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El falo y el logaritmo (IV)

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La letra fi representa al Falo, nótese como esta abierta por un lado y cerrada por el otro.

¿Sabe usted para qué sirve un logaritmo? Si no lo sabe no se preocupe demasiado, la mayor parte de los universitarios actuales no sabrían responder a esta pregunta, aunque durante el Bachiller operaran con ellos. Porque no es lo mismo operar com logaritmos que saber para qué sirven.

No les voy a dejar en ascuas: los logaritmos sirven para multiplicar numeros grandes sin hacer largas operaciones.

 

Algo así les pasa a nuestros universitarios con la palabra “falo” Probablemente la respuesta que me darían a esta pregunta sería que el falo es un pene. Y no andarían desencaminados pues efectivamente el falo es una representación del pene. Pero no sólo del pene como veremos más tarde.

De manera que estos mismos universitarios no saben distinguir un símbolo (el falo) de un órgano (el pene). Efectivamente el falo es un símbolo y todo el mundo operamos con símbolos aunque no sepamos definirlos. Por ejemplo las palabras son símbolos pues no son “la cosa en si” sino su representación. Cuando hablamos o escribimos estamos operando con símbolos.

Y esta capacidad de simbolización tiene mucho que ver con el proceso de hominización. Algunos autores sostienen que ese misterio que llamamos autodomesticación humana tiene que ver con la aparición del lenguaje.

De manera que un símbolo es la representación de algo en su ausencia. Nadie puede meterle el dedo a un símbolo pues no es la “cosa en si” sino algo arbitrario que la representa y la podemos recordar en ausencia de la cosa.

El problema que tienen los símbolos es que son convencionales, insuficientes o equívocos. Las palabras son polisémicas, es decir pueden remitir a varios significados, piense por ejemplo en la palabra “vela”, puede ser un cirio, el trapo de una embarcación o el tiempo de un verbo (el verbo velar). de manera que la palabra “vela” como otras muchas se presta a equívocos. Darle un significado u otro está relacionado con el contexto, depende de qué estemos hablando.

El Falo en psicoanálisis.-

Dicho lo dicho parece obvio entender porqué la gente piensa (universitarios incluidos) que el concepto psicoanalítico de falo se relaciona con el pene. Así habría seres con pene y seres sin él. Y lo que la gente suele pensar es que el psicoanálisis es una teoría falocéntrica y que Freud era un obseso sexual que veía sexo por todas partes. Dicho de otra forma: los universitarios actuales no sólo no saben para qué sirven los logaritmos sino que tampoco saben que es una metáfora.

Probablemente Freud -que vivió otra época- tampoco fue muy hábil a la hora de explicar de qué tenían envidia las mujeres si es que tenían envidia de algo. Lo cierto es que tenían muchas razones para tener envidia de sus hermanos varones que podían elegir más o menos con quien se casaban y a qué se dedicaban. la envidia del pene no es más que una metáfora, pues en realidad hombres y mujeres sienten envidia del poder de sus semejantes y no del pene.

Pues Falo es en su acepción más conocida, poder. El poder que mueve el mundo.

Pero hay más acepciones de significado en la palabra “falo”. Si observas la imagen que preside este post y que se refiere a la letra griega fi, observarás que esa letra no es simétrica: por una parte esta abierta y por la otra cerrada. Me parece una bella forma de simbolizar una doble significación: la falta y la plenitud.

El falo es falta y de ahí procede su etimología, nos recuerda nuestra naturaleza faltante, escindida y necesitada de ese otro proveedor. Solo la relación madre-hijo de la que hablé en este post y que llamé “el huevo” siguiendo a Javier Arenas, es el único espacio donde la unidad es capaz de borrar la falta original con la que venimos al mundo: la plenitud imaginaria e ignorante. Sencillamente si alguien no nos cuidara, protegiera y alimentara. moriríamos. Es por eso que solemos decir en psicoanálisis que el niño es el falo de la madre, pues es lo que completa esa unidad, la madre está en falta y se llena con el hijo. Naturalmente el hijo también se completa con la madre: forman una unidad plena.

Es por eso que falta y plenitud van en el mismo pack. Una plenitud de la que nos hablan los místicos en su variante trascendente y los esquizofrénicos muy regresados en su vertiente inmanente. Una etapa que hemos llamado narcisismo primario, donde fuimos felices aunque estúpidos y sobre todo completos: ahí regresan algunos.

Jacques Lacan elaboró de nuevo la teoría sobre el Edipo en Freud y actualizó sus fundamentos psiquicos hablando de un Edipo en tres tiempos e incluyó esta primera fase en la elaboración posterior del Edipo cuando el niño abandona el huevo y comienza a explorar su ambiente, mover sus músculos y adquiriendo una sensación de poder. de manera que el primer tiempo del Edipo, es esa fase de huevo de la que ya he hablado. Naturalmente en esa fase no hay nada que nos haga pensar en que el niño quiere poseer a la madre, simplemente vive fusionado con ella. En la fusión no hay posesión sino confusión.

Posteriormente el niño atravesará un Edipo fálico y después un Edipo simbólico. Lo que significa que el falo va cambiando de lugar: primero el falo es la madre, después el padre, un hermano o hermana mayor, sin descartar que el niño se considere a si mismo el falo (que le falta a la madre). Dicho de una manera más clara: el niño va cambiando de opinión respecto al lugar que ocupa el falo en su entorno familiar. Lo más frecuente es que el niño abandone la idea de que su madre posee el falo y lo deposite en su padre, aunque puede rechazar esta permuta. Pero este cambio no tiene que ver con a quien atribuya el niño que tiene el pene, sino aquel que le resulta más atractivo para la identificación. Tanto el niño como la niña van en busca del padre para que les ame y mucho mas aquellos que no han tenido el suficiente afecto de su madre y se hallan deprivados. Es otra oportunidad para ser amado, otra persona, alguien alternativo que además puede estar mejor dotado para el afecto y para sostener ese Falo que representa al Poder.

Otra oportunidad de completar la falta y hallar la plenitud perdida al abandonar el huevo.

La identificación.-

El falo es una clave de bóveda para la identificación en sus formas imaginarias primarias, así:

1.-Podemos identificarnos con lo que le falta a la madre para estar completa.

2- O con lo que nos faltó de la madre y también:

3.- Con lo que le falta al padre.

4.- O lo que nos faltó del padre.

Con este bagaje el niño atravesará la siguiente etapa de su desarrollo psicosexual: la segunda y tercera fase del complejo de Edipo del que hablaré en el próximo post.

 

Un post relacionado donde el autor plantea que la domesticación humana, autodomesticación, es un subproducto de la conspiración del lenguaje.


El padre fálico (V)

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En el nombre del padre hay tres padres: el padre biológico, el padre fálico y el padre simbólico. En este post vamos a hablar del padre fálico.

La mejor forma de entender el concepto de “padre fálico es retrotraernos al mito y recordar a Cronos (Saturno), aquel Dios clásico que devoraba a sus hijos hasta que Zeus auxiliado por su madre Hera deciden tomar cartas cartas en el asunto y asesinarlo después de haberle obligado a vomitar a todos sus hijos. Pero el mito quizá no sirva de ejemplo idóneo y actual para entender que una etapa del desarrollo sexual que pasamos todos los niños y niñas de este mundo transcurre en ese reconocimiento de que después del huevo hay ahí otra persona que llamamos padre y que es -miticamente- un padre terrible.

Para empezar el padre es una persona distinta de esa madre que nos contuvo en aquella excelsa pasión narcisista primaria donde flotábamos en una especie de magma fusional y que tantos recuerdos, mejor marcas dejó en nuestro psiquismo. La aparición del padre nos triangula, hay ahí otra persona que también forma parte del juego: la díada edénica se rompe. Y además el padre es de otro sexo, más grande, más fuerte, mas corpulento, un Otro bien distinto a la madre.

Es muy probable que los niños distingan el sexo de sus progenitores mucho antes de saber las diferencias sexuales entre ambos: hay pistas, la voz, el tamaño, la barba y los caracteres secundarios. Pero todo eso carece de importancia hasta el momento en que el niño se dirige hacia el padre en busca de amor, protección y reconocimiento. El niño entra entonces en la fase fálica que Freud abordó muy tarde en su carrera.

Para explicar mejor en qué consisten los conflictos fálicos voy a referirme a una viñeta real, los enredos entre Lou Andreas Salomé,Victor Tausk y el propio Freud.

La vida de Victor Tausk podéis leerla en un libro seminal escrito por Paul Roazen titulado “Hermano animal: la historia de Freud y Tausk” pero sigamos con la descripción de los personajes.

Victor Tausk.- 

Victor Tausk fue uno de los primeros discípulos de Freud, en su corte de Viena. Tausk no era medico sino abogado y periodista, pero decidió hacerse medico cuando conoció a Freud y posteriormente psiquiatra en el servicio de Wagner Von Jauregg. Al principio pocos seguidores de Freud eran médicos aunque él mismo pensara que para ejercer el psicoanálisis era necesario estudiar medicina. Es muy posible que Freud influyera en Tausk para estudiar medicina, aunque más tarde Freud cambió de opinión respecto a esta cuestión.

Lo que es seguro es que Freud necesitaba conseguir que la psiquiatría prestara atención a su nueva teoria. Una de las obsesiones de Freud era conseguir este visado academico que pensaba estaba en manos de los pcoos de sus seguidores que eran psiquiatras: Tausk y Jung.

De todos sus discípulos Tausk era el más inteligente, el más apuesto, pero que contaba con un temperamento ciclotimico que ya había debutado en su juventud con una depresión severa durante su estancia en Berlin, ya separado de su mujer, también el que gozaba de mayor reconocimiento y cariño por parte de Freud….aparentemente, pues Freud no las tenia todas consigo con él, en algunos momentos tuvo que pararle para que no fuera mas allá de los limites de una teoría que Freud pensaba que no estaba terminada.

Tausk fue el primer psicoanalista que comenzó a estudiar las psicosis con el método psicoanaítiico y en sus breves artículos ya destacó interpretaciones en pacientes delirantes como sucedió con el caso de Emma:

En realidad ya Freud habló de esta cuestión en algunos de sus artículos citando precisamente a Tausk. Concretamente el término “lenguaje de órgano” (organsprache) es un término del psicoanálisis y lo publicó Freud en “Lo inconsciente” a raíz de una paciente de Victor Tausk que padecía precisamente de esquizofrenia.

Emma A, la paciente de Tausk había tenido una discusión con su prometido y desde esa discusión se quejaba de que sus ojos se le habían torcido (vedrehen), ella explicó que había acusado a su pareja de simuladora, “puesto que lo ve distinto cada vez”, es pues un hipócrita, un torcedor de ojos (Augenvedrehen), él pues le ha torcido los ojos y sus ojos ya no son suyos, ella ve el mundo con los ojos de él.

Como puede observarse el lenguaje de órgano es un caso especial de alucinación corporal donde las palabras son tratadas con literalidad, por lo que “torcido de ojos” pierde su textura metafórica y se transforma en algo real.

Otro de sus hallazgos se refiere a la maquina de influencia de los que ya hablé aquí. y donde relaciona el contenido de los delirios en relación con los temores y expectativas que la tecnología presenta a los individuos. En este sentido los hallazgos tecnológicos proporcionan el material del delirio pero no son la causa del delirio. Maquinas, ondas de radio, telepatía, corrientes eléctricas y TV forman el material de los delirios en la época en que aparecen como hoy, son los robots, Internet, las redes sociales o los malditos selfies.

Tausk se suicidó a los 40 años, después de haberse enredado con Lou Andreas Salomé, el siguiente personaje de este triángulo.

Lou Andreas Salomé.-

La Salomé era una aristócrata rusa que tuvo una educación muy refinada para una mujer de aquella época y que era sin duda una mujer inteligente, ambiciosa, agradable y sobre todo sensual y seductora. Le encantaban los hombres creativos, heterodoxos y geniales (hoy hablaríamos de una sapiosexual) y aunque estaba casada se dice que nunca copulaba con su marido sino con sus amantes. No obstante su marido sufragaba sus continuos viajes y desplazamientos por Europa. Fue así que consiguió conocer y ser amante de Rainer Maria Rilke, al tiempo que viajaba por Rusia con su amante y su marido. después se dirigió a Italia donde conoció a Nietzsche y es muy poco probable que tuviera relaciones sexuales con él dado que la hermana estaba continuamente al acecho. Pero esto no le importaba demasiado a la Salomé y se agenció otro amante cercano a Nietzsche, Paul Ree, de nuevo viajaron los tres de aquí para allá.

Y fue así que a la edad de 50 años llegó a Viena y dirigió sus pasos hacia Freud que por aquel entonces se había ganado la fama de heterodoxo con su nueva técnica de exploración del inconsciente. Nadie sabe como se las arregló para ser aceptada como discípula en el movimiento psicoanalítico, el caso es que lo consiguió pues Freud la tenia en una alta estima como cuenta en sus diarios y en sus cartas.

El caso es que es muy poco probable que Lou tuviera relaciones sexuales con Freud aunque éste disfrutaba mucho de su compañía, sus consejos y su conversación, tanto que la acompañaba de noche a casa después de finalizar las sesiones de encuentros que tenían todas las semanas, llegando a una relación de mucha intimidad, por ejemplo Freud estaba muy preocupado por la dependencia que su hija Anna había desarrollado con él y llegó a discutir ese tema con Lou Andreas. Dicho de otra forma: Lou habia seducido a Freud aunque sin sexo por medio. Una seducción sublimada.

Cuando ella cayó en la cuenta de que Freud no estaba interesado en el sexo dirigió su mirada hacia Tausk que era mucho más joven que ella (33 años) y se hicieron amantes. Una vez más se completó el triángulo. Uno para la cama y otro para admirar.

Sigmund Freud.-

Aunque unos se llevan la fama, otros cardan la lana es obvio que Freud estaba poco interesado en el sexo. Los intereses de aquella época previa a la primera guerra mundial y a la guerra misma se caracterizaban por adquirir el suficiente reconocimiento por la comunidad científica de sus teorías y método de tratamiento que siempre consideró útil para las neurosis es decir para los trastornos nerviosos menores. Freud pensaba que las psicosis (neurosis narcisistas las llamaba) no eran susceptibles de mejorar con el psicoanálisis. No obstante la puerta para ese reconocimiento científico venia de mano de la Psiquiatría y es por eso que con el tiempo Freud nombró a Jung como su continuador privilegiado (aunque eso terminó mal).

Otro de los obsesiones de Freud era que su teoría se estaba construyendo y no permitía a nadie que se adelantara a sus propios hallazgos, es por eso que trató en todo momento en que sus discípulos no se adelantaran especulando sobre algún aspecto que a él se le hubiera escapado. Freud era muy celoso en este sentido y sentía que podía ser plagiado, era en este sentido un padre castrador (fálico).

Por ultimo estaba persuadido de que emborronar el psicoanálisis con otras teorías místicas como la de Otto Rank o políticas como la de Reich o de Otto Gross podían torcer el rumbo de una disciplina que para él era científica y biológica en su esencia.

De manera que Freud ejerció durante toda su vida un control de lo que era y no era propio del movimiento psicoanalítico, su ortodoxia, llegando a expulsar a algunos miembros.

Dinámica.-

De esta historia se desprenden algunas conclusiones que vienen al caso en este post:

  1. Lou Andreas Salomé era un personaje seductor que buscaba hombres notables para identificarse con ellos, con sexo o sin sexo pero en cualquier caso entrando en su vida hasta la cocina. Se trata de una búsqueda narcisista
  2. Narcisista y edípica como puede observarse en la necesidad de triangular las relaciones y al mismo tiempo servir de vértice en el triángulo formado por ella misma, Freud y Tausk.
  3. En esa triangulación el perdedor era Tausk, si le hubieran dado a elegir entre Tausk y Freud, ella siempre hubiera elegido a Freud. Tausk era un semejante, Freud un padre al que ella aspiraba a parecerse haciéndose psicoanalista, pero no para competir con él.
  4. Tausk por su parte buscaba lo mismo: identificarse con el padre, pero aquí aparece una de las diferencias fundamentales entre el Edipo de un niño y una niña: Tausk necesitaba la aprobación de Freud pero lo que perseguía era superarle y por supuesto albergaba cierto (o mucho) resentimiento contra él que coartaba su proceso de crecimiento personal al tiempo que le humillaba en publico a la menor ocasión.
  5. Freud por su parte era un hombre celoso del éxito o el talento ajeno, un padre celoso, el padre fálico terrible, de la potencia, admirado y venerado por sus discípulos, gestionaba sus afectos imponiendo siempre su autoridad.

Eso es todo lo que sabemos de este poderoso triángulo que terminó mal para Tausk, de su suicidio solo sabemos que se colgó de una soga después de haberse disparado en la cabeza con un revolver.

No sería el único discípulo de Freud que acabaría suicidándose pero hay que entender que aquella primera hornada de discípulos de Freud estaba formada por personas muy heterodoxas interesadas en lo nuevo y necesitadas de una nueva teoría que disipara las muchas dudas que se cernían en torno al psiquismo humano. No es de extrañar que algunos de sus discípulos fueran bipolares, revolucionarios, reformadores sociales o utopistas.

El padre simbólico (VI)

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Contemple esta señal de tráfico, muy conocida por todos nosotros. Se trata de un símbolo que prohibe algo, en este caso prohibe circular en esa dirección.

Nótese que prohibe pero no impide.

Nótese también que la Dirección general de tráfico o el Ayuntamiento no ponen una barrera, no hay un foso de caimanes, ni un muro, ni tiradores acechando para que se acate esa prohibición. Eso no sería un símbolo sería una especie de cárcel como el muro de Berlín.

Eso sería una prohibición fálica de la que hablé en mi ultimo post, algo que estaría castigado con la muerte y la muerte psicológica es la castración.

Se deja al sentido común del conductor y al conocimiento de las reglas de tráfico el respetar esa prohibición.

Eso es lo simbólico y de ahí su vulnerabilidad.

La castración.-

El termino psicoanalítico de “castración” también ha sido mal comprendido, pues la propia palabra remite a una amputación, más concretamente a una amputación del pene. Pero hay una lectura más “simbólica” de ese temor. Castración equivale a incompletud, es pues el falo lo que se pierde con la castración (el lector ya sabrá a estas horas que es el falo y si no lo recuerda puede recurrir a leer este post.

De manera que la castración es una amenaza de perdida de algo valioso (si es en uno mismo) o de algo valioso que se le adjudica al otro. El padre fálico representa al padre terrible, al padre de la potencia, al padre completo. Se trata de una reminiscencia antropológica de otro tiempo, una especie de sentencia patriarcal, pero de un patriarcado muy primitivo sobre el que volveré cuando veamos las relaciones entre Edipo y el patriarcado. Sin embargo los sujetos humanos muestran patologías mentales en dos claves fundamentales 1) el miedo a perder el falo o 2) el miedo a que exista la castración en el otro, es por eso que la castración suele negarse y uno puede vivir en ese mundo imaginario, esa especie de Matrix que es el mundo sin ese límite que muestra la señal de tráfico de más arriba.

Es importante saber que admitir que la castración existe en ese otro es doloroso. El niño quiere a su madre y admira a su padre, le teme quizá, proyecta en él todo lo que desea para sí, pero también quiere vencerle, superarle, pero poco a poco va cayendo en la cuenta de que su padre también está limitado por sus propios recursos, por su propia castración, por sus propios límites. El padre también respeta esa señal de tráfico que no le impide pero si prohibe pasar.

¿Entonces si el padre también está limitado (castrado) qué le queda al niño?

No tiene más remedio que acatar la Ley, igual que hace su padre. (Volveré sobre esta cuestión próximamente)

El misterio del numero 3.-

El numero 3 es un numero muy curioso que invoca geométricamente al triángulo que es el símbolo de una triada padre-madre e hijo. Pero curiosamente el numero tres no existe en todos los idiomas. Así, uno-dos-muchos es la manera de contar en los pueblos primitivos. Tres son muchos, tres es multitud. Y es verdad que cuando venimos al mundo no sabemos contar y nos tienen que enseñar, sin embargo venimos con una función matemática innata: sabemos comparar.

Y comparar es sobre todo comparar tamaños en las cosas, y el niño sabe muy precozmente quien es un adulto y quien es un semejante (otro niño). Y lo sabe porque le va la vida en ello: se dirigirá siempre a un adulto (con preferencia a la madre) cuando se haga daño, tenga hambre, o simplemente por el placer de estar cerca de ella o de él.

Dicho de otro modo el niño está muy bien dotado para una relación diádica por eso la emergencia del tres provoca un seísmo en su conciencia, pues ese otro ser que llamamos padre usualmente nos separa de la madre, de ese huevo inicial en el que vivimos durante los dos primeros años de vida.

El tres caotiza nuestra vida pues ya no es M (adre)—H (ijo) una unidad aunque hayan dos cuerpos, sino que se le añaden otras posibilidades de vinculo es decir libidinales: P (adre)–H (ijo) pero también P(adre)—M(adre) y los vínculos ocultos entre esas relaciones, es decir el espejo se rompe y aparecen otras imägenes subsidiarias: la relación del padre con el hijo, la de la madre con el hijo y la relación entre el padre y la madre. El niño ha de atender estos tres niveles de definición. Esta triangulación caotiza el sistema familiar en n posibilidades dependiendo del numero de hermanos que convivan en la misma unidad familiar y sucede un poco lo mismo con los planetas: véase el problema de lo n cuerpos.

Llamamos complejo de Edipo a esta constelación aunque el nombre me parece hoy carente de profundidad puesto que el complejo de Edipo ha perdido su cariz trágico desde que el hombre ha perdido poder en la sociedad y en la familia. En el próximo post intentaré explicar el itinerario de este complejo de Edipo, pero me gustaría adelantar ahora que esta caotización implica sobre todo a la sexualidad, pues es precisamente en este momento (desde 3-6 años) cuando ya la comparación de los cuerpos de la madre y del padre hace imposible negar las diferencias. Es en este momento evolutivo donde el niño y la niña van a tomar una posición sobre la sexuación.

“Soy un niño y se que el Falo está en mi padre” o “Soy una niña y se que el falo está en mi padre”.

Caben naturalmente otras posiciones más bien exóticas:

Soy <(lo que sea)> pero el falo está en mi.

Soy <(lo que sea)> pero el falo está en mi madre.

 

Edipo y el patriarcado (VII)

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Ahora que ya sabemos qué es un padre simbólico podemos empezar a entender como funcionan las prohibiciones edípicas.

Recapitulando: un padre simbólico es aquel que prohibe el incesto y el parricidio. Prohibe pero no impide pues la amenaza de la castración ya quedó atrás durante la etapa que el niño atravesó durante la fase fálica del desarrollo.

