Caëtan Clérambault fue un psiquiatra francés de cuya personalidad y hallazgos fundamentales ya hable en este post, pero que ha pasado a la historia por haber descrito la erotomanía, llamada en su honor “síndrome de Clérambault”. Se trata de un delirio o creencia delirante (paranoia) que consiste en que una persona -usualmente una mujer- cree que está siendo amada en secreto pero con evidencias notables por su parte, por una persona importante, de alta fama, rango y estatus.
La creencia delirante consiste en creer con absoluta seguridad que se está manteniendo con esta persona una relación o comunicación amorosa, en forma de cartas, conversaciones que nunca existieron y a veces incluso a través de comunicación telepática o por televisión. Y además esta creencia no está sostenida por ninguna observación o información o dato que merezca credibilidad y además no es sensible a ningún tipo de evidencia o razonamiento.
Al parecer este cuadro es conocido desde la antigüedad y ya Esquirol había hablado de él, pero fue Clérambault quien lo describió, identificó, y analizó en otras tantas pacientes.
Atañe casi siempre a mujeres y se caracteriza porque raramente se acompaña de violencia aunque puede existir acoso al supuesto enamorado. El inicio de los síntomas suele ir precedido de largos periodos de soledad emocional, pero estas personas no muestran signos de ansiedad o desencanto, y su amor suele ser mas sosegado que tumultuoso (de Rivera 2018).
La primera pregunta que podríamos hacer en este momento es ¿por qué los hombres no padecen este cuadro de erotomanía simple? o ¿Existe algún equivalente masculino de esta enfermedad?
La erotomania border-line.-
John Reid Meloy es un psicólogo forense que a través de su casuística personal ha descrito un tipo de erotomanía característica en los hombres, a la que llamó “erotomanía border-line” o también “erotomanía no delirante”. Aquí os dejo vinculado el articulo que publicó en 1989 y también el libro donde explora las características de lo que llamó “apegos violentos o asesinos” y que conocemos por el cine en aquella película llamada “Atracción fatal” y otras relacionadas con el hecho de que ciertas personas reaccionan de forma violenta cuando son abandonadas, rechazadas o apartadas por amantes anteriores. Este fenómeno es más frecuente en hombres que en mujeres a pesar de que la película habla del caso de una mujer.
El caso Tarasoff.-
Tania Tarasoff murió asesinada en 1969 por un estudiante de su mismo campus llamado Prosenjit Poddar, un doctorando en ingeniería que se había enamorado de ella, un enamoramiento inseguro. Tanya era al parecer una muchacha muy atractiva, simpática y siempre rodeada de admiradores. Prosenjit que al parecer era un chico tímido y carecía de recursos sociales aunque se mantenía cerca del circulo de Tania como otros muchos sin que nunca hubiera osado a ir más allá de pequeñas conversaciones en el grupo o ligeros intercambios interpersonales. El caso es que se enamoró perdidamente de Tanya y se obsesionó con ella de tal manera que parece que tuvo una depresión y trató de alejarse de ella.
Fue entonces cuando Tanya se interesó por su desaparición y le llamó por teléfono para saber de él, “hace mucho que no te veo, te echo de menos”. Dicho de otra forma: Prosenjitt interpretó la cortesía de Tanya como una prueba indudable de amor. En este momento Prosenjit que ya andaba resolviendo su duelo tuvo -probablemente- un empeoramiento de su proceso y comenzó a pensar en esta clave: “si me ha llamado es porque le importo”. El caso es que esta llamada fue fatal para Tanya puesto que fue entonces cuando comenzó el acoso del muchacho que le exigía que le amara, hasta que un día le disparó con un revolver y la apuñaló.
Este crimen es seguro que les recordará algo: a esos crímenes de género que suelen darse cuando la mujer decide divorciarse o romper una relación con un hombre. Parece que algunas personas ante el rechazo o la amenaza del rechazo reaccionan con una extrema rabia que les lleva a perpetrar crímenes atroces que no respetan -a veces – ni a los propios hijos. El ansia posesiva y la incapacidad para tolerar la separación parecen ser los gatillos de esta patología. El amante despechado se siente como un yonki en estado de abstinencia, y es por eso que de Rivera habla de enamoramientos adictivos. Sin embargo hay una diferencia entre Prosenjit y los criminales llamados de pareja intima. Prosenjit no había tenido ninguna relación amorosa con Tanya, sin embargo los agresores domésticos suelen ser hombres que o bien son parejas o ex-parejas de la víctima. Por eso se habla de crímenes de pareja íntima.
El caso de Prosenjit parece mas cercano al delirio por la convicción de “tener derecho” a partir de una llamada telefónica, un “delirio de merecimiento” en palabras de de Rivera. Y su reacción violenta se explica a través de una violación de ese supuesto derecho.
En cualquier caso el libro de Reid Meloy (que conocí a través del libro sobre el maltrato de De Rivera) trata de indagar en estas relaciones que suponen un hallazgo interesante de la psicopatología: es posible que los erotómanos border-line sean una subpoblación de la erotomanía clásica que casi nunca acaba en tragedia debido a la convicción delirante de ser amada en secreto y que la discreción del amante es la prueba de tal enamoramiento. Ahora bien, en alguna ocasión estas pacientes pueden acudir al psiquiatra precisamente por el hecho invertido de sentirse acosadas por el enamorado actor. En un caso que tuve ocasión de tratar, la paciente que habia estado acosando al médico de su ciudad con cartas y declaraciones de amor constantes, llegó a invertir la secuencia de los hechos y pasó de una erotomania a un deliio persecutorio del que era víctima por parte del médico.
Del mismo modo el caso Aimée podría ser considerado hoy bajo esta conceptualización, aunque la clínica apunta mas a favor de un persecución por parte de una actriz a la que ni siquiera conocía Hugette Duflos y a la que apuñaló. ¿Es el delirio persecutorio una inversión del delirio erotomaniaco? ¿Necesitamos un perseguidor para terminar enamorándonos de él?
En un post anterior ya me ocupé de este caso y vale la pena recordar que se trata de la tesis doctoral de Jacques Lacan, discípulo de Clérambault.
Aquí en este post podéis encontrar un video sobre este caso de nuestro seminario de metaformación.
El interés que tiene el caso Aimée es que si terminó en tragedia, aunque la víctima -otra mujer- sobrevivió.
Bibliografía.-
Meloy JR (1989): “Unrequited love and the wish to kill”. Menninger Clinic