La templanza es un libro reciente de Maria Dueñas pero no voy a referirme a esa “templanza” sino a la otra, a la virtud cardinal y más concretamente lo haré describiendo la carta de una baraja, más concretamente la XIV carta de la baraja conocida con el nombre de Tarot.
Me parece una carta que cualquier terapeuta, psicólogo o psiquiatra debería conocer adentrándose en su simbolismo, porque el ángel que aparece presidiendo esta escena es en realidad un terapeuta o lo que es lo mismo un psicompompo o como conté aquí en este post, un catalizador.
¿Pero qué es un ángel?
Un ángel no es ni un ser divino ni un hombre corriente, se trata de un ente que se sitúa enmedio de ambos mundos: del cielo y de la tierra y aparece como alado porque su función es mediar entre el mundo de arriba y el mundo de abajo, es un mensajero, alguien que cuida de nosotros, que nos guía, nos aconseja y nos templa.
¿Qué es templar?
Templar es conseguir que algo conserve parte de su naturaleza al tiempo que se modulan algunas de sus propiedades para hacerlas más útiles, así templar el acero es conseguir que sea más duro y más flexible, templar un carácter es llevarlo a un estado superior de conciencia suficiente para ser mejor candidato a una sociabilidad o encaje mejor de una persona cualquiera, que viva más adaptado y feliz y que aprenda a no “meterse en líos gratuitos”. Templar es favorecer la prosperidad y el buen uso de ciertos talentos que sin temple perecerían entre sus propias calamidades autoinducidas.
Templar es uno de los tres verbos que caracterizan a la lidia: parar, mandar, templar. En eso consiste la lidia de un toro. Parar para fijar su atención en el capote y deje de correr sin ton ni son, mandar para conseguir que pase por donde el torero desea sin cabecear ni hacer extraños y templar para que pierda su agresividad y sea posible torearlo a muleta. En eso consiste la guía espiritual para cualquier humano, hay que pararle, es decir conseguir que deje de hacer lo que está haciendo, mandar para que nos inserte en su vivencia subjetiva de autoridad y nos admire y legitime como guía y templar es decir modular sus pulsiones para que sus aspectos luminosos ganen espacio a su Sombra.
La templanza en cuanto virtud cardinal puede definirse según la máxima de Heráclito: nada en exceso, en este sentido la templanza se parece a la eutimia de Demócrito y a la virtud griega. En el sentido de los pecados capitales cristianos, la templanza es el remedio de la ira, de la fanfarronería, de la arrogancia narcisista. En el sentido esotérico la templanza tiene que ver con la superación de los contrarios, de la dualidad, algo que podemos ver en las dos vasijas que el ángel sostiene en sus manos.
Cada una de un color y a diferencia altura, del tal manera que el contenido de una de ellas se trasvasa a la otra en posición menos elevada. parece ser agua lo que se trasvasa, uno de los símbolos de la corriente que comunica consciente e inconsciente (El abrevador o Acuario). El ángel es pues alguien que sabe qué hacer con esos recipientes y que tiene la suficiente pericia para trasvasar el contenido de una en la otra sin derramarla. El ángel es pues alguien que da y que recibe, es sujeto y objeto y lo es simultáneamente.
El ángel dispone de un tercer ojo que aparece en su frente en forma de rosa.
¿Cómo reconocer al ángel hoy que ya sabemos que los ángeles no existen?
Mitad logos y mitad dionisos el catalizador se distingue no por sus saberes, sus conocimientos o su influjo magnético en ciertas personas sino porque carece de objetivos y por tanto no usa recursos ajenos, ni los malgasta, ni propicia desencuentros entre ellos, el catalizador es un iniciado que ha logrado conjugar sus asimétricos hemisferios y fundir la acción de su hemisferio izquierdo con la del hemisferio derecho. Ha superado la asimetría y con ella la dualidad, ha dado un salto por encima de las vallas que separan a la mayor parte de los hombres con su mundo interior y que es causa de un cierto nivel dehemisfericidio (o déficit de integración) sea del derecho o del izquierdo.
Le distinguireís por su manera de pensar, por el uso que dan a sus pensamientos, por cómo piensan las cosas, por su manera de fundir lo que sabe en algo de un nivel de definición que abarca todas las partes. Por su originalidad a la hora de plantear y resolver problemas pues no hay que olvidar que “La templanza” es la octava superior del Mago, creador pero tramposo, demasiado humano. Lo distinguireís por su mente sabia, la que va más allá del conocimiento y aplica la resta y el descarte de lo obsoleto. Le distinguireis por su capacidad de integrar lo nuevo y lo viejo sin esconderlo, separarlo u ocultarlo. Le disitnguireis por su falta de memoria sobre lo banal.
No es tampoco un hombre santo, ni un modelo de conducta para los jóvenes, es inútil buscar en él las perfecciones de la virtud que exigiriamos a un lider espiritual. No es nada de eso. El catalizador es un hombre común que ha logrado pensar de forma transversal aprovechando las prestaciones del raciocinio con las prestaciones de la intuición dando por resultado una visión nueva de las cosas: alguien que puede ver lo oculto en los demás porque antes lo contempló en sí mismo. Una visión nueva que no trata de amordazar ninguna de las formas que le precedieron, el catalizador no está en la estéril dialéctica cognitiva sino en la expansión de la conciencia. No está en la verdad sino en la práctica del dia a dia. No está en las ideas sino en el flujo de las mismas. No está en la razón sino en el uso moderado del juicio, ese que deja espacio para lo irrazonable, lo paradójico o lo inusual.
Bibliografía.–
Sally Nichols: “Jung y el Tarot“