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La muerte de la histeria

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La histeria es una enfermedad que nunca ha sido ni podrá ser definida (Ch. Lasègue)

La histeria es una enfermedad que nunca ha sido ni podrá ser descrita por un ….médico (L. Israel)

portadalibroProteus es una deidad marina mitológica griega que se caracteriza por adoptar múltiples formas en sus apariciones a los hombres, tal y como sucede en la Odisea. De ahí viene la palabra “proteiforme” que significa adquirir múltiples formas, algo que sin duda está relacionado con el oficio de histrión y con los disfraces y máscaras con que los individuos protegen su verdadera identidad.

Y que es precisamente la característica de la histeria, una no-enfermedad que puede revestirse de múltiples formas, aunque la forma clásica es la forma epileptoide: la histeria comenzó siendo un sucedáneo de la epilepsia a la que imitó en buena parte de la historia de la medicina. Sin embargo nos equivocaríamos si identificáramos histeria con simulación, el histérico no es un simple simulador, sino algo que va más allá de la voluntad de engañar.

En realidad la histeria es la personificación de la lógica del inconsciente, su emergencia, un mensaje que lanza el inconsciente a ese otro que mira, escucha o contempla y que a diferencia del actor (del histrión) no sabe cual es su guión y más allá de eso: no termina por comunicar al espectador más que un enigma.

La histeria es un engaño y autoengaño exitoso y sutil. Y un engaño para ser exitoso ha de escapar del escrutinio de la voluntad, la mejor forma de engañar es a través de un buen autoengaño y el mejor autoengaño es aquel del que no se tiene noticia.

Y es por eso por lo que algunas histerias acaban en la consulta del médico, el resto escapan de su escrutinio, como la mayor parte de histerias masculinas de las que hablaré otro dia. En la consulta del médico terminan fundamentalmente las histerias femeninas y lo hacen a través de sintomas fisicos inexplicables.

Y si existen síntomas médicos inexplicables es porque la medicina en un momento determinado de su evolución renegó de la histeria (y de la melancolia) y optó por hacerse reduccionista, materialista y cientificista. Es inútil explicarle a un médico hoy que además de tener un cuerpo real existe un cuerpo imaginario que es representacional y que se puede recortar siguiendo lineas de puntos (como aquellas papelinas con las que jugábamos de pequeños). un cuerpo que se puede amputar del mismo modo que los médicos han amputado la histeria. Es ahi, en ese cuerpo donde inscribe su letra la histeria.

Y se han repartido sus restos en entidades que desgajadas del común de la histeria carecen de interés médico. De aquel todo que llamamos histeria solo quedan algunos rastros en los DSMs: el trastorno histriónico de la personalidad (que ya no existe en el DSM-V) los trastornos de conversión, los trastornos somatomorfos, los trastornos disociativos y poco más.

La debilidad epistemológica de la psiquiatría procede y es el subproducto de haber renegado de las conceptualizaciones clásicas y haberlas sustituido por un manual operativo donde se pierden los rastros de los parentescos entre entidades y sobre todo la linea que separa las enfermedades de las no-enfermedades, de la normalidad y la patología. Entre la realidad y la simulación. Y entre la simulación y la simulación de la simulación.

paul delvaux

¿Sabe esta mujer que esta desnuda en la calle a la vista de todo el mundo?

Es posible que no lo sepa puesto que está durmiendo pero de cualquier forma y desde que sabemos que existe un inconsciente y una censura onírica, un proceso primario y la represión, lo que nos interesa no es si lo sabe o no, sino lo que hace y lo que hace es mostrarse desnuda a la mirada indiscreta de los viandantes, como Susana en el mito hebreo.

La histeria murió con los diagnósticos operativos y con la hegemonia de la psiquiatria biológica sobre el psicoanálisis y en menor grado las psicologias conductistas. Pero aquello que ha sido negado siempre retorna aunque con otras máscaras. Hoy tenemos múltiples mascaradas con las que la histeria se disfraza, se trata de máscaras que el médico (tal y como Israel previó) rechaza y amputa de nuevo tratándolas de mala gana y acritud con múltiples tratamientos físicos absolutamente ineficaces. El medico proyecta sobre la histeria su ignorancia sobre “aquello que esta hecho para ser visto”, para “hacerse ver”. Los médicos nunca podrán definir la histeria porque están formados para diagnosticar enfermedades verdaderas, corporales, materiales y objetivas. Allí donde hay subjetividad lo único que podemos encontrar es un choque de trenes de proyecciones, las que el médico lleva a cabo con la histeria.

Personas que fingen estar enfermas.

¿Pero qué es la histeria?

Será en el próximo post.



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