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En el nombre del padre

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“Un mito es un suceso que nunca aconteció pero que es condición del acontecer humano.”

“Se y no seas como tú padre” (Freud, el Yo y el Ello).

“Madre es aquella mujer que da Padre al hijo” (Freud, Tótem y tabú).

“¿Quien soy? En que otro ser se encuentra mi ser? (Aristóteles).

ojo

El ojo que todo lo ve, está inscrito en el triángulo que forman madre, padre e hijo y representa la divinidad.

Si yo preguntara a mis lectores qué es el complejo de Edipo, la mayor parte de ellos contestarían que consiste en una fase del desarrollo sexual en el que el niño quiere matar a su padre y acostarse con su madre. Si a continuación les preguntara si creen en él, la mayor parte de ustedes contestarían negativamente y que a ustedes no les sucedió nada de eso. Nunca anduvieron enamoriscados de su madre ni fueron mayormente hostiles con su padre.

Si hiciera esta misma pregunta a un adulto que convive con un hijo adolescente de su pareja pero con el que no mantiene lazos genéticos, aparecería otro tipo de contestación. “Me tiene celos, eso está claro” dirían tanto los padrastros como las madastras. “Debe ser una especie de complejo de Edipo”, zanjaría mi interlocutor/a.

De manera que podemos decir que hay cierta diferencia entre el caso I y el caso II. El padastro o madastra si creen en el Edipo. Pero hay algo que es verdad en ambos casos Edipo no es un Complejo, ni una fase, ni un lugar y es muy poco probable que un niño quiera acostarse con su madre porque no sabe la mecánica del coito, también es raro que albergue potencialidad homicida tanto de su padre biológico como de sus padres adoptivos, sin embargo en este segundo caso sucede algo fundamental, el chico sabe que ese padre no es su padre, y esta cuestión no es baladí, porque entonces puede matarle, pues Edipo no sabia que Layo era su padre cuando le asesinó en aquel cruce de caminos. Edipo no sabe quién es, Edipo sufre de anagnorisis.

La anagnorisis es un recurso narrativo presente en muchos mitos y leyendas, tanto en Moisés como en Edipo y significa “reconocimiento”,el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento.

Edipo sabe resolver los enigmas que le plantea la Esfinge, sabe lo que los tebanos ignoran pero carece de un saber esencial, esa pregunta que hace Aristoteles cuando plantea:”

¿Quien soy? En qué otro ser se encuentra mi ser? (Aristóteles).

Edipo no sabe quién es, es decir desconoce su linaje, desconoce a su padre y madre verdaderos. Edipo es su propio enigma. Y su búsqueda mítica representa ese camino errático que acaba en tragedia según Sofocles en Edipo Rey.

Un mito es algo que nunca sucedió, algo que es mentira, una leyenda, un relato. Nunca existió Edipo y sin embargo su peripecia es la peripecia misma de la humanidad, la tarea del héroe: descubrir en qué otra parte se encuentra su Ser. Pues el ser en nosotros los hombres no solo es parido sino que viene partido (La Spaltung o escisión primordial). Nadie posee en sí mismo su propio Fundamento que en cualquier caso hay que buscar en un Otro. Ese otro se llama la función paterna.

Hay dos clases de padres, el que engendra al hijo y el que separa al hijo de la madre, este padre que separa es un Tótem y es anterior al orden genésico de la paternidad biológica. Un tótem casi siempre está representado por un animal y es una forma muy original, una genética estimativa para evitar las relaciones incestuosas, de tal modo que si mi madre es tótem avestruz yo soy tótem avestruz y por tanto no puedo yacer con ella. Es una forma de prohibición incestuosa aproximativa que incluye a la madre y a los hijos de esa misma madre (mis hermanos y hermanas). El tótem de mi padre que es oso está sin embargo prescrito para mi, puedo buscarme una esposa oso, del mismo modo que mis hermanas o cualquier otro tótem. Pero tanto yo como mis hermanas estamos divididos entre oso/avestruz. Y por tanto la prohibición del incesto incumbe tanto a unos como a otros. Se trata de un relato fundacional de la exogamia teniendo en cuenta de que los tótems eran compartidos por todos los miembros de un clan, en este sentido poco importa quien era mi padre real, puesto que el resto de mi clan está lleno de otros hombres-oso que operan separándome de mi madre, dándome identidad.

La humanidad se hubiera extinguido de no llevar a cabo esta prohibición que incluye tanto la prohibición del incesto como la del parricidio.

Una institución (la de la prohibición del incesto) universal y que inaugura la cultura:

“La prohibición no tiene un origen puramente cultural ni puramente natural; tampoco es una combinación de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura. Constituye el movimiento fundamental gracias al cual, por el cual pero sobre todo en el cual se cumple el paso de la naturaleza a la cultura”. (Levy-Strauss).

“Dice el dicho popular que todo hijo es de madre conocida y padre desconocido (la patria es incierta decía Virgilio), Se quién es mi madre, puesto que formamos un mismo tótem, pero mi padre se limita a ser el Otro, el Otro que me separa de mi madre, por eso en psicoanálisis se dice que “soy hijo de mi madre y del padre que me dio mi madre”. Se inaugura la Ley cuando el niño acepta “no te acostarás con tu madre” y a la madre le dice “no reintegrarás tu producto”. Esta es la ley del deseo o las relaciones entre la Ley y el deseo, la madre que no realiza este mandato obtura el deseo del hijo, literalmente lo engulle y los deshumaniza. Por eso se puede decir que la madre es quien da Padre al hijo, quien enuncia el Nombre del Padre en cuanto que ella se conforma a la ley, sin la cual no hay en literalidad, hijo”. (Francisco Pereña)

Bibliografía.-

S. Freud: “Totem y tabú” (1912)

S. Freud “El Yo y el ello. (1923)

Francisco Pereña: “El reino del padre: Ley, identidad y gozo”.  revista de la AEN Mayo-Agosto 1982

 

 


El primer año de vida del niño: narcisismo primario

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Del narcisismo primario vengo y al narcisismo primario voy (Francisco Pereña)

“Parto” viene del verbo partir y es una palabra que tiene dos acepciones, la primera es la división, es decir la división en partes de algo que anteriormente anduvo unido, la segunda es el inicio de un itinerario, un camino.

El primer año de vida del niño es probablemente uno de los hitos más importantes del desarrollo ontológico de un ser humano, en ese periodo se dan cita eventos que se suceden con una velocidad inusual, solo comparable a los que acaecen en la adolescencia. Los eventos son rápidos e incluyen maduración de movimientos, regulación del sueño, sincronización de las mamadas y la alimentación; la aparición de la sonrisa social hacia los tres meses y más tarde la angustia ante el extraño hacia los ocho. Es una época de cambios importantes que se suceden a una velocidad de vértigo. El niño aprende hoy una cosa, por ejemplo a gruñir y la próxima semana aprende a reír a carcajadas, su vida pasa de ser absolutamente pasiva (dormir y mamar) a coordinarse con el medio ambiente, aparece la curiosidad y el contacto ocular, el niño adquiere posición, coordinación de manos y pies y a interactuar con su entorno cada vez de forma más compleja.

Los griegos tienen dos palabras para designar el tiempo, la primera de ellas es “Cronos”, la segunda “Kairós”. Cronos es el tiempo como duración de las cosas y velocidad de su transcurso, Kairós es el momento adecuado, ventana plástica o sentido de la oportunidad. Ambos conceptos son útiles para comprender la maduración neuropsicológica de un bebé. Hay habilidades que son “Cronos” y hay habilidades que son “Kairós“. O dicho de forma más científica: unas dependen de la testosterona y otras del estradiol. Si bien hay que recordar que el estradiol es el resultado final del metabolismo cerebral (via aromatasas) de la testosterona. En este sentido hablaremos de la bomba testosterona-estradiol en estos primeros años de vida, como una prolongación de la vida fetal y que solo afecta al cerebro.

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Es interesante saber que durante el embarazo el cerebro del niño (y también la niña) está sometido a un baño de testosterona y que este baño se prolonga durante el primer año para decaer después y volver a alcanzar un pico en la pubertad. Se supone que esta velocidad de eventos tienen que ver con la pulsación de la testosterona.

Pero hay otra forma de ver estos eventos. Me refiero a la teoría psicoanalítica. Es por eso que en este post (que será una continuación del anterior) me propongo explicar los sucesos psicológicos que acaecen durante este periodo con un acercamiento especial a lo que consideramos narcisismo primario. Analizaré también las relaciones entre este narcisismo primario, el Edipo y el concepto-abstracción de paternidad que no debe confundirse con el padre real.

El niño viene de serie con una serie de reflejos que le permiten “hozar” es decir buscar el pezón de la madre para alimentarse, también puede tener hipo, bostezos y sobre todo llanto, una señal analógica -sujeta a error de interpretación- que puede significar cualquier cosa, desde aburrimiento, hasta excitación, cansancio o hambre. La madre interpreta este llanto de forma empírica y a través del vinculo con el hijo se hace poco a poco experta en la hermeneusis del llanto. Lo importante es saber que el niño y la madre establecen una diada, es decir una relación de objeto muy intensa que es en realidad una prolongación de cuando fueron Uno, solo que ahora hay una novedad que el niño no sabe: son dos. La madre sabe que son dos, pero el niño no adquirirá este conocimiento hasta mucho más adelante. Quedará establecido hacia el octavo mes cuando ya es capaz de reconocer que la madre es un objeto (en psicoanálisis se llama objeto a una persona con la que establecemos un vinculo especial) diferente a él mismo.

El niño reconoce a la madre por el olor, también por el sonido de sus palabras y poco a poco por la cara (la gestalt de la cara), ojos, boca y nariz. Los niños son especialistas en reconocer caras y se trata de una habilidad muy temprana, pero aun no sabe que esas caras son objetos separados de sí mismo. Lo que sucede es que además de la madre hay otras gestalts: la del padre, abuelos, cuidadores, etc.

Son precisamente esos Otros que no son la madre lo que introduce en el niño la evidencia de la alteridad. Ya no soy Uno, Yo-con-mi-madre, sino que hay Otros por ahí afuera que me confrontan con la separación. A estos otros es a lo que llamamos “función paterna”, es decir a todos los que no-son-madre. Y cuya función es la de separar o introducir ese germen opuesto a la identificación que llamamos separación.

La separación es en realidad la condición y el destino de lo humano, es por eso que decimos que “del narcisismo primario vengo y al narcisismo primario voy”, puesto que esta separatividad en realidad es la muerte. La vida es ese camino que recorremos desde que fuimos Uno con la madre hasta que volvemos a la Unidad representada por la muerte en el otro lado.

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Dicho de otra manera: el primer objeto, la madre, la que lleva nuestro mismo Tótem está destinada a ser el objeto perdido primario, pues sin esa perdida no hay vida, ni propiamente niño, es por eso que Narciso se ahoga en la laguna, es engullido por ella. La tarea de todo niño es separarse de la madre, que es lo mismo que aceptar que estamos divididos, con esa escisión original que Freud llamo la “Spaltung” y que Lacan matematizó con esa S barrada $, somos entonces sujetos capaces de desear, es decir escindidos.

La paternidad no es pues ninguna categoría que proceda del padre real, pues aun el niño no ha establecido una relación de objeto completa con él, es decir aun no se ha apropiado de sus rasgos o de aspectos de su personalidad, aun no distingue entre padre y madre porque no sabe la diferencia entre sexos, el padre es una madre intercambiable pero el niño sabe que no es la madre. Para el niño el padre real es un otro-no-madre. Y es precisamente esa abstracción -la paternidad- la que arranca la cadena de abstracciones que el niño llevará adelante durante toda su vida (la cadena semántica): a partir de una relación pre-objetal que Freud pensaba que era de origen filogenético (Freud, 1921, Totem y tabú) y es anterior a las relaciones propiamente objetales que desarrollará durante su infancia con esa figuras de referencia, padre o madre.

Lo interesante de esta constelación pre-objetal es que será el embrión de lo que más adelante llamaremos identificaciones secundarias, donde el niño ya imitará gestos, actitudes y más adelante incluso la profesión de su padre o madre. Es importante incidir en la idea de que durante este primer año de vida el niño va a construir un andamiaje sobre el cual edificará más tarde sus identificaciones y contraidentificaciones, tanto las normales como las patológicas. Y es necesario señalar que nos identificamos para poseer al objeto bien en su totalidad o bien en alguna de sus partes.

Y es así como nace el Superyó: a través de esa separación que propicia la paternidad o la función paterna o ese Otro-que-no-es-la-madre. Pues en este primer año de vida aparecerá esa separación entre Ley-Deseo, entre naturaleza y cultura, el niño instaurará un embrionario Superyó que prohibirá más adelante a la madre en el sentido sexual pero que de momento solo hay una interdicción, es decir un veto que de momento solo señala que niño y madre no son la misma persona. Y que hay un otro, un tercero interpares.

Esa identificación previa a cualquier investimento objetal, esa identificación primaria es lo que constituirá el Superyó, que tiene dos partes , una parte es superviviente del narcisismo primario,, el Yo ideal, el otro es el Superyó coercitivo o critico., el Ideal del Yo. De manera que cuando pensemos en el inconsciente no solo hemos de pensarlo como un almacén de lo reprimido sino también del propio represor. Superyó es la Ley, la identificación primaria de la paternidad: la función paterna.

La vida puede definirse como un alejamiento del narcisismo primario, esa época donde fuimos dioses y donde la omnipotencia y la grandiosidad fisiológicas (cuyo resto es el Yo ideal) con las que venimos equipados para amarnos a nosotros mismos, sufre una decepción con la instauración de esa primera regla de la Ley cultural. Hay que alejarse de ese tótem primario que es la madre, pero eso será mucho más adelante cuando ya el niño haya aprendido a tolerar las ansiedades de separación propiamente dichas y adquiera su primer borrador de identidad.

Nos alejamos del narcisismo primario pero al mismo tiempo, se trata de un punto de fijación al que podemos volver de forma recurrente a lo largo de nuestra vida, bien de forma puntual o bien de forma regresiva como vemos en las enfermedades mentales -todas ellas- son regresiones que buscan refugio en esa etapa de la vida ante dificultades aparecidas más tarde en el curso de los años.

El narcisismo y las identificaciones secundarias contienen todas ellas ese núcleo embrionario del narcisismo primario, un muro infranqueable que nos impide el paso más atrás: el deseo de unidad; son por así decir desarrollos como en capas concéntricas de una cebolla que contienen esos restos primitivos inalcanzables a veces de tan ocultos como se muestran. Tan ocultos que no contienen relato alguno, el narcisismo primario es ágrafo y afásico, no puede convertirse en una narrativa pues emergió antes de cualquier narrativa, antes de que cualquier palabra pueda ser emitida, verbalizada o comprendida. Es por eso que las enfermedades mentales nos parecen incomprensibles, pues todas ellas remiten a un tiempo y un lugar donde no había relato y tan solo los mitos pueden orientarnos con alguna pista sobre su origen.

Edipo en Trobriand

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Trobriand

Las islas Trobriand son un archipiélago coralífero vecino de Papua-Nueva Guinea (Indonesia) que cuentan con una población de unos 12000 aborígenes que viven casi todos en una isla central (Kiriwina) y otras periféricas y que pertenecen a Nueva Guinea. Se trata de un territorio selvático ocupado por tribus que viven de una agricultura rudimentaria y que se caracterizan por una intensa belicosidad. Aun hoy en Nueva Guinea existen tribus que guerrean unas contra otras, hablan idiomas diferentes y son poco dados a compartir. Quizá por eso, la prohibición del gobierno de guerrear ha dado lugar a juegos especialmente agresivos parecidos al criquet pero muy agresivos. Probablemente se trata de uno de esos lugares poco recomendables para el turismo por el peligro que supone adentrarse en esos lugares.

malnowsky

Eso fue precisamente lo que hizo Bronislaw Malinowsky, más que un antropólogo, el fundador de esa disciplina y que introdujo un método científico por vez primera: el trabajo de campo, es decir la observación de una cultura determinada a pie de obra, conviviendo con las personas que se pretende observar y estudiar.

El interés de esta cultura procede de su matrinealidad, que tiene correlatos en la conducta sexual de sus miembros,  completamente distinta a la occidental y en cierto modo una excepción a la regla patrilineal que pareciera haberse apropiado del todas las culturas. Es interesante que en ella, y aun hoy los hombres desconocen cual es su papel en la fecundación, en este sentido no hay padres. Creen que cuando una mujer queda embarazada ha sido merced a la intervención de algún espíritu procedente de otra isla. Una creencia que con toda seguridad sostuvieron algunos linajes de nuestros antecesores, hasta caer en la cuenta de que el embarazo y coito estaban relacionados causalmente.

Los trobiandeses tienen una gran libertad sexual, una sexualidad de ordalía y las mujeres son las que -por así decir- mandan en sus tribus. Los hombres por su parte se dedican a trabajar la tierra, cazar y sobre todo pelear contra intrusos,  y también a intentar establecer alianzas con otros hombres de islas vecinas. Alianzas que se establecen a través de “la kula” una especie de intercambio ritual de regalos que van circulando de mano en mano en favor de los individuos más prestigiosos, quizá regalos que tienen que ver con su poder de engendrar hijos a distancia o de establecer alianzas a largo plazo

El estudio de esta cultura sirvió a Malinowsky para contradecir a Freud en la idea de que Edipo inauguraba la cultura. Efectivamente descubrió una cultura (y hay otras) donde los niños no querían matar a su padre para acostarse con su madre, y donde no había coerciones sobre el sexo, simplemente el padre no existía. Tan solo la hermana y el tío materno, eran los personajes más importantes, centrales para un niño. Malinowsky demostró que el Edipo no era un fenómeno universal y que una cultura podía emerger sin su ayuda.

¿Pero qué clase de cultura?

Tribus aisladas entre sí.-

La tribu es una organización de superior complejidad al clan y supone una población mas sedentaria que ocupa un espacio bien delimitado que compite, a su vez con otras tribus vecinas separadas por el bosque, el desierto o la selva. La actividad más corriente de la tribu es la guerra, una guerra discontinua pero perpetua con las otras tribus y compitiendo por los recursos, la tierra o las mujeres. Tal y como ha señalado Napoleon Chagnon los hombres primitivos no eran tan pacíficos como nos los pintaron los exégetas del “Buen Salvaje”.

Lo que define a este estadío de la tribu son las fronteras idiomáticas (cada tribu tiene su propio idioma), la desconfianza hacia el vecino, el nepotismo hacia lo propio, siendo la religión y el parentesco los factores que cohesionan las mismas. Lógicamente la desconfianza no construye carreteras y por tanto los intercambios culturales entre tribus o el comercio no pueden darse en este tipo de organizaciones pero sí la rapiña y el rapto.

Nueva Guinea contabilizaba 1500 tribus en su territorio a la llegada de los primeros colonizadores. Estos señalaron la evidencia de la imposibilidad de que estas tribus se organizaran en una organización política superior o más compleja, simplemente no se entendían entre ellos y la desconfianza guiaba sus relaciones inevitables en tan poco espacio de tierra. Las diferentes lenguas operaban como accidentes geográficos e impulsaban la barrera entre estos primeros pobladores tribales, de lo que se extrae una consecuencia muy clara: tal y como sucede en el mito hebreo de Babel, Dios inventó las lenguas para dividir y confundir a los hombres, operando como una barrera genética entre poblaciones, como un río, un mar, o una cadena montañosa. La consecuencia es el aislamiento. La solución fue, otra vez la guerra. Unificar es guerrear, no se conoce ninguna sociedad que se haya unificado espontánea o voluntariamente.

Solo que las tribus de Nueva Guinea no se cohesionan de ninguna manera, son, por así decir un estado fallido que no ha salido de la prehistoria, uno de los últimos pueblos salvajes que pueblan la tierra y que no son necesariamente buenos, tal y como creímos durante cierto tiempo, identificando de forma roussoniana el primitivismo con la bondad. Todo parece indicar que representan estados de un tiempo ancestral al que han sido condenados por alguna extraña maldición. El lector interesado puede consultar el libro de Daron Acemoglu: ¿Por qué los países fracasan?

El anti-Edipo.-

Se trata de culturas matrilineales o matrifocales, el lector interesado encontrará en la bibliografía un par de post sobre estos valores que impregnan a una sociedad matrifocal. Pero en este momento me gustaría señalar que lo que caracteriza a este tipo de sociedades es la ausencia de la instalación del “complejo de Edipo”, son sociedades anti-edípicas. Pero para saber las consecuencias de esta no instalación vamos a ver que prestaciones tiene la instalación de la misma. ¿Qué ventajas o desventajas tenemos los occidentales viviendo bajo el Reino del Padre?

Supongamos que existe una app llamada “Edipo” que podemos bajarnos de Internet e instalarlas directamente en nuestro cerebro. ¿Qué funciones tendría?:

  • Disminución de la agresividad por miedo a la castración. Todos nosotros tenemos miedo a dañar fisicamente a los demás (una amenaza proyectada) y ese miedo inhibe la agresión.
  • Coerciones sobre el sexo, señalando a los individuos que están prohibidos y prescribiendo a los que están disponibles, usualmente a miembros de otro tótem (familia) distinto al nuestro.
  • Diversificación genética y eliminación de la endogamia.
  • El padre es el Otro del triángulo y es la máxima autoridad en la familia: el parricidio está protegido por un intenso tabú.

No cabe ninguna duda de que las sociedades edípicas son las que han tenido una evolución mucho más refinada y que lo que hoy llamamos civilidad en realidad corresponde a ciertas culturas pero no a otras. No cabe tampoco ninguna duda de que los valores patrifocales han sido los que han ensanchado el perímetro de interacción entre vecinos, han llevado intercambios y prosperidad y han disuelto las fronteras de ignorancia y de desconfianza que distintas tribus mantenían (y aun mantienen) entre sí en determinados lugares. No cabe ninguna duda sobre las prestaciones que ciertas inhibiciones, prohibiciones y prescripciones han tenido sobre nuestra especie y su conducta tanto sexual, como agresiva. Y que pueden resumirse en una frase: la sexualidad está prohibida, sobre todo esa sexualidad infantil que está a medio camino entre el juego, el ensayo y el placer. El niño efectivamente tiene sexualidad pero se trata de una forma de sexualidad bien distinta a la de los adultos. Se trata de una sexualidad cuyo destino es ser coaccionada a fin de que alcance un desarrollo óptimo: la reproducción.

Aquí en esta noticia podemos ver por donde andan ciertos planes de ingeniería social y aquí en esta otra como algunos políticos pretenden retornar a la tribu primordial.

Los niños ya juegan juegos eróticos de forma espontánea, no hace falta que los adultos se inmiscuyan en ellos o que los lleven a cabo como forma de socializarse en la escuela. La gracia que tienen esos juegos es que se jueguen a escondidas, puesto que están prohibidos, si les quitamos el estigma de la prohibición estamos de hecho permitiéndolos. ¿Dónde queda pues Edipo? Un héroe trágico se convertirá en un héroe de cómic. Lo que está detrás de esta propuesta es un cambio de la subjetividad occidental, el asesinato de Edipo.

Nota liminar.-

Este post se lo dedico a Leyre Khial, mi antropóloga de cabecera. Fue durante una conversación en Facebook donde recordé la peripecia de Malinowsky y los trobriandeses que había leído pero tenía descolocado. También sobre la idea principal que sobrevuela en este post: las intenciones de ciertos lobbies por forzar un estado de cosas que invierta la subjetividad humana con el pretexto de la igualdad.

