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La hipótesis del germen gay

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La homosexualidad pudiera ser un “síndrome darwiniano”, mucho más que una enfermedad o un pecado, los dos paradigmas asociados desde el inicio de los tiempos

virus.

Hace algún tiempo ya escribí un post acerca de otra de las hipótesis que se han barajado para explicar la conducta homosexual, me refiero a la hipótesis del gen gay. Los que leyeran aquel post ya estarán convencidos de que la hipótesis genética no explica la homosexualidad de ninguna manera pues  la heredabilidad para la homosexualidad masculina es baja a moderada (30 a 45%). Existe por lo tanto algún tipo de predisposición genética, pero es débil y puede ser simplemente un bajo grado de androgenización prenatal, como demuestra la baja concordancia entre gemelos homozigóticos . La homosexualidad es además demasiado frecuente para ser explicada por un mecanismo genético. En este sentido no aventuraré ninguna cifra por la diversidad de dificultades para computarlas cifras sobre este asunto, solo para decir que el estudio más serio que se ha llevado a cabo sobre la materia es el informe Kinsey.

Por otra parte y debido a la baja fertilidad de esta población (me refiero sobre todo a la masculina)  no es posible imaginarse como la evolución no hubiera extinguido de nuestro genoma los alelos deletéreos.

Lo que es seguro es que tampoco es algo que podamos elegir voluntariamente: el homosexual no elige serlo, le viene dado por una combinación entre factores genéticos (una predisposición de su época fetal) y un factor X.

Dicho de otra manera, la homosexualidad representa una patata caliente de la neurociencia y parece que pone patas arriba las teorias de la psicología evolucionista que han emergido tratando de explicarla, la más conocida de las cuales es la idea de E. O. Wilson de que la disminución de la fertilidad de los homosexuales seria compensada por sus hermanas. La famosa teoría del tio-sobrino.

Ninguna de estas teorías explica satisfactoriamente la tozuda pervivencia de la homosexualidad en la especie humana, en primer lugar porque se ha comprobado que los parientes de los gays no tienen más hijos que la población general y en segundo lugar la teoria de la kin selection es bastante débil por la evidencia de que los sujetos gays no están especialmente vinculados con sus sobrinos ni explica del todo la razón por la que estas personas renunciaran a reproducirse por sí mismos puesto que tendrian que hacer un esfuerzo suplementario (el doble que siendo padres) para asegurar recursos para sus parientes.

No parece pues que la hipótesis de la kin selection se sostenga.

La teoria de Cochran.-

Gregory Cochran es un biólogo evolucionista de la universidad de Utah que mantiene un blog junto a  Henry Harpending un antropólogo que desgraciadamente murió el año pasado. A él debemos la hipótesis que preside este post: la idea de que la homosexualidad es causada por un germen desconocido.

La explicación más probable para la homosexualidad humana -según Cochran- es que es causada por algún patógeno. No hay manera de que podamos verla como una adaptación: sea la noción de tío gay, la selección de grupo, la ventaja compensadora en las mujeres, etc: estos varían de imposible a muy improbable. No existe en la mayoría de los cazadores-recolectores: tienes que explicar de qué estás hablando cuando les preguntas.

Cochran pone dos ejemplos para ilustrar su modelo:

El primero es la narcolepsia. Ahora sabemos que la narcolepsia ocurre cuando un tipo particular de neurona, concentrada en una pequeña región en el hipotálamo, de alguna manera es hackeada. El 99% de los casos de narcolepsia ocurren en el 25% de la población que tiene un tipo particular de HLA, lo que sugiere que algo, probablemente un virus, desencadena una respuesta inmune que destruye una subpoblación neuronal que produce un neurotransmisor particular (llamado hipocretina o orexina) que regula el apetito y los patrones de sueño.

Supongamos ahora que hay una subpoblación neuronal que desempeña una función clave en el deseo sexual masculino: eliminar esa subpoblación seria la diana de este supuesto germen y sus efectos los bien conocidos: una confusión con respecto al objeto reproductivo.

El segundo ejemplo es el toxoplasma gondii, que ahora sabemos que cambia el comportamiento del ratón de manera que aumenta la probabilidad de ser devorado por un gato, el anfitrión definitivo para el toxoplasma. Los ratones infectados son atraídos por la orina del gato, mientras que los ratones no infectados la evitan. De hecho, en ratones infectados, la orina de gato aparentemente activa la actividad en las vías nerviosas implicadas en la excitación sexual, el mismo efecto puede observar las hormigas zombies. Los microorganismos pueden reprogramar la atracción sexual en los mamíferos.

Los gérmenes pueden matar al organismo huesped, pero el sueño de todo germen es saltar de un organismo a otro a fin de proseguir su itinerario vital y reproductivo, de tal manera que los gérmenes más letales tienen un problema: no consiguen su propósito de contaminar a otros huespedes. El caso de la peste negra o el Evola son paradigmáticos: resultan letales y no da tiempo al huesped a contagiar  masivamente a otros siendo como son tan contagiosos. La extensión masiva de una epidemia depende sobre todo de que el huesped logre sobrevivir el suficiente tiempo para contagiar a otros.

Es por eso que la sifilis, la gonorrea o la clamydia, han tenido tanto éxito evolutivo: no matan a sus huespedes inmediatamente y son ellos precisamente los que diseminan las copias de esos germenes por doquier.

Se trata de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y no deja de ser curioso que estas enfermedades estén relacionadas con la poliginia y con la esterilidad. Se supone que existe un cinturón en Africa, el cinturón de la esterilidad relacionado con la infección por clamydia. Aqui hay un gráfico  de la distribución de la Clamydia en el mundo tomado del blog de Peter Frost.

África comparte la mayor carga de infertilidad en el mundo. Las estimaciones indican que un promedio de 10,1% de las parejas experimentan infertilidad en África, con un alto porcentaje de 32% en algunos países y grupos étnicos. Un cinturón de la infertilidad “que se extiende a través de África occidental, a través de África central a África del este se ha descrito. En algunos países de este cinturón, hasta un tercio de las mujeres pueden no tener hijos al final de su vida reproductiva. ( Okonofu & Obi, 2009 )

Un patógeno no esterilizaría un tercio de la población, generación tras generación, a menos que tuviera algo que ganar, como señala Ron Unz . En el África subsahariana, la infertilidad puede conducir al abandono de la esposa, lo que la convierte en un vehículo mejor para la transmisión de patógenos:

La alta prevalencia de las ETS no tratadas, que resulta en un aumento de la infertilidad actúa paradójicamente para aumentar en lugar de disminuir la fertilidad en África. La infertilidad es devastadora para una mujer africana, lo que resulta en el divorcio y la disminución del estatus social que a menudo conduce a la prostitución.

Otras mujeres separadas deben su estatus a la infertilidad, que es una razón frecuente para ser expulsado del matrimonio y por no poder casarse […] Nadel identificó a estas mujeres como una fuente importante de prostitutas: “El adulterio y la falta de castidad cuentan menos en ella que otras mujeres. El estigma primordial es la esterilidad en sí misma ” ( Caldwell et al., 1989 )

La existencia del cinturón de infertilidad de África se atribuye generalmente a una alta prevalencia de ETS, particularmente gonorrea y clamydia (Collet et al., 1988), que a su vez está relacionada con una alta tasa de poliginia (20 a 40% de todas las uniones sexuales en la mayoría de los casos Del África subsahariana), que a su vez se relaciona con el bajo costo de mantener una segunda o tercera esposa, que a su vez está relacionada con la agricultura del azadón durante todo el año y la capacidad de las mujeres de mantenerse a sí mismas y a sus hijos con poca asistencia masculina .

Sabemos que el virus del SIDA evolucionó en el África subsahariana, y es posible que la sífilis evolucionara a partir del pian, igualmente endémico al África subsahariana. Puede ser que esta región favorezca la evolución de las ETS; Si es así, lo mejor sería buscar el precursor del “germen gay” allí también, asumiendo, por supuesto, que existe (Peter Frost).

Conclusiones y un corolario.-

La teoria de Cochran no es en absoluto esotérica y aunque él mismo explica que ha llegado a esta conclusión por descarte del resto de hipótesis y que el supuesto germen de la homosexualidad no se ha encontrado todavía, no hay que perder de vista que existen gérmenes que tienen como estrategia “el caballo de Troya”, es decir ocultarse alli donde el sistema inmune de cualquier organismo nunca le buscaría o bien mimetizarse con el material genético del huesped (virogenes) o en lugares celulares como las mitocondrias que en otro tiempo fueron bacterias y que son el comestible preferido de los virus.

En resumen si existiera tal germen responsable de la homosexualidad, muy probablemente estaría relacionado con la esterilización de sus portadores y también explicaría la homofobia de los no-portadores que podrían ver a los homosexuales como personas que no contribuyen al sostenimiento de las mujeres. También podría explicar el rechazo de los mismos como si fueran portadores de algún estigma moral o alguna enfermedad contagiosa. Como curiosidad diré que la homofobia tiene más heredabilidad que la misma homosexualidad y que las religiones son los principales enemigos de los homosexuales. Más aun: las religiones que permiten la poligamia son las que ostentan el mayor rechazo.

Los modulos de adicción de Luis P. Villarreal.-

Los zombies evolucionaron independientemente unos de otros y lo hicieron porque representaban ventajas evolutivas en la ejecución de una tarea concreta y es muy posible que emergieran a partir de los virus, tal y como cuenta Jorge Malo en esta web a partir de las ideas de Luis P. Villareal, en suma se trataría de lo siguiente:

“Para establecer un estado de persistencia un virus tiene que inhibir su propia reproducción y una consecuencia de ello va a ser que si estamos infectados por un virus permanente vamos a ser inmunes a infecciones externas por ese virus, o virus similares. Pero el virus tiene que montar estrategias que mantengan su genoma viral intacto y esto lo consigue por medio del módulo de adicción. Los módulos de adicción son secuencias de genes o funciones que son perjudiciales para el huésped que pierda al virus pero que son beneficiosas para el huésped que mantenga al virus. Típicamente la parte lesiva es un elemento estable, independiente y capaz de funcionar por sí mismo, y la parte beneficiosa del módulo es inestable y requiere de la presencia del virus. A menudo, la parte dañina es una toxina y la parte beneficiosa una antitoxina.
Explicado de una manera simple el módulo funciona de la siguiente manera: cuando un virus coloniza una célula coloca, por así decir, una bomba (toxina) capaz de destruirla, pero el propio virus produce la antitoxina (contraseña) que la inutiliza. Si la célula es invadida por otro virus que desplaza al primero entonces se pierde la antitoxina (contraseña) y se produce el suicidio o muerte celular (apoptosis). De esta manera el primer virus evita ser desplazado por ningún otro, pero también podemos decir que se trata de una conducta altruista, porque muriendo él mismo, evita que la infección por un competidor afecte a otras células que albergan virus de su familia.
Por lo tanto, se puede decir que la célula colonizada es “adicta” ya que debe mantener la  función inmunitaria protectora del parásito si quiere sobrevivir. Hay que decir que, aunque esta terminología de módulo de adicción se utiliza en virología y bacteriología, su origen está en las adicciones a sustancias (ver Neurobiology of addiction, de Koob y le Moal) y Villarreal lo aplica a todo tipo de situaciones, a los sistemas sensoriales, feromonas, etc., e incluso a las emociones.
Por ejemplo, el vínculo madre-hijo, o el romántico, es un módulo de adicción. El parásito sería en este caso el hijo, o el amado. Mientras la madre ve al hijo, o el amante al amado, se encuentra bien (de hecho sabemos que en el amor existe una estimulación de los circuitos de recompensa igual que en la adicción a sustancias), pero si el hijo desaparece se dispara la angustia, la toxina. La deprivación psicológica conduce a emociones tóxicas: soledad, tristeza, depresión… Un ejemplo de módulo de adicción sería el duelo, al desaparecer la parte beneficiosa del módulo, aparece la depresión y el dolor, que sería la parte tóxica. Se puede considerar una adicción el vínculo amoroso si aceptamos ese paralelismo en el que el amante tiene que mantener al amado (necesidad=toxina), por su propio bienestar, de la misma manera que la célula mantiene al virus.
Vemos con el funcionamiento de este módulo también que identidad e inmunidad van unidas. La inmunidad es una respuesta a una alteración de la identidad. Se ataca o se defiende uno de lo “extraño”, y sorprende darnos cuenta de que incluso los virus tienen mecanismos para diferenciar al yo del no-yo, o que las bacterias son capaces de movimientos sociales, acercarse o alejarse de un semejante, o reaccionar en grupo antes determinadas señales. También vemos que los virus no permiten que el huésped lleve información de otros parásitos. El juego de la vida parece que trata de transmitir la propia identidad (información) a la vez que se impiden o eliminan identidades (informaciones) competidoras. La postura del virus con respecto a la célula huésped parece ser: “si no eres para mí no eres para nadie”.
Resumiendo, para Villarreal los virus son los grandes creadores genéticos, los grandes inventores de genes en enormes cantidades  y muchos de estos genes van a acabar formando parte de los genomas de los huéspedes por un proceso de colonización. Los virus pueden haber sido el creador oculto que contribuyó a hacernos humanos. Si a alguno de vosotros le han interesado las ideas de Villarreal le recomiendo leer este artículo del que he sacado el título de la entrada: Can viruses make us human? y le recomiendo también el libro de Virolution de Frank Ryan”.

Bibliografia.-

Cochran, GM, Ewald, PW, y Cochran, KD (2000). Causas infecciosas de la enfermedad: una perspectiva evolutiva, Perspectives in Biology and Medicine , 43 , 406-448.

Caldwell, JC, P. Caldwell y P. Quiggin. (1989). El contexto social del SIDA en el África subsahariana , Population and Development Review , 15 , 185-234.

Https://www.soc.umn.edu/~meierann/Teaching/Population/Readings/Feb%209%20Caldwell.pdf

Unz, R. (2013). “Gen gay” contra “germen gay”, 16 de abril, El conservador estadounidense ,

Http://www.theamericanconservative.com/gay-gene-vs-gay-germ/



Las tres caras de Eva

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eva

Recientemente he vuelto a visionar la película de 1957  “Las tres caras de Eva” debido a que necesitaba documentarme sobre “personalidad múltiple” en relación con mi curso-seminario sobre “La traumática historia del trauma”.

La película es antigua y probablemente fue censurada en algunos elementos pero está basada en un libro de los psiquiatras Thigpen y Cleckey que son dos popes de la especialidad y que al parecer intervinieron en el guión de la película.

En síntesis la historia de Eva White es la siguiente: se trata de un ama de casa bastante aburrida habitante de la America profunda casada con el Sr White un trabajador con pocas entendederas para comprender lo que le iba a suceder a su esposa y que según todas las fuentes fue un caso real.

El caso es que el Sr y la Sra White viven una existencia más o menos normal como millones de personas en USA y tienen estrecheces económicas (como millones de trabajadores). Ella se ocupa de su marido y de una hija pequeña y como la mayor parte de amas de casa vive una existencia lánguida pero segura.

Pero un dia Eva comienza una conducta impropia y sin decirle nada a su marido emprende un viaje a otro lugar con el fin de visitar a su hermana. El Sr White se extraña mucho por esta conducta pero a los pocos días va a su reencuentro para traerla de vuelta a casa. Este fue su primer episodio disociativo si bien no despertó demasiadas sospechas, al fin y al cabo visitar a una hermana es bastante razonable, si bien es cierto que lo hizo sin avisar.

El segundo episodio raro fue una serie de compras de ropa que Eva llevó a cabo en unos almacenes de la ciudad y que dejó a deber al tendero. El pretexto que dio es que estaba invitada a una recepción en Hollywood y quería renovar todo su vestuario gastando una buena suma de dinero. Naturalmente cuando el marido comprobó la factura puso el grito en el cielo y la obligó a devolver toda la ropa, pero lo más sorprendente es que Eva negó haber realizado esa compra y cuando se le confrontó con su conducta a partir de testimonios de los tenderos tuvo que admitir que había sido ella quien llevó a cabo la compra, si bien no recordaba nada.

Pero la cosa se puso mucho más fea el día en que el Sr White sorprendió a su esposa tratando de agredir gravemente a su hija pequeña. Fue en este momento cuando se desborda la situación y comienza su carrera de médicos, psiquiatras, ingresos y tratamientos.

Naturalmente los médicos sugieren al matrimonio que se separe temporalmente y que sobre todo pongan a salvo a la niña que va de esta manera a vivir con unos tíos. Nadie se fía para dejarla a su cargo y tampoco nadie se fía para darle el alta. Los psiquiatras no han llegado todavía a un diagnóstico de seguridad.

Poco a poso y a través de la hipnosis se van aclarando las cosas. Al parecer existe una Eva White que es el ama de casa buena, dócil y sumisa y también la Eva Black que es todo lo contrario: una especie de Lilith, malvada, rencorosa, perversa y asesina que trata de hacerse con la personalidad de Eva White a la que critica y desprecia.

Existe una lucha continua entre ambos personajes que se relevan en la voluntad de Eva pero los médicos se ven incapaces de resolver esta dualidad, hasta que al fin aparece una tercera personalidad -Jane- que es una síntesis de ambas. De ahí el titulo de las tres caras de Eva.

El tratamiento -que estuvo siempre presidido por la hipnosis- consistió en activar las dos personalidades a la vez. Eva entró en trance y despertó con una tercera personalidad: la de Jane, la personalidad madura, audaz, interesante y compasiva. Ésta era consciente de sus dos otras personalidades. Parecía combinar las facetas positivas de las dos Evas sin sus debilidades. Los médicos reforzaron a esta última personalidad por ser la que mejor captaba la compleja dinámica de las tres personalidades, así que después de 14 meses, Eva pudo dejar la terapia sin embargo no pudo recuperar la relación con su marido aunque pudo recuperar su vida amorosa con otra pareja.

La personalidad múltiple.-

La personalidad múltiple o personalidad disociativa es un trastorno descrito ya en el siglo XVIII y su desarrollo y conceptualización vinieron presididos por el uso médico y no médico de la hipnosis . Es imposible hablar de personalidad múltiple sin hablar de la hipnosis, ambos conceptos coevolucionaron. Aqui hay un post sobre la historia de este concepto. De ahi que hoy pensemos que se trata de un artefacto de la técnica o bien una creencia compartida por buena parte de la población que es una buena estrategia para eludir la responsabilidad de sus actos volitivos y conscientes. En este sentido es bueno recordar que las “fugas disociativas” que fueron muy frecuentes en el siglo XIX, hoy son una rareza desde que el vagabundeo ha dejado de ser ilegal.

Personalmente no he visto nunca ningún caso de personalidad múltiple y sin embargo este diagnóstico estuvo presente en los manuales de Psiquiatria hasta la edición del DSM-V en que fue retirado y sustituido por el diágnostico de “Trastorno disociativo múltiple”, que no implica la creencia en la existencia de dos personalidades distintas sino que la disociación afecta a cualquier área del psiquismo alternadamente, ahora la conducta, ahora la memoria, ahora la cognición

La personalidad múltiple es un diagnóstico muy literario y en cierta forma poético, tal y como aparece en la pelicula y el lbro sobre Eva: implica la coexistencia de dos personalidades usualmente distintas, -una sería la antítesis de la otra- y la existencia de la una sería además ignorada por la otra, si bien en el caso de Eva Black si existe un conocimiento de Eva White pero no al contrario.

Sea como fuere es interesante saber que después de esta pelicula se asistió a un aluvión de casos de “personalidad múltiple”, algo asi como una epidemia. Aun hoy si leemos algun paper americano observaremos que el diagnóstico sigue empleándose en ciertos entornos, algunos de ellos muy serios. En Europa tal diagnóstico es poco frecuente y es poco usual que podamos leer algun caso con tal diagnóstico.

Los diagnósticos psiquiátricos tal y como he dicho muchas veces en este blog siguen patrones culturales, existe una patoplastia del sintoma psiquiátrico que ha de legitimarse no sólo en la clinica sino tambien por las creencias compartidas por la población general. Un ejemplo de ellos es la anorexia mental, el trastorno bipolar (a partir de la publicidad del film Mr Jones) o más recientemente del sindrome de Asperger. Se trata de diagnósticos socialmente aceptables, mucho más que el término “esquizofrenia” o “paranoia” que siguen cayendo bajo el manto del estigma.

La publicitación de un trastorno psiquiátrico a través del cine, la televisión o los medios de comunicación predicen un aluvión de casos. Tal y como está sucediendo hoy con el TDH o los autismos de alto rendimiento. Y diágnosticos compasivos.

Lo que si es cierto es que el término disociación tiene correlatos clinicos: muchas conductas comúnmente desorganizadas o apragmáticas son catalogadas como psicóticas cuando en realidad son conductas conocidas como “automatismo mental” desde la época de Janet. Lo que no es posible es que existan dos personas diferentes conviviendo en un único cuerpo y que se desonozcan entre sí, si bien todos estamos de acuerdo en que en cada uno de nosotros hay “obervadores escondidos” siguiendo a Hillgard que hacen que unas veces aparezcamos como agresivos y otras veces como complacientes, unas veces como cooperadores y otras -sobre todo cuando estamos enfadados- como competidores, unas veces somos tramposos y otras veces somos honestos, unas veces lujuriosos y otras veces castos, unas veces desesperanzados y otras esperanzados.

Nuestro cerebro es dual y pocas veces caemos en la cuenta de que para tener esperanza hay que haber vivenciado la desesperanza, que ambas van en el mismo paquete, que no es posible blanquear la una negando a la otra parte, y que ambas tendencias son nuestro Yo, forman parte de nuestra identidad. En este sentido todos nosotros somos una síntesis constante entre lo que rechazanos de nosotros mismos (nuestra Sombra) y lo que mostramos a los demás. La diferencia es que todos nosotros sabemos que las dos partes forman parte de esa unidad que llamamos Yo.

