«Debemos conquistar la verdad mediante conjeturas, o no la conquistaremos de ningún modo.»
(A. Peirce)
Imagine que usted tiene una cita a ciegas con un individuo. Quedan en un bar a una determinada hora para comer. Usted llega cinco minutos antes y espera en la barra tomando una cerveza. usted sabe poco de él, pero sabe que es gordo y lleva gafas, eso le han dicho. A la hora convenida un hombre entra en el local, usted se levanta y se dirige hacia él. Le saluda y:
Acertó, era él.
Ahora imagine que por problemas de tráfico y aparcamiento usted llega tarde a esa cita. Al entrar en el bar usted ve tres personas en la barra que podrían responder a esa descripción. Pero usted tiene una intuición y elige de entre todos a ese señor despistado que va vestido con traje y corbata. Se dirige hacia él y le saluda.
Y si, era él.
Entre el primer mecanismo y el segundo hay una diferencia sutil, en el primer caso usted dedujo que el que atravesaba la puerta del establecimiento a la hora acordada era su interlocutor y asi fue, mientras que en el segundo caso, usted tuvo que elegir entre tres probabilidades (dado que habia llegado tarde al local). Acertó sacando de su base de datos algo que no estaba en el programa: usted utilizó su inducción (en realidad intuición) para resolver el problema.
La dualidad de la razón.-
En realidad deducción e inducción son dos módulos separados, que suelen operar en paralelo. La deducción va de lo general a lo particular, mientras que la inducción va de lo particular a lo general, es el procedimiento inverso. Lo interesante de la inducción es que es un mecanismo sin lógica, irracional si se quiere, algo a prueba de fallos, en el sentido de que está siempre sometido al error pues su lógica es estadística y no formal. Cuando trabajan en conjunto, lógica lineal y lógica borrosa suceden cosas muy interesantes que ponen a prueba el principio de que la razón es lo más importante y lo único que debemos defender en un argumento o una decisión.
El lector podrá observar como construimos conjeturas basándonos en aspectos triviales (como el caso de la corbata arriba indicado) que resultó ser cierto.
En este post precisamente hablé de este asunto en relación con los diagnósticos médicos
Pero no es de diagnósticos médicos de lo que voy a hablar en este post sio de un articulo de Gaius Baltar que he leído hace pocos días, que me llamó la atención y que se titula:¿Está desvaneciendo la conciencia humana en la sociedad moderna? El autor opina que estamos perdiendo facultades en relación a la perdida precisamente de pensamiento autoconsciente y de intuición y lo atribuye a «la ceguera interna» y a «barreras emocionales», que veremos más abajo..
Elegiré algunos párrafos de su articulo pero antes les refrescaré la memoria porque seguro que usted conoce a muchas personas que se adaptarían a este perfil «Pareciera como si su mente estuviera tallada en piedra», es decir personas sin la flexibilidad suficiente para utilizar su intuición y quedarse a solas con las pruebas (axiomas) que toma como verdaderos y completos. Entre mis colegas hay muchos así, profesionales que pareciera que solo hubieran leído un libro y que no aceptan nada más allá de lo que ellos llaman evidencia, que es una forma de llamar a los axiomas, algo que se toma como la verdad revelada. A los que les interese este asunto del proceder médico actual les recomiendo que vean alguna de las peliculas sobre House o en cualquier caso que lean este post., un verdadero tratado sobre la filosofia de la medicina.
Volviendo a Baltar:
Las suposiciones (o axiomas) son un gran problema en los análisis lógicos. Si una suposición es errónea o incompleta, el resultado del proceso lógico será erróneo, incluso si el proceso lógico es sólido. El problema es que, por lo general, no se pueden verificar las suposiciones sin explorarlas mediante el razonamiento inductivo. La lógica deductiva no es nada sin el análisis inductivo, que, por su naturaleza, no es un proceso lógico . Es un proceso de «asociación» probabilística.
¿Quién me dijo que mi interlocutor era gordo y llevaba gafas? Para mi ese era el axioma, junto a la hora de la cita.
La «dualidad de la razón» es conocida desde hace mucho tiempo. Antiguamente, la inteligencia, o la capacidad de razonamiento en general, se describía como dos procesos distintos: análisis y síntesis. El análisis es básicamente lo que llamamos razonamiento deductivo. Es el proceso de lógica lineal que parte de una suposición o axioma. El proceso sigue una serie de reglas muy claras, normalmente en forma de «si/entonces». Los dos aspectos clave del razonamiento deductivo son las reglas y el hecho de que sea lineal o serial. Una cosa lleva a otra. En ese sentido, es similar al lenguaje. Se cree que la lógica, junto con otras tareas seriales, se procesa principalmente en el hemisferio izquierdo del cerebro.