El objetivo es matar al Padre.

Un objetivo, por cierto muy edípico.

Bibliografía.-

Genes y memes patrifocales y matrifocales

Memes de valores matrifocales

Los Mapogos

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Los leones son una curiosa especie: pertenecen a los felinos y sin embargo son gregarios, es decir viven en sociedades, una combinación insólita. Su forma de vida, -su cultura podríamos decir- consiste en una organización matriarcal, son las leonas las guardianas de sus familias, son las que cazan y las que crían, mientras los machos sestean al sol y copulan cuando pueden.

Bueno, esta es la idea que se tiene de la leonidad: ellas trabajan y ellos fornican y descansan al sol. Pero lo cierto es que ellos tienen mucho trabajo y por eso he colgado aquí este video que me parece extraordinario, por varias razones, la primera por su calidad fotográfica y la persecución escénica que propicie conocimiento sobre su organización social, la segunda porque se trata de un seguimiento de mas de 10 años que los investigadores hicieron sobre estos cinco hermanos, del que destacaré la figura de Mr Té, por ser el protagonista de esta trágica historia de leones junto a su inseparable hermano “Cola Torcida”. La tercera razón es porque estos observadores-investigadores aparecen en escena explicando su asombro y su perplejidad con el destino de estos leones a los que conocieron desde cachorros -y a los que pusieron nombre- y con los que forjaron -que duda cabe- vínculos humanos de empatía.

Me parece una lección inmejorable de etología y de la comprensión de esta leonidad creo que podemos extraer muchas consecuencias evolutivas sobre eso que nosotros interpretamos como “El mal”, algo de lo que no podemos hablar en la naturaleza, donde la ley del más fuerte, en este caso el más fiero y dominante es el que logra pasar más cantidad de sus genes a la generación siguiente. Pero para mi aparece en este documental otro elemento que de alguna forma se opone a esta otra visión tan negativa sobre la naturaleza de los comportamientos animales.

Me parece importante también hablar de la cooperación. Al fin y al cabo la vida de un macho de león es bastante hostil por parte de su grupo de origen: al llegar a la adolescencia los machos son expulsados de su manada y se convierten en leones nómadas, dejan de ser gregarios y se convierten en solitarios. Y ser un nómada solitario es una sentencia de muerte para un león. No es extraño que así mismo hayan desarrollado una adaptación: formar coaliciones.

Los expulsados adolescentes, apenas saben cazar, no tienen hembras con las que copular y carecen de territorio propio, son por así decir unos exiliados que vagan errantes en busca de comida. Nuestro grupo de 5 leones fueron expulsados pero pronto aprendieron a cazar y se especializaron en cazar presas grandes y temibles como los búfalos, jirafas  y hasta hipopótamos. Durante su travesía del desierto el grupo se fortaleció y se forjó una solidaridad entre ellos bajo el mando del hermano mayor. Fue así como poco a poco se fueron preparando para conseguir el premio a su aventura: un territorio propio.

Pero para tener un territorio propio hay que arrancárselo a otro clan leonino y eso fue lo que hizo nuestro grupo: vencer al macho dominante y arreglárselas para impedir cualquier intrusión de otros leones exiliados. Fue así como el clan se aseguró durante seis años una vida podríamos llamar feliz.

Pero cuando las cosas funcionan demasiado bien y las amenazas no proceden del exterior, lo que sucede es que hay que esperarlas desde el interior. Mr Té no estaba cómodo en una posición de subordinación y fue por eso por lo que deshizo la coalición e intentó hacerse con el poder. Fue derrotado y junto a su inseparable “Cola Torcida” fue expulsado y condenado a vagar.

Fue entonces cuando sufrió su más severa derrota y donde perdió a su hermano en una confrontación a muerte con otros leones. Derrotado, piensa a dónde dirigirse y solo tiene una opción. Volver con sus hermanos, aquellos a los que desafió y perdió antaño.

Aquí comienza en mi opinión la parte mas oscura de la historia, la más inmoral desde el punto de vista humano, puesto que sus antiguos camaradas le reconocen y le aceptan en la manada. Algo que sucede con frecuencia en el mundo de los leones, los derrotados vuelven a sus manadas de origen de donde fueron expulsado en su momento y casi siempre son reconocidos y aceptados.

Pero Mr Té no conocía la generosidad.

El lector deberá visionar el video hasta el final para obtener sus propias conclusiones.

La reflexividad

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Enric Novella es un psiquiatra valenciano, profesor de historia de la psiquiatría en la universidad de Valencia que durante su carrera se ha ocupado en numerosas ocasiones de un tema candente hoy: las relaciones entre los contextos históricos y las enfermedades mentales, que intenta explicar la patoplastia de las enfermedades mentales en paralelo a las ideas que gobiernan una época. Aqui por ejemplo hay un seminario de metaformación que dictó en nuestro Hospital Provincial de Castellón a propósito de la modernidad y su relación con la psiquiatría y el pensamiento psiquiátrico (un subproducto de la modernidad). Pues no se puede entender la modernidad sin la psiquiatría, es decir sin la naturalización del sufrimiento mental que vino a sustituir al pensamiento teocrático anterior.

 

novella

Recientemente ha editado un nuevo libro que supone otra vuelta de tuerca a las ideas que navegaban por su mente en su aparición anterior. En mi opinión este libro es su mejor obra, la más hilada y comprensible y donde además construye un discurso de tres ejes. -como anillos borromeos- y que sirven como guías o andamios paralelamente a las patologías (tal y como se presentan en la clínica), a la conceptualización del sufrimiento mental y las coordenadas culturales que son bien causa o bien efecto de estos desarrollos que abordan problemas epistemológicos, clínicos, políticos, artísticos, ideológicos y de Zeitgeist en una especie de macedonia de frutas donde las disciplinas parecen fundirse en un magma de indiferenciación que nos permite predecir la patoplastia de una determinada enfermedad: “dime que opinas de tu sufrimiento, de dónde procede y te diré como es y como se llama”.

Para ello Novella se apoya en tres ejes que aunque aparezcan separados son en realidad contiguos y quizá secuenciales. Se trata de : el individualismo, la reflexividad y la identidad. Todos los sufrimientos mentales en los humanos pueden ser clasificados según estos tres ejes que pueden pensarse también como repliegues de la subjetividad:

El individualismo nos legó el genio creador y la melancolía, la reflexividad nos dejó la vida interior y la esquizofrenia y la búsqueda de una identidad propia nos legó la emancipación y el vacío.

La reflexividad es lo mismo que pensar, pero se trata de un pensar un poco especial. No se trata de pensar para resolver un problema de matemáticas, se trata de re-flexionar es decir de flexionarse sobre si mismo, o sea pensar sobre uno mismo. No cabe duda de que esta ganancia de la reflexividad que procede naturalmente de un individualismo anterior que apareció en el Renacimiento y el Barroco, tiene relaciones con la aparición de la esquizofrenia o al menos con eso que ha venido en llamarse “un hombre dividido”, una escisión que interesa sobre todo al cuerpo, generando un terreno de nadie entre la mente y el cuerpo que es rellenado de un espacio agrandado de intimidad yoica que es precisamente el lugar donde tienen cabida las vivencias esquizofrénicas .

Sobre la hiper-reflexividad y su relación con la esquizofrenia ya habían escrito otros autores como Stanguellini, así:

Me experimento a mi mismo como el origen de mis experiencias. Esta forma de acceso a mí mismo es una forma primitiva de egocentrismo que es preverbal y prereflexiva, se trata de una experiencia inmediata en tanto que resulta una evidencia que no se da a manera de inferencia o criterio, no es un pensamiento, ni una emoción ni una cognición, es una experiencia de contacto primordial con uno mismo o autoafecto. A esta experiencia algunos autores le han llamado ipseidad y otros mismidad. No solamente se trata de una experiencia previa a toda experiencia sino una condición de la misma.

Una vez hemos definido al “cuerpo vivido” desde el punto de vista fenomenológico ya estamos en condiciones de entender que este constructo es el embrión de la corporeidad y la intersubjetividad puesto que el vinculo perceptivo entre el sí mismo y otra persona se basa en la posibilidad de identificarme con el cuerpo de la otra persona por medio de un vinculo de percepción primario del mismo estilo que me relacionó con mi propio cuerpo. En este sentido la propiocepción interviene en la comprensión de otras personas a través de una especie de sintonía corporal.

La cenestesia es el término a través del cual hablamos de la percepción interna -propiocepción en movimiento- del propio cuerpo mientras que la palabra cenestopatia describe las sensaciones corporales anormales. se trata de dos fenómenos muy descuidados en la psicopatología y la psiquiatría actuales. Fue Greek quien en 1974 acuñó este termino indicando que se trataba del medio por el que el alma se informa del estado del cuerpo.

Cenestesia  procede del griego koiné aesthesis que significa “sensación común”.

Y tan común porque el cuerpo habla continuamente, nos habla y aunque casi siempre nos habla de sensaciones corporales normales algunas veces estos mensajes estan cargados de sentido como sucede en la hipocondria, la histeria, la ansiedad y sobre todo en la esquizofrenia donde son características las sensaciones que implican extrañeza, entumecimiento, movimiento, tracción ,etc. Lo patológico no es la sensación en sí que es banal y carece de significado clinico sino la interpretación casi siempre delirante que los esquizofrénicos hacen de ella.

Lo anormal no es la percepción corporal en sí sino la forma en que le prestamos atención y que el autor denomina reconocimiento hiperreflexivo que seria un modalidad patológica del reconocimiento normal y mínimo que he descrito cuando hablé de la mismidad y del cuerpo vivido.

Se trata de una especie de sobreinterpretación de las sensaciones corporales que tienen mucho que ver con lo inefable, es decir que la cenestopatía aparecería cuando alguna sensación no puede categorizarse verbalmente, de la misma opinión era Henri Ey que consideraba que las alucinaciones corporales brotaban cuando el sujeto no puede nombrar una sensación corporal algo que la mayor parte de nosotros hacemos por medio de una metáfora un “como sí”.

En este sentido alucinar es percibir el propio cuerpo de manera completa o parcial como un objeto o entidad viviente fuera de sí mismo es decir como algo transformado precisamente por la imposibilidad de la expresión metafórica.

En realidad ya Freud habló de esta cuestión en algunos de sus artículos. Concretamente el término “lenguaje de órgano” (organsprache) es un término del psicoanálisis y lo publicó Freud en “Lo inconsciente” a raíz de una paciente de Victor Tausk que padecía precisamente de esquizofrenia.

Emma A, la paciente de Tausk habia tenido una discusión con su prometido y desde esa discusión se quejaba de que sus ojos se le habían torcido (vedrehen), ella explicó que había acusado a su pareja de simuladora, “puesto que lo ve distinto cada vez”, es pues un hipócrita, un torcedor de ojos (Augenvedrehen), él pues le ha torcido los ojos y sus ojos ya no son suyos, ella ve el mundo con los ojos de él.

Como puede observarse el lenguaje de órgano es un caso especial de alucinación corporal donde las palabras son tratadas con literalidad, por lo que “torcido de ojos” pierde su textura metafórica y se transforma en algo real.

¿Por qué sucede tal cosa?

Stanguellini cree que la característica principal de la experiencia esquizofrénica es su ser incorpóreo.

Es precisamente la incorporeidad la que unifica las diversas dimensiones de la experiencia esquizofrénica, el centro de los centros. Hay una incoporeidad del Yo, y una incorporeidad de las relaciones del Yo con el objeto e interpersonales. La persona esquizofrénica se comporta como un cuerpo sin alma o dicho de una manera menos metafisica como si el sujeto sintiera que es un espíritu -una conciencia- adherida a un cuerpo que no es suyo, un cuerpo inanimado, un autómata.

Pues el esquizofrénico carece de sentimiento de mismidad.

La consecuencia de esta falta de contacto corporal inmediato es la experiencia de perdida de presencia, en los casos mas leves se siente separado de sí mismo, pero en los casos mas graves existe un hueco, un agujero, un profundo desgarro, una experiencia de vacío nihilista “No hay nada en mi vientre” o “Soy solo un marco”. Un estado que lleva a una mecanización del cuerpo con tal de mantener unidas sus partes que han perdido entre sí sus enlaces.

Otra forma de experiencia del propio cuerpo es la de una total separación entre mente y cuerpo, una conciencia sólo teórica que vive como espectadora de sus propias percepciones, acciones y pensamientos, el esquizofrénico ve el mundo a través de su cerebro sin saber que es suyo lo que le lleva en ocasiones a proyectar afuera lo que en realidad le ocurre dentro.

Se trata de un dualismo radical: pura conciencia o pura materialidad, este es el fenómeno fundamental de las anomalías del autoreconocimiento como un ente corpóreo según Stanguellini.

¿Y qué sucede con las relaciones con los otros?

La crisis de lo corpóreo no termina aquí porque el paciente tiene además otro problema sobreañadido: dotar de sentido a las experiencias con los otros sin tener las bases para reconocerse a sí mismo.

Usualmente lo que se resiente es el significado y el sentido de las experiencias. Tener el cuerpo desconectado permite suponer que el asidero a la realidad externa también desparecerá, es por eso que los objetos del mundo carecen de significados prácticos lo que conduce con frecuencia a la perplejidad.

Emergen nuevos significados en forma de preocupaciones idiosincráticas que se originan en esta interfase de parcialidad intersubjetiva, lo que habla en las percepciones delirantes es un detalle perceptivo que involucra a la persona y al hacerlo revela una nueva comprensión del mundo o una nueva identidad más profunda y más personal. La emergencia de neosignificados es la regla cuando el esquizofrénico está dotado para la abstracción y las palabras se vuelven asimismo incorpóreas y desubicadas admitiendo una existencia separada del contexto. Las palabras viven por si mismas y pueden aparecer como objetos que se parecen mas a los conceptos que las propias palabras.

Palabras y objetos son pues intercambiables, las metáforas se vuelven concretas y dan lugar a la aparición de delirios.

Los delirios son pues metáforas que no pudieron decodificarse.

La conclusión de Stangellini es que la intersubjetividad está condicionada por la incorporeidad y que existe entre ellas una relación circular, así la sintonía entre el Yo esquizofrénico y el resto de personas de su entorno se ve obstaculizada por fenómenos disociativos -esquizo- relativos a lidiar con la incorporeidad y la separación del mundo social parece pues una consecuencia de esa falta de estructura fundamental que da lugar a una separación radical cuerpo -mente que sucedió tempranamente en una edad donde ni siquiera el lenguaje pudo servir de auxiliar a esa dicotomía.

No es pues extraño que la vida de un esquizofrénico o al menos algunos de ellos -tal y como se describió en este post– sea un búsqueda de algoritmos abstractos, la explicación detallada de reglas impersonales.

No sabemos si la esquizofrenia existió siempre, en esta idea hay opiniones divididas. Algunos autores como Edward Hare opinan que la esquizofrenia es una enfermedad ligada a la revolución industrial  ya los cambios que llevó esta revolución en el imaginario de los hombres. Lo complicado es identificar qué variables son las que operan desde esos entornos culturales y esto es precisamente lo que consigue Novella con tanta precisión como nos es posible a la hora de interpretar variables de una disciplina con “epistemes” de la otra.

Para mi, un hallazgo que me ha permitido sacar el polvo a una idea de que me venia rondando hace mucho por la cabeza y que puede  resumirse así: Si quieres saber por qué enferman los hombres de tu tiempo, intenta perseguir los síntomas, los síndromes y las supuestas enfermedades desde atrás. Historifica tu sufrimiento y lo manejarás mejor.

El crimen de Pioz y el sentido común

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Pienso luego existo es la consigna del hombre cartesiano, Actúo luego existo es el fleco que quedó fuera de las clasificaciones.

Recientemente ha quedado resuelto -en primera instancia- el juicio sobre el asesino de Pioz, un brasileño llamado Patrick que vivía en un pueblo de Guadalajara junto  a sus tíos y dos niños de corta edad.

Voy a ahorrarme los detalles porque están suficientemente divulgados por la prensa y voy a ocuparme de otras cuestiones que me han llamado la atención en este caso: me refiero a la curiosa apelación que la defensa ha hecho sobre “la anomalía cerebral” y que según ella explicaría en parte un crimen, por otra parte abominable al haber niños de por medio.

Se trata de uno de esos crímenes gratuitos, inexplicables que cuando saltan a la luz publica lo primero que aparece en nuestra mente es que debe ser obra de un trastornado, por su crueldad y sobre todo por su falta de explicación racional. Hasta donde sabemos no es un crimen por venganza, ni por sexo ni por dinero. Con el tiempo aparecen en prensa las primeras hipótesis: debe tratarse de un psicópata puesto que no hay ninguna anomalía cerebral que nos convierta en asesinos.

Lo interesante que tiene para el publico en general, esta etiqueta de “psicópata” es que se trata de un enfermo mental que mantiene -por así decir- la apariencia de una persona sana y corriente. Los más leídos de entre los lectores suelen decir que un psicópata es un enfermo moral, una persona que no tiene escrúpulos morales y que sabe muy bien de la bondad o maldad de sus actos, es decir se trata de una persona que sabe discriminar del bien o del mal, pero lo cierto es que lo moral no puede naturalizarse. Existe una paradoja en este diagnóstico de psicopatía: ¿si es un enfermo -aunque siendo moral- entonces tiene que tener alguna ventaja jurídica? ¿Son imputables los crímenes de un psicópata?

Bueno, hay un consenso jurídico en que no lo son, precisamente porque son capaces de distinguir entre el bien y el mal. ¿Pero si son capaces de distinguir entre el bien y el mal, porque llamarles enfermos?

La etiqueta “psicópata” contiene no pocas confusiones. Llama la atención precisamente que los psiquiatras y psicólogos les tengan en su punto de mira observacional desde hace siglos a fin de desentrañar el misterio de esa conducta inexplicable para cualquier persona sensata. Lo cierto es que la mayor parte de las dimensiones de personalidad de los psicópatas -tal y como sabemos hoy- son muy frecuentes en la población general tal y como conté en este post y no todos los psicópatas cometen crímenes.

Después hay otra variable con cierto prestigio, se trata de la empatía. Los psicópatas son personas sin ninguna empatía. Tampoco esto es verdad del todo, los psicópatas son lo suficientemente empáticos para elegir a sus víctimas, saber quien se subirá al coche y quien opondrá resistencia. de manera que la teoría de la empatía no sirve, la mayor parte de los ciudadanos actuales tienen muy poca empatía, es más algunos autores han escrito sobre la evidencia de que vivimos en una sociedad demasiado empática y no tanto en una sociedad con falta de ellas. Evidentemente para cometer un crimen como el de Pioz es necesario no tener empatía en absoluto, lo que quiero decir es que la falta de empatía no predice crimenes por sí misma. Hay algo más.

El sentido común.-

Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos, pero esto no es exacto, el sentido común es muy común, si por común entendemos frecuente. El sentido común es irracional y en cierto modo algo tautológico, está emparentado con la intuición y con la “teoría de la mente”. Y es tautológico porque no puede apresarse en términos de lógica racional. Intente usted responder a esta pregunta:

¿Por qué andamos vestidos por la calle?

Más allá del frío que podríamos pasar si fuéramos desnudos, lo cierto es que no hay una respuesta lógica a ello, ¿por qué no ir desnudos en ambientes calurosos o en la playa? Hay personas que tratan de responder a este tipo de preguntas aplicando una lógica radical. Son los narcisistas.

Ninguna de las preguntas que puede plantear el sentido común pueden responderse en esa clave, se trata efectivamente de una convención social que no solo no nos permite ir desnudos sino que para cada ocasión, para cada contexto nos señala la mejor forma de presentación en público, de vestirse. Solo podemos responder a esa pregunta con una tautología como ésta: Hay que ir vestidos porque hay que ir vestidos según la ocasión, o porque si.

Dicho de otro modo, el sentido común es un conjunto de normas de navegación social, nos permiten ir por el mundo sin meternos en líos y ser aceptados por los demás. Se trata de proposiciones sociales que nos permiten no reflexionar demasiado sobre ello, se trata de las reglas que gobiernan el mundo social. El sentido común es lo opuesto a la hiper-reflexión de la que hablé en el post anterior.

El sentido común nos permite acceder a esas reglas de conocimiento práctico (phronesis) de forma pre-cognitiva, inmediata y axiomática.

El sentido común es el que nos permite saber que no debemos matar ni causar daños a los demás, algo sobre lo que no necesitamos pensar demasiado. El “no matarás” no es solo un imperativo moral, o un mandamiento divino, sino sobre todo, una cuestión de sentido común. Y mucho más cuando no hay ganancia ninguna en ciertos crímenes. Matar se hace por venganza, por celos, por sexo o por dinero. ¿Pero qué sentido tiene matar por matar? Y mucho más cuando el crimen es además una chapuza que deja a las claras quién fue el asesino desde el primer momento. Algo así le pasó a esta mujer cuando mató al pequeño Gabriel ¿Es que no sabia que seria la primera sospechosa?í

Entiéndase bien no es una chapuza solo porque no se tomaran precauciones sobre las necesarias consecuencias inmediatas  y las pesquisas policiales sobre la autoría del crimen, pero tampoco es porque se tratara de una emergencia impulsiva y que el crimen se llevara a cabo durante un acceso de cólera, se trata de algo planeado. Planeado si, pero muy mal planeado, (más que planeado, “ocurrido” en el sentido de ocurrencia reiterada) a la hora de ocultarse de las sospechas de la policía. Dicho de otra forma, no es una chapuza por haber sido algo impulsivo o reactivo sino simplemente porque el criminal no tiene sentido común, ni para dejar que su crimen fuera solo una ocurrencia sin pasar al acto, ni para protegerse del castigo posterior.

Del sentido común se han ocupado sobre todo los filósofos como Hanna Arendt y más recientemente algunos psiquiatras como Wolgang Blankenburg, que construyó un concepto llamado “Evidencia natural” para explicar los contornos que comparte el sentido común con el principio de realidad. Blankenburg se sirve en su monografía del concepto de sentido común (common sense) como elemento vertebrador de una explicación de la esquizofrenia desde el punto de vista de las anomalías de la intersubjetividad y la corporalidad. El esquizofrénico en este sentido no sería un enfermo con un déficit de la razón como supuso Kraëpelin sino una especie de racionalista mórbido o cartesiano donde el sujeto siente que su mente y su cuerpo andan separados y construye una especie de hiper-reflexión que le hace compensar -racionalmente- su falta de sentido con los demás y su propio cuerpo del que se siente separado y desencarnado.

Esta supercordura también ha sido descrita en los psicópatas por Alan Harrington

La supercordura.-

Además hay otro argumento que hace muy atractiva la hipótesis de Harrington de la que hablé en otro post que es en definitiva una hipótesis evolucionista. La falta de ansiedad y depresión en los psicópatas nos puede aportar pistas sobre la fortaleza mental que les hace inmunes a estas enfermedades. La mayor parte de la gente corriente se preocupa demasiado por las cosas antes de que sucedan, hay un sufrimiento que procede de la imaginación, de esperar siempre lo peor, no nos deja dormir y no nos deja disfrutar de la vida, muchas personas enferman precisamente por preocuparse demasiado, por identificarse demasiado con sus propios pensamientos, verdaderos venenos de la mente, pues sufrimos por lo que pensamos, por lo que sentimos y por lo que hacemos. Viene todo en el mismo pack.

