Si una sociedad organiza mal el reparto de sus mujeres se siguen verdaderos desórdenes (G. Bataille)
En este post me propongo integrar algunos hallazgos que vienen a explicar ciertas conductas individuales a partir de ciertos datos antropo y sociológicos y que podrían responder a la siguiente pregunta: ¿Influye la proporción de sexos en las conductas de apareamiento, preferencias personales y bienestar de la población?
Usualmente solemos pensar que la proporción entre hombres y mujeres es de 50:50 y así es en términos brutos, esto es si tomamos como referente enormes cantidades de población. Pero la proporción de sexos de la que hablamos en este contexto es la que está relacionada con la escasez y se refiere a la proporción entre hombres y mujeres susceptibles de formar parejas a largo plazo, es decir se refiere al mercado del matrimonio, a aquellas personas en condiciones de emparejarse a largo plazo.
Y lo que caracteriza a este mercado es el conflicto y la precariedad. siguiendo las ideas de David Buss, uno de los autores que mas saben sobre las relaciones que guarda el deseo con las condiciones sociales
Un buen laboratorio es por ejemplo China, algo que incide en otro de los grandes temas del emparejamiento en el futuro: me refiero tanto a la idea de la precariedad de recursos de valor como a ciertas maniobras relacionadas con la eugenesia y que terminan por precarizar aun más el mercado. Me refiero a la idea de eugenesia planteada también en la encuesta de edge sobre el futuro poblacional de China y cuya respuesta corrió a cargo de Geoffrey Miller.
Una de las consecuencias de esta precariedad es antiintuitiva: China es el único país del mundo donde se suicidan más mujeres que hombres.Aproximadamente el 56% de los suicidios femeninos consumados que se dan en el mundo provienen de China. Sigue siendo el único país donde la brecha entre los suicidios femeninos y los masculinos es tan marcada y evidente. Hay otros (Indonesia, Iraq o Bangladesh) donde la ratio hombre:mujer casi se iguala, pero ninguno como China. Más datos sobre los mitos y cifras de suicidio aqui.
La idea de Buss, es que gran parte de los conflictos sexuales que se plantean en las parejas, la violencia, los celos, el asesinato, el acoso, la infidelidad, pero también la soledad, el celibato no-electivo, la deprivación sexual o el divorcio proceden de la escasez. O dicho de otra manera el conflicto procede de la escasez de oportunidades sexuales y reproductivas, de la inadecuación de las parejas o por decirlo en sus propias palabras: la escasez de compañeros deseables y valiosos.
Para aquellos que quieran saber qué es lo que nos parece atractivo en ellos o ellas pueden visitar este post sobre las investigaciones transculturales de David Buss.
Sin embargo, más allá de eso existen variables ocultas que no son tan obvias o evidentes. Una de ellas es precisamente la proporción de hombres y mujeres en edad fértil que existen en una comunidad cualquiera. Otras son el indice de divorcios, la baja natalidad, el paro, la edad en que la mujer queda embarazada por primera vez y por supuesto el dinero que la pareja gana, es decir su bienestar socioeconómico.
Un reciente articulo de Carbone Y Kahn nos abre multitud de ventanas en la comprensión de este fenómeno de cómo está cambiando el matrimonio en la sociedad americana. Sin embargo la interpretación de los datos no es fácil, todo parece indicar que existen tendencias contradictorias o curvas bien diferentes según la población que estemos estudiando, más concretamente según su nivel socioeconómico: así en relación con la tendencia al divorcio, parece bastante sólido el argumento de que las mujeres más inteligentes y de más nivel profesional y económico se divorcian menos que las mujeres con bajos niveles educativos o con bajos salarios.
El largo y lento camino de emancipación de las mujeres ha incrementado la independencia económica de la mujer. Las mujeres ya no tienen que casarse o permanecer casadas para criar niños, lo cual tiene consecuencias indeseables en otro segmento de población, los hogares monoparentales tan frecuentes en la población negra. Divorciarse sin culpa ha ayudado a producir un treinta por ciento de reducción en la violencia doméstica y un descenso significativo en las tasas de suicidio de las mujeres y también ha hecho mucho más fácil para las mujeres tomar la decisión de abandonar maridos abusivos.
Pero estos factores no explican por qué los matrimonios y las familias de la élite son tan diferentes de los de la media de América.
Los sociólogos Marcia Guttentag y Paul Secord explican que un cambio en la proporción de sexos – el número de hombres y mujeres en una comunidad – cambia el comportamiento de todo el grupo . Cuando los hombres superan a las mujeres, los hombres compiten por ellas. Se vuelven más ansiosos por casarse porque de lo contrario, podrían quedar sin pareja.Para ello, invierten más en las cosas que atraigan a las mujeres: trabajan más duro, se vuelven más fieles, incluso pueden llegar a ser más respetuosos de la ley. Las mujeres pueden elegir. Algunas preferirán hombres mayores con altos ingresos; otros podrían preferir los hombres mejor educados, o más divertidos, más ingeniosos o más atentos. Estos rasgos definirán las normas de la comunidad.
