Nosce te ipsum (Conocete a ti mismo)
Una de las grandes contribuciones de la teoría evolucionista a la medicina es habernos hecho conscientes de que muchos problemas o condiciones por las que la gente busca ayuda no son en realidad defectos o fallos en sí mismos sino defensas que el organismo genera para luchar contra la amenaza.
El dolor, la tos, la ferropenia, la menstruación, las mucosidades, el vómito o la fiebre son procesos no placenteros pero son generalmente beneficiosos, ya que nos alejan de peligros, eliminan toxinas o cuerpos extraños o generan condiciones en las que los agentes patógenos se desenvuelven con más dificultad. Pasa lo mismo con algunos síntomas psicológicos, la depresión por ejemplo puede ser una señal para que dejemos de invertir recursos en proyectos destinados al fracaso, el acompañamiento somático de la depresión, con fatiga, cansancio, anergia y desinterés ha sido visto por algunos especialistas como una forma de “conducta de enfermedad” destinada a ofrecerse como una señal, más que una enfermedad en sí misma.
De tal manera que podríamos concluir con la siguiente idea: no es lo mismo pensar un sintoma o conjunto de sintomas como una patología que como una inadaptación. El síntoma sería un mecanismo que en su origen remoto fue beneficioso y que por alguna razón ha devenido disadaptativo.
Algunos de estos síntomas son formas fracasadas de autoregularse emocionalmente. Lo que supone abrir un nuevo paradigma médico: el abandono del pensamiento nosológico en favor del pensamiento fisiopatológico.
¿Qué es la regulación emocional?.–
Las emociones están evolutivamente diseñadas para responder a problemas que se nos plantean en relación a la supervivencia, la reproducción o la vida en grupo. Por ejemplo el asco evolucionó para evitar venenos o infecciones. el miedo para evitar amenazas para la vida, la rabia para eliminar la amenaza, etc.
Las emociones son en realidad “movimientos plegados” es decir conductas que se han interiorizado y donde cada una de ellas es la más adecuada para sortear el problema concreto que se le plantee al individuo, son intensas, rápidas y transitorias, no precisan la participación de la cognición y en cierto sentido son automáticas. Con las emociones se pueden hacer muchas cosas, lo más conocido y frecuente es la supresión y la expresión. Podemos aprender en función de aprendizajes relacionados con las mismas a suprimirlas, es decir disimular. Podemos fingir que no estamos enfadados y en realidad estarlo, podemos fingirnos inocentes y sabernos culpables, podemos disimular que estamos enamorados o que tenemos miedo. La supresión es la versión consciente y voluntaria de la represión, pues las emociones tambien pueden ser reprimidas, es decir el sujeto puede no tener noticia en absoluto de una emoción propia, por ejemplo una persona puede sentir envidia de algo o alguien sin tener ni idea de esta emoción suya.
Lo que significa que algunas emociones están mejor vistas que otras. Hay un mecanismo de control social que de alguna manera regula y modula la expresión emocional. Sentir miedo es normal si hay una amenaza real, sentir celos es tolerable si hay razones, pero sentir envidia está muy mal visto: se trata de una emoción muy censurada socialmente como tambien pasa con la rabia o con el orgullo. Ciertas emociones llevan colgando un estigma de inadecuación, hoy les llamamos emociones negativas
De manera que podemos permitirnos una predicción: las emociones más reprimidas serán siempre aquellas que socialmente sean más rechazadas.
Pero en la actualidad vivimos en un mundo donde la represión-supresión de las emociones están mal consideradas. De lo que se trata es de expresar, hasta los niños en la escuela son estimulados para “expresarse” a sí mismos. Vivimos en una sociedad que demoniza la represión y favorece la expresión. El ser auténtico, el ser uno mismo.
Pero lo cierto es que tanto la represión como la expresión descontrolada de emociones son una mala estrategia. La primera gasta muchos recursos y la segunda nos lleva a tener muchos conflictos con los demás puesto que como sabemos la sinceridad radical empobrece nuestros apoyos sociales. ¿Es conveniente ser completamente sincero con nuestros jefes, nuestros parientes o nuestros amigos? El lector sagaz ya sabrá que la verdad no se le puede decir a nadie, al menos de forma completa.
De manera que la mejor opción es la regulación emocional.
La regulación emocional quiere decir que podemos llegar a aprender a manejar nuestras emociones de una forma adaptativa, lo que significa: 1) admitirlas a trámite (saber que tenemos una emoción determinada, aprender a nombrarla), lo que es lo mismo aceptar y reconocer. 2) Saber quién o qué nos provoca tal emoción y 3) la proporcionalidad de la respuesta emocional al estimulo que la generó. Dicho de otra manera, para regular nuestras emociones hemos de aprender algo sobre nosotros mismos. Si estamos enfadados, saber con quién y por qué. Además hemos de procurar que este enfado sea proporcional al agravio que lo provocó y mantener -además- la integridad de nuestra personalidad es decir evitar la desorganización conductual.
Regular las emociones supone un compromiso con los demás y con nosotros mismos.
Conductas de escape.-
Sin embargo las personas podemos estar en situaciones tempestuosas con nuestras emociones y no saber o poder regularlas de una forma adaptativa, entonces es cuando recurrimos a una conducta de escape.
Darse cabezazos contra la pared es desde luego un buen sedante para la rabia, pero es una mala solución a corto plazo. Se trata de una conducta disadaptativa que suelen llevar a cabo personas que en un acceso de rabia no saben modular esta emoción y sufren por tanto una desorganización conductual que les lleva a la autoagresión.
