Mentalización puede definirse como tener la mente de una persona en la propia mente o bien una representación mental de la mente de otra persona. Se trata de uno de los instrumentos más potentes y una variable critica en cualquier psicoterapia, uno de esos elementos comunes que forman parte de todas ellas.
Mentalizamos cuando somos conscientes de los estados mentales en nosotros mismos o en los demás; cuando pensamos sobre los sentimientos, por ejemplo.
En la psicoterapia invitamos a nuestros pacientes a reflexionar sobre sus estados mentales y a favorecer la captación de este carácter representacional de los mismos. La práctica clínica requiere un mentalizar continuo, tanto de parte del paciente como del terapeuta. En lo que hace a este último, sus capacidades mentalizadoras varían de un paciente a otro.
El tratamiento se focaliza básicamente en los déficits del mentalizar del paciente, con el propósito de optimizar su funcionamiento en la vida cotidiana y, por ende, mejorar su calidad de vida, ya que la perturbación de esta capacidad desempeña un rol de la mayor importancia en los problemas del vivir, así como en los desórdenes psiquiátricos. Por esta razón, es importante crear las condiciones óptimas que favorezcan dicho incremento en el mentalizar, partiendo de las capacidades preexistentes, buscando que el consultante aprenda de qué modo puede mentalizar de un modo más consistente y efectivo, especialmente en las relaciones de apego cargadas de afecto.
La actividad mentalizadora se efectúa a través de los vinculo, es decir del apego, de tal forma que un trastorno del apego provocará a la larga fallas en la mentalización. La novedad de esta terapia es que pone el foco en la mentalización.
La mentalización no debe confundirse con la empatía -ese ponerse en el lugar del otro en sus aspectos más emocionales ni con la teoría de la mente (ToM) que es un saber sobre las intenciones del otro.
Recientemente hemos llevado a cabo en mi Hospital un seminario sobre esta cuestión y aprovecharé este post para prolongar los conceptos que el Dr Ginés Llorca expuso en aquel seminario.
Los precursores de la mentalización.-
La mentalización es un proceso cognitiva y emocional que recorre en su definición algunos caminos rurales antes de llegar a la autopista de la mentalización propiamente dicha, el primero de estos caminos rurales se llama “equivalencia psíquica”.
Equivalencia psíquica.-
La equivalencia psíquica es el resultado del pensamiento más primitivo, es decir del pensamiento mágico y del animismo, una forma de pensar típica en los niños de corta edad. Y que puede titularse de este modo:
“Desear equivale a realizar”
Los psicoanalistas hablan de omnipotencia o de grandiosidad y consiste en que el sujeto confunde su deseo con la realidad, “si me visto de niña entonces soy una niña”. Los juegos de disfraces dan la oportunidad incluso a los adultos de recrear este tipo de juegos muy placenteros para algunas personas, sobre todo para los travestistas, pero no podemos olvidar que no solo de disfraces vive el hombre y es perfectamente observable que muchos adultos, intelectualmente ingenuos confundan su visión del mundo con la realidad del mundo, algo que les puede llevar al engaño al estar convencidos de su superioridad moral. Esta posición es algo tan generalizado que no es necesario insistir sobre ello: nuestro pensamiento regresa a niveles animistas con más frecuencia de lo que pensamos.
El “como si”.-
Es el modo apariencia, ese mismo niño anteriormente citado puede disfrazarse de Batman y saber al mismo tiempo que no es Batman, jugar con el móvil de su padre como si fuera un coche de carreras y saber que el móvil no corre y así sucesivamente. El modo “como si” es el modo de funcionamiento de los sueños y de un sin número de conductas tanto patológicas como normales.
El “como si” impregna gran parte de nuestro manera de presentarnos en el mundo, con esa máscara que pensamos que nos hace mejores ante los demás, ese principio de aparentar lo que no somos en realidad pero que es socialmente deseable. Los trastornos alimentarios son el ejemplo más frecuente de la hegemonía de nuestra máscara, “si los demás piensan que soy bueno ( o atractivo) entonces soy bueno o atractivo.
“Consigue una buena fama y échate a dormir”
La apariencia como sustituto del ser, es uno de los resortes de la prementalización más socorridos en nuestro mundo. regresamos a él cada vez que sentimos ansiedad, cada vez que vamos a ser evaluados o cada vez que nos enfrentamos a un reto nuevo del que no guardamos ningún registro.
La prementalización teleológica.-
Consiste en transformar una representación en una conducta, en una acción, destinada a la descarga pero sin más fundamento que la de servir de sustituto de la mentalización, lo que en psicoanálisis llamábamos un “acting out”. Se trata de un plano de definición que consigue a corto plazo una tranquilización pero que no resuelve el dilema de elaboración a largo plazo que toda mentalización proporciona.
La mentalización es no sólo una técnica psicoterapéutica sino también una teoría del desarrollo psíquico emparentada con el psicoanálisis, la sistémica, la teoría del apego y la teoría cognitivo-conductual. Posee aspectos extraídos de Pierre Marty, y del mismo Piaget. Se trata pues de un híbrido, de un intento de integración entre múltiples concepciones del mundo psíquico y que no contiene en sí misma nada nuevo sino un lenguaje nuevo, una conceptualización nueva que viene empaquetada en odres viejos.
Como el buen vino.
Bibliografía.-
La mentalización en la práctica clínica