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La histeria del trauma (VIII)

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Leo Eitinger fue un médico eslovaco y judío que sufrió persecución por parte de los nazis y anduvo deportado en Auschwitz; después de la guerra se estableció en Noruega y comenzó a especializarse en Psiquiatria y más concretamente en estrés postraumático.

Para entonces el TEPT se encontraba bien definido y admitido por todos los agentes sanitarios pero los supervivientes de los campos aun tenian que enfrentarse a otras sospechas. Más concretamente la sospecha era de que los judios no habian sido lo suficientemente  resistentes a sus oprobios y humillaciones. Se les acusaba de haber sido mansos y haber acatado su confinamiento sin hacer nada. Otra vez el mundo reaccionaba dándole la culpa las víctimas.

La culpa de las victimas.-

Lo interesante del trauma es que siempre que exista un perpetrador y una victima se genera una dialéctica infernal: el perpetrador quiere silencio y olvido y la victima quiere compromiso, memoria y acción. Lo interesante de esta dialéctica es que la sociedad suele ponerse también de parte del perpetrador y suele o bien “negar” lo sucedido, o bien relativizarlo con acusaciones de que la victima exagera, miente o busca algun tipo de “compensación económica” o de cualquier otra naturaleza.

Lo cierto es que los supervivientes judíos no encajaban en el lecho de Procusto que significan los diagnósticos operativos. El TEPT diferido que muchas de aquellas victimas presentaron tardiamente (a veces 20 años después) era bastante distinto al TEPT de los combatientes, o al TEPT de los accidentes o desastres naturales. Es por eso que la conceptualización de los TEPTs hubo de cambiar de nuevo: el confinamiento o la cautividad por sí mismas podian resultar tan perturbadores como aquellos que señala el criterio A del diagnóstico de TEPT.

De manera que podemos adelantar una cuestión fundamental que iré desarrollando de aqui en adelante: los criterios categoriales no hacen sino oscurecer la multplicidad de posibles desarrollos de un eventro traumático único o un evento traumático continuado. Es por eso que algunos autores como Bessel Van der Kolk han propuesto hablar de “espectro traumático” algo muy parecido a los que sucede con los trastornos del espectro autista: no se trata de una enfermedad única sino de varias enfermedades emparentadas y relacionadas con el neurodesarrollo infantil y con distintos destinos, algunos de los cuales son tan raros que no poseen ni nombre.

Algunos autores han propuesto definir el trauma en dos grandes grupos: el trauma tipo 1, que es unico, como por ejemplo una violación y el trauma tipo 2 que es crónico y que forma parte de la expectativa habitual, traumas que están relacionados con la crianza, la convivencia o el confinamiento. Un ejemplo de trauma tipo 2 seria el niño que crece en una atmósfera presidida por un padre alcohólico y violento, impredecible que genera a su alrededor un clima de terror.

Probablemente las variables critica en un trauma está relacionada con el miedo, la violencia, y la indefensión. En este sentido no todos los traumas tienen el mismo peso en el desarrollo psicopatologico posterior al mismo y las secuelas son más importantes cuando han sido continuados que si han sido puntuales. De entre ellos vamos ahora a explorar los traumas infantiles.

El abuso infantil.-

Aunque cuando hablamos de abuso infantil estamos siempre pensando en los abusos sexuales mi opinión profesional es que los abusos sexuales son una pequeña parte de los abusos de otro estilo que los niños soportan en su infancia. Por otra parte no hay estadísticas fiables sobre este asunto por varias razones:

1.- Los pacientes que han sufrido abusos sexuales en su infancia suelen olvidar este tipo de recuerdos, sin embargo es mucho más frecuente que estos recuerdos persistan en la memoria con mayor o menor supresión voluntaria.

2.- Además, los abusos sexuales suelen perpetrarse en condiciones de “silencio forzado” por el abusador de manera que el secreto impuesto puede estar operando incluso años después del mismo abuso.

3.- El abusado, acuciado por sentimientos de vergüenza y culpa puede mantener ocultos estos abusos hasta muchos años después.

4.- El abusado puede contar su abuso a alguien (usualmente la madre) y no ser creido.

5.- Un niño puede ser inducido por alguien a tener un recuerdo falso. Algo que debemos precisamente al mismo Freud. Hoy sabemos que es uno de los peligros de la hipnosis y no sólo de la hipnosis sino de algunas formas de folkterapia. 

Los falsos recuerdos son el copia-pega de nuestra memoria

6.- Los traumas graves no se suelen reprimir sino que se caracterizan por la reexperimentación, excepción hecha de los muy precoces que suelen encontrarse muy oscurecidos.

Hay que andarse con mucho cuidado con la forma en que intervenimos para extraer información de nuestros pacientes pues podemos influir sobre narraciones falsas de los hechos. Cuando lo que está en juego es una intervención judicial, hay que ser muy cuidadosos y saber que los recuerdos pueden ser fácilmente trasplantados. Está documentado el hecho de que una persona puede llegar a declararse culpable por crimenes que nunca cometió.

7.- En cierto paises como en USA el numero de abusados sexuales en la infancia es sustancialmente superior (según las estadisticas) a los europeos. Nadie sabe explicar las causas de este fenómeno cultural que probablemente tenga relación con el crédito que algunas culturas -las más conservadoras o moralistas- dan al abuso sexual o a la misma definición del mismo. Tambien es posible que la densidad de “terapeutas” sea mayor en USA que en otros lugares, y es seguro que aquellos terapeutas que practican ciertas formas de terapias encuentran más recuerdos de abusos que otros.

8.- Un niño por debajo de 5 años no puede diferenciar entre algo que oyó, o le dijeron, y algo que le pasó.

Asi y todo los abusos sexuales existen y pueden ser investigados a través del juego, lo que interesa no es la discusión sobre sue xistencia sino comprender qué fenomenos están involucrados con su desarrollo a largo plazo ¿Existe una personalidad postraumatica? ¿Tiene algo que ver el TLP con traumatismos sexuales como sostienen algunos psiquiatras?.

Los niños abusados inventan juegos muy relacionados con las escenas de abuso aunque no las recuerden, lo que habla en favor de la idea de que el abuso -aunque no se recuerde- habita en la memoria.

trauma

Según Judith Herman los niños abusados desarrollan talentos especiales,a veces casi sobrenaturales, pues han sido “entrenados”en detectar pequeñas variaciones en el estado de ánimo de los demás, a detectar pequeños signos de excitación sexual o de cólera, a adelantarse a los deseos de los demás o a satisfacerlos o adivinarlos. Hablamos entonces de la hiperempatía, que se ha descrito en los border-lines,  una especie de superempatía paradójica  La paradoja está entonces en que tienen mucha habilidad para leer las emociones pero tambien una tendencia a la distorsión de las mismas. La hiperempatía deviene inadaptativa pues leer las emociones ajenas -aun sin errores- no asegura la coherencia de las propias e interfiere probablemente en la construcción de la identidad.

Lo que parece ser cierto es que los abusos emocionales en la infancia y la negligencia parecen tener más importancia en el desarrollo adulto de un trastorno de personalidad que los abusos sexuales con lo que nos volvemos a dar de bruces con la idea original de Freud.

Bibliografía.-

Eitinger, L. (1980).”The concentration camp syndrome and its late sequel” New York: Hemisphere.
Herman, Judith Lewis (1997) [1992]. Trauma and recovery: the aftermath of violence – from domestic abuse to political terror. New York: BasicBooks

 



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