No cabe duda de que el retraso de la pubertad junto con la supresión de la ovulación constituyen dos alternativas biológicamente estables de modos con los que las hembras se aseguran el control de sus nidadas y su inversión parental y que han sido descritas en multitud de especies.
De manera que es posible especular que la anorexia mental sea una estrategia relacionada con la reproducción. El estrés psíquico -o lo que consideramos como tal- podria ser un equivalente de los cambios arcaicos que en entorno ancestral dieron como resultado la posibilidad de modular la ovulación, la regla y el acceso a la reproducción. Más concretamente la ventaja evolutiva de la anorexia mental podria estar relacionada con la subfertilidad (Volland y Volland, 1989)
Es necesario pues hablar de la menarquia de las hembras humanas para recordar que aunque hoy las niñas suelen presentar su primera regla hacia los 12 años, esto no ha sido siempre asi, más concretamente sabemos que en el 1800 la primera regla era mucho mas tardía, observándose una tendencia a la estabilidad en la época actual. En el siguiente cuadro podemos observar las diferencias entre menarquia, numero de abortos e hijos que tiene usted en comparación con su abuela.
Es imposible saber (pues no hay registros de ningun tipo) a qué edad tenian su primera regla las niñas en el Pleistoceno pero es posible inferir que la mayor precocidad en la menarquía de las niñas de hoy está relacionada con una mejor alimentación y unas mejores condiciones en la calidad de vida.
Y tampoco cabe ninguna duda de que esta mejoría de las condiciones de la calidad de vida supone un atraso en tener el primer hijo, un menor número total de hijos por mujer y una mayor cantidad de divorcios. Todo lo cual no explica pero correlaciona con la prevalencia de trastornos alimentarios.
En el post anterior señalaba la paradoja de que la conducta alimentaria restrictiva desafiaba la psicopatología en el sentido de que no podia considerarse una fobia, ni una obsesión-compulsión, ni una forma de suicidio, ni una psicosis o una neurosis vulgar y corriente sino una enfermedad en la que lo psíquico y lo físico se anudaban en una extraña combinación que recordaba en cierto modo a nuestra vieja conceptualización de las enfermedades psicosomáticas -por más que la anorexia mental recuerde más bien a una enfermedad puramente mental- debido a la imperturbabilidad y la resistencia del paciente a renunciar a sus prácticas restrictivas por encima de cualquier consideración bienintencionada. O que aun contando con la voluntad decidida del paciente resulte tan dificil recuperar el peso perdido.
Y lo peor, no parece encontrarse ninguna razón para considerarla una adaptación dado que es profundamente perturbadora y aun letal para quien la sufre. ¿Qué ventajas podria aportar la anorexia a quien la sufriera?.
Lo cierto es que no es necesario encontrar hoy (causa próxima) esas ventajas para que un trastorno mental tenga una base evolutiva (causa remota), pues siendo cierto que el que padece la enfermedad se encuentra menoscabado en su rendimiento y en su salud, no hay ninguna prueba de que los genes responsables de su enfermedad -a su vez- no resulten provechosos en otro lugar. Siendo como es la anorexia mental un trastorno heredable (56-76%) es posible sospechar que si bien resulta inadaptada la conducta anorexica , estos genes “anoréxicos” pueden representar alguna ventaja para algunos de sus portadores.
Veamos algunos de los sintomas anoréxicos y de sus condiciones relacionales:
- la anorexia supone un retraso en la edad reproductiva y una esterilidad factual.
- La inanición correlaciona con un sensorio despierto y con la hiperactividad.
- la anorexia se combina con rasgos de hiperresponsabilidad, perfeccionismo, altas autoexigencias y baja autoestima.
- la anorexia está relacionada con la ansiedad social y el miedo a la exclusión social.
- las relaciones de la anoréxica con su madre han sido estudiadas hasta la saciedad, constatándose una relación de intensa rivalidad con descalificaciones y victimización, cuando no de negligencia o de abandono emocional.
- Las familias de las anoréxicas presentan una tendencia hacia la ocultación de sus conflictos evocando una imagen de cohesión familiar que se enreda con relaciones viscosas tendentes a la negación.
Al menos en un grupo determinado de pacientes es posible establecer que la anorexia forma parte de una interacción continua y viciada de rivalidad. No me refiero a una forma de rivalidad sexual, sino de una forma de rivalidad que tiende a ocupar espacios de poder inexistentes. Así se han descrito multitud de familias con padres ausentes, o padres de escaso atractivo e involucración con la familia, sin embargo esta variable no me parece demasiado específica de la anorexia mental. Es común en la anorexia que la madre ostente un mayor rango que el padre lo que puede inducir a la niña a aliarse con el padre supliendo su función o bien a establecer alianzas transgeneracionales, donde el síntoma preserve de una forma u otra la estabilidad familiar (Haley 1963).