Cuando hablamos de psicópatas siempre pensamos en criminales pero no caemos en la cuenta de ese otro perfil no criminal y bien adaptado que hemos llamado “psicópatas funcionales”.

De manera que es muy posible que los psicópatas mal adaptados sean los que menos sentido común ostentan al igual que sucede en los esquizofrénicos. la diferencia es que los esquizofrénicos son pensadores mientras que los psicópatas son hombres de acción, donde el paso al acto preside toda la clínica, mientras en los esquizofrénicos son las derivas del pensamiento el que los identifica.

Y aunque hay un solapamiento entre el trastorno antisocial de la personalidad y la psicopatía, lo más probable es que sean los psicópatas con bajos IQ los que llevan a cabo este tipo de crímenes, pues no cabe olvidar que el principal objetivo de un criminal es que no se descubra su autoría.

En este video podemos conocer las opiniones de Hanna Arendt sobre el “sentido común” algo necesario para hacernos un buen mapa de la realidad.

Bibliografia.-

Comentario sobre la evidencia natural de Blankenburg

Enric Novella: “El discurso psicopatológico de la modernidad: Ensayos de historia de la psiquiatría. (2018)

Entrevista a Enric Novella

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De Enric Novella ya hablé en un post anterior que dediqué a comentar algunos capítulos de su libro. Me gustó tanto que me puse en contacto con él para que accediera a contestar algunas preguntas en forma de entrevista para los lectores de mi blog. Agradezco su generosidad para con neurociencia-neurocultura.

1) Los síntomas, síndromes y enfermedades mentales siguen patrones culturales, ¿Como pueden encajar en nuestra comprensión de lo psicopatológico los hallazgos genéticos o preguntado de otra forma: si las enfermedades mentales mutan según la época y su Zeitgeist a diferencia de las somáticas, ¿crees que fue buena idea asimilar la locura a la enfermedad somática?

Por supuesto, el gran problema de las llamadas enfermedades mentales es que no tienen absolutamente nada que ver con ninguna otra cosa de las que se ocupa la medicina. Y, sin duda, todas las contradicciones a las que se enfrenta la psiquiatría desde sus orígenes se derivan de esta particularidad que, sorprendentemente, sigue pasando inadvertida para muchos. Claro, el espíritu, como se dice, “no camina sobre las aguas”; cualquier estado mental o psíquico tiene necesariamente un correlato físico. Pero ningún paciente delira igual que otro, de manera que no podemos vivir instalados en la ficción de que algún día seremos capaces de identificar y/o predecir lo que ocurre en el cerebro de alguien que delira.

Ciertamente, hay que ser consciente de que en el tránsito a la Modernidad no había otras alternativas viables a lo que entonces llegó a conocerse como la “corona de las ciencias naturales”. Por ese motivo, la medicina y la clínica pudieron imponer con facilidad sus discursos, sus prácticas y, en definitiva, su mirada. Pero, de este modo, en el mismo gesto que le otorgó carta de naturaleza, la medicina mental ataba su destino a la imposibilidad (yo diría esencial) que plantea el estudio de la subjetividad con los métodos y presupuestos de la ciencia natural.

2) El siglo XX ha sido el siglo de la esquizofrenia, sin duda, pero algunos autores como Edward Hare suponen que la esquizofrenia no existía antes del siglo XIX -o que al menos no hay rastro documental tal y como señalas en tu libro- y que apareció con la revolución industrial. ¿En tu opinión la esquizofrenia existió siempre o precisa como siempre se ha dicho un hombre dividido? Y en cualquier caso ¿cuales fueron las causas que propiciaron tal emergencia, si la hubo?

Aunque no siempre lo he visto así, actualmente no tengo ninguna duda de que la esquizofrenia no es una enfermedad meramente constituida o “puesta al descubierto” por la Modernidad, sino una condición psíquica muy definida que solo ha podido emerger en el contexto de la cultura moderna. A mi juicio, la experiencia esquizofrénica es el resultado de una cultura de la subjetividad marcada por la objetivación de los contenidos de la conciencia, la (hiper)reflexividad y la fragmentación o el desdoblamiento interior. Y esta apreciación tiene dos corolarios: primero, que aunque sea posible identificar algunos (supuestos) síntomas esquizofrénicos en otros contextos históricos o culturales, la condición mantiene una afinidad constitutiva con nuestra conciencia “moderna y occidental”; y, segundo, que todo sugiere que, progresivamente, esa conciencia va a ser capaz de desplegar sus operaciones sin enfermar demasiado, de manera que es muy probable que la esquizofrenia (y, en particular, su síntoma quizá más emblemático, las voces) vaya disminuyendo su incidencia clínica en un futuro no muy lejano. 

3) Es interesante esa división entres ejes que haces para estudiar los fenómenos mentales: subjetividad, identidad y reflexividad. Ese pensamiento hiperreflexivo de los esquizofrénicos fue señalado por Stangellini tal y como cuentas, pero en este caso hay que presuponer un defecto en la mismidad, es decir en la identificación con el propio cuerpo. ¿Crees que esta “psicastenia”, este defecto en la síntesis yoica es genética, producto del narcisismo primario (de las malas relaciones con la madre), nos viene de serie o es un aprendizaje anómalo propiciado por una cultura con demasiados estímulos o exigencias?

Me remito a la respuesta anterior. El autor que, en mi opinión, mejor ha desarrollado esta hipótesis es el psicólogo norteamericano Louis Sass, que ha insistido en diversas publicaciones en considerar la esquizofrenia como un trastorno de la “mismidad” (técnicamente habríamos de decir “ipseidad” o “autoconciencia prerreflexiva”) caracterizado por dos tipos de distorsiones básicas pero complementarias de la actividad psíquica: la “hiperreflexividad” y la disminución de la “autoafección”. La hiperreflexividad provoca, por un lado, que los sucesos mentales, interiores o subjetivos sean experimentados de forma similar a los objetos del mundo físico; de este modo, por ejemplo, las alucinaciones verbales características de la esquizofrenia no consistirían sino en una ruptura del silencio habitual con que se desarrolla nuestro incesante diálogo interior. Y, por su parte, la disminución de la autoafección implica un debilitamiento de la autodisposición del sujeto y de la vivencia prerreflexiva de presencia o existencia como fuente de vida que conlleva una pérdida de la sensación yoica que impregna todos nuestros pensamientos, percepciones y actos y, en consecuencia, una notoria alienación con respecto a ellos. En definitiva, ambos fenómenos son, como vemos, dos caras de una misma moneda, y sus raíces hay que buscarlas, como ya he señalado, en el desarrollo de una determinada cultura de la subjetividad.

4) Muy interesante me ha parecido el capitulo sobre la identidad donde te adentras ya en el mundo postmoderno para hablar -como no- del TLP cuya sintomatología fluctúa en este polo. ¿Crees que en el TLP también hay un defecto en la reflexividad y que es precisamente esta escasa identificación con el cuerpo lo que genera esa laxitud? O dicho de otra forma, ¿podríamos considerar al TLP la esquizofrenia de nuestro tiempo? ¿O seria más adecuado hablar de una histeria maligna en consonancia con eso que has llamado “disidencia”?

Es una pregunta muy difícil, pero creo que la hipótesis que planteas es totalmente plausible. Como sabes, la condición borderline ha sido interpretada desde múltiples perspectivas, pero creo que el análisis de la vivencia del cuerpo puede aportar claves muy valiosas a la hora de entender la fragmentación, la discontinuidad y la incoherencia que experimentan estas personas. Thomas Fuchs tiene alguna sugerencia en este sentido, pero al final su concepto de referencia para entender psicopatológicamente el TLP es el de identidad narrativa de Ricoeur (del que, en mi opinión, se ha abusado un poco en la psicopatología fenomenológica).

Comentarios liminares.-

El misterio de la patoplastia de las enfermedades mentales sugiere en una primera instancia que los síntomas de una enfermedad cambian con las coordenadas culturales, sin embargo esto solo parece ser cierto en las enfermedades mentales pero no en las físicas. Una apendicitis sigue siendo hoy igual que en la Edad media. Algo que sugiere que las enfermedades mentales no siguen los patrones  formales de las enfermedades físicas.

Somos muchos los psiquiatras que pensamos que las enfermedades mentales son una “invención”. No, en el sentido de que no existan sino que no se parecen en nada a las enfermedades psíquicas, sin embargo en el siglo XIX no había alternativa: o se consideraba que la alienación era una enfermedad como cualquier otra, es decir se naturalizaba o bien se seguía manteniendo la hipótesis teocrática de un castigo divino por pecados de la estirpe. Probablemente fue una buena idea combatir la hipótesis teocrática por otra de carácter naturalizador que con el tiempo se ha revelado inoperante o al menos muy constreñida para entender lo psíquico, desde los presupuestos de la medicina natural.

¿Qué alternativas nos quedan?

De momento no tenemos ninguna más allá de las propuestas del psicoanálisis y no podemos saber como derivaran las concepciones sobre el malestar psíquico, pero es cierto que necesitamos un paradigma nuevo para entender cómo y porqué enfermamos mentalmente e incluso encontrar otra palabra distinta a “enfermedad” para designar el sufrimiento mental.

Lo más probable es que las enfermedades mentales (sigamos llamándolas así) sean una única enfermedad que emergería en sus variantes fenotípicas de un conjunto de genes que tendrían la potencialidad -en distintas combinaciones- de provocar distintos fenotipos (una amplia variabilidad o neurodiversidad). Este conjunto de genes que algunos han llamado el factor p (de psicopatología) señalaría un origen común para todos los síntomas y síndromes psiquiátricos que acabarían manifestándose o no en combinación con factores del medio ambiente. Es decir a través de la crianza y de las creencias culturales compartidas por la población general y como no, del azar.

Por ultimo me gustaría destacar una cuestión nada baladí y que es ésta: si la psiquiatría o la psicología estudian la subjetividad humana, ¿como acceder a ella desde el punto de vista científico?

El Prozac de las langostas

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Jordan Peterson es un profesor de psicología canadiense que recientemente ha estado en España para promocionar su libro (que preside este post) y que a estas horas es tan famoso por sus videos de youtube como por este libro que se ha vendido de forma insólita, siendo como es un libro profundo al tiempo que promete ser divulgativo, un poco en clave de “autoayuda”, aunque se trata de una autoayuda especial: de esas recomendaciones nada fáciles de seguir pero bien documentadas para pensar en los fundamentos que Peterson propone en cada una de esas reglas, 12 en total.

Peterson es un hombre de una formación universal y ecléctica, es un gran comunicador que sabe de psicología evolucionista, de mitología, de psicoanálisis (sobre todo de Jung) y por supuesto de psicología y psiquiatría y sabe de historia de las religiones, de donde extrae ejemplos que utilizará como guías morales para proponer antídotos contra el caos, es decir contra la confusión y el sin sentido en que muchas veces se desarrolla nuestra vida.

langosta

De toda estas historias he elegido la primera, una historia de langostas.

En realidad Peterson utiliza el ejemplo de las langostas para explicar las “jerarquías de dominio”, una de las plataformas sobre las que la evolución natural ejerció la selección natural, pero lo cierto es que hubiera podido utilizar a cualquier animal. En mi opinión si eligió a este crustáceo es por su antigüedad y supervivencia evolutiva, la langosta es mucho más antigua que los dinosaurios y como dice Peterson es ideal para comprender eso de la “jerarquía de dominio” que es obviamente más antigua que las propias langostas y que los propios árboles.

La jerarquía de dominio es palpable en la vida de las langostas que tienen que sobrevivir en el mar y en lugares (el fondo marino) atestados de otras especies y de otras langostas que buscan el mejor lugar para instalarse. Un lugar donde haya bien cerca alguna fisura en las rocas para resguardarse, donde el alimento abunde y donde no haya demasiados intrusos tratando de “okupar” nuestro escondrijo. Un escondrijo absolutamente necesario para la langosta puesto que ha de mudar periódicamente de caparazón a medida que crece, quedando “en carne viva”, un periodo que la hace muy vulnerable a los ataques de sus depredadores.

El mejor seguro de vida para una langosta es pues, ese escondrijo entre las rocas que naturalmente ha de ganarse a pulso durante toda su vida pues otras langostas estarán al acecho. Un escondrijo que habrá de defender con uñas y dientes (con pinzas más bien).

Y lo hacen a través de la intimidación y la lucha, como sucede en otras especies territoriales. Y si lo hacen es precisamente para escalar en rango, pues el rango es otro seguro de vida que asegura hembras dispuestas, recursos alimentarios y buena salud.

Y el rango-estatus depende de la serotonina, es serotonino-dependiente.

Maldita serotonina.-

En un post anterior ya hablé de la serotonina y de ciertas investigaciones que el grupo de Lesh en 1997 había llevado a cabo con monos. Encontró que la administración de Prozac (fluoxetina) aumentaba la percepción de rango entre los primates, decía allí que:

Pues ahora viene lo más sorprendente: los monos tratados con ISRS, aumentan su resistencia a las enfermedades respiratorias, escalan más rápidamente en su entorno social, se hacen más afiliativos, recuperan la fertilidad común entre su especie y se hacen más tranquilos y sosegados, a pesar de haber sufrido la deprivación materna y ser portadores del genotipo equivocado.

Pues al parecer han habido otros investigadores (citados en la bibliografía del libro de Peterson) que se han ocupado de proporcionar fluoxetina a las langostas en condiciones experimentales. Los individuos dominantes presentan altos indices del pulso de serotonina y bajos de octopamina y al contrario los individuos subalternos presentan altos indices de pulso de octopamina y bajos de serotonina.

Y como la serotonina es un neurotransmisor que se ocupa de la flexión y sobre todo del manejo de las pinzas en las langostas (haciendo posible parecer mas grande de los que se es) Peterson comienza su andadura de 12 reglas recomendando algo que nuestros padres ya intentaron enseñarnos: Andar erguido y echar los hombros hacia atrás.

Ahora bien, procurarse una buena dosis de serotonina cerebral no es nada fácil, pues la serotonina es un metabolito del triptófano, un aminoácido esencial que ingerimos con la dieta pero que no atraviesa fácilmente por la barrera hematoencefálica, donde ha de competir con otros aminoácidos que pugnan por hacer ese recorrido desde la sangre al cerebro. Es por eso que nosotros los médicos solemos utilizar ciertos fármacos que aumentan la disponibilidad de serotonina de forma indirecta: bloqueando su transportador. Ese es el mecanismo que utilizan los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) como el Prozac (fluoxetina) y otros. Pero lo cierto es que nosotros no usamos este medicamento para aumentar el rango de una persona sino como antidepresivo.

Y es verdad que existe una relación entre adquirir o mantener un cierto rango social y algunas depresiones como las depresiones de derrota. Algunos autores han especulado con la idea de que la depresión seria el resultado final de haberse caído o haber descendido en la escala social bien a consecuencia de una perdida, un fracaso o una desgracia como quedarse sin trabajo, algo letal para la percepción del rango de un individuo cualquiera.

Las jerarquías de dominio están bien implantadas en toda la escala evolutiva y cuentan con un buen núcleo de respuestas neurofisiológicas en todas ellas, sin embargo nuestra especie nunca hubiera evolucionado hacia una conciencia recursiva de no ser porque fuimos capaces de inventar otras estrategias que también dan premio evolutivo: me refiero a la cooperación.

Pero la cooperación no puede darse en el vacío y precisa de otro tipo de jerarquías, me refiero a las jerarquías de crecimiento, es decir a aquellas jerarquías que permiten que los individuos de la misma se organicen de forma autónoma después de un tiempo de aprendizajes, pues la mejor forma de empoderarse es perteneciendo a una jerarquía de crecimiento, eso que hacemos con nuestros maestros, padres o protectores profesionales.

Pues de obtener poder se trata, no tanto para dominar a los demás (que es la manera en que nos imaginamos el poder) sino para ser autónomos y competentes:

Pues de lo que se trata es de obtener rango social y lo es -incluso en los monos estudiados pro Chance- porque el rango:

  • Garantiza una mejor salud.
  • Una vida más larga y más cómoda, eludiendo sobre todo enfermedades respiratorias y cáncer.
  • Una mejor calidad de vida: ser desparasitado con más frecuencia.
  • Mas parejas sexuales y afecto por parte de aquellos desposeídos de poder.
  • Más capacidad de influencia en los entornos sociales.
  • Una menor exposición a calamidades y estrés.

De manera que es comprensible que los humanos seamos buscadores empedernidos de poder, o lo que es lo mismo de rango, de prestigio social o reputación. Lo que nuestro cerebro aun no ha aprendido a hacer es encontrar una respuesta al para qué de toda esta búsqueda. Y si no encontramos ese “para qué” individual entonces no tenemos más remedio que reproducir la lacra de la dominación.

Hará usted bien si ha llegado hasta aquí en no imaginarse el rango o estatus humano como algo que pertenece a las elites, a los elegidos o -como se dice ahora- a los ricos: un bohemio heterodoxo, un artista de la calle, un jefecillo de una tribu urbana, un capo de la mafia o un político de pueblo pueden convocar entre sus grupos (subculturas) tanto rango como pueda otorgársele a cualquiera de esos prebostes de las finanzas, del deporte o de los negocios.

Lo que significa que las sociedades que hemos construido son bastante distintas a las de las langostas, si bien podemos funcionar como ellas cuando las cosas se ponen feas. Hemos conseguido fragmentarlas en diversas secciones como blockchains intentado impedir la centralización del dominio.

O dicho de otra manera: el poder está -como se dice ahora- ampliamente distribuido.


Maldita eugenesia

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poblacion

La población mundial crece y se proyecta hacia el futuro de una forma peligrosa si creemos en las predicciones de Malthus.

Recientemente ha salido en prensa una noticia insólita: un investigador chino ha conseguido modificar el ADN de dos gemelas e introducir un gen que hace a las niñas más resistentes (aunque no inmunes) al virus del SIDA. Algo que se ha conseguido a través de una tecnología nueva y emergente, la edición de genes con el CRISPR, una especie de “copia y pega genético” que nos permitirá en un futuro? -¿o ya es presente? modificar a la carta rasgos genéticos concretos.

Naturalmente esta noticia ha provocado un escándalo internacional por razones bioéticas: las niñas eran embriones normales que no padecían ninguna enfermedad. La tecnología CRISPR fue muy celebrada porque podrá en un futuro terminar con algunas enfermedades transmitidas de forma hereditaria pero contiene otra amenaza: la elección a la carta de ciertos rasgos en los embriones.

Dicho de otro modo: lo que ha saltado a la palestra es la eugenesia. La amenaza que significa esta palabra en nuestro imaginario.

También recientemente “La noche temática” ha emitido en TV2 un documental muy interesante sobre programas de eugenesia recientes, más concretamente los que llevó a cabo USA a través ciertas fundaciones supuestamente benéficas como la Fundación Ford o la Fundación Rockefeller para disminuir la población en China o la India y cuyos gobiernos acataron incomprensiblemente.

¿Pero qué es la eugenesia?

“Eugenesia” es una palabreja de origen griego que significa “buen origen”, y se debe a Sir Francis Galton, pero es conveniente conocer las diferencias entre eugenesia y disgenesia.

¿Pues a qué vienen tantos remilgos con la eugenesia si de lo que se trata es de mejorar la salud de las personas?

Hace poco que cayó en mis manos un articulo de Francis Galton, el primo de Darwin que según la wiki fue uno de los primeros interesados en el tema. En realidad la eugenesia es una forma de evitar la selección natural y sustituirla por la artificial, algo parecido a los que hacemos con ganado, perros, gatos, naranjas y tomates. Dice Galton:

“El ser humano alberga sentimientos de compasión y dispone del poder de prevenir muchas clases de sufrimiento. Pienso que deberíamos superar a la cruel selección natural para aliviar ese sufrimiento. Este es precisamente el objetivo de la eugenesia”.

glad

Pero hasta que no leí el libro de John Glad titulado “El futuro de la evolución humana: la eugenesia en el sigo XXI” -y que puedes descargarte gratuitamente en pdf y en cualquier idioma  desde http://www.whatwemaybe.org-, no profundicé lo suficiente en el asunto. Ahora ya sé que eugenesia no es lo mismo que disgenesia, y lo que hicieron los nazis -por ejemplo- era pura disgenesia.

En realidad la guerra es disgenésica, todas las guerras, pues en ellas mueren precisamente los mejores de cada generación sin demasiados distingos entre categorías de ciudadanos. Lo que se ha venido en llamar aristocidio, un termino acuñado por Nathaniel Weyl un antiguo comunista norteamericano de origen judío, luego transformado en un activo anticomunista,en su trabajo Envy and Aristocide (Envidia y aristocidio), al tiempo que argumentaba que la envidia impulsa a la gente menos inteligente al comportamiento criminal. El concepto de “aristocidio” propuesto por Weyl explica por qué en los sucesivos genocidios comunistas –y en general los perpetrados por las ideologías igualitarias, desde la Revolución Francesa a la URSS, pasando por las checas de la II República Española- los crímenes fueron cometidos no solo por cuestiones ideológicas –como la célebre “lucha de clases”- sino también por reacciones de tipo primario como la envidia y la conciencia de que los asesinados eran mejores en todos los sentidos que los criminales.

Del mismo modo los crímenes -el genocidio nazi- debe entenderse no como una cuestión racial sino como un intento de liquidar al poderoso enemigo judío en palabras del propio Glad. Hitler pensaba que los judíos eran los únicos que podían oponerse a su idea de raza aria y a la hegemonía de la misma.

Hay dos maneras de entender la eugenesia: la primera es para prevenir enfermedades hereditarias (como por ejemplo el Tay Sachs de la raza judía) y la segunda para mejorar la humanidad del futuro. Pues los intereses eugenésicos no se limitan al “aquí y ahora”, se trata -para sus defensores- de un compromiso ético con los que aun no han nacido, se trata de un compromiso que va más allá de intereses políticos o económicos actuales y que salta por encima de nuestros intereses más transversales.

La eugenesia no se ocupa sólo del fitness (del éxito reproductivo) sino que se ocupa desde luego de la supervivencia y la reproducción, pero también de la inteligencia, el altruismo, la salud y la moralidad de nuestros descendientes. Es por eso que la eugenesia no se basa en el supuesto derecho reproductivo sino en la responsabilidad reproductiva. La vida no es el supremo bien si carece de la dignidad suficiente. Es por eso que la eugenesia está emparentada con la eutanasia.

Y con el aborto.

El aborto puede ser eugenésico o disgenésico. Y dependerá de las facilidades que tenga una mujer para interrumpir su embarazo pero también de los propósitos que tengan sus gobiernos para facilitárselo. Dado que la sociedad está dividida en clases y IQs estratificados con distintos accesos a la necesaria información y servicios y que todas las mujeres no tienen las mismas oportunidades -en condiciones de igualdad- a recursos de “planificación familiar”, es obvio que las dificultades de este acceso desfavorecen a las mujeres de baja clase social y bajos IQs. De hecho las mujeres de clases medias o altas en cualquier condición legal podrán conseguir interrumpir su embarazo si así lo desean por sus propios medios. En este sentido las medidas coercitivas, prohibiciones, o condicionamientos sanitarios se imponen sobre todo contra las mujeres de clase baja.

Y esto es disgenesia.

