La diarrea es un síntoma que nos servirá de guía para esta excursión que pretendo llevar a cabo para hacer entender una serie de cuestiones relacionadas con nuestro concepto de causalidad y que tiene que ver con preguntas tales como ¿Es posible un síntoma sin daño? ¿Cual es la causa de estos síntomas sin daño? ¿Qué diferencia hay entre un síntoma adaptativo y otro síntoma deficitario? ¿Hay una causa de causas?
Cuando yo era joven los médicos solían tratar la diarrea con neomicina, un antibiótico que no se absorbe en el intestino y que en teoría era ideal para matar toda la supuesta flora patógena que causaba la diarrea. Es lógico que los médicos pensaran de esta manera en una sociedad donde la fiebre tifoidea y los paratifus aun hacían estragos en la población, descontando las diarreas parasitarias. Lo cierto es que aquellos médicos pensaban que las diarreas era casi siempre infecciosas y de lo que se trataba era de liquidar a los microorganismos causantes de la misma, aunque fuera a cambio de liquidar también los microorganismos benéficos que obviamente aun no se conocían: el objetivo era impedir la muerte por toxemia o deshidratación.
Pero poco a poco se fue modificando este punto de vista, los antibióticos dejaron de usarse en las diarreas agudas y crónicas y fueron sustituidos por ciertos fármacos que disminuían la motilidad intestinal como la loperamida (Fortasec): de lo que se trataba era de cortar el síntoma tan molesto como disfuncional, la diarrea.
Hoy los médicos ya no tratan las diarreas salvo con medidas tradicionales: la dieta, la sustancia de arroz y el hipocrático ayuno junto con abundantes líquidos. El paradigma actual es: “que el paciente lo tire todo” es decir favorecer el síntoma y esperar.
Lo cierto es que cuando tenemos diarrea pensamos sobre todo en dos cosas: la primera es que algo nos ha sentado mal (es decir la hipótesis tóxica), una especie de envenenamiento provocado por algún alimento en mal estado. La segunda hipótesis es la vírica, “tengo el virus”, decimos y vamos al medico para que nos cure esa viriasis tan parecida clínicamente a la gripe.
Pero no solemos pensar en las hipótesis más frecuente: entre las diarreas agudas la primera hipótesis si es aguda: la de la transgresión alimentaria, comer más de la cuenta o comer cosas a las que nuestro intestino no está adaptado, como debemos recordar ahora que vienen las Navidades. La segunda posibilidad, si es crónica es que se trate de un colón irritable o una colitis ulcerosa. Hemos dejado de pensar en los gérmenes y los parásitos.
Hay que recordar ahora que nuestro intestino es un órgano diana de eso que llamamos alostasis y toda alostasis es predictiva es decir funciona anticipando lo que va a suceder. Alostasis es la otra cara de la homeostasis, una homeostasis en movimiento.
Homeostasis es el mecanismo a través del cual nuestro organismo se mantiene estable en cualquiera de sus variables biológicas a través de una pequeña oscilación en el tiempo. Alostasis o carga alostática es el trabajo que debe hacerse a cargo de otras variables para mantener la homeostasis de la variable principal, siguiendo con el ejemplo de la diarrea, el numero de deposiciones seria la variable principal. Alostasis supone mantener la estabilidad a través del cambio.
El estrés de cualquier origen es el responsable de que nuestros variables biológicas se perturben, por ejemplo una transgresión alimentaria es un estrés para nuestro intestino pues ve perturbada su homeostasis y lo que hace es aumentar su motilidad y el numero de deposiciones para poder tramitar la sobrecarga de esa transgresión. Pero no solo hace eso sino que vale la pena retener otra cuestión que nos servirá mas adelante para enfocar nuestra lupa en el miedo: la alostasis no es solamente una reacción a la transgresión sino que predice cuando va a haber una transgresión nueva, es como si nuestro intestino pudiera recordar y aprender
Para comprender mejor la diferencia entre homeostasis y alostasis veremos el ejemplo de una variable biológica, la glucemia que se mantiene estable dependiendo de la ingesta y del ayuno y oscilando entre 70-120 mg en cifras estandard. La glucemia aumenta cuando comemos y disminuye con el ayuno y el ejercicio, pero su homeostasis es algo más compleja pues depende de otra variable: la insulina
Es la insulina y más concretamente la hiperinsulinemia (o la falta de insulina ) la que estira de la glucosa impidiendo que supere ciertos limites como podemos ver en el siguiente cuadro, la carga alostática de la homeostasis de glucosa recae sobre la insulina.
¿Qué sucede cuando se supera esta carga alostática? Pues que nos hacemos resistentes a la insulina y entonces aparecen ciertas patologías como las que se señalan en el cuadro. Como se ve, estas patologías no nacen de ninguna disfunción de la glucosa en si misma sino de otra variable -la hiperinsulinemia- que es la que sufre la carga alostática correspondiente.
Volviendo ahora a los argumentos que más arriba planteaba podemos empezar a pensar en el organismo -no tanto como un reloj con una causalidad lineal donde el funcionamiento del mismo se altera si se estropea una pieza- y más bien pensarlo como una bandada de pájaros, donde pueden perderse cientos de individuos sin que el sistema se perjudique. Los organismos biológicos son capaces de operar a “prueba de fallos”
Otra metáfora útil es la telaraña para dibujarnos la complejidad, una tela de araña donde a veces falta la araña. Los médicos por lo general ante un síntoma (la tela de araña) se plantean buscar a la araña, pero no siempre la encuentran.
Sintomas sin explicación medica.-
Si no hay araña visible lo más frecuente es sospechar que el síntoma es un simulacro (el paciente está fingiendo) o que exagera o que es un síntoma psicológico. Nada de esto es cierto, lo que ocurre es que nuestro médico no sabe aun nada de teoría de sistemas y no conoce como funcionan los sistemas complejos como los biológicos. Tampoco sabe que no todos los síntomas traducen un déficit o una patología sino que en ocasiones el síntoma es una adaptación. No es frecuente tampoco que el médico sepa nada de la teoría darwiniana y por tanto no sepa conceptualizar qué es y qué no es una adaptación. La diarrea que tendremos estas navidades es un buen ejemplo de adaptación. Una adaptación es un trabajo de alostasis al que hemos condenado a nuestro cuerpo en función de algún tipo de estrés, en este caso una o varias comilonas en casa de suegros o cuñados. Nuestro organismo tratará de recuperar la homeostasis aunque tenga que pagar un peaje: ese peaje no es un síntoma que traduzca un déficit o una patología sino un aliado que viene a señalar lo que debemos evitar.
Algunos autores como Smith han inventado un término para referirse a los malestares o patologías que enseñan la telaraña pero no encuentran la araña, les ha llamado no-enfermedades que es un término muy engañoso porque sugiere que solo son enfermedades de verdad aquellas donde hemos encontrado a la araña y lo cierto es que la mayor parte de las veces los médicos no piensan en la posibilidad de que la araña haya terminado ya su trabajo y haya desaparecido.
Patologías como el dolor crónico, la fibromialgia, la fatiga crónica la SQM, el colón irritable la migraña, etc,pero también otras como algunas patologías mentales de las que me ocuparé en el próximo post son consecuencia de esta forma de pensar las arañas y sus telarañas y tienen que ver con este concepto de la alostasis y el estrés.
Y antes de escribir el próximo post y ahora que ya sabemos alguna cosa sobre el intestino-miedoso que es capaz de predecir estresores que aun no están presentes, dejaré aquí una leyenda para que el lector reflexione: ¿Están relacionados el miedo y la defecación?
¿Por qué decimos cagarnos de miedo?