Nadie sabe como sucedió, pero lo cierto es que la prohibición del incesto y del parricidio forman parte de un tabú universal inscrito en todas las culturas. Dado que en el paleolítiico no había antropólogos, ni había documentos que nos ilustren sobre como sucedió tal cosa, no tenemos más remedio que recurrir al mito.

En “Totem y tabú” Freud nos ofrece una visión especulativa sobre el origen de la religión y del propio tabú. Más o menos las cosas sucedieron así:

Un padre violento y celoso acaparaba para si a todas las hembras del clan y para evitar que no se las apropien mata y expulsa a todos los varones al hacerse mayores. Un día los hermanos se confabularon contra él, le mataron y le devoraron. Esta viñeta tiene prolongaciones observadas en varias especies donde la poligamia es la norma: elefantes, gorilas y leones. Sin embargo es poco frecuente en los chimpancés, nuestros parientes más próximos, donde la promiscuidad es la regla aunque no por eso deja de haber jerarquías.

Sigamos con Freud: el objeto de esta acción era apropiarse de las hembras que el padre acaparaba, así como su posición de poder. Pero aparece una paradoja: una vez consumado el crimen y devorado el cadáver, los confabulados decidieron restaurar la situación tal y como estaba previamente, es decir autoexcluyéndose por si mismos del fruto de su rapiña.

Los que el padre había impedido anteriormente por el hecho mismo de su existencia se lo prohibieron luego los hijos a si mismos. Lo que es lo mismo que decir -según Freud- que este crimen inauguró la proscripción del incesto y el complejo de Edipo. Pero no parece demasiado verosímil.

Lo que se inició en todo caso es el patriarcado, es decir una reglamentación social nueva, nótese que la prohibición atañe sobre todo a los hombres, que de este modo encuentran inhibiciones al incesto (a copular con hijas, hermanas y madres, también afecta a las mujeres en tanto control de su sexualidad.

Ahora bien esta explicación freudiana merece un punto y aparte. ¿Por qué iban a imponerse los hijos estas restricciones una vez desaparecido el padre terrible? ¿Por qué no seguir como hasta ahora?

En realidad ciertos mitos griegos apuntan en una misma dirección: Saturno (Cronos) castró a su padre Urano con una hoz porque era un tirano, pero a su vez, Saturno una vez en el poder hizo lo mismo: se dedicaba a devorar a todos sus hijos, hasta que Zeus, salvado in extremis por su madre decide con su ayuda deshacerse de Saturno (Cronos), otra vez aparece el mantra del parricidio, inaugurando el orden Olímpico, en cierto modo parlamentario. Es curioso que Freud eligiera para explicar su complejo el mito de Edipo y no el de Saturno. Otra manera de verlo sería: no es que el niño quiera acostarse con la madre y matar a su padre, sino que es el padre el que quiere acostarse con sus hijas, castrar a sus hijos y seguir en su poltrona.

El efecto Westermarck.-

Edward Westermarck fue un filósofo sueco contemporáneo de Freud que tuvo que vivir en una época desfavorable para sus intereses intelectuales precisamente porque tuvo que competir con las ideas psicoanalíticas que fueron las hegemónicas en la Europa de entreguerras hasta que más tarde cayeron en desgracia. Hoy consideramos a Westermarck un adelantado para su época que intentó trasladar las hipótesis evolucionistas a la psicología.

Lo cierto es que las personas tenemos muy poco interés sexual en nuestros padres, madres, hermanos o hermanas y tendemos a buscar parejas fuera del dominio familiar. Para Freud esta sería precisamente la prueba de su teoría: el horror al incesto seria el responsable de que la gente se buscara la vida más allá de la familia , tribu e incluso clan, cuanto más lejos mejor.

El efecto Westermarck niega sin embargo el deseo incestuoso freudiano: no hay tal deseo incestuoso; por el contrario, -dice Westermarck-, lo que hay es un desinterés por las relaciones incestuosas ya que la reproducción sexual procura la exogamia como estrategia para evitar taras y mantener la variabilidad genética.

¿Quién tiene razón?

Las ideas de Westermarck ponen en evidencia la idea central de Freud de que el niño alberga sentimientos incestuosos hacia su madre y simultáneamente deseos agresivos frente a su padre. Daly y Wilson han señalado que el error de Freud consistió en entender que aunque entre padre e hijo pueda existir rivalidad sexual esta rivalidad no es nunca por la madre, simplemente a los jóvenes no les interesan las mujeres mayores.

Entre los hermanos sin embargo, la rivalidad atraviesa toda la infancia y va dejando sus secuelas para toda la vida, en una u otra forma: es lógico , los hermanos compiten por la comida, la atención y un rol de privilegio en el seno de la familia. La rivalidad entre hermanos (que muy frecuentemente es identificada por los padres como celos) tiene dos objetivos preferenciales:

  • Obtener de los padres más de lo que los padres están dispuestos a dar.
  • Arrebatarles a los hermanos su participación en los beneficios.

Así cada uno de los hermanos adoptará una estrategia u otra, dependiendo del nicho ecológico que quede libre en la familia a fin de salirse cada uno con la suya. Este es un fenómeno que ha sido observado en toda la escala animal, las crías tratan de prolongar su periodo de dependencia de los padres a través de diferentes engaños, haciéndose el tonto, no mudando de plumaje, hacerse caca cuando ya deberían controlar esfínteres, negándose a comer, hacerse el débil o el necesitado, a través de berrinches, pataletas y en el caso de los humanos a través de enfermedades coactivas o ciertos retrasos que hacen recaer sobre el niño más atenciones. Cada cual elige una estrategia distinta con arreglo a su patrimonio genético y adopta, construye y modifica su estrategia puliéndola a medida que va creciendo e implementándola con nuevas sofisticaciones.

Dicho de otra forma las crías compiten por seguir siendo niños y gozar de los bienes que sus padres (y nadie más) les aseguran. Para Westermarck es el destete más que el Edipo la clave de las rivalidades infantiles que en oposición a Freud no son sexuales.

Dicho de otra forma: lo que tiene importancia es la separación de la madre, esa es la verdadera castración que nos viene de serie cuando tenemos un hermanito o cuando se rompe el huevo. Jacques Lacan habló de un primer tiempo del Edipo a esta separación.

Significa que: el destete y el Edipo podrían ser aspectos evolutivos del mismo conflicto y que pone en marcha constelaciones emocionales similares indistingibles en el adulto puesto que tal y como comenté en este post ¿De quién se tienen celos cuando se tienen celos?

¿En qué quedamos, es el niño el que quiere acostarse con la madre o es el padre el que quiere acostarse con las hijas?

Parte de la solución a este dilema viene de la mano de la psicología social.

La atracción y el rechazo se encuentran en los mismos gustos.

Dos psicólogos sociales, Chris Fraley y Michael J. Marks (2010) (comentado también en Research Digest Blog) han puesto a prueba la hipótesis neo-Westmarckiana con dos fascinantes experimentos que son difícilmente compatibles con la sugerencia de un “mecanismo” natural diseñado para evitar el incesto.

Lo que nos lleva de nuevo a echar mano de la psicología evolucionista y a indagar entre las diferencias que se encuentran plegadas y codificadas en los genes y en la cultura. Efectivamente no existe un mecanismo natural para rechazar los escarceos de la parentela (y el incesto), antes al contrario: los niños aceptan el placer proceda de donde proceda (decía Freud que el niño es un perverso polimorfo) siempre y cuando no haya además de eso maltrato o violencia. ¿Para qué tendría que tomarse la evolución el trabajo de construir un rechazo en los individuos con sus progenitores o sus parientes?

Si yo fuera un neo-westermarckiano diría que para evitar descendientes enfermos o con poca perspectiva vital, ¿pero cómo sabían esto en entornos ancestrales nuestros precursores? Evidentemente no sabían nada de genética, ni de alelos incompatibles, ellos no podían saber que la sexualidad entre parientes podía ser letal para los niños nacidos de tales emparejamientos o que era acumulativa. Es también muy dudoso que acumularan la suficiente información para poder transmitir ese peligro a sus vecinos. Pero es obvio que fueron los grupos humanos los que inventaron el tabú del incesto, algo pues cultural, es decir impuesto por el grupo al individuo concreto.

Ahora bien, si el tabú del incesto no se impuso para optimizar la inversión parental en forma de una descendencia viable, ¿qué objeto tenia la prohibición?

Pues para asegurar un reparto justo de las mujeres, claro está pues en definitiva el recurso con valor son las mujeres. Todas las prohibiciones sexuales tienden a regular la posesión y acaparamiento de varias mujeres por un sólo hombre, lo cual resultaría en un conflicto grupal tarde o temprano. Asegurar que los grupos fueran cohesionados, laboriosos y cooperativos requirió recortar y regular el acceso a las hembras y asegurar una sanción, un castigo a los disidentes. Restricción y castigo van pues de la mano.

Dicho de otro modo, el tabú del incesto se inventó para regular cosas bien distintas a las que hoy creemos: las niñas, nuestras hermanas, o nuestras madres, tías y el resto de la parentela no son accesibles para mi, pero pueden serlo para otros que a cambio pueden disponer de una esposa para mi hijo y una nuera para mi familia (Levi-Strauss 1981).

En conclusión eso que llamamos patriarcado surgió como una forma de regular el egoísmo de los hombres y de proteger a las mujeres. Una protección que encontraría un mecanismo evolutivamente estable para asegurar que no existieran hombres deprivados de sexo y mujeres desprotegidas y sin proteínas en su dieta (tal y como cuenta Helen Fisher en el libro que preside este post): le llamaron monogamia y es evidente que es una estrategia que ha tenido mucho éxito.

Bibliografía.-

C. Levy-Strauss: Las estructuras elementales del parentesco

Fraley RC, & Marks MJ (2010). Westermarck, Freud, and the incest taboo: does familial resemblance activate sexual attraction? Personality and social psychology bulletin, 36 (9), 1202-12 PMID: 20647594

Francisco Traver (2019): “Del mito a la clinica”

Más acá del Edipo (VIII)

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Aquellos lectores que hayan llegado hasta aquí después de leer todas las vicisitudes que la libido recorre en su camino hacia “la frontalización” es decir ese camino que recorre siguiendo el neurodesarrollo ya habrán caído en la cuenta de que el llamado complejo de Edipo es el eje de torsión sobre el que el ser humano va a girar durante toda su vida, tratando de discriminar qué parejas son potencialmente sexuales y cuales otras son familiares y por tanto prohibidas. Hay que hacer notar que las prohibiciones edípicas afectan tanto a los hombres como a las mujeres: a los primeros marcando lineas rojas sobre la disponibilidad y no disponibilidad de ciertas mujeres y a ellas restringiendo su libertad sexual, pues no hay nada tan perturbador para ese orden que llamamos “patriarcado” que una mujer promiscua, un pederasta o un violador.

No es de extrañar pues que la monogamia fuera la solución mejor para asegurar un buen reparto de mujeres al tiempo que aseguraba un conocimiento de qué hijos son de uno y qué hijos son de otro, pues los hombres están poco interesados en trabajar para alimentar a hijos ajenos, al tiempo que aseguraba para las mujeres y su prole asistencia, alimentación, cuidado y protección. Es por eso que la monogamia ha tenido tanto éxito en nuestra especie a pesar de partir de un entorno de promiscuidad ancestral. 

Aun existen algunas tribus que practican una especie de matrilinealidad como conté en este post sobre las islas Trobiand descritas por Malinowsky; en aquellas latitudes de Nueva Guinea no había Edipo, ni aparentemente coerciones sexuales pero tampoco cultura propiamente dicha, de manera que sugiero a los lectores de este post visionar aquel donde doy una mala noticia: no existe alternativa al patriarcado.

Pero lo cierto es que todos los patriarcados no son iguales, de manera que para entendernos llamaré “primitivo” al patriarcado que aun existe en algunas culturas del desierto, patriarcado moderno al que inauguró la ruptura con el viejo régimen y el patriarcado postmoderno que es el que actualmente podemos observar en todo occidente coexistiendo con nichos de población que aun no han sido seducidos por él . Una de las maneras de clasificar estos “patriarcados” es a través de la condición social y legal de la mujer. Así aun hoy. en algunos países a las mujeres se las obliga a ir cubiertas por la calle, no pueden andar solas o conducir, etc. En el patriarcado moderno las mujeres tienen derechos similares a los de los hombres y derecho al voto (en algunos casos muy reciente como el caso de Suiza, un derecho que se alcanzó en 1991). El patriarcado postmoderno es aquel donde el hombre ha perdido totalmente el control -no ya de la sexualidad de sus parejas , hijas e hijos- sino también el control sobre su propia sexualidad.

De manera que cuando hablamos de Edipo estamos hablando del patriarcado moderno y es muy probable que nosotros los adultos que alcanzamos la mayoría de edad en los 70 seamos los últimos representantes de sujetos edípicos propiamente dichos, pues el levantamiento de las coerciones sexuales que comenzaron en los 80-90 no son sino la expresión del debilitamiento de la función paterna, algo que podemos medir a través del temor que nos inspiraba nuestro padre. No es que todos hayamos tenido padres violentos  o agresivos sino que de la propia autoridad emanaba una amenaza que suscitaba el temor en los niños varones. Una amenaza informe que entre nosotros -los psicoanalistas- llamamos castración.

Y hay que reivindicar aquí el papel del temor a la autoridad, pues junto a la culpa se trata de un potente inhibidor de las conductas transgresoras y peligrosas.

En este sentido me gusta recordar una frase de Jesus Maestro que nos puede servir de guía para entender como el debilitamiento del patriarcado a través de Edipo explica en gran parte la aparición de patologías nuevas, más cercanas al marasmo, la irracionalidad y la anomia que la inhibición neurótica o el frenesí psicótico.

“La desaparición del temor no nos hace valientes sino temerarios es decir vulnerables”

Pero de este tema hablaré en un próximo post puesto que en este me gustaría volver sobre el Edipo clásico recordando que toda la patología mental clásica descansa sobre este dilema. Edipo clásico significa que hay un padre de la potencia, una madre subordinada a él pero igualitaria en derechos (como sucede en todo el mundo cristiano) y un orden social que reproduce en todas sus estructuras esta jerarquía.

El Edipo en tres tiempos.-

Fue Jacques Lacan el que trató de resignificar el concepto edipico de Freud, al proponer un Edipo en tres tiempos. Para entenderlo mejor trataré de recapitular tres escenarios que los que ya he hablado en esta serie de post. Tres escenarios que son en realidad hitos de la maduración, aunque cada hito tiene una parte sombría: las dificultades que el niño atraviesa en cada una de ellas. Así hablare de tres hitos:

  • La separación del niño de la madre.
  • El descubrimiento del padre fálico.
  • La simbolización del falo.

Este es el itinerario completo que siguen niños y niñas incluidos a los de hoy que no por ser postmodernos dejan de poder simbolizar “lo que les falta” es decir el falo. Es a través de este itinerario como el niño convierte un Yo primitivo que es en realidad imaginario pues está relacionado con el “deseo del otro”, en este caso de la madre hasta un sujeto deseante que se escribe así, $, una S barrada, que es la forma simbólica de representar el sentido de la adquisición por parte del niño de  su subjetividad, antes de ser sujeto, el niño no es sino un apéndice de su madre y es por eso que Lacan propone diferenciar el Yo, del Sujeto, ya simbólico.

Lacan formuló esta idea en forma de tres anillos entrelazados (nudo borromeo) para describir los tres registros de la mente: lo Real, lo imaginario y lo simbólico. De lo real no voy a hablar ahora porque es un registro difícil de pillar y me voy a limitar a una breve descripción de lo imaginario y lo simbólico en relación con el complejo de Edipo.

Como el lector ya habrá podido adivinar en los tres tiempos de Edipo hay dos fases imaginarias y una fase simbólica de resolución que termina con la identificación no con el padre sino con lo que él representa la Ley. Freud llamó a este fenomeno relacionado con la conciencia moral Superyó, Lacan habla de la Ley.

En lo imaginario hay imágenes, en lo simbólico letras y cifras pero no hay que confundir el registro imaginario con la imaginación que denominamos fantasía o ensoñación sino con un registro ontológico donde “todo es posible” puesto que está gobernado por el pensamiento mágico y la omnipotencia que el niño extrae de su narcisismo primario. El registro imaginario es mucho más divertido pues no contiene prohibiciones aunque si algunos temores como la separación, el miedo al extraño, o la fustración de la que ya hablamos cuando abordamos los “terribles dos años”.

De manera que el niño ya sabe -a medida que va progresando en su exploración del ambiente que existen coerciones. A estas coerciones primarias le llamamos Yo ideal que es también imaginario y no contiene inhibiciones sino promesas y señuelos de goce. No confundir el Yo ideal con el Ideal del Yo que ya es simbólico y representa la ley paterna tal y como definí mas arriba. El Yo ideal es un precursor del ideal del Yo, del mismo modo que el padre fálico es el antecesor del padre simbólico.

Un padre simbólico que aparecerá por identificación secundaria (la primitiva identificación es con la madre) en aquel tiempo donde aun no había separación y ambos eran Uno.

¿Pero identificación con qué?

No se trata de identificarse con un rasgo del padre o con su profesión o carácter se trata de algo más profundo: identificarse con la Ley que el padre representa a sabiendas que el propio padre está sometido a esa misma ley y que en definitiva todos estamos castrados, es decir incompletos y es precisamente por eso que somos sujetos deseantes y poseemos una subjetividad diferenciada de cualquier otro, ya no somos un espejo sino una roca. Hemos alcanzado el nivel de lo simbólico que no hay que confundir con la capacidad de simbolizar: cualquier persona educada es capaz de simbolizar aun viviendo en un mundo imaginario. Alcanzar el nivel simbólico es aceptar la castración y termina la maduración de la libido.

Ahora bien, no hay que imaginar estos estadíos como escalones autónomos e independientes donde una vez alcanzado el más alto ya estamos a salvo de cualquier penalidad. la posibilidad de volver atrás (regresión le llamó Freud) es muy posible y frecuente, al fin y al cabo el registro simbólico es muy vulnerable y muy fácil de sortear, es además aburrido y convencional, es por eso que la vida de la mayor parte de los humanos es un continuo balanceo entre avances y retrocesos, hacemos paradas y regresiones puntuales a lugares más plácidos o cómodos.

Pero no tenemos más remedio que comprometernos con estos escalones que representan en sí mismos el peregrinaje de la humanidad: una búsqueda continua de volver al origen después de esa aventura que fue la vida para los que tomaron riesgos.

 

El vago y la neurocepción

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Cuando yo era niño no había calefacción central, tampoco había estufas salvo un brasero de orujo que presidía aquella camilla donde hacíamos la vida en invierno, allí estudiaba, comíamos y cenábamos. El brasero era nuestra única fuente de calefacción, descontando aquellas bolsas de agua para calentar la cama.

Más tarde inventaron las estufas de gas butano, aquellas que tenían tres hornillos y que usualmente manteníamos enchufado solo uno para no gastar demasiado gas. En algunos lugares había calefacción central con calderas de gas oil pero en los hogares corrientes no solía haber este tipo de artilugios.

Lo que supuso un hallazgo no fue la estufa eléctrica que vino s sustituir al gas butano sino el termostato. Un aparato que conectado a cualquier estufa la apagaba cuando la temperatura ambiente superaba la temperatura con que la habíamos programado. Fue un invento extraordinario porque nos permitió mantener la temperatura ambiente estable tal y como hoy tenemos en casi todos los hogares urbanitas. Una caldera que calienta agua y un termostato que desenchufa la caldera cuando ya estamos bien calientes y la vuelve a enchufar cuando baja la temperatura.

Pensándolo bien, el termostato impidió que a través del calor alcanzáramos temperaturas veraniegas en pleno invierno y nos permitió ahorrar energía. Una caldera sin termostato seria un despropósito pues solo tendría dos opciones: o apagada o enchufada, mientras que el termostato permite una regulación autónoma mientras se atraviesan distintas fases de frio-calor.

Pues algo así sucede en nuestro cuerpo, pero no voy a hablar de nuestro termostato sino del eutoestato, es decir el sistema que procura eutaxia.

La teoria polivagal de Porges.-

Tal y como conté en un post anterior las patologías del sistema nervioso pasaron a conceptualizarse como mentales bien entrado el siglo XX. las emociones capturaron gran parte del interés de los investigadores y clínicos que acabaron desentendiéndose de lo que sucedía en el sistema nervioso autónomo. Aun hoy, se considera en privado a la fibromialgia como una enfermedad mental a pesar de las evidencias en contra, lo mismo sucede con otras condiciones nerviosas antes llamadas psicosomáticas: se sospecha siempre de algo mental en su origen, cuando no se apela al estrés como causa de todo mal.

Dicho de otra manera, se presta mucha atención a la caldera y muy poca al eutostato. Hasta que llegó Stephen Porges.

Nuestro sistema nervioso autónomo o vegetativo se ocupa de inervar sobre todo las vísceras de nuestra cara, cuello, tórax y abdomen y se diferencia del sistema nervioso voluntario -que nos hace mover músculos y esqueleto- en que es autónomo, es decir va a la suya y no depende de la voluntad. Regula los bronquios y el grosor de su apertura y exigencia de aire, nuestro corazón y su frecuencia y la motilidad intestinal sobre todo.

Y lo hace a través de esas dos ramas, una de ellas el simpático es la que se ocupa del gasto, es decir de las situaciones de estrés o emergencia, así el simpático aumenta la frecuencia del corazón, la tensión sanguínea, abre los bronquios para que entre más aire e inhibe la digestión. Dicho de otra manera nos prepara para situaciones de exigencia, la carrera, la huida, el esfuerzo.

En el otro lado el sistema parasimpático a través del nervio vago se ocupa del descanso y procura calma y relajación, cierra los bronquios, relaja la frecuencia cardiaca, baja la tensión y estimula la motilidad. Todo esto sucede a través del nervio vago que aun hoy contiene varios misterios como más adelante veremos. Lo importante ahora es retener que este nervio sale del cerebro y vuelve a él: comunica pues el diencéfalo (nuestro cerebro más arcaico) con las vísceras relatadas.

Hasta que llegó Porges veíamos ambos sistemas como complementarios y sujetos por una especie de “ley del equilibrio”. Lo normal es que entre simpático y parasimpático existiera un equilibrio entre ambos sistemas o que uno de ellos se active en las circunstancias apropiadas: así cuando nos disponemos a dormir, lo ideal sería desactivar el simpático y sus epifenómenos mentales (como las preocupaciones) y activar el parasimpático y darle trabajo al vago. De manera que esos pacientes que antes se conocían con el nombre de “nerviosos” son personas que manejan mal estos tiempos y ponen a trabajar al vago cuando no toca o al simpático cuando toca relajarse. Es una manera de comprender lo que los antiguos querían decir con eso de la “distonía neurovegetativa”.