Sin embargo , cuando las mujeres superan a los hombres en una comunidad, sucede algo muy diferente. Como grupo, las mujeres no compiten tanto por los hombres. Tampoco tienen por objeto a los hombres para las mujeres de mayor estatus, al menos no si eso significa que las mujeres podrían eclipsarles. En cambio, los hombres trabajan menos duro, se vuelven menos fieles, y no se comprometen en el largo plazo y tratan de encontrar parejas en el corto plazo, pero en lugar de bajar sus estándares, las mujeres responden renunciando a los hombres. Pueden acostarse con ellos (todavía los necesita para tener hijos después de todo), pero invierten más en ellas mismas, sus propias perspectivas de ingresos y sus propios familiares. En definitiva, hacen exactamente lo mismo que sucedería si estos hombres estuvieran encarcelados o en una guerra.
Dicho de una manera más clara:
A medida que la proporción relativa de hombres y mujeres se modifica en una comunidad dada, también lo hacen las normas de relación.
Sin embargo cómo explicar este cambio de las normas si todo parece indicar que se mueve en direcciones opuestas para los diferentes grupos económicos. ¿Es posible que una mayor desigualdad haya cambiado la forma en que hombres y mujeres coinciden entre sí, colocando más hombres en algunos mercados de matrimonio y más mujeres en los demás?
En 1960, cuando se esperaba que casi todas las mujeres fueran amas de casa si sus maridos podrían sostenerlas, a los hombres no les importaba mucho los ingresos de las mujeres: la juventud, el atractivo y habilidades domésticas importaban mucho más. De hecho, las mujeres con mayores ingresos en esa época se encontraban entre las menos propensas a casarse. Demasiado éxito femenino podría haber sido un problema para un hombre que buscaba una esposa. Hoy, como hemos mencionado anteriormente, las mujeres que más dinero han visto el mayor aumento en sus perspectivas matrimoniales. Quizás el cambio más grande en el último medio siglo es que los hombres han llegado a preocuparse más por la cantidad de dinero que una mujer gana, casi tanto como ellas.Las mujeres -por su parte- siempre se han preocupado por los ingresos masculinos, y parece que esta tendencia sigue presente hoy.
Pero:
En las comunidades urbanas la proporción de mujeres casadera/hombres casaderos es de 2: 1 en muchas comunidades urbanas americanas.
Y otro factor de interés, el desempleo en los hombres. ¿Puede resultar atractivo un hombre sin empleo? ¿Te casarías con un parado (si eres mujer)?
En 1960, cerca de la altura de los años del baby boom, cuando el matrimonio y la fertilidad estaban en sus picos más altos, había 139 hombres empleados por cada 100 mujeres solteras. Hoy en día, hay 91. .Las mujeres tienden a ser más felices con su actual pareja, cuando el número de hombres disponibles en la comunidad se eleva pero el paro no parece ser demasiado atractivo para las mujeres. De forma que esos hombres pasan a engrosar el tamaño de un grupo inferior en atractivo tal y como más arriba planteaba.
¿Y el dinero?
Lo que sí sabemos es que los hombres en la parte superior (y sólo la parte superior) han superado a las mujeres económicamente. Y la mayor parte de ellos son abrumadoramente hombres. De hecho, las seis categorías de empleo con mayores diferencias salariales entre hombres y mujeres están en las finanzas, y el número de mujeres empleadas en Wall Street cayeron después de 2000. En general, las mujeres han hecho bien y la brecha entre los hombres y los ingresos de las mujeres se ha reducido desde 1990. Pero estos cambios se han producido mayoritariamente en la parte media e inferior de la escala económica. En la parte superior, la brecha salarial ha crecido y se ha convertido para los graduados universitarios en su conjunto, mirando las cifras medias.
¿Qué significa esto para el matrimonio? Creemos que responde a las preguntas de por qué tenemos diferentes grupos que se mueven en diferentes direcciones al mismo tiempo. En la parte superior, los hombres y las mujeres se casan más tarde y mayoritariamente se casan entre sí. En los Mad Men de la década de 1960, los ejecutivos se casaban con sus secretarias; hoy en día, se casan con colegas ejecutivos y lo hacen en edades mucho más tardías que el resto de la población.
El emparejamiento selectivo.-
El emparejamiento selectivo (assortative mating) se define como la unión en algún rasgo humano de pares de individuos más semejantes de lo que cabe esperar por azar. La tendencia a emparejarse selectivamente y los cambios experimentados en una determinada población con respecto a esta tendencia, se han relacionado con varios fenómenos, uno de ellos es la inteligencia (IQ) y otros son variables de la personalidad. El lector interesado puede consultar este articulo de Roberto Colom et alt y descubrirás que la única variable que resulta significativa en estos emparejamientos es la inteligencia general. Los factores de personalidad estudiados no resultan nada significativos. Dicho de otro modo y contrariamente a nuestras intuiciones que hablan de misteriosos factores que nos impulsan en una dirección u otra a la hora de elegir pareja, lo cierto es que las élites intelectuales y económicas se emparejan entre si.
Naturalmente el emparejamiento selectivo solo es posible en entornos donde la mujer ha podido acceder a instrucción similar a la de los hombres, pero así y todo las más inteligentes y las más atractivas son las que se emparejan con esos triunfadores o machos alfa como se les conoce informalmente.
¿Y con los otros/otras qué sucede?
Para contestar esta pregunta voy a dejar que el lector piense por si mismo después de observar esta pequeña encuesta que lleve a cabo en mi otro blog. Como observará las preferencias entre emparejamientos selectivos afecta tanto a los hombres como a las mujeres.
Y la pregunta del millón es ésta:
¿Qué efectos crees que tiene este cambio en las preferencias para los emparejamientos a largo plazo?
La mayor consecuencia es la estratificación social: la igualdad genera más desigualdad, pero eso es materia para otro post.
Referencias.-