Por otra parte la transformación de algo en su opuesto –la enantiodromia- es un mecanismo bien descrito por la psiquiatria clásica y también por los neurocirujanos cuando trataban la epilepsia, seccionando el cuerpo calloso. (Aqui hay una historia de los tratamientos quirúrgicos de la epilepsia).

Lo que caracteriza pues a la personalidad múltiple no es la dualidad en sí misma sino “la posesión” que una personalidad hace de la otra, una compartimentalización radical. Una disociación extrema que solo afecta a la personalidad pero a ninguna otra área es bastante sospechosa de hallarse en contacto con la simulación. En los psicópatas por ejemplo se ha descrito esta dualidad, si bien en estos casos el paciente conoce bien ambas pecualiridades de su personalidad: no existe una disociación extrema donde una personalidad desconoce a la otra, más bien en estos casos lo que sucede es que “la mano izquierda sabe lo que hace la mano derecha” solo que no puede evitarlo.

Una de las razones que explicarian el caso de Eva White (no olvidemos que es un caso real), es lo que ha venido en llamarse la “excelencia disociativa”: algunas personas son capaces de inducirse estados disociativos a voluntad. Y por la misma razón son muy hipnotizables y entran en trance con facilidad hasta el punto de que pueden hacerlo espontáneamente.

Todo parece indicar que Eva White era una de estas personas. Y hay que recordar tambien que uno de los peligros de la hipnosis es el injerto de recuerdos falsos (vale la pena leer este post).

En mi opinión y después de haber leido el libro y los argumentos de sus autores, creo que el tratamiento hipnótico de Eva White vino a reproducir la disociación que espontáneamente ella manifestaba para expresar su disconformidad con la vida que estaba llevando. Los terapeutas fueron capaces de utilizar “el truco contra el truco” cuando lograron hacer emerger ambas personalidades y lograr entre ambas una sintesis sensata. Naturalmente la separación de su marido tuvo más influencia en su pronóstico que todo el resto de acontecimientos narrados en la novela.

El trauma de Eva.-

Más arriba, casi al comienzo de este post plantée la idea de que la pelicula hubiera sido censurada. Y sin embargo el libro es una copia exacta de lo que sucede en el cine. Al parecer en una de las sesiones de hipnosis, Eva logró contactar con un recuerdo infantil después del  cual recuperó la salud. El recuerdo era una escena del dia que murió su abuela: su madre la obligó a besar el cadáver y durante la sesión la paciente después de una tormenta emocional al recordarlo, mejoró.

Personalmente creo que la existencia de este trauma único no explica su “excelencia disociativa”. Recordemos que la disociación es un mecanismo ancestral de defensa para procurar anestesia y analgesia en situaciones límite. Una escena traumática aislada como esa no puede explicar tal tendencia disociativa a voluntad, más bien me inclino a pensar que Eva sufrió malos tratos continuados por parte de sus progenitores, o una educación demasiado severa y basada en los castigos fisicos, algo que no aparece ni en la pelicula ni en el libro. ¿Se trató de un olvido de los terapeutas o de censura del guión?

Lo cierto es que la disociación como mecanismo de defensa habitual aparece cuando estamos obligados a amar o respetar y obedecer a los mismos que nos maltratan, nos castigan injustamente o nos hacen daño. Entonces si aparecen dos Evas y dos personalidades pues una de ellas se ha disociado y sepultado tratando de ocultar la enorme hostilidad y rabia que durante la infancia no tuvo palabras para poderse escribir.

Pues eso es un trauma, un agujero en el texto de la vida donde hay una página en blanco que no pudo escribirse, pues no hubo palabras para decirlo y solo conserva el tinte emocional para emerger convertido en automatismo mental.

Bibliografía.

Simulación o trastorno de identidad múltiple.

Elisabeth Loftus: Creando falsas memorias


Shame: el arbol de la vergüenza

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Seminario de metaformación impartido por el Dr Matias Real en el Consorcio Hospitalario de Castellón el dia 24/2/17, a propósito de la pelicula Shame de Steve Mc Queen y protagonizada por el versátil Fassbender.

No es un relato sino un metarelato, esas historias contadas por imágenes del alto contenido simbólico y que junto a una banda sonora “ad hoc” nos introduce en el mundo de la perversión y sus desescaladas infernales, al tiempo que nos habla de lagunas biográficas que adivinamos como traumáticas. No sabemos cual es el cemento que une a su protagonista Brandon con su hermana, tampoco sabemos porque no es capaz de mantener una relación adulta y sana con Marianne. ¿Qué le sucede a Brandon que parece ser un adicto al sexo?

Aqui aparece precisamente el carácter de metarelato, el espectador ha de rellenar lo que falta de datos y de hechos y cada cual puede improvisar los suyos.


Identidad y artificio

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Frau mit Magersucht sieht sich dick im Spielgel

Recientemente ha caído en mis manos un articulo de Moira Fleming que me pareció muy interesante al comparar la disonancia que acaece en las muchachas anoréxicas -que se ven gordas aunque estén flacas- con los transgénero que sienten que su sexo anatómico y su sexo mental no encajan bien. De ese articulo sacaré algunos párrafos para seguir mi itinerario propio.

La autora del articulo se plantea la siguiente pregunta, algo que alguna vez también me he preguntado:

¿Por qué el transgénero es una identidad y la anorexia mental es un trastorno?

Los adultos tienen el derecho de vestirse, llamarse, actuar y vivir como quieran, amar o relacionarse o vivir o copular con quien deseen siempre bajo los limites que marca la ley. El primer error que se comete cuando hablamos de este tema de los transgénero es confundirlos con los homosexuales. Nada que ver. La homosexualidad no es la misma cosa que el transgénero a pesar de que el publico en general lo siga confundiendo.

La homosexualidad es una conducta no una identidad pero lo cierto es que en los últimos años ha habido una tendencia a construir una identidad gay. Ser gay no es lo mismo que ser homosexual. Ser gay es una identidad colectiva y en cierto modo pública, y ser homosexual es una cuestión de gustos privados. Gustos que no dependen de la libre elección, ningún homosexual lo es porque quiera serlo, del mismo modo nos sucede a los heterosexuales. Los transgénero no son homosexuales sino una vuelta de tuerca más allá de la orientación sexual: son andróginos.

Los transgénero si son una identidad, una identidad disconforme, lo mismo pasa con la anorexia que no es un problema de la identidad sexual sino corporal. Se es anoréxica porque existe una disconformidad con el cuerpo que se tiene, en este sentido es también una conducta que además puede configurar también una identidad ana-mia, solo hay que visitar una de esas webs para comprobar como una pulsión de disconformidad con el cuerpo ha sido transformada en una identidad deseable que puede difundirse para ganar adeptos. Es la anorexia pública y publicitada.

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La androginia publicitada es paralela entre los transgénero y las anoréxicas.

Asegurar que los niños transgénero ya vienen programados para manifestar esa disconformidad en la más tierna infancia es desconocer que la identidad es un constructo sometido a muchos embates en la vida y que no es una isla desierta esperando ser descubierta por algún osado navegante sino algo que se construye, cuida, se refuerza, se cree, se ensaya y se confronta con la realidad. Atribuir a un niño la capacidad para discriminar esa identidad cuando los niños son tan plásticos es ignorarlo todo sobre la psicología infantil. Los niños copian, plagian y mimetizan lo que ven, lo que oyen y se apropian de sentimientos ajenos. Por otra parte ¿no tienen los padres preferencias en cuanto al género de sus hijos? ¿Que influencia tiene ese deseo?. La identidad tiene por cierto una parte extrínseca (las influencias externas) y otra intrínseca: los genitales que nos hacen dividir el mundo en dos, los que son como yo y los distintos: “la anatomía es el destino” decía Freud pero aquí no termina todo porque los humanos tenemos un registro imaginario que nos permite construir mundos y no solo vivirlos o sufrirlos.

Es perfectamente posible que un niño o una niña no se sienta a gusto en su propio cuerpo y que llegue bien pronto a la idea de que es (le gustaría ser) del sexo opuesto. En un niño “ser” o “querer ser” son equivalentes, del mismo modo que “quiero” o “tengo” lo son. Pensamiento mágico.

Y claro que hay algo que no funciona bien en esos cerebros, tanto en la anorexia como en los trasngénero y la peor solución es la reasignación de sexo. Del mismo modo seria letal abandonar a las anoréxicas a la inanición solo porque creen que están gordas cuando en realidad están caquécticas. Lo curioso y sobre lo que habría que interrogar es: ¿Por qué a las anorexias les suponemos un trastorno mental y a los transgénero les legitimamos en su identidad hasta el punto de amputarles los genitales?

¿Qué es la identidad?

A la identidad le pasa lo mismo que a ese constructo que llamamos “libre albedrío”, no existen, pero son creencias útiles porque dan un sentido de agencia a nuestra voluntad e histórico a nuestra existencia. En un post anterior ya me referí a lo difícil qué es dar una definición de qué cosa es eso de la identidad, en mi opinión es el constructo más grácil de nuestro psiquismo: carece de materialidad. Trate de contestarse a ésta pregunta ¿Quien soy yo? y verá cuantas dificultades  se le vienen encima. Hasta Schopenhauer fracasó en esta tarea, así que no se deprima si no lo consigue, simplemente visite este post.

Y una vez leído habrá usted comprobado que hay algo esencial, una especie de piedra preciosa, una gema de la que habló Hosdadter, un bucle vacío, algo que distingue a la manzana de la pera, algo intrínseco a cada naturaleza, a cada persona y que está rodeado de “identificaciones”accesorias, nombre, lugar, profesión, etc. Lo esencial es que hay hombres y mujeres y ese algo es lo que nos hace diferentes siendo a la vez todos los hombres y todas las mujeres diferentes entre sí.

uroboros

Sexualidad, afectividad e identidad constituyen los tres tramos de ese abrazo Uroborico que cierra el circulo de la repetición. Sexualidad es la cola, tiene vida propia y se mueve aun después de ser seccionada, afectividad es el cuerpo de esa serpiente  e identidad es la cabeza. Cabeza y cola cierran el circulo.

Pero esta tarea de coser los tres fragmentos no está al alcance de todos.

La identidad como ficción.-

Sobre la  identidad siguen construyéndose ficciones, las creencias, los gustos, las ideas se construyen en andamios construidos a toda prisa para encajar las emociones dando la impresión de que el edificio finalizado es un edificio sólido y que responde a la lógica de la elección individual. Pero nuestra conciencia de unicidad, nuestro Yo es otra ficción, que naturalmente no existe. No existe ningún homúnculo que tome decisiones, sino que las “decisiones” se engarzan unas con otras por proximidad, por coherencia, por resonancia o por facilitación, pero nunca por determinación genética. Tampoco elegimos ser lo que somos sino que vamos acoplando lo que creemos ser a las sucesivas ficciones que construimos casi cada día para que los hechos encajen en los cajones de nuestra mente.

De manera que todos somos arquitectos de nuestras propias ficciones, entendiendo a estas como formas de interpretar la realidad/verdad según nuestra condición de novelistas.

Y todos estamos expuestos a las ficciones de los demás cuando nos incluyen. La mayor parte de ficciones están destinadas a la confrontación con las ficciones ajenas. ¿Quien tiene razón? El buen mediador es aquel que sabe que los dos tienen su parte de razón pues en una verdad mediada por el lenguaje hay elementos connotativos, denotativos y pragmáticos. Es posible que ambos se enzarcen en una disputa al atender solamente uno de esos planos por donde discurre el lenguaje y se olviden del elemento pragmático (lo más frecuente), el que contextualiza las palabras. El mediador sabe que ambos tienen razón y no la tienen, pero sobre todo sabe algo más importante: que ninguna ficción es la verdad y que existe un plano donde el conocer que todos construimos ficciones de hecho, nos hace relativizar y alejarnos de la búsqueda de la razón, una ética abyecta. Sabemos que hay una ficción que es a su vez una metaficción, la de saber que todos estamos equivocados y al mismo tiempo acertados.

Pues la realidad solo puede ser representada.

La inflación de la identidad.-

No cabe duda de que la proliferación de casos -me refiero ahora a los trastornos de la identidad está relacionada con el modelo de sociedad en que vivimos. Creo que soy el primero en decirlo pero si existen tantos casos de desajustes identitarios es -como advirtió Foucault- porque existen muchas personalidades, es decir muchas maneras de ser y todas son legítimas.

Los trastornos de la identidad no podrían existir en un tipo de sociedad que restringiera ciertas formas de ser o que mantuviera operativos ciertos mecanismos represivos sobre sus ciudadanos. Es por eso que el TLP -como fenómeno de masas- no existía en el siglo XIX, simplemente no existía la subjetividad superindividualista que se encuentra en su origen,

Hubo un tiempo en que la mayor parte de las enfermedades mentales dependían solamente para su proliferación de los replantes genéticos y probablemente de los traumas infantiles. Pero a medida que las comunidades humanas fueron creciendo en número de individuos y densidad poblacional se acumularon otro tipo de replicantes, los memes. Hasta llegar a nuestros dias, donde es posible afirmar que los memes le han ganado la batalla a los genes y hablamos de epidemias meméticas. Copiar una enfermedad mental (la copia fenotípica) es hoy más fácil que padecerla por causa genética a causa de la enorme cantidad de trasiegos interpersonales que realizamos, así como la cantidad de medios disponibles para la dispersión de memes más allá de la familia, email, TV, webs y blogs, teléfono, cine, periódicos, etc.

El meme le ha ganado la batalla al gen y es hoy más probable encontrarse con enfermedades “copiadas” por la via memética que por la genética, asi sucede con el “meme de la delgadez” por ejemplo, el responsable de grandes bolsas de sufrimiento según grupos de edad y sexo. La epidemia de trastornos alimentarios que sufrimos hoy en las sociedades avanzadas y opulentas no puede explicarse a través de la vía genética (es demasiado frecuente) pero puede hacerse si consideramos al meme como un replicante cultural que parasita los cerebros individual y se trasmite por imitación.

Pero la rapidez con que la “condición” transgénero ha sido aceptada como mentalmente sana es injusta tanto para el público en general como para los propios individuos, además es sospechosa de haber sido un experimento de ingeniería social, algo diseñado desde algún lejano lugar y con objetivos espurios, sencillamente se ha metido en nuestro imaginario forzadamente a través de leyes y a través de los medios de comunicación, algo debe haber en juego cuando se ha expandido tan rápidamente este meme de la identidad sexual.

A la disforia de género le pasa como al TDH, existe pero el publico en general y algunos expertos desconfían de este diagnóstico. Al TDH se le acusa de ser un evento de la industria para vender anfetaminas y a la disforia de genero se le acusa de ser un trastorno mental que pretende independizarse de la psiquiatría ya aparecer como una elección libre de las personas.

La cuestión no es si la identidad de alguien debe ser validada, sino si la validación debe acompañar un intento de fabricar un artificio imposible. Si un hombre siente que es una mujer en el interior, esto plantea la pregunta: ¿Qué es una mujer?

Las explicaciones inquebrantablemente nebulosas que abundan en la defensa de los derechos de los  transgénero rebotan en las bravatas desesperadas de la multitud pro-ana-mia. Y sin embargo a los primeros se les legitima y a las segundas se las persigue en sus intentos de publicitar su causa.

La identidad no existe son los padres, los que legitiman los caprichos de sus hijos y lo hacen inducidos por una especie de ingeniería social destinada a construir cerebros no reproductivos.


Encefalitis y catatonía: el vínculo

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Es bastante dificil ver hoy a un enfermo catatónico, todo pareciera indicar que la catatonía ha desaparecido de la faz de la tierra y cuando la vemos inmediatemente y -siguiendo el criterio kraepeliano- la categorizamos como una forma de esquizofrenia a pesar de que su descriptor Karl Kahlbaum en 1874, ya había supuesto que se trataba de una enfermedad autónoma.

El error de Kraepelin fue suponer que la catatonía era una de las cuatro formas en que la esquizofrenia se manfiesta: paranoide, hebefrénica, indiferenciada y catatónica. Pero hoy sabemos que aunque la catatonia y la esquizofrenia pueden presentar ciertas comorbilidades, lo cierto es que la catatonia es una enfermedad independiente y de naturaleza orgánica tal y como Kahlbaum supuso.

La catatonia siempre tuvo un cariz de organicidad a pesar de ser considerada una enfermedad funcionaldonde no encajaban bien las formas periódicas (Gjessing) que se parecian más al trastorno bipolar que  a la esquizofrenia. La catonia aguda mortal de Stauder que hoy conocemos como “sindrome neuroléptico maligno” pero que se describió mucho antes de la era neuroléptica. Y por fin la pseudocatatonia histérica descrita por Kretchsmer y de la que hablé aqui.

La catatonía es una enfermedad de disregulación motora que afecta sobre todo a la motilidad, sus síntomas más conocidos son las posiciones de quietismo que la caracterizan, junto con obediencia automática, ecopraxia y ecolalia y un estado interior presidido por el miedo, la sensación de muerte, el mutismo, la perplejidad, la confusión, o la paranoia. Una paranoia que induce al paciente a rechazar la comida (sitiofobia) por razones bien distintas al rechazo anoréxico.

El estado mental se parece mucho al delirium o sindromes confusionales con alucinaciones, falsos reconocimientos (identificaciones erróneas) y el paciente puede aparecer agitado, agresivo o por el contrario inmóvil o alternando ambos estados. Es muy posible que loscasos de exitus relatados en la Psiquiatría clasica pertenezcan a este tipo de catatonías que en epoca de Kraepelin se suponia que era la forma más maligna de la enfermedad esquizofrénica. Pero es probable que la catatonía sea una enfermedad orgánica de carácter inflamatorio con varias puertas de entrada.

La encefalitis de Von Economo.-

despertares

La primera evidencia de esta suposición se produjo después de la epidemia de gripe que asoló a Europa entre 1915-1928  y que se describió con el nombre de encefalitis letárgica pues provocaba una especie de coma o semi-inconsciencia en los enfermos afectados. Aquellos que quieran conocer mejor la relación entre esta enfermedad y el desarrollo de una droga conocida como L-Dopa que produjo grandes éxitos, en principio y grandes decepciones a largo plazo les aconsejo que lean la experiencia de primera mano de Oliver Sacks Hay novela y también pelicula. Hoy usamos la L-Dopa para el tratamiento del Parkinson pero sigue perdiendo efectividad en el largo plazo.

La niña del exorcista.-

En 2007 se descubrió un tipo de encefalitis relacionada con los anticuerpos contra el receptor NMDA (NMDAR). Éste es un receptor de membrana celular con funciones críticas en la transmisión sináptica y la plasticidad neuronal. El ataque inmunológico a este receptor produce un cuadro clínico característico con síntomas que afectan a varios sistemas y se desarrollan en fases de una manera predecible. Después de un cuadro prodrómico que puede incluir cefalea, fiebre y síntomas del tracto respiratorio o digestivo, los pacientes desarrollan síntomas psiquiátricos prominentes (agitación, manía, alucinaciones, paranoia) que generalmente preceden a crisis convulsivas, y progresan hacia un rápido deterioro del nivel de conciencia, mutismo, catatonia, movimientos anormales faciales, de tronco o extremidades y alteraciones autonómicas.

El síndrome suele afectar a pacientes jóvenes. La asociación con tumores depende de la edad y el sexo, con más frecuencia en mujeres mayores de 18 años, que en el 56% de los casos presentan teratoma de ovario. El cuadro, a pesar de la situación de gravedad y el importante deterioro neurológico. es potencialmente reversible, con una mejoría de los síntomas en cronología inversa a las fases de presentación. Los síntomas responden tanto al tratamiento del tumor, en caso de haberlo, como a la inmunoterapia. Sin embargo, el diagnóstico todavía suele retrasarse en la mayoría de los casos, primero porque hay que pensar en él y luego porque hay que demostrar los anticuerpos anti-NMDA en liquido cefaloraquideo. Es posible además que haya recidivas (como en la catatonia periódica) aunque la enfermedad puede resolevrse espontáneamente con cuidados médicos convencionales. Diversas enfermedades infecciosas, toxicometabólicas, psiquiátricas o autoinmunes suelen plantearse al inicio y a medida que se desarrollan los síntomas. Y aun las desconocidas secundarias a patógenos como las encefalitis por herpes virus.

Algunos autores se han planteado que la niña del exorcista no presentaba ninguna posesión sino en realidad una encefalitis NMDA que es frecuente en muchachas jóvenes con problemas en ovarios. En muchas ocasiones los cambios bruscos de personalidad que presentan estos pacientes hacen pensar en estos cuadros conocidos folclóricamente como “posesiones”.

 El-exorcista

Todo comenzó hace ocho meses: Sofía (6 años) llegó una tarde del colegio diciendo que le dolía la cabeza. Sus padres pidieron cita para visitar al pediatra, pero no llegaron a ir porque esa misma noche comenzaron las convulsiones. “Parecía un ataque epiléptico, le temblaban los brazos y las piernas y no podía respirar. La llevamos de urgencia al hospital y allí le pusieron medicación. Estuvo sedada todo el día, cuando despertó no recordaba nada y las convulsiones habían cesado, solo presentaba pequeños tics en los ojos, nariz y boca”, cuenta su madre, Carolina Ardila Lenis. Pero al día siguiente, la niña empezó a realizar movimientos extraños y espectaculares: “Ponía los ojos en blanco, giraba la cabeza con el cuello totalmente rígido y retorcía el cuerpo: apoyaba la parte posterior de la cabeza en la cama al mismo tiempo que arqueaba la espalda y se elevaba. Además, tenía alucinaciones, apenas dormía, se mostraba muy agresiva y mostraba mucha fuerza, tanta que, para sujetarla, se necesitaban seis enfermeras. En algunos momentos, cesaban las crisis y actuaba con normalidad”, describe la madre, aún visiblemente afectada. El cuadro era tan increíble –encaja más en el escenario de una película de terror que en la habitación de un hospital–, que le hacía pensar en algún tipo de hechizo. “Yo soy de Latinoamérica y allí se practica la magia negra, por eso llegué a creer que le habían echado mal de ojo”, recuerda esta madre, quien a pesar de tener estudios en medicina, asegura que ya había contactado con una persona experta en eliminar este mal. Mientras, el tiempo corría en contra de Sofía: “Dejó de hablar, de caminar, de comer, perdió el control de esfínteres…”.

