Robert Cloninger es un psiquiatra genetista ya famoso debido a que inventó un cuestionario de personalidad con orientación y fundamentación genetica y/o biológica. Un cuestonario que mide endofenotipos, un constructo a medio camino entre el fenotipo y el genotipo a diferencia del resto de cuestionarios que miden supuestos rasgos de personalidad u otras cuestiones con evidencia empirica pero casi siempre alejadas de su fundamento neurobiológico.
Asi Cloninger define 3 rasgos de temperamento y cuatro de carácter (7 en total).
La personalidad es un constructo etéreo difícil de definir y mucho más de conceptualizar. Podemos definirla como el conjunto de factores innatos o heredados (temperamento) junto con la colisión de aquellos en el aprendizaje o medio ambiente (carácter). También podemos definirla como el conjunto de rasgos persistentes en nuestra forma de reaccionar frente al medio, las defensas, locus de control y modos de afrontamiento que utilizamos pra hacer frente a las contrariedades o el estrés. Al no disponer de marcadores biológicos para su medida, nuestras convicciones acerca de qué factores pertenecen al temperamento y qué factores al carácter (y por tanto más influenciables por el aprendizaje) quedan siempre en una cierta ambigüedad. Hoy se admite que la introversión-extroversión es probablemente el rasgo de carácter con más influencia biológica y por tanto menos influenciable culturalmente. A este rasgo han ido añadiéndose otros (el modelo de los cinco factores de Costa y Mc Rae y el más reciente modelo de 7 factores de Cloninger). Así podemos llegar a diferenciar lo que es un rasgo (es decir algo persistente en la personalidad) de lo que es un estado (algo que sucede, como una enfermedad psiquiátrica). En Psiquiatria clasificamos a los primeros en el eje 2 y a los segundos en el eje 1. Aun así nos encontramos con múltiples dilemas diagnósticos que proceden por una parte de la heterogeneidad (múltiples síntomas de series diversas aparecen juntos) de los síntomas y por otra, de que muchos síntomas pueden clasificarse tanto como de eje 1 como de eje 2. Sucede con la distimia crónica por ejemplo, no sabemos aun si es un trastorno afectivo (algo que sucede o se aprende) o algo que permanece como un conjunto de rasgos que hacen al individuo vulnerable a determinados eventos vitales, probablemente las dos cosas son ciertas, pero se trata de un ejemplo para ver las dificultades taxonómicas que se presentan a la hora de clasificar y definir qué es carácter o personalidad y qué es un trastorno o enfermedad.
Con todo, los manuales de clasificaciones de enfermedades mentales no describen fenotipos reales sino la conceptualización consensuada por los psiquiatras acerca de “como suceden las cosas en la clínica”, es decir suponemos que los síndromes y trastornos que clasificamos responden a entidades reales, y lo hacemos por la evidencia de que casi siempre se presentan agrupados.
Evitación del daño (ED).- Hace referencia al factor innato relacionado con las estrategias que utiliza el sujeto para eludir los riesgos. No se heredan los miedos específicos pero una alta evitación del daño correspondería un mayor numero de temores, aprensiones y fobias, así como el uso del mecanismo de la evitación ante las dificultades.
La búsqueda de novedades (BN).- Este factor incluye probablemente otros subtipos relacionados con las sensaciones físicas (búsqueda de sensaciones) además de otro tipo de búsquedas, usualmente estéticas o intelectuales. Se trata del conocido factor de apertura a la experiencia descrito por Costa y Mc Rae. La búsqueda de novedades representa la apertura de nuestro sistema de aprendizaje hacia nuevas experiencias.
La dependencia de la recompensa (DR).- Significa el grado de sensibilidad que tiene el sujeto a los estímulos reforzantes o aversivos del entorno. Una persona con bajo nivel de DR será siempre más difícilmente educable que aquel que muestra avidez por las recompensas sean del tipo de que sean. La independencia de la recompensa representa un sistema de aprendizaje cerrado en si mismo, el individuo se las arregla solo y sólo confía en sí mismo a la hora de provocarse estimulación, motivación o tranquilización.
Persistencia (P).- Representa la voluntad, la capacidad del individuo para mantener proyectos a largo plazo, en ausencia de recompensas inmediatas.
Autodirección (A).- Es la capacidad del individuo para llevar una vida autónoma, responsable, orientada hacia metas y madura. Los obsesivos y los narcisistas son los únicos que puntúan alto en esta escala.
Cooperación (C).- La actitud compasiva, solidaria, empática, considerada y altruista. Como podrá verse más abajo excepto el trastorno de personalidad por dependencia todos los demás tienen puntuaciones bajas en cooperación e incluso en este caso no podríamos hablar de una verdadera cooperación sino de una estrategia de identificación con las propias dificultades.
Autotrascendencia (At).- Es la capacidad del individuo para sentirse parte de algo superior a si mismo o al grupo al que pertenece. Trascendencia espiritual, intelectual, estética, religiosa y en general el deseo de trascenderse a si mismo legando algo a la posteridad. Correlaciona fuertemente con la ambición y la creatividad. Como podrá observarse a continuación ningún trastorno de personalidad posee puntuaciones altas en At excepto el trastorno esquizotípico.
