Quantcast
Channel: neurociencia neurocultura
Viewing all articles
Browse latest Browse all 778

Tabúes supersticiosos y tabúes virtuosos

$
0
0

La comida es una sustancia biomoral condensada

La palabra tabú designa a una conducta inmoral o inaceptable para una sociedad, individuo, grupo humano o religión. Es la prohibición de algo supuestamente extraño o incorrecto (en algunas sociedades), de contenido comúnmente religioso, económico, político, social o cultural por una razón que no suele estar justificada o no requiere ser comprendida. Romper un tabú es considerado una falta grave por la sociedad. Algunos tabúes son, en efecto, delitos castigados por la ley, por lo que los tabúes son antecedentes directos del derecho. Hay tabúes fuertemente incorporados a las tradiciones de ciertas culturas, mientras otros responden a intereses políticos.

Un tabú es una prohibición que se acepta universal o casi universalmente -dependiendo de culturas- como fundamento cultural, es decir una prohibición que se acepta porque procede de lo sagrado, de lo desconocido, es decir se acata por razones no racionales. Es verdad que muchos tabúes son superfluos o han perdido vigencia pero otros se mantienen vivos como si su origen procediera de un lejano lugar fundacional para nuestra especie. Otros, son el soporte de las religiones, pero otros atraviesan las culturas y las religiones y parecen supersticiones si son observados por otras culturas, por ejemplo para los musulmanes el cerdo es intocable mientras que para un cristiano esta prohibición es banal. Lo importante es comprender que los tabúes tienen valor antropológico sobre todo y muchas veces son arbitrarios.

Por ejemplo los tabúes alimentarios varían según religiones, épocas y culturas y son arbitrarios porque las vacas, los cerdos o cualquier otro animal no son particularmente insanos. En el cristianismo primitivo estaban prohibidos los mariscos, leche, quesos, mantequilla, es decir productos animales sin embargo el ayuno y la abstinencia cárnica sigue vigente entre los católicos más ortodoxos aunque limitado a ciertas fechas como la semana santa, un recordatorio de la muerte de Jesus, el chivo sacrificial de nuestra cultura y que hace ya innecesarios otros sacrificios.

Es muy posible que estos tabúes alimentarios sean una especie de recordatorio del peligro que supone para un omnívoro como nosotros comer ciertas cosas, por más que esas cosas no sean en sí peligrosas. El sacrificio de privarse de ciertos alimentos parece que tiene cierto fundamento en las religiones como una reminiscencia antropológica de nuestros orígenes canibalísticos o como una renegación de los sacrificios humanos que sin duda acompañaron a muchas culturas humanas hasta que fueron reemplazadas por los sacrificios animales.

Tabúes que mantienen su vigencia.-

  • El tabú del incesto
  • El tabú del canibalismo
  • El tabú del suicidio
  • El parricidio
  • Los sacrificios humanos
  • Las restricciones sexuales con niños (pederastia).

Tabúes que no mantienen su vigencia

  • El tabú de la virginidad.
  • Los tabúes alimentarios.
  • Tabúes relativos a palabras (juramentos), invocar el nombre de Dios por ejemplo.
  • Los tabúes sexuales entre adultos incluyendo las llamadas parafilias.
  • La homosexualidad y el sexo anal (sodomía).

Dicho de otra forma: los tabúes tienen interés religioso y antropológico y señalan hacia desplazamientos de controles sociales sobre la conducta individual. Un hecho importante de conocer es que los tabúes cada vez han ido siendo amoralizados por las culturas más avanzadas. cada vez tenemos menos tabúes lo cual no quiere decir que vivamos en sociedades más libres pues los procesos de amoralización son siempre seguidos de procesos de moralización y es El dominio de la comida y el dominio del sexo los que muestran una predisposición especial a ser moralizados.