La pesadilla duró un mes largo: después de tres ingresos, tres altas y un cambio de hospital, la niña llegó al Hospital La Fe de Valencia, al límite de sus fuerzas. Allí, encontraron al doctor Miguel Tomás Vila, neuropediatra que ya había tratado otros casos similares. El diagnóstico, encefalitis autoinmune, venía con buena noticia: tenía tratamiento. Basado en inmunomoduladores (corticoides, inmunoglobulina, rituximab, plasmaféresis), una batería de fármacos que el médico maneja en función de la gravedad del cuadro y de la evolución del paciente. Según afirma el neuropediatra, en el 60% de los casos se consigue una recuperación total, sin secuelas. Este es el caso de Sofía que ya lleva varios meses sin síntomas. “No recuerda nada de la enfermedad. Hemos tenido que enseñarle de nuevo a caminar, vestirse, comer, escribir… Pero está recuperada”, concluye, feliz, la madre. (Extraido de este articulo)

La enfermedad, descrita por primera vez hace nueve años por el doctor Josep Dalmau, investigador del programa ICREA en el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), en Barcelona, se produce cuando los anticuerpos producidos por el propio sistema inmunológico, atacan los receptores NMDA, involucrados en numerosas funciones del cerebro, bloqueando la información entre neuronas. Se sabe que afecta más a mujeres (80%) que a hombres (20%) y que, en algunos casos, aparece asociada a un tumor, generalmente benigno. “En las mujeres jóvenes, el 50% es debido a un teratoma (tumor benigno de ovario). El organismo fabrica anticuerpos para atacar a las células extrañas y esto conlleva un ataque al sistema nervioso. Lo que no se sabe es por qué sucede en un momento y no en otro”, explica Domingo Escudero, neurólogo en el Grupo de Neuroinmunología del Hospital Clinic de Barcelona y miembro del equipo de Dalmau. En los niños la cosa cambia: “Cuanto más pequeños son, menos probabilidades hay de que la encefalitis se deba a un tumor. Otras veces se presenta después de que el paciente haya pasado una encefalitis producida por el herpes simple. Y en muchos casos no se llega a saber la causa que desencadena esta respuesta autoinmune”.

Probablemente lo que provoca esta reacción desproporcionada de nuestro organismo que se dedica a destruir los receptores NMDA sea el parecido molecular entre ellos y algun virus especifico que provoque inmunidad inversa, aunque esta causa aun no ha sido demostrada, lo que sabemos con seguridad es que se trata de una enfermedad autoinmune.

En conclusión: las enfermedades inflamatorias del encefálo pueden desarrollar sintomas catatónicos o psiquiátricos inespecíficos pero aquel que ha visto un caso se queda conmovido para siempre. Eso mismo me ha pasado  a mi esta mañana con una paciente de 17 años que me ha recordado no sólo a la protagonista de esa pelicula con vómito verde sino a una larga memoria de pacientes que a lo largo de mi vida profesional he visto y que se quedaron sin diagnóstico final.

 

Nota liminar.-

El teratoma es un tumor benigno de ovario donde las células que lo componen “creen” que son un feto.

 

La enfermedad de la niña del exorcista


Fantasmas en el cerebro

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Vilanayur Ramachandran es un neurólogo investigador de Neurociencia de origen hindú y es uno de los mayores expertos en el mundo en el tema de “miembros fantasma”. Se trata de esos dolores inexplicables que presentan los amputados y que se muestran muy resistentes a la extinción y que plantean el siguiente problema ¿Cómo es posible que duela un miembro que ya no existe?

Obsérvese como ciertas partes del cuerpo tienen una mayor representación que otras: manos y boca destacan sobre el resto.

Para explicar este misterio se han propuesto muchas teorías enfocadas hacia la explicación del dolor de origen periférico (el muñón) pero todo parece indicar que se trata de un problema cerebral, de desaferentización de la corteza somatosensorial, que como podemos ver en el esquema de arriba adjudica a cada trozo de esa corteza un órgano o miembro concreto. El lector podrá advertir que la anatomia representada en ese homúnculo -llamado de Penfield- no sigue los patrones con los que percibimos nuestro cuerpo, solo que alli, cara y brazos son vecinos, del mismo modo que pie y genitales.

El mapa no es pues el territorio pero lo más interesante de este doble cuerpo (el material y su representacion cerebral, el real y el virtual) no se solapan completamente. Lo que sucede en la corteza del desaferentizado es que los mapas vecinos invaden el territorio de otro cuando este pierde contacto nervioso con la periferia..

Ramachandran conjeturó (y lo demostró usando MEG) que cuando un brazo es amputado, el área cortical liberada que correspondía al brazo perdido es “invadida” por neuronas que responden a la estimulación en la cara que normalmente sólo se activarían en la región de la cara en el homúnculo cortical. Las señales de la cara se activarían entonces en el área de la mano original del córtex y los centros cerebrales superiores interpretarían esta activación como proveniente de la mano fantasma. Los resultados prueban que el cerebro es altamente flexible, y que no está determinado desde el nacimiento tal y como se creía anteriormente.

La mayoría de los pacientes con brazos fantasma sienten que pueden mover estos miembros, pero en muchos el fantasma está fijado o “paralizado”, a menudo en una postura forzada que resulta tremendamente dolorosa. Ramachandran sugirió que esta parálisis se debe a que cada vez que el paciente intenta mover el miembro paralizado, recibe información sensorial (a través de la visión y de la propiocepción) de que el miembro no se mueve. Esta información queda fijada en el circuito cerebral a través de un proceso de aprendizaje hebbiano de modo que, incluso cuando el miembro ya no está presente, el cerebro ha aprendido que el miembro (y el subsiguiente fantasma) está paralizado. Para superar esta parálisis aprendida, Ramachandran creó la caja espejo en la cual un espejo se coloca verticalmente frente al paciente e hizo que los pacientes mirasen el reflejo en el espejo del brazo normal, de modo que el reflejo se superponía ópticamente a la localización imaginada del fantasma (creando así la ilusión óptica de que el fantasma había resucitado). Curiosamente, si el paciente movía su mano normal al tiempo que miraba su reflejo, no sólo veía moverse al fantasma (como era de esperar), sino que también notaba como se movía. En algunos pacientes esto parecía eliminar el dolor en el fantasma. (Extraido de la wiki).

Naturalmente estas ideas no solo tienen importancia para el tratamiento y la comprensión del “miembro fantasma” sino tambien para comprender esos sintomas sin explicación médica que llamamos de “conversión” o de somatización y otros mucho más desconocidos.

Joseph Babinsky fue un neurólogo francés de la Salpètriere para más señas compañero de Charcot y Janet entre otros que describió un curioso síndrome en pacientes que habian sufrido un ictus y presentaban una hemiplejia izquierda. Le llamó anosognosia y consistía en la sensación subjetiva del paciente de no reconocer la parálisis de ese miembro o bien hablaba de él en tercera persona como si no le perteneciera o tuviera autonomia propia, se trataria de un extrañamiento y la incapacidad para reconocer un déficit. Hoy suponemos que la anosognosia es una forma de negación que tiene su sede de cómputo en el lóbulo parietal derecho y está emparentada con la negación de la enfermedad que presentan muchos de nuestros pacientes psiquiátricos.

El propio Babinsky que estaba muy interesado en encontrar signos que demostraran la organicidad o psicogenia de algunos trastornos describió tambien la anosodiaforia, más conocida como “belle indiference de l´histérique”, ese estado mental característico de las histerias de conversión donde el paciente aparece con un tono emocional indolente, sin preocupación por sus déficits sensoriales o motores. Entre nosotros Paco Orengo ha hipotetizado que la anosodiaforia y la anosognosia utilizan el mismo mecanismo cerebral

Por alguna razón que no acabo de comprender hoy llamamos somatoparafrenia a la vieja anosognosia, si bien se le han añadido algunas variantes que por si mismas no justifican el cambio que deja en el olvido a Babinsky y su descripción..

No es la primera vez que vemos esta confusión entre el sustrato físico y el semántico (entre el cerebro y “la mente”). El hecho de que lavarnos las manos pueda de alguna forma lavar también nuestra conciencia, podría explicarse porque los circuitos neuronales que se ocupan de ambas funciones (la limpieza física y la limpieza moral) estén muy relacionados. Las sinestesias que afectan a algunas personas y que les llevan a ver los números como colores o degustar sonidos, podrían también tener su origen en una organización defectuosa del cerebro (o virtuosa: al parecer algunos sinestéticos desarrollan una capacidad fuera de lo común para la música).

Edmund Husserl (junto a muchos otros) definió como dos niveles distintos de procesamiento cerebral, refiriéndose al sustrato físico de las ideas y a las propias ideas (“no es lo mismo el mecanismo que la calculadora utiliza para sumar que el concepto de suma”), se confunden continuamente. En realidad la calculadora no sabe cuando ha de sumar.

Porque en realidad, no existen dos niveles, existen dos lenguajes distintos: el que nosotros usamos para expresar, por ejemplo, algo tan abstracto como ‘libertad’ y el que utiliza el cerebro para “saberse” libre. Si el segundo no pudiese codificar este concepto, nosotros no sabríamos lo que es la libertad.

Obviamente, cuando se trata de un cerebro sano, estos fenómenos son anecdóticos, ya que de no ser así, los seres humanos no habríamos llegado demasiado lejos ¿Pero qué pasa cuando el mapa se rompe? Así, pacientes que han sufrido daños en el lóbulo parietal derecho demuestran una total aversión por uno de sus miembros o por un lado entero de su cuerpo (somatoparafrenia). No lo aceptan como suyo, y se lo atribuyen al doctor o a su asustada mujer o incluso a alguien que no se encuentra en la habitación. Es totalmente ilógico ¿verdad? Pero estas personas sólo tratan de cuadrar la realidad con su mapa cerebral: el lóbulo parietal derecho está directamente implicado en la construcción de la imagen que tenemos de nuestro propio cuerpo. Y si esta imagen se ve distorsionada, el paciente argumentará hasta el absurdo en contra de la realidad.

También existen casos en los que esta distorsión es congénita y no se debe a un traumatismo. En ellos, la persona crecerá con el deseo de que la extremidad en cuestión le sea amputada (apotemnofilia).  Pero ningún médico cuerdo le cortaría una pierna a nadie sin una buena razón, incluso aunque el paciente se los pusiese fácil y le especificase exactamente por dónde quiere que se le realice la intervención (así de claro lo tienen estas personas). Así que lo que acaban haciendo muchos de estos pacientes es intentar automutilarse, provocando daños irreparables en la extremidad y forzando la (ahora sí) necesaria amputación por parte de un cirujano con más práctica que ellos.

El precúneo.-

Emiliano Brunner es un neuroanatomista del CNIEH, que se dedica a la investigación evolutiva de la anatomia cerebral de los hominidos y que tiene en Atapuerca un filón. Fue Brunner el primero en intuir que el lóbulo parietal -que hasta ese momento habia sido descuidado por los anatomistas evolutivos- por andar escondido en un lugar bastante inaccesible a la observación directa, era la estructura cerebral mas reciente en la escala evolutiva. Ningún simio, ni el Neandhertal, ni el homo Erectus disponian de un precúneo. Sólo el Sapiens lo habia desarrollado en un lugar del lóbulo parietal.

Al parecer esta estructura neuronal es clave para la comprensión de muchos fenómenos de nuestra mente pues está relacionada con la autoconciencia, la percepción visual (no olvidemos que el precúneo es una estructura vecina del lóbulo occipital) y con la memoria. De hecho parece que la enfermedad de Alzheimer -característica de nuestra especie- comienza en ese lugar. Es por esta razón que Brunner ha propuesto que el Alzheimer seria el peaje que nuestra especie paga por tener un cerebro con tantas prestaciones. En la misma linea otro investigador Timothy Crow habló de la esquizofrenia.

En conclusión: la capacidad de nuestro cerebro para construir representaciones de sí mismo que duplican al cómputo simple de sí mismo es una de las caracteristicas de nuestra especie. Significa que el cuerpo fisico se solapa con la representación del mismo que se acopla más o menos como un molde sin que termine de encajar del todo con él.

Esta idea del doble cuerpo y del doble procesamiento de la información podria explicarse a través de esta nueva funcionalidad que deriva del precúneo, del mismo modo que podria explicar la autoconciencia, es decir la conciencia que se sabe a sí misma: la conciencia recursiva.

Pero Freud ya habia hablado de esto, le llamo Spaltung, que significa escisión, para Freud venimos de serie cableados para escindirnos o mejor escindidos ya, pero lo que nos escinde no es nuestra inteligencia, ni el lenguaje como dicen los lacanianaos, sino el precúneo, que anatómicamente parece una estructrua desencarnada.

Anatomía del espectro.

Cuerpo y corporalidad son cosas distintas. No voy a insistir en ellas sino decir tan sólo que la corporalidad es una abstracción tal y como dije en aquel lugar pero una abstraccion algo especial. No es una idea como la idea de la “libertad”, la “belleza” o la “pureza”, sino una idea que además de sentido -significación- tiene forma, es un objeto, una cosa. Una forma que suele coincidir con la idea del cuerpo propio que cada uno tengamos, es decir se trata de una idea pegoteada al cuerpo, un duplicado o sosias que lo envuelve como un papel de celofán, algo que lo empaqueta y lo zurce duplicando su anatomia, aunque -por ser virtual- se trata de una anatomia especial como más abajo explicaré.

Una anatomia, la del espectro o esquema que más que esquema es un borrador casi siempre en forma de tapiz o de velo que oculta pues en realidad este alter ego está constantemente haciéndose y deshaciéndose y no es ajeno a los inventos humanos que han incidido sobre su modelado. Desde el invento del espejo -quizá por los egipcios- hasta el cine o la televisión que nos han acercado ese constructo a nuestro consumo e imaginario diario, es evidente que el esquema corporal ha sufrido intensos cambios y vaivenes en su delimitación conceptual: de tal manera que hoy ya no hablamos más de esquema corporal (un término antiguo de la neurología clásica) sino de simulacro: de un cuerpo que es simulado por nuestra actividad cerebral y que tal y como dice Victor Stoichita:

El simulacro es un objeto hecho, un artefacto, capaz de producir un efecto de semejanza y de enmascarar la ausencia de modelo con la exageración de su propia hiperrealidad.

Lo que viene a decir lo anteriomente explicitado: que eso que llamamos esquema corporal es un artificio que tiene la misma existencia que este post, algo que no puede perseguirse en la pantalla del ordenador pues no se encuentra ahi aunque podamos leerlo precisamente ahi, algo que está sin estar, que existe sin tener más existencia que la virtualidad de nuestra atención, algo que ni podemos negar ni apresar en una estructura anatómica, quizá lo mas cercano a la verdad sea decir que el esquema corporal es una construcción virtual dirigida por nuestra intencionalidad y que tienden a simular un modelo original.

Y la función del simulacro es la de oscurecer el modelo original.

Ahora ya podemos comprender porque en nuestro cerebro habitan los fantasmas y tambien para qué.

Bibliografía.-

Orengo García F., “Conversión y Anosognosia: Un mecanismo fisiopatológico común, PSIQUIS, año XIII, vol. 12 (1),11-26.1991.

Orengo Garcia F, “Aspectos clínicos comúnes entre síntomas de conversión y el síndrome de Anton-Babinski”. ARCHIVOS DE NEUROBIOLOGIA. LIII (5), 177-188. 1990.

Sacks Oliver,. “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero

Emiliano Bruner, Gizéh Rangel de Lázaro, José Manuel de la Cuétara, Manuel Martín-Loeches, Roberto Colom, Heidi I. L.”Midsagittal brain variation and MRI shape analysis of the precuneus in adult individuals”. Jacobs. Journal of Anatomy DOI: 10.1111/joa.12155. 8 de enero de 2014.


Criterios operativos para un diagnóstico de la perversión

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jugar-con-dinamita-autora-estela-welldon

Comencemos por un recorrido histórico del término “perversión” que es bastante reciente si lo comparamos con el término “desviación” un término más estadístico que clínico. O la más antigua de las hipótesis: la degeneración moral de Morel o de Lombroso. Nótese como el enfoque es en cualquier caso socio-teológico, pero después de la laicización del mundo que nos trajo la Ilustración se planteó un problema bien explicitado por Sade. Sade no es un loco ni un delincuente. Ni el manicomio ni la cárcel son lugares para él, ¿cual es su lugar?

Sade puso patas arriba la tradición psiquiátrica que ya habia consensuado algo sobre el terreno: las enfermedades mentales tenian causas naturales, el problema entonces -como hoy- consiste en discriminar qué es enfermedad mental y qué no lo es. ¿Qué es tolerable y qué es intolerable para la comunidad? ¿Quien es un enfermo y quién es un simple delincuente?. Si la enfermedad mental es natural, ¿entonces por qué pensar que el ladrón es una excepción que debe tratarse con criterios morales?. El ladrón no es un enfermo mental como tampoco lo es el asesino, sin embargo enfermos mentales y delincuentes comparten un determinado segmento de coincidencia. Mientras que la mayor parte de perversos (los más adaptados) pasan desapercibidos por jueces, policía y psiquiatras.

Debemos el término “perversión” a Freud tal y como ya conté en un post anterior y podriamos decir que sin el inconsciente no podriamos entender como algunas personas sufren (los neuróticos) mientras otras parecen no sufrir en absoluto y/o hacen sufrir a otros, pero por las mismas razones por las que el neurótico sufre. Es por eso que Freud decía que la perversión es el negativo de la neurosis.

A estos últimos les conocemos con el nombre de psicópatas (un término no reconocido en los DSMs) pero de alto valor heurístico. Todo el mundo sabe qué es un psicópata aunque no se encuentre definido en los manuales operativos.

Lo que casi nadie sabe es que un psicópata es un perverso, una clase especial de entre ellos. Y si digo que casi nadie lo sabe es por la razón de que el término “perversión” no es aceptado por la psiquiatria clinica y pertenece en exclusiva al psicoanálisis.

A cambio de repudiar la palabra “perversión” los DSMs han inventado una nueva: la palabra “parafilia” que es una domesticación del término perversión y que parece señalar tan solo a una clase de perversiones muy concretas:las sexuales, aunque la mayoria de ellas se tratan con indulgencia, como variantes normales de la sexualidad tal y como podemos leer en el libro de Jesse Behring algo así como si fuera un gusto o una preferencia y no tuviera nada que ver con el neurodesarrollo o con la sexualidad infantil. Más abajo veremos la razón por la que tener fantasias perversas no es suficiente para definir la perversión, de modo que todo el argumentario de Behring se viene abajo al comprender que todos, en efecto podemos practicar ciertas fantasias eróticas bizarras y no ser perversos en absoluto.

En la clínica también ha sucedido un fenómeno parecido: hoy llamamos “psicópatas” a los perversos, sobre todo cuando hay crímenes o espectáculos gore de por medio, allí donde el mal asoma su hocico y nos permite observar – a través de los medios de comunicación- que nos faltan palabras y conceptos para nombrar a esas personas que sin estar clínicamente locas nos confunden con sus razones -que ellos mismos ignoran- y nos estremecen con sus crímenes usualmente gratuitos, desalmados o carentes de razones comprensibles, crímenes inexplicables .

De manera que el término perverso tanto como el término psicópata ha sido abominado por la ciencia oficial y ha sido sustituido por etiquetas como  “el trastorno antisocial de la personalidad” o el término “parafilia”, una forma de blanqueamiento del mal que nos impide entender la mente en profundidad.

Ha habido muchas tentativas por parte de psicoanalistas con intereses institucionales en encontrar una clasificación psicodinámica que resulte una alternativa a los manuales operativos amercicanos que son en definitiva ateóricos y simples descripciones. Uno de estos psicoanalistas fue Jimenez (2004), citado por Estella Welldon en su libro “Jugar con dinamita”. Otro Paul Verhaeghe (2008) que intentó un DSM con intención psicoanalítica y fenomenológíca.

Criterios operativos para el diagnóstico de perversión.-

1.-Encapsulamiento.- Estella Welldon propone el uso de esta palabra en lugar de “escisión” o “disociación”. La razón es que en el encapsulamiento no se prejuzga la ignorancia sino que la persona perversa sabe perfectamente lo que está ocultando. Su mano derecha sabe bien lo que hace su mano izquierda a diferencia de lo que sucede con los síntomas clásicos de la “disociación” donde suponemos que el individuo desconoce aspectos puntuales de su memoria, conducta o condición.

2.-Compulsión y repetición.- Implica la persistencia de una acción repetitiva y compulsiva que puede vivirse como bizarra, pero cuya descarga provoca bienestar y tranquilización.

Participación del cuerpo.- No hay perversión solo de pensamiento o fantasía, la verdadera perversión implica a todo el cuerpo que se usa como instrumento de la acción perversa.

