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Ninfomanía: el masoquismo en la mujer

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ninfa

El termino “ninfomanía” -del mismo modo que el término satiriasis-, ya no se usa en las clasificaciones psiquiátricas y ha sido sustituida por otras etiquetas igualmente oscuras como “adicción al sexo” que aunque aun no está aceptada en las clasificaciones internacionales es muy posible que lo acabe siendo al menos como un subtipo de eso que el DSM-V llama “adicciones comportamentales”, una especie de adicción sin droga.

De las manías de Esquirol, solo subsiste una, la cleptomania. Ahora ya no se cree en que ciertas mujeres sean víctimas de una perversión constitucional que las impulse a cohabitar sin ton ni son. La ninfomanía o mejor su conceptualización ya no existe pero existe la promiscuidad y sobre todo existe el masoquismo.

Definir qué es y qué no es promiscuidad es un tema complejo y controvertido porque es muy fácil caer en la idea puritana de que hay un exceso de actividad sexual “per se”y más: porque lo cierto es que no sabemos donde poner el punto de corte entre actividad sexual normal y actividad sexual excesiva, ¿como medir la subjetividad? Esto es lo que le pasa a Joe el personaje de la película de Lars Von Trier que ha sido objeto de un seminario de metaformación de nuestro Hospital y que os dejo más abajo.

Es por eso que es posible hablar de dos clases de promiscuidad, una adaptativa y otra inadaptativa. Los criterios para definir qué es una actividad sexual inadaptativa son estos:

  • Existe una impredictibilidad en las relaciones a largo plazo y el individuo es incapaz de mantener una relación, incluso cuando esta relación es beneficiosa para él.
  • Las relaciones suelen romperse a causa de la interferencia de otras relaciones.
  • La conducta sexual interfiere en el funcionamiento general del sujeto, en forma de preocupaciones obsesivas o victimización.
  • Existen conductas de riesgo que llevan al menos a embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual y de repetición, pareciera como si el individuo no aprendiera de sus errores y donde el corto plazo se impone siempre al largo plazo.
  • No existe una relación hedónica con la actividad sexual sino culpabilización y/o victimización. Las relaciones suelen ser tormentosas, intensamente emotivas o aniquiladoras.

Pero lo cierto es que no podemos explicar el drama de Joe sin entender que es el masoquismo.

Para entender que es el masoquismo el lector tiene que darse una vuelta por otro concepto psicoanalitico: el narcisismo. El masoquismo es una versión de la misma esclavitud. Si el narcisismo solo tiene un amo, el Yo, el masoquismo tiene un distinto amo: El Superyó.

El Superyó además y según Freud tiene dos partes: el Yo ideal que es el aspecto hedonistico y al servicio de los propios intereses de la parte moral del individuo (una moral inmoral) y el Ideal del Yo que es la parte coercitiva, la parte punitiva de la moral.

Las conductas masoquistas, el dolor, la humillación, las conductas de riesgo que persigue Joe en una especie de carrera hacia la degradación, es un tributo que paga por su sometimiento al Superyó, a esa parte punitiva, tras la que se adivina un goce oculto.

Joe no solo se degrada a si misma a través de su promiscuidad, sino que degrada sobre todo al amor. En realidad a quien degrada es a su objeto amoroso por excelencia: su padre. Le degrada y se venga de él constantemente en una repetición de un coito fantasmático con él. Un coito que no  resulta en absoluto placentero, un coito que representa al tabú del incesto. El limite del placer.

Pero cuando el placer ya no es posible todavia podemos recurrir al dolor, parafraseando a Lou Andreas Salomé.

 



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