Quantcast
Channel: neurociencia neurocultura
Viewing all articles
Browse latest Browse all 778

Liderazgos

$
0
0

dedo

La palabra “liderazgo” es ubicua, tanto en el mundo de la empresa, como de la politica (sobre todo de la politica), aunque en realidad existe una enorme confusión con respecto al significado, mejor dicho a los significados o acepciones que tiene esta palabra, como cualquier abstracción de esas que acaban en “dad”, felicidad, identidad, fraternidad, igualdad, etc.

El liderazgo a pesar de no acabar en “dad” es también una abstracción, un Absoluto y no lo que piensan esos psicólogos positivistas que no saben que van de prestado de Platón sin haber entendido que la palabra “liderazgo” es en realidad un eidé platónico.

El concepto de eidé platónico es un poco complicado de pillar sobre todo porque los vocablos griegos tienen traducción si no sabemos griego. Yo tampoco sé griego pero los que si lo saben me contaron ya hace tiempo (y en este post hablo de ello) que el concepto platónico de eidé no equivale a los que nosotros entendemos como “idea”. “Idea” en nuestra concepcion es un intangible, algo a lo que no podemos meter el dedo, algo inmaterial, todo lo contrario del eidé. En realidad el eidé no es una palabra, es sobre todo una Forma, una cosa con forma y con propósito. Bien es cierto que al eidé tampoco le podemos meter el dedo, pero por razones bien distintas a la idea.

El eidé está demasiado alejado de nuestro mundo perceptible, es algo numénico, algo que podemos intuir pero no percibir directamente pues estamos apresados en esa caverna que Platón nos describió, ese lugar donde solo podemos percibir sombras. En realidad en esa caverna (otros le han llamado Matrix) y Ouspensky ha hablado de que “del mundo, solo nos es posible percibir sus secciones”. Secciones, sombras o reflejos no importa que palabra utilicemos para describir esa sensación como de prestado que tiene nuestra percepción sensorial.

Y de ahi proceden muchas palabras castellanas como ídolo, ideal, idolatría, idea o ideologia. El eidé o eidolon es pues una matriz de significados. Un campo mórfico diria Sheldrake, un telos que ordena y una forma perfecta y pura que orienta hacia sí el proceso en tanto polo atractor. (Aqui está la metáfora del televisor de Sheldrake a propósito de la memoria y aqui hay otro post a propósito de las ideas de Sheldrake), uno de los pocos neoplatónicos que quedan en la ciencia si descontamos a Roger Penrose o a Douglas Hosfdadter.

Lo importante es retener tres ideas fundamentales: 1) la eidé es inefable (no puede nombrarse), solo podemos descoser puntualmente esa matrix que nos separa de La Esencia y asomarnos puntualmente a mirar, pero aquellos que han mirado no pueden luego transmitirnos su experiencia más que de una forma parcial 2) Sólo podemos percibir de ella sus reflejos, sus equivalentes terrestres por asi decir. 3) Todo lo sensible es manifestación de la Esencia.

De tal manera que el lider no es un ciudadano que emerge del conjunto de ciudadanos y se pone a dirigir una empresa, una nación o un proyecto determinado sino que, antes bien es “elegido” por el Liderazgo. El lider no es votado, ni seleccionado por el conjunto de ciudadanos para que se ponga al frente de algo, sino más bien una “elección” que se le impone a alguien y a veces a pesar suyo. El Elegido no es elegido por los ciudadanos sino que es impuesto por ese eidé que llamamos “Liderazgo”.

El líder puede ser bueno o malo, benéfico o maléfico, cruel o bondadoso, banal o providencial, sectario o inclusivo, psicópata o santo, loco o cuerdo, pero sea como sea el perfil de personalidad del líder lo que le caracteriza es que siempre tiene seguidores y siempre tiene oponentes. Es amado y odiado a partes iguales. Y más allá de eso: el líder tiene una misión y sabe lo que hay que hacer. Si los demás le siguen es porque parece saber donde va como aquel Forrest Gump que se pone a correr hasta que decide detenerse dejando a sus seguidores sin proyecto de vida. De una manera u otra el lider ha descorrido el velo al menos una vez en su vida y ha vuelto para contarlo aunque algunos líderes han perecido en su viaje de vuelta o bien han enloquecido, otros simplemente no logran conectar con el espíritu de su tiempo y se jubilan precozmente..

El liderazgo tiene pues al menos dos acepciones, una que procede del eidé, un liderazgo elevado (carisma) que a su vez procede de la linea germinal del Poder y luego están las acepciones terrestres de la palabra, las acepciones positivistas, pragmáticas de la palabra. El jefe, el que manda, el macho alfa, el director, la autoridad, el policía, etc.

Y que no son sino franquicias de algo que está mucho más allá, un Poder que se constela en algunas personas que se creen designadas para usurparlo y en otras para someterse al mismo, a cada cual según su cerebro.

Un Poder que es vertical por definición, que es masculino, que es fascista.

Tal y como nos cuenta aqui, en este poema Silvia Plath, -una bipolar que acabó suicidándose- pero que es seguro que descosió es borde en que Matrix  mantiene encerrados a los que no eligieron la capsula roja.

Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.

Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú…

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que

me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.



Viewing all articles
Browse latest Browse all 778

Trending Articles