Pero también sucede lo contrario y aquí aparece claramente la eugenesia impuesta a China e India durante las presidencias de John Ford y de Richard Nixon: las tecnologías contraceptivas como el DIU, el aborto o la política de hijo único fueron programas impuestos a chinos e hindués movidos por la idea de que la miseria de aquellos países se debía a un exceso de población. Es obvio que las mujeres con mejores índices educacionales tienen menos hijos que las mujeres pobres y analfabetas, de modo que existe una correlación entre pobreza y sobrepoblación. Pero en lugar de hacer una política para reducir la pobreza lo que se llevó a cabo de forma disgenésica fue un ataque a los úteros de las mujeres pobres. Las consecuencias de estas políticas ya las estamos viendo hoy, en China e India faltan millones de mujeres para emparejar a los millones de hombres que han quedado solteros y sin oportunidades sexuales o reproductivas.

Y sabemos que hombres jóvenes y solteros son una amenaza para la estabilidad de una sociedad.

Lo que Glad propone es precisamente lo contrario de las políticas ñoñas de nuestros gobernantes actuales: facilitar el aborto a toda mujer que así lo requiera,y favorecer sobre todo la gratuidad en un determinado segmento social, no tanto por un supuesto “derecho de la mujer a decidir”, sino en base al principio de responsabilidad reproductiva, un principio que no termina en la mujer embarazada sino que se prolonga en las siguientes generaciones.

Sin embargo algo hemos aprendido del caso de India y China: favorecer el aborto no se hace para empoderar “mi cuerpo es mío,” a las mujeres sino para disminuir la población, lo que tiene consecuencias en la sex-ratio. No cabe ninguna duda de que los poderes supranacionales, los lobbies o como se dice ahora, las élites están empeñados en disminuir la población y han aprendido algo: es mejor dirigir sus esfuerzos hacia la población rica. Los pobres son difíciles de gestionar, política y antropológicamente (por ejemplo prefieren tener niños a niñas). ¿Para qué gastar dinero en anovulatorios o DIUS o abortos más o menos impuestos si existe una población educada e instruida que lo hace espontáneamente y además se autofinancian?

Toda ingeniería social destinada a disminuir la población es disgenésica pero se vende como eugenésica. Y es además ineficaz, hoy sabemos que el fin de la política del hijo único en China no aumentará la población en China.

De manera que somos nosotros, los occidentales la población diana sobre la que se dirigen estas programas de disminución de la población y financiadas casi que por los mismos que fracasaron en China o India.

Anorexia mental: múltiples puertas de entrada y un único bucle diabólico.

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gordon

Los lectores de esta blog ya saben que una de las áreas en que me he implicado más en mi vida profesional ha sido el área de los trastornos alimentarios desde que en 1995 fundé -y atendí personalmente y junto a un equipo que tuve que improvisar a tal fin- la unidad de trastornos alimentarios (UTA) en mi Hospital, el Consorcio Hospitalario de Castellón. Mucho de los post que he escrito en este blog hablan de esta curiosa enfermedad y de mi experiencia clínica con estas adolescentes, más concretamente me refiero a la anorexia mental, que es una enfermedad que encaja mal en las nosografías clásicas y por eso la califico de una curiosa psicopatología. Y lo es porque -junto con otras patologías mentales- está ampliamente unida a nuestro Zeitgeist, al espíritu de nuestro tiempo. La anorexia mental es una enfermedad de la opulencia.

Tanto es así, que los factores culturales que hay detrás de esta enfermedad han sido investigados desde muchos ángulos y todo parece indicar que efectivamente estos factores tienen mucho que ver en la etiología y la génesis de esta enfermedad que sin embargo era ya conocida en la Antigüedad.

Sabemos que en cierta forma es -como decía Gordon- una enfermedad étnica (Gordon habló incluso de una epidemia social) que solo afecta a ciertas culturas pero no a otras, por ejemplo es más frecuente en occidente que en Africa e incluso más frecuente en occidente que en las culturas islámicas. Más abajo veremos el porqué de estas diferencias culturales, pero adelantaré algo: una muchacha que deja de comer no lo hace por las mismas razones en España que en Japón o China y más concretamente: la conceptualización que nosotros hacemos de la anorexia mental es solo eso, una conceptualización, la que viene en el DSM-V.

En los manuales operativos se ha cambiado muchas veces de parecer con respecto a los síntomas operativos de la anorexia mental, la novedad en el DSM-V es que ya no es necesaria la presencia de amenorrea para el diagnóstico, tampoco la anorexia (la falta de apetito) en si misma parece ser definitiva en la descripción de la enfermedad, ni el trastorno del esquema corporal que para Hilde Bruch era el trastorno central. Todo parece indicar que son el rechazo a mantener el peso que correspondería por talla y edad junto con un horror irracional a la obesidad, los síntomas más definitorios de este trastorno.

Como apoyo a la candidatura de una etiología sociogenética se ha señalado muchas veces la idea de que la anorexia mental es muy frecuente en bailarinas, gimnastas rítmicas y otras disciplinas que favorecen los regímenes alimenticios  y una disciplina corporal excesiva. Efectivamente la anorexia mental tiene un componente cultural lo cual no significa como veremos a continuación que todo pueda explicarse a partir de “lo cultural”.

Una única causa necesaria pero múltiples contingentes.-

No cabe duda de que la única causa necesaria para el desarrollo de una anorexia mental es el inicio de una dieta hipocalórica, sin dieta no hay anorexia. Sin embargo habría que preguntarse ¿por qué se inicia una dieta si sabemos que las dietas son aversivas? (algo así podríamos preguntarnos también con respecto a fumar). Es obvio que para iniciar una dieta de estas características tiene que haber causas muy robustas detrás. La causa conocida más frecuente es la búsqueda de la delgadez y este si es un fenómeno cultural puesto que para nuestra cultura occidental, la delgadez no solo va asociada al atractivo sino también a la competencia y a la popularidad en un tiempo en que ser aceptada por el grupo es más importante que cualquier otra consideración. Pero no es solo la búsqueda de la delgadez la razón por la que se inicia una dieta, hay tantas razones como repliegues de la subjetividad podemos empezar a contar: un cambio de dieta por un campamento de verano, una enfermedad física acompañada de anorexia, un cambio de ambiente, la traición de una amiga y el estrés correspondiente, el rechazo del grupo por un sobrepeso previo, el acoso escolar, el divorcio de los padres, etc. Cualquiera de estas circunstancias pueden hacer menos penoso el inicio de una dieta y en algunas ocasiones -al recuperar cierto control- pueden incluso ayudar a lidiar con los estresores ambientales, un recurso alostático. En ocasiones una paciente puede iniciar una dieta sin haberlo planeado, por casualidad o accidentalmente como conté en este caso.  O por razones espirituales como conté en en este post.

Un bucle diabólico.-

Lo cierto es que iniciar una dieta hipocalórica dispara una serie de fenómenos neurobiológicos muy interesantes y que podríamos resumir en una frase: cuanto menos se come menos hambre se tiene (también es cierto lo contrario, cuanto más comemos más hambre tendemos). Y no solo eso, sino que la dieta hipocalórica tiene dos efectos colaterales, el primero es la hiperactividad (que curiosamente propicia un mayor adelgazamiento) y el segundo es la obsesividad o la compulsividad. Es como si el cerebro se transformara en un cerebro obsesivo a causa de la dieta. Este fenómeno se ha comprobado no solo en humanos sino también en ratas y hámsteres.

Es lo que se llama el ciclo de auto-ayuno o auto.inanición:

El ciclo de auto-inanición surge en individuos predispuestos después de una fase inicial de restricción de alimentos y pérdida de peso. Mientras que el ayuno y el ejercicio son inicialmente aversivos, gradualmente se vuelven gratificantes, incluso adictivos, a medida que se activa la respuesta de hambre. Al mismo tiempo, los comportamientos restrictivos que solían ser deliberados se vuelven cada vez más automáticos, habituales y difíciles de interrumpir (Dwyer et al. 2001; Guarda et al, 2015; Lock & Kirz, 2013; McGuire & Troisi 1998). El ciclo de auto-hambre juega un papel crucial en el inicio de la anorexia.

El aumento de la actividad física es un componente clave de la respuesta de hambre en muchas especies animales; en general, su función es impulsar la exploración y ampliar el rango de alimentación cuando los alimentos son escasos. Esta respuesta está tan arraigada que los animales sometidos a la restricción de alimentos en condiciones que permiten la actividad física a menudo se mueren de hambre mediante el ejercicio intenso (Fessler, 2002; Guarda et al, 2015; Scheurink et al, 2010). En los seres humanos, el orgullo (el éxito en el adelgazamiento) es un poderoso refuerzo adicional de auto-hambre: alcanzar niveles extraordinarios de delgadez y autocontrol hace que muchos pacientes anoréxicos se sientan especiales y superiores (Allan y Goss, 2012). La respuesta de hambre también provoca algunos cambios psicológicos que contribuyen aún más a reforzar el ciclo. En particular, la inanición interfiere dramáticamente con la flexibilidad / cambio ejecutivo, y los patrones de comportamiento se vuelven cada vez más rígidos e inflexibles. El equilibrio entre el procesamiento local y global también se desplaza hacia los detalles locales. Esto puede contribuir a distorsiones comunes de la imagen corporal en la anorexia, como cuando los pacientes se enfocan obsesivamente en una parte específica del cuerpo (por ejemplo, el cuello o las caderas) pero se perciben a sí mismos como sobrepeso global (Pender et al, 2014; Westwood et al; 2016).

El ciclo de auto-inanición ha sido documentado a lo largo del tiempo y las culturas, incluidas las no occidentales. En las sociedades occidentales modernas, las preocupaciones con respecto a la grasa y la delgadez son la principal razón para perder peso y probablemente explican el aumento de la incidencia de AN en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, los casos de falta de autoestima con motivaciones espirituales y religiosas han sido comunes en Europa al menos desde la Edad Media (e incluyen a varios santos católicos, la más famosa Santa Catalina de Siena). En algunas culturas asiáticas, las molestias digestivas se mencionan a menudo como la razón inicial para restringir la ingesta de alimentos, pero el síndrome resultante tiene esencialmente los mismos síntomas que la anorexia en los países occidentales (Bell, 1984; Brumberg, 1989; Culbert et al, 2015; Keel & Klump, 2003). Los criterios del DSM-5 para la anorexia incluyen el miedo a ganar peso como requisito de diagnóstico; por esta razón, la mayoría de los casos históricos y no occidentales no se diagnosticarían como AN dentro del sistema actual. Sin embargo, el énfasis actual en la delgadez es probablemente un hecho sociohistórico contingente y no parece representar un rasgo necesario del trastorno. (Keel & Klump, 2003). Tomado de este post

Dicho de otro modo, la anorexia mental que conocemos en occidente puede ser bastante distinta a la que vemos en otras culturas y no necesariamente una búsqueda de la delgadez. Existe una causa detrás de la causa que damos por buena.

Pero existen otros misterios sin desvelar, uno de los más robustos es este: ¿Por qué en los campos de concentración o en situaciones de cautividad no hay casos de anorexia? o más fácilmente ¿por qué no todas las dietas hipocalóricas acaban en una anorexia mental? ¿Por qué muchas personas durante la guerra, o en un naufragio mueren de hambre pero no desarrollan una anorexia mental?

Recientemente y mientras pensaba en escribir este post me encontré con una reseña de un hallazgo reciente: desactivar un gen puede facilitar al individuo comer todo lo que quiera sin aumentar de peso. No cabe ninguna duda que si la industria farmacéutica consiguiera sintetizar un fármaco capaz de silenciar ese gen se trataría de un enorme descubrimiento y no sólo cosmético sino también de interés para los diabéticos y síndromes metabólicos. Naturalmente hasta este momento solo ha sido posible observar qué pasa con los ratones del proyecto de investigación, pero sus autores son muy optimistas con respecto a su aplicación próxima en humanos.

¿Comer todo lo que se quiera sin engordar, tiene algo que ver con ayunar sin morir y manteniendo la capacidad cognitiva al alza como sucede en las anoréxicas?

Supongamos que algunas personas son portadoras de alguna vulnerabilidad concreta en su hipotálamo que interfiere con sus ciclos de ayuno, supongamos que estas personas se auto-imponen un ayuno electivo. ¿Es posible pensar que estas personas activan algún tipo de mecanismo alostático que les permitirá sobrevivir a medio-largo plazo aunque acaben muriendo de alguna complicación derivada de sus deficiencias nutricionales?.

Todo hace pensar en un hecho epidemiológico diferencial: los que se someten a dietas electivas son una población especial, en este sentido las anoréxicas serian reclutadas de entre esta población. Por el contrario las personas comunes que no presentan esta vulnerabilidad podrían morir con facilidad de hambre cuando son sometidos a dietas o hambrunas no electivas. Tampoco las anoréxicas engordan con facilidad aunque sean sometidas a realimentación forzada. ¿Es posible especular que una anoréxica es una persona que acude al ayuno precisamente para activar ese gen -inactivo- que seria el sueño de todo obeso silenciar?

Hay una sola muerte pero dos formas de morir: una muerte homeostática versus una muerte alostática.

Nota liminar.-

artista

La observación de que las anoréxicas tienen una mayor resistencia al hambre ya fue descrita por Charles Lasègue -el descriptor de la anorexia mental- durante el sitio de la comuna en Paris. Los artistas del hambre también han dado buen testimonio de este fenómeno.

Homeostasis y alostasis del miedo (I)

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La diarrea es un síntoma que nos servirá de guía para esta excursión que pretendo llevar a cabo para hacer entender una serie de cuestiones relacionadas con nuestro concepto de causalidad y que tiene que ver con preguntas tales como ¿Es posible un síntoma sin daño? ¿Cual es la causa de estos síntomas sin daño? ¿Qué diferencia hay entre un síntoma adaptativo y otro síntoma deficitario? ¿Hay una causa de causas?

Cuando yo era joven los médicos solían tratar la diarrea con neomicina, un antibiótico que no se absorbe en el intestino y que en teoría era ideal para matar toda la supuesta flora patógena que causaba la diarrea. Es lógico que los médicos pensaran de esta manera en una sociedad donde la fiebre tifoidea y los paratifus aun hacían estragos en la población, descontando las diarreas parasitarias. Lo cierto es que aquellos médicos pensaban que las diarreas era casi siempre infecciosas y de lo que se trataba era de liquidar a los microorganismos causantes de la misma, aunque fuera a cambio de liquidar también los microorganismos benéficos que obviamente aun no se conocían: el objetivo era impedir la muerte por toxemia o deshidratación.

Pero poco a poco se fue modificando este punto de vista, los antibióticos dejaron de usarse en las diarreas agudas y crónicas y fueron sustituidos por ciertos fármacos que disminuían la motilidad intestinal como la loperamida (Fortasec): de lo que se trataba era de cortar el síntoma tan molesto como disfuncional, la diarrea.

Hoy los médicos ya no tratan las diarreas salvo con medidas tradicionales: la dieta, la sustancia de arroz y el hipocrático ayuno junto con abundantes líquidos. El paradigma actual es: “que el paciente lo tire todo” es decir favorecer el síntoma y esperar.

Lo cierto es que cuando tenemos diarrea pensamos sobre todo en dos cosas: la primera es que algo nos ha sentado mal (es decir la hipótesis tóxica), una especie de envenenamiento provocado por algún alimento en mal estado. La segunda hipótesis es la vírica, “tengo el virus”, decimos y vamos al medico para que nos cure esa viriasis tan parecida clínicamente a la gripe.

Pero no solemos pensar en las hipótesis más frecuente: entre las diarreas agudas la primera hipótesis si es aguda: la de la transgresión alimentaria, comer más de la cuenta o comer cosas a las que nuestro intestino no está adaptado, como debemos recordar ahora que vienen las Navidades. La segunda posibilidad, si es crónica es que se trate de un colón irritable o una colitis ulcerosa. Hemos dejado de pensar en los gérmenes y los parásitos.

Hay que recordar ahora que nuestro intestino es un órgano diana de eso que llamamos alostasis y toda alostasis es predictiva es decir funciona anticipando lo que va a suceder. Alostasis es la otra cara de la homeostasis, una homeostasis en movimiento.

Homeostasis es el mecanismo a través del cual nuestro organismo se mantiene estable en cualquiera de sus variables biológicas a través de una pequeña oscilación en el tiempo. Alostasis o carga alostática es el trabajo que debe hacerse a cargo de otras variables para mantener la homeostasis de la variable principal, siguiendo con el ejemplo de la diarrea, el numero de deposiciones seria la variable principal. Alostasis supone mantener la estabilidad a través del cambio.

El estrés de cualquier origen es el responsable de que nuestros variables biológicas se perturben, por ejemplo una transgresión alimentaria es un estrés para nuestro intestino pues ve perturbada su homeostasis y lo que hace es aumentar su motilidad y el numero de deposiciones para poder tramitar la sobrecarga de esa transgresión. Pero no solo hace eso sino que vale la pena retener otra cuestión que nos servirá mas adelante para enfocar nuestra lupa en el miedo: la alostasis no es solamente una reacción a la transgresión sino que predice cuando va a haber una transgresión nueva, es como si nuestro intestino pudiera recordar y aprender

Para comprender mejor la diferencia entre homeostasis y alostasis veremos el ejemplo de una variable biológica, la glucemia que se mantiene estable dependiendo de la ingesta y del ayuno y oscilando entre 70-120  mg en cifras estandard. La glucemia aumenta cuando comemos y disminuye con el ayuno y el ejercicio, pero su homeostasis es algo más compleja pues depende de otra variable: la insulina

La+dinámica+de+la+glucosa

Es la insulina y más concretamente la hiperinsulinemia (o la falta de insulina ) la que estira de la glucosa impidiendo que supere ciertos limites como podemos ver en el siguiente cuadro, la carga alostática de la homeostasis de glucosa recae sobre la insulina.

resistencia insulina

¿Qué sucede cuando se supera esta carga alostática? Pues que nos hacemos resistentes a la insulina y entonces aparecen ciertas patologías como las que se señalan en el cuadro. Como se ve, estas patologías no nacen de ninguna disfunción de la glucosa en si misma sino de otra variable -la hiperinsulinemia- que es la que sufre la carga alostática correspondiente.

Volviendo ahora a los argumentos que más arriba planteaba podemos empezar a pensar en el organismo -no tanto como un reloj con una causalidad lineal donde el funcionamiento del mismo se altera si se estropea una pieza- y más bien pensarlo como una bandada de pájaros, donde pueden perderse cientos de individuos sin que el sistema se perjudique. Los organismos biológicos son capaces de operar a “prueba de fallos”

Otra metáfora útil es la telaraña para dibujarnos la complejidad, una tela de araña donde a veces falta la araña. Los médicos por lo general ante un síntoma (la tela de araña) se plantean buscar a la araña, pero no siempre la encuentran.

Sintomas sin explicación medica.-

Si no hay araña visible lo más frecuente es sospechar que el síntoma es un simulacro (el paciente está fingiendo) o que exagera o que es un síntoma psicológico. Nada de esto es cierto, lo que ocurre es que nuestro médico no sabe aun nada de teoría de sistemas y no conoce como funcionan los sistemas complejos como los biológicos. Tampoco sabe que no todos los síntomas traducen un déficit o una patología sino que en ocasiones el síntoma es una adaptación. No es frecuente tampoco que el médico sepa nada de la teoría darwiniana y por tanto no sepa conceptualizar qué es y qué no es una adaptación. La diarrea que tendremos estas navidades es un buen ejemplo de adaptación. Una adaptación es un trabajo de alostasis al que hemos condenado a nuestro cuerpo en función de algún tipo de estrés, en este caso una o varias comilonas en casa de suegros o cuñados. Nuestro organismo tratará de recuperar la homeostasis aunque tenga que pagar un peaje: ese peaje no es un síntoma que traduzca un déficit o una patología sino un aliado que viene a señalar lo que debemos evitar.

Algunos autores como Smith han inventado un término para referirse a los malestares o patologías que enseñan la telaraña pero no encuentran la araña, les ha llamado no-enfermedades que es un término muy engañoso porque sugiere que solo son enfermedades de verdad aquellas donde hemos encontrado a la araña y lo cierto es que la mayor parte de las veces los médicos no piensan en la posibilidad de que la araña haya terminado ya su trabajo y haya desaparecido.

Patologías como el dolor crónico, la fibromialgia, la fatiga crónica la SQM, el colón irritable la migraña, etc,pero también otras como algunas patologías mentales de las que me ocuparé en el próximo post son consecuencia de esta forma de pensar las arañas y sus telarañas y tienen que ver con este concepto de la alostasis y el estrés.

Y antes de escribir el próximo post y ahora que ya sabemos alguna cosa sobre el intestino-miedoso que es capaz de predecir estresores que aun no están presentes, dejaré aquí una leyenda para que el lector reflexione: ¿Están relacionados el miedo y la defecación?

¿Por qué decimos cagarnos de miedo?

Homeostasis y alostasis del miedo (y II)

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mapa emociones

El miedo es una emoción ancestral que nos viene de serie y es filogenéticamente más antigua que nuestra propia especie. El miedo ha prestado en toda la escala animal buenos servicios a todas las especies que la poseen o dicho de otra forma, el miedo es una emoción muy adaptativa que nos permite sobrevivir, predecir y eludir amenazas y peligros de distinta índole.

Pero no todos los individuos somos igualmente miedosos, los hay hipofóbicos y los hay muy temerosos y asustadizos, es algo que viene en nuestro temperamento y que ya podemos observar en bebés de pocos días. El miedo es una emoción innata que como la rabia viene impresa en nuestra paleta emocional del mismo modo que otros instintos, como hozar, sobresaltarse, estornudar, bostezar, succionar o llorar.

El miedo está emparentado (ver el mapa de las emociones que preside este post) con otras emociones vecinas: la vergüenza, la culpa, el desprecio, la perdida, la tristeza, el asco y la ansiedad son las más cercanas, un poco más alejadas tenemos el pánico y la rabia, todas ellas clasificadas como emociones negativas en el sentido de que pueden dar lugar a disfunciones, malestar y enfermedad. En el costado derecho hay un mapa de emociones positivas que rara vez dan lugar a malestar y patologías, en medio una serie de funciones neurofisiológicas que no son exactamente emociones pero muy relacionadas con la homeostasis corporal (como el hambre o la sed) y abajo a la derecha las más cognitivas de entre ellas y que también son pro-activas como el recuerdo o el olvido. Cada una de estas emociones tiene una función evolutiva como podemos leer en este post donde podéis consultar las funciones que cada emoción lleva a cabo en nuestra supervivencia y reproducción (fitness).

Las emociones que están en la parte superior izquierda como el miedo no se regulan solas (como el hambre o la sed) sino que precisan de cierta ayuda para que el individuo aprenda a auto-regularse. Esta ayuda procede de los cuidadores, más concretamente de la madre. Es la madre la que se sincroniza con su bebé y así durante el primer año (que es vital para la vida de cualquier bebé) ayuda a negociar las emociones simples que en este periodo van apareciendo, básicamente el miedo y la rabia, pero también el aburrimiento o el dolor. La madre y los cuidadores “se hacen cargo” de estas emociones tramitando su gestión y ayudando al niño a hacerlo por si solo paulatinamente. Los temores más precoces son el miedo al extraño, el miedo a la separación y el miedo a la oscuridad.  El miedo al abandono es un poco más tardío.

En este sentido podemos hablar de tres tipos de cuidadores:

1.- Los que son competentes para regular a sus bebés, comprenden el llanto y las necesidades del mismo y actúan en consecuencia proveyendo tranquilización. Dentro de este grupo hay que distinguir a aquellos cuidadores que siendo responsables y competentes para el cuidado no regulan bien su estado de ánimo y son -a su vez- asustadizos, tímidos, preocupados o miedosos.