El nervio vago contiene no pocos secretos evolutivos  se trata de un par craneal (nace en el cerebro) y es mixto, es decir tiene fibras motoras y fibras sensitivas, y funciona con la acetilcolina como neurotransmisor. Inerva la lengua posterior, la faringe, la laringe, el esófago, el estómago, el corazón, los pulmones y el intestino. La fibras motoras van hacia abajo , es decir llevan la corriente desde el cerebro a las vísceras (hasta el ombligo) y las fibras sensitivas llevan las impresiones sensoriales viscerales de abajo hacia arriba. Este doble flujo arriba (sensorial) y abajo (motor) tiene una traducción inmediata, el impulso que viaja hacia abajo (eferente) tiene una función motriz y secretora para todas las vísceras que dependen de él mientras que la función aferente tiene como objetivo informar al cerebro como andan las cosas por allá abajo, de manera que nuestro cerebro profundo o visceral tiene información constante de las vísceras alejadas del cerebro y al mismo tiempo es capaz de influir en ellas ralentizando el corazón y la digestión, cerrando el cardias y contrayendo la luz bronquial que para eso es parasimpático, es un nervio muy yin por decirlo en la terminología china.

Es decir, el eutostato está dentro y fuera del cerebro, en las vísceras.

Lo usual es que pensemos el sistema parasimpático como un ahorrador de energía mientras que el simpático lo relacionamos con el gasto de energía. Y a sus transmisores: la acetilcolina en el caso parasimpático y la noradrenalina en el caso del simpático como su gasolina.

Nos imaginamos a estos sistemas como complementarios y sujetos a una cierta oscilación, cuando nos excitamos estamos bajo los dominios del simpático y cuando dormimos del parasimpático. Pero hay algo que mantiene al sistema dentro de unos parámetros de normalidad y de tensión, por eso no nos morimos de un acelerón de noradrenalina ni de un síncope vagal.

Según Stephen Porges el vago tiene dos secciones, una amielínica y otra mielínica. El vago amielinico es el más antiguo y el que hemos heredado de los reptiles a pesar de que en nosotros los mamíferos es poco útil y responsable de los estados de congelación (que veremos después) y fue el primero que evolucionó en la escala animal, se trata pues de un resto reptiliano, mientras que el vago mielinizado evolucionó como parte del cerebro social y está muy bien representado por la cara, incluyendo la voz y la mirada, es importante señalar que la cara es muy importante en las interacciones sociales de los mamíferos pero trivial para un reptil. En la cara está reflejada el alma de cada individuo y también los malestares que le aquejan, algo que el propio Darwin investigó en un libro muy citado pero poco leído tal y como conté en este post.

La idea original de Porges es que ambos sistemas no son como nos los imaginábamos sino que ambos están dedicados casi en exclusiva a chequear el medio ambiente en busca de amenazas. Y que disparan las alarmas de una forma jerarquizada

Es decir tiene un funcionamiento discreto por niveles de definición donde cada nivel superior abarca a los inferiores, lo que en términos comprensibles significa que el pensamiento (y por tanto la conducta) es algo que emerge de ciertos estados de conciencia que muchas veces pertenecen a niveles arcaicos de pensamiento o de reacción, algo que llamó neurocepción. No pensamos siempre con nuestro cerebro cortical, con nuestro cerebro inteligente sino que las más de las veces estamos prisioneros de una preconceptualización arcaica que impone sus leyes desde niveles inferiores, evolutivamente hablando.

A todos nos ha pasado que en ciertas situaciones sociales estamos incómodos sin saber porqué, tenemos malestar o simplemente nos aburrimos. Cuando esto le suceda es seguro que su interlocutor siente mas o menos lo mismo, hay un sistema preconsciente (la neurocepción) que percibe una amenaza que no llega a percibirse por la conciencia. Esta amenaza puede ser falsa o verdadera, es decir usted -o mejor su sistema de neurocepción- puede estar alterado (supongamos que tiene una fobia social) y entonces le manda el mensaje de alarma sin haber ninguna razón para ello.

Esta idea de Porges es similar a la de Randolph Nesse, “el detector de humos” de la que hablé aquí, sin embargo contiene una novedad que es la activación jerárquica de estos sistemas de neurodefensa, algo que no plantea Nesse. También la idea de “marcador somático” de Damasio nos recuerda la importancia de la señal visceral en el reconocimiento de las emociones, sin embargo la idea de Damasio no es la misma idea en Porges. Damasio cree que la taquicardia es necesaria para identificar el miedo y lo que dice Porges es que la taquicardia es la que provoca el miedo consciente o al menos que ambos sistemas: el visceral y el cerebral funcionan a la vez en eso que llamó “neurocepción” que es una hipótesis de amenaza regulada al alza, pues siempre será mejor el falso positivo que el falso negativo.

La neurocepción es una pre-percepción que emerge del sistema límbico y de las vísceras inervadas por el sistema polivagal: no contiene palabras, es inconsciente y automática.

Niveles de acción del sistema polivagal.-

El sistema polivagal tiene cinco niveles de neurodefensa que operan jerárquicamente, cuando el superior no puede dominar la amenaza, desciende al siguiente inferior.

La teoría sugiere que las dos ramas del nervio vago están relacionadas con estrategias conductuales. Una está relacionada con las interacciones sociales en entornos seguros y la otra es una respuesta adaptativa a las amenazas vitales, algo que lleva a cabo mediante un freno vagal. El repertorio conductual es el siguiente:

1.- Un estado dependiente de interacción social bien definido que promueve las interacciones sociales positivas, reduce la distancia y promueve la intimidad y seguridad entre las personas. Está relacionada con el bienestar, la estimulación visual y de señales en la cara y auditiva (la voz) son cruciales para este estado. La risa y los abrazos son comportamientos típicos de este nivel.

2.- Movilización, lucha-huida, este estado mantiene los comportamientos de lucha o huida y requiere un aumento de producción metabólica, a través del sistema simpático-adrenal y las hormonas de estrés. está relacionado con el miedo y la rabia. Clínicamente hablamos de ansiedad o pánico.

3.- Juego y preliminares sexuales, mezcla de los anteriores, mitad simpático y mitad parasimpático, se trata de un estado híbrido que requiere tanto de las características de los estados de movilización. Es por eso que los preilimares sexuales se parecen tanto al “juego de las cosquillas” (una forma de estimular el vago y la lucha-huida al mismo tiempo) hasta que se llega al momento cumbre donde el juego desaparece y pasamos al nivel 5.

4.- Inmovilización-amenaza vital. se caracteriza por un estilo que podríamos llamar “hacerse el muerto” o freezing (congelación). Se caracteriza por anestesia-analgesia siendo la disociación su característica psíquica mejor conocida. Es muy inadaptativo entre los mamíferos. Y tiene además equivalentes en la defecación, desvanecimientos y sincopes vagales.

En este sentido la teoría polivagal habla de tres fenotipos para el miedo: el primero es el clásico de lucha-huida, el segundo está relacionado con la inmovilización o freezing que todos conocemos bien por la frase popular de “cagarse de miedo”, con una patología especial: el colón irritable. La tercera es lo que conocemos como “conducta de enfermedad” algo muy parecido a la depresión que requiere reducir los comportamientos pro-sociales hasta averiguar el nivel de seguridad que podemos alcanzar en ellos: la evitación es el estado más conocido de este ultimo fenotipo. Es por eso que muchos autores hablan de la depresión como una muerte aparente, social para más señas.

5.- Inmovilización sin miedo se asocia con los estados prosociales y positivos que requieren una reducción del movimiento sin reducción de los recursos metabólcos, es el mecanismo que se usa en la crianza, el nacimiento de los hijos, el sexo y los procesos restaurativos. Su estado mental más conocido es la reacción voluptuosa y el éxtasis.

En mi opinión conocer la teoría polivagal de Porges me ha llevado a comprender un termino que los psiquiatras utilizamos con mucha frecuencia, me refiero a la regulación-disregulación afectiva. ¿Como regulamos nuestras emociones, nuestros afectos? ¿Por qué algunas personas son incapaces de regularse de forma autónoma? Creo que al menos después de leer este post tenemos algunas pistas.

La teoria polivagal de Porges está muy bien explicada en un libro coral donde Porges tiene junto a Panksepp y Siegel uno de los capítulos más interesantes: “El poder curativo de las emociones”, un titulo algo banal pero que esconde los últimos hallazgos de la neurociencia afectiva:

 

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Razones para defecar

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Cuando era estudiante de medicina vivía en un piso con otros compañeros y tenia una vecina con la que llegué a tener cierta amistad, basada en sus confidencias y mi disposición a escucharla, (entonces ya señalaba mis preferencias por la psiquiatría). Un buen día ella me llamó por teléfono urgiendo a que subiera a su casa para ayudarla: al parecer estando en el WC había tenido un desvanecimiento motivado por el gran dolor que le provocaba su colón irritable. Entonces no tenía una idea muy clara de qué era eso del colón irritable y me limité a constatar que mi vecina era una histérica que exageraba, Más tarde comprendí que sufría un colón irritable completo con dolor, espasmos y desvanecimientos que nada tenían que ver con la histeria sino con el síncope vagal y los espasmos dolorosos de colon.

El síncope vagal es uno de esos cuadros mal comprendidos en toda la historia de la medicina junto a sus correlatos menores: la lipotimia y el desvanecimiento donde no se llega a perder del todo la conciencia. Usualmente los médicos de entonces tendían a diagnosticar epilepsia o histeria cuando alguien perdía el conocimiento, sin caer en la cuenta de que el sincope vagal y la bradicardia acompañante es la principal causa no epiléptica de perdida de conocimiento cuando no es de causa cardiaca, la otra gran responsable de las perdidas de conciencia, de manera que hoy sabemos que en un episodio de perdida de conciencia sin convulsiones o hay una causa cardiaca o nerviosa (vagal)

Lo cierto es que al ser ya médico me encontré con una gran cantidad de personas que se desvanecen, marean o pierden el conocimiento en el WC, es decir cuando defecan y ahora ya sabemos porqué es: basta con que el lector eche un vistazo al post anterior donde hablé de la teoría polivagal de Porges y entenderá porque algunas personas -aun sin colón irritable- pierden el conocimiento cuando están en aquella fase de la jerarquía de Porges en la que:

 5.- Inmovilización-amenaza vital. se caracteriza por un estilo que podríamos llamar “hacerse el muerto” o freezing (congelación). Se caracteriza por anestesia-analgesia siendo la disociación su característica psíquica mejor conocida. Es muy inadaptativo entre los mamíferos. Y tiene además equivalentes en la defecación, desvanecimientos y sincopes vagales.

Dicho de otra manera la defecación requiere conectar esa quinta marcha donde el vago toma el mando del cuerpo y que requiere inmovilización. Es imposible defecar corriendo o huyendo de algo a pesar de que la defecación y el miedo están relacionados como veremos más tarde. Sin embargo la diarrea de los que padecen colón irritable o espástico no está producida por el miedo. Mi vecina no padecía esta enfermedad por ser timorata ni por ser algo histéria (lo era en realidad) ni porque buscaba mi atención sino porque su nervio vago tenia demasiada tonalidad. es decir padecía de una disfunción autonómica que disregulaba su sistema nervioso vegetativo como les sucede a muchas personas que no tienen este síndrome digestivo pero si otros músculo-esqueleticos por ejemplo.

Malestares en la defecación.-

La defecación es de todas las funciones psicobiológicas la peor conocida, quizá porque se da por sentado que es un mecanismo puramente mecánico, es decir que cuando las heces son suficientes estimulan el peristatismo intestinal hasta su evacuación y es verdad que el mecanismo mecánico sería el más importante si nuestra alimentación fuera suficiente en residuos. Si así fuera defecaríamos cada vez que comemos, pero no es así. Los mas regulados entre nosotros lo hacemos una vez al día, generalmente después de desayunar ese café con leche que estimula nuestro reflejo gastro-cólico como les sucede fisiológicamente a los bebés.

La verdad es que no comemos los alimentos con fibra suficiente para alimentar a nuestro colon. ¿Con garbanzos, lentejas, judías, verdura, plátanos y semillas quién tomaría probioticos? Lo cierto es que los alimentos de cuchara no suelen estar entre nuestras preferencias y es por eso que no defecamos lo suficiente y nuestras heces son miserables si las comparamos con cualquier africano medio.

Por otra parte hay ciertos hábitos que influyen en una mala higiene de la defecación: el más importante es lo que yo llamo “la ética de la defecación”. ¿está la defecación sometida a una ética? No cabe ninguna duda, no podemos defecar en cualquier sitio, ni podemos hacerlo en publico; de modo que nuestra tendencia es suprimir el reflejo intestinal cuando estamos en algún lugar no seguro. ¿Qué es un lugar no seguro? Pues cualquier lugar donde nuestra intimidad se vea amenazada. Hay personas que nunca defecan en un lugar publico, un restorán, o en el trabajo. La mayor parte del personal solo defeca en condiciones de pulcra intimidad, es decir en su casa. esto significa que estamos acostumbrados a reprimir el impulso a defecar all dónde se produce.

Y no solo eso, sino que necesitamos estar solos, nadie puede defecar con alguien mirándole o hablándole pero no es por una cuestión de pudor sexual sino por algo más complejo: se trata del quinto pilar de la moral según J. Haidt, una reserva de la pureza.

“La ética de la divinidad o de lo sagrado existe porque existe descomposición, degradación y corrupción en las cosas y hemos desarrollado profundas defensas de repugnancia frente a las mismas, incluyendo la repugnancia moral. Defensas que son inconscientes y fuera de toda lógica racional, se trata de una repugnancia que procede de las tripas y no de la razón, razones que buscan la recomposición, la integración de los restos y los detritus. Es por eso que a esta fundación se le conoce como ética de la divinidad o de lo sagrado, pues opera con entidades inconmensurables, invisibles, con algo que se sitúa mas allá de la reflexión o del raciocinio.
Dicho de otra manera, hemos desarrollado una profunda repugnancia a todo lo que el cuerpo produce como resultado de nuestro metabolismo, todo aquello que es susceptible de descomposición o de putrefacción. Y si hemos desarrollado estas defensas es porque hay algo en ello que es peligroso y no cabe duda de que los detritus y desechos lo son.
De manera que no solo están las razones mecánicas para explicar el estreñimiento. De hecho hay personas como sucede con las anoréxicas donde este síntoma es permanente y prevalente. Las anoréxicas no defecan porque no comen lo suficiente, es cierto pero también porque una profunda repugnancia a la comida y sus restos, a veces lo verbalizan así, “Soy asquerosa”. Podríamos decir que han sabido inducirse un síndrome de pseudoparálisis intestinal o si nos ponemos freudianos, una especie de goce retentivo de carácter anal. Es bien conocido el hecho de que Santa Catalina de Siena estuvo 30 días sin defecar.
Dicho de otro modo: sobre la defecación interfieren tanto los restos mecánicos de los alimentos que ingerimos como otras cuestiones derivadas de la defecación vivida como una amenaza a la pureza, territorio canónico del vago. Esto en lo relativo al estreñimiento pero ¿qué les sucede a las personas que sufren despeños diarréicos?
La diarrea ocasional es tan frecuente en Medicina que ya no se trata, se supone que hay que dejarla pasar y atribuirla -si acaso- a uno de esos virus que nos amargan las fiestas impidiéndonos ir a citas a las que desearíamos acudir. Nos recomiendan substancia de arroz o dieta completa pero ¿qué les sucede a las personas que teniendo o sin tener un síndrome del colon irritable se encuentran sometidos a periódicos despeños diarreicos muchas veces impertinentes por los lugares por los que transitamos?
Lo cierto es que el estreñimiento y la diarrea suelen alternarse periódicamente pero si el estreñimiento  supone una hipotonía del vago, la diarrea es por hipertonía es decir por exceso de frenada.
Y la emoción más relacionada con la diarrea es el miedo, es por eso que en el próximo post hablaré del sistema de neurocepción asustado y exploraré los fenotipos del miedo, porque el miedo es el nombre de esa emoción tan conocida por todos nosotros pero además del nombre lleva muchos apellidos como veremos en el próximo post.
Y como estamos en Navidad no puedo dejarles de recomendar algo: recuerde que las comidas copiosas son una sobrecarga para nuestro sistema digestivo que ya está malherido de serie por la comida procesada, esa que no deja residuos.
Y así es imposible defecar.

 

Miedo, dolor y neurocepción

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No cabe ninguna duda de que el miedo y el dolor han proporcionado a nuestra especie buenas prestaciones para nuestra supervivencia. El miedo porque nos ha permitido evitar peligros y el dolor porque cuando el daño ya era inevitable nos obliga a permanecer quietos, inmóviles y esperar mejores tiempos. Los individuos hipofóbicos y aquellos que son incapaces de sentir dolor suelen vivir mucho menos tiempo que cualquiera de sus congéneres, incluso conocemos una enfermedad rara que se llama “insensibilidad congénita al dolor” No conocemos -sin embargo una insensibilidad congénita al miedo- pero sabemos que existen individuos hipofóbicos que reciben distintos nombres según el contexto, valientes, temerarios, héroes e incluso psicópatas. Por contra, a los muy miedosos les llamamos cobardes pero la cobardía no es la única posibilidad de reconocer el miedo. En este post me propongo elaborar una nosotaxia del miedo atendiendo a su origen y terminar introduciendo al lector sobre un concepto que pretende servir de apoyo a las ideas que comencé a esbozar en el anterior post donde abordé las relaciones entre el vago, la defecación y el miedo.

Clases de miedo.- El miedo responde siempre a amenazas para nuestra vida o la integridad corporal o psíquica. Y cuando hablo de integridad psíquica estoy pensando en una multitud de temores que tienen que ver con nuestro estatuto gregario y la posible perdida del rol que nos suponemos, de manera que hablaré de Temores tipo I a los temores sociales.

I.-Temores sociales.- Los temores sociales proceden de la evaluación que uno cree que hacen los demás de nosotros y que pone en jaque nuestra identidad, nuestro auto-concepto y nuestro auto-respeto. Algunas personas hipersensibles son muy dependientes de esta evaluación por lo que restringen de modo especifico sus interacciones sociales de forma de no resultar lesionados. Las fobias sociales, el trastorno de personalidad por evitación y otras formas de timidez no clínicas están relacionadas con este temor que suele terminar o bien con la huida (del entorno concreto temido) o bien con la retirada (withdrawal) que es una forma de hablar del aislamiento o de la soledad. naturalmente se trata en estos casos de un aislamiento forzado, en el sentido de que existen otras personalidades que buscan activamente la soledad;  los miedosos de los que hablo no son solitarios electivos, si bien pueden haber solapamientos difíciles de discriminar cuando la evitación es un modo de vida.

Para diferenciar a los primeros (evitativos) de los segundos (esquizoides o extravagantes) baste con averiguar el placer que se goza en la soledad o si bien esa soledad es una solución a la angustia social. En este sentido los temores sociales proceden siempre de una expectativa de devaluación por parte del propio individuo que precisa de señales de aceptación que pocas veces puede obtener de los extraños, lo que deriva en una vida muy restringida con familiares y personas muy allegadas, con pocos amigos y fuertes controles de los entornos en que se desenvuelven.

Mención aparte merecen los temores de exclusión social de tanto interés en los adolescentes, pertenecer a algo, ser miembro de un grupo o tribu es un deseo de filiación trascendental en determinadas épocas de nuestra vida, es por eso que la exclusión social viene adherida no solo a un miedo sino a un dolor tal y como comenté en este post.  Nuestro cerebro computa como dolor cuando somos excluidos socialmente.

Dolor social y perdida son equivalentes.

Tal y como comenté en este post, lo averiado aquí sería el primer nivel de amenaza de ese sistema de neurocepción. Me refería en ese texto a como:

1.- Un estado dependiente de interacción social bien definido que promueve las interacciones sociales positivas, reduce la distancia y promueve la intimidad y seguridad entre las personas. Está relacionada con el bienestar, la estimulación visual y de señales en la cara y auditiva (la voz) son cruciales para este estado. La risa y los abrazos son comportamientos típicos de este nivel.

Lo interesante de los temores del hombre moderno es que estamos hablando de temores simbólicos y no de temores a objetos vivos, reales o presenciales. Todo parece indicar que nuestro sistema de detección de alarmas se encuentra en paro desde el paleolítico donde la amenaza constante de las fieras, venenos, enfermedades, daños físicos o catástrofes naturales mantenían nuestros sistema de percepción consciente bastante al día, nos iba la vida. Sin embargo en el hombre actual aun persisten algunos temores arcaicos en forma de fobias, es decir en forma de temores simples y objetales fosilizados sobre ciertos objetos.

Son los temores tipo II o arcaicos.

II. Se trata de temores con una raíz filogenética, tal y como describió Isaac Marks, persisten temores a animales que probablemente en tiempos ancestrales representaban una amenaza bien real. El temor a la oscuridad de los niños es un buen ejemplo de este tipo de temores. ¿Pero qué sentido tiene mantener una fobia a las serpientes, ratas, arañas y otros animales ponzoñosos en entornos donde estos animales prácticamente no existen?

Se trata de una fobia muy económica, si usted tiene miedo a las serpientes está usted de suerte pues la posibilidad de encontrar a una en su oficina es prácticamente nula. Si usted tiene miedo a los aviones siempre puede evitarlos y desplazarse en tren a menos de que su trabajo le obligue a hacerlo. Si es así no se preocupe, en la actualidad hay programas de realidad virtual que pueden ayudarle.

Evidentemente el miedo a los aviones no existía en el paleolítico, se trata de una neofobia, es decir el miedo que nos dan las cosas nuevas y que está emparentado con la alimentación, los niños -otra vez- suelen tener estos temores y se niegan a probar alimentos nuevos racionalizando su temor (o asco) con la idea de que “no les gusta”.

En este tipo de temores lo que se activa es una alarma muy primitiva de nuestro cerebro reptiliano y es muy probable que el miedo nos lleve hacia una reacción tempestuosa o agitada como esas que vemos en algunas personas con el descubrimiento de una rata o una cucaracha, un pánico ancestral que procede del mesencéfalo y que se manifiesta en lo que llamamos “susto” o en términos más fisiológicos “sobresalto”.

El susto.-

Se trata de una conducta incondicionada o no voluntaria que se produce cuando ante un estímulo brusco aparece una respuesta de contracción de la musculatura esquelética que favorece una conducta de escape.

