Quantcast
Channel: neurociencia neurocultura
Viewing all articles
Browse latest Browse all 778

Una teoria unificada de la enfermedad mental

$
0
0

capture

El paradigma psiquiátrico predominante en la actualidad es el conocido como paradigma kraepeliniano y consiste en la convicción de que las enfermedades mentales son entidades naturales como las enfermedades médicas. No importa que ya sepamos que las enfermedades mentales son patoplásticas (sigan criterios culturales) estén fuertemente influenciadas por las creencias o zeitgeist de nuestro tiempo o muten hacia formas más benignas o más malignas. Seguimos creyendo que estas enfermedades son como las otras: entidades fijas que se repiten a sí mismas configurando una identidad sintomática. Además creemos tambien que estas entidades son discretas, esto es separadas unas de otras, a pesar de las fuertes evidencias de signo contrario.

Y la verdad es que cuesta mucho modificar ciertas creencias y agradecerle a Kraepelin sus esfuerzos en haber logrado identificar las tres grandes psicosis: paranoia, psicosis maniaco-depresiva y esquizofrenia y despúes despedirnos de él depositándolo en el museo de la historia de las conceptualizaciones psiquiátricas. Pero más allá de Kraepelin ha habido otros psiquiatras que pensaron la enfermedad mental de otro modo. Para empezar hay que recordar a Wilhelm Griesinger cuya conceptualización era bastante distinta a la del maestro.

Griesinger – y entre nosotros Bartolomé Llopis descriptor de la psicosis pelagrosa- defendieron la hipótesis de que los sintomas psiquiátricos constituían mas bien una macedonia de frutas y no tanto un plátano con color y sabor a plátano. Hablaron de un concepto muy importante sobre el que nosotros los psiquiatras volvemos una y otra vez: la psicosis unica. Es decir, la idea de que las enfermedades mentales tienen un mismo origen y diferentes destinos según la “especialidad” genética y probablemente bioeléctrica de cada cerebro.

David Kessler en su nuevo libro “Capture” propone una teoría unificada de las enfermedades mentales, con base en un análisis histórico de diferentes casos y personajes que han padecido diferentes enfermedades mentales y adicciones. Kessler considera que en todos los casos existe un proceso neurológico en común, al cual llama “captura” y define como una atención selectiva que se enfoca –muchas veces obsesivamente– en uno o en una serie de estímulos y no en otros (en los millones de estímulos que nos bombardean cada instante). Es decir, algo nos captura y esto echa andar un circuito de respuestas neurales que con el tiempo se convierten en una enfermedad. Esto sugiere que una enfermedad mental es, sobre todo, una forma de ver el mundo, una perspectiva que al reforzarse, al fijarse obsesivamente y recibir el peso de una atención psíquica constante, nos encasilla y encierra en un estado determinado (y por el peso y la presión nerviosa hace que se desgaste la estructura cerebral). Esta perspectiva altamente selectiva suele ser desequilibrada, pero no es el resultado de un desequilibrio o un desbalance químico primario del cerebro, sino es esta tendencia la cual al reproducirse tiene efectos químicos en el cerebro (en esto Kessler propone una teoría radicalmente divergente de lo que la medicina moderna supone). (Extraido de esta web)

En realidad la idea de Kessler no es nueva aunque aporta la novedad de que el desequilibrio mental no sería primariamente estructural sino más bien el resultado de un uso funcional exagerado de un determinado circuito cerebral que sufriría asi un desgaste y una degeneración. Además Kessler supone que las enfermedades mentales tienen un mismo origen que situa en una estructura neurológica que llama “Captura”, algo muy parecido a los que los psicoanalistas llamamos “fascinación” y que según describe parece tener relación con lo hipnótico, la autohipnosis o la autosugestión. En cualquier caso la captura se produce por un enfoque selectivo de nuestra atención hacia un determinado estímulo que capta para si el centro del campo perceptivo. Una captación obsesiva que echa a andar un circuito de respuestas neurales que con el tiempo se convierten en una enfermedad.

