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Caos y trastorno bipolar

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La relación entre la estacionalidad y/o la circadianidad con ciertas enfermedades está bien establecida. Se trata de las enfermedades cíclicas o circulares, aquellas que evolucionan según un ciclo -casi siempre misterioso- y que aparecen y desaparecen para volver a aparecer más tarde, desde algunas formas de dolor (migraña) algunos trastornos digestivos (ulcus gastroduodenal) o algunas enfermedades de la piel (psoriasis) presentan estas características de periodicidad y de remisiones espontáneas. Sin embargo guardamos el sustantivo bipolar para aquellas enfermedades que se presentan en dos polos aparentemente opuestos, por ejemplo la depresión y la manía.

 

Se trata de una enfermedad psiquiátrica bien conocida que hoy llamamos trastorno bipolar, aunque clásicamente venía denominándose psicosis maniaco-depresiva. Personalmente creo que fue un acierto cambiarle el nombre por dos razones: una es que en el trastorno bipolar no siempre hay psicosis y la segunda es que probablemente la psicosis es otra cosa bien diferente y autónoma de las tres psicosis clásicas: esquizofrenia, paranoia y trastorno bipolar (en adelante TB).

El TB es una de esas enfermedades que han cambiado nuestro sentido de la causalidad en medicina: no parece regirse por una causalidad lineal, no responde a una causa o causas identificables sino que por el contrario presenta un curso caótico.

Su curso caótico puede observarse bien a las claras en sus virajes, de depresión a manía o a hipomanía. Son -de momento- imposibles de predecir, tan imposibles de predecir como el clima. Mucho más diría yo.

Si usted le pregunta a un climatólogo el tiempo que hará el 28 de Noviembre de este año, le dirá con toda seguridad que es imposible de prever. A lo sumo un “hombre del tiempo” puede predecir el clima a una semana vista y aun así se equivocan a pesar de tener modelos cibernéticos que vienen en ayuda de su predicción. Se llama MM5, el programa informático más utilizado para predecir el tiempo y que maneja multitud de variables extraídas tanto de la observación directa, como de un registro histórico y de imágenes de satélite.

Lo cierto es que la Psiquiatría -una disciplina observacional- no ha llegado muy lejos en su intento de predecir estos virajes, más allá de suponer que la primavera y el verano (la estacionalidad), el estrés o la falta de sueño son predictores “fuertes” de un viraje hipo o maníaco en un paciente bipolar. Pero si aceptamos que es el caos el que juega a los dados con el universo bipolar y que el caos se caracteriza por su impredictibilidad caeremos en la cuenta de que es imposible prever una recaída solo con la observación regular de un paciente concreto. Es como si le preguntáramos a nuestro hombre del tiempo “¿Qué tiempo hará mañana? y lo dejamos si sus apoyos informáticos o modelos matemáticos ad hoc. Simplemente no sabría que contestar.

Y no sabe qué contestar porque el número de variables que juegan en la ecuación es demasiado alto y más que eso: porque las variables no se muestran fijas, cambian constantemente. Es por eso que el hombre del tiempo suele equivocarse cuando anuncia que lloverá en Levante, pero no en términos generales cuando anuncia que lloverá en la península entera (y quizá también en el cabo de San Vicente).

Dicho de otra manera: existen microvariables que forjan lo que entendemos como un microclima y lo que es verdad en términos generales casi nunca sucede en ciertos microclimas. Lo mismo sucede en los pacientes bipolares. Sabemos que es altamente probable el viraje o la recurrencia pero no sabemos cuando sucederá en un paciente concreto.

Pues los ciclos son absolutamente personales e individuales, algo así como la ciclogénesis climática o los ciclos geodésicos que acompañan la erupción de un volcán: sabemos que habrá erupción pero no sabemos cuando.

Caos y trastorno bipolar.-

Si es cierto que el TB es una adaptación climática (Sherman, 2001) y que el tiempo se puede predecir entonces los virajes del TB podrán algún día predecirse echando mano de ciertos modelos matemáticos.

¿Es posible pensar en una especie de holter del humor?