La síntesis, o razonamiento inductivo, consiste en unir cosas. Básicamente, un patrón surge del caos. El proceso no es lineal ni serial porque suceden muchas cosas al mismo tiempo. Es más bien como un análisis estadístico difuso, como una regresión múltiple con esteroides. Los patrones que surgen se basan en la fuerza de las asociaciones y no son necesariamente lógicos. Por lo tanto, deben evaluarse conscientemente . Una evaluación adecuada de estos patrones emergentes es de naturaleza probabilística. Rara vez se puede estar absolutamente seguro de la validez de un patrón o una teoría que surge en la mente. Se cree que los procesos paralelos, incluido el razonamiento inductivo, son procesados principalmente por el hemisferio derecho del cerebro. Es un proceso asociativo.
La dualidad de la razón no es el problema principal en todos los casos que citaré más abajo. El problema principal es que los dos procesos no parecen estar fuertemente correlacionados. Algunas personas parecen ser buenas en lógica pero malas en razonamiento inductivo, mientras que algunas personas que son buenas en razonamiento inductivo son malas en lógica. Sin embargo, lo primero parece ser mucho más común.
Esta disociación entre lógica y razonamiento inductivo tiene consecuencias extremadamente graves a la hora de evaluar las capacidades y la inteligencia de las personas.
Ceguera interna
La capacidad de interactuar con el proceso inductivo de formación de patrones difiere entre las personas. Es probable que la capacidad se distribuya normalmente, como otros rasgos o habilidades primarios. Esto significa que algunas personas pueden formar posiciones conscientes sobre cuestiones y examinar sus propias conclusiones y lógica, mientras que otras personas son menos capaces de hacer esto. Las personas menos capaces de acceder a sus procesos de formación de patrones tienen más probabilidades de operar en «piloto automático» cuando se trata de interactuar con cuestiones complejas. Tienen más probabilidades de aceptar una «lógica preparada» y «posiciones diseñadas» con respecto a todas las cuestiones, simplemente porque les falta la capacidad de examinarlas. Me gusta llamar a esta deficiencia «ceguera interna».
Un gran indicio de lo que está sucediendo es el fenómeno del «doble pensamiento» o la «capacidad» de mantener dos puntos de vista contradictorios al mismo tiempo. Una persona puede incluso defender una postura concreta y, poco después, defender otra postura contradictoria sin darse cuenta de la discrepancia, algo que podemos observar en los políticos y que no es una mentira simple, sino algo mucho más complejo y que atañe tambéen al oyente. Esto es muy común y parece estar, en el mejor de los casos, ligeramente relacionado con el coeficiente intelectual. Las personas inteligentes lo hacen todo el tiempo, incluso en el ámbito académico.
Si las cosas funcionan correctamente, debería haber una «respuesta de patrón» en tu cerebro cuando formulas o describe una idea. A medida que describes tu idea o posición, tu cerebro debería explorar de forma automática e inconsciente esta idea y todo lo relacionado con ella, incluidas las ideas anteriores. Debería formarse un patrón y, si es contrario a lo que estás diciendo, debería aparecer una «advertencia» en tu conciencia. Para una gran parte de la gente, esta advertencia no llega. Es como si hubiera una barrera entre la «conciencia» y la actividad del proceso de formación de patrones. Es posible que se trate de algún tipo de problema de comunicación entre el hemisferio izquierdo y el derecho del cerebro, pero puede que esté ocurriendo algo más.
Si a una persona con una ceguera interna significativa se le plantean preguntas con hechos y lógica, o se la «engaña» para que diga algo en contra y se le señala esa discrepancia, la respuesta a menudo indicará incomodidad . Es como si algo hubiera sucedido en su mente que es absolutamente incómodo, como si su mente hubiera sido lastimada. La respuesta suele ser aliviar esa incomodidad mediante la negación o la racionalización, y no se aprenderá nada. Esto puede indicar que la falta de capacidad para acceder al proceso de formación de patrones es algún tipo de «conducta de evitación». Examinar las cosas «desde adentro» es incómodo y, por lo tanto, se evita.
Esta es una sugerencia un tanto extraña, pero no carece de evidencia (circunstancial). Pensar es difícil, pero el pensamiento más difícil que encontramos es cuando tratamos de romper una barrera mental. Romper una barrera mental es único en el sentido de que no solo requiere mucha concentración y determinación, sino que también produce un malestar significativo. Un buen ejemplo es cuando un hipnotizador te hipnotiza para que olvides algo. Básicamente, coloca una barrera entre los recuerdos y tu acceso consciente. Si puedes detectar esta barrera, puedes romperla y acceder a los recuerdos. Sin embargo, romper la barrera es muy desagradable. La barrera provocará una respuesta casi fóbica y te sentirás tentado a evitarla. Incluso se puede decir que la barrera es una respuesta fóbica a los recuerdos.
