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Plantillas, borradores y zombies (VI)

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Los que leyeron el post anterior ya saben a estas horas que «la teoria de los esquemas» plantea una hipótesis interesante pues abarca gran parte de las teorias del aprendizaje. Se trata de la idea de que andamos formando plantillas, una especie de andamios sobre los que construimos nuestra cognición.

En este articulo podrá el lector interesado profundizar sobre aspectos relevantes de la teoría de los esquemas, pero vale la pena resaltar que:

Los esquemas están constituidos por conceptos que proporcionan “ranuras” para ser “rellenadas” con información específica. Hay especificaciones del tipo de información que puede
“contener” cada “ranura”.
Para comprender un mensaje se necesita activar o construir un esquema que dé “buena” cuenta de los objetos y sucesos descritos.
Cada segmento de información puede ser colocada en una “ranura” sin violar las especificaciones. Todas las “ranuras” importantes deben contener información. Cuando un texto no contiene información para una “ranura” puede ser “rellenadas” por inferencia.

Significa que los esquemas son plantillas que en sí mismas no contienen información, son inespecíficas, existen plantillas innatas a las que llamamos temperamento y otras que nos vienen de la serie filogenética es decir aparecerán en un momento u otro con el desarrollo neuropsicológico del niño. El concepto de ranura es interesante porque nos permite entender que esa maquinaria como sucede con las maquinas tragaperras adquiere relevancia de contexto según la moneda que cada individuo meta en la maquina.

Un esquema será tanto más comprensible cuanto más se active o construya una explicación coherente de las relaciones entre los objetos y los eventos mencionados en el discurso.

Un esquema proporciona un andamiaje para las ideas.

Encarna una organización estructural de la información que representa. La información importante del texto se coloca en “ranuras” (slots), lo que hace más fácil su aprendizaje. Un esquema dirige la focalización de la atención. Ayuda a determinar los aspectos importantes de un texto, y localizar las fuentes cognoscitivas. Se utiliza para juzgar la importancia y familiaridad de la información, y atender a lo más importante o a lo menos familiar.

Pero existe otra teoría que sin desmerecer o contradecir a la anterior agrega cierto grado de complejidad: se trata de la teoría de los borradores múltiples de Daniel Dennet que está más cerca al concepto de conciencia que al concepto de aprendizaje. En este post puede el lector profundizar en esta teoría que está más cerca del concepto de procesamiento de la información que de aprendizaje de la misma como sucede en la teoría del esquema.

En el cerebro ocurre algo muy semejante a la idea de la plantilla solo que cada plantilla tiene varias versiones, varias ranuras por así decir: en todo momento hay múltiples versiones (o borradores) del mismo contenido de la conciencia circulando por todo el cerebro. La mayoría acabarán desapareciendo, al no recibir un procesamiento más profundo (quién recibe un procesamiento más profundo lo determinan las características del entorno),  Y no un homúnculo que mira la TV, y uno de esos borradores acabará integrándose en el flujo o secuencia narrativa a la que llamamos conciencia.

Para Dennet no existe un director de orquesta que elige ¿Entonces cómo decide la conciencia la versión definitiva de algo?

Para Dennet se trata de algo relacionado con el contexto: una relevancia de contexto hace que uno de esos borradores reciba un tratamiento especial, más profundo y pase a formar parte de la memoria. Según Dennett, todas las variedades de actividad mental «se llevan a cabo en el cerebro mediante procesos paralelos, que corren por múltiples vías, de interpretación y elaboración de los estímulos sensoriales de entrada: La información que entra en el sistema nervioso se halla sometida a un continuo proceso parecido al de una compilación editorial. Mucho más parecido a si en nuestro cerebro hubiera varios amanuenses escribiendo acerca de lo que estamos percibiendo, ante un mismo estímulo, pero cada uno de ellos tiene una perspectiva distinta añadiendo o sustrayendo, modificando o suprimiendo líneas de edición. Algo así como si escribieran en paralelo y no secuencialmente como tendemos a interpretar ese relato que leemos o esa película que vemos en el cine, hay algo que va antes, y algo que va después. Lo simultáneo no puede reproducirse en imágenes a no ser que dispusiéramos de múltiples pantallas y pudiéramos prestar atención a todas ellas, algo imposible para nuestra atención.