2.- Los que son competentes pero poco fiables en el sentido de no estar disponibles, ser descuidados, imprevisibles o negligentes.

3.- Los que representan por sí mismos una amenaza.

Cada uno de estos modelos de cuidadores generan un estilo de apego bien distinto: los cuidadores tipo 1a generan confianza básica y por tanto un apego seguro. Un apego seguro significa que el niño crecerá en un entorno donde podrá explorar su medio ambiente con la seguridad de que puede volver y re-encontrar a sus cuidadores donde les dejó. Los cuidadores tipo 1b generan apegos ansiosos en el sentido de que el niño aprende bien pronto a restringir su campo de interés y a pegotarse o ser demasiado dependiente de ellos.

Los cuidadores tipo 2, son en cierta manera impredecibles y poco confiables, el niño desarrollará un apego evitativo en el sentido de que tenderá a regularse por si mismo, fiándolo todo a sus propias fuerzas o bien se alejará de ellos paulatinamente buscando otros apoyos afectivos confiables.

Los cuidadores tipo 3, por fin representan en si mismos una amenaza y generarán apegos desorganizados donde se darán cita estrategias de control, pegoteo y evitación alternante.

Alostasis del miedo.-

Aquellos de mis lectores que leyeron el post anterior ya estarán familiarizados con los conceptos de homeostasis y alostasis, de manera que no voy a insistir en definir que es alostasis y me limitaré a decir que el miedo como cualquier otra variable biológica se regula a través de un complejo sistema que podemos denominar para entendernos “control” que está emparentado con el concepto “locus de control“.

El control es la forma en que nosotros tramitamos nuestro miedo y lo ajustamos a la realidad externa o interna a fin de que sus expresiones sean lo más adaptativas posibles, es decir que exista una relación proporcional entre los estímulos amenazantes y la respuesta fisiológica. De lo que se trata es de minimizar el impacto de ciertos estados mentales que por si mismos pueden desorganizar al sujeto si son muy intensos como sucede en el ataque de pánico. He de decir en este momento que “nombrar las cosas”es decir la adquisición del lenguaje nos separó del determinismo puro de la naturaleza y en este sentido fue el mejor remedio para tramitar con nuestros miedos ancestrales. La simbolización es el primer agente anti-fóbico que encontró nuestra especie.

Con el control lo que hacemos son fundamentalmente dos cosas, o bien lo dejamos en manos de otros, como sucede en todos los individuos con un estilo de apego ansioso o bien nos hacemos cargo de él por nuestra cuenta si no podemos confiar en los demás. En este sentido existen personas controladoras y personas delegadoras de control.

La persona que controla excesivamente su medio ambiente o a si mismo gasta mucha energía en ello, su carga alostática es muy alta y es muy posible que se fatigue demasiado en asegurar un entorno predecible, pues es predictibilidad lo que busca el controlador. Este cansancio se traduce en múltiples problemas de dolor y fatiga crónica por sobrecarga alostática. No sabe duda de que ese cuadro que llamamos fibromialgia (antes llamado neurastenia) tiene mucho que ver con esa necesidad de control que procede naturalmente del miedo, ese miedo a lo desconocido, a lo incontrolable a lo impredecible. Es obvio señalar que el controlador siempre fracasará en sus intentos de predecir los riesgos y las amenazas de la vida, que es en este sentido, impredecible. Abandonar conscientemente parte de ese control siempre será una buena estrategia terapéutica.

Itinerarios del miedo.-

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Hace unos días llevé a cabo una pequeña encuesta en twitter para conocer los estilos (algunos estilos) del miedo, es decir cómo se constela el miedo en las personas comunes y me encontré algo que ya esperaba: las fobias simples son muy frecuentes, el 31% de las personas comunes viven con alguna fobia. Afortunadamente se trata de fobias que no interfieren gravemente con la vida diaria: se trata de temores relacionados con nuestra evolución como especie: las ratas, los perros, los insectos, las serpientes, las tormentas, etc. Dicho de otra forma: se teme el daño que estos animales pueden causar o bien se trata de fenómenos incomprensibles para una mente pre-racional como las tormentas. Son de poca monta por así decir, pues la probabilidad de encontrarse con un animal peligroso de este tipo en nuestro entorno es muy baja, en este sentido este tipo de fobias son “económicamente” eficientes en el sentido de que representan buenas perchas para colgar los miedos infantiles que quedaron sin tramitar. Casos mas perturbadores son la fobia a los aviones (si uno ha de viajar) o a conducir si uno depende de un automóvil para moverse.

Pero para mi lo interesante de esta encuesta era averiguar el porcentaje de personas hipofóbicas (temerarios) que andan por ahí como población general y que rondan el 10%. Era lo esperable a pesar de que esa encuesta carezca de validez estadística. También es interesante observar como los muy miedosos rondan también el 10%.

Es lógico porque ser muy miedoso es difícilmente asumible y gobernable, el miedo no es algo que suceda en el vacío, sino que está sometido a esa especie de gravedad que llamamos alostasis y es por eso que siempre hay un apellido detrás del miedo, se tiene miedo a algo o de algo. Pero existe otra razón por la que el miedo en estado libre es difícil de mantener, las personas miedosas son catalogadas como cobardes, el miedo es siempre indigno y ha de disfrazarse de una manera u otra, el miedo o ser miedoso es un tabú. Es por eso que el miedo utiliza disfraces.

Los disfraces del miedo.

La mayor parte de los miedosos tienen alguna fobia simple de esas fácilmente manejables; si no estamos condenados a la exposición incluso podemos disimularla toda la vida. Pero la mayor parte de los miedosos en realidad son evitadores del daño, una variable biológica temperamental que nos viene de serie y que puede medirse a través del modelo de Cloninger. Las mujeres por lo general puntúan más alto en evitación del daño que los hombres por razones evolutivas: los hombres han de demostrar valentía y disposición si quieren reproducirse, las mujeres no la necesitan, es por eso que las conductas de riesgo siempre serán más frecuentes en los hombres que en las mujeres, así como los alardes y la fanfarronería.

El miedo a la exclusión social, debemos a W.D. Hamilton nuestro conocimiento actual sobre los riesgos del ágora: a  través de su su teoría sobre la geometría de las manadas. intuyó que en las marchas nomádicas de ciertos rebaños de herbívoros existía un orden casi militar de desfile. Para mí lo importante de su formulación reside en la descripción que hace de los lugares de honor en esa marcha que no son otros sino el centro. La periferia de esta columna es ocupada por aquellos sujetos prescindibles desde el punto de vista del rebaño: los viejos, los heridos, los huérfanos o las climatéricas son los individuos que son desplazados a estos lugares de riesgo y los que pierden la vida con mas facilidad en su trashumancia por las praderas africanas.

Este hallazgo -aunque parezca banal- tiene una enorme importancia en psicologia humana porque entronca con uno de los temores humanos mas conocidos y universales: el miedo a la exclusión social. Y cuenta además con una patología especifica: la agorafobia o el miedo a los lugares abiertos como sustituto simbólico del riesgo de la exclusión y /o la muerte.

Naturalmente no hace falta ser muy miedoso para desarrollar un trastorno como la agorafobia, pues el miedo se halla bien a cubierto y disfrazado por aquello que se evita: andar solo por ciertos lugares. Del mismo modo no hace falta ser conscientemente miedoso para desarrollar una somatización cualquiera. En el post anterior ya conté como ciertos órganos son verdaderas dianas para el miedo, concretamente el corazón (en lo simpático) y el intestino en lo parasimpático. Existen intestinos miedosos como cuenta Arturo Goicoechea en su blog destinado a síndromes “miedosos” como la jaqueca y la fibromialgia. No hace falta ser miedoso para desarrollar un colón irritable o una migraña, basta con haber sido capaz de pasar el miedo al polo físico, algo que algunos de nuestros pacientes hacen de forma excelente.

En síntesis hay dos formas de enfrentar el miedo: la evitación y el control. Ambas con una inmensa carga alostática.

Por eso hay que evitar evitar y evitar controlar.

Si se puede claro.

Bibliografia:

WD. Hamilton: “Geometria de la manada egoista”. J. theor. Biol. (1971) 31, 295-311.

Bowlby,J. (1969). Attachment.New York:Basic Books.

Ekman, P. (1992). Are there basic emotions? Psychological Review,99,550-553

Ekman, P.,& Davidson, R.J.(1994) The Nature of Emotion. New York:Oxford University Press

Keltner, D.,&Haidt,J.(2001). Social functions of emotions. In T.Mayne & G.A. Bonnano (Eds.) Emotions: Current issues and future directions. New York:Guildford Press. (pp.192-213)

Keltner,D., Haidt, J., & Shiota, L. (2006). Social Functionalism and the Evolution of Emotions. In M. Schaller, D.Kendrick, & J. Simpson (Eds.)Evolution and Social Psychology pp.115-142.

La psiquiatría y la psicología evolucionista: una extraña pareja.

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evolutionary

Marco del Giudice es un profesor de psicología de la Universidad de Nuevo Méjico muy interesado en la intersección entre el evolucionismo y la psicopatología y que recientemente ha publicado un libro acerca de estos tópicos que son los que voy a comentar en este post. al menos algunos.

Una de los temas que aborda del Giudice en este libro y que me han parecido de interés es la separación que hace en su “teoría de la vida” de dos tipos de estrategias bien distintas, la estrategia lenta y la estrategia rápida:

Las estrategias rápidas ( “vive rápido, muere joven”) están bien adaptadas para entornos peligrosos e impredecibles. Cada organismo tiene una probabilidad bastante alta de morir al azar de alguna manera, inevitable antes de la edad adulta; La especie sobrevive por números absolutos. Los organismos rápidos deben crecer lo más rápido posible para maximizar la posibilidad de alcanzar la edad reproductiva antes de que mueran de forma impredecible. Deben aparearse con cualquier organismo de su alrededor, para maximizar la posibilidad de aparearse antes de que mueran. Deben ignorar a sus descendientes, ya que esperan que la mayoría de ellos mueran de todas formas , y ya que tienen demasiados de los que cuidar. Deben estar dispuestos a asumir riesgos, ya que la desventaja (muerte sin reproducción) ya es su expectativa por defecto

Las estrategias lentas sin embargo están adaptadas a entornos más seguros, o entornos complejos predecibles cuyas complejidades se pueden dominar con suficiente tiempo y esfuerzo. Los animales de estrategia lenta pueden tardar mucho tiempo en crecer y /o aprender a cazar, ya que necesitan lograr dominar muchas habilidades antes de dejar a sus padres. Pueden ser muy exigentes, ya que tienen todo el tiempo del mundo para elegir; estos individuos solo tendrán unos pocos hijos cada uno, y deberán asegurarse de que cada uno de ellos tenga los mejores genes posibles y llegue -a su vez- a reproducirse. Deben trabajar duro para criar a sus descendientes, ya que cada niño representa una parte sustancial de las perspectivas de su línea genética. Deben evitar los riesgos, ya que el inconveniente (muerte sin reproducción) sería catastróficamente peor que el incumplimiento, la expectativa es la diversificación y tener muchos descendientes en dos o tres generaciones.

Lo que del Giudice plantea es ¿qué pasa si las estrategias de historia de vida difieren no solo entre especies, sino entre individuos de la misma especie? ¿Y si esta teoría se aplicara dentro de la población humana?

Del Giudice intenta responder a estas preguntas basándose en una predicción de individuos a través de sus rasgos de personalidad identificativos ¿Por qué algunas personas son más asquerosos que otros?¿Qué significado tiene la hipofobia? ¿Por qué hay personas que ahorran mientras otras gastan sus recursos aquí y ahora? ¿Por qué alunas personas evitan los encuentros sexuales mientras otras se comportan de forma promiscua?. La idea del autor es que todos estos rasgos correlacionan con lo que el llama estrategias rápidas y estrategias lentas.

Ahora me interesa hablar de los genes ahorradores:

Ha habido algunas investigaciones sobre la hipótesis del fenotipo de thrify : si un feto está desnutrido mientras está en el útero, tendrá un mayor riesgo de obesidad más adelante. Define un mecanismo que titula ” mira a tu alrededor”, algo así como si el feto dijera  “Parece que estamos en un ambiente de poca comida, entonces diseñaré mi cerebro y mi cuerpo para comer y guardar comida cuando esté disponible y  almacenaré gran cantidad de grasa para cuando vengan mal dadas”.

La deprivación del feto intrauterina tiene lugar cuando suceden algunas cosas como estas, 1) la madre está a su vez deprivada, 2) la madre es añosa o 3) la madre tiene una insuficiencia placentaria. Lo que plantea del Giudice es que entonces el feto modula los genes relevantes para que esto suceda. Es decir predice un entorno deprivado y una estrategia lenta.

Del Giudice parece suponer que un mecanismo epigenético similar a “mira a su alrededor” al mundo opera durante los primeros años de vida para tratar de averiguar si estamos viviendo en el tipo de entorno peligroso impredecible que necesita una estrategia rápida, o un tipo de un entorno seguro y manejable que necesita una estrategia lenta. Dependiendo de su predisposición genética y las características observables del entorno, este mecanismo “toma la decisión” de “encerrarlo” en una estrategia concreta, configurando los rasgos de su personalidad más hacia un lado u otro.

Las dificultades de la psiquiatría con la psicología evolucionista.-

La psiquiatría es difícil de analizar desde una perspectiva evolutiva, en realidad las enfermedades mentales desde un punto de vista evolutivo no debieran existir, puesto que la mayoría de los trastornos psiquiátricos son al menos algo genéticos, y la mayoría de ellos disminuyen la aptitud reproductiva son por así decir contradictorios con los puntos de vista de la selección natural.

Un buen ejemplo de este tipo de cosas es la explicación que dan los psicólogos evolucionistas a la homosexualidad, una paradoja evolutiva. Es por ejemplo la teoría de Greg Cochran de que la homosexualidad debe ser causada por algún tipo de infección ; Él no ve otra forma en que podría seguir siendo un comportamiento humano sin ser seleccionado negativamente por la evolución. (la hipótesis del germen gay)

Del Giudice hace lo mejor que puede dentro de este marco. Intenta clasificar las condiciones psiquiátricas en unas pocas categorías basadas en posibles mecanismos evolutivos.

Primero, hay condiciones que son estrategias evolutivas plausiblemente buenas, y a las personas o a sus culturas simplemente no les gustan. Por ejemplo, la ninfomanía (la promiscuidad) es desafortunada desde una perspectiva personal y social, pero uno puede imaginar que desde el punto de vista evolutivo es muy eficaz.

Segundo, hay condiciones que pueden ser adaptables en algunas situaciones, pero no funcionan en un entorno actual opulento. Por ejemplo, los rasgos antisociales pueden ser adecuados para entornos con un mínimo de cumplimiento de la ley y mecanismos de mala reputación para mantener a las personas bajo control; ahora solo te llevarán a la cárcel. El gen ahorrador de insulina es ideal en condiciones de hambruna pero letal cuando hay recursos abundantes.

En tercer lugar, hay condiciones que son niveles extremos de rasgos que es bueno tener un poco. Por ejemplo, un poco de ansiedad es ciertamente útil para evitar que las personas toquen a los leones con palos para ver qué ocurrirá. Imagínese (como un modelo de juguete realmente tonto) que dos genes A y B determinan la ansiedad, y el nivel óptimo de ansiedad es 10. Alice tiene el gen A = 8 y el gen B = 2. Bob tiene el gen A = 2 y el gen B = 8. Ambos son individuos felices y bien adaptados que se involucran en el nivel óptimo local de no-tocar leones. Pero si se reproducen, su hijo puede heredar el gen A = 8 y el gen B = 8 para un total de 16, mucho más ansioso que el óptimo. Este niño puede ser diagnosticado con un trastorno de ansiedad, pero es una consecuencia natural de tener genes para varios niveles de ansiedad flotando en la población.

Cuarto, hay condiciones que son los representantes del “a modo de fallo” de rasgos que es bueno tener un poco. Por ejemplo, los psiquiatras han categorizado durante mucho tiempo ciertos rasgos comunes en “esquizotipia”, un conjunto de características más comunes en los familiares de esquizofrénicos y en personas con riesgo de desarrollar esquizofrenia. Estos rasgos no son psicóticos en sí mismos y no disminuyen el estado físico, ni la esquizofrenia es necesariamente el extremo de esta distribución. Pero los rasgos esquizotípicos son un ingrediente necesario para la esquizofrenia; la esquizofrenia es algún tipo de “modo de fallo” solo posible con suficiente esquizotipia. Si los rasgos esquizotípicos hacen algo bueno, pueden permanecer en la población, y esto se parecerá mucho a nuestra idea de que “la esquizofrenia es genética”.

¿Cómo podemos determinar en cuál de estas categorías cae un trastorno psiquiátrico?

Una forma es a través de lo que se llama taxometría : el estudio de hasta qué punto los trastornos mentales son solo el extremo más alejado de una distribución normal de rasgos. Algunos trastornos son claramente de esta manera; por ejemplo, si cuantificamos y representamos en una gráfica los niveles de ansiedad de toda la población, formarán una curva de campana y las personas diagnosticadas con trastornos de ansiedad serán las que se encuentran en el extremo derecho, los hipofóbicos como los psicópatas estarán en el lado izquierdo..

¿Hay algún trastorno que no sea de esta manera? Esta es una pregunta difícil, aunque la esquizofrenia es un candidato prometedor.

Otra forma es a través de la medición de la correlación de los trastornos con la carga mutacional. Algunas personas terminan con más mutaciones (y por lo tanto un genoma genéricamente menos funcional) que otras. La causa más común de esto es ser el hijo de un padre mayor , ya que le da a las mutaciones más tiempo para acumularse en las células espermáticas. Otras personas parecen tener una mayor carga mutacional por otras razones poco claras, que se pueden medir a través de la asimetría facial y la presencia de anomalías físicas menores (como orejas de forma extraña). Si un trastorno psiquiátrico en particular es más común en personas con mayor carga mutacional, eso sugiere que no es solo una adaptación funcional, sino algún tipo de “modo de fallo” de algo. La esquizofrenia y el autismo de bajo funcionamiento están vinculados a una mayor carga mutacional, también algunas parafilias como la pederastia.

Otra forma es tratando de averiguar qué aspecto de la estrategia evolutiva coincide con la aparición del trastorno. Los psicólogos del desarrollo hablan de varias etapas de la vida, cada una de las cuales presenta nuevos desafíos. Por ejemplo, la adrenarquía (edad 6-8 años) marca “la transición de la infancia temprana a la media”, cuando “la plasticidad conductual y el aprendizaje social intensificado van de la mano con la expresión de nuevas influencias genéticas en rasgos psicológicos como agresión, conducta prosocial, y habilidades cognitivas ”y los niños reciben comentarios sociales“ sobre su atractivo y capacidad competitiva ”.

Más obviamente, la pubertad marca la expresión de otras influencias genéticas y el momento en que los jóvenes comienzan a pensar seriamente en el sexo. Entonces, si varias adaptaciones evolutivas para lidiar con el apareamiento se activan repentinamente en la pubertad, esto explicaría que algunos trastornos mentales siempre comiencen en la pubertad, lo que proporciona cierta evidencia de que el trastorno mental podría estar relacionado con una adaptación evolutiva para lidiar con el apareamiento (como sucede por ejemplo con los trastornos alimentarios). O, dado que un elemento básico de la química evolutiva es que los hombres y las mujeres siguen diferentes estrategias reproductivas, si alguna enfermedad psiquiátrica es dos veces más común en las mujeres (por ejemplo, depresión) o cinco veces más común en los hombres (por ejemplo, drogadicción o autismo), entonces eso sugiere que se correlaciona con alguna estrategia o rasgo que un sexo usa más que el otro.

Aquí es donde Del Giudice enlaza en el marco de la historia de la vida con las etapas psicobiológicas del hombre. Si alguna enfermedad psiquiátrica es más común en personas que de otra manera parecen estar siguiendo alguna estrategia de vida, entonces tal vez esté relacionada con esa estrategia. O bien es otro nombre para esa estrategia, o es otro nombre para una versión extrema de esa estrategia, o es un “modo de fallo” de esa estrategia, o está asociado con algún rasgo o adaptación que esa estrategia usa más que otros. Al determinar la asociación de los desórdenes con ciertas estrategias de la vida, podemos descubrir en qué rasgo adaptativo se están llevando a cabo estas operaciones, y desde allí podemos aplicarles técnicas de ingeniería inversa e intentar descubrir qué salió mal.

Esta es una forma bien pensada y ordenada para pensar sobre la enfermedad psiquiátrica que cualquier otra. ¿Pero es efectiva?

No está claro del todo. Los trastornos psiquiátricos realmente se resisten ser puestos en este marco. Por ejemplo, algunos trastornos psiquiátricos tienen una curva de la calidad de la infancia en relación con forma de U – son más comunes tanto en las personas con una infancia inusualmente deprivadas o traumáticas que en personas con una infancia suficientemente buena.

Muchas anoréxicas tienen un funcionamiento notablemente alto con rasgos de perfeccionismo y excelencia, pero otras son un desastre con conductas desorganizadas y caóticas. El autismo se asocia clásicamente con un CI muy bajo y con asimetrías corporales que indican una alta carga mutacional, pero muchos autistas tienen un CI más alto de lo normal y una asimetría corporal mínima. La esquizofrenia a menudo comienza en una ventana muy específica entre los 18 y los 25 años, lo que suena prometedor para un vínculo de desarrollo, pero algunos casos comenzarán a los 5 años, y otras a los 50 años (parafrenia). En la clínica todo es así. ¿Qué se supone que debe hacer un psiquiatra orientado evolutivamente y amante del orden?

Del Giudice no se corta y nos dice lo que muchos sospechábamos: que la mayoría de nuestras categorías de diagnóstico combinan diferentes condiciones. Los anoréxicos con un funcionamiento inusualmente alto tienen una enfermedad diferente a los que tienen un funcionamiento inusualmente bajo. El autismo de bajo coeficiente intelectual con asimetrías corporales tiene una explicación evolutiva diferente a la del autismo de alto coeficiente intelectual. En algunos casos, es capaz de reunir una gran cantidad de evidencia para distintas entidades clínicas. Por ejemplo, la mayoría de los casos de TOC comienzan en la edad adulta, pero un tercio comienza en la primera infancia. Estos casos tempranos de TOC son mucho más propensos a ser masculinos, más propensos a tener una alta conciencia, más propensos a coexistir con rasgos autistas, y tener un conjunto diferente de obsesiones centradas en la simetría, el orden y la religión.

Lo que apoya la idea de que lo que clasificamos como un mismo desorden es probablemente un error conceptual y al fin y al cabo no hay dos esquizofrenias ni dos anorexias iguales o al menos hay subgrupos entre ellas.

En el fondo, los psiquiatras saben que realmente no hemos subdividido muy bien el espacio de los trastornos mentales. Cada año sale un nuevo estudio que pretende haber descubierto los tres tipos de depresión , o los cuatro tipos de depresión , o los cinco tipos de depresión., o algún otro tipo de depresión que algunos científicos creen que han descubierto. A menudo se les da un poder explicativo, como “el número tres es el que no responde a los ISRS”, o “1 y 2 son biológicos; 3, 4 y 5 son causados ​​por eventos de la vida “. Todos estos parecen igualmente plausibles, por lo que dado que todos dicen cosas diferentes, tendemos a ignorarlos a todos. Entonces, cuando Del Giudice pone la depresión en su punto de mira y encuentra que se subdivide en muchas combinaciones  diferentes, esto es probablemente la verdad.