Lo que más curiosidad despertó en los distintos estudios no era el estudio del reflejo en sí, sino, todo lo que hacía que se modulase o modificase. Porque aunque se trataba de un reflejo estaba sujeto a influencia de otros elementos.

Tenemos estudios sobre ranas, en concreto Yenkes (1905) pensaba que las ranas eran sordas hasta que las tocó, en estudios con humanos, Hilgard (1933) basándose en la respuesta de sobresalto de cerrar los ojos (mientras visualizaban películas de cine) describió que si el estímulo luminoso precedía en 25-50 msg al acústico, aumentaba el sobresalto (150%) pero si lo precedía en 100-300 msg lo inhibía (50%). En la misma línea de aumentar o inhibir respuestas de sobresalto, nos centramos en inhibición del reflejo de sobresalto, lo que llamamos inhibición prepulso (IPP).

Significa que la reacción de sobresalto se puede inhibir a través de una tecnología que conocemos como IPP  que diferencia dos clases de sujetos: los que pueden inhibir a través del acostumbramiento esta reacción, de aquellos que no pueden inhibirla. Se ha visto que los pacientes mentales tienen dificultades para lograr esta inhibición con independencia de su diagnóstico.

La solución que da el tronco-mesencéfalo al miedo es particularmente primitiva pero necesaria para la supervivencia.  El temblor, la taquicardia, la piloroerección y el palidecimiento (la retirada de sangre de la piel) son bien conocidas en todas las manifestaciones somáticas (en realidad marcadores somáticos) del miedo, también la defecación o diarrea o la emisión de orina espontánea son marcadores somáticos agudos del miedo o del pánico que es un miedo que desorganiza totalmente al cerebro.

III Miedos situacionales.-

La agorafobia es un ejemplo de miedo situacional y que se acompaña tal y como comenté anteriormente en una desorganización de la conducta bajo la predicción de un “ataque de pánico”. El trastorno de pánico precede casi siempre al desarrollo de la agorafobia, donde en cualquier caso el individuo teme quedar a merced del medio ambiente si yendo por la calle le sucediera, lo que él cree que es un ataque el corazón. En realidad el individuo teme a su desamparo imaginario y suele buscar siempre acompañantes que disipen ese miedo. Curiosamente este tipo de pacientes se protegen no sólo con acompañantes de confianza sino en el interior de un vehículo que sienten como una prolongación de si mismos.

El ataque agorafóbico es muy disfuncional y rebelde a los tratamientos aunque puede controlarse con psicoterapia y naturalmente con exposición: ningún miedo mejora sin exposición a lo temido.

Aquellos de ustedes que leyeron el post sobre el vago y la neurocepción ya saben a estas horas que los que se pone en marcha en este temor son las alarmas simpático-adrenales de tipo 2 que describí en aquel texto sobre el sistema de alarmas jerarquizado que conocemos cono sistema polivagal de Porges.

En el próximo post abordaré el ultimo cluster de los miedos tipo IV, siguiendo esta nosotaxia que comencé hoy y abordaré los miedos subumbrales que se caracterizan por no ser conscientes y que traducen perfectamente el sistema de neurocepción y sus relaciones con el dolor y la anticipación.


El miedo subumbral

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Dolor y daño no son la misma cosa

Recientemente estaba leyendo un articulo periodístico cuyos titulares eran estos: “los músculos tienen memoria”, relativo a lo que les sucede a aquellas personas deportistas que por alguna razón dejaron el deporte y más tarde lo reanudan. Me dije , claro no es que los músculos guarden memoria de si mismos, es que nuestro cerebelo guarda memoria de los PAFs es decir de los patrones de acción fijos que guardamos de anteriores aprendizajes musculares.

Es lo mismo que sucede cuando nos subimos en bicicleta después de muchos años de no entrenar: enseguida conseguimos mantener el equilibrio gracias a esos patrones que guardamos de nuestros movimientos musculares.

Miedos tipo IV.-

En el post anterior ya abordé, los distintos clusters del miedo, siguiendo esta nosotaxia abordaré los miedos subumbrales que se caracterizan por no ser conscientes y que traducen perfectamente el sistema de neurocepción y sus relaciones con el dolor y la anticipación. La diferencia con los anteriores miedos es que estos no llevan apellido pues son inconscientes y pertenecen a nuestro sistema neuroceptivo o como dice Randolph Nesse “el detector de humos”.

Se trata de un sistema subcortical y vinculado con el vago que no tiene nada que ver con la “memoria muscular” que cité anteriormente, pues los músculos son órganos voluntarios que no dependen del vago sino de los nervios espinales que a diferencia del vago son voluntarios pero que a semejanza de él llevan fibras sensitivas y fibras motoras. Esto nos permitirá más abajo entender algo sobre el dolor sin causa médica.

El sistema neuroceptivo se ocupa de chequear continuamente nuestro medio ambiente en busca de amenazas y como no es un sistema cognitivo sino emocional se equivoca con mucha frecuencia. Pero la evolución propició que los falsos positivos fueran superiores a los falsos negativos. Tener miedo sin razón siempre es más adaptativo que no tener miedo ante amenazas reales. Vivir alarmados parece ser una ventaja para nosotros los sapiens.

Pero la cosa deja de ser adaptativa por una razón: nuestro sistema neuroceptivo es capaz de alarmarse anticipadamente. Es decir puede adelantar una respuesta de alarma antes de que estemos enmedio de la alarma propiamente dicha. Pensemos en el día anterior a un examen, una entrevista de trabajo, una cita romántica o cualquier situación social donde vamos a ser evaluados. Es muy posible que el día anterior tengamos un exceso de ansiedad (miedo) y que tengamos un despeño diarreico, que nos quedemos bloqueados y no recordemos todo lo que aprendimos para salir airosos de esa circunstancia. Algunas personas incluso pueden enfermar de cualquier cosa, ¿No has oído nunca la declaración: “cuanto mas fiesta era más enfermo me ponía”? Algunas personas enferman cuando anticipan incluso una alegría, una celebración o una festividad, algo que desean hacer. Es como si el sistema neuroceptivo de esas personas les dijera “quédate quieto en casa y no salgas, hay amenazas”. No se trata de pensar en que el sujeto en realidad no quiere ir a ese sitio o lugar sino que su sistema neuroceptivo sabotea al organismo por temor o por dolor.

Pues el dolor también puede ser anticipado.

Lo interesante es que este tipo de personas no son esencialmente miedosos, a veces pueden sentir aversiones o repugnancias pero no son fóbicos tal y como cuenta Arturo Goicoechea en su blog, algo así como una alergia fóbica.

Efectivamente el dolor (y el miedo) pueden darse sin daño y el miedo sin amenaza objetiva pero para ambos casos es necesario un aprendizaje. ¿Cómo se aprende el dolor? ¿Cómo se aprende el miedo?

La copia eferente.-

Guardamos copia de los movimientos, sensaciones y emociones que hemos sentido en nuestra vida  o de nuestras experiencias siempre y cuando lleven un afecto adherido y la guardamos para refinar la respuesta motora o sensitiva a nuevos estímulos.

Esa memoria existe, pues los algoritmos de este movimiento que hemos aprendido por repetición se encuentran archivadas en la vía eferente. Pero no en la vía eferente principal que es por donde viaja la orden de teclear aquí y ahora, sino en una vía paralela que conocemos con el nombre de copia eferente. Allí se encuentran los PAFs (patrones de acción fijos) que hemos ido archivando con el paso del tiempo y que nos permiten teclear sin apenas pensar donde están las letras, de este modo solo debemos concentrarnos en lo que queremos decir y olvidarnos casi del lugar que ocupan los símbolos del teclado, los conocemos de memoria, casi instantáneamente. Automáticamente.

De manera que la vía eferente contiene como un resguardo de las acciones que ya hemos realizado, que hemos llevado a cabo millones de veces y que nos permite refinar y maximizar los resultados de cualquier acción al mismo tiempo que minimiza el “gasto” de esas mismas acciones. La función de la copia eferente es atenuar e inhibir a la propia vía eferente refinando su perfomance.

Pero ya sabe usted lo que pasa con las copias con respecto a un original, una copia puede:

  • Perderse
  • Perder definición o contener borrones.
  • No haberse nunca realizado.
  • Contener errores o discrepancias con el original.

Es por esa razón que cuando usted quiere validar un documento le piden siempre el original. La administración pública por ejemplo no admite copias sino que exige el original a efectos de compulsar su veracidad. Las copias son poco de fiar, precisamente porque pueden estar falsificadas o no contener la misma información que sucede con los originales.

En el sistema nervioso sucede con bastante frecuencia que la copia eferente de un movimiento no sea fiel al propio original. En este post hablé precisamente de ciertos fenómenos muy conocidos como las cosquillas -que no pueden nunca ser autoinducidas- o el mareo del acompañante del conductor como ejemplos de distintas funciones de la copia eferente: si no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos es porque nuestro cerebro predice el movimiento que vamos a hacer y lo atribuye al Yo y a la intención voluntaria, para que pueda haber cosquillas tiene que haber un no-Yo, el efecto sorpresa, etc. Del mismo modo el conductor de un coche no se marea nunca a diferencia del copiloto porque aquel mantiene (o cree que tiene) el control sobre el movimiento del coche (al que siente como una prolongación de su propio Yo) mientras que el copiloto – sobre todo los niños o aquellos que aun no han tenido tiempo de congifurar una copia eferente del movimiento- creen que es el mundo quien se mueve y no ellos mismos con el vehículo.

Dicho de otra manera tiene mucha relación con el conflicto Yo- No-Yo.

En este post puede leer las razones de un fenómeno muy común y que tiene que ver con esto de lo que hablo: me refiero a la vibración fantasma, esa que sentimos los que llevamos el móvil en el pecho o en el bolsillo de atrás de los pantalones. Alucinamos la vibración del móvil aunque ya no esté ahí, del mismo modo que alucinamos un miedo o un dolor sin daño.

El individuo memoriza la experiencia dolorosa pero el organismo extrae de cada evento de nocividad, información. Esa información, esa lección aprendida ,quedará incorporada en el pool de conocimiento sobre nocividad e influirá en las evaluaciones futuras, cada vez que se produzca un nuevo evento. Es por eso que el miedo al daño se manifiesta como dolor anticipado.

Lo importante no es evitar el dolor sino las evaluaciones alarmistas, sensibilizadoras, catastrofistas, erróneas (Arturo Goicoechea).

Y ahora las malas noticias:

Los circuitos de nuestras alarmas son filtros muy resistentes a la extinción. Y lo son por razones evolutivas, para ser eficaces el individuo tiene que mantenerlos operativos y en marcha, una alarma que dejara de sonar dejaria de ser una buena alarma, es por eso que nuestros circuitos neurogénicos guardan copia de todas las ordenes eferentes hasta que reciben la orden de “erase”. Y esa copia es muy dificil de borrar, es por eso que el dolor, el vómito, la diarrea, la rinorrea o la cistitis son sintomas recurrentes, vuelven y vuelven: puesto que se encuentran emparejadas (condicionadas) a un sin fin de situaciones neutrales de la vida cotidiana.

Algunas personas habrian desprogramado o no llegado a  establecer estas alarmas que en el párrafo anterior son descritas como filtros y al no disponer de copias eferentes para la distinción Yo, no-Yo podrian atribuir a lo suyo propiedades de lo ajeno, eso sucede precisamente en la esquizofrenia donde la discriminación propio-intrusivo forma parte de la sintomatologia más conocida y de otras como la capacidad de autoprovocarse cosquillas.

Post relacionado: “Ontología de las cosquillas”

 

Tres hitos en la subjetividad

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Uno de los hallazgos de este pasado año 2019 fue encontrarme con los videos de este psicoanalista argentino de apellido imposible llamado Luciano Lutereau. Me impresionó su calidad pedagógica, su soltura para hablar de temas difíciles, su reconceptualización del complejo de Edipo quitando todas las armaduras metafísicas que aun cuelgan de él. Su facilidad para relacionar lo que sabe con lo que nos pasa a todos, esos dilemas cotidianos que nos confunden especialmente cuando somos padres y hemos de aplicar una lógica formal a nuestras decisiones. Y sobre todo para curarnos de los excesos de la hiperpaternidad pues hay que recordar  que muchas veces los padres hacen síntomas alrededor de los hitos de sus hijos que son hitos de crecimiento y maduración al interpretarlos como disfunciones.

Este post va dirigido a resumir en pocos párrafos como se articulan los primeros tres hitos de la subjetividad, el lector más interesado puede encontrar al final de este post un video de dónde extraje estas ideas tan claras y a la vez enigmáticas a la hora de usarlas como herramientas terapéuticas, quizá fuera mejor llamarlas herramientas para pensar el crecimiento y la maduración con una nueva perspectiva.

1er hito: El complejo de destete.- 

Una pregunta que los niños suelen hacernos a los adultos es ésta: ¿Dónde vamos cuando nos morimos?. Se trata de una pregunta típica en niños de 4-6 años cuando atraviesan el complejo de Edipo. Los padres comunes no saben qué contestar cuando nos hacen esta pregunta, pero una respuesta inteligente (que no agota una próxima pregunta) sería esta: “Al mismo sitio donde estabas antes de nacer”. Efectivamente, no sabemos donde vamos ni donde estuvimos antes de nacer, algunos le llaman “el limbo” y Jung le llamó el pleroma, que es algo así como la totalidad, pero dudo que el niño se sienta satisfecho con esta contestación. Lo mejor es decirles que “está en un lugar donde nadie puede verles” pues los niños solo son capaces de imaginarse la muerte como un lugar y saben muy bien lo que es un espacio invisible, por eso les gusta tanto jugar a esconderse, algo esencial para entender el complejo del control de esfínteres como veremos más tarde.

En cada hito suceden varias cosas importantes y es por eso que le llamamos complejo. Un complejo por definición es algo plural, un lugar cronológico donde suceden varias cosas: 1) Una ganancia de subjjetividad directa, es decir una ganancia de simbolización, 2) el atravesamiento de una fantasía o fantasma peculiar para cada hito 3) el crecimiento y maduración que el juego propicia y que acabará completándose en el próxima parada tal y como iremos viendo.

En el complejo de destete que dura desde el nacimiento hasta los 2 años el niño va a hacer un aprendizaje fundamental: simbolizar la ausencia de la madre, algo que alcanzará su cúspide al entrar en la guardería o cuando sea dejado en manos de otro cuidador cualquiera: si el niño no ha llegado a simbolizar la ausencia de la madre, el llanto inconsolable será el marcador que nos de el aviso. Es por eso que el niño juega durante esta fase con el “está y no está”, escondiéndose detrás de un trapo, un juego que le permite al niño jugar con algo muy dramático: la separación de la madre, los psicólogos le llaman “ansiedad de separación” y Freud le llamó Fort-Da.

Pero el niño no solo tiene miedo a la separación, tiene miedo a la madre misma, pues ¿qué es el miedo sino el miedo a lo otro?. El niño ha de atravesar un miedo arcaico y esencial: el miedo a ser devorado que procede precisamente de su voracidad canibalística una pulsión erótico-tanática con la que venimos equipados desde el nacimiento, pues nacer no es otra cosa sino exhalar la pulsión de muerte y posteriormente ir proyectándola en el exterior, es decir en la madre. Es por eso que el niño necesita rechazar algo de la madre, para madurar, algunos lo hacen rechazando la comida o vomitarla, pues la comida no es solo alimento sino también una oportunidad de juego y de relación con el otro. Una vez el niño ha sido capaz de simbolizar la ausencia de la madre comienza a emerger la siguiente fase.

En este estadío lo esencial es el tacto y la proximidad física, no sirven ni la voz ni la visión para obtener esa intimidad con la madre.

2º hito, el complejo de retención de esfínteres.-

La heces son un regalo que el niño hace a su madre y lo siente como dádiva precisamente porque el niño siente que las heces son parte de su cuerpo, una parte desechable si como irá aprendiendo, pero algo propio y a lo que la madre le da mucha importancia cuando lo hace en el lugar adecuado, es decir en el excusado. Dicho de otra forma, las heces son un pretexto de intercambio con la madre, limpio en el excusado y sucio en el pañal.

Pero hay de nuevo una ganancia para la subjetividad: la diferencia entre Yo y no-Yo. El niño ya sabe discriminar cuando la madre está o no está pero no sabe aun diferenciar su cuerpo de sus partes: lo que le pertenece y lo que no le pertenece, el niño empezará a conocer y señalar antes de verbalizar esas partes, nariz, orejas, pelo pies, etc. Lo mejor es dar las heces pues en realidad son un producto desechable, igual que el pipi, las uñas o el cabello.

Pero el niño ha de atravesar nuevamente una fantasía actual: ¿soy bueno o malo para mi madre? ¿Habré hecho algo para que se enfade? ¿Me seguirá queriendo?. La culpa que procede de la destructividad innata del niño (y por eso Freud decía que la culpa es anterior a la falta) es la primera emoción moral (le seguirá la vergüenza), emoción que surgirá durante este segundo desarrollo que Freud llamó fase anal (de 2 a 4 años) al hacer equivaler las heces con el pecho de la anterior etapa donde el miedo y/o la rabia campaban a sus anchas. ¿Qué quiere mi madre? parece preguntarse el niño. Frente a esa pregunta tiene dos alternativas 1) la obediencia y/o sumisión y 2) la transgresión o dominio.

La culpa tiene dos partes, una consciente y otra inconsciente que se corresponden precisamente con esos dos tipos de respuesta: el niño que se siente culpable (de no ser lo suficiente bueno u obediente o limpio) y el niño que transgrede que es precisamente el que parece ineducable precisamente porque la culpa no funciona como un relé. Estos niños se sienten también culpables a pesar de no parecerlo en absoluto y parecen andar buscando siempre un castigo. ¿Pero qué es un castigo? ¿Quedarse sin postres? ¿mandarlos al rincón de pensar? Si, eso son los castigos que promueven los adultos conductistas pero el niño no sabe qué es un castigo si no puede relacionarlo con una conducta propia, dicho de otra manera, el niño no sabe aun simbolizar el castigo, lo que significa que aun no ha interiorizado la relación entre su conducta y el castigo propiamente dicho.

Jugar al escondite es la forma de construir simbólicamente un espacio invisible donde al abrigo de la mirada de otros seremos capaces de encontrar intimidad para la defecación cuando por fin se entienda que las heces no son más que algo desechable y poco higiénico y cuyo destino es desaparecer por el retrete.

La separación entre el Yo y el No- Yo es el embrión del narcisismo secundario y que viene a decir que “todo lo que no sea Yo es una mierda”. Los niños son receptáculos de amor pero aun no quieren a nadie aunque necesiten de ese alguien, son demasiado narcisistas y ser niño consiste fundamentalmente en pedir. Son mejores amados (eromenos) que amantes (erastés). Pero para llegar a amar es necesario haber sido amado, esa es la paradoja. Y para amar a un otro (distinto de mi mismo) es necesario al menos cumplimentar el pase por este tercer estadío.

3er hito, el complejo de Edipo.-

Si en el primer hito se cumplimenta el par ausencia-presencia y en el segundo hito nos encontramos con el par Yo-No Yo en este tercer estadío nos vamos a encontrar con la dualidad sexual: fálico-castrado. El niño no entiende aun qué es una mujer y qué es un hombre, sus objetos o tienen pene o no lo tienen lo que es lo mismo que decir si están castigados o no lo están. Es necesario llegar al complejo de Edipo para simbolizar la idea de castigo. El castigo es naturalmente la castración -el miedo a la castración que tienen todos los varones- y que divide el mundo entre castigados y no castigados y que todos, niños y niñas han de atravesar con distintos destinos.

El lector comprenderá en este momento que la misoginia es estructural en los humanos edípicos tanto en hombres como en mujeres. La misandría por el contrario no es simétrica pues el odio, repulsión o aversión a los varones es el resultado -también edípico- de no haber resuelto el complejo de castración: “los perpetradores varones o machistas están completos a diferencia de mi que fui castigada por estar incompleta”.  Eso inscribe una misándrica. Hace falta aun un nuevo pase, que Freud llamó genital para entender que “todos estamos castrados” si por castrados -más allá del pene- entendemos  a lo que el Falo señala simbólicamente: la incompletud o la falta.

Jugar a médicos o jugar a estar casados es la manera en que los niños averiguan y lidian con este dilema.

Llegar al Edipo es pues necesario para ir más allá de la culpa de no dar la talla qué le atribuimos a la demanda de nuestra madre, pero por desgracia hoy ya no hay apenas neurosis edípicas clásicas, mas bien estamos acostumbrados  a tratar con patologías o disfunciones procedentes de estadíos muy precoces: trastornos de la alimentación o del sueño en personas que andan todavía trajinando con el abandono o la presencia continua de un cuidador o personas que piden todo el tiempo perdón (la culpa se manifiesta por una disculpa) sin haber sido capaces de organizar las causas de sus autosabotajes o de poner a prueba al adulto a través de bordear cualquier limite.

Naturalmente y si volvemos al gráfico que preside este post veremos que aquí no terminan los hitos que alimentan nuestra subjetividad, después de este tercer hito la flecha del tiempo nos inclina hacia otra vuelta de tuerca en el espacio de ese reloj infinito que solo se detiene con la muerte , ese centro que coincide también con el nacimiento y que me lleva a pensar que -tal y como contesté a la pregunta de aquel niño del primer párrafo- volvemos con la muerte al origen, al lugar donde estuvimos antes de nacer.

Aquí os dejo un libro suyo que me ha interesado mucho:

 

Y aquí les dejo la conferencia de Luciano Lutereau

Realidad, ficción y sujeto operatorio

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Todo lo que existe es material (Gustavo Bueno)

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Tres anillos enlazados (no confundir con el nudo borromeo lacaniano) para ilustrar la realidad, la ficción y al sujeto operatorio.

Conviene empezar por tanto por definir qué es la realidad. Y la realidad es una materia especial, una materia ontológica. Y la ontología es una rama de la filosofía que estudia “lo que hay”, lo realmente existente y las relaciones que establecen entre sí esas entidades o la relación entre un acto y sus participantes. La realidad es un campo que despliega propiedades operatorias. Más abajo volveré sobre esta cuestión cuando hable del sujeto operatorio.