El punto ciego de la teoría de Dennet es el concepto de relevancia de contexto» o ¿cómo elegimos la versión definitiva de algo? ¿Qué es relevancia de contexto si no hay director de orquesta operativo?

Dennet dice que que no hay forma de saber cómo se hacen estas revisiones y que en cualquier caso es algo arbitrario, puesto que, al haber múltiples versiones de una misma experiencia circulando por el cerebro, no hay un mecanismo que ordene los eventos. Dennett lo describe como “un pandemónium de demonios ciegos e idiotas que gritan todos a la vez tratando de hacerse oír”. Estos demonios no gritan para ser oídos por los espectadores del Teatro de la conciencia, ya que no hay ningún teatro.
Los demonios simplemente tratan de chillar más alto que los demás porque aquel que
grite más alto será el que se convierta en la idea dominante de la conciencia.

Una idea que me parece similar a la que sostiene Eagleman con su zombies.

Pues básicamente la idea de zombie es que no existe colaboración entre ellos a pesar de que están todos enredados entre sí y unidos por diversos nodos de comunicaciones.

Ya Marvin Minsky en su libro «La sociedad de la mente» describió al cerebro humano como portador de pequeñas rutinas y subrutinas independientes y encargadas cada una de ellas de ciertas tareas que como sucede en los ordenadores no se inmiscuyen unas en otras, algo bastante diferente de lo que sucede en nuestro cerebro, donde estas rutinas están ampliamente distribuidas por todo el parénquima cerebral y compiten unas con otras como veremos más abajo.

Eagleman propone en su libro una forma de salir de este atolladero. En lugar de imaginarse el cerebro como un conjunto de módulos que se encargan de llevar a cabo tareas concretas, plantea un funcionamiento parecido al que llevó a cabo la evolución. Así, propone que estos módulos no se encontrarian separados unos de otros, sino entrelazados y enmarañados de tal modo que el módulo no estaria fisicamente en lugar alguno sino distribuido en toda la red a partir de su conectividad neuronal. La otra cuestión que plantea Eagleman es que estos módulos representarian rutinas competitivas unas con otras y no solamente artefactos que cooperan ciegamente sin saber con quién.

Esta idea de democracia parlamentaria basada en el conflicto, es bastante aproximada con nuestra experiencia subjetiva. Cuando hemos de tomar una decisión ¿no intervienen acaso partes en conflicto que enfocan el problema cada una de una manera llevándonos a un estado de duda? ¿No hay una vocecita interior que nos avisa, confronta y aconseja en sentido contrario cuando queremos hacer algo? ¿No ha oido usted nunca una declaración como ésta: «Se que no me conviene pero le quiero»?

Eagleman llama zombies a estos módulos que funcionan automáticamente y les llama asi porque son tan estúpidos como cualquier programa de ordenador, solo que tienen tres caracteristicas que les hacen imprescindibles: 1) son automáticos, 2) son inaccesibles y 3) operan más allá de la conciencia, es decir son inconscientes.

Que sean inaccesibles e inconscientes tiene consecuencias prácticas para la neurociencia: significa que no sabemos como funcionan por dentro y lo peor: no podemos acceder a ellos. Un zombie es imposible de hackear pero puede ser solapado o inhibido por otro zombie.

El solapamiento de un zombie es lo mismo que hablar de redundancias. Un sistema como el cerebro ha de tener redundancias a fin de reducir el ruido y asegurar asi la permanencia y estabilidad del zombie concreto. Por contra, un zombie puede ser inhibido a través de otros zombies creados ad hoc por la conciencia, por ejemplo una creencia o una idea. Es por eso que solemos decir que es a través de la narrativa que la conciencia humana extrae sentido de la realidad que es en definitiva lo que el organismo necesita: sentido.

De manera que Eagleman pone en cuestión una de las máximas que animan a las psicoterapias del último siglo: ¿Qué significa conocerse a sí mismo?