Relación de objeto parcial.- Probablemente este es el criterio más complicado para un terapeuta sin formación analítica. Podemos definirlo (sin acudir a la teoría psicoanalítica) como  el rechazo a mantener relaciones con objetos totales y completos. El perverso prefiere relacionarse con partes de estos objetos (vaginas, pechos, penes, pies, etc) El individuo es incapaz de relacionarse con el objeto completo.

Interferencia emocional.- Es algo que podemos observar en la cualidad de las relaciones sexuales, pareciera como si el perverso “hiciera el odio pero no el amor”. Hay una interferencia continua entre sentimientos de amor y de odio. En los casos más graves es la agresión la condición para el goce sexual.

Deshumanización del objeto.- Sin esta deshumanización el objeto deja de cumplir su función de objeto libidinal.

Sexualización.– Ocupa el lugar de la reflexión y de la facultad de pensar. La sexualización ocupa el lugar de la comprensión de las razones por las que el perverso necesita deshumanizar o paralizar al objeto. Sexualizar es una forma de sentirse vivo pero también es una forma de empobrecer los significados. Sexualizar es socavar la capacidad de simbolizar.

Inscripción fija.– Ha de ser así y solo así, el escenario no puede modificarse sin venirse abajo la gratificación libidinal.

Hostilidad.- El perverso no sabe de donde viene su odio, ni sabe el odio que despierta su perversión, tampoco sabe de quién quiere vengarse, es decir carece de un relato coherente sobre sus causas.

Necesidad de tener el control total.-

Necesidad de correr riesgos.- Es muy frecuente que estas personas corran riesgos que en casos extremos pongan en peligro la vida, más frecuentes son los riesgos financieros o los pequeños delitos que tienen como propósito “bailar con la muerte” o la “adicción al limite”.

Incapacidad para el duelo.

Defensa maniaca contra la depresión.- Decia Abraham que la manía es una defensa contra la depresión, pero en psicoanálisis una defensa maníaca no debe confundirse con el estado clínico que forma parte del trastorno bipolar sino que es asimilable al concepto de denegación. Una defensa contra el dolor psíquico: “se que está ahí pero hago como que no existe”.

La perversión implica una disociación profunda entre la sexualidad genital y la sexualidad pregenital, una especie de extravío o de dislocación de la maduración genital provocada por eventos traumáticos que son los responsables del odio y la hostilidad perversas que pueden a su vez estar enquistadas y no observables y que más tarde son desgajados de la memoria y de la narrativa individual apareciendo en la conciencia primero como fantasías perversas y más tarde llevadas a cabo a sabiendas de su excentricidad y de su contenido bizarro. Simplemente el perverso no puede dejar de hacer lo que hace.

La perversión puede considerarse como una mascara de lucidez, un enloquecimiento monotemático (una locura) y cuerdo, una forma de alienación mental que en realidad pone -ya Sade nos introdujo en esa idea- que las conductas humanas no pueden quedar encajonadas en normales y patológicas, siendo los delincuentes, los transgresores o los rufianes una especie entre ambas. En este sentido el libro de Verhaeghe pone el dedo en la llaga cuando se plantea qué es eso que llamamos “normalidad” y que clase de comorbilidades podemos esperar de las personas normales.

Bibliografia.-

Jimenez. J. P. (2004): A psichoanalitycal phenomenology of perversion. International Journal of psychoanalysis, 8. 459-472.

Verhaeghe, P: On being normal and other disorders: a manual for clinical psychodiagnostics. London 2008.

 


Perversos y perversas

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Yocasta

Probablemente mis lectores no sepan que las mujeres también pueden presentar clínicas perversas, sólo que son bastante distintas a las perversiones que presentan los hombres, tanto clínica como fenomenológicamente.

La razón mas importante de que a la mujer no se le suponga perversion alguna es interpretarla como una forma de resistencia, nuestra defensa de la madre. Todo el mito psicoanalítico se fundó sobre un crimen, el de Edipo. Pero se pasó por alto el crimen más espantoso que puede imaginarse: el infanticidio, el crimen de Yocasta, el crimen de la madre.

Es por eso que hoy consideramos el “sindrome de Munchausen por poderes” como el paradigma de perversión de la madre.

El mito de Edipo tal y como nos lo contaron.-

Probablemente el mito de Edipo sea el más conocido de la mitología griega y parte de esa fama se deba a que Freud le tomó como piedra angular de su teoría de la líbido. Para Freud, el niño pasaba por una fase que llamó “complejo de Edipo” donde real y fácticamente deseaba poseer a su madre y albergaba deseos de asesinar a su padre, razón por la que se sentía en peligro de castración.

El niño desarrollaba en esta etapa un miedo-deseo de ser como el padre para poder así poseer a la madre, un miedo-deseo que implicaba fuertes componentes de agresión y sexuales, que se saldaban con la identificación con el padre y la renuncia a la madre. En realidad, mi primera crítica a esta idea está relacionada con una lectura inexacta del mito: lo que sucede en el mito de Edipo nada tiene que ver con lo que Freud especula. En primer lugar, es Layo, el padre de Edipo, el que se deshace de su hijo cuando es advertido por el oráculo con la predicción de que su hijo le dará muerte.

En segundo lugar se oculta la connivencia con la madre, ¿Dónde estaba Yocasta?¿Sabía o no sabía que su marido pretendía dar muerte a su primogénito?

Edipo, alcanzada la madurez, abandona la casa de sus padres adoptivos y asesina en un cruce de caminos a Layo, sin saber que está dando muerte a su padre verdadero al que sigue sin conocer. En tercer lugar, cuando entra triunfante en Tebas después de haber dado muerte a la Esfinge y se casa con Yocasta, no sabe que es su madre. Cuesta entender por qué Freud utilizó el mito de Edipo para ilustrar lo que según él acaecía en el interior de un infante desde los 4 a los 8 años. Más relevante o comprensible me parece si hubiera echado mano del mito de Cronos y Zeus: efectivamente en este mito es Zeus el hijo el que da muerte y castra a su padre Cronos con la ayuda de su madre Rea. Creo que esta historia se ajusta mejor a la intención de Freud de dar a entender que los niños pasan por una fase donde se dan cita en ellos este tipo de anhelos y afectos divididos.

El mito de Edipo señala en una primera lectura en otra dirección un poco más sutil: en primer lugar Edipo es un huérfano que ha sido abandonado a su suerte por su padre –que en el último momento no se atreve a darle muerte- y que es rescatado por Pólibo creyendo que es hijo suyo en unas versiones, y a sabiendas de que no es su padre verdadero en otras. Sin embargo, lo cierto es que Edipo al llegar a la adolescencia, como todos los héroes griegos, parte en busca de aventuras. Esta salida del hogar es interpretada por autores diversos como una búsqueda del principio paterno: la masculinidad. Del mismo modo Parsifal, que sabe que es huérfano de padre y vive con su madre, también parte en busca del Grial en un periplo similar. Lo hace Teseo y Perseo, Heraclés y Orestes, Jasón y Ulises, el héroe siempre sale, vuelve, da vueltas perdido, combate monstruos, acaba con una plaga o pone fin a una maldición; su misión es siempre la redención de algo que ha sido maldito por el pecado de alguien anterior. Los héroes del mito o de la leyenda parten siempre abandonando a sus madres, hermanas o padres adoptivos en busca de algo que al parecer no pueden encontrar permaneciendo en su hogar, pero añaden una novedad respecto a las aventuras de sus predecesores: en estos dos casos (Edipo o Parsifal) no hay aventuras bélicas, ni lucha contra el monstruo a brazo partido, ni fuerza bruta como método para enfrentarse a la desgracia, sino preguntas, conocimiento y sabiduría. Así, la Esfinge sólo puede ser vencida si el héroe resuelve los dilemas que le plantea y Parsifal sólo podrá acceder al Grial si hace la pregunta correcta al anciano guardián del castillo.

Al librar Edipo del monstruo a los tebanos, éstos le demostraron su favor y es cuando Edipo desposa a Yocasta, la viuda de Layo, al que el propio Edipo ha dado muerte en un enfrentamiento anterior a su encuentro con la Esfinge. Con Yocasta tiene una hija famosa: Antígona, una heroína a la que Sófocles eternizó en una de sus tragedias. Sucede entonces que se declara una peste en Tebas y, consultados los oráculos, predicen que la peste no cesará hasta que se encuentre al asesino de Layo. Edipo interroga al sabio Tiresias después de lanzar una maldición sobre su asesino (sin saber que está derramando su maldición sobre su propia cabeza). Tiresias, que por su condición de “ver más allá y más profundamente” conoce todo el drama, aunque trata de disimular sus conocimientos no puede evitar que Edipo comience a relacionar la manera en que murió Layo con su propio incidente en el camino. Comienza dudando sobre si él será el responsable del crimen, pero poco a poco van apareciendo las pruebas de que no es hijo de Pólibo sino de Layo. Edipo es culpable del parricidio y del incesto con Yocasta y, una vez desvelada la verdad, ella se precipita desde una almena de su palacio y él se perfora los ojos con una aguja quedando ciego.

Después Edipo es desterrado de la ciudad y comienza una existencia errante. Lo acompaña Antígona, su hija, porque sus otros hijos – Eteocles y Polinices– no han intervenido en su favor y él les ha maldecido. En este errar llega hasta el Atica, donde permanecerá hasta la muerte gozando de la bendición de los dioses.

En este mito se halla visible el complejo de Edipo y su castigo siempre en clave masculina, pero qué sucede con las mujeres, que sucede con Electra y sobre todo qué sucedió con Yocasta.

(En el mito Yocasta acaba suicidándose cuando conoce la verdad sobre el linaje de su hijo). Nótese el énfasis (las negritas) en cuanto al no saber de Edipo o de Yocasta.

El Edipo en las niñas: el complejo de Electra.-

Freud pensaba que el complejo de Edipo que se daba en las niñas era simétrico al de los niños, sin embargo autores más recientes han aportado otros puntos de vista, no sólo en relación a la situación edipica de niños y niñas sino en relación a la causalidad de las perversiones. En realidad la perversión no es el resultado de un enredo edipico, sino pre-edipico. La perversión va con  la madre primigenia y no con el padre.

La situación de la niña es un poco más complicada pues ha de abandonar el objeto original para dedicar su atención al padre. Aquí ya encontramos una diferencia con respecto a los niños que no han de abandonar al objeto de amor: la madre sigue siendo la madre aunque se modifique como objeto de pulsión.

La niña ha de conseguir identificarse con la madre en su función más representativa: la capacidad para tener bebés. Se trata de una identificación con un vacío que puede llenarse y que define la femineidad.

La perversión va contra la madre generadora de vida, es un ataque o profanación del cuerpo de la madre, tanto en los hombres como en las mujeres: la principal diferencia entre la perversión masculina y la femenina es que en esta el ataque es contra sí misma o contra sus hijos. Es por eso que las perversiones femeninas han pasado tanto tiempo sin identificar, al fin y al cabo el “ataque hacia el propio cuerpo” como sucede en las autolesiones, la anorexia-bulimia o los sindromes psicosomáticos no han sido identificados como ataques contra si mismo a diferencia de los ataques contra el objeto que llevan a cabo los hombres y que llevan el marchamo de crimen..

Una noticia muy urbana acerca de la profanación.-

Un amigo mio que vive con su familia en un chalet algo apartado de la ciudad me contó hace poco que estando ausentes del mismo alguien había entrado en la casa, cuando llegaron a la misma y tras el primer susto por todos los desperfectos encontrados se dieron cuenta de que paradójicamente no habían robado nada, sino que se habían dedicado a ensuciar, consumir víveres, beber alcohol, romper algunos enseres y sobre todo: orinar y defecar en el suelo.

La policia diagnosticó que el ataque era cosa de jóvenes gamberros, pero nunca se llegó a saber quienes eran, sin duda alguien cercano, algún vecino, alguien en el que nunca se pensaría. Si la policía tuviera formación psicoanalítica (la tienen algunos agentes dedicados a homicidios) sabría de que se trataba: una profanación en toda regla del cuerpo de la madre.

Esto es precisamente la perversión, nótese que aquí no hay afán de lucro, ni discusión, ni venganza, o nada personal contra mis conocidos, simplemente un ataque al azar en una casa (cuerpo) que se encontraba en ese momento desnudo. Las razones de este acto vandálico hay que ir a buscarlas al inconsciente de cada cual, pero si pongo este ejemplo es para que el lector se familiarice con el concepto de perversión, que es etimológicamente un “poner del revés”, un acto en cierta manera inexplicable. la gente suele decir y pensar que este tipo de actos se hacen por el placer de hacer daño, de hacer el mal. Es precisamente eso aunque sus autores es poco probable que los sientan de ese modo.

Criterios fenomenológicos diferenciales entre perversiones de hombres y mujeres.-

Hombres Mujeres
Dirección Hacia un objeto externo Hacia sí misma o hijos
 Sexo Genitalidad  Pre-genitalidad
 Edad Temprana  Variable
 Descarga  Deseo de dañar Deseo de herirse a sí misma
 Duración Persistente Se desvanecen
 Pronostico Malo Variable
 Vinculo No hay vinculo Cierto grado de vinculo
 Comorbilidad Sin relación con estrés Relación con estrés

Criterios operativos para un diagnóstico de perversión



¿Qué es la mentalización?

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Seminario de metaformación del día 31 de Marzo del 2017 en el Consorcio Hospitalario de Castellón a cargo del Dr Gines Llorca que hablará de la teoría de la mentalización de Fonaghy y sus aplicaciones en psicoterapia.

 

Las diapositivas de la sesión


Las máscaras de la identidad

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mascaras

 

El concepto de persona procede del griego (prosopon) y hace referencia a la singularidad humana, a la esencia de cada cual en contraste con el término “naturaleza humana” que es más bien aquello comun a todos los hombres. El concepto de persona admite muchas acepciones filosóficas y metafísicas pero está aceptado que el término alude al “personaje”, a algo que está emparentado con el teatro, con el papel que uno juega en el teatro del mundo. Decir persona es hablar de máscaras.

Hay un concepto de máscara que todo el mundo puede comprender fácilmente: es eso que los demás ven de nosotros y que nosotros vemos de los demás en nuestro trasiego con otras subjetividades, con otras personas, es un “ir de algo”, una ficción o apariencia que compartimos con los demás.  Pero hay otro concepto un poco menos conocido y más profundo del que han hablado algunos psicoanalistas: no es soló que “en Juan haya tres Juanes: el Juan que el cree ser, el Juan que los demás creen que es y el Juan que realmente es”, sino que más allá de eso Juan no sabe quien es Juan sino de un modo periférico: la máscara que lleva puesta mientras que los demás ven claramente la máscara de Juan, aunque son ciegos a la propia.

Es como si todos llevaramos de serie una capucha que nos impidiera vernos la cara. Una imposibilidad que nos separa del mundo animal. Sólo el hombre sabe que tiene un cuerpo,  sólo el hombre posee un semblante.

Estas son las definiciones de semblante segñun la RAE.

1. adj. desus. Parecido, semejante.

2. m. Representación de algún estado de ánimo en el rostro.

3. m. Cara o rostro humano.

4. m. apariencia (‖ aspecto o parecer).

mantis_religiosa

Lacan relató, en 1962, una fábula de gran valor didáctico para ilustrar este fenomeno relativo a nuestra identidad. Imaginemos una enorme mantis religiosa que se aproxima a nosotros mientras llevamos puesta una máscara de un animal, como en el baile del ‘Azeri Dantza’ en Hernani, donde un hombre baila con la máscara de zorro. En el caso que presenta Lacan, el hombre no sabe qué máscara lleva pero sabe, desde luego, que si llevase puesta la máscara del macho de la mantis tendría muchas razones para sentir angustia. Ve aquí el límite en el que empieza a surgir la angustia, que siempre está relacionada con una x desconocida, pero justamente no es esta x la que produce la angustia sino el objeto que nosotros podríamos ser, sin saberlo. Se puede entonces decir y probar clínicamente que el deseo se presenta siempre como una x desconocida y, en segundo lugar, que la angustia está ligada a la incertidumbre respecto a la identidad, a no saber qué objeto se es para el Otro. Imaginemos ahora, por un instante, que ese hombre de la danza ve reflejada en el globo ocular de esa mantis hembra su imagen con la máscara del macho, entonces el nivel de la angustia será desbordante.  (Extraido de este post).

De este experimento mental podemos extraer algunas conclusiones:

1.- Somos ciegos con respecto a nuestro semblante, lo que es lo mismo que decir que no sabemos quienes somos o que mascara llevamos en cada momento.

2.- No sabemos qué somos para el otro, ni sabemos como nos ve. A cambio sabemos perfectamente como vemos al otro.

3.- Lo que la fábula de Lacan pretende mostrar es que la incertidumbre de no saber qué es uno para el Otro es más tranquilizadora que la certeza de saberlo.

Y por último: la identidad es lo que somos para el otro.

La clave está pues en la incertidumbre de no saber, esa incógnita que aparece en nuestro deseo y que es el embrión de nuestra identidad. En términos estadísticos incierto es aquello que tiene una posibilidad de 50/50. Certeza es cuando estamos en el entorno de 60/40. De manera que la distancia que va desde la incertidumbre hasta la certeza es muy corta y desde luego la certeza sobre lo que somos es mucho más tranquilizadora que la incertidumbre de ser o no ser.

Agenciarse una identidad es vital para la salud mental de las personas y aunque toda identidad es una ilusión pues está siempre en la mirada del otro, lo cierto es que consumimos gran parte de nuestros recursos psíquicos en encontrar para nosotros una identidad desgajada del común, algo que nos distinga de los demás. Se trata de una necesidad que está relacionada con el tipo de cultura al que pertenezcamos; cuanto más individualista sea una sociedad más marcada será nuestra busqueda, sin Dios, sin fundamento, sin referentes y sin colectivismo estamos condenados a construirnos una identidad por nosotros mismos. Y lo más importante: la identidad no es algo que descubramos, sino algo que construimos. Se trata de una idea muy importante pues nuestra creencia más profunda es que hemos de descubir en nuestro interior aquello que somos para vivir de acuerdo a esa identidad, para ser auténticos hemos de ser coherentes con esa identidad que suponemos de oficio, como si vinieramos de serie ya diseñados para la misma.

Este axioma es naturalmente falso: somos lo que los demás ven. Nuestra identidad es la identidad que otro nos contó. Identidad es pues identificación y tiene además bifurcaciones.

Y hay dos formas de construirse esa identidad tan necesaria: una es el mimetismo al carbón de la idea-representación de un otro significativo y la otra es “remar contra corriente”. las dos maneras (identificación y contraidentificación) toman como referente a ese otro significativo, para ser como él  o para ser todo lo contrario. En este sentido cuenta Eric Erickson, el gran teórico de la identidad que:

La pérdida del sentido de identidad se expresa a menudo en una hostilidad desdeñosa y “snob” con respecto a los papeles que se presentan como apropiados y deseables en nuestra propia familia o en nuestra comunidad inmediata. Cualquier aspecto parcial, o la totalidad, del papel requerido, ya sea masculinidad o femineidad, nacionalismo o el ser miembro de una clase, puede volverse el objeto preponderante del agrio desdén de la persona joven. Ese desdén excesivo por su medio se encuentra entre las familias anglo-sajonas más antiguas y entre las familias latinas o judías más recientes; y fácilmente se transforma en un disgusto general por todo lo americano y en una hipervaloración irracional de todo lo extranjero. La vida y el vigor parecen existir, solamente, en el lugar en el cual uno no se encuentra, mientras que la decadencia y el peligro amenazan en cualquier lugar en el cual uno se encuentre. (E. Ericsson).

Es decir se pueden construir identidades negativas o fugitivas, pues siempre es mejor que no tener ninguna identidad. La no-identidad es la muerte, el no estar vivo. El marasmo identitario.

Accidentes en la cosntrucción de la identidad.-

La construcción de la identidad sigue una serie de elecciones binarias que son necesarias para lidiar con las distintas ansiedades que van apareciendo en la maduración, pero lo importante es 1) Toda identidad es ilusoria, si bien agenciarse una identidad es absolutamente necesaria para el muchacho y 2) la diseminación de las oportunidades de ser genera no pocos conflictos en la adquisición de una identidad, tanto más como que en un entorno liberal como el nuestro tendemos a ver toda identidad como un derecho siendo la mayor parte de las veces un capricho, una ocurrencia 3) El muchacho ha de lograr encajar sus habilidades innatas y sus posibilidades de estar-en-el-mundo con una identidad aceptable, si bien es de destacar que la compulsión por la identidad, el ser diferente, notable y único tiene más valor que el ser auténtico, es decir ser realmente quien se es. Dicho de otra manera: ha de encajar en esa identidad su narcisismo o su autoimportancia, también su masoquismo o las exigencias del Superyó y conseguir debilitar o ocultar sus vulnerabilidad y ser aceptado por su grupo de iguales. No importa si es rechazado por el grueso de la sociedad. Ser un paria marginal o un personaje fronterizo también tiene sus beneficios.

1.- Confianza-desconfianza

2.-Autonomia-vergüenza

3.-Iniciativa-culpa

4.-Eficacia-inferioridad

5.-Identidad-confusión

6.-Intimidad-aislamiento.

7.-Creatividad-estancamiento

8.-Integridad-falsedad

Durante la adolescencia los muchachos suelen pasar una fase de repudio de buena parte de lo que aprendieron en sus hogares durante su infancia. La identificación con sus iguales entra a veces en severas contradicciones con lo que sus padres esperan de él. En algunos casos la distancia entre ambos mundos es demasiado grande para poder ser gestionada de una forma inteligente, aunque la mayor parte de los adolescentes normales se las arreglan para no herir de muerte las relaciones familiares y conservar las amistades más significativas. Se trata de un periodo normal donde el individuo trata de resignificarse y de autoafirmarse a través de la divergencia. Pero para que haya divergencia ha de haber referencia.