Hay muchas dificultades a la hora de pensar la realidad, una forma ingenua seria decir que realidad es el conjunto de las cosas realmente existentes. El problema es que hay cosas que realmente existen y que no son nada intuitivas, por ejemplo las ondas de radio o de radar o el espectro electromagnético. Se trata de sustancias materiales que no podemos percibir pero que realmente existen si bien no son observables de una manera directa. Gustavo Bueno resuelve este problema hablando de la materia ontológica general que contendría a aquellas entidades que no tienen forma (M) . Pero existen otras materialidades que nombra como M1, el mundo de las cosas materiales y el cuerpo humano. M2 la vida interior etológica, psicológica e histórica de origen supra individual y M3 los objetos que resultan de operaciones de abstracción y sus propiedades o los formalismos, siendo la idea de materia ontológica la que organiza las relaciones entre estos géneros.

Una vez delimitado el campo de la materialidad, es decir de la realidad según Gustavo Bueno vamos a compararlo con la definición de lo Real según Lacan. Para Lacan lo real no es la realidad sino lo imposible, es decir aquello que no existe. Para entender mejor este concepto os remito a la explicación que hace Juan Manuel Martinez -un psicoanalista lacaniano- sobre este concepto.

Naturalmente Gustavo Bueno no estaría de acuerdo con Jacques Lacan al que acusaría de metafísico pues el registro de “lo Real” carece de materialidad y está más cerca de Hegel -del idealismo alemán- que del materialismo filosófico. Más bien parece que este concepto de lo real sea una ficción de la que hablaré luego para ver las relaciones que mantienen la realidad con la ficción.

El sujeto operatorio.-

El concepto de sujeto operatorio es también una idea de Gustavo Bueno que en mi opinión viene a superar la dualidad en la que se encuentran inmersos nuestros conceptos  psicológicos y que puede resumirse de este modo: “No es el cerebro ni la mente, es el sujeto operatorio”. Véase este texto -extraído de Marino Perez- por Felix Piñerua.

El concepto de sujeto operatorio sugiere «sujeción» a la realidad que media y «operación» entre y sobre unas y otras realidades (físico-corpóreas, ideas, conceptos, teorías). Porque es el cuerpo como un todo el que se mueve en el mundo (va de aquí para allá, hace esto y lo otro), es decir, el que opera en la realidad, etc., no el cerebro en el cráneo ni la mente pensando y procesando información. Si el sujeto humano se dedicara a pensar o procesar información no llegaría a homo faber.
En una escala evolutiva, sin la conducta de los organismos no se puede entender nada, incluyendo los mismos genes. Aun cuando los genes suponen el programa de vida de los organismos, la conducta es lo que mueve el mundo y así modifica y crea ambientes que pueden seleccionar los genes. Al final, los genes dependen de la conducta de los organismos que los ponen y pongan en juego y por lo demás el juego de la vida es tan contingente como necesario. Unos genes pueden ser seleccionados y otros no según el modo de vida y costumbres de los organismos.
El sujeto operatorio, sin dejar nunca de ser sujeto psicológico, con sus sentimientos, cogniciones, voliciones, es también dadas las circunstancias sujeto lógico, gnoseológico o trascendental, capaz de tratar de formas abstractas con y entre medias ideas generales, conceptos, entidades corpóreas, la materia física, etc. El sujeto operatorio se ofrece como alternativa al cerebro y a la mente. En este sentido el sujeto operatorio es un sujeto trascendental.

Referencia
Pérez, Marino. (2011). El Mito del Cerebro Creador. Cuerpo, Conducta y Cultura. Madrid: Alianza.

Trascendental, en la acepción positiva (no escolástica) de la que hablo, es la característica de aquellas determinaciones que, aun habiendo comenzado en un tiempo y lugar positivo del mundo de nuestra experiencia, lejos de permanecer en la inmanencia de su lugar y tiempo de origen, desbordan los límites de ese lugar y origen y, por recurrencia (por tanto, a posteriori, no a priori), van determinando constitutivamente a sucesivos círculos de la realidad y, en el límite, al mundo en general. En este sentido Bach es trascendental a pesar de ser un sujeto operatorio como cada uno de nosotros.

En este sentido el concepto de “gen” cae por fuera del sujeto operatorio, sería M (materia sin forma), algo así sucede con el concepto del inconsciente freudiano, no tanto con el inconsciente procedural que es equivalente a la memoria. Dicho de otra forma solo es M2 aquello que podemos observar, sentir o pensar. Lo fenomenológico es lo más próximo a ese concepto de materialidad M2 de la que habla Gustavo Bueno. Lo sensible y lo inteligible están relacionados por enlaces que dan cuenta de la operatividad del sujeto. Así hacer inteligible lo sensible es una función de nuestro Yo operatorio, otra es naturalmente la conducta.

La salud mental consiste en hacerse compatible con la realidad, pues la realidad es un campo operativo inexorable con quienes la ignoran, la niegan o tienen un mapa erróneo de ella tal y como dice Jesus G. Maestro . He dicho hacerse compatible que no es lo mismo que adaptarse. Pues la adaptación en si misma tampoco es suficiente para tener una buena salud mental y muchas veces la hiperadaptación genera no pocas contrariedades en la vida.

Pero para hacerse compatible hay que tener un buen mapa de ella a riesgo de quedar triturado si el mapa contiene errores groseros. Algo que se logra con la educación, es decir como eso que en condiciones idóneas -como señala la paideia (I) griega- viene a superar la profunda ignorancia que traemos al nacer. En este post hablé de las relaciones de la ignorancia con la salud mental según Jesus G. Maestro.

La ficción.-

La ficción es el conjunto de actividades humanas (del Yo operatorio) que forman parte de la realidad pero no son la realidad en el sentido de que no son entidades operativas sino estructurales (Maestro 2009). La realidad concede existencia generosamente a la ficción siempre que se sepa que la ficción no es la realidad y le concede existencia en cuanto fábula. La literatura, la música, las artes plásticas, el cine, el teatro, la poesía y sobre todo las ideologías son ficciones toleradas por la realidad siempre y cuando mantengan ese estatuto nombrado de ficción o de utopía en el caso de las ideas políticas que muchas veces compiten con la realidad en su propio campo operatorio y que fracasan cuando se alejan demasiado de ellas.

Star wars es una historia que nunca sucedió, como sucede con los mitos o con los personajes literarios pero la batalla de Waterloo y Napoleon si existieron, son sujetos históricos y por tanto supraindividuales, son M2.

La realidad tampoco puede reducirse a un hecho psicológico, no es realidad lo que nosotros construimos como tal. este mentalismo de origen hegeliano que dice que la realidad es un constructo de nuestra mente es también falso y contradictorio con las ideas de Gustavo Bueno y gran parte de la psicología moderna positivista es una falacia y el reduccionismo biologicista también. La realidad es insoluble en deseo de M2.

Si yo pudiera añadir algo de mi propia cosecha a estas ideas me preguntaría donde están los sueños, la creatividad, el lenguaje, la culpa o el amor. En este sentido me parece procedente volver al concepto de lo Real en Lacan. Lo Real es la letra, la cifra, la fórmula que explica la realidad aunque ella misma carezca de materialidad. Es en realidad un Ideal como sucede con la geometría euclidea: no existe en la naturaleza, pero poco importa, pues el plano de una casa no es la casa aunque sin plano no habría casa.

En opinión de Lacan el lenguaje preexiste al habla -como la culpa al castigo-, es por eso que los niños no aprenden a hablar sino que son que son capturados por el lenguaje: de hecho un niño entiende lo que se le dice mucho antes de que sea capaz de hablar. ¿No es lo mismo lo que sucede con el amor?

Que preexiste al amante o al amado que en cualquier caso operan como señuelo, en este caso también el amor (o el odio) nos captura para después encontrar al amado o al enemigo. Todo delirio se culmina cuando se identifica al enemigo.

En este sentido -si Gustavo Bueno viviera- me gustaría preguntarle ¿A qué materialidad corresponden estos conceptos?

Pues no vale con decir que son constructos psicológicos: ni el amor, ni el lenguaje, ni la culpa son reducibles a algo psicológico.

Y como no me contestaría seguiré pensando en el mito: Eros hace concreta a Ananké (Necesidad).

Con lo que de nuevo estamos en el terreno de la metafísica. ¿Pero a quién le importa?

 

(I) Diferencias entre paideia y terapia

Clínica de la falta, clínica del vacío

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En la anorexia el culto a la trascendencia es reemplazado por el culto a los propios huesos (Recalcati)

Massimo Recalcati es un filósofo, psicólogo y psicoanalista italiano que se ha especializado en los llamados “nuevos síntomas”, a saber: las nuevas formas psicopatológicas que van adquiriendo -por su patoplastia- las enfermedades mentales. De entre ellas la anorexia y la bulimia son su área de mayor interés hasta el punto de llegar a fundar y dirigir una clínica destinada al tratamiento y la investigación de estos trastornos, y ese es el centro de la atención del autor en este libro, aunque también aborda a las adicciones y a los llamados trastornos limite (los trastornos de personalidad en general), las patatas calientes de la psiquiatría actual.

Y si digo que son “patatas calientes”, me refiero a su difícil ubicación partiendo siempre del enfoque clásico donde el binomio neurosis-psicosis sigue focalizando nuestras observaciones clínicas. Así todo aquello que no encaja en esta dicotomía presenta muchas dificultades no solo para su tratamiento sino también para avanzar en su comprensión.

Los sucesivos DSMs han zanjado el asunto multiplicado las entidades del eje I, así clasifica los trastornos alimentarios como trastornos independientes, del mismo modo hace con las adicciones a drogas y no cabe duda de que ha naufragado a la hora de explicar los trastornos de personalidad que siguen considerándose versiones menores (mitis) de los trastornos clásicos.

Para que el lector entienda de una manera clara y sencilla la diferencia entre síntomas clásicos y síntomas nuevos, les pondré un sencillo ejemplo: imagínese que usted tiene un niño de 5 años que ya había aprendido a controlar esfínteres (no se hacía pipi en la cama) pero debido a algún factor desconocido vuelve a mojar la cama. Ahora imagínese que ese mismo niño de 5 años nunca dejó de mojar la cama, es decir nunca reguló esfínteres. Existe una diferencia entre un caso y el otro: en el primero hay algo nuevo que perturba y obstaculiza el desarrollo que hasta ese momento era normal en cuanto al control de esfínteres, en el segundo caso hay una falta de estructura que impide que el niño controle a su debido tiempo. El síntoma es el mismo pero la causa es distinta: en el primer caso algo que obstaculiza, en el segundo caso algo que no se puso en marcha. Lo mismo sucede con otros síntomas más relacionados co lo alimentario, no es lo mismo una muchacha que perdió la menstruación (amenorrea secundaria) que otra que nunca la tuvo (amenorrea primaria).

Obviamente estos segundos casos son disturbios de la crianza.

Bien, la idea es que lo que caracteriza a los síntomas nuevos es precisamente esta carencia de estructura. Se trata de síntomas que no pueden ser explicados con los mismos argumentos con que explicábamos los síntomas clásicos. Es muy probable que el niño que vuelve a mojar la cama lo haga como reacción a la presencia de un nuevo hermanito, en este caso hablaríamos de una regresión en busca de cuidados maternos, por celos añadiríamos. ¿Pero qué decir del niño que nunca controló esfínteres?¿Qué clase de déficit esconde la mente de este niño?

La falta y el vacío.-

Las neurosis clásicas se caracterizan (desde el punto de vista psicodinámico) como entidades caracterizadas por la represión. La represión es un mecanismo de defensa destinado a hacer desaparecer de la conciencia los elementos discordantes desde el punto de vista moral o de la autoestima del niño. Una neurosis se caracteriza por el retorno de lo reprimido, los síntomas neuróticos son precisamente eso que no se quiso saber y se condenó al ostracismo del inconsciente. Usualmente los neuróticos clásicos eran pacientes que habían desarrollado fuertes fijaciones en el nivel edípico 4-6 años donde el niño ha de lidiar con una serie de dificultades relacionadas con la sexuación, la castración, es decir de la falta: lo que le falta a mamá, lo que tiene papá, ese es el conflicto típico del Edipo: averiguar quien tiene y quien no tiene y averiguar porqué los que no tienen lo perdieron para protegerse uno mismo de esa perdida del Falo. No olvidar que el Falo es un símbolo de lo que falta.

El asunto es que ya casi no vemos conflictos edípicos en la clínica. Más abajo daré la opinión de Recalcati sobre como se configuran los síntomas nuevos.

Los neuróticos antiguos ya no se suelen ver en la práctica debido al desvanecimiento de Edipo, lo que es lo mismo que hablar del declive del padre y de la autoridad representada por él. Lo que ahora solemos ver son patologías nuevas mucho más primitivas ontológicamente hablando: niños que no han atravesado con éxito el destete lo que implica problemas en representarse la ausencia-presencia o recuperación-abandono del objeto, niños que o bien son demasiado obedientes o demasiado recalcitrantes, etc. En este post puede el lector recordar el sinuoso camino que recorre un niño hasta que alcanza la simbolización plena.

Dicho de otra manera: los conflictos precoces (pre-edípicos) parecen estar en el núcleo de la formación en adultos de esos síntomas nuevos. Y nos llevan a comprender como determinados pacientes sin perder el principio de la realidad y llevar una vida aparentemente normal están presididos por un defecto de estructura tal que les lleva por ejemplo a sentirse abandonados por cualquier razón espúrea e incomprensible para el adulto común. Así se explican por ejemplo algunos feminicidios. Sencillo, algunos hombres se sienten celosos no ya de amantes imaginarios de sus parejas, sino de su propia pareja. No soportan el abandono y no es de extrañar que estos crímenes se lleven a cabo ante la amenaza de un próximo divorcio. Esta conducta no puede explicarse como una celotipia clásica, pues el criminal no asesina a un rival sino a su propia pareja. Está señalando así el motivo de su enloquecimiento: no soporta la idea de ser abandonado y entonces destruye a su objeto de amor.

Es necesario entender ahora que el amor es un sentimiento que precisa para establecerse haber llegado a un cierto nivel de simbolización, mientras tanto hay un apego feroz y no tanto un amor adulto, lo realmente existente es un amor o apego infiltrado de odio, pues ambos van en el mismo pack. Eros y Tanatos eran hermanos gemelos y solo podemos desprendernos de lo tanático con el amor es decir aquello que va más allá de la necesidad.

Lo que vemos hoy es una clínica del vacío y no tanto una clínica de la falta y es por eso que las entidades clínicas han cambiado. No es que el vacío sea lo contrario de la falta sino que la falta es necesario que sea establecida para poder nombrar el vacío. La falta es el nombre que le damos al vacío cuando ya ha sido simbolizada la diferencia entre el Yo y el otro. En este sentido la clínica del vacío es una clínica del anti-amor (Recalcati, 2002) donde el otro apenas existe de forma independiente sino como un accesorio narcisista del propio Yo.

En este sentido no es necesario suponer un “tertium inter pares”, la organización border-line descrita por Otto Kernberg no es algo a medio camino entre la neurosis y la psicosis, sino una organización pulsional donde el vacío no pudo ser renombrado por falta de simbolización. Lo que es lo mismo que decir que ni existe la represión ni existe propiamente el inconsciente. Pues sin represión no puede establecerse el inconsciente.

En este sentido dice Recalcati:

“Ciertas practicas de goce parecen suplir al mismo inconsciente, la droga o la privación-sacrificio de la anoréxica o el vómito de la bulímica están representando al propio inconsciente”.

Personalmente encuentro que el libro de Recalcati no solo es interesante (a pesar de ser lacaniano) creo que es uno de los libros más profundos que he leido jamás y que por tanto recomiendo a todos aquellos en desentrañar las relaciones que existen entre las enfermedades mentales y los modelos sociales que nos ha tocado vivir.

Con Edipo vivíamos mejor

 

¿Cómo nos regulamos afectivamente?

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Escalera escheriana e imposible, donde subir y bajar se confunden, no importa si subes o bajas, siempre estas en el mismo lugar.

Antes de empezar este post donde pretendo llevar a cabo una taxonomía de las emociones, me gustaría diferenciar esta idea, la de las emociones con el concepto de estado afectivo. Un estado afectivo es el resultado de incoherencias entre emocionaes, por ejemplo la depresión contiene pena pero tambien rabia y miedo. Como veremos más abajo esta mezcla es muy explosiva puesto que la rabia y la pena son contradictorias, una es de escalada (rabia) y la otra de desescalada (pena) Obviamente un estado afectivo es sobre todo un estado mental emocional que puede ser congruente o no con la vivencia referente o bien contener interferencias de otras entidades mentales. En este sentido no se trata de que haya emociones normales o anormales o positivas y negativas sino que hay que atender a la dinámica de estas emociones y sobre todo a los tres niveles de definición: el cortical, el límbico o mamífero y el reptiliano.

Existe -por así decir- una tópica de las emociones (en tres cerebros), una dinámica (relaciones entre sí) y una economía (cuantitativa) de las mismas.

En este post del blog de Pablo Malo podemos observar para qué sirven las emociones, es decir se trata de una hipótesis darwinista acerca de su funcionalidad, cada una de estas emociones: la idea es:

Que nuestras emociones evolucionaron con nosotros y sufrieron una selección positiva, lo que significa que todas las emociones, incluso aquellas que consideramos menos deseables cumplen algún tipo de función en nuestras interacciones sociales. Las emociones son movimientos plegados destinados a mostrarse, una señal y sirven para manejar desafíos y obtener oportunidades sociales, así cada emoción está diseñada para responder a un desafío concreto para la supervivencia o la reproducción que se ha presentado en situaciones específicas que han sido recurrentes a lo largo de la evolución del hombre (.Tooby & Cosmides, 1990).

Las emociones pretenden pues resolver conflictos relacionados con el estatus, la reproducción, la supervivencia y la cooperación. Dicho de otra forma, las emociones pretenden resolver los problemas derivados de la supervivencia y el mundo social. Su función remota es maximizar el fitness y su función próxima: medrar.

Así, -desde el punto de vista evolucionista- cada una contiene una funcionalidad:

Algunos ejemplos de señalización provistos por las emociones (Keltner y Haidt, 2001).-

El miedo: esta destinado a evitar las amenazas.

La rabia: está destinada a suprimir la amenaza.

El asco: evitar los animales o los alimentos ponzoñosos.

El deseo sexual: encontrar pareja.

El amor: mantenimiento de una pareja o compromiso para una relación a largo plazo.

La curiosidad: aprender sobre lo nuevo.

La simpatía o compasión: reducir el malestar de los individuos vulnerables.

La culpa: una forma de reparar el daño hecho a través de una transgresión.

La ira: motivar a alguien para que repare el daño causado.

La gratitud: señalar y reconocer el vinculo de cooperación.

La envidia: para reducir las diferencias de estatus excesivas.

La vergüenza: manifestar bajo estatus para pacificar a un probable agresor.

El desprecio: reducir el estatus inmerecido de otro.

El orgullo: demostrar un alto estatus.

La admiración o respeto: reconocer un mayor estatus (merecido) en el otro.

Los celos: intimidar a la pareja o a los rivales a fin de alejarles y mantener la pareja.

La pena: reconocer una perdida significativa y retirar de ella los esfuerzos destinados al fracaso.

Extraido de esta web.

Bueno, esta es una manera de verlo pero en este post quiero abordar otra clasificación: las emociones y las escaladas. Existe emociones destinadas a escalar y emociones destinadas a desescalar. Escalar significa luchar, confrontar, pelear y desescalar significa rendirse, huir, retirarse o replegarse. Dicho de otra forma, escalada y desescalada están relacionadas con operaciones de confrontación con otro individuo, conflictos de intereses con otros o bien conflictos de rango o competencia por los recursos.

Emociones de escalada son por ejemplo, la rabia, la alegría, los celos y la presunción y emociones de desescalada son por ejemplo, el miedo, la culpa, la humildad (modestia) o la vergüenza.

El concepto de escalada/desescalada es una idea de John Price que elaboró “la teoria de la competencia social en la depresión”. Según Price las emociones de escalada y de desescalada utilizadas de forma coherente son las que regulan el humor y los afectos, hay personas bien reguladas y otras disreguladas en estado basal y otras que se disregulan ante las contrariedades de la vida. El lector interesado puede visionar el video sobre esta cuestión que cuelgo aquí.

En este video -que trata de un caso del mismo Price- y que tituló “Por qué nos deprimimos: la depresión de la Sra Turbey” analiza precisamente esta cuestión de escalar/ desescalar en el contexto de una herencia y explica además los antagonismos de escalar/desescalar en función de la teoría de los tres cerebros de Mc Lean.

Destino de las emociones.-

Como hemos visto las emociones evolucionaron en entornos bien distintos a nuestra ubicación actual. El hombre moderno no sólo ha modificado la expresión de ciertas emociones, sino que las ha transformado, censurado, reprimido o disfrazado a fin de hacerlas compatibles con nuestra concepción democrática de la vida en común y también del autoconcepto. Así hay ciertas emociones más censurables que otras, la envidia o los celos son emociones mal vistas, la compasión o la admiración bien vistas, mientras que otras han sido incorporadas al discurso médico y son vistas como enfermedades o disfunciones, como sucede con la pena, el miedo, la rabia o el asco.

Aun más: los cambios sociales y nuestra forma de vivir han arrinconado (al menos en teoría) ciertas emociones que han pasado a ser una especie de basura o lag emocional. Por ejemplo, los celos ¿Son hoy necesarios los celos para mantener una pareja a largo plazo si las parejas a largo plazo están en periodo de extinción? El caso es que la evolución no puede operar hacia atrás y procedemos de un linaje de homínidos celosos que usan distintas estrategias según el sexo (los hombres la intimidación, las mujeres el control), lo que significa que no podemos evitar sentir celos cuando somos expuestos a ellos (y a veces sin necesidad de exposición). de manera que aunque los celos ya no sirven a su propósito original no es probable que desaparezcan de nuestro catálogo conductual. Representan a nuestro cerebro reptiliano.

No cabe ninguna duda de que la expresividad emocional es innata, así los padres suelen identificar bien pronto las emociones predominantes en sus hijos, suele decirse que este bebé es miedoso, este otro “tiene muy mala uva”, aquel es muy celoso, etc. Dicho de otra manera cada niño trae en su patrimonio genético una paleta de emociones preferidas y son las que usará siempre que desee algo de los demás, pues al margen de sus ventajas evolutivas las emociones sirven para otras cosas: sirven para salirnos con la nuestra o para evitar ciertas experiencias temidas, pues a todos nosotros nos gusta ganar y tenemos un cerebro que refuerza a través del sistema de recompensa nuestros éxitos que muchas veces socavan el éxito de los demás o simplemente resultan o se dan por vencidos.

De manera que la causa próxima más importante de la expresividad de nuestras emociones es la maximización de nuestros deseos.

