Hay una moral determinista (teista, política, narcisista) y una moral indeterminista sin Fundamento que simplemente es. Las morales deterministas no son aptas para el futuro
La moral es una serie de preceptos que los grupos humanos inventaron para detectar y castigar a los tramposos, ladrones y vagos. Su castigo especial fue el exilio, algo que fue posible en entornos arcaicos donde la moral humana evolucionó. Eso que llamamos moral es pues algo muy antiguo y que hoy necesita una revisión. Pero lo importante es comprender que lo moral es una imposición del grupo hacia el individuo que acabará o no introyectando en forma de ética personal estos preceptos. No es posible regular la vida colectiva sin preceptos, sin prohibiciones o tabúes, sin restricciones al deseo individual.
Existen tres fundamentos para lo moral, el religioso, el poíitico y el narcisista. El primero es un mandato divino a través de los preceptos que cada religión establece para sus acólitos, el segundo procede del Estado y es cierta manera es una copia ideológica del anterior, a veces tan solapados que les llamamos integrismo y en otro orden de cosas los mandatos políticos nos parecen siniestramente dogmas religiosos, y el tercero es el narcisismo, es decir «lo que a mi me conviene» o «soy o hago lo que quiero ser o hacer con independencia del otro o los otros».
La mayor parte de nosotros estamos convencidos de que la moral tiene un origen religioso, pero esta idea ignora que la moralidad tiene un origen psicoevolutivo, es decir algo que acompaña al humano en su deriva evolucionista. Mejor oigamos lo que dice F. Medrano que es partidario de prótesis morales para nuestra especie: En este post tenéis más información sobre este asunto de la biopotenciación. Pero el argumentario de los autores del libro que preside este post es el siguiente:
Ingmar Persson y Julian Savulescu han planteado que existe un imperativo urgente para reforzar o potenciar el carácter moral de la humanidad. Su planteamiento lo podemos sintetizar en tres puntos:
1- La dotación moral normal de la especie humana (producto de la evolución por selección natural) no es suficiente para desarrollar las disposiciones, motivos y conductas morales que se necesitan para hacer frente a los desafíos a los que nos enfrentamos en el mundo actual y futuro.
2- No se trata por tanto de remediar un “fallo moral” sino de elevar nuestras capacidades morales a un nivel que no ha existido nunca.
3- Se concluye de lo anterior que se necesitan nuevas herramientas para producir elecciones y conductas morales de un nivel mucho más elevado de lo que la evolución por selección natural nos ha donado. Estas herramientas son posibles hoy en día -o lo serán un futuro- por medio de biotecnologías como la ingeniera genética, los psicofármacos, la estimulación magnética transcraneal o la estimulación cerebral profunda (colocación de electrodos en el cerebro). Estamos hablando de neurotecnologías y de refuerzos biomédicos que podrían producir estados mentales que se traducirían en una conducta moral que pensamos que es más adecuada. Esa mejor conducta moral consistiría principalmente en un mayor altruismo y un mayor sentido de la justicia.
Si tomamos el aborto como ejemplo de qué es moral preservar (la vida del embrión o la libertad de la mujer) veremos que nos encontramos en un callejón sin salida, pues ambos tipos de moral son deterministas con una buena dosis de teísmo, irresponsabilidad y de narcisismo.
Es evidente que la moral que tenemos no sirve para orientarnos en un dilema como éste y la razón es que estamos enclavados en un concepto de moral determinista. A la moral le pasa lo mismo que a la ciencia: se vendió a un Fundamento externo, la moral a Dios, la ciencia al metodo experimental y seguimos creyendo que si no creemos en Dios todo es moral, lo que hace coincidir la moral con la subjetividad y el emotivismo, asi existen tantas moralidades como sujetos pensantes abrumados por sus propios problemas y que no se plantean la interrupción del embarazo como un dilema moral sino práctico. Se trata de una postura nihilista en el fondo que es paralela a la creencia de que sólo es ciencia aquello que puede medirse a través de ecuaciones, fórmulas y ensayos con animales. Además se da otra circunstancia histórica que no podemos pasar por alto, la moral ha sido usada como imposición de un grupo contra otro, pervirtiendo la verdadera moral que es algo que no puede ser impuesto (aunque en su origen sea impositivo), de lo contrario deja de ser moral y se convierte en dogma cuando no en condenación o en delito jurídico.
Dicho de otra forma la moral es una herramienta individual que no puede ser impuesta pero que necesita un Fundamento: necesitamos saber para qué hemos de ser buenos, por qué es bueno ser bueno.
Nos hace falta una moral indeterminista, encontrar un Fundamento humanístico que nos aclare el por qué abortar no es algo saludable, ni algo bueno en sí mismo, ni algo que nos hace más libres o menos dependientes de nuestro entorno inmediato, una moral que nos aclare qué relaciones tenemos con nuestro cuerpo y quién es el propietario de ese embrión que pugna por crecer en el vientre de su madre. Y que al mismo tiempo contemple las excepciones de la miseria, la ignorancia o la victimización.
Una moral indeterminista.-
La idea de que necesitamos una moral que vaya más allá del fundamento religioso, politico o del propio albedrio procede de Francisco Varela un biólogo muy importante que desgraciadamente murió muy pronto víctima de un cáncer de páncreas en plena ebullición de su carrera. Lo que Varela propone:
La idea de Francisco Varela inspirado por esta tradición búdica es que cada elección construye una guía que facilita y restringe la paleta de elecciones siguientes como un desarrollo arboriforme o fractal de decisiones, este tipo de ideas compatibilizan el azar con la causalidad, a la vez que describen el hábito, puesto que no nos es posible admitir ningún hecho sin causalidad y al mismo tiempo es también imposible pensar en una libertad individual por afuera de los limites de lo azaroso y de las propios condicionamientos con los que el sujeto viene al mundo.
