El mesencefalés es el idioma que hablan los síntomas de conversión y psicosomáticos @pacotraver
Hace algunos años escribí un post (mejor dicho dos) sobre este relato autobiográfico de Siri Huvsted y que he presentado en distintas conferencias y sesiones clínicas. Me gustaría ahora ampliar las ideas que el lector podrá encontrar en la lectura de aquel post y este otro que le sigue junto con los comentarios.
“La mujer temblorosa” no es una novela sino un relato inclasificable, una experiencia personal fundamentalmente clinica (una novela clínica) narrada en primera persona que es en realidad un pretexto para hacer un recorrido sobre la historia de la psiquiatría, del psicoanálisis y de la neurologia y sus puntos de fricción a la hora de conceptualizar esas enfermedades que se encuentran en los bordes de esas mismas disciplinas. Aun hoy por ejemplo la migraña (jaqueca) es considerada por los franceses como una enfermedad digestiva, por los alemanes una enfermedad nerviosa y por los americanos una enfermedad vascular. Efectivamente la jaqueca es una de esas enfermedades misteriosas que se niegan a ser apresadas por ninguna de estas especialidades y que siguen un curso crónico y terapéuticamente decepcionante.
La anécdota clínica de Siri y que sirve de engranaje de búsqueda bibliográfica y detectivesca a un buen número de temas de interés neurocientifico es un episodio de temblor paroxístico en ambos hemicuerpos acaecido enmedio de una conferencia que pronunció como homenaje a su padre muerto pocos meses antes de la emision de esa misma conferencia. Al parecer Siri es una conferenciante brillante, de esas mujeres que saben de arte, literatura y de muchas cosas de interés a las que se unieron -partiendo de esta búsqueda de explicaciones- los temas psicológicos y neurocientificos incluyendo el gran tema: la conciencia humana y el problema mente/cerebro. El caso es que Siri describe en su libro el episodio y sus circunstancias: un episodio de temblor inexplicable en una mujer segura de sí misma que nunca habia tenido pánico escénico y que estaba acostumbrada a cámaras, microfonos y público. Pero en aquella ocasión la escena era especial, pues tenia lugar en la universidad donde su padre fue profesor y en el momento en que se le dedicaba una placa conmemorativa colgada en uno de los abetos del campus.
Dotada de una magnifica comprensión de sí misma y de insight, Siri va notando que el citado episodio que pudo controlar a pesar de hallarse en público no le afectó la voz ni a su discurso y que no volvió a presentarse salvo en ciertos lugares que tenian relación con su padre o bien con los temas que su padre conocía como experto. Poco a poco llegó a la conclusión de que los temblores tenian que ver con su padre, pero ¿qué más?
Era condición para temblar hablar de su padre, no sólo estar en su territorio mental o ambiental sino hablar de él o de algo que estuviera relacionado semánticamente con él.
Se autodiagnosticó de histeria de conversión y comenzó a investigar sobre la misma y a leerse de cabo a rabo no sólo a Freud sino a los grandes maestros de la escuela francesa, Charcot, Briquet y Janet sobre todo y mientras tanto nos van desgranando sus antecedentes no en el orden en que se realiza una anamnesis convencional sino en el orden arbitrario con que los recuerdos le venian a la mente en una especie de autoanálisis literario de enorme interés para aquellos que, como yo, pensamos que escribir es un ejercicio catártico, liberador y profundamente terapéutico.
Se trata de una paciente con antecedentes de múltiples afecciones curiosas: la primera es una migraña crónica que sufre casi a diario y a veces ya al levantarse de la cama, digamos que convive ya ahora (a sus 50 años) con ese dolor que fue en su juventud mortificador, tanto que se hizo explorar por más de un neurólogo e incluso llegó a ingresar en un Hospital para un examen más profundo que no reveló (como es natural) nada anormal pues la jaqueca se caracteriza -como muchas de las enfermedades que conocemos los psiquiatras por su invisibilidad- por la falta de pruebas objetivas o lesionales a las que referirla. El caso es que la migraña de Siri no es ninguna broma e incluo poseía auras en forma de alucinaciones visuales liliputienses que anticipaban un próximo ataque. Además tenía accesos de parestesias, una extraña sensación de electricidad que le recorre el cuerpo y que para Siri son temblores en versión reducida y que a veces tambien le suceden durante su exposición en público.
Más que eso, a veces -más adelante declara- haber tenido alucinaciones auditivas, igual que sus dos hermanas, haber tenido cenestopatías, es decir la sensación de ser lanzada contra una pared o de ser abducida por una fuerza sobrenatural y mantener conversaciones con su doplenhanger, su doble benévolo.