Desde luego, «conocerse a uno mismo» no significa conocer el funcionamiento interno de los zombies, puesto que nuestro acceso a ellos está denegado (por nuestro propio bien). ¿Pero si conocerse a sí mismo no es conocer nuestro inconsciente qué significa?

Significa que tenemos pocas posibilidades de conocer el por qué de nuestras decisiones, de modo que la introspección y el sobrevalorado insight tienen muy poco valor terapéutico. A cambio, la conciencia humana con su inagotable construcción de símbolos y narrativas es capaz de encontrar explicaciones a casi todo que funcionan como verdades a pesar de que no podamos saber si lo son. Es más que obvio que los pacientes cambian sus narrativas por otras mejores (las que les brinda el terapeuta) y que está es la explicación mejor que tenemos hoy de los beneficios de la psicoterapia.

El nacimiento de la conciencia egoico-racional.-

Eagleman propone que la conciencia emerge cuando el numero de zombies de un organismo son ya demasiados para ser efectivos sin el concurso de un director de orquesta. La conciencia, para Eagleman no es algo que se tiene o no se tiene, sino un fenómeno emergente gradual. Los animales tienen conciencia, de perro el perro y de pollo el pollo y ellos se las arreglan sin esta ultima vuelta de tuerca que la evolución ha guardado para nosotros: una conciencia autorecursiva, es decir una conciencia que se piensa a si misma, ningún animal tiene una conciencia de esas características, un bucle de lo mas extraño en palabras de Hofstadter.

Dicho de otra forma: los bucles extraños de Hofstadter y loa zombies de Eagleman son el mismo o muy parecido constructo teórico, siendo la conciencia un metabucle recursivo de alto nivel. Una especie de director general que tiene bastante poco control sobre los miembros de su empresa. Y así debe ser, estoy seguro de que todos ustedes tienen experiencia en lo mal que funcionan las empresas donde hay un excesivo control, casi tan mal como las que carecen del mismo.

Para que lector entienda mejor este problema de los agentes zombies que compiten entre si en un parlamento democrático les pondré el ejemplo de la gaviota argentérea de la que ya hablé aqui a propósito de otras cuestiones. Se trata de este dulce animalito que luce un punto rojo en su pico que hace las delicias de sus polluelos como si fuera un sonajero volante.

Lo interesante de este animal, que se ha estudiado mucho por ciertos etólogos, es que si les dan un huevo pintado de rojo, sucede un conflicto entre zombies. Por un lado el color rojo les aumenta la agresividad y por otro se ponen a empollar. O mejor, un zombie quiere empollar y otro quiere asesinar a alguien. Un conflicto enloquecedor, naturalmente las probabilidades no experimentales de que una gaviota se encuentre con este dilema en la naturaleza tienen una probailidad muy baja, no suele haber lluvia de color rojo.

Este mismo conflicto es el que suele darse en la depresión post parto humana.

El postparto es una época donde la mujer ve incrementada su agresividad, al tiempo que disminuye la de su pareja. Este proceso de desactivacion de la agresión en los machos es común en muchas especies de mamíferos (con descenso de la testosterona) pero la activación de la agresividad en las hembras puede observarse incluso en los pavos: su función es defender el nido. la agresión es ahora más necesaria que nunca.

Naturalmente la alta agresividad y las tareas de crianza y amamantamiento (rutinas zombies ambas) se llevan bastante mal y entran en conflicto, el resultado puede ser una depresión o el conocido y tan frecuente post partum blues (tristeza despues del parto) o la psicosis postparto.

De manera que es muy probable que Eagleman tenga razón y la conciencia humana se desarrollara precisamente a causa de conflictos de antagonismo entre complejos y numerosos zombies que amenazaron en algún momento a nuestra especie, que pudo rescatarse a sí misma gracias a disponer de un parlamento grande que dio cobijo a muchos más zombies y más sofisticados que los que presentan pavos y gaviotas.

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Bibliografía.-

Ramon Nogueras y Emilio Gomez Milan. «Daniel Dennet: el modelo de los borradores múltiples».


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