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La invención de la salud mental

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Hace unos días me encontré con un vídeo que me interesó ( y que más abajo colgaré), se trataba de un vídeo de Miguel Angel Navarro y que versaba sobre el concepto filosófico de la salud mental, un termino vago que ha venido a sustituir a la Psiquiatría clínica clásica en la creencia de que los malestares del hombre común pueden ser abordados por una serie de tecnologías psiquiátrico-psicológicas- y/o sociales ejercidas por un equipo de profesionales que trabajando de forma “multidisciplinar” pueden ayudar a las personas sufrientes a vencer o al menos a afrontar sus problemas vitales de un modo “científico”

Al mismo tiempo que visionaba este vídeo me vinieron a la memoria al menos dos libros más aparte del de Thomas Szasz (un antipsiquiatra radical), escrito en 1961 con un titulo más que sugerente que viene a decir que: “Las enfermedades mentales son un invento”. Hay tres autores que han escrito sobre esta cuestión, uno es Marino Perez (un psicólogo académico), otro, el de Jose Maria Alvarez (un psicólogo lacaniano). El titulo tiene mucha fuerza y he de confesar que los he leído los tres. Cosas del marketing.

Y tienen algo en común aparte del titulo:  analizan y analizo estas cuestiones:

1) El termino “enfermedad” no encaja bien con nuestra conceptualización actual, tomando como referencia las enfermedades somáticas. Es cierto y debe ser por eso que en los DSMs se ha optado por la etiqueta “trastorno” en lugar de “enfermedad”, si bien este cambio no aporta nada en el estatuto epistémico del sufrimiento mental que sigue en desventaja comparado con los malestares médicos. Claro que hablar de “sufrimiento” tampoco aclara demasiado porque no todos los enfermos mentales sufren, tenemos el caso de la manía donde la expansividad y la euforia contradicen ese sentido de sufrimiento. Tampoco sufren los psicópatas a pesar de la evidencia de que son seres trastornados, y a pesar de que el psicoanálisis siempre llamó la atención de los trastornos narcisistas, estos siempre han sido ninguneados por la psiquiatría biomédica (mas abajo volveré sobre esta cuestión)

2) Critican que el modelo biomédico se haya llevado el gato al agua condenando a la Psiquiatría a una especie de reduccionismo cerebral donde pareciera que los síntomas psiquiátricos fueran una especie de reflejo de circuitos neuronales estropeados. Repiten todos la idea (con la que estoy de acuerdo) que una cosa es el cerebro y otra la mente y que no siempre vamos a encontrar equivalencias entre un sistema y el otro, efectivamente del cerebro a la conducta no hay un solo paso y siempre queda colgando ese concepto abstruso que llamamos medio ambiente al que todos nombran pero nadie atiende. Curiosamente los defensores de esta idea también han llegado a un consenso: el psicoanálisis es también una pseudociencia a pesar de ser una disciplina de la escucha y la aceptación.

3) La siguiente critica es respecto a la acientificidad de la Psiquiatría, también es cierto la Medicina no es una ciencia sino una tecnología, la psiquiatría tampoco es una ciencia, pero surgió en la Ilustración es decir en la revolución científica. Para entender las relaciones que existen entre la Psiquiatría y la Ilustración es necesario comprender que esta nació con un afán naturalístico que venia a suplantar la creencia religiosa y la superstición. Dicho de otra forma: los psiquiatras ilustrados creían que las enfermedades mentales surgían por causas naturales como las enfermedades somáticas y no estaban representando la maldición o el pecado de una estirpe. La enfermedad mental no era un castigo por alguna transgresión mora. Fue Chaslin un psiquiatra francés quien cambió el nombre a la alienación mental sustituyéndola por “enfermedad mental”.

Es cierto que la Psiquiatría no debió quemar sus naves en el modelo médico, pues la locura fluctúa entre tres ejes: el natural, el interpersonal y el moral. Dicho de otra forma el sufrimiento mental no es siempre de orden biológico, lo más frecuente es que las disadaptaciones procedan de lo interpersonal o social y desde luego es tiempo para que repensemos como lo moral interfiere en el malestar mental.

4) La critica más querida por todos es el tema de los psicofármacos. En clave casi siempre conspiranoica la mayor parte de autores están de acuerdo en que se consumen demasiados psicofármacos (con lo que estoy de acuerdo) y que las causas de este hiperconsumo son la publicidad de Pharma Industria y la complicidad de los profesionales que acaban siendo convencidos de las bondades de éste o aquel psicofármaco a cambio de prebendas  y regalos. Naturalmente no estoy de acuerdo con esta idea. La prueba es que los laboratorios se han cansado ya de la Psiquiatría, pues ciertamente no han inventado nada realmente con hueso en muchos años y no cabe duda de que la Oncología es el área de la interés actual de la industria. Medicamentos caros y poca critica social, al fin y al cabo de cáncer podemos morirnos todos.