Pero tambien puede darse el caso contrario, esa captura obsesiva puede dar lugar a un hallazgo cientifico extraordinario, un gesta heroica o una obra de arte universal. Dicho de otra forma, esta “fijeza” a la hora de elegir estimulos parece estar en el origen tanto de la locura como del genio. No hay genio, ni tarea heroica sin obsesión. Se genera un bucle de realimentación negativa

La mayor parte de nosotros hemos tenido esa experiencia de captura y m,ucho más importantes son las capturas que hemos tenido en la infancia, cuando cualquier estimulo puede captar nuestra atención y configurarse como un atractor. Se trata de estimulos que nos fascinaron y atraparon nuestra atención, si bien la mayor parte de las veces los desechamos y los dejamos pasar, es decir no logran atraparnos.

Un ejemplo de captura.-

Observe la siguiente foto:

lenceria

A todos los hombres heterosexuales nos gustan estos elementos que clasificamos como lenceria sexy. Medias, bragas, sujetadores, ligueros y tambien a veces los pies, los zapatos de tacón, los pechos o el pelo de las mujeres, también los tatuajes y los piercings (según gustos). Se trata de una escena que nos captura, nos excita. ¿No es cierto?

Sin embargo podemos salir de su influjo a voluntad, simplemente podemos ponerle fin, nos captura y podemos descapturarnos.

Este fenómeno que habla “de nuestros gustos” puede llegar más lejos y se relaciona con la “fetichización” que podria definirse de esta manera: “Ha de ser asi y solo asi”. Son esos objetos parciales los que nos interesan, las medias en sí mismas, es por eso que algunas personas las coleccionan e incluso las roban para poder contemplarlas a voluntad.

Y ahora observen esta otra fotografía:

travestiS

Se trata de diferentes niveles de captura: en el primer caso la ropa interior es algo que se añade al erotismo, algo que suma a la excitación pero que mantiene al objeto entero sin fraccionar. No es la lencería sino la mujer que lleva lencería la que nos excita. En el segundo caso hay ya un proceso de fragmentación de “la parte por el todo”, el individuo fetichista busca el objeto inanimado en sí mismo y prescinde del objeto. En el tercer caso –trasvestismo fettichista– el individuo se transforma a sí mismo en aquello que desea. Tres destinos bien distintos para la excitación sexual. Tres destinos de captura.

De modo que lo que Kessel describe como “captura” atañe u mucho a lo que los psicoanalistas entienden como “fetichización”. Pero la pregunta que habría que hacerse en este momento es la siguiente: ¿Por qué esas medias, esos tacones o esa ropa se convirtieron en fetiches, por qué nos capturaron?

Oigamos a un fetichista famoso, oigamos a Rousseau:

“Quien creería- dice Rousseau- que este castigo de niño recibido a los 8 años por mano de una mujer de treinta decidió mis gustos, mis deseos y mis pasiones, para el resto de mi vida y todo eso en el sentido contrario a lo que debería ser habitualmente. Al mismo tiempo que mis sentidos se despertaron, mis deseos sintieron tan bien el cambio que les impartió lo que había experimentado, que no se atrevieron a buscar otra cosa”.

Y:

“Mi antiguo placer de niño, en lugar de desvanecerse, se asoció de tal manera al otro (relación sexual) que no pude nunca descartarlo de los deseos encendidos por mis sentidos: y esta locura, unida a mi timidez habitual, me ha vuelto siempre muy poco emprendedor con las mujeres.”

Según la experiencia de Rousseau -paradójicamente el filósofo del contrato social- para ser capturado ( en su caso por el masoquismo) hacen falta dos cosas, primero una experiencia infantil voluptuosa, – dice-, obsérvese que no dice erótica o sexual, sino voluptuosa y luego ya en la adolescencia, que esta experiencia se asocie a la pulsión sexual propiamente dicha.

Freud fue el primero en darse cuenta de que lo que importaba en las neurosis o en las perversiones sexuales no era el trauma en sí (exceptuando los traumas infantiles graves), sino la elaboración posterior que se hiciera de él. Se trata de la teoria de la impresión subjetiva o del impulso inaceptable: los traumas -por sí mismos- son banales en relación con el impacto que pueden llegar a causar dependiendo de los mecanismos que pongamos en marcha para computarlos, entenderlos o integrarlos.