Y nos lleva al tema central de este libro: ¿Existe alguna relación entre la psicopatología y nuestras adaptaciones ancestrales?. Ya he contestado mas arriba a ésta pregunta, efectivamente, una entidad psicopatológica pues responder a tres variables etiológicas al menos:

1.- Una causa remota-remota. Un ejemplo es la anorexia mental y la resistencia a la inanición que muestras las mujeres en comparación con los hombres. Para una mujer dejar de comer siempre será más adaptativo que en un hombre. Algo que ya había sido observado por Lasègue en sus pacientes.

2.- Una causa semi-remota: La exclusión social o la competencia intrasexual entre las mujeres puede dar lugar a estrategias de adelgazamiento. Algo que también representa una paradoja pues si la muchacha persigue ser más atractiva ¿por qué quedarse en los huesos? Una posible respuesta a esta pregunta es que una cosa es el motivo para ponerse a dieta y otra el “fallo” del bucle del apetito del que hablé aquí.

3.- Una causa próxima, como un estrés reciente, cualquiera de ellos no entraría en contradicción con los anteriores

Yo recomendaría a cualquiera que tenga un interés en la salud mental y una tolerancia a la escritura densa al estilo de un diario que lea las partes de psiquiatría de este libro. 

Extraido y expandido a partir de este post

¿Es peligroso el sexo?j

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patos

La idea de que el sexo es peligroso se la oí hace poco a Jordan Peterson en uno de sus videos pero la idea es bastante antigua sobre todo para los psicólogos evolucionistas. Una de las pruebas es que la actividad sexual se encuentra muy regulada en casi todas las culturas y sociedades, casi tanto como la alimentación. Ya conté en este post que si la alimentación está tan regulada es por la misma razón: comer es peligroso.

Claro, es peligroso para nosotros los omnívoros, que somos capaces de comernos cualquier cosa, incluyendo algunas cosas venenosas o tóxicas. Seria imposible encontrar un perro que bebiera alcohol y sin embargo es muy frecuente que los humanos lo consumamos. Tan peligroso es comer que incluso hemos desarrollado una adaptación que llamamos neofobia. Si ustedes tienen hijos es seguro que saben qué es un neofobia. Se trata de la fobia a probar alimentos nuevos, algo que hemos desarrollado probablemente para neutralizar nuestra tendencia a comérnoslo todo. Seguro que sus hijos le han dicho alguna vez al rechazar un alimento “No me gusta” y también es seguro que usted habrá contestado “¿Cómo lo sabes si no lo has probado nunca?”

El sexo es peligroso no sólo por razones próximas más o menos comprensibles, como los embarazos extemporáneos o las enfermedades de transmisión sexual sino sobre todo por razones no tan proximales. No cabe ninguna duda de que la actividad sexual conlleva peajes afectivo- emocionales, como los celos, el crimen, el acoso, el engaño, la agresión sexual, el divorcio, el infanticidio, el homicidio y la locura en general. El tiempo, empeño y los recursos que dedicamos en nuestra vida a buscar pareja, mantenerla, sostenerla y retenerla es superior a cualquier otra actividad vital si descartamos el trabajo.

En realidad vivimos en un mundo donde pareciera que los controles sexuales hubieran desaparecido si nos comparamos con los entornos en que vivieron nuestros padres. Vivimos en teoría en un mundo moderno donde los tabúes sexuales se han minimizado, existe tolerancia y permisividad, casi sin limites: las mujeres llegan al matrimonio (o a la pareja estable) después de múltiples escarceos sexuales sin consecuencias reproductivas gracias a los métodos anticonceptivos, pueden pasar así una juventud muy similar a las que llevan a cabo sus hermanos varones mayores. Practican el “one night stand” son descaro y sin culpa, al menos mientras están en la universidad. Algunas, pocas lo siguen haciendo mucho tiempo después de tener hijos porque la verdad del asunto es que el sexo episódico es divertido pero no puede sustituir a una relación amorosa, de complicidad y entendimiento a largo plazo entre una pareja.

La probabilidad de que una mujer se sienta vacía después de un cierto tiempo de ensayar su potencial seductor es muy alto y si es usted varón la posibilidad de no tener contactos de ese tipo es también muy alta si no tiene usted alguna característica que a ellas les resulte interesante. Hay otros efectos secundarios relativos al sexo casual, uno de ellos es la dilución de la responsabilidad: la mayor parte de estos encuentros se dan en circunstancias de embriaguez, de consumo de drogas, de iniciación brutal en los campus, donde las muchachas pueden sentir que han sido abusadas precisamente porque alguien tiene que tomar el mando en las situaciones ambigüas. Peterson sugiere que hay una relación directa entre este extravío de la responsabilidad que acompaña al sexo casual y la tiranía del Estado (o autoridades académicas)

sexo casual

Lo cierto es que la libertad sexual no existe, más allá de ciertos limites que vienen definidos por los gustos y costumbres de una sociedad, pero no hay ninguna sociedad que no haya inventado alguna manera de controlar la sexualidad de sus miembros de una manera u otra. La manera más conocida es una institución social que llamamos matrimonio. El matrimonio es algo así como la reunión de una pareja ( a veces voluntaria, a veces concertada, a veces obligada) que a través de un contrato usualmente frente a un tercero establecen un compromiso: el de formar una familia. Dicho de otra manera el matrimonio (o el compromiso a largo plazo hoy) es la mejor forma de dotar de recursos a la prole y también el mejor remedio a -como se decía antes- de la concupiscencia. En realidad el matrimonio es como se dice ahora una realidad socialmente construida (universal, eso si) pero que se solapa casi a la perfección con una adaptación que la selección natural ha construido para nuestras urgencias sexuales: me refiero a la monogamia. Cada oveja con su pareja. ¿Hay alguna solución mejor a la lujuria?

La monogamia es una estrategia reproductiva estable, pero ha de competir fuertemente con otras dos, la promiscuidad y la poligamia, cada especie ha elegido una estrategia concreta: entre los simios (el gorila por ejemplo es poligámico y el chimpancé promiscuo). Es muy probable que nuestra especie haya sido ancestralmente hablando una especie promiscua como nuestros primos los chimpancés y que haya adoptado finalmente la estrategia monogámica porque da más puntos de fitness, es decir de supervivencia de las crías, hasta tal punto que en un reciente articulo Robert Trivers defiende la idea de que la monogamia es genética. Claro que la monogamia tiene también su lado oscuro: ¿Por qué conformarse con una única pareja si podemos diversificar nuestra estirpe aquí y allá?. La respuesta a esta pregunta forma parte de la estructura de las cosas sociales que capturan los excesos de lo natural. La respuesta es que sin transgresión no hay regla que funcione. Es precisamente la transgresión lo que justifica y legitima la regla.

El que inventó la monogamia inventó la fidelidad y por supuesto la infidelidad como hacen nuestros amigos los gorriones, con una vida sexual muy parecida a la nuestra: son monógamos pero con escapadas puntuales. Y el que inventó la infidelidad inventó los celos. De modo que ya podemos ver que los celos son una forma de control de la conducta de la pareja y de intimidación de la misma pareja y los merodeadores.

Ahora bien, los celos tienen consecuencias para la salud mental del que los padece, la mayor parte de los celos sexuales en los hombres provocan mucha más patología mental que los celos en las mujeres, y muchas más conductas delictivas como agresiones y crímenes.

Pero volvamos al tema de la libertad sexual para encontrar el lado oscuro de esta idea que en realidad blanquea un problema humano fundamental: la precariedad del mercado sexual, del que ya hablé aquí.

No vivimos en un mundo de ordalía donde todos copulan con todas sino que existen una serie de reglas no escritas que cada cual ha de ir aprendiendo durante su adolescencia, precisamente en el momento donde las urgencias aprietan y los aprendizajes tienen poco hueso.

Estas reglas no escritas se pueden resumir en dos reglas fundamentales, derivadas de la selección sexual:

1.- Los hombres son más lujuriosos que las mujeres, precisan más parejas y corren más riesgos para conseguirlas. Los hombres somos poco selectivos en nuestros escarceos sexuales.

2.- Las mujeres son mucho más selectivas y tienen -en definitiva-la ultima palabra tanto para el corto, como en el largo plazo. Sus gustos son bien distintos a la hora de emparejarse tanto en el largo como en el corto plazo, donde además hay menos mujeres disponibles. Pero lo más importante de todo es que tienen más éxito reproductivo que los hombres (casi el doble) y también más éxito de emparejamiento en el “one night stand”.

De estas dos reglas se desprende un corolario que señala hacia la desigualdad sexual en oportunidades entre hombres y mujeres: los hombres están más deprivados sexualmente que las mujeres, tienen menos oportunidades sexuales y reproductivas que las mujeres y por tanto es fácil entender que existen bolsas de rencor y hostilidad hacia las mujeres (misoginia) derivado de esa frustración sexual crónica.

rameras

Reedición reciente del libro de Antonio Escohotado, “Rameras y esposas”

Pero la cultura inventó una solución para resolver este tema de las desigualdades sexuales: inventó la prostitución. La prostitución es el mecanismo de control social- en realidad una válvula de escape frente a la disonancia de apetitos sexuales entre hombres y mujeres- que aparece en todas las culturas, se trata de una dicotomía (una transgresión) del ideal de mujer-madre. Es Lilith frente a Eva, es Afrodita frente a Demeter. Si la Virgen Maria es el ejemplo a seguir por las mujeres “decentes”, es necesario una polarización al otro lado, una especie de guardianas del caos. Pues es precisamente introduciendo cierto caos controlado como el orden puede preservarse.

Es por eso que la prostitución es en su origen algo sagrado, una hierogamia  y no solamente un contrato comercial por horas. La prostitución es además de eso una profesión que en Roma se convino en manifestar el empoderamiento de las mujeres, tanto fue así que en tiempos de Tiberio fue necesario formalizar un edicto prohibiendo a las mujeres patricias de ejercerla. Dicho de otro modo: en su aspecto más simbólico y abstracto la prostitución no es el destino obligado de mujeres pobres obligadas a vender su cuerpo al mejor postor sino el ejercicio de un poder femenino  sofisticado destinado a regular los ciclos entre orden y caos. No es de extrañar que en esa misma sociedad -la romana- existieran también mujeres destinadas a mantener el influjo del hogar, las Vestales eran una especie de mujeres que vivían en comunidad, en una especie de conventos dedicadas a fortalecer el influjo de Vesta (Hestia), la diosa del hogar. Entraban en la orden con una promesa de castidad de unos 20 años y al terminar podían salir y casarse si así lo deseaban. Ni que decir que ser una Vestal era en Roma una situación de mucho prestigio.

Vestales como representantes del orden familiar, los hijos y el estado y de otro las prostitutas como símbolo del poder femenino y la transgresión necesaria para que el sistema sea funcional.

El sistema actual de valores -me refiero a occidente- ha borrado gran parte del grueso trazo de esta linea de separación introduciendo más confusión, no solo en los hombres sino también en las mujeres que se refugian en la new age, el animalismo-veganismo y en la psicología positiva, las místicas de genero parecen buscar un retorno a las diosas paganas  y borrar todo rastro de las vírgenes cristianas, madres y castas.Lo cierto es que todo parece diseñado para obstaculizar la formación de parejas reproductivas a largo plazo, algo que probablemente está en alguna agenda transhumana.

Autoginefilia

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travesti

Una forma común de entender la transexualidad hombre a mujer (MtF por sus siglas en inglés) es que todos los transexuales MtF son, en esencia, mujeres atrapadas en cuerpos de hombres. La narrativa estándar de los hombres que hacen la transición a mujeres es algo así: “siempre he sentido que nací en el cuerpo equivocado. Siempre he sido femenina en mis intereses y sentimientos. Mi deseo de cambiar de sexo se refiere a mi identidad de género, y no a mi sexualidad”.

Este es el relato políticamente correcto sobre la transexualidad de hombre a mujer, pero ¿es cierto o sólo es una explicación plausible y comprensible de la disforia de género? El caso es que esta narrativa que sostienen tanto los transexuales como los medios ha sido bautizada ya con un nombre como si se tratara de una teoría etiológica (causal), que Lawrence (2007b) ha llamado “la Teoría del Cerebro Sexual de la transexualidad”. Es decir la suposición de que existiría un fenotipo cerebral “trans”.

La idea en síntesis es la siguiente:

“Un transexual es una persona en la que las estructuras del cerebro relacionadas con el sexo, que definen la identidad de género, son exactamente opuestas a los órganos sexuales del cuerpo”.

Sin embargo Ray Blanchard y Michael Bayley no están de acuerdo con esta idea, sobre todo después de haber identificado dos subgrupos de trans.

Los estudios de Blanchard documentan cientos de hombres transexuales (hombres que desean convertirse o se han convertido en mujeres), así como otros individuos varones, en cuanto a su sexo de nacimiento que no desean realizarse cirugía de reasignación de sexo, pero que en ocasiones se presentan a sí mismos, o piensan en sí mismos, como mujeres.

Con respecto a la orientación sexual, Blanchard estudió cuatro grupos aparentemente diferentes de hombres MtF: homosexuales (totalmente atraídos por hombres-homosexual respecto a su sexo de nacimiento), bisexuales, heterosexuales, y asexuales. En los tres estudios clave, Blanchard (1985, 1988, 1989a), mostró que los transexuales homosexuales era diferentes en varios aspectos a los miembros de los otros tres grupos, y que los miembros de estos otros tres grupos, no diferían mucho entre ellos.

Dicho de otra forma existían diferencias significativas entre los trans homosexuales y los trans no homosexuales.

La contribución más importante de Blanchard fue el reconocimiento y la elaboración del fenómeno que unía a los tres tipos de transexuales no homosexuales y que llamó: la autoginefilia. La autoginefilia es “una tendencia de los hombres a sentirse atraídos por la imagen o pensamiento de sí mismos como mujer” (Blanchard, 2005). Una manifestación típica (si no el mismo concepto) de la autoginefilia es el travestismo fetichista, que es un precedente extremadamente común de la actual búsqueda de reasignación de sexo entre los transexuales no homosexuales (pero no en los homosexuales a secas),

El trasvestismo fetichista se considera una parafilia de varones heterosexuales y consiste en la estimulación sexual que se consigue  a través de la ropa femenina, naturalmente no de cualquier ropa sino de ciertos complementos como zapatos de tacón, medias, ligas, bragas, etc. Dicho de otro modo el trasvestismo fetichista incluye el disfraz como condimento erótico pero el individuo -que generalmente se trasviste a solas para obtener un goce solitario- no tiene en teoría el deseo de convertirse en mujer y sabe que no es una mujer, y sigue con su vida de hombre heterosexual.

Ahora bien casi todos los transexuales vistos por Blanchard en su investigación tienen entre sus antecendentes estos gustos autoeróticos, si bien la autoginefilia parece haber ido un poco más allá: no solo consiste en vestirse de mujer para obtener un goce suplementario y privado sino que representa una vuelta de tuerca en el goce: se trata de dirigir la libido hacia uno mismo como si una mujer se tratara. Es decir en la autoginefilia es frecuente que la fantasía se dirija hacia imaginarse completamente desnuda y enfocándose en las características anatómicas deseadas. Blanchard considera la autoginefilia como una heterosexualidad dirigida hacia uno mismo. Es decir, los hombres autoginefílicos son como los hombres heterosexuales, excepto que su principal atracción sexual es la imagen de ellos mismos como mujeres.

Sostiene también que los transexuales no homosexuales están motivados por la autoginefilia. Esto es, transexuales no homosexuales experimentan excitación erótica con la idea de convertirse en mujer, y esta excitación les motiva a convertirse en mujeres.

Lo que nos lleva de cabeza hacia el siguiente debate, ¿se trata de una variante de la excitación erótica o más bien de un trastorno de la identidad?

Lo cierto es que no todos los hombres autoginefílicos se convierten en transexuales. Los intereses autoginefílicos abarcan toda una gama, desde el travestismo y la participación en actividades femeninas estereotipadas (por ejemplo: tejer junto a otras mujeres), hasta poseer pechos y genitales femeninos. Es ese último rasgo el que está más fuertemente asociado con la transexualidad autoginefílica.

En mi vida profesional solo he tenido ocasión de conocer a dos transexuales y a unos pocos más travestistas, pero lo que me llamó la atención a pesar de mi escasa casuística es el deseo de ambos casos de tener pechos, ambos eran homosexuales y trans, si bien ninguno de los dos llevó a cabo el proyecto de cambiar de sexo.

Naturalmente Blanchard ha tenido que enfrentarse (a pesar de ser partidario de aprobar las cirugías de reasignación) a muchos escraches profesionales por el rechazo que las comunidades trans llevan acabo frente a la idea de que parte de la dinámica interna de los transexuales sea en realidad de carácter erótico y no identitaria. Por otra parte la idea de que una “erotización hacia uno mismo” pudiera ser catalogada de narcisista,  según ellos estigmatizaría de nuevo al movimiento trans. Y lo cierto es que: los transexuales homosexuales MtF son mucho más fáciles de entender para la mayoría de la gente que los transexuales autoginefílicos. Ellos encajan perfectamente en ese relato de “mujeres que viven en el cuerpo de un hombre”, sin embargo es bueno recordar que:

La mayoría de los que empiezan su vida como chicos extremadamente femeninos, incluso aquellos cuya feminidad incluye el deseo de convertirse en chicas, no se convierten en transexuales. En los EEUU actuales, la mayoría se convierten en hombres homosexuales

De existir separadamente del trasvestismo fetichista la autoginefilia parece ser una parafilia. Las parafilias son intereses eróticos persistentes, intensos e inusuales. El concepto de parafilia es controvertido, puesto que algunos defienden que es simplemente una palabra para estigmatizar comportamientos sexuales que la mayoría de la gente considera indeseables (Mosher, 2001). Algunas parafilias (por ejemplo, la pedofilia y el sadismo) son dañinas hacia otras personas, mientras otras (autoginefilia y fetichismo) no lo son. Hay dos hechos sobre las parafilias, no tan obvios, que sugieren que esta etiqueta tiene que significar algo más que un simple juicio de valor. Lo primero, es que las parafilias se encuentran casi exclusivamente en hombres (APA 2000, p. 568). Segundo, al menos algunas parafilias tienden a darse juntas. La autoginefilia, por ejemplo, aparece correlacionada con otras parafilias, especialmente con el masoquismo (Lawrence, 2006). Los anuncios de dominatrix, a menudo, ofrecen servicios a travestidos, y los hombres autoginefílicos tienen más tendencia que otros hombres a excitarse sexualmente con estímulos que representan escenas masoquistas. De los hombres que murieron practicando la peligrosa práctica masoquista de la asfixia autoerótica, aproximadamente el 25% eran travestidos, un porcentaje mucho mayor del que uno esperaría con base al número de travestidos no homosexuales que hay en la población total.

Dicho de otra manera: la autoginefilia tiene todas las características de ser una parafilia y compartir fenomenología con todas las demás y darse como el resto de parafilias principalmente en hombres.

Por otra parte Blanchard afirma que los transexuales homosexuales MtF son un subgrupo de, y están relacionados en cuanto al desarrollo con hombres homosexuales no transexuales. Además, enfatiza la manera más eficiente y práctica de distinguir transexuales autoginefílicos de transexuales homosexuales. Los transexuales homosexuales se sienten, sin ningún tipo de ambigüedad, atraídos exclusivamente por hombres; los transexuales autoginefílicos tienen otros patrones de atracción sexual. Es decir, un transexual MtF que declara atracción tanto por hombres como por mujeres, o tiene una historia de atracción por mujeres, o una considerable experiencia sexual con mujeres, o que no tiene atracción por hombres ni por mujeres –cualquier patrón claramente no homosexual- es casi con total seguridad autoginefílico.

O dicho de otra forma: los trans homosexuales sean o no autoginecofilicos se parecen mas a los homosexuales no trans que a los trans autoginecofilicos.

Bibliografía.-

Este post ha sido extraído de este articulo: “Autoginefilia: lo que oculta el movimiento trans”. De Michael Bayley.

 


La maravilla de la paternidad

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Anna Machin no es la nieta del celebre cantante de color de origen cubano que amenizaba los guateques de nuestros padres, sino una antropóloga evolucionista de la universidad de Oxford que recientemente ha escrito un libro sobre la paternidad. Además y para promocionarle ha escrito un articulo en aeon, sobre el que voy a intentar improvisar y  de paso a divulgar su idea central: la importancia de la función paterna con algunos párrafos tomados del mismo y algunos comentarios de mi invención.

Somos el único simio, la única especie que tiene papás en nómina. ¿por qué sucede esto?

Bien es cierto que la evolución ha construido cerebros monógamos (parejas de por vida) como en los gorriones y otros y también es cierto que los cuidados maternales han sido delegados -en algunas especies- a los padres (a los machos), también es cierto que a veces podemos encontrarnos con conductas entre machos (parejas de machos) que cuidan de un huevo como hacen algunos pingüinos o machos aislados que se turnan en esa tarea con la hembra (existe un bello documental sobre ello). Pero no se trata de conductas paternales propiamente dichas sino de conductas maternales extendidas.

La conducta paternal propiamente dicha en nuestra especie procede de la división del trabajo, algo que sucedió evolutivamente como mecanismo de compensación de ciertas vulnerabilidades de nuestra especie, estoy hablando del tamaño de la cabeza y de la estrechez de las caderas humanas, que generó un inconveniente muy claro: los bebés humanos nacen con una invalidez e inmadurez que les hace ser completamente dependiente de cuidados por parte de su madre. Y de ahí viene: que seamos el único simio que después de copular con una hembra se queda con ella. Pero no nos precipitemos.

Esto ha significado que, para garantizar la supervivencia de la madre y el bebé y la existencia continua de nuestra especie, hemos evolucionado para exhibir un período de gestación más corto, permitiendo que la cabeza pase con seguridad a través del canal de parto. La consecuencia de esto es que nuestros bebés nacen mucho antes de que sus cerebros estén completamente desarrollados. Pero esta reducción de la inversión en el útero no ha dado lugar a un mayor período compensatorio de la inversión materna después del nacimiento. Más bien, el período mínimo de lactancia necesario para que un niño sobreviva también se reduce drásticamente; La edad al destete de un niño pequeño puede ser de tres o cuatro meses. Un marcado contraste con los cinco años evidentes en el chimpancé. ¿Por qué sucede así?

La etapa infantil dura desde el momento del destete hasta el momento de la independencia dietética. Nosotros, los humanos, destetamos a nuestros bebés de la leche relativamente temprano, antes de que puedan encontrar y procesar alimentos por sí mismos. Como consecuencia, una vez destetados, todavía necesitan que un adulto los alimente hasta que sean capaces de hacerlo ellos mismos, momento en el que se convierten en jóvenes.

Así que la mamá da a luz a sus bebés antes de tiempo y puede invertir menos tiempo en amamantarlos. Seguramente esto significa una victoria energética para ella. Pero dado que la lactancia es la defensa contra una nueva concepción, una vez terminada, la madre quedaría embarazada de nuevo rápidamente, invirtiendo más energía preciosa en el próximo feto hambriento. Ella no tendría el tiempo ni la energía para comprometerse a encontrar, procesar y alimentar a su bebé en rápido desarrollo.

