La palabra “privatización” tiene mala prensa, al menos en nuestro país, cuando la oímos enseguida nos viene a la mente esta otra: “corrupción”, favores políticos o nepotismo familiar. Los españoles entendemos la “privatización” de algo que otrora fuera púbico como un negocio entre pocos, cuñados, hermanos, queridas y cosas asi, pero en realidad “privatizar” es un cambio de titularidad, un cambio o delegación en la prestación de un servicio, una especie de cese de actividad que se delega en otro agente a fin de que se haga cargo del mismo servicio, lo mejore y abarate, eso en teoría claro.
Pero muchas veces no son servicios lo que se privatiza sino opciones privadas que pasan a ser públicas, a veces instituciones enteras, al considerarse un derecho. Pongo por ejemplo el matrimonio entre homosexuales que recientemente el presidente Obama ha legalizado en toda USA, a partir de este momento el matrimonio no sólo es algo publico (que ya lo era) sino además un derecho. Desde este momento el matrimonio entre homosexuales es publico, tan publico como el otro, el de los heterosexuales de toda la vida. La paradoja es que mientras en los heterosexuales el matrimonio pierde peso parece que los homosexuales lo consideran un hito de igualdad.
¿Pero por qué el matrimonio es publico?
El Estado ha estado siempre muy interesado en regular la vida en pareja (como en otros asuntos de la vida), algo que está muy relacionado con la reproducción. Que el matrimonio está regulado por leyes y dicterios gubernamentales no cabe ninguna duda: para casarse hay que tener cierta edad, no se puede uno casar a cambio de la obtención de la nacionalidad, y sobre todo el matrimonio está muy relacionado con la monogamia. De hecho la poligamia que practican los mormones o ciertas tribus del Africa negra están prohibidas en toda Europa y en todo el mundo digamos occidental.
Regular el emparejamiento es un tema bastante complicado pues el Estado no puede meter sus narices en los dormitorios privados. Es por eso que muchas parejas conviven sin contrato matrimonial con o sin hijos. Y es por eso que el Estado inventó una contraestrategia para neutralizar la anterior: la de las “parejas de hecho”, que equivale al matrimonio civil si uno se inscribe en un registro municipal donde se declara la convivencia.
Es difícil escapar de las garras del Estado, con o sin ceremonia civil, pero aun asi hay parejas que resisten.
Y resisten porque hoy el matrimonio es una institución obsoleta y lo es por varias razones:
-Las parejas tienen fecha de caducidad y a nadie se le ocurre formalizar una relación para el corto-medio plazo.
-El acceso de la mujer a su emancipación económica ha hecho innecesaria una “protección” económica de por vida. Hay que señalar que el matrimonio es -ancestralmente hablando- una especie de “seguridad social” para las mujeres. Una especie de seguridad social del desierto. La poligamia es muy protectora con las mujeres aunque ciertos prejucios vayan en dirección contraria. “Ninguna mujer sola” es el slogan de ciertas culturas, algo que se opone a eso que ahora llaman “hogares monoparentales”
– Las segundas parejas son más frecuentes sin papeles que las primeras, los que están divorciados ya han acumulado la suficiente experiencia para no volver a zozobrar en otro matrimonio y además puede que ya tengan su cupo de hijos completo. Hay que recordar que el divorcio es otra institución publica que parece ser el reverso del matrimonio y que favorece a las mujeres mientras que es muy destructivo para los hombres. Si hay matrimonio ha de haber divorcio. Y con uno basta para una economía de clase media.
– El ultimo golpe al matrimonio es la sustitución de los bienes gananciales por los privativos de cada cual. De esta manera el matrimonio ha dejado de ser un contrato mercantil entre iguales y cada uno de sus miembros puede comprar y vender sus bienes aun estando casado, lo cual en mi opinión genera más diferencias que igualdad y predice más hogares de mujeres solas y hombres jóvenes desemparejados.