No está claro cómo ni por qué ocurre esto. La incomodidad fóbica puede sugerir que los recuerdos han recibido un elemento emocional, que han sido conectados a una fuerte respuesta emocional del mecanismo emocional del cerebro. Es interesante que las personas con poca capacidad para acceder a sus procesos de formación de patrones tienden a ser más emocionales y a estar más regidas por las emociones que otras. Tal vez cada patrón que forma su cerebro recibe automáticamente una asociación emocional y automáticamente creará una barrera mental a su alrededor. Esto implicaría la intervención automática de las emociones en procesos automáticos superiores que deberían funcionar independientemente de las emociones.
Por lo general, percibimos las funciones cognitivas y las emociones como dos sistemas separados, y presumiblemente lo son. Si una persona es emocionalmente irracional, generalmente culpamos a las intervenciones de las emociones en el momento en que se produce la irracionalidad. Si esta «teoría de la barrera emocional» es correcta, la mayoría de los patrones recibirán automáticamente un componente emocional en algunas personas . Tal vez suceda durante cualquier interacción consciente con él, lo que da como resultado una barrera emocional, o tal vez suceda automáticamente en un nivel subconsciente. Eso sería realmente fenomenal.
Esto significaría básicamente que cada vez que surge un patrón subconsciente en el cerebro de una persona que es contrario a las creencias actuales, el sistema emocional hipnotizará automáticamente las funciones superiores del cerebro para protegerlo del pensamiento consciente.
¿Estamos evitando cada vez más el pensamiento consciente?
Mi postura no es que la única razón para el acceso deficiente a los procesos de formación de patrones y la escasa capacidad de razonamiento inductivo sean las barreras emocionales. Sospecho que también está ocurriendo algo más. Es probable que la falta de capacidad de procesamiento sea un problema, así como algo fundamental que todavía no entiendo del todo. La autoconciencia es mucho más que la mera ausencia de barreras.
La falta de acceso al proceso de formación de patrones significa que el pensamiento consciente no se aplica a muchos problemas o soluciones. En cambio, las teorías, los sistemas, las opiniones y la lógica se aceptan sin cuestionamientos. Cuanto más se acerquen las opiniones a creencias ya formadas (emocionales), menor será el desafío. Sin embargo, este problema no sólo se aplica a los «radicalizados», sino que parece aplicarse también a toda la «clase media» de la sociedad. Es probable que la clase media también esté demasiado ocupada con sus trabajos y vacaciones como para pensar, pero sigue siendo un problema. Las personas, especialmente en las sociedades occidentales, generalmente aceptan sin cuestionamientos todo lo que se les dice, incluso si un examen superficial revela que es ridículo y completamente falso.
De manera que no podemos liquidar el tema diciendo que todos mienten, habría que explicar ademas porque los engañados lo son de forma tan fácil.
La gran pregunta es si esta tendencia a evitar el pensamiento consciente está aumentando o si estamos ante un patrón en el que las personas que carecen de él están cobrando protagonismo en la sociedad y toman todas las decisiones. Sospecho que ambas son ciertas. Aunque no tenemos una confirmación directa de estas tendencias, una observación objetiva de las sociedades occidentales hace difícil llegar a otra conclusión. Lo que está sucediendo ahora no es normal y va más allá del lavado de cerebro habitual de las personas ignorantes que los gobiernos han utilizado durante milenios para promover sus objetivos.
En mi opinión, estas opiniones de Baltar en relación con la autoconciencia tienen mucho que ver con la forma en que el sujeto moderno piensa, decide y reflexiona. Hay algo en el razonamiento vulgar que nace amputado: la necesaria síntesis entre inducción y deducción. Una síntesis que aparece como minusvalorada como si fuera el fruto de una demencia. En realidad se trataría de una pseudodemencia, una especie que en Neurología señala hacia la depresión que simula una demencia.
La única demencia que se cura es la pseudodemencia depresiva, algo que resuelve el problema de si el IQ está disminuyendo o aumentando en nuestro entorno. En realidad nada tiene que ver con la inteligencia sino con los hábitos del pensar dentro de la caja.
No olvidemos que: algo de seminal importancia: nuestra mente es capaz de tolerar fallos pero no estamos cableados para aguantar demasiada certeza sin perder las huellas de nuestra humanidad.