He recibido algunos mensajes de algunos de mis lectores asombrados por la idea vertida en mi post anterior respecto al parentesco genético de la histeria y de la psicopatía. Esta idea que está mas que demostrada a partir del trabajo de Lilenfeld en 1986 y que ha sido replicado por diversos autores viene a decir que la histeria seria una forma menor de la psicopatía y que afectaría a las mujeres mientras que la psicopatía contendría ciertos elementos histéricos aunque seria más frecuente en los hombres.
En este post me gustaria hacer un analisis dimensional de la histeria basándome en el análisis que llevó a cabo Dutton para la psicopatía. Decía allí :
De este post solo recordaré las dimensiones del espectro psicopático para que el lector entienda que psicópata no es una categoría en la que se está o no se está (salvo en los casos extremos) sino un continuo donde las distintas dimensiones que lo componen se entremezclan entre sí constituyendo una forma determinada muy frecuente en la población general. Así, el lector recordará las dimensiones halladas en los psicópatas y que operan como diales de volumen de una mesa de mezclas y son estos:
- Hipofobia-Valor
- Engaño-maquiavelismo
- Seducción-Carisma.
- Empatía fría
- Dureza-objetividad
- Crueldad-insensibilidad.
Naturalmente no voy a interesarme por los casos extremos que son esos violadores, asesinos en serie o agresores sexuales que pueblan las crónicas de los telediarios, voy a limitarme a aquellos que caen en la medianía, es decir enmedio de la campana de Gauss y que representan los casos más frecuentes en la clínica y en la vida interpersonal, con la idea de que se trata de una secuencia de rasgos continuos que van desde un volumen bajo hasta un volumen audible siempre dentro de esa campana de Gauss donde encuentran siempre la mayor parte de los sujetos.
Pero antes de abordar esta dimensionalidad de la histeria me gustaría dibujar algunas viñetas de psicología evolucionista necesarios para entender estos desarrollos que tienen como denominador común, la trampa o el engaño.
Una vuelta por el neolitico
Ser un psicópata o ser una histérica no es una enfermedad sino una condición darwiniana -una manera de ser- una adaptación ancestral, y hay que remontarse al Neolítico para entender que esas adaptaciones se dieron en un tiempo y lugar donde existían excedentes, jerarquías y donde la abundancia de alimento propició la movilidad. Engañar es muy difícil en una sociedad de cazadores-recolectores pero muy fácil en una sociedad agrícola donde el sujeto puede engañar a unos e inmediatamente desplazarse a otro lugar dónde engañar a otros.
Lo cierto es que los genes psicopáticos (guerreros) han tenido mucho éxito al alcanzar a amplias capas de la población, tal y como conté en mi anterior post, los psicópatas parece que se han adaptado, o mejor los genes psicopáticos han evolucionado adentrándose en ese centro de la campana de Gauss que podemos identificar como población normal. En realidad el peor escenario para la población psicopática son esas sociedades de valores burgueses, como el trabajo bien hecho, la monogamia, el ahorro, el sacrificio por los hijos y la vida sedentaria. Es ahí donde no tienen más remedio que caerse por el lado oscuro. Sin embargo en la sociedad actual que de alguna forma ha socavado estos valores los psicópatas campan a sus anchas y por eso algunos autores han señalado la relación entre una mayor psicopatización de la sociedad y una menor incidencia de psicópatas destripadores y asesinos en serie. Existe una relación directa entre crímenes execrables y una sociedad de valores burgueses y/o calvinistas.
Los psicópatas no soportan el aburrimiento o la vida sosegada y práctica de un padre o madre de familia convencionales y este es un factor que explica su éxito reproductivo. La monogamia no está pensada para los psicópatas. Lo realmente interesante de ellos es la facilidad que tienen en las artes de la seducción o el carisma que también se traduce en mayores oportunidades sexuales. Usualmente suele decirse de forma informal que a las mujeres les gustan los chicos malos, sin caer en la cuenta de que las mujeres -a su vez- también pueden ser del mismo cluster sin ser psicópatas. Las mujeres carecen de incentivos para ser psicópatas pero pueden valerse de ellos para sus fines. A cambio son histéricas.
Uno de las razones del éxito reproductivo de los psicópatas y de los genes a ellos ligados, es pues la promiscuidad pero la psicopatía no evolucionó para hacer a los hombres más atractivos para las mujeres sino que lo hizo para eludir los castigos de las comunidades primitivas donde estas conductas emergieron. Obviamente es más cómodo robar gallinas que dedicarse a criarlas, y alimentarlas. Robar gallinas, hacer trampas, no devolver los favores, deber dinero o bienes tienen un alto precio interpersonal. Dado que los psicópatas son egoístas y tramposos son fácilmente detectados por sus congéneres y la posibilidad de explotarles o engañarles decrece con la costumbre y el trato. Es por eso que el psicópata necesita cambiar de entorno para que sus trampas puedan volver a ser eficaces, lo que hace de ellos perfectos andarines errantes, sea el guitarrista iluminado, el saltimbanqui peregrino o el camionero internacional. La condición de la psicopatía es no echar raíces, moverse por el mundo y seguir ese patrón transeunte que les caracteriza.