Es decir, el tabú se puede transformar en una moralización política de otro signo como sucedió con el asco, una emoción destinada a preservarnos de tóxicos y venenos que con el tiempo de transformó en repugnancia. Y la repugnancia ya no está destinada a mantenernos alejados de toxinas sino de de otras personas excluidas o de ideas que no se admiten en el discurso social. No es raro exclamar «me das asco» por mantener ciertas opiniones.

Dicho de otra manera: aunque muchos crean que debemos liberarnos del tabú por ser algo arcaico y que debe ser expulsado de la civilidad, lo cierto es que es siempre sustituido por otras actividades moralizantes, por ejemplo el azúcar, la glotonería, la carne (un clásico) o la obesidad, son los demonios actuales más moralizados.

El tabú del incesto.-

Con todo parece que el tabú del incesto es el mas universal de todos los tabúes y lo es porque existe un consenso relativo a que el sexo con hijos o hijas es particularmente peligroso para el desarrollo psicosexual de aquel que lo sufre.

El incesto es otro ejemplo de una conducta- en este caso una prohibición- universal que atraviesa a todas las culturas, lo que indica que en su preservación hay algo que va más allá del sesgo cultural: si no está determinada por la cultura debe existir en el patrimonio genético de toda la humanidad o al menos se trata de un aprendizaje fácil (prepared learning), como la fobia a las serpientes (Marks, 1991)
Los estudios sobre el incesto proceden de modelos antropológicos y de ellos procede nuestro conocimiento sobre la universalidad de su presencia. Sin embargo el incesto también se halla presente en el mundo animal, no se trata pues de un fenómeno tan sólo cultural, como sostienen algunos antropólogos sino también biológico. Más que eso representa la hibridación entre lo cultural y lo biológico.
Pero para ello es necesario que los animales se reconozcan como individuos, y parece que solo en aquellas especies donde los individuos son capaces de reconocerse entre si se preserva la institución del incesto, al menos en lo que respecta al incesto madre-hijo y entre hermanos.

El incesto más frecuente es el de padre-hija o aun más el de padre-hijastra. El incesto de madre-hijo es rarísimo no solo en nuestra especie sino en toda la escala animal.

No sabemos porqué respetamos el tabú del incesto pero sabemos que es profundamente perturbador para quien lo sufre y más aun: no creo en la hipotesis freudiana de que el incesto está prohibido precisamente porque es muy atractivo para los niños y niñas. No lo creo, de modo que remito al lector a este post del efecto Westermarck donde explica las razones por las que la teoría freudiana se resiente en este punto. Extraeré algunas ideas:

Westermarck a través de su obra construyó una conjetura para entender como se forjan estas «repugnancias» que desactivan el deseo sexual entre parientes. Para Westermarck una madre es aquella persona que nos alimenta, cuida y pasa con nosotros gran parte de nuestro tiempo en la infancia, un hermano es aquel intruso que comparte con nosotros las atenciones de la madre y con el que nos une sobre todo una competencia feroz a lo largo de toda nuestra crianza.

El efecto Westermarck sería pues ese reconocimiento que hacemos de nuestros parientes a traves del contacto repetido y que nos alejaria sexualmente de ellos con independencia de si estamos emparentados genéticamente o no.

Dicho de otro modo, no estamos diseñados para reconocer a nuestros parientes más que a través de los «vínculos» que establecemos con ellos a lo largo de un periodo prolongado que podemos llamar para entendernos «primera infancia» y que además presentan ciertas ventanas plásticas para que se impriman o impregnen ciertos aprendizajes, esos que nos hacen exclamar: este es mi hermano, mi madre o mi padre.

Dos hermanos que fueran separados al nacer y se criaran por separado podrian encontrarse al ser adultos, enamorarse y formar una pareja pero bastaria la noticia fidedigna de que son hermanos para que el deseo se desactive. Tambien se conoce el caso contrario: los niños israelíes que fueron criados en kibutzs desarrollaron vínculos de hermanos (a pesar de no serlo) y al llegar a la edad adulta y a pesar de que eran instigados a formar parejas entre sí,  pronto desertaron de hacerlo, simplemente no se sentian interesados. Hay algo pues en la familiaridad que opera como un disuasor sexual y entendemos como familiaridad el contacto continuado entre niños y criadores en la infancia.

