Aunque la mayor parte de nosotros pensariamos inmediatamente en el Fausto de Goethe, en realidad Fausto es un mito germánico del que se han escrito decenas de cuentos, canciones, leyendas y dos siglos antes de Goethe ya Christopher Marlowe la habia popularizado en lengua inglesa.
Hoy hasta tiene operas, obras dramáticas, baladas, películas y nuevas puestas al dia sobretodo después de que Oscar Wilde escribiera una nueva versión del mito en «El retrato de Dorian Gray».
Hasta se ha convertido en un adjetivo refiriéndose a una especial forma de apetito: la de una persona ambiciosa que renuncia a la integridad moral para alcanzar el poder y el éxito durante un plazo limitado. O en una especie de pacto que uno hace con el mailgno para obtener la inmortalidad y toda clase de placeres a cambio de perder su alma. si es el Fausto de Goethe una especie de Job invertido y que nos rescata el concepto de hybris griega: aquellos que creyeron ser dioses.
En realidad el éxito de este mito está relacionado con la eterna juventud y con el rechazo del envejecimiento y la muerte, algo que sobrevuela en nuestro mundo a partir de ciertas ideas transhumanistas o de ciencia-ficción, la criogenización o cualquiera de estas técnicas que prometen la inmortalidad o que cuestionan la vejez como una enfermedad que tendrá cura con el desarrollo de ciertas tecnologías.
Pero no es solo la inmortalidad lo que se persigue sino también el placer, el disfrute de todos los placeres posibles, sean los placeres del arte, la belleza, del conocimiento o los sensuales, hay un estremecimiento hedónico en todo este desarrollo filosófico y mítico y que presupone que para alcanzarlo ha de ser suspendido cualquier criterio moral como si la moralidad individual fuera la bestia negra del placer, eso le sucede a Fausto y de alguna forma también a Dorian Gray, si bien su desenlace será en cierta forma moralista como veremos a continuación.
El retrato de Dorian Gray.-
El retrato de Dorian Gray es la versión faústica de Oscar Wilde que es por otra parte su única novela y donde repasa los temas que le eran afines siendo como era el portavoz del esteticismo y el dandysmo: donde se inició para desarrollar con precisión detalles estéticos y más tarde combinarlos con temas sociales a través del teatro. Luego sobrevino la desgracia de su encarcelamiento por un tema de moralidad publica (Wilde era homosexual y mantuvo un largo juicio con el padre de su amante) y más tarde morir de forma temprana (a los 46 años) y no cabe duda de que su estancia en la cárcel —dos años de trabajos forzados— le acortó la vida. En la cárcel escribió De profundis, una larga carta que describe el viaje espiritual que experimentó tras sus juicios, un contrapunto a su anterior filosofía hedonista . Tras su excarcelación partió inmediatamente a Francia y fue en Paris donde murió de una meningitis.
Pero la novedad que aportó Wilde al mito de Fausto fue la entrada de una idea luminosa: la belleza, aqui no hay otro dios que la belleza, el arte y no el conocimiento como en Fausto. tampoco hay ningún pacto con el demonio sino una trama muy interesante que nos habla de eidolones, de imágenes, del imaginario y de lo simbólico como veremos a continuación.
Los tres cuerpos de Dorian Gray.-
El retrato de Dorian Grey es una novela escrita por Oscar Wilde que aborda el dilema faústico del envejecimiento y del deseo de algunas personas de conservarse siempre jóvenes, atractivos y bellos. Se trata de un verdadero tratado sobre el narcisismo que ningún psicólogo deberia dejar de leer. El asunto es que Basile un cínico pintor —alter ego de Oscar Wilde en la ficción—se siente atraído hacia el joven Dorian y hace un retrato de él. Pero la fascinación creativa de Basile acaba contagiándose al propio Dorian quien queda atrapado por la belleza del cuadro. Lo interesante de este juego de espejos es que el propio Dorian no habia reparado nunca en su propia belleza, y es sólo a través de la mirada del otro que adquiere tal conocimiento, Basil representa pues lo simbólico, Dorian llega a obsesionarse de tal modo con su imagen que explicita el deseo de cambiarse por ella y es así como en una especie de sortilegio faústico Dorian se convierte en el cuadro y el cuadro en Dorian. Lo real y lo imaginario se confunden y quedan sin el toldo protector de lo simbólico.