En este punto, ella necesitaría ayuda. Cuando estos problemas críticos para la supervivencia aparecieron por primera vez hace unos 800,000 años, sus parientes femeninos habrían intervenido. Habría acudido a su madre, hermana, tía, abuela e incluso hijas mayores para ayudarla. Pero ¿por qué no le preguntas a papá? La cooperación entre individuos del mismo sexo generalmente se desarrolla antes que entre individuos de diferente sexo, incluso si ese individuo del sexo opuesto es papá. Esto se debe a que hacer un seguimiento de la reciprocidad con el otro sexo es más agobiante cognitivamente que mantenerlo en contacto con alguien del mismo sexo. Además, tiene que ser lo suficientemente beneficioso para los genes de papá para que renuncie a una vida de apareamiento con múltiples hembras, y en su lugar se centre exclusivamente en la descendencia de una hembra. Conocer que los hijos tenían un padre, un linaje fue un hallazgo evolutivo importante.

Ello supuso una adaptación muy importante en ella y en él: ella debió de alcanzar una ovulación silenciosa de modo que su estro no fuera perceptible por papá. Y algo debió suceder en él para que su cerebro se hiciera dependiente de mamá habiendo tantas hembras donde poder elegir. Esto se consiguió por medio de la oxitocina: los hombres producen más oxitocina cuando repiten los coitos con una mujer. Y la oxitocina es un potente antagonista de la testosterona, la hormona del merodeo.

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Pero hace 500,000 años, los cerebros de nuestros antepasados ​​dieron otro gran salto en tamaño, y de repente confiar solo en la ayuda femenina no era suficiente. Este nuevo cerebro tenía más hambre que nunca. Los bebés nacieron aún más indefensos, y la comida, la carne, que ahora se requiere para alimentar nuestros cerebros, fue aún más complicada de atrapar y procesar que antes. Mamá necesitaba mirar más allá de su parentesco femenino para buscar a alguien más. Alguien que estaba tan genéticamente invertido en su hijo como ella. Esto fue, por supuesto, papá. Y aquí se estableció lo que Helen Fisher ha llamado “El contrato sexual”, algo así como “sexo a cambio de proteínas animales y protección”

Sin el aporte de papá, la amenaza para la supervivencia de su hijo y, por lo tanto, su herencia genética, fue tal que, en general, tenía sentido quedarse con él. Papá fue incentivado a comprometerse con una mujer y una familia mientras rechazaba esos posibles emparejamientos con otras mujeres, donde su paternidad era menos segura.

La función del papá.-

Más arriba he referido que la función paterna no es una simple copia de la función materna, se trata de algo que emergió a través de un contrato que ha funcionado bien durante miles de años: el reparto del trabajo. Seria absurdo que los dos miembros de una pareja tuvieran las mismas funciones, la naturaleza detesta la redundancia. El padre era cazador y la madre recolectora, el salía de caza mientras que ellas permanecían al tanto de la hoguera, ellas cocinaban o cosían pieles, ellos las proporcionaban de sus  presas.

En todas las culturas, independientemente de su modelo económico, los padres enseñan a sus hijos las habilidades vitales para sobrevivir en su entorno particular. Entre la tribu Kipsigis en Kenia, los padres enseñan a sus hijos sobre los aspectos prácticos y económicos del cultivo del té. Desde la edad de nueve o diez años, se lleva a los niños a los campos para aprender las habilidades prácticas necesarias para producir un cultivo viable, pero además, y quizás más importante, se les permite unirse a sus padres en los eventos sociales solo para hombres donde los acuerdos se realizan, asegurando que también tengan las habilidades de negociación y las relaciones necesarias que son vitales para el éxito en este hábitat marginal y difícil.

En contraste, los niños de la tribu aka de ambos sexos se unen a sus padres en las cazas en línea que tienen lugar diariamente en los bosques de la República Democrática del Congo. Los hombres Aka son posiblemente los padres más prácticos del mundo, y pasan casi la mitad de su tiempo de vigilia en contacto físico real con sus hijos. Esto les permite transmitir las complejas habilidades de acecho y captura de la caza en la red, pero también les enseña a sus hijos sobre su papel como padre de familia para cualquier futuro hijo.

Incluso hoy en nuestro entorno los papás son fuentes vitales de educación. En el libro La vida de papá (2018), sostiene la Machin la idea de que los padres enfocan su rol de muchas maneras diferentes dependiendo de su entorno pero, cuando miramos de cerca, todos están cumpliendo este rol de enseñanza. Por lo tanto, si bien los papás occidentales parecen no estar transmitiendo abiertamente habilidades prácticas para la vida, sí transmiten muchas de las habilidades sociales que son necesarias para tener éxito en nuestro mundo capitalista y competitivo. Todavía es cierto que las ruedas del éxito en este entorno están engrasadas por las sutilezas de la interacción social, y el hecho de conocer las reglas de estas interacciones y el mejor tipo de persona para tenerlas te da una ventaja enorme, incluso si es solo el conocimiento de papá de una buena colocación laboral.

Nursing por la madre y teaching por el padre.

En conclusión si bien el mérito de mamá en la crianza está bastante reconocido lo cierto es que el papel del padre ha sido invisibilizado. Un hogar sin padre siempre será un hogar empobrecido para los hijos. Dos siempre serán mejor que uno pero además los roles que cada sexo implementa en la crianza y maduración de su prole es fundamentalmente complementaria.

La naturaleza detesta la igualdad.

Papá no ha evolucionado para ser el espejo de mamá, una madre masculina, por así decir. La evolución odia la redundancia y no seleccionará roles que se dupliquen entre sí si un tipo de individuo puede cumplir ese rol solo. Más bien, el papel de papá ha evolucionado para complementar a la madre.

Esto no es más claro que en la estructura neuronal del cerebro mismo. En su estudio de la IRMf de 2012 , la psicóloga israelí Shir Atzil exploró las similitudes y diferencias en la actividad cerebral entre madres y padres cuando vieron videos de sus hijos. Encontró que ambos padres parecían conectados de manera similar para comprender las necesidades emocionales y prácticas de sus hijos. Para ambos padres, se observaron picos de actividad en las áreas del cerebro relacionadas con la empatía. Pero más allá de esto, las diferencias entre los padres eran crudas.

Los picos de actividad de la madre se observaron en el área límbica de su cerebro, el núcleo antiguo vinculado al afecto y la detección de riesgos. Los picos del padre estaban en el neocórtex y particularmente en áreas relacionadas con la planificación, la resolución de problemas y la cognición social. Esto no quiere decir que no hubo actividad en el área límbica para papá y el neocórtex para mamá, pero las áreas del cerebro donde se registró la mayor actividad fueron claramente diferentes, lo que refleja los diferentes roles de desarrollo que cada padre ha desarrollado para adoptar. Cuando un niño fue criado por dos padres, en lugar de un padre y una madre, la plasticidad del cerebro humano había asegurado que, en el padre del cuidador principal, ambos las áreas – de mamá y de papá – mostraron altos niveles de actividad para que su hijo aún se beneficiara de un entorno de desarrollo completamente redondeado.

Los padres y sus hijos han evolucionado para llevar a cabo un comportamiento crucial para el desarrollo entre ellos: a grandes rasgos. jugar. Esta es una forma de juego que todos reconocemos. Es muy físico, con muchos vómitos en el aire, saltos y cosquilleo, acompañados por fuertes gritos y risas. Es crucial para el vínculo padre-hijo y el desarrollo del niño por dos razones: primero, la naturaleza exuberante y extrema de este comportamiento permite a los papás establecer un vínculo con sus hijos rápidamente; es una manera eficiente de obtener los impactos de los neuroquímicos necesarios para un vínculo sólido, crucial en nuestras vidas occidentales privadas de tiempo donde todavía es el caso que los padres generalmente no son los cuidadores principales de sus hijos. En segundo lugar, debido a la naturaleza recíproca de la obra y su riesgo inherente, comienza a enseñar al niño sobre el intercambio de relaciones, y cómo juzgar y manejar el riesgo de manera apropiada; incluso desde una edad muy temprana,

¿Y cómo sabemos que los papás y los niños prefieren jugar con rudeza entre ellos en lugar de, digamos, tener un buen abrazo? Debido a que el análisis hormonal ha demostrado que, cuando se trata de interactuar entre sí, los padres y los niños obtienen sus picos en la oxitocina, lo que indica una mayor recompensa, de jugar juntos. El pico correspondiente para las madres y los bebés es cuando están siendo cariñosos. Así que, nuevamente, la evolución ha preparado tanto a los padres como a los niños para llevar a cabo este comportamiento de desarrollo importante juntos.

O dicho de otro modo: la secreción de oxitocina es distinta cuando abrazamos a mamá que cuando jugamos a futbol con papá.

La mente de los justos

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haidt

De Jonathan Haidt ya he escrito en este blog algunas referencias relativas casi siempre a este libro que acaba de aparecer en castellano y sobre el cual publiqué en su día en “La nueva ilustración evolucionista” un post de divulgación que entonces titulé “La mente virtuosa”, donde traté sobre un tema que mucho interés para mi, el cerebro moral o una cuestión de psicología moral si es que tal cosa existe.

Releyendo y repensado aquel post a la luz de la nueva edición del libro de Haidt, creo que son necesarias algunas puntualizaciones sobre los conceptos que alli se vierten. Recordaré para ello la idea de Haidt de que la moral tiene -según él- al menos cinco dimensiones: los dos primeros responden  a una ética individual (la ética de la autonomía), los dos segundos a una ética comunitaria o colectiva y el último a una ética de la divinidad o por decirlo de una manera más comprensible, una ética de lo sagrado. (El lector interesado puede profundizar en estas dimensiones en el articulo original arriba linkeado).

Pero en este post voy a hablar de otra cuestión que me parece confusa en la taxonomia de Haidt, me refiero a la confusión entre moral y ética que él utiliza de forma indistinta.

La moral atañe al grupo, la ética al individuo, es por esa razón que cada uno tiene una ética independiente de la ética de su vecino, mientras que las moralidades son colectivistas y grupales y lo son porque la moral emergió básicamente para controlar la conducta de los demás, pero no la conducta propia, y es ahí donde Freud se equivocó al situar al Superyó como un homúnculo interno hipervigilante. La verdad es que la mayor parte de los transgresores no reconocen su transgresión ni aun después de haber sido castigados por ella.

La existencia del Superyó es una manera bastante blanda de entender y explicar la conducta moral que efectivamente supone una identificación (o disidencia) con las normas del grupo. Lo importante es comprender que moral y ética pueden convivir en armonía o bien resultar en un matrimonio mal avenido.

Al grupo lo que le interesa es que los individuos que pertenecen al mismo , no roben, no maten, pero también exige que seamos heterosexuales, que nos casemos y tengamos hijos y no abandonemos a nuestra esposa, etc. Cualquiera de nosotros que hayamos vivido en un pueblo o una comunidad pequeña sabe que existe una presión social destinada a que nadie se salga de ese guión prefabricado, una presión tanto más intensa cuanto más aislado y hostil sea el entorno donde se viva. De este modo, un homosexual, un soltero o un divorciado o separado siempre será un elemento sospechoso para este tipo de comunidades, tanto como el ladrón. De este modo la sociedad construirá dos tipos de resortes para prevenir las disidencias, por una parte las estrategias blandas (vergüenza, culpa, presión social) y por otra la coerción jurídica si bien para que esta funcione es necesaria una cierta presencia del Estado. Si el Estado no existe entonces lo que emerge es una especie de venganza privada y a veces ciertas conductas pseudojurídicas como el exilio o la exclusión dictadas por el poder grupal.

Con independencia de si la moral es o no es justa, lo cierto es que funciona gracias a estas coerciones, sean jurídicas o no, de donde se deduce que si la ética es una identificación con la moral colectiva entonces la ética individual se sostiene gracias a la amenaza de coerción grupal que incluso puede haberse sustituido por la autoridad religiosa: el concepto de pecado es en cualquier caso el señalamiento de algo inmoral que todo individuo ha de respetar. De modo que en conclusión la ética tiene dos fundamentos, uno religioso y otro grupal.

Es por eso que existen tantas éticas, una para cada individuo y es por eso que la ética sea sobornable, puesto que en cualquier caso el individuo siempre tratará de obtener ventajas eludiendo, si puede los costes. Moral y ética individual son pues cosas diferentes que atañen a sujetos distintos. Es por eso que la clasificación que Haidt hace de sus dimensiones adolece de esta diferenciación:

Su primera dimensión daño-cuidado es en esencia la única que podemos llamar ética:

“De todas las dimensiones de la ética, la del daño-cuidado es la que recoge un mayor numero de consensos. El 90% de la población estaría de acuerdo es que es bueno cuidar de los enfermos, los ancianos, los necesitados o los niños.

De manera que una definición de ética seria esta: la manifestación del rechazo a infringir un daño a cualquier persona viva. Esta es la definición que da Gustavo Bueno sobre ética.

Ya hemos visto que la ética ha de vérselas con la moral pero no solo con ella: ha de vérselas con la política, con el estado del bienestar y con múltiples instituciones que entran en contacto y conflicto con ella. Me viene a la cabeza ahora las manifestaciones de Cicerón y su conflicto de lealtades a Cesar, a Pompeyo y a la República, algo que nos legó en las Tusculanas.

El dilema ético de Cicerón.-

Cuando Julio Cesar cruzó el Rubicón al mando de su XIII legión y se dirigió a Roma, Pompeyo huyó de la ciudad y se dirigió a Sicilia, acompañado de algunos de sus seguidores. La razón de esta huida fue la imposibilidad de Pompeyo de enfrentarse a Cesar y a su legión, Italia estaba indefensa. Es importante recordar ahora que cruzar el Rubicón estaba prohibido por la ley romana, más que una prohibición era un sacrilegio. Se trataba de preservar la República de un ataque de sus propias legiones acampadas casi siempre en territorios hostiles.

Julio Cesar fue el primero en saltarse a la torera este principio moral convertido en Ley. Pero no había coerción suficiente para detenerle, Roma no pudo oponer al hereje ninguna legión. Cicerón pretendía salvaguardar la República, es decir el poder del Senado frente al poder del ejercito y por eso se alineó en un principio con Pompeyo a pesar de que Pompeyo tenía también un pasado sospechoso, pues había emergido como resultado de la guerra civil entre Mario y Sila.

Lo cierto es que Cesar y Pompeyo pugnaban por el poder de Roma, no podemos adivinar en calidad de qué, si pretendían derrotar a la República, declararse dictadores o volver al oscurantismo de la monarquía, lo que sabemos es que ambos negaron siempre esas intenciones -si las tenían- y ambos se presentaban como salvadores de la República.

Cicerón también se presentó como defensor de la República y ofreció su apoyo a Pompeyo, sin embargo cuando este fue derrotado en la batalla de Farsalia, tanto Cicerón como Bruto desertaron y se entregaron a Julio Cesar, quien después de mostrarse absolutamente generoso con esta entrega volvió a asegurarles que no pretendía convertirse en rey o dictador sino restaurar el orden Republicano. Julio Cesar era un político jugando una partida donde todos mienten.

Pues la política es el arte de la mentira, es decir una actividad por definición anti-ética. ¿Alguien puede imaginarse a Cesar cruzando el Rubicón y declarando sus planes reales? “Vengo a destruir la República y a imponerme a mi como reyezuelo o caudillo”. Es poco probable que un político desvele sus planes de esta forma pero también es lógico que la opinión publica desconfíe de ellos: los políticos siempre mienten pero los que más mienten son aquellos que se apoyan en cuestiones éticas para defender sus posiciones. Es por otra parte lógico pues la política no se ocupa de la bondad o maldad de nuestros actos (aunque muchas veces lo parezca) sino más bien de la búsqueda de equilibrios de poder. De manera que es predecible que ética individual, moral colectiva, derecho y política entren en contradicción constantemente.

Esto fue lo que le sucedió a Cicerón y probablemente también a Bruto: detestaban a Pompeyo por ser un tosco militar y admiraban a Cesar que era un buen soldado pero también un hombre culto y refinado, pero ambos por razones bien distintas buscaban preservar la República, Bruto porque estaba prisionero del legado de honor heredado de su padre y Cicerón porque aspiraba a dominar al Senado. Cesar lo que pretendía era que el Senado le dijera siempre que sí, o sea el conflicto estaba servido.

Y se agudizó aun más cuando la conspiración urdida por los senadores terminó con la vida de Cesar, no sabemos el papel que jugó Cicerón en este episodio poco ético por parte de quienes lo perpetraron, lo que es cierto es que las cosas no se resolvieron con la muerte de Cesar sino que se agravaron. Cesar Augusto (un sobrino nieto de Cesar) y Marco Antonio aun debían librar la batalla definitiva antes de que el Imperio se impusiera a la República. Roma aun sobreviviría otros 600 años pero la decadencia de la misma estaba anunciada en esta escalada de sacrilegios morales.

Cicerón acabo retirado en Tusculum donde escribió su obra maestra en una atmósfera melancólica y donde plantea su dilema ético fundamental ¿A quien hay que mostrar lealtad a la República o a Cesar? o lo que es lo mismo ¿qué debemos hacer cuando nuestros ideales o la tradición entran en contradicción con la realidad de los hechos?

Plantea una pregunta ética fundamental, se trata de la tercera dimensión de Haidt

 La dimensión lealtad-traición.-

¿Hasta que punto estamos obligados a permanecer leales a las reglas de nuestro grupo de pertenencia? ¿hemos de seguir las reglas que nos marcan nuestros padres, nuestra etnia, pueblo, nación o cualquier otro colectivo al que pertenecemos? ¿Dónde queda pues nuestra libertad?

¿Hemos de renunciar a nuestros deseos de pertenencia para ser libres?

El lector astuto ya habrá caído en la cuenta de que esta tercera dimensión moral de Haidt es ya más moral (grupal) que ética (individual) aunque el individuo lo perciba como algo que sucede en el interior de su mente.

Cicerón fue asesinado por orden de Marco Antonio en su villa de Tusculum mientras se debatía en este conflicto moral.

Me gustaría, conocer su opinión acerca de este conflicto entre grandes personajes de la historia. Lo cierto es que Cicerón y Julio Cesar gozan de una mejor reputación que Pompeyo, Marco Antonio o Bruto. Ambos eran personas cultas que nos legaron sus meditaciones a través de libros, en una epoca donde casi nadie leía.

Todos y cada uno de nosotros simpatizaríamos mucho más con Cicerón (que era un intelectual) o con Julio Cesar que era un estadista, pero lo cierto es que lo hacemos porque estamos aplicando una vara de medir ética. No vemos el juego político como algo que sucede más allá de la ética, sino que nos identificamos más con aquellos personajes que no son directamente toscos en sus formas o violentos en sus haceres. Pero lo cierto es que en todo este dramatis personae, no hay ningún santo, todos son culpables éticamente hablando de algo.

Todos mienten.

Historia de un resentimiento

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Tiberio

De Gregorio Marañón poca cosa se puede decir salvo que es uno de esos grandes médicos españoles que fueron capaces de combinar la ciencia y las humanidades y que formaron parte de una larga tradición de médicos humanistas que hoy parecen una especie en extinción.

En realidad me propuse escribir este post después de leer un articulo en este periódico. En él el autor -Jorge Bustos- plantea la hipótesis de que Pedro Sanchez en realidad es un resentido. Un resentido con su propio partido y que lo que busca es precisamente su destrucción, una especie de venganza contra los que le quitaron el sillón, que recuperó más tarde gracias a sus militantes. Fue entonces cuando me acordé de Tiberio y del ensayo que el Dr Marañón había escrito sobre el resentimiento. y que leí en mi época de estudiante. He vuelto a él.

Dice Bustos que:

No digo que Sánchez esté loco. Gente que le conoce me insiste a menudo en un trastorno clínico de personalidad narcisista, pero grandes líderes de la historia lo han sufrido en igual o mayor grado: la psicopatía no te convierte sin más en Napoleón, como queda demostrado a la vista de un Sánchez. Además hace falta talento. Y no es lo mismo ser Napoleón que ir voceándolo por el psiquiátrico. Lo que explica esta olímpica defecación en la ética de la responsabilidad que llamamos sanchismo es una desdicha personal que en algunos caracteres echa negras raíces: la expulsión de tu propia tribu. Cuando los socialistas echaron a Sánchez en octubre de 2016 no sabían lo que estaban creando. Cierto: no podían seguir bajo su mando si aspiraban a conservar una identidad política reconocible, pero no se ocuparon de desactivar también la espoleta retardada de las primarias, que en tiempos de cólera populista no son sino una garantía de darwinismo invertido para la supervivencia del más tóxico. Y así, Sánchez regresó al trono de Ferraz.

Es verdad, son muchos los artículos que tratan de explicar la conducta de Sanchez a través de una cierta psicología de manual. La hipótesis mas querida es que es un narcisista y a veces un psicópata. Ya me he manifestado públicamente sobre este uso chapucero de la Psiquiatría y no voy a volver sobre ello. Sanchez es como el resto de los políticos, un personaje maquiavélico y mentiroso. Lógicamente porque la política es siempre anti-ética. (para más información véase este video de Gustavo Bueno). No hay que pretender encontrar rastros morales en la política salvo cuando da dividendos.

Volví al texto de Marañón porque en él el maestro trató de hacer un retrato del resentimiento a través de un personaje histórico como pretexto para hablar de esa pasión que conocemos con el nombre de rencor. Ya antes lo había hecho con Amiel y había profundizado en la timidez. Lo que más me gusta de Marañón es el conocimiento del ser humano que posee desprovisto de esas etiquetas psiquiátricas que compartimos vulgarmente y que precisamente por su vulgarización no significan nada. Decir que Tiberio era un narcisista sería aparentemente muy psicológico pero no añadiría nada a la comprensión de su personaje. Y es además de agradecer que esas descripciones procedan de un médico que no era psiquiatra, de lo contrario nos habríamos tenido que conformar con las etiquetas fingiendo que sabemos lo que quieren decir.

Para Marañón el resentimiento no es una emoción, ni un sentimiento sino una pasión. Me parece procedente colgar aquí uno de sus párrafos donde trata de explicar la diferencia que existe entre una emoción (o sentimiento) y una pasión:

“El alma resentida, después de su primera inoculación, se sensibiliza ante las nuevas agresiones. Bastará ya, en adelante, para que la llama de su pasión se avive, no la contrariedad ponderable, sino una simple palabra o un vago gesto despectivo; quizá sólo una distracción de los demás. Todo, para él, alcanza el valor de una ofensa o la categoría de una injusticia. Es más: el resentido llega a experimentar la viciosa necesidad de estos motivos que alimentan su pasión; una suerte de sed masoquista le hace buscarlos o inventarlos si no los encuentra”.

Nótese que hay una inoculación, es decir una experiencia previa displacentera (no voy a llamarla traumática), pero esa inoculación por sí misma no puede justificar tamaño despliegue de recursos mentales para fortificarse a largo plazo en el meollo de la personalidad. Muchas personas han tenido experiencias  sensibilizantes de este tipo y no desarrollan un más allá de un recuerdo puntual. Para Marañón el resentimiento es una pasión más social que personal o interpersonal. Es la sensación de haber fracasado en algo que por las razones que fuere era fundamental para mantener la autoestima. Pero no es solo el fracaso sino la atribución que se hace del mismo, una construcción de albañilería que se lleva a cabo con el tiempo y cuyo propósito es obtener una victoria en el largo plazo y llevar a cabo una venganza. No se trata del odio que es una emoción más personalizada y más corta de duración sino una especie de bucle que se realimenta a si mismo constantemente trayendo siempre a primer plano el motivo principal.