Aqui de lo que estamos hablando es de una simple contemplación: contemplar una mujer desnuda, o ligeramente velada, una mujer desnudándose o espiar a una mujer mientras se desnuda, verla crecer cuando usa tacones a la vez que se propicia sus contorsiones de caderas, presenciar una escena fuertemente erotizada (en la mente de un niño) como por ejemplo un hombre que lava los pies a una mujer, contemplar el coito entre dos adultos o simplemente atisbar unos pechos detras de un albornoz, son experiencias muy excitantes para un niño varón y coinciden con el despertar de su sexualidad fálica.

Escenas que nos capturan porque nos excitan en un momento en que no sabemos qué significa esa excitación y no sabemos ponerle nombre. Pero hace falta algo más que la imagen en sí misma.

Hace falta algo más que el revelado, hace falta que esa fotografía se fije, y es por eso que se hace necesario hablar de la fijación.

Para Freud la fijación era aquel mecanismo mediante el cual la libido se une fuertemente a personas o imagos, reproduzca un determinado modo de satisfacción, permanezca organizada según la estructura característica de una de sus fases evolutivas. La fijación puede ser manifiesta y actual o constituir una virtualidad prevalente que abre al sujeto el camino hacia una regresión.
El concepto de fijación forma parte, en general, de una concepción genética que implica una progresión ordenada de la libido (fijación a una fase). Pero, aparte de toda referencia genética, también se habla de fijación dentro de la teoría freudiana del inconsciente, para designar el modo de inscripción de ciertos contenidos representativos (experiencias, imagos, fantasías) que persisten en el inconsciente de forma inalterada, y a los cuales permanece ligada la pulsión. (Tomado de la wiki)

Neuronas y guasaps.-

Hay una forma de entender mejor la fijación y es el mecanismo mediante el cual las neuronas se unen, se refuerzan y se consolidan.

Imagine que usted es una neurona y que su pareja es otra neurona. Usted y su pareja no están siempre juntos pero pueden estar conectados por el móvil. Podemos ir un poco más lejos y pensar que ustedes están conectados por “guasap”. El “guasap” supone un modo muy interesante de hiperconexion porque es permanente y no necesita la disponiblidad on line continua, usted puede escribir un mensaje y cuando su pareja lo reciba le contestará. “llegaré un poco más tarde a casa” y cosas asi.

Podriamos decir que usted y su neurona amiga mantienen entre ambas una conversación privada no-convencional (virtual), en cierta forma semejante a una conversación , uno dice, el otro contesta salvando las distancias en la conversación formal que se basa en la inmediatez. El “guasap” permite espaciar las respuestas y demorar esa cadencia estimulo-respuesta en que se basa cualquier conversación. Digamos que los mensajes sin contestar o sin leer pueden ir acumulándose.

Pero también hay grupos de guasap, usted tiene varios de esos grupos, uno de los amigos de su trabajo, otro su familia, otro los amigotes del futbol. cada uno de esos grupos son “neuronas” que se agrupan por afinidad, un día salieron de copas juntos y luego cuando hay que salir de copas usted recurre a ellos. Los grupos de guasap son una metáfora muy interesante para comprender porque las neuronas reclutan y se conectan con otras neuronas con gustos o intereses parecidos, a través de estímulos subumbrales hasta que consiguen consolidar su unión..

Y una vez constituido un grupo hay dos posibilidades:  el grupo se extingue, por falta de uso o bien se refuerza  a si mismo con nuevas neuronas reclutadas con intereses afines y con la participación activa de sus miembros.

Creo que esta idea puede ayudar a comprender mejor y desde un punto de vista neurofisiológico este fenómeno de fijación. Lo interesante es que sin fijación no puede haber regresión (una especie de túnel del tiempo que nos permite volver atrás en caso de apuro extremo), es decir sin ese montante de neuronas, escenas o imágenes cargadas de excitación -y que con toda seguridad se consolidaron en la infancia- no puede haber retorno del placer en la vida adulta. Es por eso que el placer siempre vuelve a sus orígenes, allí donde se generó por primera vez, en la sexualidad infantil, si bien no preside constantemente nuestra vida sexual adulta, pues el individuo puede ser “capturado” por otros goces.