Desde el punto de vista evolucionista una histérica es:
Una histérica es una mujer exigente que se mueve en un entorno de inversión parental baja en los machos. Cuando los hombres no son buenos socios para la inversión parental las hembras ajustan su comportamiento en consecuencia. Una caracterización clínica común del síndrome de Briquet es una mujer que exagera necesidad, dolores, necesidad de cuidados, incapacidad o que exige altos niveles de atención e inversión y que engaña al principio de la relación en cuanto a sus requisitos y «prestaciones». La estrategia (adquirida o heredada) tiene sentido para una mujer con una alta exposición a los machos de baja inversión parental. Machos inconstantes y móviles que pueden ser controlados sólo en el corto plazo. ( Harpending y Draper, 1988 ).
O dicho de otra manera: la histeria es una contraestrategia para enfrentar a los machos no-proveedores. Una estrategia a largo plazo.
La caja de Pandora se abrió -en opinión de Peter Frost- en la transición del paleolítico al neolítico. La revolución agrícola tuvo grandes implicaciones no solo en una mayor disponibilidad de alimentos y la concentración de los mismos en ciudades y lugares de poder centralizado sino también en las relaciones entre hombres y mujeres. Mientras que en el estilo de vida cazador-recolector hombres y mujeres eran fundamentalmente monógamos e igualitarios y los hombres y las mujeres invertían decididamente en su descendencia, en el periodo agrícola los hombres optaron por la poliginia y el engaño. Esta elección tenia que ver con la multiplicación de los asuntos en los que se podía engañar (difícilmente en un grupo de cazadores, un hombre podía engañar al resto) y a la extensión y movilidad de los engañadores. Cuando un hombre ya no podía engañar a sus conciudadanos podía desplazarse a otro lugar donde no fuera conocido para seguir engañando. Al fin y al cabo criar gallinas siempre es más complicado que robarlas.
En una comunidad más grande, un sociópata puede evadir la detección suficiente como para reproducirse con éxito y transmitir sus rasgos mentales. Por último, en algunas culturas puede usar sus habilidades manuales para dominar la comunidad, convirtiéndose en un «gran hombre» o en un militar de éxito y disfrutar de muy buenas oportunidades para la reproducción.
Retener a un hombre resultaba más difícil para las mujeres, en periodo agrícola en parte porque la agricultura había aumentado considerablemente la autonomía reproductiva femenina. A través de la agricultura durante todo el año, las mujeres podrían proporcionar para ellas y sus niños un mayor aporte de alimentos con menos asistencia masculina. Y no cabe duda de que esta situación que sucedió hace 10.000 años es bastante parecida a la que tenemos hoy en día. Las mujeres en su mayor parte son autónomas para mantenerse a sí mismas y a sus hijos, lo que hace que los hombres se comprometan menos y tengan más hijos fuera del hogar que en él. O bien que no los tengan en absoluto gracias a que las mujeres hoy controlan la descendencia de los hombres. En cualquier caso lo que parece haber entrado en decadencia es el rol de macho proveedor. Los hombres se han librado de las cargas que las mujeres les imponían y se han hecho más holgazanes y promiscuos.
La diseminación de los genes psicopáticos y briquetianos sin embargo continuan en expansión gracias a la movilidad de los portadores. Se supone que los genes implicados en el síndrome de Briquet (transtornos psicosomáticos persistentes) alcanza a un 3% de la población femenina y 7 de cada 10 son mujeres.
En definitiva los genes que inclinan hacia el engaño y el autoengaño parecen ser los mismos solo que tienen efectos distintos entre hombres y mujeres.
Dimensiones de la histeria.-
Imagine estos diales de la mesa de mezclas y deles el volumen que desee a cada instrumento y encontrarán a las personas que responden a ese perfil.
1- Engaño. manipulación. Se trata de algo que comparten con los psicópatas
2- Seducción. El engaño está muy relacionado con la seducción que en las mujeres viene de serie puesto que la agradabilidad es un rasgo mucho más intenso en las mujeres que en los hombres.
3- Histrionismo. Los DSMs mantienen un nicho para el trastorno histriónico de la personalidad aunque en mi opinión no se trata de un trastorno de personalidad sino de un rasgo destinado a obtener atención y/o expectación sobre la exageración o hipérbole en el habla, el vestido o la dramatización de la existencia. La victimización es una derivada de esta tendencia. Y está destinada a obtener apoyos para una causa cualquiera, muy frecuentemente para obtener cuidados.
4- Enfermedades sin explicación medica y emotivismo extremo que se privilegia sobre la razón. Es el caso del Briquet y las somatizaciones de la histeria destinadas siempre a obtener atención, escucha, solidaridad y comprensión y no tanto solución para sus padecimientos
5.-Hiperempatía. La hiperempatía es la cruz -la otra cara de la moneda- de la supuesta falta de empatía de los psicópatas, se trata de una empatía falsificada destinada a favorecer a aquellos que se vivencian como semejantes en lo que respecta a la falta de humanidad de las personas corrientes. En este post analicé el caso de Rebeca Sommers. La hiperempatía señala hacia la sobreidentificación que caracteriza a las histéricas y no cabe duda de que existe un vinculo entre la hiperempatía y la bondad.
La hiperempatía es creer conocer las razones de los demás aunque el hiperempático usualmente ignora las suyas
6.- Poco interés por el sexo o trastornos relacionados con el ejercicio de la sexualidad.
7.- Estado de ánimo predominantemente airado, o disgustado, enojado, malhumorado, irritado, indignado, en suma un humor de perros que señala hacia una disconformidad profunda aunque podemos también encontrar casos de indiferencia. Rencor más o menos consciente hacia los hombres, muchas veces en forma de protesta masculina.
8-Sugestionabilidad y mimetismo, emparentado con la hiperempatia.