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El solipsismo radical (XXXII)

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(Del latín “solus”: única; “ipsé”: mismo.) Teoría idealista subjetiva según la cual sólo existen el hombre y su conciencia, de modo que el mundo objetivo, incluidos los seres humanos, existe únicamente en la conciencia del individuo. En principio, toda filosofía idealista subjetiva llega inevitablemente al solipsismo. Quienes se han aproximado más a esta concepción han sido Berkeley y  Fichte . El punto de vista solipsista priva de todo sentido a la actividad humana y a la ciencia. Por este motivo, los filósofos idealistas subjetivos intentan evitar el solipsismo extremo, para lo cual proclaman la existencia de una conciencia genérica, supraindividual, divina. El fundamento gnoseológico del solipsismo radica en considerar la sensación como fuente absoluta del conocimiento.

En el post anterior ya adelanté que las relaciones entre lo material y lo espiritual ha sido uno de esos dilemas que han ocupado a las mentes más calenturientas de nosotros los humanos. Primero fue Descartes, representante del racionalismo que intentó delimitar los campos de lo “cognoscente”, es decir aquello que podemos saber de lo “extenso” es decir de aquello que escapa a nuestra capacidad de entendimiento. Descartes no resolvió el problema sino que profundizó en la dualidad, por una parte estaría la materia y por otra el territorio de lo espiritual, cosa de teólogos y sacerdotes. Ni que decir que para Descartes gran parte de nuestra vida psíquica estaría dentro de ese campo no cognoscible que identificaba con la divinidad.

Pero no todos los pensadores estaban de acuerdo con esta idea, y el dualismo, en uno de esos balanceos que tienen las ideas a lo largo de la historia fue refutado más pronto que tarde por George Berkeley que aspiraba a una unificación de la conciencia (como la neurociencia de hoy) y es por eso que se dice de él que era monista: todo es espiritual para George Berkeley

Durante muchas décadas Descartes fue el filósofo más conocido quizá por su método (el de la duda) que en cierta forma es el reconocimiento de que podemos pensar y discriminar sobre contrarios y “el pienso luego existo”, de ahí que los idealistas sacaran consecuencias metafísicas del idealismo epistemológico. Su abanderado más rocambolesco fue George Berkeley, quien pensaba que, en realidad, el mundo que llamábamos externo a la mente no existía con independencia de nuestra mente. Es decir, en realidad andar por el mundo es muy similar a andar por la mente.

Se trata de un solipsismo radical donde se niega la realidad como algo fáctico que está ahí con independencia de nuestro pensamiento o presencia. Monismo y dualismo han protagonizado y siguen haciéndolo las discusiones filosóficas más encendidas en el mundo de las ideas.

Hoy, en teoría todo el mundo está en contra tanto del dualismo como del monismo, sin embargo aun no ha surgido una teoría que sea capaz de unificar cuerpo-mente o materia-conciencia. Se trata del problema duro o difícil de la conciencia en palabras de Chalmers.

Pero aprovecharé este post para ilustrar la pervivencia del monismo en medicina. Hablaré de la nueva medicina germánica.

El cancer visto desde la Psiquiatría.-

Ryke Geerd Hamer (nacido el 17 de mayo de 1935) es un médico alemán inhabilitado, creador de la controvertida Nueva Medicina Germánica (NMG), anteriormente conocida simplemente como Nueva Medicina, que critica la medicina convencional y promete un muy elevado porcentaje de éxito en la cura del cáncer.
Ryke Geerd Hamer nació en en Düsseldorf-Mettmann (Alemania) en 1935. Estudió medicina y teología en Tübingen. Según él mismo, ejerció varios años en la clínicas universitarias de Tübingen y Heidelberg, se especializó en medicina interna, trabajó en varias consultas junto con su esposa, también médico, y patentó varios inventos. Su esposa murió en 1985 de cáncer aún recibiendo el tratamiento de Hamer.