Las ideas de Westermarck ponen en evidencia la idea central de Freud de que el niño alberga sentimientos incestuosos hacia su madre y simultáneamente deseos agresivos frente a su padre. Daly y Wilson han señalado que el error de Freud consistió en entender que aunque entre padre e hijo pueda existir rivalidad sexual esta rivalidad no es nunca por la madre, simplemente a los jóvenes no les interesan las mujeres mayores.

Entre los hermanos sin embargo, la rivalidad atraviesa toda la infancia y va dejando sus secuelas para toda la vida, en una u tra forma: es lógico , los hermanos compiten por la comida, la atención y un rol de privilegio en el seno de la familia. La rivalidad entre hermanos (que muy frecuentemente es identificada por los padres como celos) tiene dos objetivos preferenciales:

  • Obtener de los padres más de lo que los padres están dispuestos a dar.
  • Arrebatarles a los hermanos su participación en los beneficios.

Asi cada uno de los hermanos adoptará una estrategia u otra, dependiendo del nicho ecológico que quede libre en la familia a fin de salirse cada uno con la suya. Este es un fenómeno que ha sido observado en toda la escala animal, las crias tratan de prolongar su periodo de dependencia de los padres a traves de diferentes engaños, haciendose el tonto, no mudando de plumaje, hacerse caca cuando ya deberian controlar esfínteres, negándose a comer, hacerse el débil o el necesitado, a través de berrinches, pataletas y en el caso de los humanos a través de enfermedades coactivas o ciertos retrasos que hacen recaer sobre el niño más atenciones. Cada cual elige una estrategia distinta con arreglo a su patrimonio genético y adopta, construye y modifica su estrategia puliéndola a medida que va creciendo e implementandola con nuevas sofisticaciones.

Dicho de otra forma las crias compiten por seguir siendo niños y gozar de los bienes que sus padres (y nadie más) les aseguran. Para Westermarck es el destete más que el Edipo la clave de las rivalidades infantiles que en oposición a Freud no son sexuales.

Costes del incesto segun los actores.-

El incesto además tiene distintos costes según quien lo ejerce, no tiene el mismo precio para madres que para padres, hermanos o hermanas. Pero salvo excepciones si respetamos el tabú – la adaptación o la aversión- al incesto es por la razón de evitar las secuelas biológicas de las uniones entre parientes.

El incesto de madre a hijo. ¿Qué gana una madre con copular con su hijo?. El beneficio es claro: obtendrá un hijo-nieto que llevará el 75.5% de sus genes, casi un clon. El coste es que ese niño será casi seguramente portador de una tara genética o será deforme. El beneficio no supera al coste. Por otra parte tener un hijo con su marido supone diseminar mejor sus genes, ¿por qué tenerlos  con un hijo y afrontar esos riesgos? Además hemos de contabilizar el gasto del embarazo , parto y lactancia, una inversión parental que queda en suspenso y que imposibilita a la madre una mejor elección. Por otra parte el hijo aspirará a tener una esposa joven como él y se siente poco atraido por las mujeres mayores. Esta argumentación nos permite predecir que el incesto madre-hijo será rarísimo en la naturaleza. Asi es.

El incesto padre-hija. En este caso y dado que ningun padre puede estar seguro de que sus hijos son sus hijos, la linea roja puede ser cruzada con más facilidad y de hecho asi es en casi todas las sociedades. Se trata del caso más frecuente de incesto y mucho más en el caso de padrastros. Los hombres tienen una menor evidencia de parentalidad y por tanto una repugnancia menor a cohabitar con sus hijas y mucho más si no han convivido con ellas durante ese periodo critico donde se forjan los «vinculos» parentales. Al mismo tiempo que pueden tener hijos con otras mujeres simultáneamente, lo que nos permite predecir que los hombres precisan un mayor aprendizaje social para eludir el incesto que las madres.