El adolescente se revela contra lo aprendido en casa porque la rabia narcisista viene en su ayuda a la hora desprenderse de lo anticuado, pero no hay que olvidar que se trata de una rabía pro-activa que busca un objetivo: la diferenciación de lo mismo. No puede haber rebeldía si no hay reglas contra las que revelarse, ni puede haber diferenciación si no existe una atmósfera de cuidado o de limitación que sostenga las lineas rojas que no pueden traspasarse. No hay nada tan destructivo como no tener enfrente nada con lo que luchar o a lo que oponerse. Muchas veces es necesario incluso inventarse un enemigo que sostenga la experiencia de diferenciación. La proyección es el mecanismo universal de defensa frente a la culpa o la vergüenza infantiles que nos acechan en cada regresión.

La identidad como ficción.-

La  identidad individual, ese ser para el otro, gener auna gran incertidumbre y por tanto angustia, no sabemos lo que somos para el otro y por eso necesitamos construir ficciones de prueba, las creencias, los gustos, las ideas se construyen en andamios construidos a toda prisa para encajar las emociones dando la impresión de que el edificio finalizado es un edificio sólido y que responde a la lógica de la elección individual. Pero nuestra conciencia de unicidad, nuestro Yo es otra ficción, que naturalmente no existe. No existe ningún homúnculo que tome decisiones, sino que las “decisiones” se engarzan unas con otras por proximidad, por coherencia, por resonancia o por facilitación, pero nunca por determinación genética. Tampoco elegimos ser lo que somos sino que vamos acoplando lo que “creemos” ser a las sucesivas ficciones que construimos casi cada día para que los hechos encajen en los cajones de nuestra mente.

De manera que todos somos arquitectos de nuestras propias ficciones, entendiendo a estas como formas de interpretar la realidad/verdad según nuestra condición de novelistas.

Y todos estamos expuestos a las ficciones de los demás cuando nos incluyen. La mayor parte de ficciones están destinadas a la confrontación con las ficciones ajenas. ¿Quien tiene razón? El buen mediador es aquel que sabe que los dos tienen su parte de razón pues en una verdad mediada por el lenguaje hay elementos connotativos, denotativos y pragmáticos. Es posible que ambos se enzarcen en una disputa al atender solamente uno de esos planos por donde discurre el lenguaje y se olviden del elemento pragmático (lo más frecuente), el que contextualiza las palabras. El mediador sabe que ambos tienen razón y no la tienen, pero sobre todo sabe algo más importante: que ninguna ficción es la verdad y que existe un plano donde el conocer que todos construimos ficciones de hecho, nos hace relativizar y alejarnos de la búsqueda de la razón, una ética abyecta. Sabemos que hay una ficción que es a su vez una metaficción, la de saber que todos estamos equivocados y al mismo tiempo acertados.

Pues la realidad solo puede ser representada.

La inflación de la identidad.-

No cabe duda de que la proliferación de casos -me refiero ahora a los trastornos de la identidad está relacionada con el modelo de sociedad en que vivimos. Creo que soy el primero en decirlo, pero si existen tantos casos de desajustes identitarios es -como advirtió Foucault- porque existen muchas personalidades, es decir muchas maneras de ser y todas son legítimas.

Los trastornos de la identidad no podrían existir en un tipo de sociedad que restringiera ciertas formas de ser o que mantuviera operativos ciertos mecanismos represivos sobre sus ciudadanos. Es por eso que el TLP -como fenómeno de masas- no existía en el siglo XIX, simplemente no existía la subjetividad superindividualista que se encuentra en su origen,

Hubo un tiempo en que la mayor parte de las enfermedades mentales dependían solamente para su proliferación de los replicantes genéticos y probablemente de los traumas infantiles. Pero a medida que las comunidades humanas fueron creciendo en número de individuos y densidad poblacional se acumularon otro tipo de replicantes, los memes. Hasta llegar a nuestros dias, donde es posible afirmar que los memes le han ganado la batalla a los genes y hablamos de epidemias meméticas. Copiar una enfermedad o una condición mental (la copia fenotípica) es hoy más fácil que padecerla por causa genética a causa de la enorme cantidad de trasiegos interpersonales que realizamos, así como la cantidad de medios disponibles para la dispersión de memes más allá de la familia, email, TV, webs y blogs, teléfono, cine, periódicos, etc.

El meme le ha ganado la batalla al gen y es hoy más probable encontrarse con enfermedades “copiadas” por la via memética que por la genética, asi sucede con el “meme de la delgadez” por ejemplo, el responsable de grandes bolsas de sufrimiento según grupos de edad y sexo. La epidemia de trastornos alimentarios que sufrimos hoy en las sociedades avanzadas y opulentas no puede explicarse a través de la vía genética (es demasiado frecuente) pero puede hacerse si consideramos al meme como un replicante cultural que parasita los cerebros individual y se trasmite por imitación.

La rapidez con que la “condición” transgénero ha sido aceptada como mentalmente sana es injusta tanto para el público en general como para los propios individuos, además es sospechosa de haber sido un experimento de ingeniería social, algo diseñado desde algún lejano lugar y con objetivos espurios, sencillamente se ha metido en nuestro imaginario forzadamente a través de leyes y a través de los medios de comunicación, algo debe haber en juego cuando se ha expandido tan rápidamente este meme de la identidad sexual.

Y lo cierto es que el Estado no tiene nada que decir sobre la identidad sexual de sus miembros.

Pues la identidad sexual no existe y la creencia en su existencia bien podria pensarse como un neo-delirio inducido claramente por las “oportunidades de ser” de las que hablaba Foucault como un medio óptimo para la manipulación de las masas, mucho mas eficaz que la represión o la condena moral.

Pues el Poder ya no opera a través de la restricción del deseo sino a través de la diseminación y la legitimación de todos los goces (M. Foucault).

La identidad tiene máscaras donde colgar los relatos que otros escribieron para nosotros, los mayoristas de la diversidad.


Mentalización y prementalización

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mentalización

Mentalización puede definirse como tener la mente de una persona en la propia mente o bien una representación mental de la mente de otra persona. Se trata de uno de los instrumentos más potentes y una variable critica en cualquier psicoterapia, uno de esos elementos comunes que forman parte de todas ellas.

Mentalizamos cuando somos conscientes de los estados mentales en nosotros mismos o en los demás; cuando pensamos sobre los sentimientos, por ejemplo.

En la psicoterapia invitamos a nuestros pacientes a reflexionar sobre sus estados mentales y a favorecer la captación de este carácter representacional de los mismos. La práctica clínica requiere un mentalizar continuo, tanto de parte del paciente como del terapeuta. En lo que hace a este último, sus capacidades mentalizadoras varían de un paciente a otro.

El tratamiento se focaliza básicamente en los déficits del mentalizar del paciente, con el propósito de optimizar su funcionamiento en la vida cotidiana y, por ende, mejorar su calidad de vida, ya que la perturbación de esta capacidad desempeña un rol de la mayor importancia en los problemas del vivir, así como en los desórdenes psiquiátricos. Por esta razón, es importante crear las condiciones óptimas que favorezcan dicho incremento en el mentalizar, partiendo de las capacidades preexistentes, buscando que el consultante aprenda de qué modo puede mentalizar de un modo más consistente y efectivo, especialmente en las relaciones de apego cargadas de afecto.

La actividad mentalizadora se efectúa a través de los vinculo, es decir del apego, de tal forma que un trastorno del apego provocará a la larga fallas en la mentalización. La novedad de esta terapia es que pone el foco en la mentalización.

La mentalización no debe confundirse con la empatía -ese ponerse en el lugar del otro en sus aspectos más emocionales ni con la teoría de la mente (ToM) que es un saber sobre las intenciones del otro.

Recientemente hemos llevado a cabo en mi Hospital un seminario sobre esta cuestión y aprovecharé este post para prolongar los conceptos que el Dr Ginés Llorca expuso en aquel seminario.

Los precursores de la mentalización.-

La mentalización es un proceso cognitiva y emocional que recorre en su definición algunos caminos rurales antes de llegar a la autopista de la mentalización propiamente dicha, el primero de estos caminos rurales se llama “equivalencia psíquica”.

Equivalencia psíquica.-

La equivalencia psíquica es el resultado del pensamiento más primitivo, es decir del pensamiento mágico y del animismo, una forma de pensar típica en los niños de corta edad. Y que puede titularse de este modo:

“Desear equivale a realizar”

Los psicoanalistas hablan de omnipotencia o de grandiosidad y consiste en que el sujeto confunde su deseo con la realidad, “si me visto de niña entonces soy una niña”. Los juegos de disfraces dan la oportunidad incluso a los adultos de recrear este tipo de juegos muy placenteros para algunas personas, sobre todo para los travestistas, pero no podemos olvidar que no solo de disfraces vive el hombre y es perfectamente observable que muchos adultos, intelectualmente ingenuos confundan su visión del mundo con la realidad del mundo, algo que les puede llevar al engaño al estar convencidos de su superioridad moral. Esta posición es algo tan generalizado que no es necesario insistir sobre ello: nuestro pensamiento regresa a niveles animistas con más frecuencia de lo que pensamos.

El “como si”.-

Es el modo apariencia, ese mismo niño anteriormente citado puede disfrazarse de Batman y saber al mismo tiempo que no es Batman, jugar con el móvil de su padre como si fuera un coche de carreras y saber que el móvil no corre y así sucesivamente. El modo “como si” es el modo de funcionamiento de los sueños y de un sin número de conductas tanto patológicas como normales.

El “como si” impregna gran parte de nuestro manera de presentarnos en el mundo, con esa máscara que pensamos que nos hace mejores ante los demás, ese principio de aparentar lo que no somos en realidad pero que es socialmente deseable. Los trastornos alimentarios son el ejemplo más frecuente de la hegemonía de nuestra máscara, “si los demás piensan que soy bueno ( o atractivo) entonces soy bueno o atractivo.

“Consigue una buena fama y échate a dormir”

La apariencia como sustituto del ser, es uno de los resortes de la prementalización más socorridos en nuestro mundo. regresamos a él cada vez que sentimos ansiedad, cada vez que vamos a ser evaluados o cada vez que nos enfrentamos a un reto nuevo del que no guardamos ningún registro.

La prementalización teleológica.-

Consiste en transformar una representación en una conducta, en una acción, destinada a la descarga pero sin más fundamento que la de servir de sustituto de la mentalización, lo que en psicoanálisis llamábamos un “acting out”. Se trata de un plano de definición que consigue a corto plazo una tranquilización pero que no resuelve el dilema de elaboración a largo plazo que toda mentalización proporciona.

La mentalización es no sólo una técnica psicoterapéutica sino también una teoría del desarrollo psíquico emparentada con el psicoanálisis, la sistémica, la teoría del apego y la teoría cognitivo-conductual. Posee aspectos extraídos de Pierre Marty, y del mismo Piaget. Se trata pues de un híbrido, de un intento de integración entre múltiples concepciones del mundo psíquico y que no contiene en sí misma nada nuevo sino un lenguaje nuevo, una conceptualización nueva que viene empaquetada en odres viejos.

Como el buen vino.

Bibliografía.-

La mentalización en la práctica clínica


¿Curan las palabras?

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El psicoanálisis es el oro de la psicoterapia (S. Freud)

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Imagínese un campo de fútbol sin limites de banda o de fondo, un campo por así decir inconmensurable en el que existen -sin embargo- dos porteros con sus porterías, once jugadores por equipo y los árbitros correspondientes. Usted solo podría ver en un campo así,  y a través del apoyo de ciertas tecnologías lo que está pasando en un determinado “horizonte de sucesos”, según donde enfocara podría ver una escena de regate aquí, un remate de cabeza allí, un portero aburrido en una portería o una falta de algún defensa malintencionado, pero seria usted incapaz de contemplar todo el campo, no podría tener un esquema de toda la jugada y tan solo podría presenciar alguna escaramuza suelta de los jugadores, mientras que la mayor parte del tiempo lo pasaría contemplando solo césped, allí donde no hay nada, ni pasa nada.

Eso es la realidad. Y es por eso que la realidad no le interesa a nadie más que a la ciencia.

Sin embargo la ciencia para poder ver el campo más grande, para hacerse una idea  panorámica (imposible por definición, dado que el campo es inconmensurable) necesita reducir la escena a ese horizonte de sucesos que llamamos determinismo. Sólo haciendo la realidad más pequeña, fraccionándola o troceándola en múltiples enfoques podemos ver algo de lo que sucede en ese campo.

El resultado es que no podemos ver un partido tal y como estamos acostumbrados a hacerlo por TV, sino que solo vemos escenas. Escenas sin sentido.

Es por eso que alguien inventó las lineas de fondo, de meta y de banda. A alguien se le ocurrió acotar el terreno de juego.

E inventó el arte. Es decir inventó la narrativa o mejor aun: la ficción.

La mayor parte de ustedes creerán que la ficción es una mentira, pero se equivocan en parte, porque efectivamente hay ficciones destinadas al engaño pero no todas las ficciones tienen este fin. De hecho la etimología latina “fictio-nis” significa “creación”. La “fictio es por ejemplo el trabajo de un escultor, el de un músico o el de un novelista.

Cualquiera de nosotros es un arquitecto de ficciones. No e necesario tener dotes artísticas pues todos somos capaces de construir una narrativa sobre nosotros mismos más o menos compatible con la salud o el bienestar.

El problema es que no sabemos una palabra de qué cosa es la realidad (pues no podemos percibirla en su totalidad) y cuando hablamos de un hecho histórico aun menos, no podemos saber si lo que entendemos como realidad realmente sucedió o fue como nos lo contaron. Y estoy hablando de un campo de futbol que llamamos Historia.

Y sucede por algo importante: la realidad es inexplicable en términos de sentido.

Y nosotros lo que buscamos es sentido, no la verdad.

Uno va un día por la calle y le atropellan, otro amigo nos traiciona o nos abandona, los amores se disipan, nuestros familiares y nosotros mismos nos morimos. ¿Qué sentido tiene todo eso?

No hay nada más real que la muerte, todos moriremos, algunos ya están muertos aunque solo civilmente, otros emocionalmente, pero no lo saben y no lo saben porque la muerte no admite ningún trámite o excusa. Todos iremos a parar ahi, a esa lona donde caen los hombres knockeados víctimas del tiempo.

Para mi, esta contradicción tiene que ver con el significado que le damos a la palabra “realidad”. Muchas personas afirman hoy “que la realidad no existe sino que es un constructo de nuestros sentidos” de ahí a proclamar “que si piensas que estas bien, estas bien” o “si decides pensar en clave positiva el mundo se convertirá en algo positivo”, etc. Se trata de recetas de estilo new age que siendo como son falsas contienen algunas gotas de verdad.

Pues no hay que confundir la realidad, la verdad, el medio ambiente o el hábitat. Si usted va por la calle y sufre un atropello, este atropello es de verdad pero no procede de la realidad sin o del hábitat urbano en que usted se desenvuelve. Si un familiar se le muere, muchos le dirán que es ley de vida y es cierto: forma parte de nuestra realidad como humanos.

Pero no es a esta realidad/verdad a la que apelo sino a la otra , a la que construimos. Nosotros no somos sólo animales más o menos hacinados en la gran ciudad, de manera que no estamos solamente sometidos a ese hábitat que puede atropellarnos, sino que vivimos en una cultura.

Y una cultura no es ni hábitat, ni medio ambiente, es un constructo humano tejido por aposiciones, por acumulación de saberes, tradiciones, rituales, expectativas, etc, una especie de herencia lamarckiana que es el resumen de millones de años de evolución gradual . Es una base de datos acerca del mundo de la que echamos mano para comprender y representarnos esa realidad que carece tantas y tantas veces de sentido y que nuestro cerebro no puede procesar.

Pues la realidad solo puede ser representada.

haley

¿Qué papel juega la psicoterapia en devolver la salud a un enfermo?.-

Hay dos clases de enfermos, los enfermos de verdad y los que creen estar enfermos, es decir aquellos que han construido un relato de enfermedad y han llegado a identificarse con él. No voy a entrar ahora en las razones por las que algunas personas “deciden” creerse enfermos sino para declarar que a veces estar o sentirse enfermo es un relato. Es decir una ficción que acota la realidad y la hace entendible. Y hay dos clases de ficciones, unas se construyen para engañar u obtener beneficios de ella y otra que se construye de forma inconsciente, donde no se busca engañar u obtener ventajas sino simplemente no se ha encontrado un relato mejor acerca de lo vivido.

Aqui es donde la psicoterapia ofrece su mejor versión, pues psicoterapia es como decía Anna O (la paciente de Freud y Breuer) una logoterapia, una cura por la palabra.

En realidad las psicoterapias (más de 200 escuelas descritas por Jay Haley), no curan por la palabra sino por factores comunes (Frank 1961) a todas ellas, y ciertas condiciones inconscientes de la personalidad del terapeuta. Las psicoterapias tampoco curan a nadie (como hacen los antibióticos) sino que inducen estados mentales de cambio, es decir modificaciones del estado mental en el sentido de una modificación del nivel de conciencia. Si no hay modificación del nivel de conciencia podemos ajustar ciertas variables de personalidad pero no podemos hablar de cambio.

El paradigma de cambio ha venido a sustituir al paradigma de cura.

El paciente cambia y por eso mejora o no cambia y por eso no mejora en absoluto aunque puede (para agradarnos) construir una ficción de mejora.

Freud pensaba que la mejor forma para curarse era comprender las razones de la propia neurosis: de lo que se trataba en la cura original era de encontrar las razones (usualmente en la infancia) que constituyeron el embrión de la neurosis actual. Hoy sin dudar de esta afirmación la mayor parte de terapeutas ponen el énfasis en el aquí y ahora más que en el pasado. Sin embargo en ciertas neurosis establecer un vinculo entre lo que sucedió y lo que sucede puede ser una polea de enorme fuerza para el paciente que usualmente desconoce los enlaces entre lo que vició y sus dificultades actuales.

Los pacientes que vienen a terapia usualmente no están enfermos (aunque estén diagnosticados de algún trastorno mental) sino que viven un desacoplamiento entre su vida interna y su vida real. No han podido construir una ficción eficaz para moverse en esa realidad que es un campo de futbol sin limites.

Una psicoterapia es la oportunidad de construir otro relato.

Naturalmente la dificultad está en discriminar a los pacientes verdaderos que no se beneficiarán de un psicoterapia de aquellos que si lo harán.

El cliente ideal para una psicoterapia.-

El paciente ideal es un adulto joven, comprometido con la vida, que gana dinero y tiene una vida mas o menos exitosa pero en cualquier caso adaptada, que tiene ciertos gusto por lo psicológico, que viene por propia voluntad y quiere saber qué le pasa, quiere entender y quiere proveerse de nueva información. Hay en él una búsqueda de conocimiento, una búsqueda epistemológíca. Más allá de sus síntomas, si los tiene, no busca deshacerse de ellos sino saber por qué los tiene.

Se trata del perfil ideal, un individuo que no es del todo feliz pero que no está demasiado enfermo como para poner en juego -durante su tratamiento- todas las estrategias de sabotaje que ponen en marcha los individuos narcisistas, masoquistas o aquellos que han decidido no cambiar de relato.

¿Por qué algunas personas deciden seguir estando enfermos? ¿Por qué el cambio asusta?

Estar enfermo genera muchas prebendas y ventajas, no sólo sociales sino pretextos para hacer (sin responsabilidad) o no hacer cosas que se deberían de hacer y no se llevan a cabo. La mayor parte de los enfermos sufren porque quieren hacer algo al mismo tiempo que quisieran no llevarlo a cabo, notase que desear hacer algo y llevarlo a cabo son equivalentes en las personas normales pero no en aquellos que no han aprendido a  mentalizar.

Es decir, viven en un continuo antagonismo que procede del nivel de conciencia al que han podido llegar por sus propios medios. Así, aquellos que viven en este estado de prementalización que llamé (en el post anterior) “como sí”, “equivalencia psíquica” o “prementalización teleológíca” deben de sufrir las consecuencias de esa confusión entre el deseo y la realidad. El campo de fútbol no va a hacerse más pequeño solo con desearlo ni vamos a poder ver mejor las jugadas imaginando como son en otro lugar. Tampoco convertirnos en futbolistas nos hará mejorar la visión del campo.

Imagine que vive usted en el siguiente enredo de la equivalencia:

“Si me muestro como soy me rechazarán” luego entonces lo mejor es “quedarme en casa aislado”. Como puede verse en este ejemplo “quedarse aislado en casa” es el mejor remedio cuando el cerebro nos plantea el dilema de un modo incompleto, sin la suficiente definición por así decir.

Es por eso que algunas personas prefieren no salir de casa y seguir viendo el partido fragmentariamente creyendo que eso es la realidad.


La corredora obligatoria

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Julia comenzó a dar pruebas de que algo no andaba bien el día en que su abuela murió. Se dio la circunstancia de que fue ella, Julia, la que encontró a su abuela muerta en casa y la que dio el aviso. A partir de ese dia comenzó a dar signos de desequilibrio; al principio fue la reacción exagerada con que reaccionó ante la muerte de su abuela, y la segunda fue su incapacidad para sobrellevar el duelo: el mismo día del entierro Julia se negó a ir al entierro y fue precisamente a partir de entonces cuando comenzó a cambiar su estilo de vida, fue entonces cuando comenzó a correr.