Para Marañón lo contrario del rencor es la generosidad: hace una diatriba sobre cómo -a la manera de Spinoza- la generosidad es el antídoto del rencor. Las personas generosas también han sufrido humillaciones, desplantes, ataques, exclusiones pero no llevan a cabo este despliegue a largo plazo del bucle del rencor. ¿Por qué?

La generosidad implica comprensión y la comprensión lleva al olvido. Sin olvido el bucle del rencor sigue agitando la mente del rencoroso.

Y esto posiblemente es lo que le sucedió a Tiberio.

El lector hará bien en situarse sobre el escenario político e histórico de este personaje y puede hacerlo de dos modos: leyendo entradas sobre Tiberio en Internet (incluyendo a la wiki) y también leyendo la magnifica novela de Robert Graves titulada “Yo Claudio” donde se podrán conocer sus orígenes y su linea genealógica, bastante complicada. Tanto es así que Marañón habla de dos linajes bien difereciados en su herencia: la Julia y la Claudia. A la primera la podríamos llamar la histérica y la segunda la melancólica.

Lo más importante de esta constelación de circunstancias son dos factores: el primero es que Tiberio representa un cambio de era, fue el emperador de la época de Jesucristo, fue el jefe de Poncio Pilatos por así decir, el cristianismo empezaba a ganarle la partida al Imperio. La segunda es la personalidad de su madre Livia Drusila. para mi una de las mujeres más importantes en la historia de Roma, al menos la Roma Imperial y genuina representante de esa colisión entre la tradición y la relajación y molicie que anuncia la degeneración de una época.

Livia es importante por sus emparejamientos, por su ambición, su función de consejera de Estado a través de su segundo marido Augusto con el que estuvo casada 52 años y sus gustos y sus más que probables habilidades sexuales. Livia tuvo dos hijos, Tiberio y Druso pero ninguno de ellos eran hijos de Augusto sino de su primer marido Tiberio Claudio Nerón (no confundir con el otro Nerón mas conocido y que era tataranieto de Livia). Cuando Augusto la conoció enseguida se enamoró de ella, ambos tuvieron que divorciarse de sus respectivos cónyuges para poder casarse, cosa que hicieron apresuradamente a pesar de que Livia ya estaba embarazada de su segundo hijo Druso.

No sabemos si Druso era hijo de su primer marido o de Augusto como cuentan las crónicas de sociedad de su época, lo que es cierto es que es muy poco frecuente que una mujer embarazada se divorcie de su marido para casarse apresuradamente con otro hombre y tampoco es frecuente -tal y como cuentan sus biógrafos- que Tiberio Claudio Nerón le ofreciera a Augusto a su propia esposa e incluso asistiera a su boda. Naturalmente esta circunstancia fue fuente de chismes en Roma y no podemos saber el impacto que tuvo en su hijo mayor Tiberio de temperamento melancólico, taciturno y antipático (herencia Claudia). Lo que sabemos es que este Tiberio fue durante toda su vida un amargado, no está claro si el inicio de su amargura fue esta conducta disoluta de su madre que acaso, cambió de marido por razones de Estado (lease razones de interés), tampoco sabemos que pensaba de su padre que había combatido contra Augusto en la guerra civil mientras su madre andaba enamoriscada del probablemente masoquista Augusto, hoy diríamos que era un spankee, una persona con gusto por las azotainas.

El caso es que sabemos que Tiberio, odiaba a su madre y se negó a que fuera divinizada, pero probablemente las razones de este rencor se debieron a otro episodio: su madre le obligó a divorciarse de su esposa Vipsania con la que convivía felizmente para casarlo con Julia, la hija de Augusto, Es decir su hermanastra, que le aseguraría una vida amarga.

Probablemente Julia (herencia de los Julios) fue la mujer de vida más disoluta que hubo en Roma en su época, su lista de amantes, maridos, escándalos y orgías con desconocidos se encuentran bien documentadas por los historiadores romanos, sobre todo por Suetonio. Es posible afirmar que la conducta promiscua de Julia era tan exagerada y publica que no tardaron en provocarse crisis en la propia aristocracia romana yen el emperador, tan es así que Augusto tuvo de exiliarla. Es muy probable que Tiberio que era un hombre apocado, débil y probablemente cobarde haya sufrido más humillaciones por causa de esa mujer que de su propia madre, si bien es cierto que Livia repitió en su hijo su propio destino: abandonar a su marido por otro hombre. Fue quizá este hecho lo que supuso un mayor tormento para nuestro Tiberio.

En aquella época la mujer en Roma había conseguido consolidar lo que hoy llamamos empoderamiento. Las matronas romanas, sobre todo las patricias tenían mucha influencia, que lograban a través de sus maridos y sus hijos, un caso particularmente llamativo es el de Julia Domna de la que hablé en este post. Los divorcios, emparejamientos proscritos, el incesto, las practicas masoquistas y homosexuales o bisexuales estaban en Roma a la orden del día, el desorden amoroso estaba en el entorno de cualquier niño y estaba además aderezado con el riesgo de morir, envenenado o acuchillado; cualquier príncipe que estorbara podía llegar a ser asesinado a partir de la ambición de un contrincante. No es de extrañar que en este contexto los gobernantes cometieran actos sádicos o crímenes inexplicables o incluso que enloquecieran. El suicidio no era -como hoy. una conducta psicopatológica sino una cuestión de honor.

Esa vorágine de vicio que anunciaba el estertor de una época envolvió a Tiberio, al menos esos cuentan de él sus biógrafos, durante los diez años que duró su exilio en Capri.

Tiberio murió asesinado por manos de Caligula, su nieto a la edad de 77 años.

Si alguna vez tuvo la sensación paranoide de que podía ser asesinado, ¿hasta qué punto era una paranoia?

 

Buenas razones, malos sentimientos

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nesse

La psiquiatría progresa muy lentamente entre otras cosas porque se halla encorsetada en una búsqueda de causas próximas para los distintos trastornos mentales que aquejan al humano. Este libro de Randolph Nesse aborda esta cuestión y nos obliga a cambiar algunas preguntas.

Nesse hace una pregunta fundamentalmente nueva. En lugar de preguntar porqué algunas personas se enferman, pregunta porqué la selección natural nos dejó a todos tan vulnerables a las enfermedades mentales. Los límites de la selección natural ofrecen un tipo de respuesta, pero varios otros son igualmente importantes. Nuestros entornos son muy diferentes de aquellos en los que evolucionamos, lo que nos hace vulnerables a la adicción y los trastornos alimentarios. Los malos sentimientos como la ansiedad y el bajo estado de ánimo son, como el dolor y la tos, útiles en ciertas situaciones, pero a menudo ayudan a nuestros genes, no a nosotros, y, como los detectores de humo, son propensos a las falsas alarmas. La ansiedad social es casi universal porque a aquellos de nuestros antepasados a los que les importaba lo que otros pensaran sobre ellos les iba mejor que a otras personas. La culpa hace posible la moralidad, y la pena y los celos son el precio casi insoportable del amor. Reconocer los orígenes evolutivos de estos síntomas ayuda a distinguirlos de las enfermedades.

La causas próximas describen a menudo mecanismos, por ejemplo la psiquiatría ha avanzado mucho en comprender porque las personas se deprimen, lo que no sabemos es porqué existe la depresión. Del mecanismo que muchas veces identificamos con la causa pasamos al fenotipo olvidándonos de que no existe un solo paso y que este desfile (del gen o mecanismo neurobiológico al fenotipo o conducta) está presidido por la complejidad. En este sentido aquellos que piensan que la depresión está causada por un deficit de serotonina, no acaban de comprender que la linealidad no hace más comprensible la causa sino que la emborrona todavía más y lo hace fundamentalmente porque confunden mecanismo con causalidad ignorando que puede haber muchos mecanismos que operen en sinergía para llegar a un mismo resultado.

En este sentido Nesse en su libro navega sobre unos cuantos desencuentros entre la Psiquiatría y la teoría evolutiva, para ello trata de hacerse las preguntas correctas:

  • Cómo se formaron las emociones para beneficiar a nuestros genes, no a nuestra salud o felicidad: los celos aumentan el estado físico, incluso cuando destruyen vidas; duele oír llorar a los bebés, así que los padres los cuidan; Los sentimientos sexuales hacen que muchas personas hagan cosas buenas para sus genes pero desastrosas para ellos.
  • Cómo el principio del detector de humo explica la ansiedad inútil: ¿ debería correr si escucha un ruido detrás de una colina que podría ser un león? Es probable que el costo de correr sea pequeño en comparación con el costo de no correr si un león está realmente allí, por lo que las falsas alarmas son normales y necesarias.
  • El precio que pagamos por relaciones profundas y significativas: la pena y la culpa son el precio del amor y la bondad. Existen porque hemos sido domesticados durante miles de años por individuos que eligen socios y amigos que son honestos, dignos de confianza, amables y generosos; preocuparse por lo que otros piensan de nosotros y el dolor de la pérdida es el precio de las relaciones profundas.
  • Por qué la adicción es una consecuencia inevitable de nuestra capacidad de aprender: adaptamos nuestro comportamiento en función de nuestras experiencias, haciendo lo que sea que funcione. Las drogas que nuestros ancestros nunca encontraron en sus escarceos pueden llegar a secuestrar nuestros sistemas, convirtiendo a algunas personas en zombies.
  • Por qué los problemas sexuales son comunes : los sistemas sexuales evolucionaron para beneficiar a nuestros genes, aun a un alto costo para nosotros.
  • ¿Por qué los trastornos alimenticios son comunes? Muchos estudios preguntan por qué ciertos individuos son propensos a los trastornos alimentarios, pero Nesse plantea una pregunta diferente: ¿cómo los mecanismos que evolucionaron para enfrentar la hambruna generan una alimentación incontrolada en ambientes modernos?. A esta pregunta intenté responder en este post.
  • Por qué persisten los genes de la esquizofrenia y el autismo: algunos son mutaciones “ex novo”, pero otros mantienen un sistema cercano a un nivel máximo de condición física, a pesar del riesgo de insuficiencia mental catastrófica.
  • Por qué generalmente es seguro aliviar el dolor emocional, incluso cuando es normal: a veces las emociones dolorosas nos ayudan, pero generalmente son excesivas o inútiles. Una perspectiva evolutiva fomenta el respeto por nuestras emociones, pero también determina los esfuerzos para encontrar nuevas estrategias para la prevención y el tratamiento.

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Lo que Nesse plantea es que la Psiquiatría deberá resetearse para discriminar qué es una enfermedad y que es una adaptación, teniendo en cuenta que una adaptación puede convertirse en una patología precisamente por el cambio ecológico del hombre de hoy. Hay que tener en cuenta que las adaptaciones se hicieron en un tiempo y lugar donde las amenazas del medio ambiente eran absolutamente distintas a las actuales, muchas de las cuales han desaparecido ya y han aparecido otras nuevas; el miedo que es una emoción innata muy útil para nuestra supervivencia se ha quedado -por decirlo así- en paro debido a la disminución de amenazas reales que han pasado del alguna forma a ser amenazas simbólicas. Es por eso que hablamos de ansiedad y no de miedo.

Plantea que cuando estudiamos un síntoma o rasgo tenemos que verlo en estas cuatro dimensiones:

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La dimensión causa proxima-causa remota. Es decir la dimensión mecanismo-adaptación.

La dimensión histórica-ecológica. Es decir qué nos sucedió en ese periodo tan versátil y plástico que llamamos infancia, ¿cómo fue nuestra crianza, tuvimos perdidas importantes, sufrimos malos tratos, nos desarrollamos en un entorno de privación o pobreza?

La dimensión ontogénica es decir de nuestro desarrollo tanto en el tiempo en que fuimos fetos, como en las sucesivas etapas del neurodesarrollo, ¿hubo algún traumatismo craneal, alguna enfermedad infecciosa que pudiera haber interferido en nuestro cableado cerebral?

Solo entonces podremos estar en condiciones de pensar la enfermedad mental desde un punto de vista holístico. Quizá esta mirada nos permita entender mejor casos como el que esta semana hemos vivido con el caso del caníbal que se comió a su madre. donde podemos encontrar al cerebro en toda su complejidad, desde factores proximales (drogas), enfermedades (psicosis), y probables desarrollos anómalos de tipo ontogenético.

Y es muy posible que vuelva sobre este caso puesto que el canibalismo toca una fibra muy importante desde el punto de vista filogenético en nuestra especie.

 

 

El príncipe transhumano (I)

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Nicholas Maquiavelo fue un funcionario florentino que ejerció como diplomático durante los principados renacentistas de Florencia, una especie de intelectual orgánico muy parecido a lo que hoy entendemos como asesores de los presidentes de los gobiernos o como Tezanos a cargo del CIS,  Es difícil saber leyendo su obra, qué es lo que pensaba Maquiavelo pues dos de sus obras más conocidas, el Principe y “Discursos sobre la primera época de Tito Livio” son en esencia opuestas ideológicamente. En la primera -el Principe- es un tratado de maldad política -que hoy es referencia en todos nuestros gobernantes-, que dicen que escribió para congraciarse con Lorenzo de Médicis quien le tenia arrestado. Sus exégetas aseguran que lo que Maquiavello realmente pensaba lo escribió en esta segunda obra, que en realidad interrumpió para escribir el Príncipe.

Mi opinión personal es que Maquiavello no creía en nada como suele suceder en aquellos intelectuales que persiguen más lo cómos que los porqués. Algunas personas son muy hábiles para comprender los mecanismos de las cosas pero muy poco para situarse causalmente en la refriega, sin olvidar que quien paga manda.

Hoy tendemos a considerar al “Principe” como el inicio de esa disciplina que hemos llamado “Filosofía política” y no podemos pensar en ningún político que no la haya leído. Es sencillamente imposible.

Después de Maquiavello ha habido muchos teóricos del poder y de cómo conservarlo, sin importar los medios, pero la cosa comenzó a emborronarse con el advenimiento de la propaganda. Así solemos nombrar a Goebbels, otro intelectual orgánico que utilizó el nacimiento de ciertas tecnologías para dar puntadas con hilo en lo que hemos venido en llamar adoctrinamiento, esta vez de masas y no ya de lectores.

Hubo que esperar a un pariente de Freud para enterarnos como puede debilitarse el mejor sistema que los humanos hemos sido capaces de construir: las democracias. Fue Edward Bernays quien escribió quizá el tratado más importante sobre esta cuestión: “Propaganda: como manipular la opinión publica en democracia”.

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Es interesante saber que la democracia es una institución muy vulnerable si no está bien blindada frente a la subversión. Y Hitler-Goebbels demostraron que desde dentro de ella se puede destruir, solo mediante los votos y cierta mística propagandística y altercados continuos en las calles. Un enemigo común al que echar la culpa de todos los males y aprovechar la demanda del publico en su seguridad aun renunciando a su libertad. Existe en los humanos una nostalgia por volver a ser siervos y por seguir al abanderado.

El mejor escenario para un partido revolucionario, es desde luego una atmósfera de indignación sea por las razones que sean, pero es necesario algo más: una crisis social y económica, es ahí donde estos partidos logran establecer sus mayorías parlamentarias, el primer paso para posteriormente debilitar la democracia acaparando todo el poder del Estado y quemando el Reichstag. Hitler ya no lo necesitaba. Primero el poder, luego la revolución. Ninguna revolución tiene éxito en una situación de prosperidad.

Pero después de la 2ª guerra mundial, los que gobiernan el mundo ya habían caído en que nada se podría conseguir sin el beneplácito de los votantes. Era necesario captar sus votos y sus voluntades, es por eso que Bernays y Goebbels ganaron la batalla a Maquiavello y es por eso que hoy hay más gabinetes de prensa, ministerios de la verdad  y asesores de imagen que filósofos políticos tal y como Orwell ya había imaginado. Era necesario crear un entorno social que englobara a muchos creyentes a fin de manipular sus votos.

Y están los revolucionarios, los comunistas italianos como Antonio Gramsci que inventó cosas muy importantes como el neolenguaje (del que también nos advirtió Orwell) y su concepto de hegemonía basada en el lenguaje, Aquí escribí un post sobre este tema.

Pero el tema del dominio y de los electores votantes junto a los partidos y sus gobiernos está hoy en declive puesto que ya sabemos que existen planes supranacionales que conspiran sin que sepamos muy bien qué pretenden. Este post tratará de alumbrar este fenómeno al que podríamos llamar “agenda transhumanista”.

La agenda transhumanista.-

Primero una definición buenista y aceptable:

El transhumanismo es un movimiento cultural, político. social que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnología ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico o intelectual.​ Los pensadores transhumanistas estudian los posibles beneficios y peligros de las nuevas tecnologías que podrían superar las limitaciones humanas fundamentales, como también la tecnoética adecuada a la hora de desarrollar y usar esas tecnologías.​ Estos especulan sosteniendo que los seres humanos pueden llegar a ser capaces de transformarse en seres con extensas capacidades, merecedores de la etiqueta “posthumano“.

En realidad el concepto tiene su vertiente positiva: la eliminación de enfermedades, algo que ya estamos comenzando a ver desde la investigación genética, pero tiene otros repliegues que están relacionados con planes eugenésicos. El transhumanismo es sobre todo un plan eugenésico que se oculta a la población, como más abajo contaré.

Tal y como sucedía en Matrix, existe un núcleo duro de toma de decisiones en algún lugar del mundo constituido por personas que diseñan planes para toda la humanidad y con independencia de la conspiranoia de cada cual que atribuirá erróneamente este núcleo a uno u otro bando de sus preferencias políticas, lo cierto es que la globalización es la prueba de que -económicamente hablando- hay una agenda de transhumanización que aun no se ha completado del todo pero que marca tendencia: la deslocalización de la producción de riqueza y el mercado llamado libre. No cabe duda de que la globalización existe y si usted no lo cree puede empezar a averiguar de donde proceden las patatas, la ropa, los smartphones, las naranjas que compra. Observará que es el mercado quien decide su origen y no las conveniencias de las naciones, ni siquiera de las supranaciones como la UE que ha terminado por arruinar a sectores clave de sus propios socios, el de los lácteos, el de los cítricos y pronto el de la aceituna. Hay un poder supranacional que marca las transacciones y que está fuera de las decisiones de los políticos de turno.

La sociedad profunda.-

La idea de “estado profundo” (deep state) está en boca de todos y es un hecho intuitivo: ¿Quién nos sube el recibo de la luz? . Se trata de una ocurrencia reciente estrechamente vinculada con el debate político en los EE.UU. Mike Logfren, un asesor republicano en el Congreso, definió el “estado profundo” en 2014 como “una asociación híbrida de elementos del gobierno y partes de las altas finanzas y la industria que es capaz de gobernar los Estados Unidos sin hacer referencia al consentimiento de los gobernados expresado a través del proceso político formal.

¿No es cierto que siempre decimos que nuestros políticos no mandan? ¿Que en realidad los que mandan son otros, esos que no se presentan a las elecciones? ¿No es verdad que estamos convencidos que los que gobiernan el mundo son esas élites escondidas en algún siniestro lugar de Manhattan desde donde planean el reparto del mundo para sus intereses?

Pues lo mismo sucede con la “sociedad profunda”, algo muy parecido al Internet profundo y por qué no decirlo, algo parecido al inconsciente individual. Se trata de lugares donde no rigen las mismas reglas que las que gobiernan nuestra vida consciente y vigil, ni eso que llamamos sociedad civil. Se trata de una corriente subterránea de creencias, lealtades, emociones, preferencias y obediencias que siempre están ocultas y lo están porque son incompatibles con nuestra idea de democracia.

¿No es cierto que usted se sacrificaría por sus hijos antes de por los míos? ¿No es cierto que en el caso de morir usted quisiera que sus hijos se quedaran con su herencia? ¿A quien salvaría primero en un incendio?

El nepotismo y el etnocentrismo (el conatum étnico) tiene tanta potencia que son indomesticables mientras seamos humanos. Es por eso que el plan a medio-largo plazo es convertirnos en post humanos.

Por eso hay más elementos en esa agenda más allá que los económicos, son de hecho dos:  a gran escala una agenda para los estados nación y a baja escala, otra agenda para la conducta sexual y reproductiva. También existen agendas geopolíticas pero no voy a ocuparme de ellas, en este post.

El primer problema del que vamos a hablar es el de la población mundial.

Ya ha habido intentonas históricas de disminuir el crecimiento demográfico sobre todo en países como China o India, la Trilateral o ciertas Fundaciones como la de Ford pusieron en marcha años atrás planes para disminuir esta población, a través del aborto, los anticonceptivos o la política del hijo único en China. Todos estos planes fracasaron. La razón es que en los países pobres estas tecnologías no funcionan.

Los métodos anticonceptivos solo sirven en los países opulentos pero no en los más empobrecidos como sucede en Africa o en aquellas culturas donde casi están prohibidos por religiones o costumbres, la política del hijo único en China ha provocado muchos malestares sociales al invertir la sex-ratio, el aborto electivo no parece estar al alcance de la población más sensible del mismo modo que sucede con los anticonceptivos. La población mundial no deja de crecer y aunque la mitad de ella vive en condiciones deplorables, hay otra mitad que consume demasiados servicios: pensiones, sanidad o educación gratuitas y son un quebradero de cabezas en esta élites que no saben como enfrentarlas.

De manera que no se trata tan solo de una agenda desfertilizadora sino también de una agenda que disminuya las necesidades y el gasto de los posthumanos del futuro, llamados en ciertos entornos “los prescindibles”. Y es por eso que los esfuerzos pasaron desde el mundo pobre al mundo rico, opulento. Para entendernos mejor me referiré a Europa que incluye naturalmente USA, Canadá y Australia-Nueva Zelanda.

En estos lugares la mitad del trabajo ya estaba hecho, los indices demográficos van a la baja año tras año, las parejas tienen pocos hijos, se casan tarde, las mujeres trabajan fuera de casa, el uso de anticonceptivos está generalizado, el aborto es prácticamente libre y electivo y la homosexualidad que es una forma de sexualidad infértil está tan aceptada socialmente que ha logrado infiltrarse en los códigos civiles de estas naciones.

La disociación sexualidad-fertilidad que nos vino de serie desde la introducción de los anticonceptivos está ya tan integrada en nuestro imaginario que cuando hablamos de sexualidad no nos paramos a pensar ni un momento que en realidad si existe la sexualidad es precisamente para reproducirnos. Así todo el mundo habla de su sexualidad como un derecho inalienable cuando ha sido precisamente la fertilidad la que se ha despejado de la ecuación, la que ha sufrido una discriminación.

Pero la agenda transhumanista no se detiene sino que sigue adelante, pues la manía de los humanos de institucionalizar sus uniones en esa forma que conocemos con el nombre de familia amenaza de lleno a esos planes a pesar de que las familias modernas han perdido gran parte del potencial protector que tuvieron en la antigüedad preindustrial. No cabe duda de que la revolución industrial y la captura de proletarios para trabajar en las fabricas urbanas cambió de raíz la composición de las familias, así como despobló el campo en beneficio de las ciudades. La gente quedó sin raíces y sin asistencia familiar, a cambio se inventó la seguridad social, un sistema despersonalizado que no logró nunca -a pesar del gran dinero gastado- en mejorar la salud mental de las personas que está más relacionada con sus vínculos que con sus medicamentos. La soledad es la gran epidemia, los efectos colaterales de la urbanicidad y del tránsito de una familia extendida a una familia nuclear, es decir reducida o jibarizada.

Pero aun así, la familia permanece.

Y es por eso que la familia es la diana donde apuntan las balas transhumanistas.

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