Recientemente (2008) un grupo de matemáticos han intentado modelizar el viraje a hipomania en pacientes bipolares tipo II. la pretensión del articulo es poder predecir los “cambios de humor” del bipolar. Para ello utilizan una herramienta matemática avanzada llamada ciclo límite.

El ciclo límite fue inventado por Poincaré, el último gran matemático multidisciplinar. Explicado informalmente, el ciclo límite sería un concepto parecido al de asíntota pero aplicado a una espiral en lugar de a una recta.

ciclo limite

Podemos imaginar que los ciclos repetitivos de eutimia-hipomanía-depresión forman una espiral, en tanto se repiten y vuelven a empezar de nuevo. Ahora bien el tamaño de estas espirales se asemejan, en tanto las duraciones de cada ciclo completo tienden a no ser demasiado dispares en un mismo individuo. Por tanto podemos decir que hay una espiral que sería un atractor de todas ellas y ese seria el ciclo límite.

También podríamos decir que dos bipolares con ciclos límites parecidos tenderían a estar sincronizados en sus estados de hipomanía o depresión. Los autores esperan que reuniendo los datos de muchos bipolares (datos que no tienen) podrán realizar interesantes predicciones de cara a cada individuo particular de tal manera que por ejemplo se pueda ofrecer unas pautas de medicación más personalizadas. También sugieren que esta herramienta matemática pueda servir para realizar ciertas predicciones en la ciclotimia y en la depresión recurrente. Más o menos es lo que puedo decir del articulo aunque seguramente se me escapan algunos detalles.

Y es por eso que dirijo al lector interesado a este post donde el concepto se encuentra bien explicado por un experto.

De momento sabemos algunas cosas dictadas por numerosas observaciones psiquiátricas, son las siguientes:

1.- El TB es dificil de diagnosticar y más cuando el primer episodio es depresivo.

2.- Los pacientes bipolares con hipomanía son dificiles de diagnosticar puesto que la hipomanía puede resultar muy adaptativa y conferirle al sujeto ventajas en su entorno social, algo parecido sucede con las formas menores del espectro bipolar: la ciclotimia y la hipertimia. Las hipomanías pueden ser minimizadas e incluso inducidas por alcohol o drogas (cocaina), durante mucho tiempo sin ser detectadas y obstruyendo la aparición de depresiones en el corto plazo.

3.- La detección precoz es la mejor fórmula para impedir que los ciclos se repitan y minimizar la evolución hacia un defecto neurobiológico (que suele ser parecido al de la esquizofrenia).

4.- En el momento actual solo la toma de ciertos fármacos (antipsicóticos, antidepresivos, litio o eutimizantes, junto con la psicoterapia) y la psicoeducación, son las únicas herramientas que podemos utilizar para frenar o remodelar la amplitud y duración de los ciclos.

5.- Un psiquiatra experimentado puede tardar entre 10 o 15 intentonas antes de dar con la medicación adecuada para normalizar a un paciente determinado.

6.- Dado que la depresión es una experiencia aniquiladora en relación con la hipomanía y la manía es posible especular que quizá tengan razón aquellos psiquiatras clásicos que pensaban que “la manía es una defensa contra la depresión”. Dicho en términos más actuales seria posible suponer que venimos de serie equipados con algún tipo de dispositivo destinado a gatillar la depresión, es decir algo que nos permita abandonar la depresión de forma fisiológica. Una especie de antidepresivo fisiologico. Y de momento el mejor posicionado es la luz.

Me doy cuenta de que he relacionado el clima con el TB y he nombrado de pasada la osada hipótesis de Julia Sherman a propósito de que el TB sería en realidad una adaptación al clima ancestral, más que eso Sherman cree que el TB podría estar representando una herencia de los Neanderthales de modo que dedicaré mi próximo post a hablar de estas curiosas relaciones que mantiene el TB con “el tiempo” o mejor “el clima”, aunque sería mejor hablar de paleoclima puesto que los entornos que supuestamente indujeron aquella adaptación ya han desaparecido casi por completo.

Bibliografia.-

Bipolaridad: orden y caos

Julia Sherman: The evolutionary origins of bipolar disorders (2001)



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