El incesto entre hermanos. Junto con el caso anterior suele ser forzado, desde los hermanos a las hermanas y los costes son siempre mayores para las hembras puesto que los varones no dejan de invertir en otras hembras si dejan embarazadas a sus hermanas pero ellas habrán de quedar vinculadas  de por vida a hijos deformes que les impedirán una inversión genética eficiente con otros varones externos.

Naturalmente vuelvo a repetir que la selección natural ejerció su presión adaptativa sobre la reproducción y no sobre el sexo, la disociación entre ambos es relativamente reciente aún y aquellas adaptaciones tuvieron lugar en tiempo evolutivo, ancestral.

Significa que la complejidad de las sociedades actuales, me refiero a las sociedades opulentas plantean preguntas que no voy a resolver en este post, ni en este momento porque lo que ahora me gustaria hacer es volver sobre las ideas de Freud y de Westermarck a fin de dilucidar si la una invalida a la otra. Dejaré tambien mi opinión.

Personalmente creo que los niños no albergan deseos incestuosos con sus madres (ni las niñas con sus padres) sino una especie de «complejo de destete» es decir una sensación de haber recibido poco (en comparación con los hermanos si los hubiera) teñido de exigencias imaginarias o reales frente a sus madres sobre todo. Del mismo modo los varones pueden confrontarse continuamente con un padre primitivo que «castra» a sus hijos con el fin de mantenerlos controlados pues el padre ha de dotar de recursos a los hijos para conseguirles una esposa, asi sucede en todas las sociedades tradicionales, son los hombres los que «pagan» por la esposa, al mismo tiempo que «dotan» a sus hijas para hacerlas más apetecibles.

Dicho de otra manera no veo forma de deslindar la rivalidad fraternal de la rivalidad sexual con el padre y la sensación de deuda y la conducta de ajuste de cuentas permanentes con las que muchas personas viven su vida en relación con sus parientes. De hecho llamamos celos «infantiles» a aquella rivalidad por la madre y aquellos celos tiñen los celos sexuales que aparecen ya con la maduración sexual. Mi idea es que la rivalidad fraternal (o las privaciones parentales) es el embrión sobre el que crecen los celos adultos o dicho de otra manera ambas emociones están forjadas con los mismos materiales: el odio, el rencor, la desconfianza y el deseo de venganza.

Las mujeres suelen sentirse celosas cuando se sienten desplazadas de una situación de privilegio y los hombres también, pero son más frecuentes los celos sexuales en los hombres, algo a lo que llamamos celotipia. Con independencia de que ambas emociones tengan orígenes distintos mi opinión es que los celos sexuales evolucionaron desde un arcaísmo anterior -puesto que todos estuvimos expuestos a esa situación de rivalidades o privaciones infantiles- que podríamos llamar para entendernos «complejo de destete».

El destete y el Edipo podrían ser aspectos evolutivos del mismo conflicto y que pone en marcha constelaciones emocionales similares indistinguibles en el adulto puesto que tal y como comenté en este post ¿De quién se tienen celos cuando se tienen celos?

Como el lector habrá podido entender no sabemos en nombre de qué respetamos el tabú del incesto a pesar de que conocemos razones antropológicas, económicas, biológicas y psicológicas que lo explican utilitaria pero no ontológicamente, pero no explican cómo se pudo internalizar esta proscripción . ¿Cómo pasó esta conducta a formar parte del patrimonio moral de la humanidad?¿Cómo pasa una prohibición a convertirse en un dogma aceptado por casi todos?

Sabemos cuál es su propósito pero sabemos cuál es su causa,

No queda más remedio que admitir que el tabú del incesto es una adaptación darwiniana.

Bibliografía.-

Aqui hay una buena monografia en pdf sobre el efecto Westermarck desde una perspectiva evolucionista.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 778

Trending Articles