TRASTORNO | ED | BN | DR | P | A | C | At |
dependencia | alta | baja | alta | baja | baja | alta | baja |
evitación | alta | baja | alta | baja | baja | baja | baja |
anancástico | alta | baja | baja | alta | alta | baja | baja |
negativista | alta | baja | baja | baja | baja | baja | baja |
antisocial | baja | alta | baja | baja | baja | baja | baja |
limite | baja | alta | alta | baja | baja | baja | baja |
histérico | alta | alta | alta | baja | baja | baja | baja |
narcisista | baja | alta | baja | alta | alta | baja | baja |
esquizoide | baja | baja | baja | baja | baja | baja | baja |
paranoide | alta | baja | baja | alta | baja | baja | baja |
esquizotipico | alta | alta | baja | baja | baja | baja | alta |
Pero tal y como señala el titulo del post vamos a hablar de la dependencia de la recompensa y el castigo.
No cabe duda de que nuestras sociedades, aun las mas primitivas no podrian sostenerse sin el castigo o cualquier forma de sanción mediante la que la colectividad se asegura detectar y corregir a los egoistas, los tramposos, los violentos, los codiciosos o los que se saltan las reglas. Tal y como conté en este post, nuestro sentido de la civilidad procede de la amenaza, la coerción vigilante y en cierta forma la prescripción del castigo. El castigo tiene pues dos dimensiones, una la puramente punitiva y la otra preventiva.
Nuestras sociedades, sobre todo las sociedades de la modernidad y la postmodernidad han abdicado del castigo. El castigo ha dejado de tener partidarios y es hoy una patata caliente de la que nadie quiere hablar. El castigo sin embargo, es parte del trabajo de jueces, policia, fiscales y peritos o forenses de los tribunales. Se trata de saber qué grado de culpabilidad puede atribuirsele a alguien que ha cometido un delito.
Pero lo cierto es que no vivimos en el mejor de los momentos politicos ni sociales para tener este debate porque hasta la Carta Magna presupone que los castigos o penas de cárcel tienen un objetivo rehabilitador sin que nadie sepa de qué se está hablando cuando hablamos de rehabilitar a alguién. ¿Puede rehabilitarse un pederasta o un violador?
Lo cierto es que la experiencia es tozuda y sabemos hoy que ciertos delincuentes no van a rehabilitarse con el castigo. Pues para rehabilitarse con el castigo es necesario un cerebro sano.
La mayor parte de los delincuentes que reinciden lo hacen porque no tienen un cerebro sano, a veces se trata de sutilezas y no es necesario advertir en ellos ninguna lesión o enfermedad mental que vaya a disminuir su libertad de elección, aunque las cárceles están llenas hoy de enfermos mentales.
Se trata de una sutilidad tal y como esta: se trata de personas que puntuan bajo en dependencia a la recompensa.
Una persona que puntúa bajo en este rasgo temperamental es dificilmente educable puesto que para él el largo plazo siempre será algo inalcanzable, algo que no será computado o tenido en cuenta por su cerebro en oposición al corto plazo que es algo que emerge aqui y ahora.
La mayor parte de nostros preferiríamos un premio de 100 euros hoy que un premio de 110 euros la semana que viene, solo los que puntúen más alto en DR serian capaces de esperar. Una cuestión que se invierte si los premios se dan a las 30 y 31 semanas. Cuando los premios se dan a largo plazo todos somos capeces de esperar para ganar más, de modo que el incentivo más importante para nuestro cerebro es el aqui y ahora: la base de la impulsividad.
Es algo que aprendemos de niños: aplazamos algo que nos gustaria mucho obtener a cambio de esperar a que nos lo concedan nuestro padres quizá como premio ante algun éxito. de manera que en esta cuestión del aplazamiento que llamamos socialización intervienen dos factores: prrimero tiene que haber alguien que eduque y que permanezca firme a la hora de conceder recompensas y castigos y segundo: el niño tiene que ser educable, en el sentido de que dependa algo de las recompensas o castigos, es decir tiene que ser vulnerable a los premios y castigos. Lo genético y lo ambiental concurren a fin de constelar en el niño un estado de conformidad que con la repetición se transformará en un “saber esperar” que llamamos “resistencia a la frustración”.
El caso, es que las cárceles estan llenas de personas que puntúan bajo en resistencia a la recompensa, lo que significa que no son educables, ni reinsertables ni rehabilitables, tampoco es de esperar que el castigo les haga mella. ¿A qué mantener pues la hipocresia de la ideologia de la rehabilitación?. La cércel no rehabilita a nadie y si lo hace es posible afirmar que esa persona dispone de un cerebro normal.
De la misma manera con que hoy los jueces tienen en cuenta la enfermedad mental o la drogadicción como mecanismos de descuento de la responsabilidad en el futuro entrarán en juego otras variables que hoy por hoy no resultan aun mensurables.
Con todo esta argumentación no trato de decir que habria que prescindir de las cárceles sino que habria que dejarlas para quitar de la circulación a personas que sabemos -mas allá de la pena- que van a volver a reincidir. Dicho de otro modo y tal y como contaba Eagleman en el libro que recomendaba en el post anterior, las penas han de dejar de ser retrospectivas y transformarse en prospectivas.
Hay que permutar la culpa por la predicción de una conducta disruptiva.
Pues es posible con los instrumentos actuales discriminar a aquellos que reincidirán de aquellos donde esta reincidencia es poco probable.