Lo importante es saber que estas agresiones no tienen una intención letal: hacerse daño, con cortes o cabezazos no tiene una intención suicida. Sucede que el dolor fisico es un buen calmante de la angustia o del dolor mental y es por eso que algunas personas recurren a este tipo de conductas para tranquilizarse. Aqui hay un buen articulo sobre las autolesiones.
Pero no solo las autolesiones son las únicas formas de escape, hay otras conductas que siguen esta misma pista y que no es otra sino intentar disminuir la angustia, la depresión o la confusión por un sucedáneo fisico. la dieta, los vómitos, algunas conductas sado-masoquistas, la promiscuidad sexual, la embriaguez, los atracones, las compras, la practica compulsiva de ciertos deportes, etc, son conductas de escape que tienden a minimizar el sufrimiento mental por un sufrimiento (sacrificio o dolor) fisico lo que refuerza su repetición y por tanto favorece que se constituyan en hábito.
¿Pero cual es la razón por la que las personas llevan a cabo estas conductas desafortunadas y disadaptativas?
La respuesta más convincente es esta: porque las personas carecen de habilidades psicológicas suficientes para enfrentar los conflictos que van encontrando a lo largo de su vida personal. Y otra: no hay limite parael limite, pues es el hombre su propio limite. Es por eso que ciertas conductas disadaptadas nos parecen exageradas o que van más allá (runaway) de lo que pretenden evitar.
Y les pondré inmediatamente un ejemplo: vivir en una sociedad más o menos tolerante con el sexo como es la nuestra no impide los conflictos emocionales con la gestión del mismo. Es posible predecir que: a más precocidad sexual más conflictos emocionales vamos a encontrarnos con el sexo.
Una paciente nuestra de 15 años que se encuentra ingresada en nuestra Unidad Infanto-juvenil me decía el otro dia que tiene un novio y dos amantes (sic). Cuando discute con el novio -algo que sucede por guasap todos los dias- o bien se corta o bien -como venganza- se acuesta con uno de sus amantes disponibles. Naturalmente la libertad sexual no parece haberle ido muy bien a esta muchacha, todo parece indicar que su precocidad y promiscuidad sexual no hace sino sumergirla en conflictos más graves de los que tendría de no existir esa libertad sexual.
Se trata de un caso (por otra parte muy corriente) donde podemos observar esta disonancia entre una libertad externa sin límites y unos recursos psicológicos muy pobres a la hora de gestionar los inevitables conflictos que surgen entre las personas que comparten una gran intimidad. Algo que aparece a nuestros ojos con una máscara: la banalidad del sufrimiento. Es como si el sufrimiento psiquico hubiera perdido valor contractual. ¿Es posible sentir empatía por una persona que cada vez que tiene una frustración se corta las muñecas?
¿Por qué tenemos la piel tan delicada?¿Por qué somos tan frágiles?
¿Qué nos hace tan frágiles?.-
Como el lector ya habrá observado el mundo en el que vivimos es muy frágil, lo que nos convierte en individuos muy vulnerables psicológicamente hablando y lo es más desde que la tecnología y el conocimiento se divorciaron quizá definitivamente. Hay muchas cosas que podemos hacer sin saber para qué sirven, donde nos llevan o qué consecuencias tienen.
Por ejemplo una adolescente a la que aun no le han crecido las tetas puede difundir sus desnudos en Internet sin saber nada de sexo ni saber nada de la sexualidad de los hombres. Ya es posible y lo es gracias a la tecnología que podamos difundir nuestros desnudos sin saber nada del desnudo. Esta misma adolescente puede mantener relaciones con tres o más parejas a la vez sin deseo ni lubrificación vaginal simplemente por una cuestión de codicia comparativa o de autoafirmación.
Puede habitar en el límite y superar esa experiencia en una cierta transfiguración o metamorfosis ya que no queda otra. Supone que la razón atienda a cosas que cierta ilustración, especialmente la tecnocientífica, ha despreciado mucho como, por ejemplo, todo tipo de mediaciones simbólicas.
¿Qué son los mediadores simbólicos.-
Entre el hombre y lo desconocido (lo sagrado o lo Real) existe un intransitable itinerario que debe ser recorrido con suficientes protecciones para explicarse o dotar de sentido a lo desnonocido y deslindar asi lo probable de lo imposible. Esa es la función de los psicopompos o daimones, los primitivos mediadores.
Asi como los dermatólogos recomiendan no exponerse al sol sin protección nosotros los psiquiatras deberiamos aconsejar a las personas no cruzar determinados limites sin la armadura de una buena colección de símbolos y asi y todo, hay limites que ningún humano debería cruzar.
Pero en un momento determinado -que algunos situan en la Ilustración- los daimones desaparecieron y el hombre quedó solo frente a lo sagrado con la unica ayuda de su razón. Y frente al mercado con la única ayuda de su deseo.
El hombre es un limite del mundo, no sólo atraviesa puertas sino que él mismo es una puerta , pero precisa un marco de referencia, un contexto para que encaje su interpretación de ese mundo tal y como se ofrece a sus sentidos con su representación. Una puerta necesita de un quicio sobre el que girar.
Lo que explica mucho las razones de por qué existen hoy tantos malestares y tantas enfermedades mentales, tal y como conté en este post sobre la banalidad del sufrimiento.
De manera que no tenemos más remedio que seguir investigando en este tipo de paradigmas para discriminar la verdadera enfermedad, la verdadera patología de los abusos de mecanismos ancestrales que han quedado obsoletos para manejar la angustia de los hombres de hoy que ya no sufren por las coerciones de los instintos como supuso Freud sino por un exceso de oferta de goces.
Y por la inconsistencia de los aprendizajes que debieramos emplear en su manejo.