Es obvio que con estos datos cualquier psiquiatra y más si es americano de esos que diagnostican por DSM se pondria en guardia, ¿No son las alucinaciones auditivas signo de esquizofrenia o de epilepsia del lobulo temporal?¿No son demasiados estigmas psicopatológicos todos estos síntomas? Lo cierto es que ninguno parecía por sí mismo justificar un diagnóstico u otro ni siquiera tomándolos todos juntos.
El caso es que Siri pronto descartó la hipótesis de la histeria y se centró en la posibilidad de que estuviera elaborando un duelo patológico por lo que volvió sus pesquisas hacia la identificación, un término que habia sido descrito por Freud en “Duelo y melancolía”.
Pero Siri no estaba deprimida de modo que el diagnostico de duelo o de depresión no encajaba bien en sus temblores, aunque es cierto que estaba -según declara- muy identificada con su padre.
De esta primera andanada de datos hay ya alguna evidencia patográfica: Siri ha padecido desde siempre síntomas disociativos múltiples, probablemente a causa de algún trauma infantil no identificado y con independencia de eso parece haberse especializado en ellos a partir de una cierta excelencia disociativa.
¿Qué significa identificarse con el padre y qué relación tiene esa identificación con su síntoma actual?.-
Para un niño todo aquello que le gusta es idéntico a lo que quiere ser o poseer: “me gusta esto pues lo soy o lo quiero para mi”, así hablaría el mesencéfalo límbico de un niño de 3-7 años: Para un adulto, identificarse es un proceso limitado que consiste en adquirir o introyectar ciertas cualidades del progenitor en cuestión, asi no es raro que un padre médico tenga un hijo médico sin que sean definitivamente iguales. Se considera que estos procesos de identificación son normales y representan restos de la identificación infantil original. Siri era licenciada en literatura y de alguna forma repetía en su elección la profesión del padre, de modo que existe en ella un elemento de enlace entre ella y su padre: la profesión y los gustos. Y tambien la confesión que realiza la propia Siri cuando dice que “estaba muy unida a su padre”.
De una manera lúcida Siri relaciona la capacidad de identificarse con la empatía y declara que en un continuo entre la indiferencia total y la empatia plena ella estaria cercana a ese 10 de una supuesta escala analógica. Siri es pues una persona hiperempática. Describe entonces sus sinestesias, lo que se conoce con el nombre de sinestesia tacto-espejo, es decir la capacidad de sentir en el propio cuerpo las caricias o los golpes que se ven dados en otra persona. Es por eso que Siri detesta las peliculas violentas o las brusquedades en general pues siente que aquellas torturas que suceden en pantalla se le están inflingiendo a ella misma. Habla también de la escritura automática y como la mano que escribe puede actúar de alguna forma de una manera independiente de la lectura y del pensamiento consciente como si fuera un proceso dictado por alguien de ahi afuera, como un rapto paroxístico que sucede en todos y cada uno de los que escribimos. Pone el ejemplo de Yeats o de Blake como escritores automáticos y describe su propia experiencia en ese terreno. Cabría añadir el ejemplo de Cortazar.
Se le atribuye a Julio Cortazar el ser uno de los afortunados que escribió gran parte de su obra en ese estado que otros han llamado flow y que la psiquiatría clásica describió como “estados segundos” y que además pudo describirlo para hacerlo transmisible. Se trata de un contacto con la verdad, pero no sobre una “Verdad revelada” sino con un tipo de verdad más pedestre que tiene que ver con la capacidad individual para operar sin el influjo del tiempo, las emociones o la realidad. Y que no puede llevarse a cabo sin dominar una disciplina sea la música, la escritura o la pintura. Cualquier persona puede fluir si domina alguna parcela, algun canal para llegar a ella, pero el flow no es independiente del conocimiento previo. No hay flow sin entendimiento, sin ese tipo de entendimiento que no precisa pensar de tan conocido.
Es por eso que no estoy tampoco de acuerdo es que la concentración por sí misma sea suficiente para alcanzar este estado óptimo de conciencia. Uno puede concentrarse para leer, o para escuchar una pieza musical, tambien para guardar el ganado o para pintar las paredes. Pero esto no es flow.
Para que haya flow es necesario (tal y como supuso la psiquiatría clásica) que existan al menos dos polos en acción, uno es la concentración y otro es la abstracción. Es necesario que nos concentremos en lo que hacemos sin distraernos, enfocando nuestra atención en lo que hacemos pero además es necesario convocar otra fuerza: la fuerza de la abstracción de modo que lo que estemos haciendo pueda escalar un nivel y convertirse de una buena idea en una idea universal. Este contacto con el piso de arriba, con la abstracción es lo que consigue hacer estallar la chispa que enciende el flow. No es posible pues que exista flow en las tareas repetitivas o que exigan demasiada atención o minuciosidad en lo que uno hace, pues es precisamente esta “distracción” la que impide la aparición de la abstración y el flow.