El problema que tienen nuestros deseos es que muchas veces entran en conflicto con los deseos de los demás, es frecuente que nuestras emociones colisionen con las emociones de algún otro y aun más: que surjan nuevas emociones como resultado de esta colisión. Los ejemplos más conocidos de conflictos son los que se derivan de la relación entre padres e hijos. Sucede que los adultos tienen más poder y autonomía que los hijos y los hijos tienen una dependencia muy importante de los padres lo que da lugar a fuertes focos de conflictos durante la crianza.

Pues cualquier emoción ha de confrontarse al fin y al cabo con otra emoción procedente de otro ser humano y a veces contra otro ser humano absolutamente dependiente de nosotros como es el caso de un bebé que puede convocar emociones antagónicas como la rabia, el miedo, la pena y la compasión.

Las emociones mal gestionadas pueden llegar a enfermar a los individuos concretos, la razón de esta disfunción hay que ir a buscarla a dos clases de actitudes:  las represoras y las facilitadoras. Ambas actitudes son errores en la crianza y cada niño debe de tener una intervención personalizada (me refiero a una intervención no profesional), una educación distinta, a unos hay que animarles y a otros desanimarles, aunque evitando siempre la censura de las mismas o identificando a la emoción concreta con el sujeto, entendiendo que las emociones deben modelarse, algo que se lleva a cabo estableciendo limites claros y firmes. Sobre todo es necesario comprender que de las emociones se extrae siempre algún tipo de aprendizaje, son resortes que nos impulsan a aprender. Y que ciertos aprendizajes una vez establecidos son muy difíciles de extinguir sobre todo los que confieren ventajas añadidas, beneficios o prebendas, Se aprende antes a manipular que a multiplicar.

Así y todo tenia razón Freud cuando nos advirtió que el coste de la civilización suponía una represión de lo instintivo. El coste de vivir en sociedad siempre supone un privilegio para todos, pero impone a cambio un peaje emocional.

Y de eso precisamente hablaré en mi próximo post donde abordaré -una vez más- las diferencias entre instintos y pulsiones, pues lo más paradójico de todo es que nosotros los humanos no tenemos instintos (o están muy debilitados a niveles corticales) pero tenemos por supuesto necesidades cuyo destino es convertirse merced a la simbolización en deseos.

Me propongo abordar en el próximo post una emoción con mala prensa como es la culpa: la primera emoción ética que aparece en los humanos.

Nota liminar.-

Y vale la pena discriminar las emociones de los sentimientos: por ejemplo el rencor o el deseo de venganza no son emociones sino que se encuentran a medio camino entre lo cognitivo, lo obsesivo y lo emocional. Para mantener el rencor hacia alguien es necesario un trabajo de elaboración que es fundamentalmente cognitivo y que excite nuestro sistema de recompensa. Dicho de otra manera: que procure placer por sí mismo. De modo que no debemos confundir las emociones con ciertos planes, pensamientos o montajes vengativos.

Las emociones son algo mas explosivo y primario que no invoca directamente lo cognitivo, se desvanecen apenas se formulan y no dejan rastros detrás de ellas, las emociones son como fuegos de artificio y lo importante de ellas es si son funcionales o disfuncionales, las emociones impregnan el hilo cognitivo pero no son el hilo cognitivo, excepto cuando se hacen disfuncionales.

 

Bibliografía.-

Tooby,J.,& Cosmides, L.(1990) The past explains the present: Emotional adaptations and the structure of ancestral environments. Ethology and Sociobiology,11,375-424.

Keltner, D.,&Haidt,J.(2001). Social functions of emotions. In T.Mayne & G.A. Bonnano (Eds.) Emotions: Current issues and future directions. New York:Guildford Press. (pp.192-213).

Gilbert P, Price J & S Allan (1995) La comparación social, atractivo social y evolución: ¿cómo podrían estar relacionados con las nuevas ideas en psicología?: La Revista Internacional de Teoría de la Innovación en Psicología, 13, 149-165.

La pulsión de muerte

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Los sistemas no colapsan se autodestruyen (Felix Rodrigo Mora)

Sigmund Freud escribió en 1900 un texto que tituló “La interpretación de los sueños” donde describe su concepto anatómico -en realidad tópico- del aparato psíquico. Son bien conocidos estos lugares (pues tópica es en realidad una palabra que señala hacia un lugar) que toman el nombre de inconsciente, preconsciente y consciente. Más allá de eso Freud adelanta otra versión -que llamó dinámica- presidida por un principio que denominó “principio del placer” y que trata de las relaciones que establecen entre si estas distintas entidades del aparato psíquico. La idea es muy intuitiva y consiste en seguir el rastro de aquello que entendemos como placer y placer es en realidad una descarga, una descarga de excitación. En esta idea viene comprimida otra sub-idea: la de que el exceso de excitación provoca malestar y tiende a la descarga. Toda motivación humana era -en esta época para Freud- coherente con este esquema: una excitación creciente que provoca malestar y que busca la descarga a través de las rutas del placer.

Pero la cuestión no acaba aquí, pues el displacer, el dolor, las emociones llamadas negativas como la culpa o la vergüenza o la angustia también buscan algo y ese algo que buscan es sobre todo la evitación o la ocultación. O dicho de otro modo un poco más completo: los humanos buscamos el placer para liberarnos de la excitación creciente al tiempo que evitamos el displacer. Placer y displacer comparten excitación.

Para obtener placer nos encontramos con dos adversarios, uno es el displacer y otro es “el principio de realidad”, tan robusto y potente que casi siempre se impone al principio del placer.

En 1920 y después de la primera guerra mundial, Freud escribió la que para mi es la mejor de sus obras, me refiero a “Más allá del principio del placer” donde elabora la segunda tópica, es decir añade a su primera clasificación, otras tres entidades: Yo, Ello y Superyó, pero como se puede ver en el esquema anterior, estos tres nuevos conceptos atraviesan a los otros tres anteriores aumentando la complejidad, así el Ello es siempre inconsciente pero tanto el Yo como el Superyó tienen parte consciente y parte inconsciente.

Freud escribió esta obra precisamente después de caer en la cuenta de que su primera hipótesis era en realidad algo inacabado y seguramente ingenuo. No sufrimos solo porque la realidad el principio de realidad” se imponga sobre el principio del placer  sino porque hay algo más. Este algo más le vino revelado por las neurosis de guerra. ¿Cómo explicar los síntomas de los traumatizados de guerra con su vieja teoría del “principio del placer”?, ¿Cómo explicar los síntomas del estrés postraumático?¿Por qué se repiten las escenas traumáticas una y otra vez?¿Cómo explicar el síndrome del superviviente?¿Por qué el insomnio y las pesadillas si la guerra ya terminó?, Habría que esperar a la segunda guerra mundial para que los psicoanalistas de segunda generación comenzaran a tratar a los veteranos traumatizados con la nueva técnica psicoanalítica.

Pero para entonces Freud ya habría descrito la compulsión repetitiva, es decir la tendencia a la reexperimentación de todo aquello traumático que no pudo procesarse de forma simbólica a su debido tiempo. Para Freud la compulsión repetitiva es característica de las neurosis y una franquicia de la pulsión de muerte.

Placer y goce.

El realidad el término “goce” (jouissance) no se debe a Freud sino a Jacques Lacan y aunque en castellano son sinónimos ambos conceptos son como las caras de Jano, cada una de sus trayectorias apunta en direcciones opuestas, aunque su propósito final sea el mismo: la destrucción del sujeto.

Esta tendencia a la destrucción del organismo (de todo lo vivo) que Freud calificó de tanática, es en realidad un principio físico que Freud no conocía: todo lo vivo tiende a su destrucción, todo lo orgánico tiende a lo inorgánico, la vida tiende a la muerte, pues la muerte es el gasto energético 0, entropía 0 (toda excitación es superior a 0)  y es precisamente esa cifra a la que tiende tanto la excitación del placer como el displacer. ¿No es la descarga de la excitación la que nos ofrece ese consuelo que llamamos placer o en otro orden de cosas lo que hacemos para lidiar con el displacer?

Freud añadió además otro recorrido dimensional a sus ya conocidas “tópica y dinámica”, les añadió otra proposición: la económica, algo que habla de cantidades, de proporciones. Si estamos vivos y nos mantenemos deseantes es porque predomina en nosotros la vida (la libido), Eros sobre Tanatos. Lo importante de la idea freudiana es que ambas tendencias: la entrópica y la neguentrópica van en el mismo paquete, o diho de una forma mas directa: todo lo positivo tiene su aspecto negativo, todo lo erótico tiene una parte agresiva, todo es dialéctico. No en vano en la mitología griega Eros y Tanatos eran hermanos, inseparables. En toda búsqueda de placer ha de haber un limite, traspasado el cual el placer conlleva dolor o enfermedad. Todo exceso tiene un peaje a veces mortal, otras veces se paga con la neurosis y el sufrimiento.

Imagínese que usted que vive en un país tiránico tiene la obligación de copular tres veces al día con su pareja. ¿Como cree que terminaría? Bueno, al principio es posible que no midiera bien las probabilidades de agotarse o simplemente de llegar a sentir aversión por tanto sexo, en cualquier caso usted no tiene más remedio que obedecer para evitar el castigo. Se trata de un experimento mental para entender que hay un más allá del principio del placer y con los términos morales cambiados en esa distopía, podemos observar que tanto si copula por propio interés como si copula para evitar el castigo su destino no es otro sino el marasmo y la muerte. No es extraño que las cosquillas que son un juego (erótico) se usen para torturar.

Podría poner otros ejemplos para ilustrar este doble mecanismo mediante el cual operamos consciente o inconscientemente. Hace poco un seguidor me preguntaba si podría poner un ejemplo para discriminar placer y goce. Le hablé de la envidia y de ese doble circuito:

Si usted envidia a alguien -estoy hablando de envidia y no de admiración que a veces es una sublimación de la envidia o incluso un fenómeno autónomo-. Me refiero a esa clase de envidias que son tan malignas y que precisamente por su malignidad son tan fáciles de detectar en los demás (no tanto en nosotros mismos). El doble circuito aquí sería el siguiente:

  • Me siento mal cuando las cosas a ese alguien le salen bien, cuando tiene éxito u obtiene algún beneficio que desearía para mi.
  • Me siento feliz y alegre cuando a ese alguien le salen las cosas mal, cuando fracasa en algo o incluso cuando está enfermo o desvalido.

Naturalmente estas dos envidias no son iguales, hay una envidia positiva (la primera) que es consciente y una envidia negativa moralmente que es inconsciente (la segunda). Que sea inconsciente o inmoral no significa que -en otro lugar- no genere un goce añadido.

“El placer es algo que se añade a la vida y el goce es algo que se sustrae a la muerte” (Jacques Lacan).

Pero aun existe otra posibilidad: la posibilidad narcisista que describí precisamente en este post. Decía allí que:

“Existen personas que no sienten envidia por los éxitos concretos de nadie -pues no están interesados en nada- sino que sienten envidia de que los demás tengan objetivos, se aficionen o se enamoren de algo y persigan un camino personal. Su apatía raya en la depresión pero en realidad no es una depresión sino una incapacidad para desear nada (de lo otro) que no tenga relación con el mantenimiento de su Yo grandioso”.

Nota liminar.-

La pulsión de muerte tiene poco que ver con el deseo de morir, no hay que confundir al suicidio con este concepto del que hemos hablado y que es la consecuencia física de la dinámica de todos los sistemas vivos. Vivimos en confrontación dialéctica continua con nuestras pulsiones libidinales y nuestras pulsiones tanáticas. A veces gana la partida una y a veces otra: por ejemplo el asesinato es una forma tanática de destruir al objeto con el que uno se identifica regresivamente o al objeto que impide el placer. Cuando la pulsión tanática se asocia al placer entonces hablamos de sadismo.

Bibliografía.-

Para bajar: Más allá del principio del placer (Freud. 1920)

 

 

Ellen West: infortunio y necesidad

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El cuerpo anoréxico es un cuerpo más allá del principio del placer (Recalcati)

Decía Hipócrates que existían dos clases de enfermedades: aquellas que son producto del infortunio y aquellas otras que son necesarias, es decir aquellas que se manifestarán obligadamente a lo largo de la vida del individuo.

Ellen West (1888-1921) fue una paciente de Ludwig  Biswanger  que fue tratada con el método de análisis existencial y estudiada a fondo y concienzudamente a través de la fenomenología. Su caso es muy importante para nuestra disciplina por dos razones: fue la primera anoréxico-bulímica de la literatura, mucho antes de que se incluyera esta enfermedad en los tratados ordinarios. No quiero decir que la enfermedad no se conociera con anterioridad -ya Lasègue había descrito la enfermedad en 1876- pero Lasègue pensaba que la anorexia mental era una forma de histeria (histeria gástrica) pero no le concedió carta de existencia clínica como un síndrome independiente, tampoco aportó mucho del historial clínico de las pacientes que trató.

La segunda razón de su interés procede del hecho de que Ellen fue tratada por los mejores clínicos de su época incluyendo a Kraepelin y Bleuler y recibió diagnósticos diversos desde esquizofrenia hasta psicosis maniaco-depresiva, fue ingresada en múltiples ocasiones y hasta llegar a Biswanger intentó dos análisis freudianos ortodoxos sin resultado. Biswanger tampoco consiguió curarla pero hizo un trabajo muy sistemático con ella y su marido (que era su primo) y que fue -de alguna manera- el informador principal y el que escribía su patografía, aportó sus poemas,cartas y mucha información sobre su esposa Ellen, hasta que se suicidó a los 33 años administrándose algún tipo de veneno. Aquí en este articulo puede el lector interesado conocer más sobre la historía de Ellen y leer algunas reflexiones sobre la terapia administrada por Biswanger quien era consciente de que Ellen terminaría suicidándose.

Ellen West y la pulsión de muerte.-

Los que leyeron mi post anterior ya saben a estas horas a qué nos referimos cuando hablamos de la pulsión de muerte y no existe ninguna enfermedad mental donde esa extraña pulsión resulte tan explicita como en la anorexia-bulimia. Ambas están emparentadas y una (la bulimia) es un dialecto de la otra (anorexia mental). Se trata de una enfermedad atípica si la comparamos con el resto de las neurosis pues comer hasta que el estómago reviente, rechazar la comida hasta el agotamiento, o vomitar lo ingerido indican, de hecho, una posición del sujeto que no es comprensible desde el punto de vista de la lógica positivista cuasi-natural.

Ni siquiera es comprensible apelando al viejo concepto de represión o a las patologías de la falta (neurosis y psicosis) o del regreso de lo reprimido, no es comprensible siguiendo los patrones de placer-recompensa ni mediante especulaciones psicoanaliticas clásicas. De hecho la sintomatología anoréxico-bulímica es una sintomatología desexualizada ¿Qué reprime la anoréxica? ¿Como es posible mantener la inanición sin que hayan graves perturbaciones de la mente como sucede en la sitiofobia, un rechazo de los alimentos por razones delirantes?. No, la anoréxica no reprime nada porque es precisamente la represión la que reinicia el inconsciente y el inconsciente en este sentido es su propio cuerpo, la paciente no presenta síntomas clásicos, ni alucina, ni delira ni tampoco presenta depresión en la mayoría de los casos, su psiquismo está sano exceptuando esa pulsión por la delgadez, ese horror a la obesidad, ese rechazo del cuerpo, si bien como veremos más tarde no es un simple rechazo del cuerpo sino un cuerpo desconectado de la experiencia consciente, un trastorno de la mismidad.

El cuerpo anoréxico-bulímico es, un cuerpo que muestra la irreducibilidad del goce a la dimensión naturalista-hedonista del placer (Recalcati).

Algunas anoréxicas presentan un trastorno especial: una distorsión del esquema corporal, lo que señala en la dirección de que el problema de la anoréxica es el cuerpo, es como si la anoréxica hubiera encontrado un goce, un placer intransferible en la dieta y la inanición, un hallazgo personal que algunas veces encuentra por casualidad, otras por imitación y otras por necesidad. De modo que se puede llegar a ser anoréxica por muchos motivos y de hecho si apelamos a la teoría de las estructuras psicoanalíticas, las anorexias no son una nueva estructura intermedia entre las neurosis y las psicosis sino que existen anorexias neuróticas y anorexias psicóticas.

Ellen West era una anorexia psicótica. Hipócrates diría que era una enferma por necesidad.

¿Qué es una estructura?.-

Observe esta palabra: “Do”. ¿Qué es Do?

Puede ser tres cosas: una nota, un acorde (mayor o menor) y un símbolo de la tonalidad que en la armadura no contiene ninguna alteración. Estamos entonces en el tono de Do.

Observe ahora esta palabra: “narcisismo”. ¿Qué significa? como en el caso anterior la palabra es polisémica. Puede ser 1) un mito 2) un conjunto de rasgos de la personalidad presididos por la autoimportancia, la soberbia y el egocentrismo y 3) una estructura, un símbolo de la tonalidad que se caracteriza por el rechazo del otro y una inflación del Yo. (En este post puede repasar este concepto).

¿Es la anorexia-bulimia una patología narcisista?

Hace algunos años sostuve en un congreso una discusión muy interesante sobre esta cuestión. Mi idea era que la anorexia mental era la forma en que la histeria de hoy se manifestaba más allá de sus síntomas nucleares como la conversión o el ataque histérico. La conversión ya no existe apenas en la clínica y la evidencia está del lado de considerar que algunas formas de anorexia son en realidad imitaciones de otras anoréxicas, la anorexia se contamina a través del arquetipo apolíneo de la delgadez.

Mi idea de entonces no pretendía negar la evidencia de que la anorexia mental era bastante distinta de la histeria sino que tenían un perfil epidemiológico similar. Era más frecuente en mujeres y una había aparecido cuando la otra ya estaba en declive. Naturalmente existen las anorexias histéricas tal y como había señalado su descriptor Lasègue, pero unos años más tarde otro psiquiatra llamado Pierre Janet añadió otra etiología: la obsesiva que llamó psicastenia, de modo que tenemos ya dos perfiles neuróticos como base causal de la anorexia: las histéricas y las obsesivas.

La histeria desapareció casi inevitablemente de la clínica cuando la mujer accedió al mundo apolíneo del hombre y se distanció de su naturaleza ctónica, dionisíaca. Pero la naturaleza de la mujer es incoercible y el acceso a lo apolíneo, es decir a la razón y al Logos ha tenido consecuencias dramáticas para la identidad femenina, una de ellas es la conversión en criaturas obsesivas, orientadas hacia el deber y el perfeccionismo, algo que limita la creatividad y no consigue conectarlas con lo masculino que nació -paradójicamente- como un medio de alejamiento de la mujer. Todos los hallazgos culturales han sido obra de los hombres y un pretexto para defenderse de los sortilegios y la magia inaccesible de la mujer (de su propia madre), de manera que es poco probable que la obsesividad de las mujeres las lleve a encontrar su verdadera identidad ctónica y de los dioses terrestres que son en definitiva los opuestos a los dioses celestes que los hombres inventaron para huir del abrazo de lo femenino, del abrazo de Medusa que petrifica a los hombres.

De manera que en mi opinión existe una estructura narcisista que atraviesa las dos estructuras clásicas, la neurótica y la psicótica tal y como sostiene Otto Kernberg. Se trata de las formas más graves de la enfermedad, esas pacientes recalcitrantes como Ellen West que mienten, esconden comida, se purgan y parecen enloquecidas cuando no pueden controlar su peso y sus ingestas. Todo parece indicar que la carne, aquello que señala hacia el cuerpo es tomado como un objeto perseguidor y que solo la emergencia del hueso consigue tranquilizar a la paciente, una vida ascética y contemplativa donde el otro ha desaparecido y donde no parece haber inconsciente. Es el propio cuerpo el inconsciente.

Hay una extraña relación además de la metamorfosis corporal que observamos en estas pacientes, me refiero a la trascendencia, algo de lo que hablé en este post. ¿Pero en un mundo secularizado qué oportunidades hay para la trascendencia? Todo parece indicar que hay ciertas diferencias entre el ascetismo de las anorexias actuales y el misticismo de las anoréxicas medievales como Santa Catalina de Siena. El ascetismo actual es un ascetismo inmanente donde ha desaparecido el Otro de la fusión, el Otro de la sumisión, el Otro del poder fálico y solo queda un cuerpo alienado que no proporciona ningún placer sino que es portador de todos los horrores de la putrefacción, de la descomposición y del desmembramiento.

Y ahí no hay ningún placer, pero:

En toda renuncia al placer hay un goce.

 


¿Es normal la homosexualidad?

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Allan Turing 

Antes de seguir con este post contestaré inmediatamente a la pregunta. Afirmativo, la homosexualidad es normal, es decir no es una enfermedad, ni un trastorno.

Lo cierto es que ni la medicina, ni la psiquiatría, ni la psicología han podido aportar respuestas a esta pregunta. La psicología evolucionista por su parte ha presentado algunas hipótesis que tienen una evidencia muy débil y que se encuentran siempre con un problema que deriva de la siguiente pregunta ¿Por qué los homosexuales siguen existiendo si su descendencia es inferior a la del resto de la población?¿Se trata de una pregunta que también afecta a algunas enfermedades como la esquizofrenia, a las que se les supone un origen genético. Efectivamente, si la esquizofrenia tiene un origen genético y no es adaptativa a la vez que disminuye la fertilidad de sus miembros, no se comprende demasiado la supervivencia de tales genes. Se trata de la conocida paradoja de la esquizofrenia.

La homosexualidad representa una paradoja similar si la consideramos una condición genética. No es tampoco una perversión sexual (tal y como sostiene Otto Kernberg), la prueba es que una pareja de homosexuales puede sostener una famiilia, la crianza de los hijos a largo plazo y no tener ninguna complicación psiquátrica con más frecuencia que las heterosexuales. Es cierto que los homosexuales son más promiscuos que los heterosexuales pero este fenómeno puede estar relacionado con la inexistencia de hijos o parejas solidas en las cuales emerja el amor y la fidelidad a la manera de la pareja monógama. Por otra parte esta promiscuidad afecta a los varones pero no a las lesbianas más interesadas en la intimidad del nido que en los merodeos . Solo las mujeres bisexuales son más activas que la media de su género aproximándose a la frecuencia de los varones heterosexuales..

Por otra parte tenemos demasiados ejemplos de homosexuales ilustres, tanto en el mundo de la ciencia como en el arte, la filosofía, la medicina, la literatura o la ingeniería. Grandes hombres han dado testimonio de su talento. No parece razonable pensar en ellos como enfermos. La enfermedad precisa de “infirmitas”, es decir de una cierta infirmeza, o debilidad en la salud.