La muerte violenta de su hijo Dirk en 1978 fue un acontecimiento clave: dos meses después Ryke Geerd Hamer se autodiagnosticó un cáncer testicular, y pensó que debía de haber una relación entre ambos acontecimientos. Según él, una amplia investigación posterior le llevó al desarrollo de la NMG. En 1986 le fue retirada la licencia para ejercer la medicina por una sentencia en 2003. Más tarde se le acusó de seguir tratando pacientes ilegalmente y de la muerte de algunos de ellos. Cumplió 12 meses de prisión en Alemania de 1997 a 1998, y de nuevo en Francia de septiembre de 2004 a febrero de 2006. Tiene varias sentencias pendientes pero no se le ha podido extraditar de España, hasta marzo de 2007, en que se trasladó a Noruega.

La ley de hierro de la NMG.-

Las enfermedades graves se originan por un acontecimiento inesperado que es vivido como muy difícil, agudo, dramático y en soledad. El contenido del “conflicto biológico” desencadenado por este choque determina la localización de un foco de actividad que aparece en el cerebro, que se puede ver en un scanner en forma de un conjunto de circunferencias concéntricas, y la localización correspondiente de la enfermedad en el cuerpo. El desarrollo posterior del conflicto determina el desarrollo del foco en el cerebro y el de la enfermedad.

Naturalmente la teoría de Hammer viene a reproducir la vieja teoría del trauma de Pierre Janet aunque este era mucho más comedido y hablaba solo de “trauma sexual”. El mismo Freud rechazó esta causa a medida de que iba avanzando en la elaboración de su teoría. Y aunque la teoría del trauma sigue teniendo mucha reputación sobre todo entre los psicólogos, lo cierto es que se ha sobrevalorado su influencia incluso en el desarrollo de enfermedades mentales. Quizá por eso el campo abarcativo del trauma no deja de crecer a medida de que se van sumando nuevas definiciones y acuñando nuevos traumas como sucede en el trauma complejo, una nueva entidad que busca colarse en los DSMs.

Las necesidades explicativas -comprensibles para el publico en general- en oposición al rigor científico es la causa de la proliferación de estas teorías.

El tratamiento que Hammer propone es interpretativo como en el psicoanálisis, es decir se parece también mucho a las viejas teorías de John Rosen y su análisis directo, una forma de terapia interpretativa donde el paciente necesariamente debería aceptar las interpretaciones de -en este caso el psicoanalista germánico-. Interpretaciones silvestres que no sirven para mejorar a nadie pero son capaces de empeorar a los más graves.

Por supuesto que en el scanner no aparece ningún foco de trauma. Nadie, ningún radiólogo lo ha visto jamás ni yo tampoco, y eso que durante algún tiempo estuve indagando sobre esta cuestión.

Lo cierto es que cuando un cáncer se diagnostica ya lleva varios años creciendo, ocupando espacio y metastatizando otros órganos, de manera que atribuir el desarrollo de un cáncer a un episodio puntual tropieza con la evidencia del tiempo en el que el cáncer anduvo indetectable y aunque es cierto que el estrés, la ansiedad o la depresión pueden desencadenar un cáncer (o cualquier otra enfermedad física) carece de relación causal con él. Quieran o no los solipsistas, existe un cuerpo material que es difícilmente hackeable desde la mente.

En suma la teoría de Hammer es una teoría idealista subjetiva según la cual, no habría en el mundo nada más que el hombre y su conciencia. El resto del universo, inclusive el género humano y sus cuerpos, no existirían, no sería más que un producto de la conciencia, de la imaginación humana. Todo idealista subjetivo viene a parar necesariamente al solipsismo. En efecto, puesto que afirma que el mundo es “su” sensación o “su” representación, debe reconocer que los otros hombres son igualmente “su” sensación, y que únicamente el “yo” existe en la realidad. El absurdo del solipsismo es puesto en evidencia por la práctica diaria de la ciencia. Veladamente, el solipsismo es difundido en la filosofía burguesa  y la psicología pop de nuestros días.

 

 


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