía de las vacaciones de verano- un cambio de aires,una medida hipocrática que ya no suele recomendarse a nadie y que tiene como objetivo alejar al paciente de su entorno habitual, ya que el medico acabó por atribuir al “nerviosismo” aquellos sintomas tan leves aunque molestos.
Julia se tomó unas vacaciones y viajó hasta una casa de verano donde solía pasar temporadas durante su niñez. Un cambio de aires en toda regla y en compañia de su abuela materna. Pero las cosas no fueron tan bien como presintió el medico. Julia cayó enferma con febricula, cierta rigidez de nuca y vómitos por lo que hubo de ser vista en Urgencias. En el Hospital donde fue atendida se la diagnóstico de amigdalitis y se le prescribió tratamiento antibiotico. Pero el cuadro no cedía de modo que se volvió a consultar a su médico familiar aun por telefono.
Este recomienda que Julia visite al Dr B, que tiene consulta en una ciudad cercana. El Dr B le practica una punción lumbar ante la persistencia de su cuadro febril y rigidez de nuca. Aconseja además su ingreso en una clinica privada.
Del examen de su LCR el Dr B diagnostica una meningitis meningocócica y dispone el tratamiento habitual. Los padres vuelan al lado de su hija y deciden mantenerla ingresada en la clinica que el Dr B propone. Julia va mejorando de su fiebre pero su rigidez de nuca permanece sin mejorar hasta que un dia a Julia le pasa algo muy extraño: su pierna derecha sufre una extraña contractura que le imposibilita la flexión. Todos sus musculos flexores aparecen contraidos, por lo que el Dr B recomienda una reducción con anestesia general.
Durante su ingreso Julia descompensa la unidad y sobre todo a las enfermeras con sus continuas demandas y exigencias. Mantiene una especie de romance platónico con uno de los asistentes del Dr B, y comienza precisamente durante su ingreso su consumo de analgésicos.
En realidad las maniobras con su pierna derecha llevadas a cabo con anestesia general solo consiguen la decontracturización de los musculos durante unos dias. se repiten las maniobras en anestesia general hasta que el Dr B decide consultar con un traumatólogo ortopedista que le coloca una férula con pesas para forzal la extensión de la pierna. E inmovilidad en cama.
El estado psíquico de Julia emperoa y los escándalos, lios y malestar crecen en la sala, al tiempo que comienza con una infección de orina que precisa nuevos tratamientos antibioticos. El cuadro clinico comienza a caotizarse.
Al fin se le retira la ortopedia despues de un mes de inmovilización y los padres deciden llevarla a casa. Alli comienza a emerger un cuadro, ahora, si, psíquico en el sentido de un consumo de drogas ilegales, junto con el consumo de analgésicos, continuas salidas intempestivas, intoxicaciones por alcohol y una conducta promiscua que asusta a los padres que deciden por fin consultar con un psiquiatra.
El psiquiatra consultado decide remitirla a un psicólogo, un terapeuta para iniciar una psicoterapia. Pero el médico de cabecera se opone y los padres no quieren a nadie que le hable a su hija de “su sexualidad”.
Mientras tanto Julia, incomprensiblemente para todos y mientras discuten qué hacer se precipita al vacio, desde su propio domicilio.
Comentarios.-
En el caso de Julia podemos apreciar este pase desde la neurosis histérica hasta el desbordamiento de la misma. ¿Qué se hubiera podido hacer?
Julia no tenia voz, nadie le preguntó que habia pasado aquel dia en el accidente donde se origina este cuadro al principio banal y que fue escalando con cada decisión médica y parental. Si se le hubiera dado voz hubiéramos sabido que Julia mantenía relaciones con un chico que la acompañaba en el coche el dia del accidente. No habian sufrido daños pero el daño procedía de otro lugar. Julia habia roto las relaciones con este chico, unas relaciones a las que sus padres se oponían.
Lo que pasó por la cabeza (por el inconsciente) de Julia es imposible de saber, pero la historia completa tiene una lógica aplastante. La neurosis de Julia se desbordó precisamente a causa de la yatrogenia, es decir por las decisiones que se fueron tomando sobre la marcha con la complicidad de médicos y padres. Todos eran cómplices de esta idea: había que separar a Julia de su ambiente, es decir de su enamorado. Toda esta historia rezuma una atmósfera de complot contra el deseo de Julia y ella tampoco fue capaz de imponerlo, antes al contrario su inconsciente se rebeló planteando enigmas médicos que nadie supo leer en clave de deseo y sí en clave de sintomas fisicos susceptibles de ser suprimidos.
Y en cada supresión emergía el deseo cada vez más alejado de su propósito inicial: ser amada.