Dicho de otro modo, el flow es la acción que lleva a cabo la corteza cerebral para poder abstraer sin usar la propia corteza cerebral sino prescidi endo de ella y ese parloteo continuo que emana de ella. El flow es el proceso mediante el cual el cerebro profundo toma el mando cuando se lleva a cabo una tarea para la que no es necesaria la conciencia de estar llevando a cabo esa misma tarea.
La identificación de Siri con el padre.-
Siri sigue dándonos datos sobre su capacidad para lograr casi a voluntad esos estados disociativos o estados de flow.
Pero la identificación con el padre no solamente tiene aspectos relacionados con los gustos o las elecciones profesionales. Gran parte de los procesos de identificación son inconscientes. Lo que es seguro es que sus episodios de temblor son conversivos por exagerados y situacionales (no pueden ser otra cosa) y suceden además en el momento en que le dan a su padre un premio honorífico una vez ya había fallecido. Siri era pues la que estaba en el lugar del padre.
Estar en el lugar del padre es una situación amenazante sobre todo si nuestro padre era un genio, una especie de profesor venerado por toda la comunidad docente, un ser superior a los ojos de un niño/a. Muchos padres así son capaces de oscurecer la carrera de un hijo bien dotado solo por el miedo a fracasar en el empeño, a no estar a la altura.
“Quiero ser como mi padre” en mesencefalés seria algo así como “Soy mi padre, porque me gusta”.
Identificarse con el padre para una niña de 4-7 años significa poseer al padre.
Ahora bien toda identificación tiene una parte de ambivalencia, precisamente por haberse formado en una ventana plástica donde la corteza cerebral aun no ha madurado lo suficiente para discriminar ambas acciones psíquicas”quiero ser como” a “poseo a”. Ambas están movidas por el amor, la admiración pero también por la envidia y lo edipico.
El padre de Siri era de origen escandinavo, un inmigrante de la fría escandinavia. El adjetivo frío aparecemuchas veces en la novela de Siri hasta el punto en que el lector puede sentir ese mismo frío. ¿Qué sucede cuando tenemos frío?
Cuando tenemos frío nuestro tronco cerebral nos proporciona la solución mesencafalica correspondiente: ponerse a temblar para generar calor. No se trata de una buena solución aunque es la más arcaica. Nuestro sistema limbico nos proporciona otra solución: abrigarse o buscar el calor de otra persona. esta parece ser una mejor solución que la anterior. Por último nuestra corteza cerebral nos proporciona la solución más idónea: si tenemos frio lo mejor es encender la calefacción.
Aqui tenemos pues las tres soluciones que nos proporcionan nuestros tres cerebros, ¿pero por qué asocia Siri el frio con su padre?.
Naturalmente la frialdad del carácter del padre de Siri es una abstracción que le proporciona su corteza cerebral. No es que el padre tuviera frío sino que era frío, un intelectual poco dado a las manifestaciones amorosas y más bien preocupado por la literatura y cuestiones estéticas. En algún momento Siri asoció este rasgo de su padre con el temblor y por eso se echó a temblar cuando se expuso a la evaluación pública.
Pues no hay conversión sin disociación.
Y es por eso que comenzó a hablar en mesencefalés, el idioma del tronco cerebral.
¿Qué disoció Siri?.-
Lo que Siri escinde o disocia son sus sentimientos por su padre, por una parte aparecen en su conciencia los aspectos positivos, al admiración, su cariño, su recuerdo positivo y sobre todo su elección profesional, por fin Siri es una persona notable como el padre al que tanto admiró. Pero no todo es idílico en el pasado de esos sentimientos, está también su aspecto oculto:
No cabe duda de que en el temblor de Siri, hay un reproche hacia su padre y no cabe duda de que ese reproche no es racional, no se aprecia en el texto ninguno, tampoco hacia la madre que es un personaje subalterno y de alguna forma ignorado todo el relato. En el temblor de Siri aparecen sobrescritos en mesencefalés los siguientes textos:
1.- Yo estoy en el lugar de mi padre y no doy la talla
2,.Mi padre fue un hombre frío y por eso tiemblo.
3.- He ganado reputación pero he de pagar un peaje.
4.- Se trata en cualquier caso de un peaje menor que no afecta a mi lucidez mental solo a mi cuerpo.
Todos los sintomas de conversión contienen esta característica: la de mantener la lucidez mental en un cuerpo que parece haberse vuelto loco y que no siguen las leyes anatómicas de la neurología, algo que ya Babinsky describió como la “belle indiference”. el estado mental patognomónico de la conversión histérica.
Siri siguió ganando crédito literario en su vida sobre todo desde que se desposó con un eterno aspirante al Nobel.
Se trata de Paul Auster.