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El crimen de Pioz y el sentido común

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Pienso luego existo es la consigna del hombre cartesiano, Actúo luego existo es el fleco que quedó fuera de las clasificaciones.

Recientemente ha quedado resuelto -en primera instancia- el juicio sobre el asesino de Pioz, un brasileño llamado Patrick que vivía en un pueblo de Guadalajara junto  a sus tíos y dos niños de corta edad.

Voy a ahorrarme los detalles porque están suficientemente divulgados por la prensa y voy a ocuparme de otras cuestiones que me han llamado la atención en este caso: me refiero a la curiosa apelación que la defensa ha hecho sobre “la anomalía cerebral” y que según ella explicaría en parte un crimen, por otra parte abominable al haber niños de por medio.

Se trata de uno de esos crímenes gratuitos, inexplicables que cuando saltan a la luz publica lo primero que aparece en nuestra mente es que debe ser obra de un trastornado, por su crueldad y sobre todo por su falta de explicación racional. Hasta donde sabemos no es un crimen por venganza, ni por sexo ni por dinero. Con el tiempo aparecen en prensa las primeras hipótesis: debe tratarse de un psicópata puesto que no hay ninguna anomalía cerebral que nos convierta en asesinos.

Lo interesante que tiene para el publico en general, esta etiqueta de “psicópata” es que se trata de un enfermo mental que mantiene -por así decir- la apariencia de una persona sana y corriente. Los más leídos de entre los lectores suelen decir que un psicópata es un enfermo moral, una persona que no tiene escrúpulos morales y que sabe muy bien de la bondad o maldad de sus actos, es decir se trata de una persona que sabe discriminar del bien o del mal, pero lo cierto es que lo moral no puede naturalizarse. Existe una paradoja en este diagnóstico de psicopatía: ¿si es un enfermo -aunque siendo moral- entonces tiene que tener alguna ventaja jurídica? ¿Son imputables los crímenes de un psicópata?

Bueno, hay un consenso jurídico en que no lo son, precisamente porque son capaces de distinguir entre el bien y el mal. ¿Pero si son capaces de distinguir entre el bien y el mal, porque llamarles enfermos?

La etiqueta “psicópata” contiene no pocas confusiones. Llama la atención precisamente que los psiquiatras y psicólogos les tengan en su punto de mira observacional desde hace siglos a fin de desentrañar el misterio de esa conducta inexplicable para cualquier persona sensata. Lo cierto es que la mayor parte de las dimensiones de personalidad de los psicópatas -tal y como sabemos hoy- son muy frecuentes en la población general tal y como conté en este post y no todos los psicópatas cometen crímenes.

Después hay otra variable con cierto prestigio, se trata de la empatía. Los psicópatas son personas sin ninguna empatía. Tampoco esto es verdad del todo, los psicópatas son lo suficientemente empáticos para elegir a sus víctimas, saber quien se subirá al coche y quien opondrá resistencia. de manera que la teoría de la empatía no sirve, la mayor parte de los ciudadanos actuales tienen muy poca empatía, es más algunos autores han escrito sobre la evidencia de que vivimos en una sociedad demasiado empática y no tanto en una sociedad con falta de ellas. Evidentemente para cometer un crimen como el de Pioz es necesario no tener empatía en absoluto, lo que quiero decir es que la falta de empatía no predice crimenes por sí misma. Hay algo más.

El sentido común.-

Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos, pero esto no es exacto, el sentido común es muy común, si por común entendemos frecuente. El sentido común es irracional y en cierto modo algo tautológico, está emparentado con la intuición y con la “teoría de la mente”. Y es tautológico porque no puede apresarse en términos de lógica racional. Intente usted responder a esta pregunta:

¿Por qué andamos vestidos por la calle?

Más allá del frío que podríamos pasar si fuéramos desnudos, lo cierto es que no hay una respuesta lógica a ello, ¿por qué no ir desnudos en ambientes calurosos o en la playa? Hay personas que tratan de responder a este tipo de preguntas aplicando una lógica radical. Son los narcisistas.

Ninguna de las preguntas que puede plantear el sentido común pueden responderse en esa clave, se trata efectivamente de una convención social que no solo no nos permite ir desnudos sino que para cada ocasión, para cada contexto nos señala la mejor forma de presentación en público, de vestirse. Solo podemos responder a esa pregunta con una tautología como ésta: Hay que ir vestidos porque hay que ir vestidos según la ocasión, o porque si.

Dicho de otro modo, el sentido común es un conjunto de normas de navegación social, nos permiten ir por el mundo sin meternos en líos y ser aceptados por los demás. Se trata de proposiciones sociales que nos permiten no reflexionar demasiado sobre ello, se trata de las reglas que gobiernan el mundo social. El sentido común es lo opuesto a la hiper-reflexión de la que hablé en el post anterior.