Las ventajas de la monogamia.–
La monogamia tiene ventajas tanto para los hombres como para las mujeres y por eso ha evolucionado seleccionándose positivamente entre las estrategias reproductivas y en coexistencia con las otras dos: la promiscuidad y la hipergamia, si bien estas ventajas se distribuyen de forma distinta segun las edades. En época reproductiva beneficia a las mujeres y a los niños y en edad adulta favorece a los hombres. Es por eso que Dios creó a la mujer, en la evidencia de que “no es bueno que el hombre esté sólo, la testosterona es la hormona de los lios y las hormonas femeninas inducen conductas de aversión hacia los lios y aumentan la afiliación social, la oxitocina entre otras.
Es obvio que el matrimonio está íntimamente unido al legado de los bienes que se realizan desde los padres hacia los hijos y recordemos ahora que los padres no tienen seguridad respecto a su patria potestad, “la patria es incierta” decía Virgilio. La transmisión de las herencias y bienes económicos es el fundamento del matrimonio. Los hombres necesitan saber que sus hijos son sus hijos y aunque el matrimonio por sí mismo no garantiza esta seguridad, lo cierto es que tiene más seguridad que la ordalía o la promiscuidad del todos con todos. El matrimonio es una institución moralizante que obtuvo su ventaja en el hecho de prevenir la promiscuidad. Es por eso que la religión y el Estado han ido siempre de la mano en su regulación. Como decían los curas de mi juventud, el matrimonio es el remedio de la concupiscencia.
Otra forma de verlo es a través de las estrategias cad o dad que en nuestra especie pueden simultanearse, lo que significa que la mayor parte de las parejas son monógamas alternando con escarceos puntuales. Todo parece indicar que esta “monogamia con cuernos” o “monogamia sucesiva” para aquellos que pueden pagarlo es la mejor estrategia y la más frecuente entre los de nuestra especie.
Cad o dad.-
“Cad” y “dad” es la forma de llamar en inglés a dos estrategias sexuales de apareamiento en humanos y que implican tanto a los hombres como a las mujeres. “Dad” en inglés significa “papá” de modo que la estrategia “papá” representa el emparejamiento monógamo tradicional (biparental), mientras que la estrategia “cad” viene a referirse a la promiscuidad sexual, con o sin compromisos reproductivos tanto en hombres como en mujeres.
De manera que podemos decir que las sociedades avanzadas, occidentales y opulentas, -donde los controles sociales acerca de la sexualidad son débiles- son estrategias “cad”, mientras que las sociedades tradicionales con cerrazón sexual, ordenadas y pulcras representan estrategias “dad”.
Vamos ahora a obervar un fenómeno concreto: la tasa reproductiva de hombres y mujeres en una sociedad u otra. Es sabido que desde el punto de vista evolutivo las mujeres en todos los tiempos se reproducen más que los hombres (el éxito reproductivo de las mujeres es superior al de los hombres), Baumeister (2007) ha publicado ciertos porcentajes abrumadores a este respecto, pero lo que interesa señalar es que el éxito reproductivo de las mujeres es el doble que el de los hombres, pero ahora vamos a ver las consecuencias sobre esta variable respecto a las sociedades “cad” y “dad”.
Como el lector puede observar una de las características de las elecciones parejiles en todas las sociedades es el rango o valor de emparejamiento del que ya hablé aqui. Significa que no todas las personas tenemos el mismo valor de atractivo en el mercado del emparejamiento. Cada individuo tiene un valor objetivo (y tambien uno subjetivo sobrevalorado casi siempre), lo curioso es que en las sociedades tradicionales las personas suelen emparejarse buscando su medida de valor reflejada en la pareja. Pero en las sociedades “cad” sucede un fenómeno curioso, la rivalidad de las mujeres por los hombres con mayores puntuaciones es feroz, lo que produce un asombroso efecto similar al de las sociedades poligámicas: muchos hombres se quedan solteros y no se reproducen, mientras que los hombres (o mujeres) más solicitados acaparan más de una pareja. Dado que las mujeres solo pueden quedar embarazadas de un hombre y los hombres pueden fecundar a varias mujeres, lo que sucede en la práctica es que se acumulan más linajes de descendencia en los hombres solicitados que en los poco atractivos.