Hasta entonces Julia había sido una estudiante ejemplar, cursaba una ingenieria superior y siempre había destacado por su eficacia académica, su estabilidad y su buen hacer. Sin embargo, desde que tuvo el incidente con el hallazgo del cadáver de su abuela, Julia hizo una ruptura biográfica, se aficionó de una manera excesiva a las carreras de fondo y al mismo tiempo comenzó a restringir su alimentación. El resultado fue que al cabo de un año de morir su abuela Julia había perdido el 30% de su masa corporal y se hizo necesario hospitalizarla para detener aquella espiral de ejercicio fisico y restricción alimentaria que amenazaba con llevarla hacia el marasmo.

Julia tenía 22 años cuando ingresó en nuestro Hospital y destacaba por ser una personalidad obsesiva, minuciosa, disciplinada y terca, apuntaba en un diario todas las incidencias de lo que ella llamaba “su cautiverio” y se preocupaba excesivamente de sus deposiciones pidiendo continuamente laxantes para poder evacuar. A pesar de su estreñimiento pertinaz, resultó difícil de vencer su tendencia al catabolismo, porque una vez ingresada y después de someterla a una dieta suficiente, completa y variada seguía perdiendo peso como si su cuerpo siguiera todavia anclado en aquella necesidad de hacer ejercicio. Porque en Julia el ejercicio parecia haberse convertido en una especie de adicción, nada la hacía parar, sus 20 Km de carrera diaria la habían llevado a un punto de dependencia tal que si no hacía deporte se sentía tremendamente mal; hasta en el Hospital fue necesario contenerla desde el punto de vista físico para impedir que siguiera realizando a escondidas esfuerzos reiterados por mantener su adicción al movimiento. Pronto se ganó el nombre de la corredora obligatoria. Fue necesario sedarla para que renunciara a la hiperactividad.

El cuadro que presentaba Julia fue filiado en un primer momento como un duelo patológico, pero esta opinión resultó ser falsa. Más bien lo que parecía haberla enfermado no fue la pérdida de su abuela, que en un aspecto puramente afectivo podemos considerar banal, sino su confrontación brutal con la muerte. Era la muerte en sí misma y no la pérdida la que había enfermado a Julia.

La pregunta que podríamos hacernos a continuación es la siguiente: ¿qué relación tiene la confrontación con la muerte y haberse entregado a las carreras de fondo?

No cabe ninguna duda de que el esfuerzo físico intenso provoca sufrimiento, pero tampoco cabe ninguna duda de que lo que resulta adictivo en el ejercicio intenso no es el sufrimiento sino el placer que sigue al esfuerzo: un baño de opioides endógenos sale al rescate después del ejercicio, que se traduce en un estado de paz, de tranquilidad y de cierta euforia que todos los corredores de fondo profesionales admiten como motivación para su actividad y de un cierto malestar en su ausencia. El problema es que Julia no era una corredora de fondo profesional sino una “dilettante” que había optado por dos opciones antagónicas entre sí y simultáneas: la carrera y el ayuno. Probablemente no existe una manera más segura de entrar en una anorexia y que además asegura una difícil salida, porque el ejercicio opera como un poderoso atractor hacia el ejercicio, con independencia del estado físico. Hacer deporte y restringir la alimentación al mismo tiempo es un mecanismo de anorectización experimental al que muchas muchachas recurren por distintos motivos.

En el caso de Julia el motivo no era el clásico en la anorexia: Julia no trataba de hacer régimen para adelgazar y, aunque hubiera albergado la intención de correr fondo antes de la muerte de su abuela, lo cierto es que la hiperactividad la protegía de algo. ¿De qué?

Julia estaba llena de miedos detrás de su mascarada de perfección y de eficacia. Tenía miedo a los perros, a los insectos, a las serpientes, a la oscuridad, a no poder dormir, a dormirse por las mañanas y llegar tarde a clase, a hacer las cosas mal y a que la riñeran, a conducir, a aparcar y a no encontrar sitio para aparcar. Julia estaba llena pues de fobias simples que no habían sido detectadas hasta aquel momento y que siempre habían sido catalogadas como manías. En realidad, fuera de estas manías Julia era perfecta, la perfecta hija que nunca había dado ningún problema, nunca había estado enferma y nunca había dado un disgusto a sus padres. Por otra parte, su peso premórbido era normal y jamás había dado problemas con su alimentación, hasta su manía por la carrera de fondo jamás sus padres habían advertido nada que andara mal en su personalidad, salvo su restricción en lo lúdico: efectivamente Julia prefería pasar los días en casa estudiando o frente al ordenador antes que ir a fiestas, salir hasta tarde o ir con sus amigos.

El miedo a la muerte, su inaceptación como destino inescrutable e ineludible se ha señalado frecuentemente como la razón más común en la hiperadaptación obsesiva al ambiente. Como Sísifo, Julia no aceptaba el designio divino y trata de burlar a Hades. El paciente parece haber optado por vivir en un mundo predecible, sin sorpresas ni incertidumbres antes de arriegarse a las pequeñas muertes simbólicas que representan los cambios y la impredictibilidad de la vida. Ha logrado tejer una atmósfera en torno a sí de sincronías y de certezas que la protegen de ese miedo arcaico hiperdesarrollando una activación nerviosa que la protege al anticipar cualquier variación de su ambiente tratando de impedirlo. Hay, además, un gusto por lo inanimado, por la ausencia de movimiento, por el mundo mineral y que se plasma en una detención del movimiento interno, de la movilidad mental1. Una disminución o detención del catabolismo (estreñimiento) del anabolismo (imposibilidad de engordar) y de la ciclicidad de sus ritmos femeninos (amenorrea), una especie de parón del cuerpo que parece proceder paradójicamente de su necesidad imperiosa de moverse, de correr hasta la extenuación.

Ese mundo de cartón-piedra se tambaleó el dia que constató que la muerte –después de todo– existe y que es, además, inevitable, que no es algo negociable y que no puede soslayarse a partir del deseo humano, la muerte es necesaria, pero la carrera es optativa, un ejercicio de libertad. Es entonces cuando Julia decide exorcizar la muerte que no ha sido capaz de representarse, pues ante la muerte sólo cabe la aceptación o la locura. Para ello utiliza el mecanismo de la hiperactividad que la reconforta al sumirla en una especie de narcotización euforizante que se refuerza a sí misma como una droga de síntesis, y que devuelve al individuo la sensación de control sobre su cuerpo alienado.

Sensación de control que en cualquier caso es preferible a la indefensión de enfrentarse vis-à-vis con la muerte, con la verdadera muerte, la única, la verdadera que es la propia muerte y que se encuentra representada por los cambios y los ciclos de la vida.

La enfermedad de Julia es en última instancia una iniciación al servicio del cambio de nivel, la constatación de que la muerte existe y que es el único absoluto predecible. Su evolución en este sentido me hizo pensar que en ocasiones la hospitalización es la única oportunidad que algunas personas tienen de parar y de replantearse su estilo de vida, y este fue el caso porque Julia al cabo de dos meses de ingreso tuvo este sueño:

Estaba en una cárcel prisionera de una secta, entonces me doy cuenta de que mi abuela estaba también alli y me pregunta que por qué estoy yo alli. Yo le digo que me habían condenado por alguna cosa que hice mal aunque no sé bien a qué me refiero. Ella me dice que me he equivocado y que no es allí donde debo estar, que se trata de un error. Entonces se dirige a un carcelero que hay y le pide que revise mis papeles y en efecto, se disculpan y me dejan libre. El carcelero al despedirse me dice “bueno, ya nos veremos” y se ríe con una sonrisa de complicidad como si yo supiera a que se refiere.

El sueño creo que no necesita interpretación pero no obstante aclararé algunos extremos: el carcelero es un aspecto mío puesto que soy yo el que la mantengo ingresada en el Hospital contra cierta parte de su voluntad; al mismo tiempo ese carcelero es Hades, un arquetipo de la muerte, lo que parece señalar el hecho de que su abuela esté allí también prisionera. Es precisamente la abuela –un arquetipo materno, nutricio y protector– quien dispone lo necesario para que Julia cambie de opinión y decida de nuevo incorporarse a la vida, lo que parece indicar que aquella cautividad era un equivalente de la muerte que no pudo representarse de otro modo sino a través de una actividad sin fin como la de Sísifo, mientras su cuerpo se detenía en su función biologica de supervivencia. En ese sentido el correr vuelve a adquirir un sentido determinado: escapar de la muerte. El carcelero por fin le dice sonriente que “ya nos veremos”, donde puede observarse que Julia por fin ha logrado perder el miedo a la muerte propia a la que sentía condenada después de verificar, en su abuela, su existencia.

En mi opinión este sueño tradujo de forma notable los cambios que había realizado en su psiquismo después de acceder a que tratáramos por todos los medios de contener su hiperactividad, una conducta que había surgido como defensa pero que en la realidad neurobiológica mantenía su enfermedad. Puede observarse como el acceso a lo abstracto – al Logos– liquida el pensamiento concreto y disuelve el síntoma que procede del abrazo de la Necesidad, es como si Apolo hubiera logrado al final imponerse a las diosas que le precedieron, merced a una operación mental, a un recurso epistemológico, un sueño fundacional.

Para entonces Julia ya había alcanzado el peso pactado y pudo pasar a tratamiento ambulatorio. Su regla tardaría aún otros seis meses en aparecer, dos meses después de alcanzar el peso que le correspondía por talla y edad.

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1 Esta falta de movimiento interno no es ajena al concepto de psicastenía descrito por Janet.

Bibliografía.-

Francisco Traver: “Mito, narrativa y trastornos alimentarios”


¿Existe la personalidad múltiple?

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Seminario de metaformación a cargo del Dr Francisco Traver y perteneciente al curso “La traumática historia del trauma”, capitulo dedicado a “las tres caras de Eva” a propósito de la disociación de la personalidad.

 

 

Las tres caras de Eva


Como un gorrión

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Polyamory

“Como un gorrión” es una canción de Joan Manuel Serrat, pero no es de él de quien voy a hablar en este post ni de su música, sino de un ejercicio comparativo entre las conductas sexuales de los gorriones y nosotros los sapiens.

Pues tenemos alguna cosa en común, la principal de todas es nuestra preferencia por la monogamia. Entendida como una pareja de por vida.

La monogamia es una estrategia reproductiva, de las tres que han dado premio en la naturaleza, las otras dos son la promiscuidad – aquí te pillo aquí te mato- estrategia preferida por los animales solitarios como los orangutanes. La otra es la poligamia, la estrategia donde un macho concreto acapara un buen plantel de hembras, hasta que por desgracia pierde su posición de macho alfa siendo desplazado por un miembro más joven.

Las tres estrategias esta bien representadas en nuestra especie pero la monogamia ha tenido mucho éxito entre nosotros los sapiens, por varias razones:

La primera es que la monogamia supone un seguro para las hembras, es decir una mano proveedora cuando las cosas se ponen feas y que no son otras sino la dependencia de sus bebés (la cruel atadura de nuestra especie). También para los machos tiene “premio evolutivo” porque permite, al macho, “saber” (por aproximación) que sus hijos son sus hijos y que por tanto sus esfuerzos en cuanto a la provisión de recursos recaen sobre sus genes. Esto en tiempo ancestral claro.

Hoy la monogamia sigue siendo la situación preferida por medio mundo, no sólo por las razones ancestrales que he comentado sino porque asegura un orden social basado en un reparto igualitario de los bienes sexuales (cada oveja con su pareja y ninguna oveja desparejada como sucede en las sociedades poligámicas) y también porque asegura a largo plazo una asistencia y sustento en la vejez para ambos miembros de la pareja.

Pero la monogamia en realidad y como he dicho es una estrategia (evolutivamente estable) pero no viene en nuestra naturaleza porque nosotros como los gorriones somos promiscuos. Pero también hemos comprendido que nuestra promiscuidad natural no nos impulsa  a renunciar de los bienes de la monogamia. Por eso los humanos somos monógamos y al mismo tiempo somos promiscuos y como ellos, los gorriones hacemos escapadas puntuales, aventuras en nuestro argot moderno.

A pesar de lo que mucha gente cree, la monogamia no equivale al amor pues la mayor parte de la gente puede llegar a amar a más de una persona simultáneamente, el amor de una no quita el amor de otra – a diferencia de los recursos- y por eso hoy hablamos de poliamor, la última utopía sexual. Más abajo comprenderá el lector porque el poliamor es una utopía precisamente porque el amor es una energía inconmensurable y que no se consume con su uso.

La promiscuidad, -el adulterio en nuestra jerga actual- es un absoluto antropológico, es decir se halla presente en todas y cada una de las culturas de la tierra. Somos promiscuos porque somos muy lujuriosos y nos gusta la variedad, tanto hombres como mujeres, al menos tanto como los gorriones. Esta es la verdad, una verdad universal que al mismo tiempo y paradójicamente contiene una prohibición también universal: la de ser fieles a nuestras parejas.

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Recientemente llevé a cabo una encuesta en twitter acerca de este menester. ¿Has sido infiel a tu pareja? Esos fueron los resultados. ¿Alguien los cree?

Bueno, dejando a parte el escaso valor de estas encuestas por el bajo número de respuestas y el sesgo de los participantes en ella (cuyo sexo y credibilidad desconocemos), hay que señalar en la dirección de que una amplia mayoría declara no haber sido nunca infiel a sus parejas.

Y esto puede ser cierto, sin contradecir lo dicho hasta ahora si se dan ciertas condiciones de las que hablaré más abajo.

La variable crítica es el divorcio sin culpa.

Hubo un tiempo en que divorciarse era moralmente inaceptable y cuando no existía el divorcio, separarse o el “ahí te quedas” gozaban de baja reputación social. Aun así los que se divorciaban mantenían una sensación  de inmoralidad o de culpa de por vida. Divorciarse era algo así como haber fracasado en un proyecto de vida, no haber sido capaz de adaptarse a las circunstancias. Del mismo modo la dependencia económica de  la mujer respecto al hombre configuró un estado de cosas donde los maltratadores o abusadores tenían manga ancha para sus desmanes como también las esposas enfermas mentales o irresponsables. Mientras el divorcio no fue una posibilidad el divorcio estuvo fuertemente penalizado moralmente.

Pero con el advenimiento de la liberación femenina (la independencia económica de la mujer) y la legalización del divorcio, las cosas han cambiado al menos en dos circunstancias: 1) los hombres son los más perjudicados por el divorcio (si hay niños o intereses comunes) y 2) las razones para divorciarse han abierto una brecha subjetiva. Hoy la mayor parte de las demandas de divorcio proceden de las mujeres, pues son ellas las más beneficiadas en esas demandas y obtienen más ventajas en los repartos sobre todo en lo que implica la vivienda habitual,

Y sobre todo, las razones para divorciarse han pasado de algo robusto (como los abusos) a algo sutil como me decía recientemente una paciente: “es que no tengo mariposas en el estómago” refiriéndose a su pareja. Dicho de otra forma: las razones para divorciarse se han banalizado y han entrado a formar parte de esa “búsqueda” de la felicidad a la que todos creemos que tenemos derecho. Y dicho de otra manera, el divorcio se ha amoralizado. Se lleva a cabo sin culpa y sin sensación de constituir un fracaso existencial.

Hoy lo que se considera un fracaso es convivir con alguien que no nos haga sentir “mariposas en el estomago”. Tienes derecho a ser feliz, recomiendan los psicólogos positivistas. Una especie de certificado de autenticidad.

Pero, claro esto tiene consecuencias, efectos secundarios, pues cuando una conducta se amoraliza es porque se ha moralizado otra. Hoy lo que se moraliza es la fidelidad. Ser infiel es el pecado imperdonable que más consume la población que se divorcia, probablemente es la causa más frecuente de rupturas de pareja. Siendo como es un absoluto antropológico.

Las razones de este fenómeno hay que ir a buscarlas a esa identificación que hacemos con la monogamia y el amor, y por supuesto a una idealización de las relaciones de  pareja. En ella buscamos, amor, comprensión, intimidad, sexo duro y blando, pasión, dialogo, buenas comidas, paternidad responsable, poder compartir nuestros problemas sin ser atacados o criticados, relevos ante las dificultades, confidencias, escucha, atención, compañía, afinidades, etc. Tantas cosas que ninguna persona de este mundo puede llegar a colmar. Ninguna persona puede llegar a colmar nuestra posibilidad de amar a otras, pues el amor a diferencia del sexo es infinito o al menos inconmensurable.

El problema está en esa colisión que lleva a cabo nuestra naturaleza promiscua con esa exigencia cultural de fidelidad que nos viene inscrita desde otro lado. Los amores inteligentes son esos que son capaces de simultanear nuestras necesidades naturales con la sociales sin que entren en conflicto.

Pero aun hay más. Lo que puede explicar el sesgo de esa encuesta a la que me referí más arriba. Una persona puede considerar que ha sido fiel a su pareja simplemente porque mientras estuvo con ella no le fue infiel. La pregunta que hubiera aclarado esa encuesta hubiera sido ésta: ¿Cantas parejas estables ha tenido usted a lo largo de su vida?

Naturalmente, los humanos somos más inteligentes que nuestros condicionantes sociales, es por eso que se inventó la monogamia sucesiva. La monogamia sucesiva se refiere a la práctica de restringir el contacto sexual o amoroso a una sola persona, por un tiempo limitado, después de lo cual se termina la relación para empezar alguna otra. Aunque se entiende que nunca hay más de una pareja al mismo tiempo, en la práctica, suele haber un período de solapamiento con la nueva pareja, pero también suelen existir períodos sin relación o de soltería. Dentro de la cultura occidental, esta forma de monogamia es más prevalente que la monogamia estricta, donde se tiene o se aspira a tener una sola pareja para toda la vida.

Dicho de otro modo: la monogamia sucesiva es el engaño que llevamos a cabo con nuestro cerebro para no tener un conflicto moral. Una solución inteligente.

Si yo cambio de pareja cada tres años como de coche, no tengo apenas necesidades sexuales con otra pareja. de manera que puedo considerarme fiel y no entrar en un conflicto moral, la clave de la pregunta esta aquí:

¿Ha sido usted fiel a su pareja sin necesidad de cambiarla cada x años?

 

Esther Perel es una psicoterapeuta belga experta en relaciones de pareja y de orientación sistémica y psicodinámica que recientemente ha publicado un video sobre las relaciones eróticamente inteligentes en “La ciudad de las ideas” que vale la pena visionar para entender mejor estos conceptos arriba esbozados.



“Nature versus nurture”: un diálogo imposible

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nature

Un diálogo imposible sin echar mano de algunos conceptos psicoanalíticos, de eso va este post y el siguiente.

La naturaleza y la cultura son dos nichos de causalidad que suelen dividir al mundo en creyentes: aquellos que ponen el peso de la causalidad en los genes, las neuronas y el cerebro y aquellos otros que la ponen en la cultura, en el medio ambiente y sobre la que cargan la prueba de la causalidad de casi cualquier cosa: los ambientalistas.

Pero no hay dos ejes sino tres: falta el ontológico.

Lo cierto es que naturaleza y medio ambiente están demasiado lejos la una de la otra para comprender sus interacciones y lo están precisamente porque Freud sigue siendo un proscrito a pesar de que fue el que mejor se ha acercado a una teoría que pudiera alumbrar esta distancia, un abismo para la mayoría.

Usualmente la investigación en este tema está del lado de pensar que casi cualquier conducta, cualquier rasgo de personalidad o cualquier preferencia sexual están determinadas genéticamente. Lo cierto es que la frecuencia de estos hallazgos deja un amplio espectro de opciones sin explicar. Los defensores de la idea de “todo puede explicarse con los genes y la herencia” como por ejemplo Judith Harris han teorizado que el medio ambiente contiene al menos dos partes, un medio ambiente que comparten todos los hermanos (criados en una misma familia) y un medio ambiente individual que no comparten los hermanos, por ejemplo: un hermano tuvo la meningitis y el otro no. Con métodos estadísticos estos investigadores han hallado la varianza para un determinado rasgo llegando a la conclusión de que:

Comenzaré por nombrar las tres leyes biológicas -genéticas- que gobiernan los rasgos conductuales y que fue expuesta por Turkheimer en el año 2000 en un articulo de culto y muy provocador titulado “Tres leyes de la genética de la conducta y su significado“. Sin duda uno de los hallazgos fundamentales de la psicologia cientifica a la que por cierto siguen sin asumir gran parte de los psicólogos y no digamos ya los politicos, los jueces y el publico en general. Son estas:

1.- Todos los rasgos conductuales humanos son hereditarios.

2.-El efecto de criarse en una misma familia es menor que el de los genes.

3.- Una porción sustancial de la variación de los rasgos conductuales humanos no se explica ni por los efectos de los genes ni por las familias.

Los valores de heredabilidad de un rasgo conductual se situa aproximadamente en torno al 0.25-0,75, siendo la media el 0,5, lo que a efectos prácticos significa que la mitad de la variación de la inteligencia y de los rasgos de personalidad son hereditarios.

Si la mitad de la variación es genética es evidente que la otra mitad será atribuible al medio ambiente.

Y aqui viene el problema. ¿Qué es medio ambiente?

La mayor parte de nosotros estaríamos de acuerdo en admitir que medio ambiente es sinónimo de crianza, pero no solo de esta sino también de todas las adversidades que pueden suceder durante la misma: la aparición de una enfermedad, la separación de los padres, la muerte de uno de ellos o un hermano, las desgracias familiares económicas o de otro cariz y en este sentido es difícil hablar de un medio ambiente compartido puesto que esta idea prejuzga 1) que todos los hermanos tienen la misma edad y han vivido el mismo ambiente  y 2) que todos los hermanos son iguales en la distribución de prebendas y lugares de privilegio o de exclusión en la familia.

En este sentido, el medio ambiente compartido simplemente no existe. Cada elemento de la familia tiene su propio microambiente.