El gen gay definitivamente no existe y de existir seria un complejo de genes interactuando unos con otros de tal modo que nos resultaría imposible predecir qué combinación daría como resultado un fenotipo gay. Lo mismo sucede con la esquizofrenia lo que nos permite sospechar que existe un tipo de selección que no tiene como objeto al individuo concreto (evolución en cuatro dimensiones) sino más bien a la especie en su conjunto con el fin de asegurar su variabilidad aunque esa variabilidad disminuya la posibilidad de ser fértil. Otra de las hipótesis -esta más exótica aun- es la hipótesis del germen gay que aun posee menos evidencias.

De manera que hemos de cambiar nuestro punto de vista sobre las condiciones de selección natural. Es muy probable que existan otras fuerzas en juego, en este caso culturales que vayan más allá del “fitness”, es decir de la aptitud inclusiva. Supervivencia y reproducción no son las únicas fuerzas que intervienen en la selección natural. La evolución no sólo opera sobre rasgos genéticos sino también sobre rasgos conductuales, ambientales, mórficos y simbólicos.

En este momento la pregunta debería ser ésta. ¿Por qué la evolución diseñó cerebros homosexuales?

Naturalmente la respuesta a esta pregunta está en relación con la identificación de una o más ventajas. ¿Qué ventajas tienen los homosexuales por el hecho de serlo?

La ultima de las teorías evolucionistas se publicó recientemente: la idea es que la homosexualidad evolucionó por razones sociales y no sexuales. El autor de este articulo   sostiene que la homosexualidad es un subproducto de otra cosa:

“El sexo y la atracción gay pueden haber evolucionado porque las personas con cierto grado de atracción hacia el mismo sexo se beneficiaron de una mayor movilidad social, integración y vínculos sociales más fuertes entre personas del mismo sexo.

Esto puede sonar contradictorio, dado que las personas homosexuales están socialmente marginadas, excluidas e incluso criminalizadas en muchas sociedades.

Sin embargo, nuestro argumento aborda la evolución temprana de la sexualidad humana, no cómo fenómenos relativamente recientes donde la religión y las estructuras legales basadas en la religión han respondido a las minorías sexuales”.

Un ejemplo estaría relacionado con ciertas etapas de la humanidad que han sobresalido por sus hallazgos estéticos, científicos o culturales en general. Grecia y el Renacimiento son dos casos donde la homosexualidad estaba tolerada

En el siguiente post me propongo indagar precisamente en esta dirección y  relacionarla con esta idea: la homosexualidad es una conducta que evolucionó por razones culturales desde algún lugar donde la heterosexualidad era la norma y que no es ajena a la evolución de la belleza, del arte, del amor o de la religión”.

Dicho de otra forma: necesitamos saber no tanto las razones o causas de la homosexualidad sino más bien cómo evolucionó la sexualidad humana y sobre qué ejes fluctuó en distintas épocas.

Personalmente me inclino a pensar que uno de los hitos evolutivos de la sexualidad humana son la invención de la belleza y el amor. No pudo haber amor antes de que se descubriera la belleza, una característica dual: hay una belleza femenina y una belleza masculina, del mismo modo que hay un amor hetero y un amor homo. La belleza y el amor pudieron representar la fusión que el cerebro llevó a cabo en su dialéctica perpetua en la guerra de sexos: masculino-femenino, vertical-horizontal, lineal-redondo, alto-bajo, cerebro-cuerpo, nature-nurture,  lo apolineo-dinonísiaco o lo robusto y lo grácil.

Haciendo un ejercicio de ingeniería inversa podríamos pactar que los cerebros actuales están más balanceados que nunca, tanto hombres como mujeres presentan características biológicas de ambos géneros. En general es cierto que se ha roto la polarización clásica y que los esquemas clásicos e rasgos típicos para cada sexo están evolucionando hacia un cerebro isosexual.

Hay dos razones evolutivas para que los individuos se muevan cada vez mas hacia el centro de esa campana: la selección sexual y la hipótesis de la domesticación. Pero hay otras razones que no son evolutivas sino antropológicas: huir de la Gran Madre y de sus arquetipos devoradores es tarea tanto de hombres como de mujeres y es una explicación de porqué la misoginia es fundacional en nuestra especie

 

Nota liminar.-

Evolución en cuatro dimensiones según Jablonka y Lamb

Así , en esta web los autores del articulo dicen citando a Jablonka y Lamb (Evolution in 4 dimensions):

La idea de que una especie posea un rasgo determinado lleva consigo la idea de que este rasgo debe tener cierto soporte hereditario que lo transmita de generación en generación. Desde hace poco se está empezando a dejar atrás el error de pensar que el soporte es exclusivamente genético. Sin embargo, se está estableciendo la idea de que existen otras formas de transmisión hereditaria. Según Eva Jablonka y Marion Lamb, existen otras tres vías de evolución además de la genética: la vía epigenética, la vía conductual y la vía simbólica [Así, los rasgos no son genéticos o adquiridos, o genéticos al X% y adquiridos al (100-X)%, sino el resultado la interacción continua de dos tipos de información, la genética y la del entorno, donde el entorno se compone del entorno de cada célula del organismo (epigenético), el entorno del embrión, y el hábitat y el entorno social.

Aqui hay un buen artículo sobre el libro de Jablonka y Lamb.

El ojo y el laberinto

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Nuestra tarea no es otra sino socavar el poder de la Gran Madre

Erich Neumann

Ahora que estamos en vísperas de carnaval, una fiesta dedicada a lo dionisíaco, al caos, al sexo y a la confusión de sexos, me parece un momento idóneo para hablar de esa tensión, esa dialéctica eterna entre lo femenino y lo masculino, entre lo terrestre y lo celeste, entre lo recto y lo curvo, entre naturaleza y cultura, entre Apolo y Dioniso.

La Venus de Willendorf

No cabe ninguna duda de que mujer y naturaleza se encuentran unidas por vínculos de toda clase, fundamentalmente por uno de los misterios más robustos de nuestra especie: me refiero a la fertilidad, al misterio de la fertilidad. Y para ello voy a referirme a la Venus de Willendorf, una estatuilla paleolítica de indudable interés que señala hacia nuestros primeros cultos que fueron eminentemente ctónicos.

Como puede observarse la llamada Venus de Willendorf tiene poco de la belleza idealizada de la Venus de Boticelli, carece de belleza alguna, representa a una mujer obesa, con grandes pechos y abdomen, piernas cortas y sin ojos. Probablemente en el paleolítico las mujeres lucían de esta forma, al menos las mujeres adultas, no es de extrañar que las niñas ya antes de la menarquia fueran requeridas sexualmente. El resto de su vida la pasarían embarazadas y sometidas a toda clase de riesgos derivados de sus partos, así como vinculadas a sus crías de por vida, de esa manera que los evolucionistas llaman “la cruel atadura”. Una vida corta, brutal, llena de calamidades y poco envidiable la de estas primeras mujeres que -no obstante- representaban el primer misterio: el misterio de sus embarazos. ¿Cómo quedaban embarazadas las mujeres? las primeras teorías sobre el embarazo son reproducidas por los niños actuales de pocos años: algo que comieron o algún insecto que les picó. Salen del vientre pero ¿cómo entran los niños ahí?

No es fácil de relacionar el coito con el parto pues entre ambos pasan 9 meses, es decir no hay relación de causa-efecto. Así y todo en algún momento de la prehistoria alguien caería en la cuenta de que el coito era la causa del embarazo. Se trató de un hallazgo esencial, como esencial fue el hecho de que la regla de la mujer pasara de ser solar a lunar (28 días), un cambio que tampoco sabemos como sucedió pero que contamos como uno de los grandes hitos de la evolución.

Pero el misterio original sufrió una cierta metamorfosis, ya no era solo un misterio que atañía a las mujeres sino también a los hombres, sin coito no había niño. Así y todo el vientre materno -ese laberinto- con sus estrecheces, sus canalizaciones y su aparato genital externo tan diferente del macho, -proyectivo, antigravitatorio y cinético- se mostraba pudoroso, escondido en el vientre, agazapado y sometido al enigma. ¿Qué hay dentro de un vientre femenino? Jack el destripador se hizo la misma pregunta y cualquiera de nosotros que hayamos tenido un caballito de cartón sabe a qué me refiero.

Algo probablemente amenazante que puede devorar a quién se arriesga demasiado, aguas encharcadas, ciénagas (como el arquetipo de Escorpio), un monstruo que devora a los hombres, una serpiente enraizada en su vello púbico. ¿No es cierto que el pene desaparece cuando es introducido en la vagina? ¿Tiene dientes la vagina? ¿Puede el pene desaparecer dentro de ese orificio?

La mujer no seria espiritualizada sino después de su paso por el agua como sucedió con Afrodita.

En su origen lo femenino estaba presidido por lo terrestre, la naturaleza, lo lunar y su fascismo, pues no hay nada tan fascista como la naturaleza, todo en ella es designio y determinación y el hombre aspiraba a ese conocimiento, a ese misterio y al mismo tiempo temía a esa fuerza de la naturaleza que era la mujer. E inventó la cultura, que es solar, celeste, una linea recta, el falo y sus monolitos, el ojo que todo lo ve y que dirige la mirada al cielo, a Horus. Según Camille Plaglia la egipcia fue la civilización donde se logró una primera síntesis entre lo femenino y lo masculino.

Y esta Nefertiti es la imagen que mejor representa lo femenino de esa época. Todo cabeza, sin cuerpo (solo busto) y con ojos aunque uno de ellos esta velado (no sabemos si a consecuencia de algún accidente o porque ya se diseñó de este modo), en cualquier caso Nefertiti es bella porque tiene ojos, y los ojos están hechos para ver algo que a la Venus de Willendorf no le hacía falta pues aun no se había inventado la idea de la Belleza.

No es que sin ojos no se pueda ver, es que sin ojos no hay Belleza para admirar.

Pero los arquetipos siguieron evolucionando o mejor: los hombres fueron hacer evolucionando esos arquetipos al gusto de cada época. Eso mismo le sucedió a Artemisa.

Artemisa es originariamente una deidad femenina procedente de Efeso (en la Turquia actual), es decir no era griega, pero los griegos adoptaban como es sabido deidades de pueblos cercanos y las asimilaban al culto y al gusto helénico. Eso mismo sucedió con Atenea y con el mismo Dioniso. Como podemos observar en esta escultura Artemisa era una deidad dedicada al culto de la maternidad, se encuentra llena de ubres y de testículos, era pues una diosa partenogenética como muchos de los dioses olímpicos: capaz de embarazarse a si misma, una facultad al alcance de otros dioses como Zeus que celoso de esta función generadora de la mujer parió a Atenea después de un violento ataque de migraña: Atenea es pues hija del padre, solo del padre y es capaz por esta razón de escapar del maleficio materno. Es además una diosa virgen cuya castidad es una forma de escapar también de la influencia de los hombres, puede pues ayudarles en sus periplos como hizo con Ulises a la vez que tiene la potencialidad de ser ahora mujer y ahora varón, es pues un andrógino.

Artemisa es también un andrógino y es además casta como Atenea. Su castidad alcanza al ojo de los demás. Artemisa no puede contemplarse desnuda y quién lo hace ha de temer por su vida, por eso transformó a Acteón en un ciervo. Y así es representada en el panteón griego.

Es además hermana gemela de Apolo (el arquetipo de Geminis), su alter ego. Reivindica constantemente su pertenencia y sus derechos de diosa similares a los de su hermano Apolo. Artemisa es la diosa apólinea de Grecia, pero no hay que olvidar su pertenencia terrestre, se trata de una evolución de la diosa de la fecundidad de Efeso, solo que no quiere ser más fecunda sino con su arco y sus flechas, los romanos la adoptaron como Diana y le otorgaron el poder de la caza, un trabajo muy masculino donde la diosa se reivindica como hoy hacen las artemisas del fútbol.

Artemisa quiere una igualdad por arriba, y se compara naturalmente con su hermano, el gran poder olímpico, pero su culto está relacionado con el parto: es la diosa de las comadronas, y representa la aloparentalidad es decir el sentimiento de ayuda hacia las otras mujeres sobre todo en las tareas de parto, el amamantamiento y la crianza: es su parte femenina heredada de su antecesora mítica, la de Efeso. del mismo modo Atenea es también la protectora de las tejedoras, aunque en Grecia la rueca tenia otro componente relativo al destino de los hombres. Atenea era la gran tejedora del destino de los héroes en Grecia.

Pues parece tal y como nos contó Neuman que el destino o la tarea del hombre y la mujer (es decir de la humanidad) es separarse de la madre. Y cuando digo la madre no me refiero a la madre carnal de cada cual sino al arquetipo ambivalente de la Gran Madre. Un arquetipo que con independencia de la madre que haya tenido cada cual, nos arrastra hacia su vientre, nos pretende reintegrar a su seno, nos devora, nos inmoviliza o nos petrifica como esos monstruos preolímpicos conocidos como las Gorgonas que curiosamente como podemos ver en la imagen de arriba tiene serpientes en su cuello aunque ahora si, mantiene los ojos bien abiertos y son grandes, hipnóticos y atractivos.

Lo que vale la pena recordar de este despliegue evolutivo de la consciencia es que el Origen siempre está presente en el Presente, es decir las consciencias anteriores ejercen una función de imán frente a la consciencia personal y tironean de ella como mecanismo de escape pero también como mecanismo de sublime integración.

La consciencia personal es recursiva, autoconsciente y dual. Disoció el mundo y desde entonces hemos de transitarlo con ciertos mapas que llamamos símbolos . A través de ellos nos abrimos paso en la complejidad de la realidad que hemos construido y de ahí nuestra vulnerabilidad. Somos muy frágiles cuando el repertorio simbólico se tambalea.

El símbolo nos separó definitivamente del determinismo puro y es esta la razón por la que la capacidad simbólica del cerebro humano fue seleccionada positivamente por la evolución: representa un avance, un ahorro de energía y una discriminación más detallada y sutil de la realidad externa. La simbolización es un hito que nos hizo más adaptativos y adaptables a la realidad, a nuestro medio ambiente.

Pero a cambio de esta ganancia hubo algunos inconvenientes: el principal de ellos es que algunas personas pueden confundir al participante con lo participado, “al oso con su huella”, sobre todo cuando la simbolización llega al paroxismo a través de la casi continua generatividad simbólica de los humanos modernos, mucho más después de la introducción del lenguaje y la escritura. A partir de ese momento -en que el símbolo se hace arbitrario- la simbolización precisó de enormes inversiones de discriminación, algunas personas sucumbieron y sucumben a esta confusión.

La mitología y los rastros que nos dejó en el arte son en este sentido una antropología y una psicología del hombre.

Bibliografía.-

“Sexual personae” (Las personas del sexo). Camille Plaglia. Arte y decadencia: de Nefertiti a Emily Dickinson.

Enfermedad psicogénica masiva (I)

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Los lectores de este blog saben que personalmente estoy inclinado a definir como “sociogénicas” a muchas enfermedades mentales contemporáneas, un ejemplo es la anorexia mental. Significa que ciertas enfermedades se “contagian” es decir se transmiten de persona a persona siempre que estas personas compartan un mismo sistema de creencias y vivan dentro de un contexto social similar.

Esta idea ha sido siempre “ninguneada” por la ciencia que se ha dedicado sumariamente a buscar explicaciones biológicas a todos y cada uno de los síntomas que presentan nuestros conciudadanos, no sólo eso sino que la ciencia ha desatendido también la psicogénesis de los síntomas mentales más comunes al atribuírselos a la genética, los procesos neuroquímicos o a oscuros planes de cerebros, sistemas inmunes o endocrinos alterados. Hoy, por ejemplo todavía leemos artículos que sostienen la idea de que los trastornos alimentarios y más concretamente la anorexia es una especie de condición biológica heredable por vía genética sin que nadie haya aclarado qué sentido evolutivo podría tener el disponer de genes dedicados a adelgazar y una vez conseguido este adelgazamiento seguir haciéndolo hasta la completa inanición.

El desplazamiento de la investigación hacia estos lares ha tenido consecuencias interesantes. Para mi el repudio de algunas cosas que sabíamos a través de la psiquiatría clásica: que la histeria se contagia o dicho de otra manera que el contagio es un efecto histérico de algunas enfermedades, pues la histeria es un protolenguaje que participa en muchas de las patologías mentales transmisibles y es por eso que afecta más a muchachas con edades alrededor de la adolescencia. Pues las muchachas son más sensibles a la sugestión por su propia idiosincrasia pro-social.

Precisamente hoy andaba leyendo un articulo sobre la prevalencia de la disforia de genero en Suecia y me he encontrado con que los diagnósticos de transexualidad han aumentado un 1100% y lo peor: los médicos están dispuestos a hormonar y a intervenir quirúrgicamente a los pacientes que así lo desean sin tener en cuenta los informes previos que son en cualquier caso obligatorios al menos en España.

Los autores señalan a la publicidad y sobre todo a la irrupción de las redes sociales y youtubers en esta “epidemia” de casos. Un adolescente puede llegar a pensar que la solución a todos sus problemas está en cambiar de sexo, tanto si es homosexual como si no lo es. El incremento se ha invertido en favor de las muchachas que pretenden cambiar de sexo al menos en los últimos años. Este es un ejemplo de sociogénesis, es decir de cómo se puede inducir en una población sensible la idea de “disforia de género” aun en aquellas personas que no dieron señales de tal disforia en la niñez. Dicho de otra manera: la disforia se puede inducir, pues es una explicación a malestares difíciles de entender para una mente tormentosa como son todas las mentes adolescentes.

Pero la lista de enfermedades transmisibles por imitación es bien conocida desde la antigüedad. Las epidemias de danzantes, las epidemias de suicidios, las epidemias de risa y más recientemente la epidemia de espasmos faciales de Le Roy, una comunidad al oeste de New York donde se produjo una explosión de casos, el articulo esta fechado en 2012.

En síntesis el fenómeno Le Roy es el siguiente: Katie es una muchacha, animadora de secundaria que al despertar de una siesta, supo que algo andaba mal. Su barbilla sobresalía incontrolablemente y su cara se contraía en espasmos. Todavía estaba temblando unas semanas más tarde cuando su mejor amiga, Thera Sánchez, capitana de uno de los escuadrones de animadoras de la escuela, se despertó de una siesta tartamudeando y luego comenzó a temblar, agitando los brazos y sacudiendo la cabeza. Dos semanas después de eso, Lydia Parker, también una estudiante de último año, estalló en tics y movimientos de brazos y zumbidos en los oídos.

Los números fueron in crescendo (12, luego 16, luego 18, en una escuela de 600) y, a medida que aumentaron, las filas de los pacientes llegaron a incluir a afectar a otras personas: chicas que no eran animadoras, chicas solitarias y que tenían tachuelas en los labios o pertenecían a alguna tribu urbana. Incluso había un niño y una mujer mayor, de 36 años.

Los expertos comenzaron a llegar a Le Roy ofreciendo explicaciones sobre el fenómeno, los maestros cerraron la escuela y los padres comenzaron a buscar un culpable: y el primer sospechoso en estos casos es algún tóxico, algún gas, algún herbicida, algo ambiental. se hicieron las denuncias pertinentes e incluso se pensó en que la escuela estaba construida encima de un terraplén donde se había derramado tiempo atrás tricloroetileno. Se comenzaron las pesquisas en este sentido pero no se hallaron ni gases, ni tóxicos nuevos o antiguos.

No deja de ser interesante comprobar que en ningún caso se apeló a nada parapsicológico o a la brujería. Muy cerca de allí en Salem había ocurrido algo similar esta vez en una pequeña comunidad de puritanos, aunque es cierto que en el siglo XVII. Hoy la ecotoxicidad parece haberle ganado la batalla al demonio.

La primera hipótesis de los expertos fue el socorrido estrés y /o trauma. Cuando los médicos le dijeron a la madre de Thera, que los tics de su hija estaban relacionados con el estrés, ella “estuvo de acuerdo”, me dijo. “Sé que tiene un corazón enorme y está herida”. Thera también tuvo un episodio de tics hace tres años. Pero cuando Phillips se enteró de que otras chicas tenían síntomas similares, comenzó a preguntarse si había algo más que estrés.

Recientemente hubo en Valencia y otros lugares una explosión de casos de desmayos y pseudoconvulsiones  en muchachas que tenían en común el haberse vacunado contra el papiloma. El caso fue estudiado por psiquiatras de Valencia pero la Conselleria pidió consejo a un comité de expertos que hubo que traer desde Francia.  Los expertos concluyeron que se trataba de un “síndrome paroxístico” que naturalmente no significa nada.

La historia de hizo mediática rápidamente, no solo en las noticias locales y nacionales, sino también en los blogs y sitios de Facebook y autismo dedicados a problemas de salud mental y medioambientales. El día después de que Katie y Thera aparecieron en “Today”, un neurólogo en Buffalo cuya práctica había visto a muchas de las niñas recibió luz verde para hablar sobre el diagnóstico: era un trastorno de conversión, dijo, lo que significaba que las niñas estaban subconscientemente convirtiendo el estrés. en síntomas físicos. Y debido a que muchos estudiantes padecían síntomas similares, también se consideró una enfermedad psicógena masiva, que es otra forma de decir histeria masiva.

Pero los padres no aceptaron el diagnóstico y criticaron al experto de haberlos insultado con tal diagnóstico: “Es una píldora muy difícil de tragar, ¿Estamos viviendo en el siglo XVII?” dijo el profesor de una de las chicas. Además, los niños siempre están estresados, y algunos de estos niños pueden haber estado menos estresados ​​que la mayoría. En la CNN, James DuPont, el padre de una niña afectada, dijo: “Muchos de estos niños simplemente tenían una vida feliz y normal”. Miller me dijo que no compró el diagnóstico, ni un poco. “Mi hija no ha tenido ningún trauma”, dijo. “Ella estaba feliz de seguir adelante. Ella estaba tan feliz como puede ser una niña de su edad.

Comenzaron a correr rumores sobre la calidad del agua y del aire, sospechas sobre ciertos cánceres que habían surgido en una misma calle, se levantó todo el suelo de la escuela, se revisaron todas las posibilidades pero la ira y el desconcierto de los padres no hizo sino aumentar. La sospecha generalizada era que los expertos ocultaban algo. Las televisiones apoyaban esta sospecha lanzando continuas proclamas y entrevistas que no hacían más que aumentar el nivel de desinformación.

Poco a poco cada familia fue tomando sus propias posiciones, unas fueron al neurólogo correspondiente, otras optaron por otros especialistas, y otras incluso creyeron en la teoría del PANDAS, en la creencia de que habían sufrido una infección estreptocócica. este ultimo grupo fue tratado con antibióticos y antiinflamatorios. Sin embargo había dos pegas para este síndrome 1) es muy raro y 2) no se contagia de persona a persona.

