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La serendipia de los libros

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La primera persona que utilizó el término serendipia, entendida como la fusión de sabiduría y la oportunidad de encontrar algo valioso de forma accidental, fue el político, arquitecto y escritor británico Horace Walpole (1717-1797). Le inspiró la historia, o quizá leyenda, de los tres príncipes de un reino exótico ubicado en la actual Sri-Lanka llamado Serendip que, ayudados por su sagacidad, tenían el don del descubrimiento fortuito y la capacidad para solucionar dilemas.

Walpole acuñó entonces el término “serendipity”, reconociendo en sí mismo la capacidad de encontrar lo que que necesitaba en el momento justo. Así se lo contó en una carta al diplomático británico residente en Florencia Horace Mann. La serendipia tal y como la entendemos hoy podría definirse como «encontrar de forma inesperada algo que se busca, pero también encontrar algo realmente valioso sin intención de hacerlo o mientras se busca algo distinto».

Dicho de otra manera la serendipia está relacionada con el concepto de sincronicidad jungiano: las coincidencias significativas y también con una cierta distorsión del concepto del tiempo (sobre el que mas abajo hablaré) en el sentido del Kairós griego, es decir de la oportunidad.

Me sucede con cierta frecuencia que alguien me recomienda un libro y a los pocos días recibo otra recomendación de una persona diferente y resulta que ambos libros contienen ideas relacionadas. Estas ultimas semanas me ha sucedido, Todo empezó con este libro de Joan C. Melich,

Joan C. Melich es un filósofo catalán que escribió un libro seminal «La fragilidad del mundo» desde una visión antropológica que nos sumerge en lo que el llama «mundo» que no debe confundirse con universo, planeta, o medio ambiente. Mundo se refiere al concepto clásico de «mundus cereris» que entronca con la idea heidegariana de que «somos arrojados a un mundo» que ya está conformado, hecho y dispuesto a acogernos sin que nuestra voluntad intervenga para nada en su formación. Melich habla en este caso de una gramática de gestos, actitudes y por supuesto una lengua determinada (lengua materna) que discurre entre diques y que nos va recubriendo e impregnando en cierta forma. Melich habla en este libro de este concepto de mundo y de nuestra fragilidad a la hora de navegar sobre él, puesto que en nuestro desarrollo estamos obligados a caminar sobre esas aguas que discurren entre esos limites e inventar a la vez un nuevo mundo -el nuestro- que ha de ser a la fuerza compatible con él. Sabiendo además que nuestra condición de seres finitos no es negociable

De este autor aproveché para leer otras obras que son en realidad profundizaciones sobre la anterior, Nombraré «La lógica de la crueldad» y «La sabiduría de lo incierto” que es un texto muy interesante donde el autor recorre grandes ideas e intuiciones de novelistas, literatos y filósofos famosos para presentarnos un escaparate de conocimientos que usualmente escapan a la ciencia o a la misma filosofía. Una especie de hibridación entre literatura y filosofía.

Del mismo modo ha estudiado también el fenómeno del totalitarismo, algo que conecta con el segundo autor que me recomendaron.

Este libro es de un alemán Harmut Rosa, pero un alemán que aunque proceda de la escuela de Frankfort puede considerarse un heterodoxo, probablemente porque parte de su formación tuvo lugar en el reino Unido. Como Melich es un filósofo que ha logrado escabullirse de la metafísica y del marxismo de Marcuse y compañía y ha tratado de conectar con otras disciplinas como la sociología o la antropología, llevando a la disciplina del pensar a poner pie en pared. Vuelve sobre el origen de la palabra alienación». Es interesante señalar además que el propio Melich ha hecho una lectura muy inteligente de Freud.

En realidad alienación significa un estado mental en el que el sujeto no es el dueño de su propia vida. Entendemos como alineación a aquel proceso mediante el cual un individuo se convierte en alguien ajeno a sí mismo, que se extraña, que ha perdido el control sobre sí. En este sentido, la alienación es un proceso de transformación de conciencia que se puede dar tanto en una persona como en una colectividad.

Los locos antes de ser considerados como enfermos se consideraban alienados, y a los médicos que les trataban se les conocía con el nombre de alienistas. El término pasó a mejor vida hasta que ciertos filósofos -precisamente de la escuela de Frankfort- y de origen marxista lo resucitaron para referirse a aquel trabajador con cierta deformación de conciencia, de la que son víctimas los hombres al aceptar que sus relaciones sociales sean mantenidas por un salario, trabajo por a cuenta de otro y nula conciencia de clase social. Como puedes ver en esta entrada de la wiki, el concepto es antiguo y su utilización dispar, desde la política, la psicología o la economía.

La idea más interesante de Rosa es la que conecta alienación con aceleración. Entiéndase bien que lo que propone no es una defensa del aceleracionismo como hacen Deleuze y Guattari sino una critica del mismo, al entender que la aceleración lleva inevitablemente a la alienación.

¿Qué es el tiempo?.-

Lo cierto es que los griegos tenían tres palabras para nombrar el tiempo (Eon, Cronos y Kairós) y nosotros solo una. Quizá como consecuencia de que hemos sido capturados por las ecuaciones de la fisica newtoniana y del alguna forma nos conformamos con pensar en el tiempo que marcan los relojes, es decir la duración de las cosas. Ese que aumenta la velocidad de un móvil cuando se multiplica por la aceleración.

Pero el tiempo no es solamente eso, diseñado a nuestra escala sino algo más profundo que ni siquiera los físicos han sido capaces de desentrañar. Lo cierto es que podemos consensuar que existe un tiempo subjetivo. Los jóvenes lo sienten pasar más rápido y los ancianos más lentamente, cuando nos divertimos es veloz y cuando nos aburrimos muy pesado.

Esopo cuenta que Kairós es el momento en que todas las cosas son posibles y esta idea se relaciona con una de las definiciones más interesantes que he leido sobre el tiempo. «El tiempo es lo que impide que todas las cosas sucedan a la vez».

Veamos más de cerca a kairós una divinidad muy parecida a Hermés, el dios de los ladrones y de los viajeros.

¿Quién y de dónde es el escultor? De Sición.
¿Y su nombre? Lisipo.
¿Y quién eres tú? El Tiempo que somete todas las cosas.
¿Por qué vas de puntillas? Voy corriendo por la eternidad.
¿Y por qué tienes un par de alas en tus pies? Vuelo con el viento.
¿Y por qué portas una navaja en tu mano derecha? Como advertencia para los hombres de que soy más afilado que cualquier filo.
¿Y por qué el cabello te cae sobre el rostro? Para que aquel que me encuentre me tome por el flequillo.
¿Y por qué, en nombre del Cielo, tienes la nuca calva? Porque nadie al que adelante con mis pies alados, podrá, aunque lo desee, agarrarme por detrás.

¿Por qué el artista te esculpió? Por tu bien, forastero, y me colocó en la entrada como lección.

Se describía a Kairós como un dios joven y hermoso: las alas en sus pies sugerían su rapidez, y llevado por las estaciones, anda rondando por toda la eternidad. Se encuentra siempre en la flor de la juventud y su gran belleza (comparada con la del dios Dioniso) es siempre oportuna, ya que Kairós es el único artífice de la belleza, mientras que aquello cuya belleza se ha marchitado no forma parte de la naturaleza de Kairós. Tenía rizos que le caían sobre la frente, mientras que la parte posterior de su cabeza estaba rapada, solo con los primeros indicios de pelo. Esto es una metáfora que indicaba que es fácil de atrapar cuando se acerca, sin embargo, cuando ha pasado, el momento de la acción también ha expirado, y que, si se descuida la oportunidad de Kairós, no se puede recuperar.8​ Se lo representa con un par de alas, portando una afilada navaja o una balanza desequilibrada en su mano,9​ porque el equilibrio no es su virtud. Con pies alados, como Hermes, esta divinidad rápida que va y viene, une dos mundos en un solo momento. (de la wiki).

Nótese aquí otra idea interesante «Nadie al que adelante podrá agarrarme por detrás». Lo que es lo mismo que decir que una vez pueda verme el rostro ya seré pasado. Se perdió la oportunidad.

Con todo Rosa, no habla de esto en su ensayo (se trata de una asociación mií) y se limita a señalar que la aceleración no solo es algo subjetivo que nos sucede a todos dependiendo de la edad y de nuestro estado de ánimo, sino que existe una tendencia capitalista a acelerar que no es consecuencia directa de la tecnologia sino de las propias necesidades del capitalismo. Más rápido, mas barato, mas vendible. La prisa, la sensación de que no tenemos tiempo para nada, el apuro, la ansiedad, el atender varios frentes a la vez, la incapacidad para atender y procesar la información que nos llega (infoxicación), las citas son rápidas y el sexo es en la primera cita, la incapacidad para la espera, la impaciencia configuran un estado de cosas que tienen representación mental y que se nos muestra en la psicopatología y en la necesidad de consumibles de salud mental que sean rápidos sin dar tiempo a que nada madure, se manifieste en la intimidad. Los hombres sobrevuelan en un universo de consumibles que tienden a acelerar todos los procesos. Aun recuerdo que cuando era joven era raro ver un trastorno bipolar antes de los cincuenta años. Hoy es frecuente encontrarlos en niños y en adolescentes. las patologías mentales también tienen prisa en manifestarse.

Estoy de acuerdo con Rosa en que la aceleración es alienante pero no acabo de entender lo que propone como remedio. Propone la resonancia.

¿Qué es resonancia?

La Resonancia es un concepto teórico según el cual la capacidad de compartir estados emocionales profundos se origina en el sistema límbico del cerebro.1​ Estos estados incluyen el circuito de la dopamina que promueve sentimientos de armonía empática, y el circuito de la norepinefrina que origina estados emocionales de miedo, ansiedad e ira. Dicho de otra manera la resonancia consiste en el efecto de atraer a nuestras vidas aquellas experiencias acordes con la información que hemos heredado del sistema familiar.

Lo que nos devuelve al concepto de mundo de Melich y al concepto de pertenencia de nuestro ultimo autor Eric Neuburger con su libro «Existir».

Neuburger es un psiquiatra y psicoanalista que incluso tiene web, y no un filósofo que distingue entre vivir y existir. La vida es mucho más robusta que la existencia. En realidad la fragilidad de la que habla Melich, Rosa y Neuberger es la misma vulnerabilidad: la vulnerabilidad de la existencia que es un concepto calcado del de Melich y que procede del hecho de sabernos finitos y al mismo tiempo capaces de cualquier cosa con lo que tenemos a mano, unos mimbres que a veces nos llevan por un camino de sensibilidad y otras por la senda de lo inhumano o la crueldad.

Pero a mi lo que me parece serindipia es que todos estos conceptos me hayan llevado a darme cuenta de que los griegos ya tenian una solución para todo esto: la solución es Kairós.

Estar en ambos lados del tiempo, y que Cronos es solo una parte del misterio, la otra parte es que no podemos hablar de Eon, el origen pero tenemos una pertenencia que podemos seguir y una oportunidad para conjugar ambos mundos a través de Kairós.


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