Volviendo a Engels y el origen de la familia.-
El Estado es el garante de “la patria potestad” y reconoce que los hijos son los hijos del padre de familia y asi lo legitiman con una serie de prebendas relacionadas con los testamentos, pensiones, herencias y propiedades que pasan por defecto al cónyuge y sus hijos en segunda instancia.
Naturalmente todos estas cosas son un negocio para el Estado, un negocio fiscal, todo paga tasas e impuestos, de eso viven abogados y procuradores, jueces y fiscales, un negocio montado en una falacia: ¿Quién es hijo de quién? ¿Quien es la esposa legal, quien el marido legítimo?
Los defensores de lo publico deberían en este momento reflexionar un poco sobre la hipertrofia que el Estado ha adquirido en ciertos sectores de la vida social. ¿Pues por qué el Estado me prohíbe la bigamia si yo quiero casarme con dos mujeres?
¿Por qué los defensores del marimonio homosexual se opondrían al matrimonio múltiple?
Frederick Deboer escribió recientemente un articulo donde plantea el probable horizonte de la legalización de la poligamia-poliandria que resultaría en una privatización del matrimonio. Una especie de comuna hippye como modelo social liberal del futuro.
Desde el punto de vista evolutivo, tanto la monogamia como la poligamia o la promiscuidad se consideran estrategias evolutivamente estables (EEE). Significa que las tres formas de emparejamiento se han mantenido porque representan ventajas reproductivas. Así cada especie de simio presenta una particular adaptación conductual en su organización sexual: el gorila, es polígamo, el chimpancé es promiscuo y la monogamia se encuentra tan representada en la naturaleza que me disculpo por no aportar más datos sobre sus ventajas.
Nosotros los humanos tenemos una organización sexual mixta, donde las tres estrategias se encuentran representadas. Somos fundamentalmente monógamos, pero existen sociedades culturalmente polígamas (usualmente culturas del desierto) y somos fuertemente promiscuos, tanto los hombres como las mujeres, si bien la promiscuidad ofrece más ventajas (reproductivas) para los hombres que para las mujeres. Es por eso que se considera -según algunos datos estadísticos de los que disponemos- que la frecuencia de la promiscuidad de los hombres dobla a los de la mujer.
Los etólogos utilizan un método para calcular la promiscuidad de las distintas especies, miden el número de parejas por embarazo, de modo que el gorila que es polígamo se le daria una puntuación de 1, (una única pareja por embarazo) mientras que en los chimpancés rondaría los 3.2. Lo interesante es que nuestra especie está alrededor de 1.2 parejas por embarazo. Claro que esta manera de puntuar no sirve para nuestros intercambios sexuales puesto que las hembras de nuestra especie no quedan fecundadas con tanta facilidad sobre todo desde que existen métodos anticonceptivos. Es necesario señalar además que los etólogos con este método pueden medir la promiscuidad de las hembras pero no la de los machos pero de lo que podemos estar seguros es que la promiscuidad es la regla. O dicho de otro modo la monogamia tiene muchas ventajas para la crianza de los hijos y para la senectud de sus miembros pero es impracticable para una amplia capa de la población y los hombres son sus victimas principales de ese mito romántico que nos prescribe una pareja de por vida.
Lo que Deboer plantea es muy osado, asegura que la poligamia es ya un hecho y que sólo ciertos prejuicios parecidos a los que negaron a los homosexuales acceder al matrimonio formal mantienen el tabú de la monogamia. Lo que Deboer plantea no es una poligamia de harén restringida a los hombres sino una especie de matrimonio plural donde puedan haber varios maridos y varias mujeres conviviendo con niños de todos, algo que nos retrotrae a la comuna de la contracultura años 60.
Pero el argumento es irrebatible, si el matrimonio es un derecho que abarca y salta por encima de los géneros, ¿por qué no va a saltar por encima del número de sus miembros?
Yo tengo pocos argumentos para rebatirlo, es mejor que ustedes lean el articulo de Deboer. y dejen aqui abajo sus impresiones.