El retorno de la histeria.-

El repudio del diagnóstico de histeria ha tenido consecuencias muy graves para los pacientes que presentan síntomas de conversión como estas muchachas. Se trata de síntomas autolimitados que desaparecerán del mismo modo en que aparecieron sin saber porqué. La histeria sigue existiendo pero el peligro es la yatrogenia, es decir que al no considerar la psicogénesis del síntoma se acabe en una espiral de tratamientos médicos ineficaces y peligrosos.

Los síntomas histéricos se contagian y los médicos no sabemos porqué. ¿Cómo es posible que un espasmo salté de cuerpo en cuerpo y se constelen en otra persona? Probablemente es esta ignorancia la que determina que exista un rechazo de tal diagnóstico entre los profesionales y que haya desaparecido de los manuales donde el trastorno por conversión sigue existiendo pero sin explicar como se contagia de una persona a otra como es el caso que nos ocupa. Otra de las razones del rechazo del publico es la convicción popular de que los síntomas psicogénicos son autoprovocados, es como si uno mismo se provocara el malestar.

La cobertura sensacionalista del fenómeno hizo aumentar el numero de casos a la vez que se negaba una y otra vez el estrés como causa del fenómeno, pues efectivamente la palabra “estrés” es demasiado ambigua y ubicua y no explica nada.

Katie y Thera no negaban la existencia del trastorno de conversión en otras chicas de la ciudad, pero no ellas. ” No ” , dijo Katie. “Thera y yo definitivamente hemos tenido momentos en los que hemos estado estresadas, pero este no era el momento en que estábamos estresadas”.

Efectivamente el estrés no causa la conversión al menos no la conversión crónica que manifestaban las pacientes, el desencadenante puede ser algo tan banal como cualquier idea, sueño o fantasía en el paciente 0. El dilema entonces no es saber como empezó con Katie, sino como se transmitió al resto de la población afectada. Pero la madre de Katie:

Tenia un tumor y además  sufría de neuralgia del trigémino, una afección nerviosa que le causa un dolor insoportable en la cara. En las semanas previas a la cirugía, estaba tan enferma que a veces tenía problemas para levantarse de la cama. La cirugía se realizó solo una semana antes del inicio de los tics de Katie.

Katie pudo ver la línea de cuestionamiento que esa información podría provocar, por lo que rápidamente aclaró. “Ha tenido como 13”, dijo Katie sobre las cirugías. Si eso parece algo que podría ser difícil para un niño, Katie no es alguien que se preocupe por eso. “Estoy tan acostumbrada”, dijo, su voz se apagó en un enorme bostezo. “En serio, fue como un paseo por el parque”.
Donde se puede observar la “belle indiference” de la histeria. Dicho de otro modo Katie no admite el sufrimiento derivado de ver como su madre sufría. Aquí está la clave psicógena: lo que se reprime vuelve con otro disfraz.
No se admite el diagnostico de histeria pero vuelve constelándose a nivel colectivo.
En el próximo post hablaré de como se construye una histeria colectiva.

Enfermedad psicogénica masiva (II)

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La histeria no ha podido ni podrá ser nunca definida….por un médico (L. Israel)

La conversión histérica es un síntoma muy paradójico, clásicamente se ha considerado que afecta al sistema muscular estriado o bien al sistema sensorial, quedan fuera de esta apreciación los síntomas derivados de la fibra muscular lisa (asma, colón irritable) pero abarca a un buen numero de malestares sin explicación medica, como desmayos, pseudoconvulsiones, algias, parálisis, paresias, temblores, espasmos, cegueras, disfonias, etc.

No cabe duda de que las patologías de las muchachas de Le Roy que describí en el post anterior sufrían conversiones histéricas y si dije más arriba que la conversión histérica es paradojal es porque involucra algunas vías voluntarias en el cerebro, pero el paciente lo experimenta como algo totalmente involuntario. Ciertos estudios de neuroimagen han mostrado que existe una actividad cerebral superpuesta, pero claramente diferente, en pacientes diagnosticados con trastorno de conversión versus pacientes a los que se les pidió “simular” la misma enfermedad, en este caso un tobillo flácido, lo que sugiere “actividad mental más compleja” en pacientes con trastorno de conversión. 

La conversión no es pues una simulación pero el mensaje que va tras su descripción, lo que entiende el publico en general y también los médicos es que las pacientes histéricas fingen sus síntomas para obtener beneficios y es verdad que los obtienen y es precisamente por eso por lo que es tan difícil tratarlas pues para mejorar de una enfermedad hay que dejar de pelear para demostrar que es una enfermedad genuina. Esto mismo sucede con la fibromialgia y otras enfermedades sin explicación médica: los pacientes reivindican su condición de enfermos para obtener reconocimiento y escucha (fuera de las hipótesis psiquiátricas o psicológicas) pero no logran más que oscurecer su pronostico, medicalizando sus problemas e impidiendo su resolución y de ahí a la reivindicación y la querulancia hay solo un paso. La enfermedad no puede mejorar pues la mejoría no seria sino la prueba de su fingimiento anterior.

Eso mismo sucedió en le Roy, la multiplicación de casos no hizo más que dividir a la comunidad entre las que tenían la enfermedad verdadera, las estresadas y las fingidoras. Así:

“Estaban las niñas que estaban realmente enfermos (intoxicados por algo) y luego las niñas cuya enfermedad era “psicológica” y luego las niñas que estaban fingiendo para poder estar en las noticias. No importa cuántas veces los médicos explicaron que estos síntomas eran reales, algo que las niñas no podían controlar, la señalización con el dedo persistió. Una madre incluso entró en Facebook para acusar públicamente a la mejor amiga de su hija de fingir, antes de disculparse al día siguiente. “Si fingieran, me gustaría saber cómo pueden causarlo”, dijo Dave Watson, tutor de una de las animadoras afectadas”. 

El rechazo de la etiología psicológica en la conversión es casi siempre la norma. Ni los padres, ni las pacientes ni los médicos aceptan esta descripción y eluden utilizar el término clásico “histeria” por considerarle casi un insulto. Los médicos en general no tienen ninguna formación en trastornos funcionales y siempre derivan hacia lo orgánico, de hecho son los neurólogos los que se ocupan más profundamente de la conversión y los que más publican hoy. Los neurólogos dan -al parecer- menos miedo que los psiquiatras aunque gran parte de la patología que atienden es psiquiátrica después de cambiarles el nombre, por ejemplo a las pseudoconvulsiones les llaman hoy convulsiones disociativas y nunca citan a Freud. Hay que recordar que aun hoy Freud es un exiliado de la psicología académica y los negacionistas del psicoanálisis son mayoría tanto en la Universidad como en los Hospitales.

El síntoma conversivo es involuntario, inconsciente e intencional. En este post puedes ampliar estos conceptos para el diagnostico diferencial con los trastornos facticios o la simple simulación.

¿Cómo se contagian los síntomas conversivos?.-

Todo el mundo está de acuerdo en que el contagio está relacionado con la imitación. Todo el mundo sabe qué es la imitación, basta recordar como repetimos frases enteras, sentencias, gestos, incluso profesiones de nuestras figuras de referencia, sean padres, familiares o amigos, figuras en cualquier caso de referencia. Imitar es la base del aprendizaje y es una tarea que aprendemos ya en nuestra primera infancia: somos grandes imitadores y si tienes algún niño en su entorno basta observar como aprenden imitando.

Y es obvio que en el caso de las muchachas de Le Roy hubo imitación de síntomas aunque cada una por sus propias razones. Katie (la paciente 0) tenia a su madre con cáncer y una neuralgia del trigémino, su mejor amiga estaba viviendo con una nueva pareja de su madre, otras no convivían con sus padres biológicos, los divorcios de los padres eran muy frecuentes, etc. Cada una tenia un conflicto en su propia casa y la conversión es una forma regresiva de enfrentar conflictos pues permite invisibilizarlos u ocultarlos mientras se presta atención a otra cosa. De ahí el carácter económico del síntoma

Parte de lo desconcertante del caso Le Roy es que parece combinar dos fenómenos igualmente poco conocidos: el trastorno de conversión y la enfermedad psicógena masiva. Esa historia es algo inusual para la enfermedad psicógena masiva, que generalmente no se cree que se dirija a personas con antecedentes psicológicos particulares. Sin embargo, en otros aspectos, el caso en Le Roy es un ejemplo de libro de texto. 

La mitad de las enfermedades psicógenas masivas ocurren en las escuelas, y son mucho más comunes en mujeres jóvenes que en cualquier otra categoría. Simon Wessely, epidemiólogo del King’s College de Londres y presidente del departamento de medicina psicológica, estima que se producen cientos de brotes cada año en los Estados Unidos; solo en noviembre pasado, 22 estudiantes se enfermaron con molestias estomacales en un partido de fútbol en Houston, y nadie se dio cuenta fuera de las noticias locales. Las histerias de masa motora (espasmos, desmayos, tartamudeo) son más raras y llaman más la atención. En los últimos 10 años ha habido tres brotes de este tipo en los Estados Unidos, que Robert Bartholomew, un sociólogo especializado en el tema en el Botany Downs Secondary College en Auckland, Nueva Zelanda, dice que es un número sorprendente durante un período de tiempo tan corto. tartamudeo: son más raros y llaman más la atención. En los últimos 10 años ha habido tres brotes de este tipo en los Estados Unidos, que Robert Bartholomew, un sociólogo especializado en el tema en el Botany Downs Secondary College en Auckland, Nueva Zelanda, dice que es un número sorprendente durante un período de tiempo tan corto.

Las animadoras (en USA) con frecuencia aparecen en casos de enfermedades psicógenas masivas en las escuelas, en parte porque los brotes psicógenos a menudo comienzan con alguien de alto estatus social. Pero también podría ser que su unidad envidiable es lo que los hace más susceptibles. Como tiempo atrás sucedía en los conventos e internados.

¿Cómo podría reflejarse la enfermedad de una persona en las vías neuronales de otra persona, jugando un truco en la conciencia, convenciendo al huésped de que se originó en su propio cuerpo? En la última década, los científicos han comenzado a explorar el concepto de que las regiones de nuestro cerebro que alguna vez pensaron que activaban solo nuestra propia actividad o sensaciones también disparan lo que se conoce como neuronas espejo, incluyendo el fenómeno sinestésico tacto-espejo, cuando vemos que alguien más realiza una acción o siente una sensación. La enfermedad psicógena masiva podría considerarse como la versión desadaptativa del tipo de empatía que encuentra expresión en la sensación física real: el bostezo contagioso o las náuseas simpáticas o el hermano que se agarra el dedo cuando ve el sangrado de su hermano.

Ahora bien:

Ni la imitación, ni la empatía, ni la sinestesia tacto-espejo por si mismas no pueden explicar los casos de personas que no se conocen entre si, como el caso de la epidemia de suicidios o los casos de desmayos secundarios a la vacuna del papiloma. ¿Como funciona en estos casos el contagio?

Será en el proximo post.

Bibliografía.-

Robert Bartolomew “Epidemic Hysteria in Schools: an international and historical overview (2006) with Francois Sirois, Educational Studies”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Enfermedad psicogénica masiva (y III)

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Cuando vamos al médico nos hacen una anamnesis, significa que el médico nos preguntará no sólo que nos pasa aquí y ahora sino que intentará averiguar nuestras dolencias anteriores, nuestros antecedentes médicos. Es posible que tambien nos pregunte sobre nuestra familia y las enfermedades que padecieron o de qué murieron. Lo que es poco probable es que nos pregunte cuanto dinero ganamos, en qué cosas creemos, cómo nos divertimos, en qué barrio vivimos o si somos felices con nuestra pareja.

Sucede por una razón, el médico usa un modelo biomédico, que es de alguna forma reduccionista, no se interesa ni por nuestro psiquismo ni por nuestro contexto social. Es por eso que algunos psiquiatras han criticado este modelo y han pergeñado -con distinta suerte- otros modelos que incluyeran variables distintas a las biológicas. Eso hizo George Engel con su propuesta del modelo bio-psico-social.

No conozco a nadie que esté en contra de este modelo, otra cosa es cómo se articula en la practica medica y por eso algunos autores recomiendan incorporar algunos elementos de la teoría sistémica, de la ética y como no -en el caso que nos ocupa y como veremos más abajo- ciertas dosis de contención es un mundo con demasiadas oportunidades para decir nuestra opinión y no cabe duda de que el caso de le Roy fue uno de esos casos donde cada cual tiene su opinión como hoy estamos viendo con la epidemia de coronavirus.

Pero si traigo aquí este recuerdo sobre Engel es por una razón: era uno de los vecinos de le Roy, aquel pueblo donde se desencadenó aquella epidemia de casos histéricos de los que hablé en la parte I y la parte II de esta serie de post. Su influyente artículo de 1977 en Science argumentó que los médicos deberían evaluar las circunstancias de la vida, los antecedentes familiares, los niveles de ingresos y los hábitos diarios de los pacientes, además de su salud física.

Aquí dejo un pdf con una sucinta explicación del modelo que es en realidad un modelo jerárquico de sistemas de abajo-arriba que hay que considerar para hacer buena medicina, más abajo dejó el articulo original en la bibliografía.

Engel habría sospechado factores biopsicosociales en todas partes en Le Roy, una ciudad que cambió, como tantas otras en el oeste de Nueva York, cuando sus fábricas cerraron. El ingreso medio allí, incluso en 1980, era casi un 9 por ciento superior al promedio nacional; ahora está por debajo del promedio. Donde antes había casas unifamiliares propiedad de sus residentes, existe hoy un número de propiedades de alquiler superior al promedio, lo que significa una población más transitoria. Y los cambios en la estructura familiar de la ciudad siguen una tendencia particularmente pronunciada en las comunidades de clase trabajadora: más divorcios, más madres solteras. En 1980, Le Roy tenía menos madres solteras viviendo allí que en la mayor parte del país; ahora ese número también es más alto que el promedio nacional. Económicamente, “se ve una disminución en Le Roy, en relación con el resto del país”, dijo Andrew Beveridge, profesor de sociología en el Queens College y consultor en estadísticas del censo para The New York Times. “El cambio en la estructura del hogar, eso es bastante evidente”.

Y obviamente la epidemia de le Roy afectaba individualmente a chicas que cada una de ellas por su parte tenia sus buenas razones para estar pasando estrés en sus hogares. Este factor sistémico operaba en dos sistemas no biológicos: el sistema familiar y el comunitario. Para que exista una histeria colectiva o una enfermedad psicogénica masiva es necesario que exista una cierta uniformidad entre sus miembros: que compartan creencias y expectativas y que al mismo tiempo interactuen entre sí pues ya vimos en el post anterior que la imitación juega un papel causal en la extensión de esta “epidemia”. Lo que hay de común entre los casos, es la edad, el sexo y salvo excepciones, el compartir un mismo entorno educativo.

Un patrón común se definió en algunas -cinco- pacientes de le Roy:

Ninguna tenía relaciones estables con sus padres biológicos. Y el padre de una sexta niña había visto poco a su hija de secundaria hasta que su preocupación por los espasmos galvanizó su relación. Otro estudiante era un niño adoptado o acogido que cambió de hogar poco antes de que aparecieran sus tics; otro más está bajo la custodia de un hermano mayor. Otros dos tienen un contacto irregular con sus padres. Una joven que entrevisté estaba cerca de personas sin hogar después de que ella y su madre dejaron el remolque de su padre. Se están quedando con una amiga de una amiga mientras su madre, -que fue despedida dos veces en el último año-, trata de reunir el primer y el último mes de alquiler para poder obtener un lugar propio.

Dicho de otro modo: cada cual vivía su propia tragedia de desubicación y desprotección a su manera.

Pero hoy sabemos que la imitación puede darse sin que las pacientes se conozcan entre si, ¿Cómo si no explicar la epidemia de convulsiones de las pacientes vacunadas para el papiloma?¿Cómo se contagian los suicidios de personas que no se conocen?

Una explicación son las redes sociales y la facilidad con que se difunden ideas y formas de adquirir notoriedad entre los adolescentes. La imitación -como podemos ver hoy en Facebook o Youtube- no necesita la interacción directa entre los protagonistas. El “Me gusta” o el numero de seguidores han venido a sustituir a la mimetización de conductas de forma directa. Basta contemplar como algunos muchachos suben videos a YouTube para alardear de alguna “gesta” que aumenta su notoriedad aun cuando su proeza acabe en el juzgado.

Pero sin duda el autor que más sabe de estas cosas es un clásico francés llamado Emile Durckheim, un sociólogo que se especializó en el tema del suicidio y cuya obra muy citada pero poco leída es hoy fundamental para entender. Leámosle:

“Se considera la imitación como el último factor psicológico a tratar antes de poder pasar a hablar sobre las causas sociales del suicidio.

El fenómeno de la imitación se puede dar entre dos personas sin que a estas les una ningún vínculo social, o relación de cualquier tipo, es un fenómeno puramente psicológico e individual, y si llegamos a establecer que contribuye a determinar la cifra de suicidios, resultará que esta cifra depende directamente, total o parcialmente, de causas individuales.

En primer lugar hemos de definir la palabra Imitación que se usa normalmente para designar los tres conceptos siguientes:

Ocurre en el seno de un mismo grupo social, cuyos elementos todos están sometidos a la acción de una misma causa o causas semejantes, en virtud de la que todo el mundo piensa o siente al unísono; en este caso la palabra designa la propiedad que tienen los estados de conciencia, simultáneamente experimentados por un cierto número de sujetos diferentes, y obrar los unos sobre los otros y combinarse, de modo que crean un estado nuevo.

Necesidad que nos impulsa a ponernos en convivencia con la sociedad de la que formamos parte y de este modo a adoptar las maneras de pensar o de hacer que son generales en los que nos rodean. Son un ejemplo muy claro de este caso las modas y las costumbres.

Finalmente puede ocurrir que reproduzcamos un acto que pasa delante de nosotros o que conocemos, únicamente porque ha pasado delante de nosotros (hoy le llamamos efecto copycat) o porque hemos oído hablar de él, se copia por el simple hecho de copiarla. Así bailamos, reímos o lloramos cuando otra persona lo hace, es la imitación por sí misma.

Estas tres clases de imitación son completamente diferentes las unas de las otras.

La primera no puede ser considerada como un hecho de reproducción, ya que esta no se produce sino que surge de una síntesis de estados diferentes.

Solo podemos considerar la imitación propiamente dicha cuando un acto tiene como antecedente inmediato la representación de otro acto semejante, anteriormente realizado por otro, sin que entre esta representación y en la ejecución se intercale ninguna operación intelectual, explícita o implícita, que se relacione con los caracteres intrínsecos de los actos reproducidos, esta es la definición que se debe emplear cuando se trata a la imitación como influencia en el suicidio.

Durkheim opina que no hay duda de que el suicidio y también otros fenómenos como los crímenes de pareja íntima, se comunican por contagio, y relata numerosos casos en los que en lugares donde una persona se ha suicidado después otras de su alrededor lo han hecho también, pero es frecuente atribuir a la imitación cierto número de hechos que pueden tener otro origen, esta es la causa de los que se han tomado a veces por suicidios obsesionales.

Estos suicidios en masa no parece que tengan por origen una o dos causas individuales, si no que más bien parecen resultar una resolución colectiva, más que una simple propagación contagiosa. La idea no nace de un sujeto en particular para extenderse a los otros sino, que es elaborada por el contingente del grupo que, colocado por entero en una situación desesperada, se sacrifica colectivamente a la muerte.

Generalmente para poder imputar la imitación no basta con comprobar que los hechos se produjeron en el mismo momento y en igual lugar bastante número de suicidios, que pueden ser debidos a un estado general del medio, y por lo tanto ser el resultado de una disposición colectiva del grupo, que se traduce bajo un suicidio múltiple. , por lo tanto hemos de distinguir también entre contagio y epidemia, esta es un hecho social producido por causas sociales; El contagio consiste en un encadenamiento más o menos repetido de unos hechos individuales.

Si la imitación es una fuente de fenómenos sociales se debe testimoniar su efecto sobre el suicidio, especialmente, puesto que no existe ningún hecho sobre el que tenga mayor imperio.

Si esta influencia existe debe de sentirse sobre todo en la distribución geográfica de los suicidios, hay pues que consultar el mapa, pero esto ha de hacerse a través de una metodología.

Para poder afirmar que una tendencia se extiende por imitación es preciso que se le vea salir de los ambientes donde ha nacido y extenderse en actos que por si solos no tengan capacidad para producirla.

Ante todo no puede haber imitación si no existe un modelo al que imitar, y no hay contagio si no existe un foco donde el fenómeno tenga su máxima intensidad.

Si Engel hubiera leído a Durckheim hubiera disfrutado tanto como si fuera un sistémico moderno y hay que saber que la teoría sistémica no se conocía cuando Durkheim -mas conocido por el efecto Wherter- expuso sus conclusiones.

Dicho de otra manera: no es necesario invocar ni la imitación, ni el contacto intimo entre los pacientes.

Pero en el caso que nos ocupa: si había un modelo al que imitar, Katie y si había un foco donde el fenómeno tuviera su máxima intensidad.

Obviamente Katie era lo que suele llamarse, un chica muy popular, su primera imitadora fue su mejor amiga y le siguieron las componentes del equipo de animadoras. De ahi se difundió a toda la comunidad, incluyendo a muchachas y  muchachos que no estaban en la escuela. Para explicar el fenómeno de le Roy, un fenómeno de contagio histerico de una epidemia de espasmos sin razón médica.

Elaine Showalter ha sugerido que para que se den epidemias histéricas son necesarias algunas condiciones:

  • Un foco donde el fenómeno sea mas intenso
  • La irrupción de médicos entusiasmados que propongan explicaciones comprensibles para la población como por ejemplo la hipótesis ecológica (intoxicación, gas, veneno)
  • Sobreexposición y sobreinvolucración mediática.
  • Descontento y sospecha generalizada de la población respecto a dudas o incomprensión de los mecanismos explicativos. Las autoridades no dicen la verdad.
  • Escalada de despropósitos y fragmentación de la unidad comunitaria: cada familia busca sus propios tratamientos.

Y esto es lo que sucedió en le Roy: el publico no quiere saber nada cuando se les habla de conversión histérica (aun ocultando la etiqueta histérica) o de psicogénesis.

Debe ser por eso que algunos trastornos conversivos se cronifican, por eso y por las prebendas que acumulan los pacientes.

Beneficio secundario le llamó Freud.

Bibliografía.-

Engel GL: The need for a new medical model: a challenge for biomedicine. Science 1977;196:129-136.

Engel GL: The clinical application of the biopsychosocial model. Am J Psychiatry 1980;137:535-544.

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