Frecuentemente la anoréxica hiperesponsable asume voluntariamente la función paterna de la propia madre, otra de las posibilidades en las que es posible observar un conflicto agonístico, la ruptura de la relación asimétrica es desplazada por una relación entre iguales donde la niña frecuentemente asume el rol de conciencia social de la madre. La implicación clínica que tiene la aceptación de la anterior premisa es que las interpretaciones terapéuticas deben ser no agonísticas, implicando si es necesario un lenguaje de madre-niño o en clave paradojal (Selvini-Palazzoli et alt 1986).
De Giacomo ha sugerido como forma terapéutica un mes de vacaciones entre la hija y el padre. Según este autor la intimidad entre la niña y su padre es necesaria para elevar la autoestima de la paciente, la variable critica de una terapia, incluso más allá de la ganancia de peso. Es evidente que en todas las pacientes donde sus programas de yielding (rendición) se han activado es predecible encontrar bajos índices de autoestima tal y como describí en este post sobre “A prueba de fallos”. Sin embargo es necesario señalar que en ocasiones el índice más bajo de autoestima no se encuentra en la paciente identificada sino en algunos de sus padres.
Personalmente creo que para rescatar a estas niñas de la parentización a la que se ven sometidas por la negligencia o insuficiencia paternas, no basta con utilizar el recurso de mantenerla a solas con el padre, ya que este puede ser quizá aun más negligente que la propia madre y obligar a la niña a una doble parentización (*). El lugar desde el que es posible esperar una ventaja terapéutica para la anoréxica es aquel donde ambas -hija y madre- tengan la oportunidad de reencontrar una estrategia donde no haya vencedores ni vencidos, es decir escapar del conflicto agonístico.
Charles Lasègue fue un psiquiatra francés que en 1876 describió por primera vez la anorexia nerviosa. Si traigo aqui su memoria es para recordar una de sus múltiples y más interesantes -para mi gusto -observaciones sobre la anorexia mental. Se trata de una observación que llevó a cabo en una de las multiples asonadas que tuvieron lugar en el Pairs post revolucionario, un periodo de intensa inestabilidad que llevó a la villa a una situación de sitio. Y de carestía y hambrunas especialmente para los Hospitales.
Fue precisamente en uno de esos sitios cuando Lasègue observó que los pabellones de anoréxicas tenian menos bajas que el resto de pabellones. Concluyó que las anoréxicas resistían mejor la inanición que el resto de personas asiladas.
Lo que nos lleva a la siguiente consideración. ¿Qué papel evolutivo han tenido las hambrunas en las adaptaciones de nuestro organismo? ¿Estas hambrunas afectaron del mismo modo a hombres y mujeres?
La comorbilidad entre anorexia humana e hiperactividad ha llevado a algunos investigadores a proponer una teoria evolucionista conocida como “huida de la hambruna” y que se caracterizaría por una combinación entre negación de las necesidades alimentarias, supresión del apetito, actividad incesante, aumento del autoconcepto, emaciación y amenorrea, es decir un sindrome compatible con lo que hoy entendemos como anorexia nerviosa y que Casper (Casper 2003) describió como “activity and restlesness drive” (modo actividad-inquietud).
Dicho módulo se dispararia a partir de una dieta hipocalórica (algo que se ha comprobado en ratas), lo que explicaría que muchas veces la anorexia comience tras una dieta restrictiva severa para adelgazar. En entornos ancestrales la ausencia de alimento debida a condiciones extremas de frio, o escasez seria la señal para ponerse en marcha, suprimir la ovulación y prepararse para buscar nuevos recursos.
De manera que la hipótesis de la subfertilidad y la hipótesis de la hambruna parecen complementarse la una a la otra y explicaría porque la inanición en los hombres no resulta tan ventajosa como en las mujeres a la vez que explicaría el por qué las mujeres resisten mejor la inanición que los hombres tal y como observó Lasègue.
Si añadimos a esto que hoy la delgadez se considera un elemento de estatus podremos entender mejor la razón por la que socialmente esta enfermedad recluta a las mas responsables (overdrive moral) de entre las muchachas al tiempo que pueden eludirse las consecuencias de la exclusión social, uno de los temores fundacionales de este perfil de mujeres.
Nota liminar.-
(*) Parentizar es una palabra que no encontrarás en castellano sino para describir algo que se encuentra entre paréntesis. En teoría de sistemas y más concretamente en terapia de familia, parentizar significa “situar a un miembro de la familia en el lugar que le correspondería a otro,usualmente a un adulto”. La forma más común de parentización es colocar a un hijo como “padre” o “madre”, debido a la ausencia o negligencia del progenitor concreto, pero tambien a un hijo como proveedor mientras el resto son explotadores o descuideros.
Bibliografía.-
Francisco Traver: Conflictos agonisticos madre-hijo (2004).
Volland F, Volland R: Evolutionary biology and psychiatry: The case of anorexia nervosa. Ethology and sociobiology 1989, 10. 223-240.
PRICE J.S: (1967) “The dominance hierarchy and the evolution of mental illness”. The Lancet, 1967 II,243-246
Casper R: The drive for activity and restlesness in anorexia nervosa. Pshicol rev 2003. 110:745-761