El asunto sorprendente es que el medio ambiente compartido solo representa el 10% o menos de toda la varianza, lo que significa que en términos estadísticos es irrelevante, y señala en la dirección de que el medio ambiente exclusivo es más importante que el medio compartido, es decir que las experiencias que nos distinguen con nuestros hermanos, experiencias con nuestro propio grupo social, con amigos o iguales tiene más importancia e influyen más en nuestra personalidad que la crianza que compartimos con nuestros hermanos.

Los datos sugieren que la genética explica las semejanzas entre hermanos, o padres e hijos pero no explica las diferencias. Y tampoco lo explica el medio ambiente compartido.

Necesitamos otra cosa para explicar esas diferencias pues efectivamente el efecto de criarse en una misma familia no explica las diferencias.

Se llama subjetividad, o dicho de otra manera ¿qué hacemos cuando nos vemos sometidos a un estrés cualquiera, como nos defendemos, como lidiamos las dificultades?

Instinto, necesidad, deseo y sexualidad.-

Una de las cuestiones mal comprendidas por genetistas y ambientalistas es la cuestión central que respondería a esta pregunta ¿Qué nos hace humanos?

Lo que nos hace humanos sería respondido por unos y otros en estas dos claves 1) venimos de serie dotados genéticamente para serlo y no otra cosa y 2) lo que nos hace humanos es la sociedad, la cultura en la que nos desenvolvemos. Ambas posiciones tienen una parte de verdad pero en realidad lo que nos hizo humanos fue la adquisición del lenguaje.

Algo que nos separa definitivamente de los animales que efectivamente pueden comunicarse entre sí pero no hablan, es decir no pueden usar signos lingüísticos complejos y si no hablan no pueden pensar, ni por supuesto tener un pasado o un futuro a pesar de tener memoria. Viven en un ahora permanente y tampoco pueden tener una representación de sí mismos.

Vamos a ver qué itinerarios sigue el instinto en los humanos.

Los humanos venimos de serie dotados de un instinto de preservación individual y otro para la especie, es decir preservar la vida y reproducirse son dos mandatos que hemos heredado de nuestro pasado animal. Le llamamos fitness, es decir aptitud inclusiva. E incluye dos mandatos: sobrevivir y el “creced y multiplicaos”.

sanjuan

El peaje que pagamos por el lenguaje.-

La idea de que las enfermedades mentales están relacionadas en nuestra especie por la adquisición del lenguaje no es solo una hipótesis psicoanalítica sino también una hipótesis evolucionista, sobre todo relacionada con esa misteriosa enfermedad humana que llamamos esquizofrenia.

Timothy Crow es probablemente uno de los psiquiatras actuales que más saben de esquizofrenia. A él debemos una conceptualización clínica nueva que diferencia entre dos tipos evolutivos que Crow llamó el tipo I (con sintomas productivos) y el tipo II (con sintomas cognitivos deficitarios).

Crow además formuló una hipotesis genética de la esquizofrenia -que resultó ser falsa- aunque muy sugerente para seguir investigando en esa dirección y es autor de un articulo de culto sobre el tema que se tituló “La esquizofrenia como el precio que paga el Sapiens por su inteligencia” y que tambien fue publicado en español por Julio Sanjuan en “Evolución y psicopatologia” y que representa un hito en la concepción evolutiva de esta enfermedad.

Para los psiquiatras evolucionistas la esquizofrenia estaría relacionada con la adquisición del lenguaje y las capacidades de abstracción, razón por la que al principio la búsqueda de genes candidatos se limitó a los genes relacionados con la adquisición del lenguaje como el gen FOXP-2 aunque a la larga la investigación se amplió a otros genes llegando incluso al cromosoma X que es donde suponía Crow que estaba la clave del misterio.

Más concretamente Crow supuso que se trataba de un virus que habia sido “adoptado” o “fagocitado” por un cromosoma y que se habia incorporado al genoma humano. En este sentido la esquizofrenia no seria una enfermedad de la hominización sino la causa directa de la misma dado que su planteamiento supone que esa mutación drástica se produjo en algun momento anterior a la diaspora del Sapiens a a través de todo el mundo: sólo asi puede explicarse que la esquizofrenia esté distribuida por toda la tierra y representada en todas las culturas desde Alaska hasta Samoa, algo que ya el propio Kraepelin habia señalado.

Dicho de otra manera: el lenguaje ha hecho estragos en nuestro cerebro y lo hizo porque obligatoriamente instaló en nosotros la dualidad.

Por decirlo en terminos lingüisticos y siguiendo a Saussure en cada palabra hay dos elementos, un significante (S) la palabra en sí y un significado (s) que representa la interrelación entre hemisferios, es decir la conectividad cerebral de izquierda-derecha. El hemisferio derecho se especializó en dotar de sentido (significado) a las palabras en sí (significantes). Dicho de otro modo el cerebro humano está dividido, escindido entre hemisferios en el plano anatómico y entre significante-significado en el plano lingüistico, algo que tiene mucho que ver con la esquizofrenia donde parece existir una especie de disociación entre pensamiento y lenguaje. La esquizofrenia en este sentido seria una dualidad radical.

Los efectos del lenguaje sobre el instinto.-

En nosotros los humanos el instinto ha sufrido una verdadera distorsión cultural, más que cultural ontológica, puesto que nuestro instinto y -aunque nos viene de serie- no alcanza un total despliegue hasta la pubertad, por ejemplo nuestro sistema muscular no nos sirve de nada hasta que el individuo no alcanza cierta madurez, es entonces cuando puede escapar por sus propios medios de una amenaza, nuestro instinto alimentario puede estropearse por múltiples acontecimientos durante la lactancia y nuestro vinculo con la madre. Somos los únicos animales que pueden atentar contra su vida y los únicos que podemos padecer enfermedades del taxón alimentario: podemos padecer anorexia mental por ejemplo algo que seria impensable para cualquier mamífero y para cualquier persona sometida a privaciones forzadas como sucede por ejemplo en amplias zonas de Africa sometidas a las hambrunas.

Es verdad que la anorexia es un mecanismo de supresión de la actividad digestiva que podemos observar también en animales: cuando se sienten enfermos los animales dejan de comer y los pacientes deprimidos también dejan de comer por falta de apetito. Pero la anorexia mental no se debe a falta de apetito sino a la capacidad electiva de una persona para dejar de comer por los motivos que sean. En la anorexia mental y en el suicidio tenemos dos ejemplos para entender que nuestro instinto ha sido sometido a ciertas torsiones en nosotros los humanos.

Es por eso que los psicoanalistas hablan de deseo, libido o pulsión y no tanto de instinto. El instinto parece haber sido colonizado por otra cosa hasta el punto de borrar sus efectos en la conducta aunque no del todo. El fitness sigue existiendo a pesar de haber sido forzado a pasar por un filtro. Para algunos autores ese filtro es el lenguaje, es decir la manera en que pensamos y decimos.

Lo que acabo de decir tiene consecuencias muy importantes en el terreno sexual. Sexo para nosotros los sapiens no es solo reproducción, a pesar que deriva de ese mandato reproductivo y puede ser velado totalmente como sucede en la homosexualidad. La homosexualidad es un ejemplo potente de esa disociación entre sexo y reproducción a pesar de que sin reproducción sexual no habría cerebros ni deseos homosexuales.

El deseo procede del instinto: es el instinto después de haber pasado por el filtro del lenguaje y es ademas infinito en tanto que apenas se sacia vuelve a aparecer en otro lado. El deseo es un subproducto del instinto de preservación pero en su transformación pierde todo su aspecto teleológico (dirigido a un fin).

En el próximo post me propongo explicar como se comporta ese deseo a lo largo del neurodesarrollo, hablaré pues de Freud.

Bibliografia.-

Otto Dorr: La esquizofrenia como logopatia

Crow TJ. Is schizophrenia the price that homo sapiens pays for language? Schizophr Res 1997;28:127–41. (Este articulo se halla en castellano en el libro citado más arriba de Julio Sanjuan.)


El sexo estresado

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sexo estresado

En un reciente articulo titulado “El estrés y la paradoja de la felicidad femenina” publicado en Cultura 3.0, Claire Lehman aborda la paradoja de que las mujeres de hoy se sienten en general mucho más infelices que las mujeres de los años 60, que son -según ella y otros autores- cuando se alcanzó al menos en Occidente el cénit de la felicidad y liberación femeninas, una situación que no ha hecho sino empeorar subjetivamente (y aquí reside precisamente la paradoja) a pesar de que  los niveles de igualdad y de independencia que hoy disfrutan las mujeres son incomparables en relación con aquellos de la década prodigiosa (la generación del 68).

Lo que si sabemos los profesionales de la salud mental es que los desordenes de ansiedad y la depresión son más frecuentes en las mujeres y que las consultas por trastornos psiquiátricos menores colapsan nuestros escasos recursos en salud mental. Por cada hombre deprimido hay 4 mujeres que lo hacen y en relación con la ansiedad informa Freeman que este desorden es un 6% más frecuente en las mujeres que en los hombres. Algo que todos los clínicos conocemos empíricamente.

Dicho de otra manera parece que existe una brecha de género a la hora de enfermar mentalmente entre hombres y mujeres, al menos en estas patologías menores.

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Una posibilidad para explicar este fenómeno es pensar que las mujeres soportan un mayor estrés que los hombres y otra forma seria pensar que hombres y mujeres se enfrentan de distintas maneras al mismo. Por ultimo habría que considerar una tercera hipótesis: que las mujeres son más vulnerables al estrés que los hombres. Y más: estas tres hipótesis no se contradicen unas con otras.

No cabe duda de que los eventos reproductivos, menarquía, embarazo, puerperio y crianza de los hijos son muy estresantes para las mujeres pero tampoco cabe ninguna duda de que los hombres actuales se implican más y mejor que en toda la historia de nuestra especie a esta tarea de manera muy comprometida. Por otra parte es cierto que las mujeres que soportan mayor estrés son las que viven solas con o sin hijos en hogares monoparentales. Algo parecido sucede en los hombres, todo parece indicar que vivir en pareja es protector para la salud mental tanto de hombres como de mujeres y que quedar soltero en el caso de los hombres predice grandes catástrofes individuales y también colectivas. La soledad es seguramente hoy la pandemia más importante como foco generador de malestares mentales y físicos.

No solo existe una brecha en la manera de enfermar sino también una brecha de personalidad que también -paradójicamente- es mayor cuanto mas igualitaria es la sociedad. Está bien establecido que ciertos rasgos de los 5 grandes (Costa y Mc Rae) como la amabilidad, la responsabilidad y el neuroticismo y la evitación del daño son mas frecuentes en mujeres que suelen puntuar bajo en los otros dos, “apertura a la experiencia”, siendo la extroversión un endofenotipo compartido . En otro orden de cosas y siguiendo a Cloninger las mujeres puntuarían más alto en “evitación del daño” y “escrupulosidad” mientras que los hombres puntuarían más alto en “búsqueda de sensaciones” .

Nada fuera de lo esperable en estos hallazgos, lo que si supone una novedad es que “a mayor igualdad mayor brecha de personalidad”. Supone una paradoja porque es una idea contraintuitiva: lo que seria de esperar es que  mayor igualdad mayor parecido entre hombres y mujeres al menos en rasgos de personalidad.

En efecto, hay razones evolucionistas y biológicas para explicar porqué las mujeres puntúan mas alto que los hombres en todos estos ítems que podríamos reducir a este mantra: las mujeres son más miedosas, más perfeccionistas y muestran mayor aversión a los riesgos que los hombres.

En oposición a estos hallazgos los constructivistas sociales suponen que:

Hasta el momento, la explicación favorita de los científicos sociales, donde el construccionismo social es un modelo dominante, es que las diferencias de sexo a través de las culturas se deben a los roles sociales. Según el modelo de roles sociales, las diferencias de sexo resultan de la exposición a los roles de socialización, “un proceso en el que la cultura define los modos apropiados de pensar, sentir y comportarse para hombres y mujeres”, en consecuencia, se espera que a medida que las sociedades se vuelven más igualitarias y “progresistas”, las diferencias de sexo en la personalidad disminuyan.

Este modelo realmente tiene un tortuoso trabajo que hacer para explicar que la prosperidad y la igualdad sean responsables de más, no de menos diferencias de personalidad entre hombres y mujeres.

Quizás la explicación radica en la evolución de las diferencias sexuales, no en los roles sociales y en el papel de la socialización exclusivamente. Según este punto de vista, se esperan diferencias entre hombres y mujeres “en dominios en los que se hayan enfrentado con problemas adaptativos diferentes a lo largo de la historia evolutiva”. En particular, se piensa desde Trivers en que las diferencias en los niveles de inversión parental son justamente las responsables de que los hombres estén más dispuestos a tomar riesgos o a buscar posiciones de dominio social, mientras que las mujeres tienden a ser naturalmente más cautelosas y a estar más preocupadas por el cuidado de los niños.

Para intentar explicar estas diferencias adaptativas, los psicólogos evolucionistas parten de la llamada “teoría del desajuste evolutivo” o “hipótesis de la sabana”. Según esta aproximación, las diferencias en la variación de los rasgos de personalidad a través de las culturas se debería “al grado de desajuste entre las condiciones medioambientales modernas y aquellas en las que evolucionaron los primeros humanos, es decir, en los entornos de los cazadores recolectores”. La hipótesis de la sabana predice que “cuando los entornos contemporáneos son diferentes a los entornos de los cazadores-recolectores, el desarrollo de las diferencias psicológicas innatas puede ser obstruído”.

A primera vista, los entornos contemporáneos nos parecen bastante alejados del ambiente adaptativo ancestral, en comparación con los entornos anteriores a la modernidad que normalmente consideramos “tradicionales”. Pero esta impresión puede ser errónea. Las sociedades contemporáneas podrían estar de hecho más próximas al paisaje adaptativo ancestral que las sociedades agrícolas típicas de los últimos miles de años. Psicológicamente hablando, las sociedades modernas podrían estar más cerca de lo que creemos de nuestro entorno ancestral. (Extraído de este post).

Dicho de otro modo la opulencia parece que sienta muy mal a nuestro cerebro al menos en nuestras ideas sobre la igualdad.

Convertirse en madre posee también efectos a largo plazo en el cerebro de una mujer. Se ha descubierto recientemente que cuando las mujeres se convierten en madres, disminuye el volumen de la materia gris en regiones que sirven para la cognición social durante las últimas fases del embarazo. De nuevo, se piensa que esta es una medida adaptativa para ayudar a que la madre concentre su atención y sus recursos en su hijo muy vulnerable. En este contexto de la crianza de los niños, la tendencia de las mujeres a preocuparse en exceso –si bien es estresante para la madre– puede verse también como una adaptación desde un punto de vista evolucionista. El psicólogo del desarrollo Joyce Stevenson ha sugerido que en entornos precarios (tales como aquellos que habrían compartido nuestros ancestros) las mujeres podrían haber evolucionado para preocuparse sobre su propia salud y la de las niños, para poder sobrevivir.

Es probable que las mujeres que estuvieran más atentas protegiendo a sus hijos de amenazas tuvieran más éxito pasando sus genes a sucesivas generaciones que las mujeres que estaban menos atentas. En consecuencia, esta susceptibilidad hacia las preocupaciones podría haber sido seleccionada positivamente y explica lo que Benenson ha dicho; “la ansiedad es parte de lo que significa ser mujer”.

Pero en el libro de Freeman se contemplan otras hipótesis: ¿están mas estresadas las mujeres por tener que compatibilizar el trabajo de fuera de casa con el cuidado de su familia? No cabe ninguna duda de que esa doble jornada resulta agotadora para la mujer moderna, y económicamente emancipada pero lo cierto es que “el incremento en los desórdenes emocionales entre las mujeres ha tenido lugar en medio de un incremento en la cantidad de horas de trabajo fuera del hogar por parte de las mujeres”.

O dicho de otro modo parece que el origen del estrés femenino está relacionado con el hecho de trabajar fuera de casa y no dentro.

Lo cierto es que los hombres deberían padecer más estrés que las mujeres pues llevan la peor parte en la repartición de los trabajos fuera del hogar, los mas peligrosos, los más duros y los menos deseables son realizados por hombres. bastaría con reconocer el hecho de que la alta prevalencia de suicidio en el sexo masculino es una prueba definitiva sobre el estrés que los hombres soportan. Y también es cierto que las mujeres son particularmente sensibles al rechazo social, y la ansiedad y la depresión a menudo nos impactan cuando sentimos que no damos la talla.

Y esta podría ser la clave para entender el estrés femenino: las mujeres suelen atribuir a defectos propios cuando sienten que no dan lo que se espera de ellas en cualquier trabajo, ser más perfeccionistas significa que se esfuerzan más que los hombres en las tareas en que han de competir con ellos y que no se conforman con “cumplir el expediente”, necesitan ponerse a prueba y si fracasan lo sienten como un estigma moral propio.

Me gustaría terminar este post con una reflexión de Claire Lehman sobre esta cuestión: no cabe duda de que los ideales feministas de la independencia económica femenina no han tenido en cuenta las diferencias biológicas entre los sexos. No toda mujer es eficiente en cualquier tarea aunque pueda ser capaz. No es una cuestión de aptitud sino de actitud, sencillamente las mujeres están poco motivadas para llevar a cabo ciertos trabajos y cuando pueden elegir (como sucede en las sociedades opulentas) eligen lo que más les gusta.

El ideal feminista de “independencia” quizás debería dar paso a un reenfoque de inter-dependencia, tanto dentro de las familias como de las comunidades, si se aspira a contener los niveles de estrés de las mujeres.

Bibliografia; 

Schmitt, DP.; Realo, A; Voracek, M; Allik, J. (2008) Why can’t a man be more like a woman? Sex differences in Big Five personality traits across 55 cultures. Journal of Personality and Social Psychology, Vol 94(1), Jan 2008, 168-182.


En piloto automático

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nohacernada

Existen al menos dos formas de pilotar un avión: una forma manual y otra en piloto automático. El piloto automático se inventó para liberar a los pilotos del desgaste mental que tendría volar de manera manual, al menos en vuelos transoceánicos. Durante el vuelo con piloto automático el piloto puede descansar pues el ordenador del avión sabe qué es lo que tiene que hacer, sabe -por así- decir dónde va.

El único problema que tiene esta doble navegación es que el piloto puede entrar en “mode confusión” y creer que esta navegando en automático cuando en realidad está en modo manual. Cierto accidentes aéreos atribuible a causas humanas tienen esta causa.

Pues en nuestro cerebro pasa algo así: tenemos un “mode” ejecutivo central que es el que usamos cuando estamos llevando a cabo una tarea que precisa atención, como por ejemplo hacer una operación artimética y un “mode” por defecto que es lo que hace nuestro cerebro cuando no hace nada, lo que llamamos piloto automático o pensamiento errante.

La idea de la red neuronal por defecto es en mi opinión, una de las ideas más revolucionarias de la neurociencia actual y lo es porque la idea canónica es que cuando nuestro cerebro no hace nada carece de actividad o todo lo más emite ruido, es decir señales que no contienen en sí mismas información alguna. Raichle en 2010 publicó un articulo que desmiente esta idea, antes al contrario: cuando nuestro cerebro no hace nada, en realidad está haciendo cosas muy interesantes. Una de las cosas que hace es establecer patrones poco comunes entre ideas aparentemente sin conexión. Dicho de otro modo, eso que llamamos creatividad, es en realidad un subproducto de nuestra red neuronal por defecto.

Se trata de una serie de tres módulos, uno situado en el lóbulo parietal, otro en el lóbulo temporal y otro en el lóbulo frontal, que constituyen una especie de circuito que se activa o desactiva en función de las tareas que dependen de nuestra atención focalizada en lo externo. Así, se trataría de un sistema que se “apaga” cuando estamos llevando a cabo una tarea que requiera atención y vuelve a encenderse cuando estamos divagando, o simplemente descansando mentalmente sin atender especialmente a nada. Como esta señora que mira por la ventana.

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¿Qué hace nuestro cerebro cuando simplemente miramos por la ventana?

Lo que hace es vagar de una idea a otra, de un pensamiento a otro, de una recuerdo a otro. Es lo que hace mientras descansamos mentalmente aunque en este caso “descansar” no sea demasiado acertado puesto que el gasto de energía que utilizamos mientras miramos por la ventana es similar al que usamos cuando llevamos a cabo una tarea instrumental y por cierto muy parecida a la que empleamos mientras soñamos. Todo parece indicar que cuando miramos por la ventana estamos “soñando despiertos” y usando esa especie de pegamento que también está presente durante nuestros sueños: eventos del día, se mezclan de una forma parecida al azar con recuerdos antiguos y quizá con complejos inconscientes que reverberan al mismo tiempo y construyen así un paisaje de relatos usualmente incomprensibles para el soñador pero que ciertamente le interpelan y le señalan biográficamente.

A eso le llamamos “descansar” pero en realidad nuestro cerebro no descansa nunca sino que trabaja de otra manera. A esa manera le solemos llamar ocio, es decir esas cosas que hacemos cuando no tenemos que ir a trabajar, ni cumplir horarios, ni atender instrucciones complejas de nuestro entorno. Es lo que hace por ejemplo el cerebro de un jubilado como yo.

Pero en realidad a mi me ha pasado siempre desde muy pequeño que mi red neuronal por defecto me ha jugado malas pasadas. Es muy posible que hoy mis padres me llevaran al médico y que hubiera recibido un diagnóstico de “déficit de atención”. Era muy despistado, muy distraído como se decía entonces, “pensaba en las musarañas, por así decir, iba a mi bola como diríamos hoy. Afortunadamente para mi, en aquel entonces esta distraibilidad y mi tendencia a la ensoñación se consideraba un defecto moral y no tanto un problema médico. Quizá por eso me libré del metilfenidato pero no de castigos.

