Ahora que ya sabemos qué es el kindling, sobre todo aquellos de ustedes que hayan leido el post anterior, vamos a ver el caso concreto de Santa Teresa.
Para lo cual y para no repetir mis argumentos ruego al lector que lea este post donde hablé de los antecedentes personales de la santa, a la vez que me alineo entre aquellos especialistas que piensan que los estados extáticos o místicos no son exactamente iguales a los estados patológicos que se ven a veces en las enfermedades mentales, si bien tienen algo en común.
Son muchos los autores que han buceado en la idea sobre si la creatividad, el arte, las invenciones, la literatura, la ciencia en general, en cualquier caso el genio creador tiene algo que ver con los dinamismos que a veces encontramos en la locura. Escribí hace tiempo un post y este otro sobre esta cuestión y del mismo modo apelé a unas ciertas diferencias entre los estados místico-noéticos y la enfermedad mental. La idea fundamental que resuelve esta paradoja es que la enfermedad seria el resultado extremo de un fisiología de base que en mi anterior post nombré como hiperia.
Pero lo cierto es que las enfermedades mentales son devastadoras y empobrecen tanto el psíquismo del que la padece que la paradoja – a pesar de las similitudes y las concomitancias- procede de este hecho: ¿Cómo es posible que creatividad y locura participen de un mecanismo común? ¿Significa eso que todas las personas creativas están locas? ¿Y si es así por qué esto no se cumple salvo en una minoría de casos? ¿Por qué Aristoteles e Hipócrates identificaban melancolía y genio?
Shelling, Van Gogh, Dovstoiesky, Blake, Walt Whitman, San Pablo de Tarso, Hidegarda de Bingen, Schumann, Edgar Allan Poe, Virgina Wolf, Silvia Plath, Emily Dickinson, Rimbaud, Holderlin, Syd Barret, Socrates, Joyce, Dalí y tantos y tantos lograron hacer coexistir un talento prodigioso con su locura, fuera esta maniaco-depresiva, alcoholismo o esquizofrenia. Reformadores religiosos, artistas plásticos, poetas o músicos en los que su genio parece andar sobre los lomos de su locura.
Pero justo al lado aparecen otros genios sin ni pizca de excentricidad: Bach, Picasso, Cervantes, Shakespeare, Lorca, Velazquez, Goethe, Aristoteles, Paul Mc Cartney, Wagner, Mahler y tantos otros, la mayoría.
Se trata pues de datos contradictorios, a veces parece que la locura es condición y otras veces parece que no. Y sabemos que además, siempre es un handicap.
Una mujer, Kay R. Jamison que era doctora en literatura se hizo psiquiatra para saber más sobre sí misma que padecía un trastorno bipolar. Se trata de una de las más reputadas expertas mundiales en trastorno bipolar y extendió el estudio de Andreasen sobre genios creadores pero lo circunscribió a los poetas. Sus conclusiones son las mismas, existe una relación entre la creatividad poética y la posibilidad de padecer una enfermedad de este tipo y además existe un acúmulo familiar que indica que la creatividad y la enfermedad comparten algo en el fenotipo, hoy sabemos que se transmiten a través de distintos genes pero que existe un segmento de encuentro o solapamiento entre ambos fenómenos en el fenotipo.
Algo parecido se ha replicado con musicos de Jazz.
Y además de todo eso existe la impresión de que la creatividad artística (plástica, musical, poética o literaria) no es el mismo fenómeno ni acontece en el mismo tipo de personalidades que ostentan niveles de excelencia científica. Probablemente el pensamiento lateral y el aspecto transgresor del artista -necesario para ir contra corriente e inventar algo nuevo- es negativo para la mente cientifica que debe apoyarse siempre en lo comprobable. Probablemente ambos ámbitos de creatividad tengan rasgos en común como la curiosidad, el fuerte sentido de identidad o la intuición, pero los buenos poetas resultan malos cientificos y probablemente tambien es cierto lo contrario excepto en contados casos de combinaciones de polimorfismos poco frecuentes.
La conclusión:
La creatividad y las enfermedades del espectro afectivo comparten algo, ¿pero qué es?
Lo cierto es que la pregunta debería extenderse un poco más y llegar hasta esa enfermedad puente entre el cerebro y la mente, me refiero a la epilepsia, a la que pienso dedicar mi próxima entrada para contarle al lector las relaciones que existen entre las enfermedades mentales y la epilepsia.
Lo que comparten es algo comicial. Y comicial es algo ligado a los comicios (ir juntos), es decir la hora de la verdad, donde las encuestas ya no valen y hay que hacer recuento en las urnas y tomar decisiones.
La enfermedad de Santa Teresa.-
A Santa Teresa se la ha diagnosticado de casi todo, no sólo de depresión, catatonia (Novoa Santos) o histeria por el mismísimo Charcot sino sobre todo de epilepsia. Para algunos autores sus estados de éxtasis, alucinatorios y sobrecogimientos (que ella llama “arrobamientos”) eran sobre todo un subproducto de su epilepsia o dicho de otro modo: se trataba de fenómenos patológicos.
Pero no todos los autores médicos que han revisado su vida han llegado a un acuerdo sobre estos fenómenos tan bien descrito en “El libro de su vida”. En lo que parece haber un acuerdo es que Santa Teresa estuvo en coma durante tres días a causa de una meningo-encefalitis de probable etiología brucelósica (fiebre de Malta) que le dejó tanto secuelas cardiacas (una pericarditis) junto a otras secuelas neurológicas. Pero de lo que podemos estar seguros es de que su coma no fue un coma histérico, según Senra Varela porque: