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Pensamientos tabú

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Los que leyeron el post anterior ya saben que el tabú se aplica no solamente a las cosas que no se pueden hacer o llevar a cabo sino que a veces se aplican a lugares, pensamientos o personas. También sabemos que el tabú es un atractor que concita a que muchas personas pasen o deseen pasar por encima de él y que tiene un efecto contagio.

De manera que hay cosas que no se pueden pensar y tal y como decían los curas de entonces se puede pecar de palabra, obra u omisión. De manera que el tabú está muy relacionado con el concepto de pecado y también con el concepto de delito. El delito no se aplica sino a aquellas cosas que se llevan a cabo pero no a los pensamientos. No es delito pensar cualquier cosa, aunque el pensamiento sea la antesala de la conducta. Aunque lo cierto es que ciertas conductas prohibidas pueden ser llevadas a cabo sin pensar, por ejemplo matar a alguien en una discusión de trafico es algo posible sin que haya habido intención o planes de llevarlo a cabo.

De manera que hay una grieta «del dicho al hecho hay mucho trecho», dice el saber popular. Una grieta que separa el pensamiento del hecho en sí.

Lo que es tabú en el cuerpo social no lo es necesariamente en el cuerpo individual.

¿Quién no ha deseado matar a su mujer o a su marido,? ¿Quién no ha deseado tirar a su hijo por la ventana en una noche de infernal insomnio y llanto? ¿Quién no ha deseado matar a su jefe, a ese vecino que tiene la música demasiado fuerte?, ¿Quién no ha deseado la muerte de su enemigo o adversario?

Matar, el homicidio, es un tabú muy potente, y por eso no lo hacemos.

Pero hay dos grupos marginales de personas, unos que si lo hacen y otros que enferman si toman contacto con esos deseos. Podríamos decir que unos, los malos pueden en ciertas condiciones saltarse a la torera el tabú de «No matarás» y matar fácticamente a alguien. Son aquellos que no han interiorizado el tabú, es decir no lo han convertido en algo biológico siendo como es una prohibición cultural.

Lo cierto es que la mayor parte de nosotros no necesitamos pensar en ello porque lo hemos incorporado o interiorizado. Y una vez interiorizado un tabú (una prohibición) ya no necesitamos pensar en ello porque se ha insertado en nuestro patrimonio -nuestro campo- epigenético. Se ha convertido en biología y ha dejado de ser una cuestión moral sobre la que podemos opinar o mantener opciones distintas.

Eso es lo que hacemos la mayoría de nosotros, no necesitamos pensar en ello ,simplemente no lo hacemos si bien en ciertas condiciones como la defensa propia, la supervivencia o la guerra podríamos saltar por encima de él. Dicho de otra manera: hay situaciones puntuales que pueden gatillar respuestas homicidas en cualquiera de nosotros. Naturalmente algunos tienen una mayor predisposición a llevarlo a cabo, los homicidas, y estos comparten una característica: carecen de tabúes de pensamiento. Se trata de personas que no sufren ni tienen sentimientos de culpa por las cosas que piensan o planean como les pasa a algunos que veremos a continuación.

Una de las situaciones que gatillan un enorme estrés individual es el parto. Las mujeres después del parto pasan por un periodo de tiempo en que se sienten incompetentes, deprimidas, preocupadas, angustiadas y necesitan asistencia de otras mujeres que las cuiden y enseñen a manejar su nuevo estado, generalmente son las madres, suegras, hermanas u otras mujeres profesionales (comadronas) quienes llevan a cabo esa tarea. Aun en el mejor de los casos el parto genera un estado depresivo menor, conocido con el nombre de «postpartum blues» que sin llegar a constituir una depresión clínica señala en la dirección de esta patología en su versión de «andar por casa».

Hay muchas teorías que tratan de explicar la depresión post-parto y ninguna de ellas entra en contradicción con la teoría psicoanalíitica: la idea de que existe un deseo de infanticidio por parte de la madre. La teoría de la psicología evolutiva por ejemplo sostiene que el parto es en realidad un conflicto de intereses y que el parto aumenta la agresividad materna, pues es el momento en que la defensa del nido es más necesario que nunca. De manera que la puérpera, sobre todo las novatas tienen que enfrentar no pocos problemas derivados de su estado, problemas que en realidad son nuevos para ella (ver este post sobre la pava novata). Es importante señalar que el neonaticidio y el infanticidio aun siendo poco frecuentes siempre son provocados por la madre. De hecho una madre puérpera y depresiva ha de ser tratada y observada de cerca sobre todo en los casos en que eclosiona una psicosis post parto. Y a veces separarla de su bebé.

De manera que la depresión post parto es una patología muy frecuente pero puntual y que no siempre implica que la sangres llegue al río. Y no llega porque matar a un bebé es un tabú muy potente y si lo es es porque es natural que así sea ( es natural que la madre quiera desprenderse de su bebé). Tanto lo es que a veces el deseo irrumpe en la conciencia y la mujer es consciente de ese deseo. A esta situación se le llama «fobia impulsiva». Las mujeres consultan después de haber dado a luz por pensamientos que viven como intrusivos (obsesivos) sobre la posibilidad de poder dañar a sus hijos. Algunas estallan en llanto durante la entrevista y temen que pueda haber algo alienado en ellas, algo ajeno a su propia voluntad de proteger el bebé que la impulse (por eso se llama impulsiva) a matarle o a lanzarle por la ventana. hay una versión menor de este hecho que se visualiza en la frase «quitadme a ese niño de encima».

Si, existe un tabú sobre algo es porque ese algo se presenta con naturalidad en la vida de una persona. esta era la idea de Freud y a la que me adhiero, el lector puede consultar el texto seminal de «Tótem y tabú» de este autor. Los tabúes son prohibiciones culturales que no vienen como instrucciones génicas en nuestro ADN, sin embargo se encarnan en nuestro patrimonio genético a modo de conductas que favorecen la cooperación y la civilización. No hay civilidad sin prohibiciones ni castigos.

No todos los tabúes son seminales en nuestra especie. Algunos son arbitrarios o supersticiosos.

Pensar en hacer algo no implica llevarlo a cabo pero la culpa aparece en la conciencia como sucede en estas mujeres puérperas que consultan por esta patología. Y la idea es que ninguna de estas mujeres llegan a comprometer la vida de sus pequeños. La fobia impulsiva es realmente un seguro de vida que señala hacia el tabú que la madre llevan inscrito y la culpa solo es el vigilante de esta situación. Basta tranquilizar a la mujer y tratarle su depresión para que la fobia impulsiva desaparezca.

Ninguna mujer con una fobia impulsiva hará daño a su bebé.

Hay algo mágico en todo esto, es como si, el hecho de concienciar un deseo potenciara su desaparición como síntoma. Y es natural que así sea pues el origen del tabú es mágico y está emparentado con la neurosis obsesiva. De hecho ningún psicópata tiene síntomas obsesivo-compulsivos. Es como si algunas personas sufrieran por lo que otros hacen y llevan a cabo aunque ellos nunca lo harían. Es por eso que algunas personas carecen de sentimientos de culpa y otros se llenan de él hasta enfermar.

Las personas que no tienen incorporados los tabúes de nuestra especie se convierten a su vez en personas-tabú, los intocables.

Otro tabú interesante y emparentado con éste es el tabú del suicidio del que hablaré en otra ocasión. Pero adelantaré algo si el suicidio está protegido por un tabú es porque está emparentado con el homicidio.De hecho hoy sabemos que existe un fenómeno que hemos llamado suicidio precedido de homicidio. Y todos ellos están relacionado con otro tabú fundamental la muerte.


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