Otro campo de critica es el DSM. Con esta critica estoy del todo de acuerdo, pero el DSM es un manual estadístico americano y no existe obligatoriedad para seguirlo. Yo sigo diagnosticando histeria, paranoia, melancolía, o neurosis en mis pacientes a pesar de no estar aceptados por el DSM pues me parecen que acaparan mucha mas información y riqueza que las etiquetas actuales. Pero lo cierto es que sí existe una plétora de diagnósticos en los DSM es porque se ha descendido al nivel de lo puramente descriptivo y se han abandonado las clasificaciones que otrora propusiera el psicoanálisis o sus derivados. Las estructuras han sido sustituidas por listados de síntomas sin ninguna relación entre si, y los trastornos de personalidad han venido a ocupar el nicho de la neurosis y la desadaptación.

5) Otra idea: los psicofármacos no curan o son sencillamente dopajes. esta idea es de lo más perturbadora aunque es obviamente falsa. O tan verdadera como que los antiinflamatorios no curan la artritis reumatoide o los antihipertensivos no curan la hipertensión. ¿Deberían los hipertensos o los artríticos dejar de tomar esos fármacos porque no curan? Los antidepresivos mejoran las depresiones y muchas veces las resuelven, no tanto porque ataquen a dianas concretas relacionadas con la depresión sino porque resetean el cerebro obligándole a reorganizarse. Es verdad, la teoría de las aminas biógenas es falsa pero lo cierto es que funciona “como si” fuera verdadera. Hay una excepción a esta idea:los antidepresivos no funcionan si el paciente no tiene una depresión, lo que demuestra que son recetados a personas que no van a beneficiarse de ellos y esto si que es verdad..Es decir son recetados por médicos que no tienen formación psiquiátrica.

6) A los que titulan sus libros con el sintagma “La invención de las enfermedades mentales” habría que preguntarles ¿quien fue ese inventor? Naturalmente en la pregunta está contenida ya la respuesta: los psiquiatras fueron los inventores pues antes de que hubiera psiquiatras no había locos, ni malestar mental de ninguna clase. Los que así piensan pasan por alto -a sabiendas- que los psiquiatras no inventaron nada, sino que sistematizaron un saber a través de la observación y posteriormente de la psicopatología, que sirvió para identificar unas patologías de otras. No es lo mismo el pathos de la esquizofrenia que el de la neurosis obsesiva y un paranoico se parece poco a un melancólico. Para un profano todos los locos son iguales, deliran, hacen tonterías, son peligrosos (siempre el estigma) o hablan de cosas incomprensibles, son vagos y no son fiables, son deshonestos, engañan, simulan enfermedades que no tienen, etc . Los psiquiatras inventamos una taxonomía para filiar estas formas de presentación pero no inventamos las enfermedades mentales. Ya existían con otro nombre: locura o alienación.

7) Otra cuestión que aborda el filosofo en su vídeo es ésta ¿Para qué nació la Psiquiatría? Sigue a Foucault para afirmar que la psiquiatría nació para gestionar la exclusión de aquellas personas inútiles para el sistema. Otra falsedad que ignora que fue precisamente un alienista Phillipe Pinel el que quitó las cadenas a los locos y no quien se las puso.

Y que nos dejó una triste recuerdo: Pinel vació los asilos de alienados pero llenó el Sena de cadáveres y las cárceles de locos.Y así sigue, porque la incidencia de enfermedades mentales entre los que cumplen penas en nuestras cárceles en nuestro país es alarmante.

Por ultimo me gustaría responder a Miguel Angel Navarro cuando dice que: “la filosofía no viene a alumbrar nada sino a oscurecer algo” en el siguiente sentido:

Los médicos no somos filósofos y por tanto estamos obligados a tratar y no solo a filosofar con nuestros pacientes. En el entorno práctico significa que estamos obligados a aceptar como genuino cualquier sufrimiento y tratar de ponerle remedio incluso cuando un paciente sufre sin ser propiamente un enfermo mental.

En lo que estoy de acuerdo es que lo que es un invento es el término “salud mental” solo existe la locura. Y las locuras cambian según el zeitgeist de nuestro tiempo hasta tal punto que lo que hace unos años conceptualizábamos como cordura ahora y gracias a la ingeniería social se ha convertido en locura o transgresión.

Y los locos tienen cargos públicos.

 


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