El sentido común nos permite acceder a esas reglas de conocimiento práctico (phronesis) de forma pre-cognitiva, inmediata y axiomática.

El sentido común es el que nos permite saber que no debemos matar ni causar daños a los demás, algo sobre lo que no necesitamos pensar demasiado. El “no matarás” no es solo un imperativo moral, o un mandamiento divino, sino sobre todo, una cuestión de sentido común. Y mucho más cuando no hay ganancia ninguna en ciertos crímenes. Matar se hace por venganza, por celos, por sexo o por dinero. ¿Pero qué sentido tiene matar por matar? Y mucho más cuando el crimen es además una chapuza que deja a las claras quién fue el asesino desde el primer momento. Algo así le pasó a esta mujer cuando mató al pequeño Gabriel ¿Es que no sabia que seria la primera sospechosa?í

Entiéndase bien no es una chapuza solo porque no se tomaran precauciones sobre las necesarias consecuencias inmediatas  y las pesquisas policiales sobre la autoría del crimen, pero tampoco es porque se tratara de una emergencia impulsiva y que el crimen se llevara a cabo durante un acceso de cólera, se trata de algo planeado. Planeado si, pero muy mal planeado, (más que planeado, “ocurrido” en el sentido de ocurrencia reiterada) a la hora de ocultarse de las sospechas de la policía. Dicho de otra forma, no es una chapuza por haber sido algo impulsivo o reactivo sino simplemente porque el criminal no tiene sentido común, ni para dejar que su crimen fuera solo una ocurrencia sin pasar al acto, ni para protegerse del castigo posterior.

Del sentido común se han ocupado sobre todo los filósofos como Hanna Arendt y más recientemente algunos psiquiatras como Wolgang Blankenburg, que construyó un concepto llamado “Evidencia natural” para explicar los contornos que comparte el sentido común con el principio de realidad. Blankenburg se sirve en su monografía del concepto de sentido común (common sense) como elemento vertebrador de una explicación de la esquizofrenia desde el punto de vista de las anomalías de la intersubjetividad y la corporalidad. El esquizofrénico en este sentido no sería un enfermo con un déficit de la razón como supuso Kraëpelin sino una especie de racionalista mórbido o cartesiano donde el sujeto siente que su mente y su cuerpo andan separados y construye una especie de hiper-reflexión que le hace compensar -racionalmente- su falta de sentido con los demás y su propio cuerpo del que se siente separado y desencarnado.

Esta supercordura también ha sido descrita en los psicópatas por Alan Harrington

La supercordura.-

Además hay otro argumento que hace muy atractiva la hipótesis de Harrington de la que hablé en otro post que es en definitiva una hipótesis evolucionista. La falta de ansiedad y depresión en los psicópatas nos puede aportar pistas sobre la fortaleza mental que les hace inmunes a estas enfermedades. La mayor parte de la gente corriente se preocupa demasiado por las cosas antes de que sucedan, hay un sufrimiento que procede de la imaginación, de esperar siempre lo peor, no nos deja dormir y no nos deja disfrutar de la vida, muchas personas enferman precisamente por preocuparse demasiado, por identificarse demasiado con sus propios pensamientos, verdaderos venenos de la mente, pues sufrimos por lo que pensamos, por lo que sentimos y por lo que hacemos. Viene todo en el mismo pack.

Cuando hablamos de psicópatas siempre pensamos en criminales pero no caemos en la cuenta de ese otro perfil no criminal y bien adaptado que hemos llamado “psicópatas funcionales”.

De manera que es muy posible que los psicópatas mal adaptados sean los que menos sentido común ostentan al igual que sucede en los esquizofrénicos. la diferencia es que los esquizofrénicos son pensadores mientras que los psicópatas son hombres de acción, donde el paso al acto preside toda la clínica, mientras en los esquizofrénicos son las derivas del pensamiento el que los identifica.

Y aunque hay un solapamiento entre el trastorno antisocial de la personalidad y la psicopatía, lo más probable es que sean los psicópatas con bajos IQ los que llevan a cabo este tipo de crímenes, pues no cabe olvidar que el principal objetivo de un criminal es que no se descubra su autoría.

En este video podemos conocer las opiniones de Hanna Arendt sobre el “sentido común” algo necesario para hacernos un buen mapa de la realidad.

Bibliografia.-

Comentario sobre la evidencia natural de Blankenburg

Enric Novella: “El discurso psicopatológico de la modernidad: Ensayos de historia de la psiquiatría. (2018)


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