La tragedia acecha en el sentido que cada fiasco moral de Dorian que ha llegado a creerse divino y fuera de las leyes de la moral que gobiernan su mundo, viene a traducirse en una mueca de fealdad en el retrato (en el imaginario) o el tercer Dorian, que él cree que le representa, más que eso es su mismo ser inmortal, no sujeto a cambios o a degradación. Así su amor por Sybil que parece estar presidido por el ideal de su arte, hace que Dorian la abandone al no dar la talla que exige a sus amantes, a los que no ama por sí mismos sino por su proximidad a la belleza o al talento artístico.
Es entonces cuando el cuadre degenera y envejece y es entonces cuando asesina al pintor y trata de destruir el lienzo, terminando entonces con su vida.
Pues Dorian es el cuadro.
Dorian representaría al segundo cuerpo, «aquel que los demás dicen que es». Dorian no posee mirada propia y aquel que cree ser, es en realidad un borrador que puede sobreescribirse a partir de cualquier mirada, es sólo a través de los ojos de Basile que llega a tomar conciencia de su belleza. ¿Cual? No se trata de la belleza propia conocida sino más bien revelada a Dorian: la belleza proyectada por Basile, de manera que de esta forma tan sencilla Oscar Wilde nos alecciona sobre uno de los dilemas de la mirada. ¿Qué ojos miran, con qué ojos vemos?
Los ojos del ideal son los ojos del mundo, la deseabilidad social por así decir y como su nombre indica son ideas y no entidades, un eidolon (imagen), una presencia espectral, los ojos del mundo son ojos virtuales que marcan a través de las costumbres, las creencias compartidas y ciertas expectativas del espíritu de nuestro tiempo. Y cómo sabemos vivimos en una Zeitgeist donde la belleza, la juventud y la delgadez son ideales. Como toda idea tal ideal no puede alcanzarse nunca pues no es una dimensión ni entidad fisica o material sino una abstracción construida por la psique colectiva. Pero es posible afirmar que los ojos del mundo interfieren gravemente en el desarrollo de «una mirada para sí», contemplarse con los propios ojos supone un ejercicio de maduración gradual y progresiva que no todo el mundo puede llegar a alcanzar puesto que los ojos del mundo llegan a cerrar los ojos naturales de cada cual.
La mirada del mundo interfiere y colapsa la mirada individual y puede penetrar lo material incluso enfermándole o enloqueciéndole. No hay mas remedio que abrir los ojos y despertar.
Los ojos del otro representan la salida del narcisismo primario, la aceptación de que el otro existe, está ahí y tiene una mirada diferente a la nuestra: un otro que proyecta hacia nosotros aquello que rechaza. Si muchos de nosotros hemos llegado a constituir una identidad desgajada del común es porque hemos llegado a integrar aspectos de las tres miradas, somos entidades, y somos además identidades construidas a través de un periplo a través de los tres círculos del agua que reflejan y refractan nuestra idea de nosotros mismos, del otro y del mundo. Muchos de nosotros vivimos en entornos donde la mirada del otro (usualmente los progenitores) entraba en colisión con nuestra propia mirada y fuimos capaces de encontrar nuestros propios ojos y nuestra propia mirada a veces rebelándonos contra las cárceles tejidas por los demás. En la actualidad parece que además de estas proyecciones que interfieren en la construcción de nuestra identidad hemos de vigilar y contar además con la omnipotente y omnipresente mirada del mundo —una mirada a veces industrial y llena de marketing y de engaños— que a través de las construcciones sociales nos infiltran de lo que deberíamos desear, del Dorian que quisiéramos ser.
Lo importante es recordar ahora que los tres cuerpos compiten por un mismo espacio psiquico y que cada uno de ellos ocupa el espacio que le robó al verdadero cuerpo que es el equivalente a nuestra esencia , a nuestro Ser.
Visto de esta manera la única forma de curarse las heridas psíquicas y defenderse de la intrusión onerosa de los ideales en nuestro cuerpo es la solución madurativa de la individuación, el tener ojos para mirarse a sí mismo y renunciar tanto a lo que los demás pretenden como a lo que la mayoría considera como atractivo y deseable.