Otro fenómeno que creo está relacionado con la captura de la que habla Kessel es el aferramiento del que hablan los yoguis. Según ellos el aferramiento o el apego sucede por nuestra ignorancia. nacemos ignorantes y es precisamente esta ignorancia la que nos lleva por el camino del Karma, esto es de la repetición. Aquí hay un post donde el lector puede profundizar en esta idea,

Naturalmente aquello que puede capturarnos no es siempre una escena erótica, puede ser una idea, una creencia, un ruido, una apatía, una manera de ser, una ocurrencia. Cualquier cosa puede ejercer de atractor y constituirse como un grupo de guasap que no dejara de crecer gracias a la realimentación continua que iremos dándole a lo largo de nuestra vida. Así Kessel a través de este mecanismo de captura pretende explicar ese origen común para todas las enfermedades mentales, no solamente de las parafinas, sino de las psicosis, las adicciones, la ansiedad y los trastornos afectivos. La sopa primordial de la que procederían todos estos desarrollos seria ese mecanismo que hace que determinados estímulos -banales a veces- se constituyan en los amos de nuestro psiquis y asimilen agregados posteriores que derivarían la psicopatología por uno u otro lugar.

¿Pero cual es -de entre los mecanismos conocidos por la neurociencia- aquel que Kessel describe como ese mecanismo neural que facilita esa captura?

No cabe duda de que Kessel está hablando del kindling (encendido).

QUÉ ES EL KINDLING

Kindling puede ser traducido como encendido o más bien como sensibilización o sea lo contrario de la habituación. Se trata de una hallazgo de Goddard que buscaba un modelo animal de epilepsia para el laboratorio, trabajando con ratas y varias especies animales descubrió que las repetidas señales eléctricas subconvulsivas podian operar a medio y largo plazo de forma acumulativa y disparar una convulsión. Una vez establecida este nuevo umbral ya no era necesario seguir estimulando al animal que quedaba asi convertido en epiléptico, es decir tenia convulsiones en ausencia de los estimulos.

El kindling puede establecerse mediantes descargas subconvulsivas eléctricas pero tambien con sustancias quimicas (picrotoxina, lidocaina, etc) y tambien – y de ahi su interés en la patologia humana- mediante experiencias ansiógenas o eventos estresantes. Un evento estresante cualquiera (en una personalidad vulnerable) puede encender el mecanismo que después irá incrementándose en la evolución del individuo y más tarde independizándose del sistema haciéndose automático (caótico en cuanto a desordenado pero previsible). El kindling se estableció como un modelo explicativo de muchas enfermedades mentales sobre todo para el trastorno de pánico, la dependencia al alcohol, y la cocaína, asi como un modelo perfecto para estudiar las oscilaciones del humor del trastorno bipolar y tambien los trastornos de personalidad interictales de la epilepsia, o la adicción al alcohol.

Si bien no se ha podido demostrar que el kindling animal (que siempre es posible objetivar por sus huellas en el EEG) sea el mismo fenómeno que se encuentra implicito en la evolución de un trastorno afectivo, es coherente desde el punto de vista explicativo invocar un modelo kindling-like para explicar las oscilaciones del humor. Sabemos sin embargo que los medicamentos antiepilépticos tienen propiedades como normotimicos pero tambien sabemos que aunque algunos de esta familia los tienen, el efecto anticonvulsivo es distinto al efecto normotimico. Tambien sabemos que algunos medicamentos, como los barbituricos, el diazepan, el clonacepan o las hidantoinas que son anticonvulsivantes carecen de efecto normotimico alguno, mientras que otros como se comportan como anticonvulsivantes y normotimicos. Otros por fin son normotimicos pero carecen de toda acción anticonvulsivante como el litio.

Por otra parte el agente inductor del kindling no es siempre el agente quimico o electrico sino muchas veces la ausencia del mismo. Por ejemplo en el alcoholismo es la abstinencia la que genera el kindling y tambien las convulsiones, mientras que en la dependencia a la cocaina es la cocaina misma la que provoca el efecto kindling pero no por sus efectos psicoestimulantes sino por sus efectos anestésicos. En las oscilaciones del humor lo que tiene importancia es la frecuencia de la ciclación, asi en los cicladores rapidos podemos afirmar que tienen más riesgo de hacer más fases, brotes y hospitalizaciones que aquellos que tienen pocos brotes lo que es coherente con la masa critica que es necesaria para convertir un sistema predecible y causal en otro aperiódico o caótico.

Bibliografia.-

Bartolome Llopis y la psicosis unica.

J.J. Rousseau: Confesiones.



Viewing all articles
Browse latest Browse all 778

Trending Articles