Mode confusion.-

Todo parece indicar que nuestro cerebro precisa de un equilibrio, entre actividad atencional, descansos por defecto, y un cierto ejercicio físico, como pasear, correr o ir en bicicleta. En cada persona y según su conectividad cerebral va a predominar un cerebro u otro. Es por eso que las personas que tienen un predominio de la red neuronal por defecto tienen riesgo de sufrir accidentes de circulación. Parece mala idea mientras conducimos un automóvil para ir a un lugar conocido hacerlo en piloto automático. Pues esta manera de conducir no permite anticipar los riesgos  sobrevenidos, las novedades en la carretera por así decir. A todos nos ha pasado, al menos entre aquellos a quienes he preguntado que en un recorrido habitual hayamos perdido la noción espacial y haber aparecido en otro lugar. Nos habíamos distraído decimos.

Este caso es bien distinto, observen que la duración del viaje es demasiado larga para explicarse de este modo. Una amnesia global transitoria quizá.

Mode preocupado.-

Vivimos en una cultura postcapitalista y mercantilista donde el dinero, la productividad son los únicos valores que siguen puntuando como mérito, así como el esfuerzo individual y el sacrificio personal pero nuestro cerebro no está cableado para eso. Descendemos de una estirpe de simios que solo trabajaban para comer y el resto del tiempo lo pasaban contando historias o chismorreando, riendo y haciéndose bromas, también copulando es cierto. Pero el trabajo es un invento del Neolítico y no de la sabana. Nuestro cerebro tolera muy mal los largos horarios de trabajo, la dedicación exclusiva al deber (peor si usted es protestante o calvinista). ¿De qué le sirve a usted ser eficiente en su trabajo si no puede dormir?

Y da la casualidad de que las personas más eficientes, los más competentes son precisamente y paradójicamente los que duermen peor y se llevan a la cama las preocupaciones del día y los que a pesar de estar agotados no pueden dormir (insomnio próximal es el que se da para conciliar el sueño) y es típico de las personas obsesivas, perfeccionistas, ansiosas y preocupadas. es decir esas que tan valoradas están por quienes les pagan. Dormir mal es una señal que el cuerpo nos manda porque algo estamos haciendo mal. Y si eres mujer es mejor que ahora leas este post.

Y lo que estamos haciendo mal es que no sabemos estar sin hacer nada. No hacer nada no es fácil de llevar a cabo y precisa cierto entrenamiento y abandono del control, pero es la base de la salud y sobre todo de la creatividad. Las personas más originales son aquellas que son capaces de combinar su talento ejecutivo central con la holgazanería indolente de su red neuronal por defecto (Descartes y Huygens son claros ejemplos de ello).

Son aquellas que saben dejar su cerebro vagar sin necesidad de llevar a cabo una tarea determinada.

Pero hay más: parece que estos periodos de vagabundeo mental son necesarios para fijar los aprendizajes que hemos llevado a cabo en el tiempo ejecutivo de las tareas. Es por eso que siempre se ha dicho que para estudiar un examen, hay que hacer “descansos”. Hay que darle tiempo al cerebro para que consolide y la mejor forma de hacerlo es encender nuestra red neuronal por defecto, algo que se enciende automáticamente mientras paseamos. está establecido que pasear fortalece nuestra memoria reciente y ayuda a fijar nuestras ideas.

Empieza hoy tu entrenamiento con esta idea: ¿De dónde ha salido tu convicción de que el ocio es malo? ¿Por qué estás siempre trabajando incluso cuando estas de fiesta? ¿Si no eres calvinista creerás que el trabajo es la via de tu salvación?¿Crees que el diablo está detrás de una persona ociosa dispuesto a inspirarle toda clase de pecados?

Bibliografia.-

El libro de Andrew Smart “El arte y la ciencia de no hacer nada” en pdf y en castellano, una verdadera joya que vale la pena leer y que para mi es uno de los hallazgos del 2017.

Lo puedes bajar desde Internet con este enlace

 


Kant y la red neuronal por defecto

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El-precuneo-clave-en-la-evolucion-cerebral-de-nuestra-especie_image_380Precuneus.png

Si nos imaginamos la mente como un espejo de la naturaleza -tal y como se la imaginaba Kant- nuestra mente seria sencillamente una máquina pasiva que procesaría datos externos, los transformaría en símbolos que guardaría y luego recuperaría de nuevo para dar una respuesta dirigida hacia la realidad, pero este tipo de representacionismo de la mente se encuentra en franco retroceso.

Hoy tendemos a pensar la actividad mental en términos de enacción o autopoyesis (Maturana y Varela), de manera que cuando percibimos un color no estamos representándonos ese color en nuestro cerebro sino que lo que estamos haciendo es adelantar una hipótesis perceptiva sobre lo que vamos a ver, de manera que la autopoyesis puede definirse como una percepción guiada por el movimiento, por la intencionalidad. En este sentido veríamos el color cuando nuestro cerebro previamente se ha movilizado en términos de percibir ese color concreto y no otro. Este es el concepto de autopoyesis que en parte se opone al modelo representacionista donde la mente-cerebro seria una especie de receptáculo pasivo de algo que nos viene pre-dado en la realidad. En este modelo de pensar la percepción la realidad es en parte una construcción de nuestra mente que percibe aquel mundo que su percepción puede guiar y no otra y digo en parte porque la realidad tiene leyes que escapan a nuestra intencionalidad como la existencia de la luz o la gravedad.

Vale la pena recordar el concepto de enacción de Francisco Varela un verdadero adelantado en esta misma hipótesis de que el cerebro no se limita a procesar la realidad sino que tiene una actividad intrínseca.

Esta ha sido la idea “politicamente correcta” que ha defendido la neurociencia hasta hace poco tiempo, sobre todo hasta que Raihcle descubriera la “red neuronal por defecto“, un concepto que puedes refrescar en este post.

La idea central de Raichle es que existen en nuestro cerebro ampliamente distribuidos dos circuitos que se encargan de cosas bien distintas, una red ejecutiva central que se encarga de procesar datos de la realidad, de esa realidad que requiere atención y que está guiado por los input externos, es decir la que está orientada a la realidad externa. Junto a ello hay una red neuronal que se activa precisamente cuando no hacemos nada, es decir cuando dejamos de prestar atención ejecutiva a esa misma realidad, cuando descansamos, oímos música, o simplemente contemplamos el mar o paseamos. Es decir cuando hacemos algo no orientado a propósito alguno.

Lo interesante de este concepto es que la actividad de la red neuronal por defecto equivale a la actividad intrínseca del cerebro y que es inversamente proporcional a la vía atencional, es decir se activa cuando la otra se inhibe y se inhibe cuando la otra se activa. Este descubrimiento se debe a Raichle un investigador que se dio cuenta mientras trabajaba con imágenes funcionales por resonancia magnética que cuando los pacientes no hacían nada que requiera atención activaban el circuito “por defecto” que volvía a inhibirse cuando se le ordenaba alguna tarea.

Otra cuestión interesante es que el gasto de energía (oxigeno y glucosa) es similar en ambos casos de lo que se deduce que la red neuronal por defecto no está diseñada para “descansar” sino para pensar de otra manera. En realidad nuestro cerebro no descansa nunca pero como contrapartida se lava los platos sucios el solo sin necesidad de un lavavajillas externo.

Dar de comer al precúneo.-

Emiliano Bruner es un paleoneurobiólogo del grupo de investigadores de Atapuerca que recientemente (2014) ha publicado (junto con otros) ciertas hipótesis evolutivas acerca de nuestro cerebro. Aquí hay una entrevista muy interesante sobre sus hallazgos que tienen relación con esta red neuronal por defecto. Para Bruner y -por explicarlo de una forma breve-, la enfermedad de Alzheimer seria el precio que pagaría nuestra especie por disponer de esa red neuronal que cuando se bloquea quizá a consecuencia de esos complejos amiloides que se consideran causales en esa red, impiden que funcione adecuadamente pues existen interferencias eléctricas en la comunicación entre neuronas. En este sentido lo que nos hizo humanos es precisamente esta capacidad de nuestro cerebro para divagar cuando no hacemos nada. En otro orden de cosas hoy se sospecha que la esquizofrenia y el TDH supondrían una hiperfunción de esta red neuronal mientras que el Alzheimer o lo que en el post anterior llamé “cerebro preocupado” serian subproductos de una hipofunción de la misma.

Y el nucleo central de esa red se llama precúneo.

El precúneo es una estructura escondida en un repliegue parieto-temporal de forma cuadrada (que podeís ver en la fotografía de arriba) y que es por así decir la estación de termino de un circuito que recorre el cerebro de atrás-adelante implicando a otras estructuras, como el hipocampo, la corteza cinglada, el neocortex y el lóbulo parietal. Bien, el precúneo seria el lugar donde reside nuestro autoconocimiento, algo así como la conciencia de si, que mantiene relaciones de circuiteria con la memoria personal y la formación de memorias nuevas. Al parecer la función de este circuito está relacionada con la idea del “conócete a ti mismo” y la introspección, el único viaje que al parecer de Rilke podíamos emprender en nuestra vida: un viaje hacia dentro.

Lo interesante de este circuito es que cada persona lo va a utilizar de una manera diferente – suponiendo que lo ejecute de vez en cuando- las personas con una historia personal de formación poética o musical podrán ejecutarlo siguiendo las mismas propiedades que rigen en otras estructuras. El experto seguirá siendo experto aun utilizando su red neuronal por defecto. Algo así le sucedía a Newton: no podía dejar de ser un físico-matematico ni siquiera cuando especulaba viendo caer a la manzana.  Eso mismo pasa en nuestros sueño: si nos interpelan es porque recrean nuestros escenarios, nuestros recuerdos, nuestras ideas, los personajes que conocimos y los estímulos diurnos. Es por eso que nuestros sueños nos pertenecen del mismo modo que los ensueños diurnos, se trata de patrones entrelazados no por el azar sino por la no-linealidad de nuestra conductividad cerebral. No todo el mundo puede soñar cualquier sueño , ni todo el mundo puede agrupar patrones del mismo modo, unos originalmente y otros de forma enloquecedora. Es por eso que el genio y la locura se muestran tan cercanos.

Mantener tu precúneo encendido el mayor tiempo posible es la labor de cualquier persona que quiera mantenerse creativa y sana.

Haz lo que quieras pero hazlo sin propósito alguno, todos los datos d los que disponemos señalan en la dirección de que eso que llamamos inspiración es un proceso que lleva  acabo nuestro cerebro mientras descansa y a veces de forma inconsciente, posteriormente cuando retomamos la tarea atenciones que se requiere para componer un poema por ejemplo, las ideas fluyen de una manera aparentemente mágica, pero el trabajo ya viene hecho de atrás. Componer un poema, una idea científica o el movimiento de una sinfonía, se lleva a cabo mientras nuestro cerebro descansa, cuando no hace nada: un verdadero elogio de la holgazanería.

 

Bibliografia.-

El articulo de “Investigación y ciencia” donde Raichle describió la red neuronal por defecto

Emiliano Bruner, Gizéh Rangel de Lázaro, José Manuel de la Cuétara, Manuel Martín-Loeches, Roberto Colom, Heidi I. L.”Midsagittal brain variation and MRI shape analysis of the precuneus in adult individuals”. Jacobs. Journal of Anatomy DOI: 10.1111/joa.12155. 8 de enero de 2014.


El ruido de fondo

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El ruido de fondo es una canción de Miguel Rios pero también un concepto muy interesante en neurobiología y de eso vamos a hablar hoy y no del ya jubilado Miguel Rios, pero antes vamos a refrescar algunas ideas de la teoría de la información.

Claude Shanon fue un ingeniero eléctrico y matemático que pasará a la historia por haber puesto los cimientos sobre lo que hoy entendemos como teoria de la información de la que se han derivado múltiples modelos adaptados a la psicologia: la mas importante es la teoria de la comunicación cuyas aplicaciones han ido más allá de la psicología ubicándose en disciplinas tan alejadas como la cibernética, la antropología o la lingüistica. Por supuesto tambien entre las neurociencias.

La teoria de la comunicación nos permitió entender los organismos vivos como algo complejo y no lineal en oposición a como nos lo presentaban tanto las psicologias comportamentales (estimulo-respuesta) como las teorias psicoanalíticas (consciente-inconsciente) es posible afirmar hoy que los desarrollos informacionales con que nos representamos tanto los sistemas sociales como los sistemas vivos (como el cerebro) están mas cerca de la idea de Shannon que de la de Freud.

Hoy estamos acostumbrados a entender el cerebro como un sistema abierto que comparte con otros sistemas una de sus caracteristicas comunes: es algo que comparte e intercambia energia e información con el medio ambiente. Esta idea parece banal pero es precisamente la que nos permitió entender el cerebro como algo dinámico, algo en movmiento que no solamente se representa la realidad sino que ejecuta constantemente predicciones acerca de la misma, además de eso sabemos que esa realidad modula esas predicciones gracias a la capacidad del cerebro de autoorganizarse, pues una de las características de los sistemas abiertos es precisamente su tendencia a la autoorganización.

El cerebro no necesita un lavavajillas externo, se lava los platos él solo.

¿Qué es el ruido?

En términos cibernéticos ruido es todo aquello que no contiene información alguna, mientras que la señal es aquello que contiene información y por tanto es subsidiario de -sobrepasado un cierto umbral- ser decodificado en términos de información con sentido (significado), procesado y guardado en la memoria.

El problema es que en términos cibernéticos no existe información separada del ruido: vienen en el mismo paquete, es por eso que el cerebro no va a percibir señales limpias desde el exterior sino señales contaminadas que viajan galopando en una base de ruido que no contiene información por si misma y que nos obliga al esfuerzo de discriminar constantemente lo relevante de lo irrelevante cuando no lo verdadero de lo falso. Y por eso lo importante es la relación, el cociente entre señal y ruido más que los valores absolutos del mismo.

Veamos qué sucede cuando la señal es tan débil que no puede cruzar el umbral perceptivo:

Captura de pantalla 2017-05-25 a las 18.03.38

Lo que sucede es que aunque comunique algo, en este caso estamos hablando de comunicación de neurona a neurona seremos inconscientes de ella y si es muy débil será incapaz de disparar a la neurona siguiente de tal modo que la señal se perderá.

Veamos que sucede si  le añadimos a la señal algo de ruido.

Captura de pantalla 2017-05-25 a las 18.03.21

Lo que sucede es que el ruido aupa la señal hasta ayudarla a atravesar el umbral no lineal y provocando una salida es decir comunicación. La señal ha cabalgado al ruido haciéndose perceptible.

Es lo que conocemos con el nombre de resonancia (amplificación) estocástica, un fenómeno físico que nos resulta antiintuitivo porque lo entendemos como interferencias (y lo son en los casos extremos). El ruido puede, en ocasiones, facilitar la transmisión de la señal: en aguas fangosas de ríos americanos, con poca visibilidad, existe un pez (Polyodon spathula) que utiliza la electricidad para detectar su alimento, la pulga de agua o Daphnia. El pez emite una descarga eléctrica débil que permite sondear el campo ya que la pulga genera diminutos campos eléctricos que son recogidos por sensores eléctricos dispuestos en la trompa. Investigadores del grupo de Frank Moss demostraron que introduciendo ruido eléctrico en el agua se podía aumentar el número de capturas. Lo que teóricamente tendría que perturbar la deteción de las diminutas señales eléctricas generadas por la sonda del pez raqueta y la pulga de agua producía, con determinados parámetros, el efecto contrario.Nuestro cerebro posee una actividad intrínseca permanente (tal y como comenté en mi anterior post) que es ruido neuronal, es decir el ruido que genera la casi continua actividad de nuestras neuronas. De manera que tenemos ruido afuera y ruido adentro sobre el que van acabalgadas las señales que contienen información relevante tanto en lo que percibimos de afuera como en lo que predecimos desde dentro.

Naturalmente ese ruido no implica audición y puede referirse a cualquier cosa, ruido emocional, ruido cognitivo (creencias) y por supuesto ruido ambiental. Ruido en cualquier caso es todo aquello que no aporta información, como sucede por ejemplo con el placebo. Ruido puede ser una exploración médica, tomar un analgésico, una intervención quirúrgica o iniciar una psicoterapia. Significa que estas cosas no solo tienen un efecto beneficioso o perjudicial por si mismas sino por lo que llevan colgando (ruido). Una exploración médica por ejemplo puede ser curativa o perjudicial con independencia de si se realizó bien o menos bien la técnica: tiene que ver con las expectativas y puede tener un efecto placebo o nocebo. Está establecido que la cirugía es el mejor placebo que existe junto con la religión.

Cuando aplicamos fármacos que modifican globalmente todas las conexiones (sinapsis) neuronales en las que interviene un determinado neurotransmisor (por ejemplo serotonina) estamos aplicando ruido químico. Si después aparece una mejoría no es porque hayamos arreglado una deficiencia o anomalía previa sino porque el cerebro ha reseteado sus circuitos con la nueva situación ruidosa. Nosotros sólo pretendemos modificar la serotonina, la “droga de la felicidad” pero se producirán readaptaciones en toda la red en relación a los otros neurotransmisores (noradrenalina, dopamina, opiáceos…) y el efecto final dependerá de la evaluación que el cerebro trate de imponer respecto a la novedad terapéutica (ruido o ruido-señal) añadida.

Parte del efecto placebo asociado a terapias se podría explicar, además de por condicionamientos, opiáceos y expectativas, por resonancia estocástica. Campos ruidosos eléctricos, magnéticos, químicos, emocionales o cognitivos, todos ellos carentes de información, es decir, globales, pueden modificar las salidas del sistema con beneficio a corto plazo si esa era la decisión cerebral (cabe que hayamos “engañado” provisionalmente al cerebro pero también cabe que este reaccione en diracción contraria a nuestra intención). Entonces hablamos de efecto nocebo.

Está admitido que el efecto de los antidepresivos comercializados y que han demostrado su efectividad en el tratamiento de los desordenes afectivos – una efectividad que ronda el 70 %- basan sus efectos en una mezcla de efecto placebo (50%), mecanismo inespecificos (23%) y por último a la efectividad del propio fármaco (27%) .

Aplicaciones practicas del ruido.-

Goran Soderlund es un investigador sueco que ensayó el tratamiento del TDH con ruido. La idea seria la siguiente: los niños con TDH (trastorno de deficit de atención con o sin hiperactividad) presentan disfunciones en su capacidad atencional por dos razones, una sería un pulso bajo de dopamina (y por eso mejoran con anfetaminas) y otra sería un trastorno de la red neuronal por defecto que se encontraría activa la mayor parte del tiempo impidiendo una oscilación modal de la recaptación de dopamina.

Lo cierto es que los niños con TDH tiene una memoria a corto plazo bastante deficitaria (como recordar un numero de teléfono) y observaron que sus desempeños mnésticos mejoraban cuando incluían en la investigación cierto grado de ruido, de tal modo que demasiado ruido seria tan perturbador como ningún tipo de ruido. Lo cierto es que estos niños aprenden poco porque no son capaces de mantener la atención más que muy poco tiempo y además se olvidan rápidamente de lo que han aprendido, es decir no consolidan los recuerdos del corto al largo plazo. Lo que parece señalar en la dirección de que esa red neuronal por defecto en niños con TDH no reverbera lo suficiente y no logra hacer oscilar a la red ejecutiva central de un modo adecuado.

En conclusión el TDH seria un disbalance entre la oscilación que la red neuronal por defecto lleva a cabo sobre la red atencional ejecutiva central. Ambas se encontrarían subestimuladas y ciertos tratamientos destinados a aumentar ese balance (como el ruido, o la estimulación magnética cerebral) pueden ser en el futuro los tratamientos de elección para algunos de sus síntomas, como el déficit de atención.

Dicho esto me gustaría añadir algunas cosas sobre la escasa funcionalidad e la red neuronal por defecto en los niños de hoy.

Cuando yo era un niño pasé mucho tiempo jugando al aire libre, gran parte del año viví en un entorno rural, con animales, y con escasa higiene tal y como la entendemos hoy y no había alergias.

La mayor parte del tiempo jugábamos a cualquier cosa, íbamos en bicicleta y hacíamos toda clase de travesuras y excursiones. Nos caíamos constantemente pues no había asfalto y los caminos eran de piedra y polvo. Nuestras rodillas siempre estaban ensangrentadas, y así y todo nunca íbamos al médico, nuestra abuela nos curaba con lo que había por casa.

El fútbol era nuestra pasión y jugábamos casi todos los días en campos de tierra, lo que diferenciaba aquel juego del que llevan a cabo los niños de hoy era el propósito del juego. Nosotros queríamos ganar, claro está, pero no competíamos en entornos reglados para tal cosa, no había ligas entre los niños de la calle, pues los equipos cambiaban todos los días. Hoy los niños, incluso los niños de 7 años se integran en equipos que compiten unos contra otros en ligas organizadas, con profesores o entrenadores y con padres sobreimplicados y furibundos que creen que sus hijos serán las estrellas del futuro. No es de extrañar que estos mismos padres lleguen a las manos. Los niños están enfocados al éxito, a la competencia y el juego ya no tiene un propósito deportivo (moral) sino mercantil.

Quiero terminar este post diciendo que la red neuronal por defecto no se activa cuando hacemos algo con algún propósito, u obligados por cualquier razón, vuelvo a repetir que solo se activa cuando no hacemos nada. No es lo mismo jugar que competir.

Si hay propósito entonces no hay ruido de fondo.

Bibliografía.-

Kirsch I., & Sapirstein G. (1998). Listening to Prozac but hearing placebo: A meta-analysis of antidepressant medication. Prevention and Treatment, 1, 2a doi: 10.1037/1522-3736.1.1.12a


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