El concepto que Varela llamó enacción y Humberto Maturana autopoyesis, es la tercera vía que compatibiliza y resuelve en gran parte el dilema entre determinismo y idealismo. Eso sí, el camino no es nada fácil porque nos obliga a construir un mundo sin fundamento último y también por tanto una ética sin Dios, ni castigos o beneficios individuales.
El azar es más bien un menú desplegable de incertidumbres, una especie de paleta de opciones que se abre ante cualquier itinerario vital. Ahora bien es necesario ahora realizar una matización, cuando usted va a un restaurante y elige un plato para comer está usted ejerciendo el libre albedrío, comer lo que le apetece. Este tipo de libertad está a su vez condicionada, por sus gustos y por su dinero, de manera que no existe un libre albedrío independiente de otros factores, todo está relacionado con todo. Del mismo modo las elecciones mentales que implican valores o proyectos de futuro, no se plantean tampoco en ausencia de otros condicionantes. Un hijo puede elegir ser médico como su padre porque existe una facilitación familiar para ello, aun en ausencia de toda intromisión parental. Las elecciones no se producen en el vacío sino que precisan de carriles, de guías que nos vienen de la tradición o de la mitología familiar por ejemplo. En este sentido el libre albedrío no es lo contrario del azar, sino los grados de libertad que los humanos tenemos en un contexto dado, instante a instante. El libre albedrio tiene dos limites: el azar en bruto por una parte y por la otra aquello que nos es imposible contemplar como opción elegible.
Esto nos lleva de la mano al siguiente argumento que reporté en este post sobre la causalidad kármica. La causalidad psíquica -el libre albedrío- es la capacidad de los humanos de elegir y operar dentro de ciertos limites, en un campo de elecciones que es al mismo tiempo terreno y kairós (oportunidad) dado que sólo podemos elegir lo que sucede en el presente pero no podemos cambiar el pasado ni el futuro, la causalidad kármica no excluye la causalidad ni tampoco el azar sino que supone una via de enmedio, así la tradición budista en la autoría de Nagarjuna llamó a esta via la Madhyamaka bien estudiada por Francisco Varela y para lo que dirijo al lector interesado en esta obra.
Nagarjuna y la vacuidad.-
Nagarjuna habla aquí de la causalidad emergente aunque con todo me parece que su aportación más importante a las ciencias de la mente es su idea de la vacuidad (sunyata). La vacuidad parece de entrada una idea nihilista y en cierto modo una especie de artificio mental pero enseguida aclararé que la vacuidad a la que se refiere Nagarjuna no tiene nada que ver con estas antiideas a las que estamos tan acostumbrados en occidente desde el existencialismo para acá. Efectivamente, la frase «la vacuidad está vacía» es una tautología de la que mas abajo pondré algun ejemplo bien reconocibles en nuestra cultura, pero la vacuidad a la que alude Nagarjuna es ésta: no hay fundamento en la existencia de ningún ente, todas las entidades están relacionadas unas con otras (como la abeja y el panal), no es que existan o no sino que carecen de fundamento, de cimiento, de ser en si mismas. Mi Yo aunque tenga mucho sentido para mí es interdependiente de muchas cosas relacionadas con mi vida, con mi biografía, con mi nombre, no existe una identidad «pacotraver« sino una dependencia de relaciones entre unas cosas y otras, yo no soy causa de mi mismo, soy un ser contingente: no tengo en mí la causa última de mi ser, luego toda mi identidad descansa en un vacío de fundamento donde la existencia o la inexistencia carecen de sentido, el mundo seguirá girando después de mi muerte (aunque me pese). Sólo el último fundamento tiene sentido en sí mismo y sería causa de todo lo demás, pero este último fundamento ni existe, ni es sino simplemente una ilusión y todo es impermanente y sobre todo ocasional.
En conclusión, el futuro no es apto para seguir con las moralidades que nos han llegado hasta nuestro tiempo basadas en fundamentos relativos a Dios, al Estado o a la conveniencia de cada cual, necesitamos una moralidad inespecífica, sin fundamento y que podríamos llamar supraconciencia. La supraconciencia tiene mucho que ver con la inteligencia y en haber tenido una crianza sin accidentes dignos de enumerar, una forma de entender el mundo dónde la belleza, lo verdadero y lo bueno viajan en el mismo pack. En suma la supraconciencia representa lo más elevado de nuestra vida consciente y lo más alejado de la vida reptiliana, algo muy cercano a lo que llamamos espiritualidad.
No todo el mundo podrá acceder por sí mismo a esa moralidad indeterminista, pero es posible que las leyes terminen por redactarse en base a esa idea de falta de fundamento y podamos al menos tener un cuerpo jurídico que regule la vida en común sin demasiadas licencias al narcisismo o a los traumas infantiles de los legisladores.
Bibliografia.-
Existe poca bibliografia sobre Nagarjuna, yo he conseguido un libro editado por Siruela titulado «Los fundamentos de la vía media» (2003), una selección de textos realizada por uno de los expertos más importantes del mundo en literatura sánscrita y que es un español, se trata de Juan Arnau Navarro de la universidad de Michigan.
Steven Goldberg. When Logic and Science are not enough. The question of Abortion. En When Wish replaces thought. Why so much of what you believe is false. Prometheus Books. 1991.
Olivier B, Rasmussen D, Raghoebar M, Mos J. Ethopharmacology: a creative approach to identification and characterisation of novel psychotropics. Drug Metabol Drug Interact 1990; 8: 11-29